7 mar 2025

Sliver (Acosada) (Sliver)

 


 

Me sorprendió bastante que Vinegar Syndrome editara una edición coleccionista de Sliver (Acosada) (Sliver, Phillip Noyce, 1993) en 4K. No solo porque no parecía encajar en el catálogo de la compañía, es muy mainstream, sino que la recordaba como una película bastante mediocre. ¿Puede que la recordase mal? Decidí repasarla para ver si mi yo actual la disfrutaba como era la intención de los cineastas cuando se estrenó.

Carly Norris (Sharon Stone) se muda a un edificio conocido como "la astilla" ("sliver" en inglés), un edificio en el cual alguien espía a los inquilinos con un sofisticado sistema de cámaras ocultas. Además, en este edificio han muerto algunos inquilinos en distintos accidentes. Pero Carly empieza a sospechar que tras estos accidentes se esconde algo más. Entonces Carly empieza una relación con Zeke Hawkins (William Baldwin), un misterioso inquilino del edificio. ¿O puede que sea algo más? Carly poco a poco va descubriendo los secretos que oculta Zeke.

Sliver entró en producción en el momento álgido del thriller erótico, cuando este subgénero entró en su periodo más rico antes de prácticamente desaparecer al entrar en el siglo XXI. Por supuesto, el tremendo éxito de Instinto básico (Basic Instinct, Paul Verhoeven, 1992) tuvo bastante que ver en este bum del género que empieza a finales de la década de los 80 del siglo XX, tampoco es casualidad que Sharon Stone fuera la escogida para protagonizar el film (hasta se utiliza la banda sonora de Instinto básico en el tráiler de Sliver). Stone decidió hacer la película porque se basaba en una novela de Ira Levin y el guionista era el mismo de Instinto básico. Por si fuera poco, estaba producida por el veterano productor de grandes clásicos Robert Evans y el director era Phillip Noyce, que hacía poco había estrenado con gran éxito Juego de patriotas (Patriot Games, 1992). Sin embargo el resultado fue un desastre. Evans había producido grandes clásicos en los años 60 y 70, pero al parecer se había quedado en aquella época en lo que respecta en su actitud hacia las actrices, por lo que comenta Stone en su biografía. Noyce trabaja bastante bien el thriller y la acción, pero lo suyo no es el erotismo ni el morbo, elementos esenciales en un thriller de este estilo.

Y llegamos a los dos principales problemas de la película: el protagonista masculino William Baldwin y el guionista Joe Eszterhas. Baldwin era un actor más bien mediocre, pero es que el resto del reparto, que incluye a actores como Colleen Camp, Tom Berenger y Martin Landau, es muy bueno de modo que Baldwin parece peor actor. Tampoco me parece un actor atractivo, como demanda el papel, y tiene cero química con Sharon Stone en las escenas que comparten. Lo que resulta en escenas sexuales resultan planas y nada eróticas a las que el director no sabe darles vida. Ahora ya es sabido que la razón de que las escenas entre Baldwin y Stone no tengan química es que ambos se odiaban y se llevaban fatal.

Que el actor principal sea un mediocre sin atractivo ya es un gran problema en un thriller erótico, pero peor es el terrible guion de Joe Eszterhas. La novela de Ira Levin se publicó en 1991, en España la editó en el 92 El círculo de lectores como La astilla, pero yo no lo leí hasta que se editó en edición de bolsillo coincidiendo con el estreno de la película con el título de Sliver (Acosada). Me interesaba el libro porque ya había leído las novelas de Levin La semilla del diablo, Los niños del Brasil y Las poseídas de Stepford y todas me habían gustado mucho. Sliver también me gustó, especialmente por como mezcla el suspense y el erotismo con algo de ironía. El equivalente a una película de serie B echa con gracia. El guion de Eszterhas destroza completamente la novela. Y no quiero entrar en clichés del estilo "el libro siempre es mejor que la película", porque el problema es que Eszterhas fue siempre un guionista entre mediocre y malo, que se salvaba dependiendo de rescrituras por parte de otros guionistas y si su guion caía en manos de un director como Paul Verhoeven que era capaz de elevarlo y añadirle un impacto que no tenía originalmente. Pero Noyce no es el tipo de director que puede elevar o reinterpretar un guion como podía hacerlo Verhoeven. De modo que el resultado son personajes ridículos que sueltan diálogos aún más ridículos. He de confesar que algunos de estos diálogos resultan tan malos que me hicieron reír, los únicos momentos que destacan para mí de la película. Pero el problema es que se carga la sólida estructura de la novela original, derivando en un primer final completamente absurdo (podéis comprobarlo aquí). Este final no funcionó, así que el guionista escribió diversos finales; los cineastas optaron por un final que, al cambiar el que era originalmente el culpable en la novela, hace que toda la película no tenga ningún sentido ni se sostenga la estúpida conclusión, que culmina con un final seco decepcionante.

Sliver ha envejecido bastante mal. Se desperdician los interesantes temas que se plantean en la historia, posiblemente por los problemas tras las cámaras. Ni siquiera resulta interesante como pieza nostálgica de los 90. Es una lástima que no se hagan remakes de fracasos, porque una nueva adaptación de la novela teniendo en cuenta cómo ha avanzado la sociedad resultaría bastante interesante. Supongo que debe tener sus fans si Vinegar ha decidido editarla en 4K, yo desde luego no lo soy.

 

28 feb 2025

Danza macabra


 

Barbara Steele se convirtió en una figura de culto como reina del terror gótico y Danza macabra (Antonio Margheriti, 1963) es uno de los títulos más notables que contribuyó a cimentar su popularidad. Y no es de extrañar, es un título que se ha convertido en un clásico del género, lo que es más meritorio si tenemos en cuenta las condiciones en que se filmó.

Cómo esta pequeña joya del terror gótico se puso en marcha no puede estar más alejada del terror. Para la típica comedia de Totò El monje de Monza (Il monaco de Monza, Sergio Corbucci, 1963), los productores financiaron la construcción de unos elaborados decorados para representar el interior de un castillo. Con la intención de aprovechar la inversión realizada, se le pidió al director Sergio Corbucci que aprovechase los decorados para filmar otra película, para lo que el director encargó un guion a Bruno Corbucci y Giovanni Grimaldi. Teniendo en cuenta la localización, Corbucci y Grimaldi escribieron una película de terror ya que entonces el gótico italiano empezaba a despuntar. Además, decidieron vender la idea de que se trataba de una adaptación de un inexistente cuento de Edgar Allan Poe, entonces popular debido al éxito de las películas dirigidas por Roger Corman.

Teniendo en cuenta las limitadas localizaciones, el bajo presupuesto y que tenía que ser rodada en una semana, no es de extrañar que su argumento sea bastante sencillo. El periodista Alan Foster (Georges Rivière) llega a una posada para entrevistar a Edgar Allan Poe (Silvano Tranquilli). A la conversación se une Lord Thomas Blackwood (Umberto Raho), que, viendo el escepticismo de Foster respecto a la existencia de lo sobrenatural, apuesta con el reportero que pase una noche en el castillo de Blackwood. Obviamente, Foster acepta pasar una noche en el castillo, esperando no encontrar nada... Hasta que aparece Elisabeth Blackwood (Barbara Steele), la cual Foster creía muerta. La aparición de Elisabeth solo es la primera de otras que seguirán, convirtiendo lo que Foster pensaba sería una noche aburrida en una terrorífica pesadilla.

Con el guion listo, Sergio Corbucci tuvo que retirarse del proyecto, debido a que tenía otra película ya apalabrada para filmar, por ello Corbucci sugirió a su amigo y colega Antonio Margheriti para que la dirigiera. El proyecto no era fácil, rodar una película en apenas una semana, pero el guion terminado le gustó mucho a Margheriti. Además, los decorados estaban ya a punto para rodar, el director tenía bastante experiencia con los efectos especiales y utilizó un sistema de tres cámaras para ahorrar tiempo a la hora de filmar las escenas. Con todo, luego Corbucci colaboró rodando una secuencia de manera no acreditada, de la misma manera que Margheriti había hecho para él en el pasado.

Aunque la historia no es particularmente original (si bien cuando se filmó no había sido tan repetida la premisa de un escéptico al que se desafía a pasar la noche en un sitio encantado), la ambientación y los toques góticos hacen que sea una experiencia deliciosa para los amantes del género. En particular, destaca la idea de los fantasmas que necesitan sangre humana. Otro aspecto que destaca para la época en que fue rodada es una trama lésbica, seguramente era la primera vez que se trataba de forma tan abierta en el cine italiano, que protagonizaban Barbara Steele y Margrete Robsahm, quien interpreta a una de las almas atrapadas en el castillo. Al parecer fue algo problemática de rodar ya que, incomprensiblemente, Robsham tenía problemas para besar a Steele, algo que desafía a la lógica. Por supuesto, la trama fue completamente eliminada de la versión americana de la película, titulada Castle of Blood. También fue eliminada de la versión americana una secuencia pensada para el mercado francés, en que aparece la actriz Sylvia Sorrente, que interpreta a otra víctima del castillo, en toples. Algo sin duda chocante en 1963 aunque hoy día sea algo bastante suave.

Pero lo que hace realmente atractiva la película es la atmósfera de terror gótico, muy lograda en secuencias como la que muestra uno de los fantasmas volviendo de la tumba y los toques de perversidad puramente gótica. Aunque posiblemente el mayor mérito del film sea que tenga el aspecto de una cuidada producción de buen presupuesto cuando se trataba de una producción barata puesta en marcha para aprovechar unos decorados. Eso es talento de verdad.

La película demostró ser tan popular que Margheriti dirigió una nueva versión de su película apenas unos años después titulada La horrible noche del baile de los muertos (Nella stretta morsa del ragno, 1971). La nueva versión sigue al pie de la letra el guion del original añadiendo solo algo nuevo al inicio, aprovechando que se contaba con Klaus Kinski en el papel de Edgar Allan Poe. Pero es Danza macabra la película que se ha mantenido como un clásico del género. Un título que no deben perderse los amantes del terror, siempre que sea la versión sin cortes.

 

21 feb 2025

El rostro de la muerte (Alice, Sweet Alice)

 


 

Seguramente os habréis encontrado El rostro de la muerte (Alice, Sweet Alice aka Communion aka Holy Terror, Alfred Sole, 1976) en incontables ediciones chungas en DVD e infinidad más de copias por Internet. El estudio que originalmente la financió se olvidó de ponerle el copyright, así que se puede encontrar editada de diversas formas, todas ellas de pésima calidad. Maltratada de un modo que es difícil ver la calidad y fantástica destreza cinematográfica con que fue realizada, así como su importante lugar dentro del cine de terror. Por suerte, una reciente edición en 4k y Blu-ray por fin hace justicia a esta pequeña obra maestra.

El año es 1961 y nos encontramos en una pequeña comunidad donde la iglesia tiene un papel importante. La joven Karen Spages (Brooke Shields) se prepara para celebrar su primera comunión, pero es asesinada durante la ceremonia. La policía y parte de la familia sospecha que la culpable es su hermana Alice (Paula E. Sheppard), que es una niña conflictiva y de mal carácter. Se repiten los ataques y asesinatos, de modo que Alice es puesta bajo custodia. Su madre Catherine (Linda Miller) y su padre Dominic (Niles McMaster), que llevan un tiempo separados, se reúnen con el objetivo de demostrar la inocencia de su hija.

Una de las primeras cosas que llaman la atención de esta película es que parece una prestigiosa producción de Hollywood, a pesar de ser una producción independiente que contaba con un presupuesto muy bajo. Ya el simple hecho de tratarse de una producción de época habla de la ambición de los cineastas, además de que ha ayudado a que la película se haya mantenido actual. Es también una de las películas americanas que más parecen notar la influencia del giallo italiano, si bien sea, como comentó el director Alfred Sole, a través de la influencia de Alfred Hitchcock y Amenaza en la sombra (Don't Look Now, Nicolas Roeg, 1973). Por supuesto, el principal comentario que se hace sobre ella es que es un notable proto-slasher.

Estrenada entre Navidades negras (Black Christmas, Bob Clark, 1974) y La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978), su papel dentro de la evolución del género es obvio cuando se ve al asesino enmascarado atacando con viciosa brutalidad cuchillo en mano. Por ello se reestrenó en los 80 en plena fiebre slasher y aprovechando también la popularidad de Brooke Shields entonces. Pero está claro que las intenciones de Sole van más allá de construir una efectiva película de suspense y terror (que lo consigue, lo cual tiene ya mucho mérito) sino que en el guion que escribió el director y Rosemary Ritvo le añade a la trama principal un diverso subtexto, en el que encontramos temas como la influencia de la iglesia. El tema principal parece ser el abuso. Alice se perdió muchas cosas porque sus padres se divorciaron cuando ella tenía la edad de su hermana Karen, cosas que ahora recibe Karen. Alice tiene doce años, aún es una niña, pero muchos de los adultos a su alrededor reaccionan hacia ella como si fuera ya una mujer. Míster Alphonso, el casero, interpretado por Alphonso DeNoble que parece que se haya escapado de una película de John Waters, tiene una relación odio/desprecio con Alice, parece que ambos disfrutan haciéndose la puñeta, hasta que hay un momento en que él intenta violarla. Cuando a Alice la están sometiendo a la prueba del polígrafo para ver si ha matado o no a su hermana, el técnico hace un casual comentario con otro policía sobre los pechos de Alice bastante sórdido y perturbador teniendo en cuenta que es referencia a una niña de doce años (aunque la actriz que la interpretaba tenía 19 años entonces). Teniendo en cuenta el panorama, parece comprensible que para Alice la llegada del periodo sea algo traumático, algo que la coloca más cerca de la colección de pervertidos que parecen estar atraídos por ella.

Sumada la calidad cinematográfica, la excelente edición y los movimientos de cámara, y la calidad dramática, cuesta creer que no fuera un gran éxito de taquilla, a pesar de que incluso tuvo buenas críticas algo difícil en este tipo de películas. Pero Sole tuvo bastante mala suerte. La película iba a ser adquirida por Columbia, pero uno de los abogados propietarios de los derechos pidió demasiado dinero, estropeando las posibilidades de que fuera estrenada a lo largo del país. El estudio que finalmente la adquirió decidió cambiar el título original, Communion, por el de Alice, Sweet Alice, título que a Sole no le gustaba nada. Más tarde recibió un título peor, Holy Terror, cuando volvió a reestrenarse para aprovechar la popularidad de Shields, creando un tráiler en el que parece que ella es la protagonista cuando solo aparece al inicio del film. Con sus siguientes dos películas como director, La isla virgen (Tanya's Island, 1980) y Desmadre en las aulas (Pandemonium, 1982), no tuvo mejor suerte, por eso se decidió pasar a ser diseñador de producción, lugar en el que tuvo una larga y provechosa carrera. Pero es una lástima que Alice, Sweet Alice no fuera el éxito que se merecía ser, tal vez habríamos tenido más películas como esta maravilla que puede que ahora sea apreciada como se merece.

 

14 feb 2025

Isla de Sangre: Donde vive el terror

 


 

Creo que ninguno de los responsables de la creación de las películas que conforman la saga de Blood Island se habría imaginado nunca que, décadas después de ser estrenadas, aún se hablara de ellas y se siguieran viendo. Concebidas como una manera de hacerse un hueco en el circuito de cines independientes y autocines americanos, estas películas son una única mezcla de exotismo, sexo y gore. Coproducidas entre Estados Unidos y Las Filipinas, a pesar de contar con bajos presupuesto, el resultado final superaba muchas de las películas exploitation de presupuesto semejante que se producían en Estados Unidos.

Los productores Kane W. Lynn y Irwin Pizor estaban al frente de Hemisphere Pictures, una compañía que se especializaba en películas realizadas en Las Filipinas creada a principios de los 60 del siglo XX, ya que Lynn se había enamorado del lugar cuando pasó por allí cumpliendo el servicio militar. Estas películas, dirigidas por Gerardo "Gerry" de León y Eddie Romero, eran principalmente cintas bélicas de acción, que aprovechaban los escenarios naturales de la zona. Pero sus películas no acababan de funcionar en el mercado norteamericano. Sam Sherman, luego un conocido distribuidor, trabajaba entonces en el departamento de marketing de Hemisphere y aconsejó a Lynn y Pizor que se olvidaran de las películas bélicas, que el cine de terror era el género que tenía más fácil llamar la atención del público al que iban dirigidos y hacerse un hueco en la taquilla americana. Lynn recordó que habían producido una película unos años antes que habían vendido a la televisión. Siguiendo el consejo de Sherman, decidieron reestrenar la película en cines, cosechando un sorprendente éxito. Esta película era La isla del terror (Terror Is a Man, Gerardo de León, Eddie Romero, 1959).

William Fitzgerald (Richard Derr) es el único superviviente de un naufragio cuyo bote llega a la costa de una isla misteriosa, donde es rescatado por sus habitantes. Esta isla se ha convertido en la base de operaciones del doctor Charles Girard (Francis Lederer), donde lleva a cabo sus experimentos lejos de ojos curiosos. Junto al doctor Girard en la isla vive su esposa Frances (Greta Thyssen), que desea volver a la civilización y dejar atrás los experimentos de su marido. William siente curiosidad por los experimentos del doctor Girard, en particular cuando lo que parece un peligroso animal ha escapado y atacado a distintas personas. William también siente curiosidad por Frances, aunque de otro tipo. Pronto se descubre que lo que se ha escapado no es un simple animal, sino un mutante creado por el doctor Girard.

El argumento de Terror Is a Man es un obvio derivado del clásico de H. G. Wells La isla del doctor Moreau, que entonces solo se había adaptado una vez en la fantástica La isla de las almas perdidas (Island of Lost Souls, Erle C. Kenton, 1932). El presupuesto solo permitía una criatura y no toda una isla de monstruos, pero los temas habituales en las pelis de mad doctors están ahí. La película se centra al principio en construir una historia compleja alrededor de los personajes, algo más melodramática de lo que era habitual en las películas americanas. Este aspecto era en el que se centraba Eddie Romero, mientras que Gerry de León se centraba más en buscar la manera más interesante de filmar cada escena. La suma de los intereses de Romero y De León son los que hacen destacar estas películas, con un guion y una imagen muchos más cuidada y trabajada que el de otras películas de terror exploitation de la época. La película tiene un aspecto cercano al cine negro, jugando con las sombras para crear texturas y aprovechar al máximo el blanco y negro.

También sorprende la calidad de Terror Is a Man porque es algo que no te esperas en lo que era una típica película de autocine, que además empieza avisando que sonará una alarma para indicar cuándo han de cerrar los ojos los espectadores más impresionables en las escenas más fuertes. Que teniendo en cuenta que originalmente fue filmada en 1959, ya os podéis imaginar que no son demasiado fuertes para el público actual.

El film arranca con la imagen de un plano, señalando que la acción transcurre en la ficticia Isla de Sangre. Este será el elemento que unirá las películas que se producirán después del sorprendente éxito de Terror Is a Man.

 

 


 

Las novias del monstruo (Brides of Blood, Gerardo de León, Eddie Romero, 1968) fue la primera de las secuelas que se estrenó desarrollando el concepto de Blood Island. No es una secuela, exactamente, ya que no continua la historia de Terror Is a Man, pero se trata de otra historia de terror en la que la isla hará honor a su nombre.

El doctor Paul Henderson (Kent Taylor), acompañado de su esposa Carla (Beverly Powers acreditada como Beverly Hills), viaja a la Isla de Sangre para determinar si ha tenido algún efecto perjudicial en el lugar la radiación de las pruebas nucleares que se hicieron allí décadas antes. En el mismo barco viaja Jim Farrell (John Ashley), miembro del Cuerpo de Paz que viaja a la isla para enseñar a los indígenas a construir sistemas de irrigación, mejorar las cosechas y que la vida allí sea más productiva y algo más fácil. Al poco de llegar, Alma (Eva Darren) les informa con dolor que su pueblo ha retomado prácticas que se consideraban parte del pasado. El doctor Henderson, Carla y Jim descubren que estas prácticas consisten en escoger mediante sorteo que mujeres se ofrecerán como sacrificio a una monstruosa criatura que aparece por las noches. Por si eso fuera poco, la radiación ha provocado diversas mutaciones en la flora y la fauna. Y también aparece el misterioso Esteban Powers (Mario Montenegro), a quien los indígenas temen y que puede que sepa más de lo que parece a primera vista de lo que sucede en la isla.

De las cuatro películas que conforman la serie Blood Island, esta es la que más me gustó.  Posiblemente por su argumento de puro pulp que incluye sacrificios de vírgenes a monstruos, criaturas mutantes, árboles asesinos y un memorable villano monstruoso. Por supuesto, el protagonista se enamora de la hija del jefe del pueblo y, por supuesto, será entonces elegida para el sacrificio poniendo a prueba el valor de nuestro protagonista. Elementos clásicos y familiares en el mejor sentido de la palabra, ofreciendo 97 minutos de puro entretenimiento, aderezados con escenas de terror e impresionantes efectos gore teniendo en cuenta la época y el presupuesto.

Esta película se puso en marcha debido al sorprendente éxito de Terror Is a Man y esta también se convirtió en un éxito, cimentando el potencial de la franquicia. En esta entrega se incorpora un elemento importante en las siguientes películas: el actor John Ashley, que había aparecido en algunas producciones de la AIP, entre las que destacan las beach movies que protagonizaron Annette Funicello y Frankie Avalon. Ashley era una especie de Ricky Nelson de Hacendado que se enamoró de Las Filipinas (y al parecer también de las filipinas) y se convirtió en protagonista de las siguientes entregas.

 

 

 


 

En Mad Doctor of Blood Island (Gerardo de León, Eddie Romero, 1969) John Ashley es el doctor Bill Foster, que llega a la Isla de Sangre para ofrecer sus servicios como médico a los indígenas. En el mismo barco en el que llega el doctor Foster también viajan Carlos López (Ronaldo Valdez), que quiere reencontrarse con su familia y pasado en la isla, y Sheila Willard (Angelique Pettyjohn), quien busca encontrar a su padre (Tony Edmunds) quien lleva años viviendo en la isla perdido en una bruma de alcohol, y es el interés romántico del doctor Foster. Al llegar a su destino, se encuentran que la población vive aterrada por la presencia de unas misteriosas criaturas de sangre verde que atacan a los habitantes de la isla sin piedad. ¿Es posible que el misterioso doctor Lorca (Ronald Remy) y sus experimentos tengan algo que ver? Claro que sí, la cuestión es si nuestros protagonistas sobrevivirán a la locura del doctor Lorca o se sumarán a su lista de víctimas.

Esta película tiene uno de los inicios más memorables no solo de la franquicia sino del cine exploitation de terror de la historia, ideado por los responsables de marketing de Hemisphere Pictures. Como las criaturas que aparecen en la película tienen la sangre verde, se les ocurrió repartir en los cines que proyectaban Mad Doctor of Blood Island unos sobres con "sangre verde" (colorante verde con azúcar) para que fuera bebido por los espectadores y evitar que estos se contaminaran y acabaran convertidos en criaturas monstruosas de sangre verde. Pero antes de beberlo, los espectadores debían recitar el juramento de la sangre verde. Para ello se añadió un prólogo a la película en la que unos adolescentes (el público objetivo para el que estaba pensada la película) escuchaban una voz en off que les recitaba el juramento, gracias a un rótulo los espectadores podían hacerlo también. Al parecer, muchos lo hacían, como parte de la diversión del film, poniéndose de pie en la sala y bebiendo la sangre verde tras recitar:

"Yo, una criatura viva de la entidad cósmica, estoy preparado para entrar en el reino de aquellos escogidos para que se les permita beber los fluidos de la Esmeralda Mística aquí ofrecidos. Me uno a la Orden de la Sangre Verde con una mente abierta y por los poderes de este líquido estoy preparado para ver las antinaturales criaturas de sangre verde sin miedo a ser contaminado."

Una vez todo el mundo estaba listo para ver las criaturas antinaturales de sangre verde, empezaba la película propiamente dicha. Y de forma igualmente memorable, con una mujer desnuda corriendo por la selva perseguida por ya os podéis imaginar qué (al parecer la muchacha no había bebido los fluidos de la Esmeralda Mística).

Hay una escena bastante desagradable, en la que los habitantes de la isla sacrifican cerdos y cabras para aplacar a los monstruos que los atacan, que siendo Las Filipinas a finales de los 60 se ve que se sacrificaron de verdad un par de cabras y de cerdos. Dejando de lado este momento, la película es otro divertimento en el que se acumulan las escenas gore y el terror clásico monstruoso. En esta entrega también se eleva el cociente melodramático, con un despliegue de complejas relaciones e historia pasada que obliga al espectador a prestar más atención a lo que sucede entre los personajes que los experimentos del doctor Lorca. A la mínima te puedes despistar y ya no sabes quién era el romance de quién o quién fue infiel con quién. Lo cual no le resta diversión a la película, todo lo contrario.

El argumento tiene algunos puntos de conexión con Terror Is a Man, pero eso no impide a esta entrega brillar con su propia luz verdosa. Seguramente es la más gore de todas, con personajes que acaban con sus entrañas esparcidas a sus pies, y de las más delirantes.

 

 

 


 

Cada entrega de esta saga había sido más exitosa que la anterior. Bestia de sangre (Beast of Blood, Eddie Romero, 1970) siguió la misma tónica, siendo la más taquillera de toda la saga. Es la única que se podría calificar de secuela, ya que arranca momentos después del final de Mad Doctor of Blood Island. Se descubre que una de las criaturas no estaba tan muerta como se pensaba y acaba con los supervivientes de la anterior entrega en el sangriento inicio. El único que se salva es el doctor Bill Foster, el personaje que interpretó John Ashley (que es el único actor de Mad Doctor of Blood Island que regresó para la nueva entrega).

El doctor Foster regresa a la Isla de Sangre para saldar las cuentas con el doctor Lorca (Eddie Garcia). A pesar de que no le hace gracia al buen doctor, al viaje se apunta la periodista Myra J. Russell (Celeste Yarnall) que investiga lo sucedido en la isla. Al poco, será secuestrada por los esbirros del doctor Lorca, cuyos nuevos experimentos han logrado mantener a la cabeza del monstruo de la anterior entrega separada de su cuerpo, con el que experimenta con distintas cabezas de diversa procedencia.

Como ya he mencionado, esta fue la entrega más taquillera de la saga. Posiblemente debido al cambio de tono, ya que el film es una película de delirantes aventuras en la jungla con toques de terror más que una pura película de terror. El cambio le favorece, centrándose más en la acción y evitando que se hiciera repetitiva (en especial cuando las ves todas seguidas poniendo en peligro tu cordura). Pero los momentos que destacan para mí no son tanto las escenas de acción como las escenas en las que discuten el doctor Lorca y la cabeza del monstruo, que se llama, lo creáis o no, Dom Ramón.

Este es un divertido y entretenido cierre a esta peculiar saga. Una serie de películas de terror delirantes, cargadas de litros de sangre y desnudos gratuitos, que hará las delicias de los amantes a la serie B y al cine de culto más loco.

 

7 feb 2025

Capitán Kronos, cazador de vampiros (Captain Kronos: Vampire Hunter)

 


 

No hay muchos estudios o productoras que tengan fans y se hayan convertido en estudios de culto, pero la birtánica Hammer es sin duda una pionera en este sentido. Creó un estilo particular de hacer películas de terror; una estética y un repertorio de actores que hacían que sus películas fueran inmediatamente reconocibles. Pero lo que diferencia la genial Capitán Kronos, cazador de vampiros (Captain Kronos: Vampire Hunter, Brian Clemens, 1972) de otros títulos de la casa que convirtió en estrellas a Christopher Lee y Peter Cushing, es que se apartaba del típico título Hammer para ofrecer algo adelantado a su tiempo y que ha cosechado admiradores más allá de los fans del estudio británico.

Brian Clemens había obtenido fama y prestigio trabajando en televisión, principalmente por ser el responsable de convertir la serie Los vengadores (The Avengers, 1961-1969) en la serie rompedora y clásica que se recuerda hoy día. En 1971 ideó y escribió el guion de El Dr. Jekyll y su hermana Hyde (Dr. Jekyll & Sister Hyde, Roy Ward Baker, 1971), otro peculiar clásico de la Hammer, lo que llevó al jefe de la compañía entonces, Michael Carreras, a pedirle a Clemens que escribiera un guion sobre vampiros. Antes de ponerse a escribirlo, Clemens pidió que le proyectaran todas las películas que la Hammer había hecho hasta entonces de vampiros, llegando a la conclusión de que todas tenían una fórmula que las hacía iguales. Además, vio que el personaje principal era el vampiro no el héroe. Por eso se puso a trabajar en una historia que convirtiera en héroe al cazador de vampiros y que se apartara de todos los tópicos y clichés que poblaban las películas de vampiros entonces. Clemens presentó el guion junto a la demanda de que solo se haría si él podía dirigirla, decisión que tomó porque llevaba tiempo queriendo dirigir y había tenido algunos problemas con Robert Fuest, director de otro guión de Clemens: De repente, la oscuridad (...And Soon the Darkness, 1970). Así nació Capitán Kronos, cazador de vampiros.

El capitán Kronos (Horst Janson) y su ayudante Grost (John Cater) van a ver al doctor Marcus (John Carson), un antiguo compañero del ejército de Kronos, que les ha pedido su ayuda para investigar una serie de misteriosas muertes. Jóvenes mujeres en la flor de la vida aparecen, de repente, convertidas en ancianas y fallecen de forma inmediata. De camino, Kronos libera a Carla (Caroline Munro), una joven gitana condenada por bailar en domingo. Carla decide seguir con Kronos y Grost para enfrentarse a la amenaza vampírica.

Capitán Kronos, cazador de vampiros mezcla acción y terror con toques de comedia, combinando estos distintos elementos de forma magistral. Una memorable escena terrorífica, en la que la sombra de una cruz se convierte en un vampiro, es seguida de una escena de acción que es un homenaje al cine del oeste a la italiana y a las películas de samuráis japonesas. Entre medio, escenas llenas de diálogos ingeniosos y divertidos. Kronos es un claro precedente de personajes como Buffy, cazavampiros y, en especial, del Blade de la Marvel, siendo ambos especialmente similares: los dos son supervivientes de ataques vampíricos que les dan habilidades especiales y van armados, entre otras cosas, con una espada. Otro elemento que habría hecho acto de presencia si se hubieran hecho más secuelas es la ciencia ficción. Clemens concibió Kronos como un viajero del tiempo que acabaría con distintos tipos de vampiros en distintas épocas.

La película de Clemens estaba adelantada a su tiempo, hoy día su mezcla de acción y terror es bastante común pero entonces era algo sin precedentes, que, irónicamente, se estrenó demasiado tarde para convertirse en un éxito. Se rodó en 1972 pero no llegó a las pantallas de cine hasta 1974. En Estados Unidos se estrenó en doble sesión con Frankenstein y el monstruo del infierno (Frankenstein and the Monster from Hell, Terence Fisher, 1974). Pero en 1973 se habían estrenado El exorcista (The Exorcist, William Friedkin), seguida luego de La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, Tobe Hooper, 1974); dos películas que transformaron por completo el panorama del género y provocaron que el estilo de terror gótico de la Hammer se viera anticuado y pasado de moda. En Inglaterra no le fue mucho mejor, ya que el film de Clemens se estrenó en doble sesión con Golden Swallow (Jin yan zi, Cheh Chang, 1968), estrenada con el título The Girl with the Thunderbolt Kick, un clásico de acción de artes marciales que, entonces, también había pasado ya de moda tras la fiebre por las películas de kung fu que inició Bruce Lee.

Que la película fuera emparejada con dos películas tan distintas indica que, en aquella época, no sabían bien como tratar una película que contenía elementos de acción y terror, además de otros guiños y homenajes, sin que perteneciera puramente a ningún genero. Eso sin olvidar que Capitán Kronos se vio afectada por la crisis de la Hammer, que para mediados de los 70 del siglo XX iba de camino al cierre. Es una lástima, porque vista hoy día la película de Brian Clemens resulta muy moderna. Es rápida, ingeniosa, muy entretenida, iconoclasta... Brillante, para resumirlo en una palabra. Es una maravilla que recomiendo sin reservas.


31 ene 2025

El asesino de muñecas


 


 

 

Me lo pasé tan bien con Necrophagus (El descuartizador de Binbrook) (1971) que de inmediato me puse a buscar más películas dirigidas por Miguel Madrid. Como director, la carrera de Madrid fue bastante corta y llena de dificultades. Solo dirigió tres películas, siendo su último esfuerzo como director una típica y mediocre película de la época del destape, Bacanal en directo (1979), pero su segunda película es toda una curiosidad fascinante y cargada de interés. El asesino de muñecas (1975) sigue la estela de películas como Repulsión (Repulsion, Roman Polanski, 1965) o El coleccionista (The Collector, William Wyler, 1965), metiéndonos en la cabeza de un asesino en serie. Se convierte así en precedente de títulos clásicos de culto como Maniac (William Lustig, 1980).

 Paul (David Rocha) acaba de ser suspendido de la escuela de medicina, debido a que cada vez que ve sangre se marea. Quien no se marea al ver sangre es la otra personalidad que vive en el cuerpo de Paul, que se dedica a matar a las mujeres que se acercan con su parejas al parque en el que trabaja el padre de Paul (Gaspar "Indio" González). Cuando los padres de Paul se van de vacaciones y dejan al muchacho solo para que siga el trabajo de jardinero, la cordura de Paul se va degradando cada vez más. Esto es así hasta que llega Audrey (Inma de Santis), hija de la condesa Olivia (Helga Liné). Si bien es la condesa primero la que intenta convertir a Paul en su amante, este y Audrey empiezan a tener una relación. ¿Podrá la relación (y Audrey) sobrevivir a la personalidad oculta de Paul?

Mientras que Necrophagus es un anárquico delirio que deja de lado la lógica para ofrecer un espectáculo terrorífico al espectador, El asesino de muñecas es un film mucho más adulto. Madrid muestra un gran dominio de la narrativa, utilizando la lógica onírica para mostrar el mundo a través de los ojos de Paul, que no es capaz, en ocasiones, de distinguir entre la realidad y la fantasía. De modo que, aunque es una película más canónica que la primera que dirigió Madrid, no dejan de aparecer los toques bizarros que la separan de otras películas del estilo, como cuando la acción se convierte en un número musical (ver abajo).

Desde el primer momento se nos muestra que el mundo en el que vive Paul es intenso, rozando en ocasiones el camp, pero siempre al servicio de la narrativa. Al fin y al cabo, no estamos viendo el mundo de un modo realista, sino a través de los ojos de una persona con serios problemas de salud mental. Esto le permite a Madrid introducir momentos surrealistas, como el mencionado número musical, que en su día no fueron bien recibidos y demuestran que fue una película adelantada a su tiempo. La película no fue solo mal recibida por la crítica y el público, también la censura de la época le provocó bastantes dolores de cabeza al director. Aunque fue obviamente rodada principalmente en el Parc Güell y el Parc de la Ciutadella en Barcelona, la acción se supone que transcurre en una ciudad francesa, ya que la censura se negó a que se mostrara a un asesino en serie español, ya que en España, según las autoridades, no había asesinos en serie. Además, tampoco se podía mostrar a una condesa española manteniendo relaciones con el servicio, sobre todo si el servicio era racializado, ya que según las autoridades censoras eso es algo que nunca haría una condesa española. Esto hace que la película resulte más surrealista, ya que Madrid decidió filmar en localizaciones de Barcelona muy reconocibles.

El asesino de muñecas es una película única, que gana con cada visionado. Mezcla muchos elementos conocidos pero el resultado es muchas cosas menos familiar. Está editada sin cortes en Blu-ray por Mondo Macabro y la recomiendo para los amantes del cine de culto que se aparta de la norma.


24 ene 2025

Necrophagus (El descuartizador de Binbrook)

 


 

El anuncio de que Lokis. Rekopis profesora Wittembacha (Janusz Majewski, 1970) iba a compartir ex aequo el premio a la mejor película en el Festival de cine fantástico de Sitges de 1971 con Necrophagus (El descuartizador de Binbrook) (Miguel Madrid, 1971) fue recibido con abucheos, silbidos y protestas. Mientras Lokis había sido una película celebrada, Necrophagus fue más divisiva y polémica entre los asistentes al festival de entonces. Incluso hubo rumores de tongo. Habiendo visto la película, estas reacciones no resultan extrañas, ya que Necrophagus no es una película para todos los gustos, especialmente no es una película para aquellos que busquen en un film que tenga lógica, sentido o una estructura tradicional.

Michael Sherrington (Bill Curran) regresa al hogar ancestral para reunirse con su mujer Elizabeth (Inés Morales) que está a punto de dar a luz a su primer hijo. Pero cuando Michael llega a su destino descubre que su mujer y su hijo fallecieron en el parto. También que su hermano mayor Sir Robert (John Clark) lleva un tiempo desaparecido. Michael empieza a investigar y aquí es cuando la historia se complica, pero baste decir que su argumento mezcla misterio, terror gótico y experimentos fallidos de mad doctors. Un cóctel extraño y singular presentado de forma aún más extraña. Y los esfuerzos para hacer creer al espectador que se encuentra ante una película inglesa aumentan la sensación de desorientación.

Hay directores obsesionados con la estructura y la precisión en sus películas, directores como Stanley Kubrick o Christopher Nolan, precedidos por su fama de perfeccionistas. Luego tenemos directores voluntariosos pero de poco talento que han adquirido su fama precisamente por su legendaria torpeza, directores como Ed Wood jr. o Bruno Mattei, involuntarios creadores de joyas del cine basura. Y luego tenemos a directores que son conscientes de las reglas del cine, pero que simplemente las ignoran para hacer lo que les da la gana. Directores anarquistas como Jess Franco y, me atrevería a decir, Miguel Madrid. Madrid parece interesado en crear una potente atmósfera gótica y de terror, por encima incluso de la lógica narrativa. El film arranca con una escena en un cementerio propia del género, que luego se descubre transcurre más tarde en la historia. El protagonista principal desaparece en largos tramos de la historia para reaparecer en la conclusión. Flashforwards y flashbacks suceden sin aviso, algunos presentados de forma que resulta hilarante y en alguna ocasión con personajes recordando sucesos en los que no estaban presentes o que todavía no han sucedido. Y la lista de extrañas decisiones podría seguir, como un desorientador momento en que se hace un inesperado salto de eje, pero queda claro que esta no es la típica película de terror gótico.

Incluso el tono del film resulta anárquico. En su mayor parte es serio, pero tiene escenas cuya intención parece ser introducir algo de comedia, como el cameo del director junto al gran actor secundario Víctor Israel. Sin embargo, uno de los efectos más cómicos, para mí, es que cada vez que aparece el nefario doctor Lexter (Frank Braña) en la banda sonora se oye una música tétrica. Pero viendo el film no creo que la intención fuera cómica. Lo cual aumenta su valor como película extraña y delirante.

Seguramente la intención de Miguel Madrid era hacer una película de terror comercial que fuera un gran éxito de taquilla. Por ello quizá decidió mezclar las dos tendencias más populares en la época en una sola película: es casi agresivamente gótica en su primera mitad, la segunda mitad se transforma en una monster movie. El resultado, como ya he dicho, no será del gusto de todo el mundo, aquellos que gusten del género presentado de forma más tradicional puede que no disfruten con la manera en que Madrid lo mezcla todo, sin importarle si tiene sentido o no. Esta es una película bizarra para los amantes de lo bizarro.


17 ene 2025

Incubus

 


 

La historia del cine está llena de las llamadas "películas malditas". Un concepto atractivo que sirve para dar cierta aura de misterio a algunos títulos, especialmente a películas de terror que tratan con el diablo. Incubus (Leslie Stevens, 1966), no confundir con El íncubo (Incubus, John Hough, 1981), tiene fama de película maldita  pero no es más que una película interesante y fascinante, rodada en esperanto, el lenguaje internacional, si bien es comprensible que tenga esa fama viendo su historia.

En el pueblo de Nomen Tuum se encuentra un pozo cuyas aguas son capaces de sanar cualquier tipo de dolencia, pero además se dice que otorgan cierta sutil belleza a quién las bebe. Por ello, muchas personas superficiales, vanas y egoístas se acercan al pueblo, cayendo víctimas de los demonios que acechan el lugar. Kia (Allyson Ames) es una de estos demonios que está cansada de los fáciles objetivos de corrupción con que se encuentra. Busca un auténtico desafío, un alma pura que ofrecer al Señor de las Tinieblas. Por ello decide corromper a Marc (William Shatner), un soldado que se recupera de sus heridas, físicas y psicológicas, junto a su hermana Arndis (Ann Atmar). Marc se ve así envuelto en una batalla entre el bien y el mal, en la que deberá enfrentarse al demoníaco íncubo (Milos Milos).

Influenciado por el cine de Ingmar Bergman y la Nueva Ola francesa, el film de Leslie Stevens es alegórico y onírico. La decisión del director de rodar en esperanto influenció también en la estética del film, ya que estaba enfocada al público que iba a los cines de arte y ensayo, único lugar en Estados Unidos donde se proyectaban películas subtituladas entonces. Pero Incubus también utiliza motivos y recursos del cine fantástico y de terror, de modo que resulta al mismo tiempo exótica y accesible. Stevens ya había utilizado una técnica parecida, pero usando la ciencia ficción para hablar de temas filosóficos y profundos en su más famosa creación, la serie Rumbo a lo desconocido (The Outer Limits, 1963-1965). Pero esta táctica no le funcionó aquí, ya que el uso de esperanto hizo que le fuera casi imposible encontrar distribución en Estados Unidos. Solo funcionó en Europa, particularmente en Francia donde ya se había estrenado una película en esperanto: Angoroj (Atelier Mahé, 1964). Además, apenas unas semanas antes de que Incubus se estrenara en Estados Unidos, Ann Atmar se suicidó. Luego, Milos Milos asesinó a la esposa de Mickey Rooney y se suicidó. Años más tarde, se creyó que el film se había perdido en un incendio, hasta que se encontró una copia en Francia a finales de los 90 del siglo XX.

Todos estos hechos son los que han contribuido a darle  un aura de película maldita a Incubus. Pero no dejan de ser desgracias en las que la película no tuvo nada que ver, por mucho que aparezcan figuras demoníacas en él. El film es una clásica representación del bien contra el mal, reducida a sus elementos más básicos, un héroe que encarna los aspectos más nobles y bondadosos de la humanidad al que se pone a prueba enfrentándolo a demoníacas tentaciones como en el clásico gótico El monje de Matthew Lewis. El uso del esperanto contribuye a darle un toque extraño al film, que atrapa por su atmósfera y su intrínseca rareza. No dura más que 75 minutos, así que Stevens concentra su historia para maximizar el impacto en el espectador. Por supuesto, no es una película para todo el mundo. Para algunos puede que resulte demasiado esotérica, demasiado bizarra. Los mismos motivos por la que otros espectadores posiblemente la encuentren fascinante. En todo caso, es una película única que mezcla la sensibilidad del arte y ensayo con la del cine de terror. El único tráiler existente no representa bien la película, quiere convertirla en un espectáculo camp, pero al menos presenta algunas de las imágenes más interesantes que pueblan el film.


10 ene 2025

El extraño amor de los vampiros

 


 

Se dice que el auténtico crítico, el que decide el valor de una película, es el tiempo. El extraño amor de los vampiros (León Klimovsky, 1975) es un claro ejemplo de esta máxima: cuando se estrenó pasó sin pena ni gloria, una película de serie B más, pero con el tiempo ha perdurado como un clásico pionero.

Catherine (Emma Cohen) es una joven cuya buena posición sirve de poco, ya que poco a poco se muere consumida por la enfermedad. El pueblo en el que vive tampoco pasa su mejor momento, ya que se están produciendo diversas muertes, cuya causa los habitantes están convencidos que son vampiros. El padre de Catherine (Manuel Pereiro) y el médico del pueblo (Lorenzo Robledo), al principio desechan los temores de los pueblerinos como mera superstición ignorante. Pero cuando se hace evidente deciden tomar cartas en el asunto. Por su parte Catherine, que descubre que su recientemente fallecida hermana (Amparo Climent) ha sido convertida en una vampiresa, se enamora del conde Rudolf de Winberg (Carlos Ballesteros), el vampiro que lidera toda una banda de no muertos.

Gracias a la interpretación de Christopher Lee, los vampiros, durante gran parte de los sesenta, se habían representado como amenazantes criaturas de la noche. Pero entrada la década de los setenta, se empiezan a enfatizar los toques eróticos y también se enfatizan los toques románticos, como por ejemplo en El gran amor del conde Drácula (Javier Aguirre, 1973), mientras que en 1976 Anne Rice publica Entrevista con el vampiro. La Hammer, en un intento de atraer espectadores, hacía más explícitos los toques eróticos que antes se insinuaban, como en la eróticamente cargada Las amantes del vampiro (The Vampire Lovers, Roy Ward Baker, 1970). Finalmente, la década culminaría con uno de los Dráculas más sexys del cine, al que dio vida Frank Langella en Drácula (Dracula, John Badham, 1979). Y, claro, tampoco podemos pasar por alto las interpretaciones iconoclastas de los vampiros que arrancan con la clásica comedia El baile de los vampiros (The Fearless Vampire Killers, Roman Polanski, 1967).

Todo esto flotaba en el ambiente cuando Juan José Daza, Juan José Porto y Carlos Pumares se pusieron a trabajar en un guion que rompiese con los tópicos cinematográficos asociados con los vampiros populares en la época. Y es algo palpable en El extraño amor de los vampiros. Aquí no tenemos un grupo de valientes cazavampiros unidos para acabar con la amenaza de los no muertos. No hay un infalible y sabio equivalente a Van Helsing que salve a los personajes. El centro es la historia de amor entre Catherine y el conde Rudolf, donde destaca Emma Cohen. La actriz hace un excelente trabajo a la hora de ilustrar el descenso hacia la oscuridad de su personaje, con un momento en particular, en la escena de la fiesta, realmente retorcida.

Klimovsky, director de algunas de las mejores películas de Paul Naschy, había trabajado los vampiros previamente en La orgía nocturna de los vampiros y La saga de los Drácula (ambas 1973) (y tampoco podemos olvidar que la villana de La noche de Walpurgis [1971] es también una vampiresa). Esta película iba a ser un retorno al tema vampírico pero también fue la despedida del director del fantaterror, algo de lo que parece que era consciente y por ello puso toda la carne en el asador. Además de algunos toques surrealistas y perversos, en especial en la fiesta de los vampiros, Klimovsky dota al film de una atmósfera melancólica y romántica, que enlaza con el terror y el gótico. No es un film que de miedo, pero su atmósfera gótica resulta intoxicante y deliciosa.

El extraño amor de los vampiros se ha convertido en un clásico, no solo para los amantes del fantaterror español, también para aquellos amantes del cine de vampiros y el gótico.


3 ene 2025

Gorgo





Es posible que este clásico no sea conocido entre los cinéfilos mainstream, pero para los aficionados al cine de monstruos gigantes, este es un título muy querido y respetado. Preparaos porque llega la madre de todos los monstruos en Gorgo (Eugène Lourié, 1961).

Joe Ryan (Bill Travers) y Sam Slade (William Sylvester) son dos cazatesoros que recalan en la costa de Irlanda para arreglar su barco. Durante su estancia, escuchan los rumores de la existencia de una criatura que ronda las profundidades de la zona. Intuyendo que pueden ganar mucho dinero, capturan a la criatura. Sean (Vincent Winter), un niño huérfano del lugar, les advierte que deben dejar a la criatura en paz o se arrepentirán. Pero Joe y Sam no le hacen caso, más interesados en cómo explotar a la criatura. Se ríen de los científicos que pretenden estudiarla y deciden venderla a un circo de Londres, donde es bautizada con el nombre de Gorgo. Pero lo que no sospechan es que Gorgo no es más que una cría y que su gigantesca madre está de camino y no muy contenta.

Eugène Lourié estaba bastante familiarizado con el género cuando se puso a dirigir Gorgo. Su primera película como director fue el clásico El monstruo de tiempos remotos (The Beast from 20,000 Fathoms, 1953) y desde entonces, casi todo su trabajo como director se mantuvo dentro de este género para el que demostró tener no poco talento. Tal vez es esa misma familiaridad con el género lo que acabó haciendo de esta una película tan especial, que se aparta de lo que era más típico entonces: protagonistas científicos, heroícos militares que se enfrentan al monstruo para abatirlo triunfalmente... Nada de esto aparece en Gorgo. Los protagonistas son dos personajes interesados solo en ganar dinero. Esta avaricia es la que acaba provocando una gran tragedia y que ambos se acaben replanteando su filosofía de vida, una lección poco habitual en la época en que se rodó la película, cuando entonces se relacionaba el éxito personal con el éxito material: tener el mejor coche, la mejor casa y el mejor todo.

Pero el aspecto por el que esta película destaca sobre el resto de títulos parecidos de la época es su contenido ecologista. Aquí el monstruo no es el enemigo a destruir sino el héroe. No se presenta como una criatura malvada sino como un animal que reacciona de forma natural a lo que sucede, un mensaje animalista insólito a principios de los años sesenta del siglo XX. En esto también se ha de agradecer el impacto que tuvo en Lourié lo que le dijo su hija de cuatro años, después de llevarla a ver su debut como director: "has sido malo, papá. Mataste a la simpática criatura". Un comentario que se le quedó grabado a Lourié, que no se esperaba que los niños empatizaran de esa manera con el monstruo. Esto se refleja en Gorgo en Sean, el niño protagonista que representa el centro moral de la historia.

Sin embargo, los aficionados a las películas de monstruos gigantes ven estas películas para disfrutar con algo de acción monstruosa. Y, desde luego, Gorgo no defrauda. El diseño de Gorgo y su madre van más allá del simple lagarto grande o el pseudodinosaurio. Es original, con características, como las orejas "aladas", que le dan personalidad propia y los distinguen de otras criaturas parecidas de la época. Los efectos especiales son muy notables, teniendo en cuenta el presupuesto y los medios que existían entonces. El trabajo de las maquetas es excelente, creando la ilusión de que caen objetos pesados cuando se destruyen los edificios. La integración de la acción monstruosa y los actores humanos está también muy bien lograda. El único plano que resulta poco convincente es una obvia pintura usada para establecer una localidad y solo aparece unos segundos en pantalla.

Aunque sus aventuras continuaron en una efímera serie de cómics, Gorgo no tuvo secuelas. Pero su impacto se notó dentro del género. En especial en la saga Godzilla, después del gran éxito que fue Gorgo en Japón. Y su legado continua, claro, como uno de los mejores títulos clásicos que se pueden encontrar dentro del género.