Lectores y lectoras, os presento aquí con no poco orgullo mi personal maratón de películas de terror de Halloween. Se trata de una sugerencia, que podéis seguir o no, aunque, igual que cuando se graba (o grababa) un cinta de música para una persona o cosa que te gusta o atrae por sus suéteres ajustados, el orden en que están puestas las películas no es azaroso. También hay que considerar que soy una persona de contrastes y me gusta variar bastante, así que encontraréis tipos muy diferentes de películas. Como siempre, podéis clicar en los títulos para una mayor información. Calculo una hora de inicio hacia las 16:00 h.
El resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980): El descubrimiento de la versión original americana fue toda una revelación para mí, que nunca me gustó la versión europea. ¿Y qué mejor manera de iniciar un maratón de cine de terror que con un clásico del cine de terror? Tengo unas ganas terribles de ver el documental Room 237 (Rodney Ascher, 2012) sobre este film.
Return to Horror High (Bill Froehlich, 1987): Nada como algo un poco más ligero para despejarse tras el film de Kubrick. Y nada mejor para ello que esta mezcla de comedia y terror metalingüística sobre lo que le sucede a un equipo de rodaje que filma una película sobre los asesinatos que sucedieron en un instituto, usando como localización ese mismo instituto.
Viernes 13, parte V (Friday the 13th Part V: A New Beginning, Danny Steinman, 1985): Es posible que muchos se queden un poco extrañados ante esta elección. Es decir, si vas a poner una película de Viernes 13 ¿por qué no la original? Bueno, es cierto que esta película es bastante despreciada por los fans, al no contar con Jason Voorhees (tras matarlo en la cuarta, el plan era sustituirlo con un nuevo asesino enmascarado). También es cierto que mis favoritas de la saga son la 1, la 2 y la 6. Así que ¿por qué esta entrega en particular? Pues porque cuando te lo miras simplemente como un film slasher, lo cierto es que está bastante bien. Se aleja de la fórmula ya trillada empleada en las anteriores películas y aparecen personajes interesantes, además de ser bastante divertida. Y, por último, simplemente mencionar que ¡OhdiosmíoDebiSueVoorheesesunadiosahechacarne!
Vagina Dentata (Teeth, Mitchell Lichtenstein, 2007): A pesar del estúpidamente explícito título castellano, este es un film de terror bastante inteligente y bien realizado, que trata sobre la represión y el miedo al sexo pero también sobre su aceptación y descubrimiento.
T1-EP2: And All Through the House, dirigido por Robert Zemeckis.
T3-EP3: Carrion Death, dirigido por Steven E. de Souza
T4-EP6: What's Cookin', dirigido por Gilbert Adler
Poltergeist (Fenómenos Extraños) (Poltergeist, Tobe Hooper, 1982): Otra de esas películas que te alucina que en su momento fueran calificadas para todos los públicos. Normalmente, cuando una película tiene una historia conflictiva tras las cámaras como esta, el resultado final no suele ser muy bueno, pero hay que admitir que esta película se ha convertido en un clásico. Tiene la brillante idea de convertir lo cotidiano en aterrador (algo que Stephen King y John Carpenter habían iniciado) y tiene un interesante subtexto feminista.
Slither: La plaga (Slither, James Gunn, 2006): Hace nada leí un artículo sobre este film que empezaba diciendo que los fans del cine de terror se quejan continuamente de que no se les ofrece nada nuevo, de que las películas actuales que se estrenan de terror son siempre más de lo mismo y nada originales pero que cuando se estrena una que sí lo es, nadie va a verla. Como le pasó a La cosa (The Thing, John Carpenter, 1982) y como le pasó a esta película. No es que Slither esté a la altura del clásico de Carpenter, pero es una película soberbia que en su momento pasó desapercibida.
Amer (Hélène Cattet, Bruno Forzani, 2009): ¿Cine casi experimental en un maratón de Halloween? ¡Claro que sí! Esta recreación de la estética giallo proporciona al espectador un tour de force visual y sensorial difícil de superar. Por su trama puede que resulte especialmente interesante a las lectoras.
Magia negra (Baba Yaga, Corrado Farina, 1973): Concluimos, como no podía ser de otra manera, con una de mis películas favoritas. Una adaptación del cómic de Guido Crepax adelantada a su tiempo, erótica, misteriosa y absorbente. Una obra maestra. Importante, la versión a la que me refiero es el montaje del director (editado por Shameless hace unos años) con el audio italiano, no la doblada al inglés.
Una adición de última hora. Me he encontrado esto en el correo y he pensado que os haría gracia a muchos. Como toda persona de buen gusto que se precie me encanta La jungla de cristal (¿os gustaría que hiciese un post sobre la saga? He pensado que a lo mejor era ya demasiado conocida). En fin, me han enviado imágenes y el tráiler de la nueva entrega, la cual recupera un argumento que originalmente se planteó para la cuarta, y os lo dejo aquí (me envían muchas cosas de estas, ¿os interesaría que lo pusiese en el blog? No es algo que tenga costumbre de leer o hacer). ¿Con ganas de verla?
Cuando uno se pone a buscar películas para Halloween normalmente se escogen películas de terror y es lo que estaba haciendo mientras preparaba mi selección para un maratón halloweeniano (que supongo publicaré mañana). Mientras hacía mi selección recordé esta fantástica comedia negra que está ambientada en Halloween y, aunque no sea una película de terror, esto hace que también sea una gran elección para esta fiesta. Bueno, lo cierto es que es una gran comedia y cualquier momento es ideal para verla.
Yo no soy muy fan de Frank Capra, su tipo de cine nunca me sentó demasiado bien, siendo Arsénico por compasión (Arsenic and Old Lace, 1944) la excepción. Esta comedia de ritmo acelerado gira en torno a Mortimer Brewster (Cary Grant) que la noche en que va a decirle a sus tías Abby y Marta (Josephine Hull y Jean Adair, respectivamente) descubre que estas han cogido como hobby asesinar a los pobres desgraciados que alquilan una habitación en su casa. Para complicar más las cosas, el asesino hermano de Mortimer, Jonathan (Raymond Massey), decide regresar al hogar huyendo de la policía.
Gran parte del mérito de esta película descansa en la obra de teatro en que se basa, que se ha convertido también en un clásico de la comedia teatral (y se sigue representando, especialmente en esta época del año, hace unos años la hicieron en Barcelona), que hace gala de un humor negro que no ha envejecido. Las viejecitas asesinas eran divertidas entonces y lo son ahora. También los gags más propios de la screwball comedy, como los del taxista, siguen funcionando perfectamente. O por lo menos funcionan en mí que me reí mucho volviendo a verla. Incluso hay algún momento bastante moderno en que se rompe la cuarta pared y Grant habla directamente con el espectador, así como sus toques metalingüísticos.
Es una lástima que los productores de la obra teatral no dejaran que Boris Karloff retomara el papel de Jonathan, ya que la obra todavía se estaba representando mientras rodaban. De todos modos, todo el reparto está muy bien, incluida Priscilla Lane como Elaine Harper, que tiene el difícil papel de ser la única persona más o menos cuerda de la película. Peter Lorre está como siempre fantástico, parodiando el tipo de papel que se veía obligado a hacer en el cine americano. Pero la palma se la lleva Cary Grant, convertido prácticamente en personaje salido de Looney Tunes. Según comenta John Landis en Trailers from Hell, Grant no estaba nada satisfecho con su interpretación, ya que le parecía demasiado exagerada, pero Capra insistía en ello. Algo parecido a los reproches que James Cagney le hizo a Billy Wilder en la histéricamente divertida Uno, dos, tres (One, Two, Three, 1961). Pero queda claro que tanto Capra como Wilder tenían razón y tanto Grant como Cagney ofrecen interpretaciones muy divertidas y de acuerdo al ritmo y la locura de sus respectivas películas.
Viéndola de nuevo también se me ocurrió pensar que habría sido interesante ver una película de terror dirigida por Capra. Algunos momentos del film tienen una iluminación basada en pequeños destellos en la oscuridad muy interesantes, así como hay una escena entre Massey y Lorre intercambiando impresiones sobre las operaciones quirúrgicas del primero que indica que Capra podría haber hecho un interesante film de terror o suspense, si le hubiese apetecido.
Otro aspecto a destacar es que de entre los locos que forman la familia Brewster me llena de curiosidad el abuelo, al cual solo conocemos por referencias y sabemos que tenía una especie de laboratorio lleno de venenos y que quemó a la tía Abby con ácido. Hollywood ya está tardando en hacer una precuela, es lo que el mundo necesita, una precuela de Arsénico por compasión que, para hacerlo redondo, estuviese producida por Michael Bay. Megan Fox y Jessica Biel podrían hacer de las tías de jóvenes.
¿No os dan escalofríos solo de pensarlo?
Ahora en serio, Arsénico por compasión es un clásico de la comedia que merece serlo, ya que hoy día sigue siendo tan divertida como en 1944. Incluso hay toques de esos absurdos que tanto me gustan, como Grant acusando al gato de también estar involucrado en los asesinatos de las tías Brewster. En fin, supongo que todo el mundo la ha visto, así que lo que recomiendo es verla otra vez, claro que sí.
Hace un tiempo escribí un artículo sobre la trilogía Matrix (mi primer artículo aquí, mi cambio de opinión aquí). Lo hice aunque había pasado un tiempo desde que las había visto. Luego recibí la edición especial de la trilogía en Blu-ray y al volver a ver las tres películas cambié de opinión sobre las dos secuelas. Seguro, no son tan buenas como la primera pero las dos continuaciones tienen un montón de ideas y conceptos interesantes, el primero de ellos no convertir las películas en una típica guerra contra las máquinas. Como suele ser habitual cuando me meto en estos fregados, todo el mundo estuvo de acuerdo en lo mucho que me equivocaba. Bueno, hoy en Ain't Cool News me he encontrado un estupendo artículo en defensa de las secuelas a raíz del estreno del nuevo film de los Wachowskis y me he alegrado tanto al comprobar que no estoy solo en su apreciación y por qué son unas secuelas dignas que no puedo más que compartirlo con todo el mundo:
Creo que os debo una disculpa, lectores y lectoras, porque, siendo honesto, no se me ha ocurrido nada mejor para justificar este comentario de El cerebro (The Brain, Edward Hunt, 1988) que el simple hecho de que esta película, como diría Camilo Sesto, ¡mola! ¡mazo!
Solo por los primeros siete minutos de película ya deberíais correr a verla, pero lo mejor es que aún hay 80 minutos más de puro oro ochentero. Ya con la premisa de un cerebro gigantesco tentacular me tenían ganado, es la principal razón por la que la alquilé en vídeo en su día. Me encantan las películas de cerebros sin cuerpo como Donovan's Brain (Felix E. Feist, 1953) o The Brain That Wouldn't Die (Joseph Green, 1962), incluso el memorable episodio de La mujer maravilla (Wonder Woman, 1975-1979) en que Wonder Woman se enfrenta a un gigantesco cerebro telequinético me encanta. No se me ocurre ninguna película de este estilo que sea mala, por la simple razón de que no existe.
Pero es que además de un cerebro devorador de gente, esta producción canadiense cuenta con una historia muy interesante y bien desarrollada, con incluso unas gotas de sátira social. Todo empieza cuando en uno de esos agradables pueblos canadienses que intentan pasar por el típico pueblo norteamericano los asesinatos y suicidios protagonizados por adolescentes empiezan a multiplicarse. Resulta bastante curioso, pero estas muertes coinciden con la emisión del programa Pensamiento Independiente, en el cual el doctor Anthony Blakely (David Gale) se dedica a iluminar a la audiencia con su perspicacia psicológica. El joven Jack Majelewski (Tom Bresnahan) es un problemático "adolescente" que será enviada al instituto del doctor Blakely para que lo conviertan en un joven responsable. Allí descubrirá que detrás del doctor hay un cerebro gigantesco ansioso de poder y ondas cerebrales. Ahora, Jack deberá huir de la policía acusado de unos asesinatos que no ha cometido mientras intenta impedir que el cerebro se apodere del mundo a través del programa de televisión Pensamiento Independiente.
El film arranca con una fantástica secuencia en la cual vemos al cerebro en acción y no baja el nivel a partir de ahí. Está plagado de esos detalles que hicieron el género brillar durante los 80: litros de sangre, unos efectos especiales memorables (en lo bueno y en lo malo), desnudos gratuitos, sanas dosis de humor y, en este caso, sus dosis de acción. Incluso detalles más flojos, como el hecho de que los adolescentes protagonistas tienen más pinta de haber acabado una carrera universitaria que otra cosa, acaban pasando a un segundo plano ante las grandes dosis de diversión que proporciona la película (no incluyo aquí los momentos "más flojos" de efectos especiales porque a pesar de lo obvios que son me gustan igualmente). El protagonista al principio parece un capullo (gastando bromas infantiles y haciendo que su guapa novia le haga los deberes) pero a medida que avanza la película la verdad es que al final se hace querer después de pasarlo tan mal. Por otro lado, es genial ver al gran David Gale haciendo lo mejor que sabe hacer: de científico chiflado.
El argumento tiene unos toques al estilo "ladrones de cuerpos" que la hace interesante, presentando en este caso a la televisión como la responsable de la destrucción de la personalidad de los humanos. Este toque satírico lo combina con las estupendas escenas de alucinaciones que el cerebro provoca en aquellos que se le resisten y con las estupendas escenas en las que el propio cerebro va devorando gente.
En definitiva, un gran título para los amantes de la serie B y los fans del cine ochentero fantástico. Un film con un alto nivel de disfrutabilidad. En esta ocasión solo he podido encontrar el tráiler doblado al castellano, no el original, así que no puedo más que señalar lo mucho que pierde Gale doblado.
Cuando un actor o una actriz gana un Oscar, es de esperar que lo utilice para conseguir mejores trabajos. No es el caso de Susan Tyrrell, que actuaba con la misma intensidad demencial fuera la película que fuera: una obra de cine de autor o una oscura producción de serie B. Es su talento para hiperactuar el que hace que Night Warning aka Nightmare Maker aka Butcher, Baker Nightmare Maker (William Asher, 1981) sea tan entretenida de ver. Aunque no es el único motivo.
Este es uno de esos films que sobrevive entre los aficionados no por sus virtudes o por su calidad, más bien por la locura y demencia que impregna cada fotograma. La dirección de Asher es muy televisiva y poco imaginativa, el guion es algo irregular y combina un desarrollo típico con toques de "genialidad". El film es un claro antecedente de otras películas más populares como Atracción fatal (Fatal Atraction, Adrian Lyne, 1987) y posteriores imitaciones, pero dudo que sea muy conocido fuera de los seguidores del género.
Susan Tyrrell es Cheryl Roberts, una mujer que tiene una insana obsesión con su sobrino Billy de tres años. Tras la muerte "accidental" de sus padres, Cheryl puede dar rienda suelta a su obsesión y hacerse cargo del niño. La historia arranca cuando el ya crecido Billy (Jimmy McNichol) está a punto de independizarse gracias a una beca deportiva y le planta la noticia a su tía. Si a eso le sumamos que Billy tiene una novia muy mona (Julia Duffy), da como resultado que la tía Cheryl deberá emprender acciones drásticas para mantener a Billy en casa.
La historia resulta bastante típica para el espectador actual, sin embargo cuando se estrenó a principios de los 80 debería resultar bastante novedosa. El desarrollo, como ya he dicho, es bastante estándar pero aquí y allá nos encontramos con algunos hallazgos interesantes, especialmente en todo lo relacionado con la relación entre Chetyl y su sobrino que evoluciona hacia el incesto de forma acelerada. También resulta curiosa una subtrama homosexual que al principio parece completamente gratuita pero obtiene su compensación al final.
Pero lo que hace que este film resalte es la interpretación de Tyrrell. Cada vez que aparece en pantalla transforma la película en loquilandia, uno se extraña de que el resto de personajes no se dé cuenta de que está completamente loca, lo que convierte todas las escenas en las que aparece en oro puro. Tampoco podemos olvidar al otro gran actor que nos encontramos: Bo Svenson, el cual interpreta un poli chiflado, racista, homófobo y bastante negado para la investigación. A pesar de ello, de lo despreciable de su personaje, es inevitable sonreír cada vez que aparece en pantalla.
Cuando estos dos grandes no aparecen, la película se hace algo sosa. No es que sea mala (o no muy mala), es más bien algo mediocre, normalita. Por lo menos en su primera hora, en la media hora final apreta el acelerador, deja el estilo de thriller normalito y se vuelve una demencial cinta de terror sangriento, con Tyrrell hiperactuando de una manera que haría llorar de envidia al gran Nicolas Cage.
Os he puesto aquí el tráiler de la película, promocionada como Night Warning. Me ha llamado la atención porque directamente mienten al espectador inventándose la trama y convirtiéndola en una especie de slasher, tan populares por entonces, sin explicar de qué trata la película en realidad.
Cuando Quentin Tarantino explicaba que Lady Snowblood (Shurayukihime, Toshiya Fujita, 1973) había sido una gran influencia a la hora de crear Kill Bill (2003/2004) lo mismo podría haber dicho que Kill Bill era un remake de Lady Snowblood. Y no se trata de despreciar a Tarantino (es un director que me gusta y fueron sus comentarios los que me llevaron a esta obra maestra) o Kill Bill, pero lo cierto es que todo aquello que me había llamado la atención del film de Tarantino procede de este film de Fujita: la estructura narrativa, la división en capítulos, la mezcla de b/n y color, la mezcla de cine de acción real con otros formatos, el personaje de O-Ren Ishii, las escenas de entrenamiento, la música... Hasta uno de los planos más icónicos del film de Tarantino es una reproducción de un plano de Lady Snowblood.
Todo ello ha hecho que considere Lady Snowblood una obra maestra, un film increíblemente moderno, adelantado a su época, que trasciende las barreras del género o la nacionalidad. Un prodigio que barrió Japón en 1973 y que vista hoy día sigue tan fresca como entonces.
El film es una adaptación del manga creado por Kazuo Koike y Kazuo Kamimura, más conocidos por su obra El lobo solitario y su cachorro, y cuenta la historia de Yuki Kashima (Meiko Kaji), alias Lady Snowblood, nacida para vengar el asesinato de sus padres. Con esta aparentemente sencilla premisa, el director Toshiya Fujita crea un film que sobrecoge primero por su maestría visual, una poesía de las imágenes que hace que para cuando aparece en pantalla "Capítulo primero: La venganza aprisiona el amor y el odio" el espectador se encuentre ya absolutamente absorbido por el film.
En otras palabras, desde el principio la película me pareció una maravilla visual y me encontré absolutamente absorbido por ella. Pero Lady Snowblood es mucho más que un despliegue de maravillas visuales, el complejo guion, obra de los autores del manga original y Norio Osada, le añade una capa extra de interés. En lugar de seguir el trillado camino habitual en una historia de venganza (presentación del protagonista, se le hace una terrible maldad, el protagonista se venga), se toman interesantes vericuetos y caminos dramáticos que confluyen en una sorprendente y atípica conclusión para este tipo de filmes. Además, se incluyen ciertos toques de denuncia social, inéditos en este tipo de película.
Es la suma de la maestría visual y el fascinante guion lo que hace que, para mí, el film se eleve de la entretenida exploitation y entre directamente en lo que llamamos arte cinematográfico. El tipo de film que recomendaría no solo a los aficionados al cine de acción japonés (que imagino estarán de sobra familiarizados con este título), también a aquellos que son amantes del buen cine. Mientras la estaba viendo, cada cinco minutos pensaba: "esta película es muy, muy buena". Muy buena y muy sangrienta y muy violenta.
Además de la maestría visual y del interesante guion, en el film destaca la actriz que da vida a Lady Snowblood, Meiko Kaji. Kaji ya había encarnado anteriormente a una heroína adaptada del manga en la saga cinematográfica Female Prisoner Scorpion, además de ser también muy popular con la saga Stray Cat Rock, pero es en las dos películas de Lady Snowblood que ofrece su mejor trabajo. Cuando saca su espada y la música sube y se enfrenta a un ejército de enemigos, Kaji logra que Lady Snowblood sea la heroína más badass de la historia del cine.
Este es el tráiler, aunque es algo engañoso ya que la presenta como una cinta de venganza espadachina más habitual.
Tras el éxito de Lady Snowblood era inevitable que llegara Lady Snowblood: Love Song of Vengeance (Shurayukihime: Urami Renga, Toshiya Fujita, 1974), aunque resulte algo extraño tras ver la primera.
Según cuenta Tom Mes en el libreto que acompaña la edición en Blu-ray que ha editado Arrow Video, en el manga original la historia de la venganza de Yuki se alternaba con episodios independientes en los cuales Yuki trabaja como asesina a sueldo, este film parte de ese aspecto de Lady Snowblood que no aparece en el primer film.
Esta "balada de venganza" transcurre diez años más tarde de los eventos mostrados en el primer film. Encontramos a Yuki vagando sin rumbo por el país, caminando desorientada, masacrando a los policías que intentan arrestarla. Finalmente se entrega ella misma y es condenada a muerte. Es entonces que un misterioso personaje la rescata a cambio de que cumpla cierto encargo.
Este film no está al nivel de la primera entrega pero a pesar de ello es bastante bueno, ya que reúne el mismo equipo de guionistas, más Kiyohide Ohara, y repite Fujita como director. Y, por supuesto, regresa Meiko Kaji como Lady Snowblood.
Tan compleja como la primera entrega, en esta continuación el aspecto político levemente insinuado en el anterior film pasa aquí a un primer plano. Se hace una fuerte crítica del gobierno (una crítica sangrienta cuando Lady Snowblood la lleva a cabo) que intenta imponer su voluntad sobre el pueblo. La representación del gobierno de principios del siglo XX está pensada como crítica del actual (y también de los gobiernos contemporáneos) lo que le da al film una inesperada relevancia.
Pero no os confudáis, a pesar del subtexto político y su voluntad reivindicativa, Love Song of Vengeance es también un film violento y sangriento, muy dinámico y cinético. Es una lástima que los críticos más esnobs y miopes a los cuales se les hace el culo pepsicola con los films de Tarantino desprecien al mismo tiempo pequeñas maravillas como este film (de lo cual el director no tiene ninguna culpa).
Este 9 de octubre salió a la venta en Blu-ray/DVD Prometheus (Ridley Scott, 2012, previos articulos sobre el film aquí y aquí) en Inglaterra y Estados Unidos. Mientras esperaba que llegase la edición inglesa a casa se extendió por Internet que en este Blu-ray se revelaba una conexión entre los films de Ridley Scott Blade Runner (1982) y Prometheus. Hipótesis sobre futuras películas en que los dos universos se mezclarían surgieron y fueron comentadas como si fuera un hecho ya consumado que se iban a hacer. Bueno, este fin de semana por fin pude echarle un vistazo a los extras y he aquí lo que inició tanta hipótesis y excitación.
En el disco uno de la edición hay un extra titulado The Peter Weyland Files en el cual se recopilan los diversos vídeos virales que aparecieron antes de que se estrenara la película. Como introducción a cada vídeo aparece un informe ficticio escrito por Peter Weyland antes de embarcarse en la Prometheus. Estos textos están llenos de guiños a los fans; en el que introduce la presentación de la doctora Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) Weyland alude a un plan B relacionado con LV-426. En el texto que introduce el anuncio publicitario de los modelos David 8, Weyland alude a un competidor y amigo que optó por seguir una senda paralela a la hora de crear vida sintética, obviamente alude a Tyrell, el "padre" de los replicantes. Sin embargo, no es más que eso: un guiño puesto en un texto ficticio que introduce un vídeo. Nada más.
También en el audiocomentario de los guionistas, Damon Lindelof menciona su intención de mezclar los temas de ambas películas. No se refiere a personajes, tramas, universos sino a temas.
En el disco dos tenemos el origen de este guiño. Dentro de los "Enhancement Pods" que expanden el masivo documental The Furious Gods: Making Prometheus, nos encontramos un vídeo llamado "Uniendo los Ridleyversos", en el cual se cuenta como Scott llegó un día a la oficina diciendo: "¿No sería genial que la compañía se llamara Weyland-Tyrell? ¿Y que uno de los guardas se llamara Batty?". Pero no pasó de ahí y la idea se desechó cuando la película se encontraba en fase de diseño.
Ya veis que de un grano de arena se hizo una montaña. Resulta fascinante como cualquier cosa remotamente relacionada con estos dos universos levanta mil comentarios e hipótesis, algo que a pesar de ser yo mismo un fan de ambos me resulta un poco incomprensible.
En fin, os recomiendo comprar la edición especial de esta película, ya sea la americana o la inglesa, porque el precio que puede tener cuando finalmente se edite aquí ni me lo quiero imaginar. Son de región libre y la inglesa, que es la que tengo, está completamente subtitulada en castellano (excepto los audiocomentarios) y supongo que la americana también, pero no lo sé seguro. La edición especial americana es de 4 discos porque incluye Blu-ray 3D y el film en DVD, la edición especial inglesa es de 3 discos porque no incluye el film en DVD. Yo me compré la inglesa simplemente porque tardaría solo una semana en llegar.
Si sois fans y os encantó la película como a mí, prácticamente estáis obligados a comprar la edición especial y prescindir de la sencilla. ¿Por qué? Porque en las ediciones especiales se incluye un Blu-ray de extras en el cual tenemos el anteriormente mencionado The Furious Gods: Making Prometheus, un documental de 3 horas y 40 minutos (que con los Enhancement Pods llega casi a las 5 horas) en el cual se cubren todos los aspectos de la realización de la película: desde que Scott tuvo la idea hasta que se estrena la película. Esto incluye comentarios sobre como era el film cuando todavía se trataba de una precuela Alienmás típica, descripción de escenas que no se rodaron, el conflicto entre hacer una película PG-13 o R y lo más interesante para mí: cómo evolucionó la historia a lo largo de varios guiones.
Al poco de estrenarse la película salió una noticia diciendo que habría un montaje del director editado en Blu-ray, algo que finalmente no ha sido así. Aunque en un principio me decepcionó, se me pasó rápidamente al comprobar que la versión estrenada era el montaje del director. Se incluyen todas las escenas eliminadas y no hay nada que se eche de menos, todo lo eliminado está justamente eliminado ya que son escenas realmente innecesarias o que fueron mejoradas al ser editadas. El caso más curioso de estas escenas eliminadas/alternativas es el ataque de la llamada "criatura Fifield": originalmente se pensó hacerlo con una criatura CGI más parecida a un alien pero Scott decidió dejar la versión con el actor maquillado porque tenía la sensación de que la versión CGI te sacaba de la película. Tras ver la escena (finalizada) no puedo más que estar de acuerdo con Scott. Los audiocomentarios son también bastante interesantes. El de Scott me sorprendió por lo entretenido que es, especialmente cuando habla de su trato con los ejecutivos.
Tras volverla a ver de nuevo, Prometheus me parece mejor de lo que pensé en un primer momento. Para mí, ha mejorado con el nuevo visionado y ya ni siquiera me molesta que Guy Pearce haga de viejuno. Me alegra que no se optara por una precuela típica y se decidiera hacer un film cuya historia corre paralela a la que ya conocemos. Además ha aumentado mi apreciación por la película y Scott tras ver cómo este se implicó en la escritura del guión y la gran cantidad de efectos que se hicieron de forma práctica.
Lo que te voy a
contar ahora sucedió realmente. Puedes comprobarlo:
El dos de julio de
1932, el guionista y director de cine Paul Bern se casó con la sexsymbol
de la época Jean Harlow. Dos meses más tarde fue encontrado desnudo con un
disparo en la cabeza en su mansión de Beverly Hills. La investigación que se
hizo entonces llegó a la conclusión de que se trataba de un suicidio y para
evitar escándalos los representantes de la MGM crearon una explicación y
pruebas para la misma. La razón que dieron para el suicidio de Bern fue que era
impotente. Se encontró una nota cerca de su cuerpo que creaba más preguntas y
no aclaraba nada. A día de hoy siguen habiendo rumores y teorías que aseguran
que Bern fue asesinado.
En 1966, la casa de
Bern pertenecía al peluquero Jay Sebring. Una noche, Sharon Tate, su amante
entonces, se despertó sobresaltada una noche. Cuando encendió la luz se vio
sorprendida por una fantasmagórica figura que según Tate se parecía a Paul
Bern. Tate salió corriendo del dormitorio para encontrarse un horror mayor:
otra figura fantasmal. Esta otra aparición era una figura encapuchada que
estaba atada al pie de las escaleras y la cual sangraba abundantemente por su
garganta cortada. Si bien el rostro no se veía, Tate tuvo la sensación de que
se trataba de ella misma o su amante Jay Sebring.
En 1968, Tate tenía
una nueva pareja: el director de cine Roman Polanski. Polanski acababa de
triunfar con su película La semilla del diablo, en la que se representaba
a una secta satánica. En la noche del nueve al diez de agosto de 1969, mientras
Polanski se encontraba fuera del país por una película, en su casa se
encontraban Sharon Tate, entonces embarazada de Polanski, Jay Sebring, Wojciech
Frykowski y Abigail Folger; todos ellos fueron asesinados por la secta de
Charles Manson, la Familia.
Manson creía que la
canción Helter Skelter escrita por John Lennon era una señal para
empezar su racha de asesinatos. En 1980, Lennon fue asesinado a la puerta de su
casa, que entonces se encontraba en el edificio Dakota de Nueva York. Edificio
en el cual Roman Polanski había filmado el clásico La semilla del diablo.
Todo lo que te voy a contar a continuación es
mentira.
Marta Duna entró en
el café Miralls de Barcelona, se sentó en una mesa del fondo, dejó su teléfono
móvil encima de la mesa, pidió un cortado y se puso a leer Postales de
Invierno de Ann Beattie mientras esperaba que llegase Romeu Torba.
Llevaba cinco
minutos esperando cuando el móvil empezó a vibrar sobre la mesa. Marta miró
quién llamaba y contestó.
-Ey, Laurota, ¿qué pasa?
-Dime, ¿qué haces
el viernes?
-No sé. De momento
nada. Depende de cómo vaya con el Romeu.
-Pues ya tienes
plan para el viernes. ¿Te acuerdas de cómo fue escuchar la canción bizarra?
Laura Miró, la
amiga con la estaba hablando Marta, se refería a la canción We All Love
Peanut Butter de One Way Streets. Marta y Laura la escucharon por primera
vez una tarde que estaban en casa de Laura fumando porros y escuchando música
garage de los años sesenta. Ambas se quedaron fascinadas por la extraña y
apocalíptica letra de esta canción.
-Pues he encontrado
un espectáculo que es casi lo mismo. No se parece a nada que hayas visto antes.
-Vale, mira, ya
hablaremos más tarde que puede llegar ya pronto.
-Vale, venga. Que
haya suerte. Un beso.
-Un beso. Hablamos.
Marta colgó. El
deseo de buena suerte por parte de Laura tenía su origen en la complicada
relación que habían mantenido en los últimos meses Marta y Romeu. Habían
empezado a salir hacía casi seis años, al poco de empezar ambos a estudiar en
la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona. Y al principio todo
era maravilloso como suele ser. Es por eso que al cabo de sólo tres años
empezaron a vivir juntos. Demasiado pronto, según amistades de ambos. Pero ¿qué
más daba lo que dijeran los demás? Ellos no sabían lo bien que estaban juntos
ni lo lógica que era aquella decisión desde todos los puntos de vista.
Al cabo de un año
de vivir juntos las discusiones entre ellos eran cada vez más frecuentes. Una
noche que Romeu salió con sus compañeros de trabajo, se enrolló con una chica
con la que ligó en un bar al que fueron a tomar unas cervezas. La chica se
llamaba Joanna y él nunca supo como se apellidaba. Se apellidaba Clima. Se
empezaron a besar y a buscarse con las manos entre la multitud que llenaba el
local. Más tarde fueron a casa de ella y se pusieron a follar. La primera vez
él se corrió antes que ella, pero la segunda vez ella también se corrió.
Joanna estudiaba
Bellas Artes, tenía un bonito pelo negro y ojos grandes. Se parecía a Barbara
Steele. Le gustaba escuchar a Sufjan Stevens y a April March. Unos meses más
tarde de follar con Romeu se casó con un ejecutivo de La Caixa y dejó los estudios.
En otra ocasión, Marta
salió con sus amigas de la universidad a celebrar que habían aprobado una
asignatura particularmente complicada. Mientras bailaban en la disco Karma,
Marta se fijó en un atractivo chico que la miraba mostrando interés. Marta se
apartó de su grupo y se acercó al chico para evitar llamar la atención de sus
amigas. “Voy al lavabo”, les dijo. Él se llamaba Pep, Mata nunca supo su
apellido pero era Lib. A Marta le gustó y quedaron fuera. Se despidió de sus
amigas alegando cansancio, aunque el lunes le explicó a Laura lo que realmente
había pasado, cosa que Laura ya se olía.
Fueron a casa de
él. Marta tuvo un primer orgasmo mientras Pep le hacía un cunnilingus y un
segundo mientras follaban. Pep le hizo una foto a Marta desnuda y la guardó
como recuerdo. Marta normalmente no habría aceptado pero se encontraba en un
estado de mareada satisfacción que la llevó a decir sí.
Pep guardó la foto
durante años y nunca se la enseñó a nadie. Cuando a los ochenta años Pep murió,
la foto fue encontrada por una de sus nietas, Mireia Dai. Mireia empezó
entonces a investigar quién era aquella desconocida pero jamás lo averiguó.
Escribió un libro relatando la experiencia que se convirtió en un gran éxito de
ventas. El libro se tituló Media Luna por una pequeña marca de
nacimiento que tenía Marta sobre el ombligo.
Incidentes como
estos no fueron aislados. Ni Marta ni Romeu fueron conscientes de las
infidelidades del otro. Esto no ayudó a su relación. La convivencia entre los
dos se empezó a hacer tensa, malo, o aburrida, peor. La verdad era que Marta
seguía queriendo y mucho a Romeu y él a ella igual, pero a veces el amor no es
suficiente.
A mitad del sexto
año de relación decidieron darse un periodo de reflexión. Un periodo en el cual
cada uno por su lado analizaría la relación y decidirían que hacer.
Una noche, durante
este periodo de reflexión, Laura sacó a Marta de fiesta porque la veía muy
deprimida. Fueron haciendo ruta por los bares del Barrio Gótico. En uno de
estos locales Marta conoció a Sastre, que en realidad se llamaba Hugo, y se
enrollaron sentados en un sofá, ignorados por el resto de las personas que se
encontraban allí. Quiso el destino que Romeu entrara en aquel mismo local y
viera a Marta enrollándose con Sastre, aunque él no sabía como se llamaba el
tío con el estaba Marta. Romeu pidió a los amigos con los que estaba que
salieran de allí inmediatamente.
Al cabo de un par
de días Romeu se enfrentó a Marta y le pidió explicaciones. Tras una larga y
amarga discusión, Romeu dio por terminada la relación.
Fue un duro golpe
para Marta. A veces se ponía a llorar en el trabajo y la mandaban a casa. En
casa, que compartía con Laura, hacía poco más que quedarse tirada en la cama,
escuchando The Shangri-Las, Glasvegas y la canción It’s Raining On Prom
Night del musical Grease hasta el punto que Laura amenazó con tirar
el CD por la ventana si no dejaba de escucharlo.
Al cabo de un par
de semanas se volvieron a ver Romeu y Marta. Empezaron intentando hablarse de
forma civilizada y acabaron enrollándose. De forma esporádica durante las
siguientes semanas se acostaron juntos.
Aquella tarde que
Marta esperaba que Romeu llegara, tenía la esperanza de que fuera el primer
paso para darse una segunda oportunidad y volver a salir juntos de forma
oficial.
Al cabo de unas
cuantas páginas Marta no se acababa de decidir sobre si el libro era muy
divertido o muy triste y también se dio cuenta de que Romeu llegaba media hora
tarde. Algo que no era normal en él. Tal vez se había estropeado el metro.
Marta no le dio excesiva importancia. Sin embargo, cuando pasada una hora él
todavía no había llegado, Marta le llamó.
-Hola, oye, ¿qué pasa que no has llegado
todavía?
-¿No has visto el
mail que te he enviado?
-Eh, no. ¿Qué mail?
-El mail en que te
digo que ya no quiero que nos veamos más, que doy lo nuestro por acabado y que
ya no me interesas.
-…
-Tendrías que mirar
el correo más a menudo. En fin, ya lo sabes. Por mi parte todo ha terminado.
-…
-Bueno. Pues adiós.
Cuando Marta tenía
ocho años se cayó de un árbol al que había trepado para enseñarle al idiota de
Marc Dufi que podía trepar por cualquier árbol. En un primer momento no sintió
nada cuando cayó al suelo. Poco a poco el dolor se fue extendiendo desde sus
posaderas. En su cabeza, Marta vio como se extendía una mancha de vino cuando
la absorbía una servilleta de papel. Entonces empezó a llorar.
Aquel momento en el café Miralls fue
bastante parecido. Al principio Marta se había quedado demasiado aturdida para
responder nada. Después de que Romeu colgara se quedó quieta con el móvil
todavía pegado a la oreja como si siguiera hablando. Poco a poco dejó el
teléfono sobre la mesa. Pagó el cortado, recogió sus cosas y se fue para casa.
Mientras caminaba de vuelta a casa la gente se quedaba mirando su pálida cara y
su expresión de absoluta desolación. Una vez llegó a casa dejó sus cosas y se
fue al lavabo. En el lavabo vomitó y vomitó hasta que se quedó vacía. Entonces
se sentó en el suelo y se puso a llorar. Al cabo de tres horas paró de llorar,
se levantó, se estiró en el sofá del comedor y se quedó dormida. Así fue como
se la encontró Laura.
Al día siguiente Laura y Marta hablaron de lo
que había pasado. Marta le explicó lo que había pasado. Laura la escuchó.
-La verdad que me
parece que ayer lo saqué todo. Toda la angustia, la tristeza, el no saber… todo
fuera. Es casi un alivio saber que se ha terminado este jugueteo. Por otro lado
me jode que terminase todo así. Ni siquiera tuvoel valor, el coraje de terminar con todo a la
cara, ¿sabes lo que te digo? Quiero decir, terminar con seis años de relación
con un mail. Joder, ¿qué bajo es caer eso? Es como si todo este tiempo que
hemos pasado juntos no hubiera significado nada. Me siento como si hubiera
desperdiciado toda una parte de mi vida, ¿sabes? Y lo peor es que aún hay una
parte de mí que quiere estar con él. Que le quiere.
-Mujer, claro.
Porque tú no has terminado la relación, para ti sigue activa, aún palpitaba
cuando él dio puerta. El trabajo que tienes ahora es ir podando, ir quitando
todo lo que te ha dejado dentro. Que con lo que ha hecho tampoco debería ser
muy difícil. Además, todos pensábamos que no pegaba nada para ti de todos
modos.
Los días pasaron.
Marta se sentía triste, pero por periodos cortos. Poco a poco iba recuperándose
de la traumática y definitiva ruptura. Marta pensaba que lo estaba llevando
bastante bien hasta que se enteró de que Romeu estaba con otra chica. Este
inesperado evento provocó una nueva recaída en una espiral de desprecio y baja
autoestima. La piedra de toque fue descubrir que cuando cortó con ella ya
estaría saliendo con esa… esa… tía. Seguramente por eso cogió la salida
cobarde, para ahorrarse una escena porque ya estaba saliendo con otra. El
desprecio y la baja autoestima dieron paso a la furia. La furia de nuevo dio
paso a la baja autoestima y a la tristeza. Y de nuevo cambió. Y otra vez más. Un
día Laura le dijo:
-¿Cómo va todo por
la casa del dolor?
-Comfortably
Numb. De aquella manera.
-Oye, no sé si te
acuerdas pero el día que cortasteis tú y Romeu te dije de ir a un sitio nuevo,
algo diferente que había descubierto.
-Vagamente, para
que te voy a engañar.
-¿Te acuerdas de
aquella web en la que salían postales donde la gente escribía algún secreto y
luego lo dejaban por ahí y alguien las sacaba luego por la web?
-Eh, sí. Que luego
eso lo sacaron en un capítulo de C.S.I. Nueva York.
-Efectivamente.
Pues ahora lo hacen en vivo.
-¿Cómo en vivo?
-Pues que tú te sientas en un sitio oscuro
para que no te vean y va pasando gente por una especie de escenario desde el
cual pues, eso, cuentan secretos y cosas que no sabe nadie más. Hay gente que
va de público y gente que va a confesar, como si dijéramos.
-Qué tontería.
Seguro que los que confiesan son actores, no personas de la calle.
-Tía que sí. Que ya
he ido una vez y eso no son actores ni nada, es gente corriente.
El viernes fue el
día escogido. No fueron a un teatro exactamente. Laura llevó a Marta por
callejuelas y más callejuelas hasta que finalmente se pararon frente a una gran
puerta, como las de las antiguas masías. Antes de que Laura llamase, Marta le
cogió el brazo.
-Mi sentido
arácnido me dice que no tendríamos que entrar. Me parece que no me acaba de
apetecer después de todo.
-Pero si ya estamos
aquí. Relájate que ya verás que está muy bien.
Laura llamó tres
veces y la puerta se abrió. Marta fue arrastrada por Laura a través de un
oscuro pasillo hasta que entraron en una habitación donde había una serie de
sillas puestas en fila, la mayoría ocupadas. Al poco de sentarse se apagaron
las luces. Una cortina se abrió descubriendo una ventana que daba a una
habitación iluminada en la que se veía una solitaria silla. Marta se dio cuenta
entonces que era uno de esos espejos de un sentido que había visto en infinidad
de películas. Entró una joven de cabello castaño y aspecto anodino. Se quedó
mirando su propio reflejo, imaginó Marta, intentando dilucidar si había alguien
al otro lado. Por unos segundos eso fue todo lo que hizo. Después de volver a
mirar a su alrededor tomó aire, se quedó con la vista al frente y dijo:
-Perdí la
virginidad con mi hermano.
La confesión fue
recibida en silencio. A la chica se le subieron los colores a la cara, como si
hubiese estado corriendo o haciendo el amor. Se levantó y se fue. Tras esa
primera intervención a Marta no le quedaba claro que no acababa de ver la
representación de una actriz. Pero eso era sólo el principio.
Por aquella
habitación fueron desfilando diferentes personas de diferentes aspectos. Un
hombre con aspecto de ejecutivo: “lloro por las noches”. Una mujer de mediana
edad: “no me gustan mis hijos”. Un hombre que parecía un vagabundo: “le robé a
un compañero”.
A medida que fueron
pasando los confesores, Marta se sentía cada vez más aburrida. Fueran actores o
no, no le encontraba la gracia a aquello de quedarse sentada escuchando las
miserias de los demás. La respuesta de Laura a eso era que la clave estaba en que
todos formaban parte de la performance. La obra la creaban tanto los
espectadores como los confesores. Para Marta todo seguía siendo aburrimiento y
morbo barato. Estaba por irse porque lo único que había sacado de la
experiencia hasta ese momento era un tremendo dolor de culo por estar sentada
mucho rato en unas sillas incómodas. Se iba a levantar cuando entró otra chica
en la cabina de las confesiones, como la había bautizado Marta. Conocía a esa
chica, estaba segura. Mientras miraba como se sentaba se devanó los sesos
pensando dónde la había visto antes. La chica contó su secreto y se fue.
Cuando salían Laura
le preguntó cual era su conclusión final de lo que acababan de ver.
-No sabría que
decirte. Por un lado, es casi pornográfico quedarte ahí sentada escuchando las
intimidades más íntimas de la gente, sean o no reales. Y como el porno puede
resultar muy excitante y muy aburrido, dependiendo de, bueno, de la persona que
haga la confesión.
-Yo lo encuentro
muy fascinante. Y por el lenguaje corporal te diría que no son actores
actuando. Que es gente de verdad. Porque no conozco actores tan buenos.
Continuaron la
discusión de camino a casa.
El lunes siguiente,
Marta iba hacia el trabajo en metro. Subiendo al mismo vagón que ella, vio a la
chica del secreto. Claro. A lo mejor le sonaba de esto. De ir juntas en el
metro por la mañana al trabajo. La observó sin que la chica se diera cuenta. La
Chica, como había pasado a denominarla Marta, era alta y pelirroja natural, o
al menos no parecía teñida. Llevaba gafas de pasta negra, tenía pómulos altos y
labios carnosos pero no en exceso. Iba escuchando música con un Ipod. Al bajar
en su parada pasó al lado de la Chica y por lo poco que pudo escuchar pensó que
lo que escuchaba era Patterns de Band of Skulls.
El metro se alejó
con la Chica dentro. ¿Dónde debería trabajar?
Terminó su jornada
laboral y volvió para casa. De nuevo en su hogar, se conectó a internet para
ver el correo y ponerse al día. Entre los mensajes recientes, uno de Romeu. Se
quedó helada por un momento. En el asunto ponía simplemente: lectura salón
cisne. Lo abrió y sólo ponía que iba a realizar una lectura de poemas en la
librería Cisne Roto dentro de una semana. Se lo había enviado a un montón de
gente, ni siquiera era un mensaje donde la invitara especialmente, simplemente
era una dirección más entre todas las que había incluido. El llanto empezó sin
que se diera cuenta.
Más tarde, Laura le
dejó un té en la mesita de noche.
-Aquí tienes. No
irás a la lectura que hará, ¿no?
-No, claro que no.
Pero ambas sabían
que sí iría.
Dijo que estaba
enferma y no fue a trabajar. Se fue al metro a la misma hora de siempre. Allí
estaba la Chica. Hizo el trayecto como siempre, pero al llegar a la parada
donde normalmente se apeaba bajó para volver a subirse a otro vagón. Desde ahí
podía fijarse en la Chica sin que ella la viera. Cuando la Chica bajó, Marta la
siguió para ver donde trabajaba. Esperó por los alrededores hasta que la Chica
terminó su jornada y volvió para casa.
Al día siguiente
fue a trabajar como siempre. Al terminar, calculó la hora en que el metro de
vuelta de la Chica pasaría con ella dentro de vuelta a casa. Y allí estaba. No
le costó averiguar donde vivía la Chica.
Laura le preguntó
que hacía tanto tiempo fuera de casa, alegre del cambio producido en ella, ya
que no se pasaba el día encerrada en casa. Marta se encogió de hombros. Lo que
había estado haciendo era seguir a la Chica. Desde la distancia. Un impulso
dentro de ella le mandaba hacerlo desde que la vio en la performance y
supo su secreto.
El Cisne Roto era
una librería que tenía unas mesas donde la gente podía sentarse a beber café,
un zumo o una cerveza mientras leía lo que había comprado o, como en aquella
ocasión, escuchar poetas noveles recitando sus creaciones. Marta llegó no muy
tarde y se sentó en una mesa lo más alejada posible del escenario,
preferiblemente en Marte. Escondida tras su cerveza, vio a algunos conocidos y
conocidas que también la vieron a ella y la saludaron con la cabeza. Por
supuesto, en primera fila estaba sentada la nueva novia de Romeu, rubia y
angelical como la asquerosa que era.
Marta no tardó en
darse cuenta de lo mala que había sido aquella idea en cuanto Romeu empezó su
lectura. Cada poema era como una bofetada: Borrada, Doble cara, Te
olvido en martes, Masticando corazones… Marta pudo sentir durante la
breve lectura las miradas de la gente que la conocía que estaban entre el
público. Decían algo, la miraban y volvían a decirse algo. Por un momento se
sintió como si estuviera desnuda delante de un montón de desconocidos. Como si
estuviera desnuda delante de un montón de desconocidos y estos la señalasen y
se rieran y gritaran: ¡barriguita, barriguita!
Salió tambaleándose
como si estuviera borracha. De hecho, un poco aturdida sí que estaba. Sentía un
remolino agitarse en su interior. Pero no lloró. No lloró al salir de la
lectura y no lloró cuando llegó a casa y se estiró en su cama. El techo no
había cambiado desde la mañana.
Pidió un día de
asuntos personales en el trabajo. Se quedó leyendo Snuff de Chuck
Palahniuk en un bar mientras esperaba que la Chica saliese de trabajar. Cuando
llegó la hora, Marta la esperó en la puerta. Cuando la Chica salió se paró,
sorprendida al ver que Marta se le acercaba. Se miraron la una a la otra
durante unos segundos. Marta dio un paso al frente y abrazó a la Chica
murmurando unas palabras.
Hacía mucho tiempo, demasiado, que no decía las siguientes palabras: esta película de Tim Burton realmente me ha gustado. Si ello significa que la decadencia creativa de Burton es cosa del pasado no está del todo claro.
Como muchos ya sabéis, Frankenweenie (2012) se trata de la "versión larga" de un cortometraje que dirigió Burton a mediados de los 80 y que muchos conocemos porque fue incluido como extra en las distintas ediciones domésticas de Pesadilla antes de Navidad (The Nightmare Before Christmas, Henry Selick, 1993). El problema que muchas veces se encuentran este tipo de transiciones, no muy diferente de ampliar un relato corto para llenar una película de 90 minutos, es que muchas veces el material añadido no aporta nada a la historia original y parece material añadido. Por fortuna, no es el caso con esta película.
Burton se mantiene muy fiel al cortometraje original, no solo en cuanto a temática y look (Rick Heinrichs ejerce de diseñador tanto en este film como en el corto), incluso algunos planos se trasladan tal cual del original a esta nueva encarnación sin que el cambio de acción real a animación afecte nada en este sentido. Pero lo que hace que funcione el film es que el guion de John August hace algo más que simplemente añadir material o alargar escenas para llegar a la duración mínima, lo que hace es ampliar el alcance y ambición del original.
No es solo que amplíe que el homenaje a los clásicos de la Universal del original a gran parte del cine fantástico de los 50 y 60, también el aspecto emocional de los personajes que, curiosamente, son más reales en esta encarnación stop-motion que los del corto.
Para alguien que desconozca el original todo esto no tendrá mucha importancia. Por suerte para él/ella, el film funciona perfectamente como un logrado y sentido homenaje al cine fantástico clásico contando una historia sencilla pero no por ello menos efectiva. En este caso el familiar diseño de los personajes resulta adecuado, así como el trabajo de los actores y actrices que les dan voz. Tal vez la única excepción sería Winona Ryder, cuyo personaje es prácticamente el mismo que interpretaba en Bitelchús (Beetle Juice, Tim Burton, 1988) pero de niña, que le da a Elsa una voz que parece de todo menos la voz de una niña.
Como señalaba al principio, el hecho de que esta película funcione no acaba de disipar las dudas respecto a si a Burton todavía le queda algo del genio creativo que mostró al principio de su carrera y que desapareció tras estrenar Sleepy Hollow (1999). Que haya tenido que recurrir a un corto que hizo en 1984 y reciclar lo que le funcionó en el pasado para hacer un film que esté realmente bien no sé si es indicación de que se recupera artísticamente o es el canto de cisne de un director que durante estos últimos 12 años parece haber perdido la personalidad que lo hizo destacar en un principio.
De todos modos, hayas visto el corto original o no, te parezca que Burton ha perdido cualquier valor artístico que pudiera tener o no, Frankenweenie es un film divertido y lleno de encanto, con una fantástica y monstruosa parte final.
Psycho Beach Party (Robert Lee King, 2000) es una de esas películas que nace con vocación de film de culto y aunque no llega lo suficientemente lejos para ser tal, sí que es un film bastante divertido.
Charles Busch, autor del guion, es un renombrado artista travestí que a lo largo de su carrera ha escrito una gran cantidad de obras teatrales, guiones y una novela. Durante finales de los 70 y primeros 80, en sus monólogos teatrales se despedía con falsos nombres de futuras producciones a modo de chiste final. Uno de estos títulos fue Gidget Goes Psychotic, que a mediados de los 80 Busch acabó escribiendo realmente. Esta obra, por posibles problemas de copyright, fue luego retitulada Psycho Beach Party.
El film, y la obra en que se basa, es una parodia de las películas playeras de los 60, las cuales mezcla con una trama típica de slasher. La Gidget del título original protagonizó varias películas y una serie de televisión en los 60 (más tarde recuperada a mediados de los 80), originalmente interpretada en el cine por Sandra Dee en la primera película y luego interpretada por distintas actrices. La otra gran influencia son las películas playeras que protagonizaron Frankie Avalon y Annette Funicello. La parte de los asesinatos estaba originalmente influida por las películas de Alfred Hitchcock, pero en su formato cinematográfico recuerda más a los slashers ochenteros.
La trama gira en torno a Florence "Chiklet" Forrest (Lauren Ambrose, este papel lo interpretaba Busch en los 80), una chica que se empeña en convertirse en una surfista más a pesar de la oposición de los chicos y lo conseguirá con la ayuda de sus múltiples personalides. Al mismo tiempo, una serie de asesinatos empiezan a tener lugar, investigados por la capitana Monica Stark (Busch). ¿Es posible que alguna de las múltiples personalidades de Florence sea la culpable?
El film recrea bastante bien el estilo de las películas playeras, incluso filman del mismo modo que hacían las películas originales los primeros planos de los actores frente a un croma y substituidos por unos obvios dobles en los planos panorámicos, así como los diálogos recrean bastante bien el tipo de diálogo que uno sufre/escucha en estas películas. Además tiene momentos muy divertidos y toques políticamente incorrectos muy acertados, como mi personaje favorito: Rhonda (Kathleen Robertson), una chica en silla de ruedas que es increíblemente borde y desagradable con todo el mundo (por oposición a la chica dulce y superadora de adversidades que normalmente veríamos representada).
Sin embargo, hacia el tramo final la película pierde algo de gas y espontaneidad. Por ejemplo, durante el film se hacen unos divertidos gags alrededor de la soterrada homosexualidad de dos de los chicos del grupo surfero, especialmente brillante es el momento en que se empiezan a pelear y manosear durante lo que parece un rato demasiado largo observado con creciente incomodidad por sus amigos, pero de repente los personajes salen del armario y la película abandona la parodia para transformarse en una especie de comedia romántica. En otras palabras, el afilado cuchillo del principio pierde el filo en su parte final, llegando a una bastante insatisfactoria conclusión.
A pesar de todo, a pesar que acabe flojeando, la mayor parte de la película te hace reír bastante y es adecuada para ser disfrutada en una velada con diversos amigos, cuando os canséis de discutir sobre Dostoyevski. Y además podréis recrearos con el estupendo trasero de Amy Adams.
David Cronenberg nos ofrece una nueva maravilla con Cosmopolis (2012), adaptación de una novela de Don DeLillo que nos muestra lo que le sucede a un típico ejecutivo agresivo, Eric Packer (Robert Pattison), el día que decide hacerse un corte de pelo en la misma peluquería a la que va desde que era niño e inicia un viaje en limusina que se convertirá en una odisea.
Mucho se ha comentado sobre los aspectos de la actualidad que refleja el film, las protestas y los movimientos como Ocupa Wall Street, cuyo mérito Cronenberg traslada a DeLillo, el cual escribió la novela hacia el 2003, lo que le da un carácter profético. Por tanto, como ya se ha comentado de forma extensa, me voy a centrar en este comentario en los aspectos más cronenberguianos y aquello que yo he encontrado más interesante del film.
Cronenberg ha dicho en diversas entrevistas que el proceso que siguió para convertir el libro en película fue copiar todos los diálogos de la novela y luego escribir el guion siguiéndolos, de ahí que en el film se conserva el estilo de DeLillo. A pesar de ello, el director canadiense se hace con el texto de forma que aunque se trata de una adaptación lo que vemos es puro Cronenberg.
Un elemento puramente cronenberguiano es la manera en la que actúan los personajes. Exteriormente parecen fríos y distantes pero se nota que la psicosis y la locura están a punto de asomar en la superficie, al estilo de los personajes de Crash (1996). Con este título tiene otro punto en común Cosmopolis: la importancia del vehículo. Aunque mientras que en Crash el coche se transforma en una extensión del cuerpo de los personajes, creando violentas cópulas de acero y sangre, en Cosmopolis la limusina en la cual viaja Packer a través de la ciudad se convierte en su universo, un refugio uterino aislado del exterior. La posterior desfiguración de la limusina será una pieza más en la construcción de la (auto)destrucción de Packer.
Otro elemento habitual en el cine de Croneneberg es la representación de una sociedad que vive a veces escondida, a veces de forma paralela a la sociedad en la que vivimos la mayoría. En el caso de Cosmopolis la que forman los ejecutivos y el mundo de las altas finanzas. Éstos comentan los sucesos en el mundo como si no fuera con ellos, únicamente les importa el posible efecto económico que pueda tener. Tienen su propio lenguaje y sus propios códigos, están obsesionados con la juventud, con no envejecer y morir, para ellos no existe la semana que viene, solo la siguiente hora. En ocasiones incluso actúan como extraterrestres, o mejor dicho no-humanos, ya que hablan de ir a cenar o de cualquier cosa como "¿no es esto lo que la gente hace?", como si ellos mismos no fueran "gente". Parece que les cuesta un esfuerzo actuar como seres humanos.
Pero el elemento que hace avanzar el film y está perfectamente resuelto es la progresiva autodestrucción del protagonista. Vemos a Eric Packer al principio del film vestido con un traje impecable, armado con unas gafas de sol, y poco a poco va perdiendo elementos de su "armadura" a medida que avanza en su viaje a través de la ciudad: primero las gafas de sol, luego la corbata, la chaqueta... Otras señales de su decadencia e inestabilidad mental no las puedo discutir sin arruinaros la película, pero otro ejemplo sería como, después de que le tiren un pastel, no se quita los restos de pastel del pelo en lo que queda de película. La relativa inexpresividad de Pattison en este caso casa bastante bien con las intenciones de Cronenberg y la caracterización del personaje. Y, además, la locura de Packer no desentona con la locura del resto de personajes.
Se puede interpretar la autodestrucción del protagonista como una alegoría de la autodestrucción del capitalismo y la sociedad de consumo. A lo largo del film hay una continua sensación de que la sociedad está a un paso de la autodestrucción. Pero no sé si eso sería ir demasiado lejos en la lectura del film, es algo abierto a discusión. Sea como sea, Cosmopolis es un film fantástico, el primero que disecciona el nuevo milenio, como dicen en el tráiler. Un film altamente recomendable.