Parece mentira pero esta franquicia, como sus protagonistas, no se rinde y se estrena Los mercen4rios (Expend4bles, Scott Waugh, 2023). Podéis leer mi opinión al respecto en Underbrain Mgz:
Lo mejor y lo peor que se puede decir de esta película es que ofrece exactamente lo que te esperas de esta película. Chistes malos, grandes explosiones y peleas a tutiplén. Es entretenida, pero parece obvio que nunca llegará a ser el gran retorno del cine de acción ochentero que imaginaba Sylvester Stallone.
Se estrena nueva entrega de la saga Saw y viví para contarlo. Podéis leer qué me pareció Saw X (Kevin Greutert, 2023) en Underbrain Mgz, clicando aquí:
Aunque es una película medianamente entretenida, solo espero que sea la última entrega porque están cerca de caer en el ridículo buscando maneras de mantener a Jigsaw en la saga.
Las habituales películas de justicieros callejeros tienen una estructura común. El protagonista se presenta como una persona normal, en ocasiones veterano de Vietnam durante la década de los 80, que, tras una serie de desgracias/conflictos con criminales, decide tomarse la justicia por su mano, como acto de venganza. Taxi Hunter (Di shi pan guan, Herman Yau, 1993) tiene una estructura similar, pero el objetivo del protagonista no son los típicos delincuentes, sino "malos" taxistas que actúan de forma criminal.
Esta película tiene una trama que resulta chocante, pero para los habitantes de Hong Kong durante finales de los 80 tenía perfecto sentido. Al parecer, según se comenta en los extras de la edición en Blu-ray de 88 Films de esta película, el comportamiento y la actitud de los taxistas en la época rozaba muchas veces lo criminal: aceptar solo los clientes que podían darles una ruta más beneficiosa, añadir gastos extras sin justificar para aumentar la tarifa, tomar siempre las rutas más largas para cobrar más, eran rudos, maleducados... Actitudes que con el tiempo fueron rectificadas mediante distintas leyes, pero algunas de las cuales siguen a día de hoy. En todo caso, el ambiente social de principios de los 90 del siglo XX era el apropiado para contar la historia de Kin (Anthony Wong), un vendedor de seguros de clase media que es feliz con su vida. Es probable que le den un ascenso y su mujer (Hoi-Shan Lai) está embarazada y a punto de dar a luz a su primer hijo. Kin tiene una par de encontronazos con taxistas, pero intenta no darle importancia. Esto es hasta la fatídica noche en que, cuando Kin intenta llevar a su mujer al hospital, ella muere por culpa de un taxista irresponsable que se niega a llevarlos y acaba arrastrando a la pobre mujer por la calle con el taxi. Sumido en una fuerte depresión tras la muerte de su esposa y su hijo no nacido, Kin se lanza en una misión de venganza contra los taxistas criminales.
Como es habitual en el género, la actitud criminal de los taxistas es exagerada para que se entiendan las acciones del protagonista. Por ejemplo, una de las escenas más memorables es cuando Kin detiene a un taxista que está a punto de violar a una clienta. Pero otros incidentes están inspirados en incidentes reales (o al menos eso aseguran los cineastas), lo que está encaminado a que el espectador sienta simpatía por Kin, al que se retrata como un pobre inocente al que se ha empujado demasiado lejos. De todas formas, la idea de un hombre que se dedica a ir "cazando" taxistas no deja de ser algo cómica, lo que explica el tono del film, que va oscilando entre serio y comedia negra. Mención aparte merece Man-Tat Ng como el policía Gao, compañero del policía protagonista Yu Kai-Chung (Rongguang Yu), un personaje exagerado y ridículo que parece que se ha escapado de otra película. El caso es que el uso de humor negro, con momentos muy divertidos, y la interpretación de Anthony Wong son los elementos clave que hacen de este un film tremendamente entretenido. Además de la acción habitual en el cine de Hong Kong, la película intenta introducir cierto comentario social, de ahí que no exagere demasiado la violencia, lo que explica también que sea menos extrema que una película de Categoría III.
Taxi Hunter tiene un argumento inusual, que desde Occidente puede ser interpretado como una sátira de la típica película de justiciero callejero, que la hace destacar frente a otras películas del mismo estilo. En cierto modo, se puede ver como la respuesta asiática a Un día de furia (Falling Down, Joel Schumacher, 1993), estrenadas ambas el mismo año. Un argumento más para ver esta interesante película de Herman Yau.
La idea de un doble malvado, un gemelo que encarna lo peor de nuestra naturaleza, está presente en la mitología y en el arte casi desde el inicio de los tiempos. Es una potente alegoría, que se encuentra, por ejemplo, en la base del desdoblamiento del doctor Jekyll y míster Hyde. En la mitología alemana este doble se conoce como "doppelgänger" y verlo significa que la muerte está próxima. El director Avi Nesher se inspiró en todos estos mitos en Secreto sangriento (Doppelganger, 1993).
Patrick Highsmith (George Newbern) es un guionista sin trabajo que decide alquilar una habitación en su casa para ganar algo de dinero. Así se presenta en su casa Holly Gooding (Drew Barrymore), una atractiva mujer que Patrick está encantado de tener de inquilina. Entonces, Holly empieza a actuar de forma extraña, con súbitos cambios de humor y personalidad. Cuando empieza a morir gente, Patrick debe decidir si ayudar a Holly a luchar contra la doble que asegura que la persigue, o creer a los que le dicen que Holly sufre de doble personalidad.
En su día, Doppelganger llamó la atención cuando se estrenó en Sitges, más que nada porque no era habitual tener a una estrella como Drew Barrymore de protagonista en una película de terror como esta. Recuerdo que un tiempo más tarde la vi cuando se pasó por televisión, sin que me dejara una fuerte impresión, pero sin llegar a olvidarla del todo. Tuve la idea de recuperarla cuando vi que su director fue Avi Nesher, director de dos películas que me gustan bastante como son She (1982) y Treinta minutos para morir (Timebomb, 1991). Vista hoy día se entiende que no sea recordada como un clásico del género o una película de culto. Dicho esto, la película también tiene detalles curiosos y un buen final que la redime de los momentos más mediocres.
El problema de Doppelganger es que el director y guionista Nesher no parece tener claro que tipo de historia quiere contar. Arranca con Holly, pero luego el protagonista pasa a ser Patrick, uno de esos personajes que se supone son divertidos y encantadores pero no acaban de ser ni una cosa ni la otra. A partir de aquí, el film se desarrolla como un thriller, no muy original, sobre un hombre que sospecha que su inquilina tiene doble personalidad y puede resultar muy peligrosa. El guion separa las dos personalidades al estilo de muchas películas sobre Jekyll y Hyde, presentando a la otra Holly como mucho más desinhibida sexualmente y dada a seguir sus impulsos más oscuros sin remordimientos. Pero Nesher también decide jugar la carta de que la doble sea real, para mantener el interés del espectador. El resultado es que ambas posibilidades se van desarrollando, siendo el objetivo del director una mezcla de las dos. Esto puede que la perjudicara, ya que los espectadores que esperaban ver un thriller al estilo de Atracción fatal (Fatal Attraction, Adrian Lyne, 1987) o Mujer blanca soltera busca... (Single White Female, Barbet Schroeder, 1992) se quedarían decepcionados o desconcertados ante los elementos más fantásticos del film.
Esto hace que el desarrollo de la película sea algo confuso, pero también hace que el final sea muy entretenido, con momentos algo ridículos que funcionan a favor de la película. Esto hace que Doppelganger quede como una curiosidad. No es lo bastante buena para que sea un título a reivindicar dentro del género, pero no deja de ser entretenida y puedes pasar un buen rato con ella.
Si la imitación es la forma más sincera de elogio, desde luego a Sisworo Gautama Putra le entusiasmó Viernes 13 (Friday the 13th, Sean S. Cunningham, 1980). El director llevaba tiempo buscando inspiración para rodar una película de terror y el clásico de Sean S. Cunningham fue lo que necesitaba para poner en marcha Srigala (1981).
Caroko (S. Parya), Tommy (Barry Prima) y Johan (Rudy Salam) llegan a un lago para buscar un tesoro que se rumorea está hundido allí. Nina (Lydia Kandou), Hesty (Siska Widowati) y Pono (Dorman Borisman) van al mismo lago pero para disfrutar de un divertido fin de semana. Los dos grupos se unirán primero por la diversión, luego por el terror a medida que uno a uno sea asesinado por un intruso misterioso. Una trama que no es muy distinta de los slashers de la época, pero novedosa dentro del cine indonesio más aficionado al terror místico y sobrenatural.
La influencia de Viernes 13 se nota durante la parte final de la película, en el enfrentamiento entre la final girl y el asesino, con algunos momentos copiados casi plano a plano. Sin embargo, Srigala es lo bastante exótica y diferente como para que resulte entretenida sin tener en cuenta el plagio, un poco como pasa con las películas de Sergio Leone y sus deudas con el cine de Akira Kurosawa. Lo curioso es que por como cambia la trama el director Gautama Putra, Srigala resulta un curioso, y completamente inconsciente, enlace entre el slasher y el giallo. La película mezcla elementos argumentales propios del giallo con el estilo y los asesinatos del slasher, como lo hacen híbridos italianos como Aquarius aka Stage Fright (Deliria, Michele Soavi, 1987).
Por supuesto, para el espectador occidental, lo que más llama la atención son los toques exóticos, perfectamente normales para el espectador indonesio. El que se hizo más llamativo para mí fue la manera en que, a pesar de que no se trata de un film de terror sobrenatural, los personajes parecen envueltos en un mundo místico. Cuando Caroko intenta disuadir al trío juvenil de que se vayan para que no interfieran en su búsqueda del tesoro, les dice que la zona del lago ha sido declarada "embrujada" por el gobierno y que hay una gran presencia de demonios y fantasmas. Un comentario que parecería absurdo fuera de un episodio de Scooby-Doo, pero que es aceptado por los jóvenes que aseguran no estar preocupados porque respetan y aman a la Naturaleza y no darán motivo a los fantasmas para enfadarse. Más tarde, Pono comenta de forma casual que su abuelo es un chamán y que le ha acompañado en distintas cazas de fantasmas. Si esta aceptación del mundo místico como algo real y evidente me resultaba chocante, no lo fue menos la escena en la que una discusión entre Nina y Hesty, sobre como Hesty es demasiado lanzado con los muchachos, se convierte en una pelea de artes marciales propia de una cinta de acción. A esto hay que sumarle una súbita persecución con lanchas como si fuera una peli de James Bond.
Tener elementos reconocibles mezclados con otros muy exóticos convierte el visionado de Srigala en algo a un mismo tiempo extraño y familiar. Por tanto, aunque la copiada de Viernes 13 es bastante obvia y reconocible, esto no le quita valor al film, todo lo contrario. Es una experiencia tan peculiar y entretenida que no puedo más que recomendarla a los fans del género.