Un jinete motorizado (Robert Ginty) viaja por las arrasadas carreteras de un mundo posapocalíptico. Su vagabundeo cesa cuando Nastasia (Persis Khambatta) lo alista para que le ayude a rescatar a su padre, McWayne (Harrison Muller) el líder de El Nuevo Camino, de las garras de Prossor (Donald Pleasence), el líder de Omega. Arranca así una batalla por el futuro de este mundo ídem.
No hay que ser un gran experto en cine para ver que El guerrero del mundo perdido copia Mad Max 2, el guerrero de la carretera (Mad Max 2, George Miller, 1981), que fue un gran éxito de taquilla en todo el mundo. Aunque el protagonsita sin nombre lleva una moto, el modelo es bastante obvio. Pero no se detiene ahí: el film coge/plagia/roba elementos y detalles de decenas de películas distópicas futuras estrenadas entre los 70 y los 80. Por si eso fuera poco, Donald Pleasence va vestido igual que cuando hizo de Blofeld en Sólo se vive dos veces (You Only Live Twice, Lewis Gilbert, 1967). Para darle más sabor a la mezcla, también se copia la entonces exitosa serie El coche fantástico (Knight Rider, creador Glen A. Larson, 1982-1986). Es esta mezcla imposible, presentada de manera algo torpe y con cero presupuesto, lo que hace que esta película sea tremendamente entretenida. Sobre todo gracias al tremendo reparto que lo da todo en este delirante cóctel. Además del siempre efectivo Robert Ginty, la bella Persis Khambata y de un Donald Pleasence que parece que se lo está pasando pipa, también hay que sumar al gran Fred Williamson, que buscaba alargar su estancia en Italia, y a Geretta Geretta, acredita como Janna Ryan, haciendo de amazona del futuro.
Desde el primer minuto la diversión está asegurada, con los intercambios entre Robert Ginty y su moto sabia, de lo más ridículos y deliciosos. Personalmente, una de las cosas que más me gustó es como la película añade efectos sonoros futuristas a las ametralladoras y otras armas, obviamente anticuadas. Mucha gracia también me hizo cuando el jinete le pregunta a la moto, Einstein, cómo ha sido capaz de hacer un gran salto, cuando al inicio del film apreta un botón para hacer exactamente lo mismo. Por desgracia, el momento que más me hizo reír no lo puedo comentar, ya que sería un gran destripe del final, pero baste decir que la espera vale la pena.
Esta psicotrónica película pasó desapercibida por las salas de cine, pero sobrevivió en las estanterías de los videoclubes, en las que sus cualidades únicas han asegurado que sea comentada por los aficionados a la vanguardia casual de todo el mundo. Para los interesados en este tipo de cine, 90 minutos de alegre despiporre.
2 comentarios:
Brutal el trailer y lo que cuentas,,,,,
Un saludo
Este tipo de pelis suelen prometer con el tráiler y el póster, luego resultan ser brutales por otros motivos :D Un saludo.
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