Es un film simplemente fantástico. Un argumento que podría parecer trillado elevado gracias a un estupendo guion, gran dirección y un reparto en estado de gracia.
Grotesca, extraña, alucinante... Horrors of Malformed Men (Kyôfu kikei ningen: Edogawa Ranpo zenshû, Teruo Ishii, 1969) es una película de culto japonesa que ofrece una experiencia inolvidable al espectador.
Hirosuke Hitomi (Teruo Yoshida) es un estudiante de medicina que despierta encerrado en un manicomio. Sin tener idea de cómo ha llegado allí ni por qué, no tarda en escapar con la intención de averiguar quién es y cómo ha llegado a encontrarse en esa situación. A partir de aquí se suceden una serie de peripecias que llevarán a Hitomi a una isla en la que un científico loco (Tatsumi Hijikata) se dedica a experimentar con seres humanos.
El director Teruo Ishii, cineasta de culto japonés popular por sus películas con torturas eróticas, se inspira en la obra del escritor Edogawa Rampo o Ranpo, como sería la traducción más correcta, para crear un film delirante en el que el absurdo existencial domina la narración. Ranpo fue un escritor muy influenciado por Edgar Allan Poe y H. G. Wells, una influencia evidente en los distintos relatos que fueron la base para la película pero que, a través del filtro japonés, resultan completamente distintos de obras occidentales con las mismas influencias. Este autor es famoso sobretodo por crear al detective Kogorô Akechi, que ya había conocido distintas adaptaciones al cine. Es tal vez por tratarse de un personaje muy popular en Japón que su aparición por sorpresa en Horrors of Malformed Men no resultara extraña para el público japonés, pero puede resultar descorcentante para el espectador occidental.
"Extraño" y "desconcertante" son adjetivos que, sin lugar a dudas, encajan perfectamente con el film de Teruo Ishii. Desde el principio, con la escena en el manicomio, se hace obvio que nos encontramos ante un film en el que el realismo es algo exótico y lejano. Para cuando se produce el delirante clímax, el espectador ya no puede más que aceptar las demenciales imágenes que se despliegan ante sus ojos. Porque esta es una de esas películas que hace que uno se pregunte "¿realmente estoy viendo esto?"
El film tuvo una corta vida comercial, retirado de las pantallas al poco de estrenarse y prohibido en Japón, al ser consideradas palabras de su título demasiado ofensivas, no por el contenido. Esto provocó que el film cayera en la oscuridad, hasta que en 2007 fuera editada en DVD en Estados Unidos. A partir de aquí fue siendo más conocido y reivindicado, proceso culminado con una reciente edición en Blu-ray editada por Arrow, gracias a la cual conocí esta peculiar película de la que no había oído hablar y por eso os lo presento a vosotros. Un título que recomiendo a los aficionados al cine extraño.
Hace poco tuve la ocasión de ponerme en contacto con Bruce Kimmel, codirector, guionista y uno de los protagonistas de The First Nudie Musical (Mark Haggard, Bruce Kimmel, 1976). Podéis leer la entrevista y descubrir cómo se creó este film de culto clicando aquí:
Ironías de la vida, la misma semana que me llegó en Blu-ray Mandy (Panos Cosmatos, 2018) fue la misma que se estrenaba en salas de cine en España. Lo que ha hecho que considere ir a verla al cine a pesar de tenerla ya en casa, debido a que es toda una experiencia que la pantalla de cine no puede hacer más que ensalzar.
Esta es una de esas películas en que el argumento no da idea de qué es exactamente lo que se va a encontrar el espectador, incluso puede sugerir una idea completamente equivocada. El argumento es simple: ambientada en 1983, Mandy cuenta la historia de Red Miller (Nicolas Cage), un leñador que se embarca en una sangrienta venganza contra la secta que ha asesinado a su novia Mandy (Andrea Riseborough). Un planteamiento que, teniendo en cuenta que está ambientada en los 80, puede hacer creer que se trata de una nostálgica cinta de acción, pero nada más lejos de la realidad.
Panos Cosmatos, hijo del director George P. Cosmatos, deliberadamente crea una trama sencilla porque lo que le interesa es crear una experiencia visceral en el espectador. Sumergirlo en un universo surrealista y delirante a traves de imágenes hipnóticas que cuentan con el apoyo de una de las últimas bandas sonoras que compuso Jóhann Jóhannsson. Mandy nos ofrece un paisaje visual y sonoro en el que se mezclan referencias al cine de acción, terror y ciencia ficción, pero recodificadas para formar una visión artística alejada del cine comercial (contra el que no tengo nada en contra, todo lo contrario). Algo parecido a lo que hacen Hélène Cattet y Bruno Forzani cuando utilizan los códigos estilíscos del giallo para crear cine experimental. Aunque Cosmatos no llega a los extremos de Cattet y Forzani, en el sentido que no deja de ser cine narrativo y no experimental, aún así, cuando llegan los títulos de crédito, uno tiene la sensación de que ha experimentado Mandy más que simplemente verla. Sin embargo, el film de Cosmatos también hace gala de cierto perverso sentido del humor. Es un film sangriento y brutal, sí, pero al mismo tiempo con momentos tremendamente divertidos.
Por supuesto, uno de los puntos fuertes de la película, más allá de lo visual, es la fantástica interpretación de un inmenso Nicolas Cage. Cage es un actor que me encanta porque no importa la calidad de la película en que esté trabajando, él siempre resulta interesante. Por suerte, en este caso su genial trabajo enriquece una película ya de por sí fascinante, con lo que todos salimos ganando.
Me pregunto qué tal encajaría una doble sesión de Mandy y Furia ciega (Drive Angry, Patrick Lussier, 2011): ambas tienen argumentos parecidos y están protagonizadas por Nicolas Cage. Pero mientras Panos Cosmatos, como ya he mencionado, lleva sus influencias de la exploitation hacia el cine de autor, Patrick Lussier las utiliza para intentar recrear una pieza de entretenida exploitation. Un interesante contraste.
Si no la habéis visto ya, es definitivamente una película que recomiendo. Reventar cabezas puede también ser arte.
Publicada mi crítica de Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte (The Girl in the Spider’s Web, Fede Alvarez, 2018) en Underbrain Mgz, clicando en:
La película en conjunto me dejó algo frío, pero resulta entretenida. La serie ahora carece del contenido social que tenían los libros de Stieg Larsson en favor del thriller más directo.
No soy muy fan de la manera que tiene J. J. Abrams de orquestrar la promoción de sus producciones, deberían haber presentado desde el principio esta película como una entretenida serie B sin muchas complicaciones. El hype solo funciona uno o dos días.
Hace poco lei un artículo destacando un punto positivo de La liga de los hombres extraordinarios (The League of Extraordinary Gentlemen, Stephen Norrington, 2003): fue la primera película en la que el capitán Nemo, interpretado por Naseeruddin Shah, estaba representado como un hombre indio tal y como Julio Verne lo había imaginado, en lugar de los típicos caucásicos que hasta entonces lo habían hecho. Este artículo me dio la idea para volver a ver una película que no había visto desde que se estrenó y salí asqueado de verla hace 15 años. Sin embargo, la tenia ya que estaba incluida en un pack que compré por los otros títulos que lo conformaban, así que me armé de valor y me puse a verla por segunda vez en mi vida.
Esta adaptación de una fantástica serie creada por Alan Moore, con arte de Kevin O'Neill, entró en producción antes de que el primer número se publicara. También fue responsable de que Alan Moore dejara de aparecer en los créditos de las películas basadas en sus obras y se desentendiera completamente de las adaptaciones al cine posteriores, de que Sean Connery decidiera no rodar más películas y de que Stephen Norrington dejara de dirigir películas. No está mal para una mediocre película de acción.
El film resulta interesante desde un punto de vista histórico: fue producido en plena efervescencia del cine de superhéroes pero cuando todavía se aplicaba una visión muy Hollywood de cómo se supone que era una película de acción de este estilo, cuando Marvel todavía no había mostrado cómo se hace bien y la Warner con DC cómo se hace mal. En sentido, la que más salió perdiendo en el traslado de las páginas a la pantalla fue Mina Murray, que pasó de lider del grupo a secundaria vampira sexy con innecesarios poderes (y con nombre de casada). Pero sus puntos interesantes se acaban ahí en lo que a mí respecta.
He de remarcar que esta película me ha hecho darme cuenta de que ya no me ofendo como antes. En su momento, la pésima adaptación que convertía una gran historia en una típica película de acción a lo James Bond, me pareció una afrenta personal. Salí dispuesto a quemar Hollywood y ahorcar a los responsables de semejante despropósito. Por suerte, he madurado. Sí, es una adaptación pésima y una película mediocre, pero puedo seguir disfrutando de la verdadera League of Extraordinary Gentlemen simplemente cogiendo el volumen de la estantería. Me he dado cuenta de que no vale la pena desperdiciar energía en odiar una película, es mejor reservar la pasión para las películas que me gustan.
A lo mejor también influye que, desde entonces, he visto cosas mucho peores, como La Torre Oscura (The Dark Tower, Nicolaj Arcel, 2017). Al fin y al cabo, como ya he repetido diversas veces a lo largo de este artículo, es un film mediocre pero no terrible o abominable. Tiene algún instante que me hace gracia, no me aburrí y aprecié los maquillajes prácticos y las prótesis mezclados con la CGI, al contrario que con Van Helsing (Stephen Sommers, 2004) que era puro ruido sin más. Tampoco creo que la vuelva a ver nunca más, claro.