Advertencia: este es un artículo, igual que todos los de este blog, muy subjetivo. No voy a intentar convenceros de nada ni fingir que cuando digo "este es el mejor film de la historia" no digo en realidad "para mí este es el mejor film de la historia".
George A. Romero revolucionó el género del terror con la creación de una nueva criatura, mezcla de dos antiguos monstruos, en el seminal clásico La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, 1968). Las dos secuelas originales de este film formaron una de las más influyentes trilogías de la historia del cine de terror. Sin embargo, las más recientes incursiones de Romero en el género del que parecía ser el rey han sido productos de una calidad muy inferior a la que sería de esperar de alguien considerado un maestro del género. En este largo artículo en dos partes pretendo analizar los films de Romero e intentar ver qué funciona en sus primeros films zombis y por qué los nuevos no funcionan de la misma manera. Empezaremos con la trilogía original.
Aunque ha sido analizada hasta la saciedad por su aparente infinidad de subtextos, desde metáfora sobre la guerra de Vietnam hasta alegoría de las revoluciones sociales de finales de los 60, los creadores de La noche de los muertos vivientes sólo pretendían hacer una modesta película de terror con la cual introducirse en el negocio del cine y salir de los films industriales. De hecho, ni siquiera era una película de zombis; su título original era Night of Anubis, luego fue cambiado por el de Night of the Flesh Eaters que luego fue cambiado por el título actual. En el film se refieren a los muertos reanimados como "ghouls", necrófagos en castellano, criaturas de leyenda que se alimentan de la carne de los muertos. Por tanto, no deja de ser curioso que este fuera el film que pasara a redefinir el zombi: de muerto reanimado por la magia del vudú, convertido en esclavo, a criatura que vuelve a la vida sin razón aparente y que se dedica a devorar carne humana viva.
Como film de terror, La noche funciona por su acercamiento casi documental y realista a la hora de contarnos su historia. El acercamiento naturalista de Romero, influido por films como El carnaval de las almas (Carnival of Souls, Herk Harvey, 1962) y El último hombre sobre la Tierra (The Last Man on Earth, Sidney Salkow/Ubaldo Ragona, 1964), contribuye a meter al espectador en la historia. También es importante el hecho de que la película estaba mejor escrita que la mayoría de films de la época, con personajes bien definidos y redondos. Aunque en ocasiones los interpretes de esos papeles no estuvieran al nivel del guion, del reparto destacan los actores Duane Jones, Judith O'Dea y Karl Hardman que sí ofrecen unas buenas interpretaciones.
Romero destaca por el uso de la ironía macabra, presente en casi todos sus films, especialmente en hacer que el personaje de Hardman, el señor Cooper, tenga razón en la forma de enfrentar la situación pero al ser un personaje cobarde, egoísta y muy desagradable las simpatias se dirigen hacia el Ben de Duane Jones, a pesar de su equivocado enfoque. Otro aspecto cinematográfico es la violencia y el gore que le añaden una capa de horror gráfico inaudita hasta entonces. Inaudita no porque fuera el primero en hacerlo, Herschell Gordon Lewis ya había "desvirgado" a los espectadores americanos en ese aspecto, sino por la efectividad y acierto con que usó la violencia gráfica. Así, mientras los films de Lewis actualmente resultan más entrañables y divertidos que horripilantes, la película de Romero, más sobria, sigue causando inquietud. Otro elemento esencialmente romeriano es que ya aparece retratada la desconfianza hacia las autoridades y cómo introducen "su versión de los hechos" cuando les interesa.
La noche es reconocida por sus múltiples significados y alegorías. Lo interesante para mí de este aspecto es que es una película en la cual Romero no tuvo intención alguna de añadir ningún contenido político, algo que sí haría luego de forma consciente con diferentes niveles de éxito, todo el subtexto es añadido de forma inconsciente, por la influencia de los eventos del momento sin ser pasados por el filtro de la "intencionalidad". Por ejemplo, mucho se ha comentado sobre el hecho de que Romero decidiera poner como protagonista a un afroamericano, teniendo en cuenta la situación política del momento y la lucha por los derechos civiles. Pero una y otra vez Romero contesta a esto que escogió a Duane Jones simplemente porque fue el mejor actor que hizo una audición por el papel. Pero el hecho de que Jones sea negro hace que el final resuene con mucha más fuerza, más considerando que la película se estrenó en octubre del 68 y Martin Luther King había sido asesinado en abril del mismo año.
Con esto no quiero decir que el film no tenga subtextos o que se le buscan significados que no están ahí, todo lo contrario. La noche representa de forma casi perfecta la sociedad y el momento en que fue hecha porque lo hace de forma inconsciente, al no tener un tema específico se permite que se impregne de todo aquello que formaba el gestalt de entonces. Por eso es un clásico y por eso sigue funcionando hoy día. Si bien los temas sociales no fueron introducidos por Romero de forma consciente, eran temas que le preocupaban, así que fluyen libremente desde el subsconsciente hacia la pantalla.
Tras el éxito de La noche, Romero dirige la comedia There's Always Vanilla (1971), la cual pasa desapercibida completamente, y el film de terror Jack's Wife aka Hungry Wives aka Season of the Witch (1972), que también pasa desapercibido. Los siguientes dos films de Romero también pasarán desapercibidos, pero destacan, aparte de por ser dos films excelentes, por introducir temas y estilos presentes en su futura épica zombi, me refiero a Los Crazies (The Crazies, 1973) y Martin. El regreso de los vampiros vivientes (Martin, 1976).
Y en 1978, en un intento de resucitar su carrera, llegó Zombi (Dawn of the Dead), la épica zombi que provocó una avalancha de películas zombi en la época (igual que el remake en fechas más recientes), protagonizó portadas de prestigiosas revistas y fue un gran éxito de taquilla allí donde se estrenó. Más mérito tiene su éxito en Estados Unidos ya que se estrenó sin censurar. Ya hablé de la película y sus distintas versiones en un anterior post, que podéis leer clicando aquí, así que no me extenderé demasiado con esta película.
Esta segunda entrega es la más popular de las tres originales. Su tono ligero, la acción y la diversión presentes a lo largo del film hace que sea la más llevadera y fácil de asimilar. Muchos espectadores se dejan seducir por la fantasía de tener un centro comercial a su disposición, algo explotado también en otros films como la película de culto La noche del cometa (Night of the Comet, Thom E. Eberhardt, 1984). Por supuesto, todo el mundo menciona el mensaje anticonsumista, del film. Es algo bastante obvio, mostrado de forma sublime por Romero con un montaje en el cual se ve en un principio a los protagonistas disfrutando de todas las cosas a su disposición hasta que al final se acaban sintiendo vacíos. Ese es el mensaje de la película, además de la crítica social, y otros temas como la desensibilización hacia la violencia (me refiero a la versión de Romero, no a la extendida ni a la versión europea editada por Dario Argento). Pero al mismo tiempo, no deja de ser una fantasía seductora, por lo menos me lo pareció cuando vi la película con 12 años, algo que el remake explota con su fetichismo hacia las armas y se convierte en una exaltación de la acción, el mensaje opuesto al film de Romero.
De todos modos, en lo que se refiere a este artículo, lo interesante es que aquí por primera vez se desarrolla la marca Romero en las películas de zombis. En otras palabras, los zombis pasan a ser una molestia, y en algunos momentos víctimas, el desencadenante del drama humano. La auténtica amenaza pasa a ser el ser humano. Es la propia estupidez o la intervención de otro personaje el que hace que los zombis maten a alguien. Los zombis hacen lo que su instinto les manda, son los humanos los que tienen motivos ulteriores en sus acciones. Si los zombis acaban dominando el mundo no es por su superioridad intelectual o su habilidad estratégica, es por la propia incapacidad de los vivos para trabajar por el bien común.
Como ya he dicho, Zombi fue un gran éxito a todos los niveles y por ello se convirtió en el modelo a imitar, no sólo entonces, también en la actualidad.
Tras Zombi, Romero dirigió la interesante y poco vista Los caballeros de la moto (Knightriders, 1981), fuera del género, y la genial y muy divertida Creepshow (1982), un homenaje que hicieron Romero y Stephen King a los cómics de terror de la EC, que muestra unos muertos vivientes muy diferentes de los que había retratado hasta ahora el director.
El fracaso de Knightriders hizo que se acelerara el proceso para llevar a término la tercera entrega de la trilogía original. El día de los muertos (Day of the Dead) se estrena en 1985, ofreciendo un acertado análisis de la década de los 80, igual que La noche hizo en los 60 y Zombi en los 70.
Desde el principio, la historia de El día de los muertos fue bastante accidentada. El épico guion original se tuvo que recortar debido a que el presupuesto se redujo de 6 a 3 millones de dólares, ya que Romero quiso que la película se estrenara sin censurar. Luego su distribución fue bastante irregular, lo que no facilitó que el público accediera a ella. Aquellos que la vieron no quedaron muy contentos, la mayoría esperaban otro festival de diversión zombi como el film anterior y se encontraron con algo muy distinto. Sé que durante un tiempo, la única versión disponible en España era una versión censurada, en la que había eliminado casi todo el gore. No sé si todavía es el caso, ya que las versiones que tengo son la especial de Anchor Bay y la edición en Blu-ray de Arrow Video, ya que en lo que a extras y calidad se refiere, las ediciones españolas dejan bastante que desear.
Con el tiempo, El día de los muertos ha ido ganando seguidores y se ha convertido en un film de culto, así como se ha sabido apreciar mejor lo que quiso hacer Romero. Supongo que lo notaréis en el comentario, pero para mí esta es la mejor de las tres. Es mi favorita (y también es la favorita de Romero), la que disfruto más viendo.
El film se centra en una instalación científica dedicada a investigar una solución para el problema zombi, vigilada por un destacamento militar. Si Zombi está ambientada aproximadamente unas tres semanas después de los hechos contados en La noche, El día es de suponer que está ambientada al cabo de unos meses de los hechos de la segunda entrega. Se ha de entender entonces que los personajes llevan en esa instalación encerrados varios meses, lo que hace que la tensión y el estrés esté llegando a un nivel casi insostenible. Es lo que hace interesante el drama de los personajes.
Romero insiste en la crítica hacia el estamento militar, ya iniciada en Los Crazies, encarnado por el demente Rhodes (Joe Pilato), uno de los villanos más memorables de la historia del cine de terror. Rhodes representa una sátira de la política militar de la Era Reagan. Por otro lado, Richard Stanley representa, a través del personaje del doctor Logan (apodado por los demás "Frankenstein") la ciencia más cruel e innecesaria. Por entonces se habían destapado varios casos de crueles prácticas experimentales hechas a animales (como crucificar a un perro para ver cuanto duraba la agonía y otras cosas por el estilo), así como recuerda los experimentos que los nazis y los japoneses llevaron a cabo durante la II Guerra Mundial. Esto convierte definitivamente en víctimas a los zombis, mientras retrata la crueldad humana. El enloquecido doctor Logan contrasta con el personaje protagonista, la también científica Sarah (Lori Cardille).
El día muestra la evolución de los personajes femeninos en el cine de Romero: primero la víctima casi catatónica que vemos en La noche; luego tenemos a Francine en Zombi, la cual empieza como un personaje pasivo y poco a poco se va haciendo valer; culminando en Sarah, un personaje fuerte y al cargo de la situación desde el principio.
Paralelamente, es también un paso más en la evolución del zombi según Romero, encarnado en Bub (Howard Sherman), un zombi que aprende y empieza a mostrar ciertas señales de inteligencia.
El día es una radiografía perfecta de los 80. Es un film serio, profundo, con un tono que casa más con el nihilismo de los años 70, estrenado en un momento donde todo era diversión. Las cintas de acción eran celebraciones cargadas de testosterona y fetichismo armamentístico, en las cintas de terror predominaba un tono gamberro que mezclaba terror y humor (excepto los films del maestro Cronenberg). Todo el mundo estaba demasiado ocupado divirtiéndose como para pensar en la resaca del día siguiente. Esto no es una crítica hacia esas películas, entre ellas están algunas de mis favoritas, más bien entender por qué en su momento El día no fue bien recibida cuando se estrenó, sino al cabo de un tiempo.
En definitiva, esta es una pequeña obra maestra que ejemplifica el momento creativo cumbre de Romero. Un film oscuro y reflexivo, sangriento y excesivo que hubiera sido el cierre ideal para la trilogía. Pero no fue así y en la segunda parte analizaremos la carrera de Romero a partir de este punto.
Como film de terror, La noche funciona por su acercamiento casi documental y realista a la hora de contarnos su historia. El acercamiento naturalista de Romero, influido por films como El carnaval de las almas (Carnival of Souls, Herk Harvey, 1962) y El último hombre sobre la Tierra (The Last Man on Earth, Sidney Salkow/Ubaldo Ragona, 1964), contribuye a meter al espectador en la historia. También es importante el hecho de que la película estaba mejor escrita que la mayoría de films de la época, con personajes bien definidos y redondos. Aunque en ocasiones los interpretes de esos papeles no estuvieran al nivel del guion, del reparto destacan los actores Duane Jones, Judith O'Dea y Karl Hardman que sí ofrecen unas buenas interpretaciones.
Romero destaca por el uso de la ironía macabra, presente en casi todos sus films, especialmente en hacer que el personaje de Hardman, el señor Cooper, tenga razón en la forma de enfrentar la situación pero al ser un personaje cobarde, egoísta y muy desagradable las simpatias se dirigen hacia el Ben de Duane Jones, a pesar de su equivocado enfoque. Otro aspecto cinematográfico es la violencia y el gore que le añaden una capa de horror gráfico inaudita hasta entonces. Inaudita no porque fuera el primero en hacerlo, Herschell Gordon Lewis ya había "desvirgado" a los espectadores americanos en ese aspecto, sino por la efectividad y acierto con que usó la violencia gráfica. Así, mientras los films de Lewis actualmente resultan más entrañables y divertidos que horripilantes, la película de Romero, más sobria, sigue causando inquietud. Otro elemento esencialmente romeriano es que ya aparece retratada la desconfianza hacia las autoridades y cómo introducen "su versión de los hechos" cuando les interesa.
La noche es reconocida por sus múltiples significados y alegorías. Lo interesante para mí de este aspecto es que es una película en la cual Romero no tuvo intención alguna de añadir ningún contenido político, algo que sí haría luego de forma consciente con diferentes niveles de éxito, todo el subtexto es añadido de forma inconsciente, por la influencia de los eventos del momento sin ser pasados por el filtro de la "intencionalidad". Por ejemplo, mucho se ha comentado sobre el hecho de que Romero decidiera poner como protagonista a un afroamericano, teniendo en cuenta la situación política del momento y la lucha por los derechos civiles. Pero una y otra vez Romero contesta a esto que escogió a Duane Jones simplemente porque fue el mejor actor que hizo una audición por el papel. Pero el hecho de que Jones sea negro hace que el final resuene con mucha más fuerza, más considerando que la película se estrenó en octubre del 68 y Martin Luther King había sido asesinado en abril del mismo año.
Con esto no quiero decir que el film no tenga subtextos o que se le buscan significados que no están ahí, todo lo contrario. La noche representa de forma casi perfecta la sociedad y el momento en que fue hecha porque lo hace de forma inconsciente, al no tener un tema específico se permite que se impregne de todo aquello que formaba el gestalt de entonces. Por eso es un clásico y por eso sigue funcionando hoy día. Si bien los temas sociales no fueron introducidos por Romero de forma consciente, eran temas que le preocupaban, así que fluyen libremente desde el subsconsciente hacia la pantalla.
Tras el éxito de La noche, Romero dirige la comedia There's Always Vanilla (1971), la cual pasa desapercibida completamente, y el film de terror Jack's Wife aka Hungry Wives aka Season of the Witch (1972), que también pasa desapercibido. Los siguientes dos films de Romero también pasarán desapercibidos, pero destacan, aparte de por ser dos films excelentes, por introducir temas y estilos presentes en su futura épica zombi, me refiero a Los Crazies (The Crazies, 1973) y Martin. El regreso de los vampiros vivientes (Martin, 1976).
Y en 1978, en un intento de resucitar su carrera, llegó Zombi (Dawn of the Dead), la épica zombi que provocó una avalancha de películas zombi en la época (igual que el remake en fechas más recientes), protagonizó portadas de prestigiosas revistas y fue un gran éxito de taquilla allí donde se estrenó. Más mérito tiene su éxito en Estados Unidos ya que se estrenó sin censurar. Ya hablé de la película y sus distintas versiones en un anterior post, que podéis leer clicando aquí, así que no me extenderé demasiado con esta película.
Esta segunda entrega es la más popular de las tres originales. Su tono ligero, la acción y la diversión presentes a lo largo del film hace que sea la más llevadera y fácil de asimilar. Muchos espectadores se dejan seducir por la fantasía de tener un centro comercial a su disposición, algo explotado también en otros films como la película de culto La noche del cometa (Night of the Comet, Thom E. Eberhardt, 1984). Por supuesto, todo el mundo menciona el mensaje anticonsumista, del film. Es algo bastante obvio, mostrado de forma sublime por Romero con un montaje en el cual se ve en un principio a los protagonistas disfrutando de todas las cosas a su disposición hasta que al final se acaban sintiendo vacíos. Ese es el mensaje de la película, además de la crítica social, y otros temas como la desensibilización hacia la violencia (me refiero a la versión de Romero, no a la extendida ni a la versión europea editada por Dario Argento). Pero al mismo tiempo, no deja de ser una fantasía seductora, por lo menos me lo pareció cuando vi la película con 12 años, algo que el remake explota con su fetichismo hacia las armas y se convierte en una exaltación de la acción, el mensaje opuesto al film de Romero.
De todos modos, en lo que se refiere a este artículo, lo interesante es que aquí por primera vez se desarrolla la marca Romero en las películas de zombis. En otras palabras, los zombis pasan a ser una molestia, y en algunos momentos víctimas, el desencadenante del drama humano. La auténtica amenaza pasa a ser el ser humano. Es la propia estupidez o la intervención de otro personaje el que hace que los zombis maten a alguien. Los zombis hacen lo que su instinto les manda, son los humanos los que tienen motivos ulteriores en sus acciones. Si los zombis acaban dominando el mundo no es por su superioridad intelectual o su habilidad estratégica, es por la propia incapacidad de los vivos para trabajar por el bien común.
Como ya he dicho, Zombi fue un gran éxito a todos los niveles y por ello se convirtió en el modelo a imitar, no sólo entonces, también en la actualidad.
Tras Zombi, Romero dirigió la interesante y poco vista Los caballeros de la moto (Knightriders, 1981), fuera del género, y la genial y muy divertida Creepshow (1982), un homenaje que hicieron Romero y Stephen King a los cómics de terror de la EC, que muestra unos muertos vivientes muy diferentes de los que había retratado hasta ahora el director.
El fracaso de Knightriders hizo que se acelerara el proceso para llevar a término la tercera entrega de la trilogía original. El día de los muertos (Day of the Dead) se estrena en 1985, ofreciendo un acertado análisis de la década de los 80, igual que La noche hizo en los 60 y Zombi en los 70.
Desde el principio, la historia de El día de los muertos fue bastante accidentada. El épico guion original se tuvo que recortar debido a que el presupuesto se redujo de 6 a 3 millones de dólares, ya que Romero quiso que la película se estrenara sin censurar. Luego su distribución fue bastante irregular, lo que no facilitó que el público accediera a ella. Aquellos que la vieron no quedaron muy contentos, la mayoría esperaban otro festival de diversión zombi como el film anterior y se encontraron con algo muy distinto. Sé que durante un tiempo, la única versión disponible en España era una versión censurada, en la que había eliminado casi todo el gore. No sé si todavía es el caso, ya que las versiones que tengo son la especial de Anchor Bay y la edición en Blu-ray de Arrow Video, ya que en lo que a extras y calidad se refiere, las ediciones españolas dejan bastante que desear.
Con el tiempo, El día de los muertos ha ido ganando seguidores y se ha convertido en un film de culto, así como se ha sabido apreciar mejor lo que quiso hacer Romero. Supongo que lo notaréis en el comentario, pero para mí esta es la mejor de las tres. Es mi favorita (y también es la favorita de Romero), la que disfruto más viendo.
El film se centra en una instalación científica dedicada a investigar una solución para el problema zombi, vigilada por un destacamento militar. Si Zombi está ambientada aproximadamente unas tres semanas después de los hechos contados en La noche, El día es de suponer que está ambientada al cabo de unos meses de los hechos de la segunda entrega. Se ha de entender entonces que los personajes llevan en esa instalación encerrados varios meses, lo que hace que la tensión y el estrés esté llegando a un nivel casi insostenible. Es lo que hace interesante el drama de los personajes.
Romero insiste en la crítica hacia el estamento militar, ya iniciada en Los Crazies, encarnado por el demente Rhodes (Joe Pilato), uno de los villanos más memorables de la historia del cine de terror. Rhodes representa una sátira de la política militar de la Era Reagan. Por otro lado, Richard Stanley representa, a través del personaje del doctor Logan (apodado por los demás "Frankenstein") la ciencia más cruel e innecesaria. Por entonces se habían destapado varios casos de crueles prácticas experimentales hechas a animales (como crucificar a un perro para ver cuanto duraba la agonía y otras cosas por el estilo), así como recuerda los experimentos que los nazis y los japoneses llevaron a cabo durante la II Guerra Mundial. Esto convierte definitivamente en víctimas a los zombis, mientras retrata la crueldad humana. El enloquecido doctor Logan contrasta con el personaje protagonista, la también científica Sarah (Lori Cardille).
El día muestra la evolución de los personajes femeninos en el cine de Romero: primero la víctima casi catatónica que vemos en La noche; luego tenemos a Francine en Zombi, la cual empieza como un personaje pasivo y poco a poco se va haciendo valer; culminando en Sarah, un personaje fuerte y al cargo de la situación desde el principio.
Paralelamente, es también un paso más en la evolución del zombi según Romero, encarnado en Bub (Howard Sherman), un zombi que aprende y empieza a mostrar ciertas señales de inteligencia.
El día es una radiografía perfecta de los 80. Es un film serio, profundo, con un tono que casa más con el nihilismo de los años 70, estrenado en un momento donde todo era diversión. Las cintas de acción eran celebraciones cargadas de testosterona y fetichismo armamentístico, en las cintas de terror predominaba un tono gamberro que mezclaba terror y humor (excepto los films del maestro Cronenberg). Todo el mundo estaba demasiado ocupado divirtiéndose como para pensar en la resaca del día siguiente. Esto no es una crítica hacia esas películas, entre ellas están algunas de mis favoritas, más bien entender por qué en su momento El día no fue bien recibida cuando se estrenó, sino al cabo de un tiempo.
En definitiva, esta es una pequeña obra maestra que ejemplifica el momento creativo cumbre de Romero. Un film oscuro y reflexivo, sangriento y excesivo que hubiera sido el cierre ideal para la trilogía. Pero no fue así y en la segunda parte analizaremos la carrera de Romero a partir de este punto.