Tras el éxito de Hairspray, fiebre de los 60 (Hairspray, 1988), John Waters salió del ambiente independiente y estuvo trabajando con grandes estudios durante una breve temporada. La primera película resultado de este cambio fue Cry Baby - El lágrima (Cry-Baby, 1990). Waters ha comentado que fue la primera y única vez que varios grandes estudios se pelearon por producir un guion suyo. Y a pesar de que trabajaba para un estudio, Waters continuó siendo fiel a si mismo y en este filme de nostálgica naturaleza siguen apareciendo los temas habituales en su obra. Pero Hairspray y Cry-Baby tienen toda una serie de cosas en común que las unen entre sí, además del hecho de que ambas han sido convertidas en musicales de Broadway.
He de decir que me gusta John Waters, no tanto sus películas. Waters es tremendamente hilarante, culto e inteligente. Sus entrevistas y libros son siempre interesantes y nunca aburren. Sin embargo, sus películas no me han acabado de convencer, sólo hay cuatro de las 16 que ha dirigido que realmente me han gustado, de dos de las cuales os hablaré hoy.
Hairspray transcurre a principios de los años 60, su protagonista es la joven Tracy Turnblad (Ricky Lake) que iniciará una fiebre por el baile que desencadenará en un movimiento anti-segregacionista.
Cry-Baby transcurre durante mediados de los 50, sus protagonistas son Cry-Baby (Johnny Depp) y Allison Vernon-Williams (Amy Locane): un rebelde y una pija, el romance entre ambos se convierte en una lucha de clases.
Los temas que ambas tienen en común con el resto de las películas del director de Baltimore son el amor de Waters por los personajes extraños, los fuera de la sociedad, los rechazados y todos aquellos que no se ajusten a los parámetros impuestos por la sociedad "normal", así como un estilo de humor que en ocasiones se basa en el choque entre lo que es aceptado y lo que no y la ridiculización de la moral conservadora.
En cuanto a las cosas que ambas comparten, empezaremos por la más obvia: la música. Tienen en común no el tipo de música, ya que ambas se ambientan en décadas diferentes y por tanto tienen estilos diferentes, sino el hecho de utilizar la música como vehículo para expresar ideas, emociones y reivindicaciones. Ahora podríais decir que eso lo hacen todos los musicales, pero en estas películas no se trata de que los personajes se pongan a cantar expresando lo que sienten o avanzando la trama sino en que se usa la música como arma.
En Hairspray el baile se usa primero como forma de entretenimiento, pero cuando se condena al considerarse sucio y por romper las barreras impuestas entre negros y blancos, es usado como arma reivindicativa. En Cry-Baby la música se utiliza como arma e identificador entre los grupos rivales: los supuestos buenos chicos se expresan usando música blanda, melódica e inofensiva; los supuestos malos chicos se expresan usando rockabilly sucio mezclado con be-bop.
En ambas películas el tema central son los prejuicios, en una los raciales y en la otra de clase, y su lucha contra ellos. En ambas se representan a los "pilares de la comunidad", las "personas normales", como hipócritas y mezquinos. En Cry-Baby, por ejemplo, a pesar de que la música de los "buenos chicos" es inofensiva y cursi, su actitud es prepotente y violenta, provocando y hostigando continuamente a los "malos chicos" que en ningún momento inician ningún conflicto, siempre se defienden y son culpados por ello.
Finalmente, ambas tienen un común un innegable aire nostálgico y son homenajes al tipo de películas juveniles que se hacían en las décadas que cada una representa. Es tal vez por este aire nostálgico que son más "suaves" que las películas anteriores de Waters. En ese aspecto, el director ha comentado en varias entrevistas que sus primeras películas eran producto de cuando era un furioso veintañero que con el tiempo dejó de estar enfadado con el mundo, pero sin perder la pasión por el buen mal gusto y lo bizarro.
Las dos son muy divertidas, en caso de que no las hagáis visto y sintáis curiosidad. Son también ese tipo de musicales que pueden gustar a aquellos que normalmente no les gusta este género, ya que no son el típico alegre musical.