30 jul 2022

El sexo de la bruja (Il sesso della strega)

 

A veces, la línea que separa la genialidad de la torpeza es muy fina. Por ejemplo, el film de Elo Pannacciò El sexo de la bruja (Il sesso della strega, 1973). Sobre el papel, debería tratarse de un giallo con un argumento bastante común, pero la manera en que se desarrolla este argumento no es nada ortodoxa, por decirlo suavemente, lo que hace de su visionado una experiencia única.

El patriarca de la familia Hilton muere en su gran mansión, rodeado de la familia que le queda. La lectura del testamento implica que la mayor parte de la riqueza va a parar al hijo mayor, pero en caso de muerte se iría repartiendo con el resto de hijos. Por supuesto, esto da a pie a que un misterioso asesino empiece a podar las ramas del árbol familiar. Hasta aquí, todo normal, una trama giallo o de intriga bastante habitual. Pero el desarrollo es de todo menos habitual. En una entrevista, la actriz Camille Keaton, una de las protagonistas, lo único que recordaba del rodaje de esta película es hablar con el resto del reparto para ver si alguien sabía de qué iba la historia. Al parecer, ningún miembro del reparto tenía ni idea de qué trataba la película, simplemente rodaban las escenas que les indicaban y seguían adelante con el rodaje, que teniendo en cuenta el presupuesto no debió ser muy largo.

Uno de los detalles que añade mayor confusión al desarrollo, además de contar con uno de los inspectores más inútiles que recuerdo ver en una cinta del género, es el añadido de escenas supuestamente eróticas, muy atrevidas para la época. Si bien unas gotas de erotismo eran habituales en el giallo, en el caso de El sexo de la bruja, el grueso de estas escenas, protagonizadas por Franco Garofalo, al que muchos recordaréis por su memorable papel en Apocalipsis caníbal (1980) de Bruno Mattei, y Marzia Damon, los criados de los Hilton, parecen añadidas a posteriori para alargar el metraje y hacerla más atractiva a los distribuidores. A diferencia de las otras escenas, las de Garofalo y Damon no tienen ningún impacto en la trama ni se trata de personajes principales, las escenas son encajadas entre otras sin que haya relación aparente. Esto hace que el ya confuso desarrollo lo sea aún más, por eso, el hecho de que en muchas versiones estas escenas fueran cortadas casi parece más un intento de "normalizar" el film que de censura, que también claro.

Pero lo que hace esta película realmente especial son los elementos própios del género gótico y terrorífico que la llevan hacia una conclusión psicotrónica y delirante de la que no quiero revelar nada para que sea una sorpresa como lo fue para mí. El ojiplático tramo final es el que hace que esta película sea realmente memorable y que quede grabada en la memoria de aquellos que la han visto. Este tramo final, sumado a los sangrientos asesinatos y las inconexas escenas softcore, convierten El sexo de la bruja en un título a buscar no solo por los amantes del giallo, sino también por aquellos amantes del cine bizarro.

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