Nada como una buena dosis de alegre basura para refrescar una tarde de verano. De basura cinematográfica, claro, como Demonios de la noche (Evils of the Night, Mardi Rustam, 1985), una psicotrónica producción hecha con poco dinero y menos ropa.
Unos extraterrestres aterrizan en la Tierra para obtener sangre de especímenes humanos. Y como han aterrizado cerca de una playa que los adolescentes usan para trotar y bañarse y trotar, sus víctimas serán calenturientos adolescentes cuya energía sexual podría mantener en funcionamiento una central nuclear. Para capturarlos usarán a dos descerebrados mecánicos de pueblo.
Debido al escaso presupuesto, muy convenientemente los extraterrestres adoptan forma humana, concretamente la de las estrellas televisivas de los 60 Julie Newmar, la original Catwoman, y Tina Louise, además del veterano de la serie B John Carradine. Estos se pasan la mayor parte de la película deambulando por el hospital que usan para sus planes diabólicos, soltando absurdos diálogos pseudocientíficos y sacando el máximo provecho de su vestuario espacial (el mismo tipo de vestidos del futuro que encontramos en una película de Ed Wood) y sus anillos de la muerte espaciales. Los dos mecánicos descerebrados (escogidos precisamente por su baja inteligencia, que los hace más aptos para aceptar las paparruchas de los extraterrestres según nos cuenta la película) son los veteranos Aldo Ray y Neville Brand. Aparte tenemos a las vigilantes extraterrestres que se dedican a llevar cuerpos de aquí para allá en sus vestidos futuristas de hombreras plateadas y dedicarse lujuriosas miradas.
Entre las víctimas "adolescentes" nos encontramos cuatro grupos: actores y actrices televisivos, desconocidos y desconocidas de los que no se supo más de ellos, actrices de serie B y actores y actrices porno. Los principales son mezcla de los tres primeros grupos: Nancy (Karrie Emerson), Heather (Bridget Holloman), Billy (Tony O'Dell), Brian (David Hawk) y Connie (G.T. Taylor). Los actores y actrices porno son básicamente los que se desnudan al principio de la película.
Ya os podéis imaginar que el desarrollo de Evils of the Night no es muy complejo aunque sí bastante divertido. De hecho, si la comento aquí es por lo que me hizo reír. En particular, momentos de increíble estupidez como cuando una de las víctimas masculinas se despierta en la parte trasera de la camioneta de los descerebrados psicópatas. ¿Sale corriendo? Claro que no, se toma un momento para abrocharse bien los pantalones y sale tranquilamente. Y cuando ve que se le acercan dos hombres corpulentos llevando pasamontañas negros, ¿entonces sale corriendo? Claro que no, espera que se le acerquen para preguntarles qué está pasando.
En definitiva, una película cutre salchichera pero que te hace pasar un buen rato gracias precisamente a su cutrerío. No es muy distinta de una película de serie B de los 50, pero como eran los 80 le añadieron generosas dosis de desnudos gratuitos y sangre.