Tras disfrutar con la serie y escribir el artículo La maldición de Hill House, pensé que sería un buen momento para repasar The Haunting (La guarida) (The Haunting, Jan de Bont, 1999), película que no había vuelto a ver desde que se estrenó en cines.
Algo que sí recordaba sobre este film de finales de los 90 es que por una vez mi opinión coincidía con la de la mayoría, considerando La guarida un fracaso artístico. Hasta la protagonista Lili Taylor, conocida por su trabajo en el cine independiente, juró no hacer otra película en Hollywood tras ver el resultado final del proyecto. Volviendo a verla hoy día mi opinión original se ve reafirmada, aunque ahora tengo más recursos para explicar por qué es una mala película de terror.
Sobre el papel todo apuntaba al éxito según la mentalidad hollywoodiense: basada en un clásico de la literatura que ya había servido de base para una de las mejores películas de terror de la historia del género, La casa encantada (The Haunting, Robert Wise, 1963); un reparto de estrellas encabezado por Liam Neeson, Catherine Zeta-Jones, Lili Taylor, Owen Wilson y una breve aparición de Bruce Dern; el director Jan de Bont había dirigido dos títulos muy taquilleros previamente. ¿Qué fue mal?
Los problemas principales tienen su raíz en el guion. Al parecer, a mediados de los 90 Stephen King propuso a Steven Spielberg una nueva adaptación de la novela de Shirley Jackson, de la que King es muy fan. El guion de King fue rechazado, el genio de Maine lo convirtió en la entretenida miniserie Rose Red (Craig R. Baxley, 2002), para empezar la inevitable retahíla de guiones y reescrituras, siendo acreditado en pantalla David Self, en el que fue su primer guion producido. Repito: Stephen King - guion rechazado, principiante que no había hecho nada - guion aceptado.
El guion se toma muchas libertades con la novela, es bastante infiel e inventa muchos detalles argumentales para la película. Lo cual no sería un problema si los cambios sirvieran para mejorar la traslación a la pantalla de la historia, me remito de nuevo a la serie La maldición de Hill House. Pero no es el caso. Los cambios hacen que todo resulte muy forzado y excesivamente conveniente. La razón por la que los personajes acaban en la casa (un estudio sobre los efectos del miedo) no tiene mucho sentido ni utilidad científica. Eso sí: se hacen muchas referencias contemporáneas, para que sea una película moderna y actual. Pero el máximo problema es que se cambió el tono y el estilo de la historia para una idea muy hollywoodiense de lo que da miedo: cero atmósfera y muchos, muchos ruidosos y aparatosos efectos visuales.
Los efectos visuales por ordenador son una herramienta. Y como todas las herramientas se ha de saber cómo usarla, cuándo usarla y dónde usarla. La mejor manera actualmente de usarlos es mezclar efectos prácticos con efectos visuales, de modo que se puedan tapar las carencias de uno con los elementos fuertes del otro. Sobretodo si, como sucedía a finales de los 90, la tecnología estaba en pleno desarrollo y todavía no tenía la capacidad de verosimilitud que tiene actualmente. Por ejemplo, tres años antes de La guarida Peter Jackson estrenó Agárrame esos fantasmas (The Frighteners, 1996), una película que utiliza un gran número de fantasmas. Para crear estos fantasmas, Jackson filmó actores maquillados frente a una pantalla verde y luego los añadió a la imagen principal, creando personajes etéreos y creíbles dentro de la acción. En el film de De Bont, los fantasmas se crearon usando solo animación digital, así que tienen un aspecto muy falso de dibujos animados que no encaja con la acción real. Además, hay momentos muy ridículos que pretenden ser inquietantes por culpa de la excesiva utilización de efectos visuales.
Esta manera de entender el cine y el género provoca que, a pesar de su gran diseño de producción, La guarida es un film que deja frío, indiferente. No provoca ni miedo ni suspense, todo es demasiado falso y grandilocuente desde el primer minuto como para crear una atmósfera envolvente.
Un ejemplo más claro de a lo que me refiero. Una de las escenas más memorables del film de Robert Wise, sacada de la novela de Jackson, es cuando Theo y Nell escuchan aterradas unos extraños ruidos y Nell se queja de que Theo le apreta la mano con demasiada fuerza, a lo que Theo responde que no le está cogiendo la mano. Una escena imitada y copiada centenares de veces. En el film de Jan de Bont esto se traduce en: explosión de cristales que tira a Nell de la cama, sola en la habitación, que dice "¿quién me cogía la mano?" levantándose del suelo, con la frase casi tapada por el sonido del cristal y sin que en ningún momento se viera o se aludiera a que Nell le estaban cogiendo de la mano. Es como si hubieran añadido la frase en el último minuto pensando que era algo que la gente recordaba pero sin considerar si tenía sentido en la escena.
En definitiva, La guarida es un perfecto ejemplo de personas trabajando en un género sin conocerlo bien. El resultado, un film mediocre sin interés.
2 comentarios:
¡Hey buenas! Siempre confundo esta película con House of Haunted Hill, que se estrenó más o menos por las mismas fechas (si no me equivoco) y tampoco me pareció mucho más. ¿Sabes si también se basaba en la novela o sólo cogieron el nombre de la colina para aprovechar? Es como un juego de palabras de la misma novela...
Por cierto, estoy con la serie de Netflix y estoy maravillado (y eso que voy por el capítulo 5). Después de leer tu crítica he descubierto eso de que aparecen fantasmas en planos secundarios, en momentos normales o diálogos... y me va a tocar volver a verlo todo.
Sigo siendo muy fan de tu blog, aunque ahora comente menos ;)
Pues mira, por el estreno de House on Haunted Hill esta peli se estrenó como The Haunting y no The Haunting of Hill House como la novela, para que el público no las confundiera. House on Haunted Hill es un remake de la peli de William Castle La mansión de los horrores (mismo título en inglés). La peli de Castle se estrenó el mismo año que se publicó la novela original de Shirley Jackson, así que creo que es más bien una casualidad la similaridad en títulos, muy genéricos para referirse a casas encantadas.
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