Como siempre, Park Chan-wook nos ofrece el tipo de película que solo puede hacer Park Chan-wook. Que su duración no os haga dudar, se pasa volando y es una maravilla.
Aunque inicialmente era algo escéptico por el retorno de Twin Peaks, ahora que queda poco para que veamos la nueva temporada, empiezo a estar más entusiasmado. Para hacer la espera más corta a los fans, Mark Frost, cocreador y guionista de la serie, ha publicado la novela The Secret History of Twin Peaks.
Empecé a leer este libro apenas unas horas después de haber visto Twin Peaks: Fuego camina conmigo, que vi apenas unas horas después de haber terminado de ver la serie otra vez. Tal vez por eso, The Secret History of Twin Peaks me enganchó desde el principio, obteniendo gran placer al relacionar las pistas e indicios que aparecen con la mitología de Twin Peaks. El libro adopta la forma de un dossier que el lector, en el papel de un agente del FBI, ha de leer para averiguar quién es su creador, un misterioso personaje que se identifica como El Archivista. Para completar la misión, el agente/lector tendrá la ayuda de otro agente, identificado por las iniciales TP, que va añadiendo sus propios comentarios a lo que cuenta El Archivista (creo que este agente cuyo nombre completo aparece al final del libro posiblemente sea un personaje en la nueva temporada, pero es solo una hipótesis).
Este dossier abarca más de 200 años de historia, empezando con los exploradores Lewis y Clark a principios del siglo XIX y terminando en el momento en que acabó la serie originalmente. En este largo viaje por el tiempo, conoceremos el origen de muchos de los misterios de la serie, se aclararán otros, pero lo más importante (¿qué le sucede al agente Cooper?) se deja para la nueva serie, obviamente. Este libro sirve como puente hacia los nuevos episodios, reescribiendo en ciertas partes algunas de las cosas que ya sabíamos de algunos de los personajes.
Si además de Twin Peaks sois fans de Expediente X, como yo, este libro resultará doblemente estimulante, ya que abarca prácticamente todas las grandes conspiraciones y secretos que os podáis imaginar. Mezclando personajes históricos y ficticios, Frost crea un gran tapiz que sitúa el pueblo de Twin Peaks en el centro de una historia muchos más grande y compleja de lo que creíamos.
Y hablando de crear tapices, el libro por sí solo es un gran objeto de arte, ya que está formado a base de diversos materiales (periódicos, postales, otros libros, archivos secretos reproducidos, fotografías...) de modo que, aunque se lee bastante rápido, uno se puede entretener observando las diversas imágenes, fotografías y materiales que dan cuerpo al libro.
Es posible que si no se está familiarizado con la serie (y la película), este libro resulte demasiado complicado e incomprensible, pero para los fans es una lectura adictiva y realmente ha conseguido aumentar mi apetito por los nuevos episodios.
Sombra sangrienta (Solamente nero, Antonio Bido, 1978) es un film interesante, y efectivo, que fue producido en la época tardía del giallo, cuando estaba en transición hacia el film de terror/suspense más "convencional". Es decir, sin las florituras y la narrativa visual que hicieron el giallo memorable durante los 70.
Stefano D'Archangelo (Lino Capolicchio) va a visitar a su hermano Paolo (Craig Hill), el cual es el cura del pueblo, situado en una pequeña isla cerca de Venecia. Todo parece ir bien, Stefano incluso ha iniciado una posible relación con la atractiva Sandra Sellani (Stefania Casini). Pero la tranquilidad no dura mucho, una noche Paolo es testigo de un asesinato cerca de su iglesia. Además, el asesino empieza a enviarle notas amenazándolo de muerte. Stefano empieza así una carrera contrareloj para averiguar quién es el asesino antes de que mate a su hermano, mientras los cadáveres se van acumulando sin que la policía pueda hacer nada.
Solamente nero todavía contiene algunos de los detalles visuales que caracterizan el giallo. Más importante, conserva los temas que el género explotó a lo largo de la década en que estuvo activo. Tenemos el testigo del crimen perseguido por el asesino, al estilo de El pájaro de las plumas de cristal (L'uccello dalle piume di cristallo, Dario Argento, 1970), los asesinatos violentos y elaborados, así como una trama adecuadamente complicada y retorcida. Sin embargo, el film no se ambienta en la Venecia para turistas y se aleja de los ambientes cargados de glamour habituales en el género, para ofrecernos un giallo más rural, al estilo de Angustia de silencio (Non si sevizia un paperino, Lucio Fulci, 1972). Por supuesto, el pueblo en el que se ambienta Solamente nero está lleno de secretos y tiene el obligatorio misterioso asesinato sin resolver del pasado que afecta a los crímenes del presente.
Esta confluencia de elementos son los que otorgan interés a la película, cuya enrevesada trama mantiene al espectador en suspense. Antonio Bido, que solamente dirigió dos gialli en su corta carrera, siendo el otro Il gatto dagli occhi di giada aka Watch Me When I Kill (1977), crea efectivas secuencias de suspense, brillando especialmente en los crueles y violentos asesinatos, a las que hay que sumar una fantástica banda sonora de Stelvio Cipriani.
No tan popular como otros títulos del género, Sombra sangrienta es, a pesar de todo, un entretenido giallo que seguramente resultará interesante a los aficionados al género. Recomiendo ver la película con el doblaje italiano, ya que los otros, como el inglés, no son muy buenos.
Nueva crítica a vuestra disposición de The Neon Demon que he escrito para Underbrain Mgz, a raíz de que finalmente llegue a las salas de cine. Leedla clicando aquí:
Me lamentaba en la crítica que hice para el blog (aquí) de que todavía no hubiera llegado a las salas de cine y ya la tenemos aquí. Realmente verla en la gran pantalla en el cine es toda una experiencia y recomiendo ir a verla aunque, como yo, ya la tengáis en Blu-ray.
Documental sobre la genial banda The Stooges, vuestro disfrute dependerá en gran medida de cuánto os guste la música de la que habla. También contiene historias fascinantes.
Esta película es un descojone. En un típico pueblo americano andan desatadas dos imparables máquinas de matar. Una es un hombre mutado por la ciencia que elimina a todo aquel que se le pone por delante, la otra es Chuck Norris.
Chuck Norris es Chuck Norris, haciendo de sheriff de un pueblo de Texas cerca del cual hay una instalación científica que se dedica a algo relacionado con los genes (no se especifica qué tipo de investigación están llevando a cabo en el film, igual que tampoco se menciona el nombre de la institución o el pueblo en el que transcurre la acción). Un día, Norris detiene a John Kirby (Brian Libby), el cual en un ataque de locura ha asesinado a un matrimonio. Para curarle las heridas sufridas, Kirby es trasladado a la institución de la que era paciente. Allí, le inyectan con una extraña sustancia que hace que se recupere de cualquier herida, de modo que tiene un poder de curación equiparable al de Lobezno. La sustancia también le otorga fuerza sobrehumana y un serio caso de demencia asesina. Norris será el encargado de pararle los pies.
Justo antes de dirigir Furia silenciosa (Silent Rage, Michael Miller, 1982), Miller había dirigido la parodia slasher Reunión de clase (Class Reunion, 1982). Puede que sea por este hecho que, en ocasiones, Furia silenciosa parece más una parodia que una película hecha en serio. No solo eso, los minutos iniciales del film son absolutamente hilarantes y las escenas serias resultan más divertidas que los supuestos momentos cómicos.
La película mezcla ciencia ficción, terror y la acción habitual en una película de Chuck Norris. Una mezcla que dará resultados más "interesantes" en películas posteriores del barbudo letal, pero aquí resulta más bien en una simple excusa para que Norris tenga a alguien a quien patear durante un rato.
No es excesivamente absurda, pero Furia silenciosa resulta bastante divertida si no te tomas en serio la película en ningún momento. Algo que no debería ser demasiado difícil teniendo en cuenta a su protagonista.
Preparaos para sacudir vuestras cabezas al ritmo de Concierto de sangre (Rocktober Blood, Beverly Sebastian, 1984), un clásico ejemplo de rocksploitation mezclado con la fiebre slasher de los 80. Una película que hay que ver con el volumen al máximo.
Una noche, a la estrella del rock Billy Eye (Tray Loren) se le gira el cerebro y decide asesinar a todos sus colaboradores. Dos años más tarde, la superviviente de aquella terrible noche, Lynn (Donna Scoggins), es ahora la líder de Head Mistress, el nuevo nombre de la antigua banda de Billy. En la víspera de una importante actuación, Lynn empieza a ser acosada por Billy, que ha vuelto para terminar lo que empezó hace dos años.
Me encanta el rock en todas sus variantes y me encanta el cine de terror en todas sus variantes, pero parece imposible encontrar una película que mezcle ambos y que sea medianamente buena. Normalmente, las rocksploitation resultan entretenidas y divertidas de ver, pero no por su gran calidad. Rocktober Blood no es diferente en este sentido.
El film empieza bastante bien, con unos entretenidos diez primeros minutos. Sorprende que normalmente las final girls son bastante virginales, pero en este film la protagonista tiene dos escenas de desnudo. Por otro lado, el tipo que hace de Billy Eye resulta hilarante por lo ridículo de sus expresiones asesinas. Cuando, hacia la mitad de la película se traslada la acción a una casa al lado del típico lago, el film se convierte en algo más genérico y rutinario. De nuevo, lo único que salva esta parte es el ridículo trabajo del actor Tray Loren. Sin embargo, una vez superada esta parte más rutinaria y la ridícula y absurda a partes iguales resolución de su "misterio", el film entra en la parte final que tiene lugar durante el concierto de Head Mistress, donde se redime con un "fantástico" clímax.
Por supuesto, si no te gusta el rock duro de los 80 ni te hacen gracia los efectos especiales cutres, ni siquiera el gran clímax salvará la película para tí. No es mi caso, por fortuna, y esta película de cero presupuesto me hizo bastante gracia gracias a su aire cutre y su banda sonora. Si este tipo de basura también os hace gracia, no dejéis de ver Concierto de sangre.
Vivimos en un país en el que ha llegado antes The Neon Demon (Nicolas Winding Refn, 2016) a mi casa en edición de dos discos en Blu-ray que a las salas de cine. Pero no nos lamentemos por lo que no podemos cambiar y celebremos, en cambio, que la nueva película de Nicolas Winding Refn vuelve a demostrar que es uno de los directores contemporáneos más interesantes de la actualidad.
Como muchos ya sabéis, esta película causó bastante polémica en el festival de Cannes, donde parte de los espectadores la aplaudieron, mientras que la mayoría la abucheó. La verdad es que no entiendo la polémica, ya que en The Neon Demon Refn sigue el mismo estilo que en sus filmes anteriores, subvertiendo expectativas y creando momentos de una gran belleza. Por otro lado, entiendo que no fuera apreciada o entendida por los sectores más esnob de la crítica y la más rancia cinefília. Pero si sois lectores de este blog y sentís el mismo interés por el cine comercial de Hollywood que por el cine experimental e independiente; si sentís el mismo interés por los respetados clásicos del cine que por la serie B más delirante, no os costará apreciar esta película ya que es el mismo background por el que se mueve Refn, mezclando exploitation y arte. Una mezcla que se hace más evidente en la obsesión de Refn por usar el neón y los colores propios del cine de terror de los 80 en un ambiente casi futurista.
La historia que cuenta el film es bastante sencilla: la típica chica inocente de pueblo, Jesse (Elle Fanning), que llega a la gran ciudad, Los Ángeles, para probar suerte como modelo. Lo extraño es que de forma inmediata empieza a tener éxito y logra, sin mucho esfuerzo, lo que ha otras les ha costado mucho trabajo. En un principio, este argumento podría fácilmente convertirse en una sátira o crítica del superficial mundo de la moda, al estilo Bret Easton Ellis, pero Refn opta por seguir un camino más personal.
El film trata sobre la fascinación y la obsesión por la belleza, la belleza pura sin adulterar. El lugar más indicado para tratar este tema es el mundo de la moda, en el que la belleza de Jesse parece provocar un extraño efecto en la gente que la rodea. Como trata sobre la belleza, el film de Refn es increíblemente bello, casi saturando al espectador con imágenes de gran potencia a las que da el toque final la banda sonora de Cliff Martinez.
Refn mezcla comedia, melodrama y terror, dando como resultado algo que parece un cruce imposible entre El valle de los placeres (Beyond the Valley of the Dolls, Russ Meyer, 1970) y Suspiria (Dario Argento, 1977). El director encadena escenas con toques de humor negro con escenas dramáticas con escenas que son puro surrealismo, logrando que todo fluya al adoptar un estilo casi onírico, como si el espectador estuviera soñando el film.
The Neon Demon es un film que puede ser divisivo, pero sin duda es fascinante. Yo caí bajo el hechizo de la película de la misma forma que los personajes caen bajo el hechizo de Jesse. Para mí es un film genial que recomiendo sin dudarlo.
Se pueden decir muchas cosas de las películas de Umberto Lenzi, pero, desde luego, lo que nunca se podrá decir es que son aburridas. Un perfecto ejemplo de ello es el frenético gialloSpasmo (1973).
Christian Bauman (Robert Hoffmann) se encuentra paseando con una amiga (Maria Pia Conte) cuando descubren una mujer tirada en la playa, al parecer muerta. Al acercarse, descubren que la mujer no está muerta, se llama Barbara (Suzy Kendall) y se marcha a la francesa tras causar una notable impresión en Christian. Poco después, Christian y Barbara se encuentran en casa de ella, pero Christian es atacado por un hombre misterioso. Christian mata al hombre y la pareja se da a la fuga. Y a partir de aquí realmente se complican las cosas para Christian. Además, ¿tienen alguna relación las muñecas de látex de tamaño natural que se están encontrando por el pueblo fingiendo ser mujeres asesinadas con lo que le sucede a Christian?
He de admitir que, normalmente, el tipo de historia que cuenta Spasmo no me suele gustar, pero, igual que con otras excepciones, gracias al estilo con que se cuenta y a la dirección de Lenzi, la película me enganchó de principio a fin (no entro en más detalles para no haceros un spoiler). También resulta interesante que este tipo de giallo, en el que tenemos a un protagonista pasivo al que atacan y persiguen, por contraste al protagonista activo que investiga, suele estar protagonizado por mujeres, como Edwige Fenech en La perversa señora Ward (Lo strano vizio della Signora Wardh, Sergio Martino, 1971), pero aquí tenemos al pobre Hoffmann corriendo de aquí para allá mientras intenta esclarecer quién le persigue y quién no.
Desde el principio, Lenzi mantiene al espectador atrapado, sin dar un segundo de descanso. Por supuesto, esto sirve para que uno no se de cuenta de lo absurda que es toda la historia, pero mientras se está viendo la película lo único que se hace es disfrutar, intentando adivinar cuál será el siguiente giro de guion al que se deberá enfrentar el sufrido protagonista.
Aquellos familiarizados con la obra de Lenzi sin duda disfrutarán con esta nueva muestra de la habilidad del director para entretener al espectador. Los demás pueden descubrir un estupendo giallo, tan absurdo como entretenido.
Scream Factory editó en octubre, para alegría de muchos fans, una edición de dos discos en Blu-ray de El exorcista III (The Exorcist III, William Peter Blatty, 1990). Una edición que incluye algo que muchos llevábamos esperando durante mucho tiempo: el montaje del director. Titulada Legion, ahora es posible disfrutar de la visión original de Blatty, que ofrece una experiencia distinta a la que disfrutamos en El exorcista III.
Como todas las secuelas del clásico de William Friedkin El exorcista (The Exorcist, 1973), El exorcista III tuvo una complicada gestación. Tras la debacle que fue la involuntariamente hilarante El exorcista II: El hereje (The Exorcist II: The Heretic, John Boorman, 1977), la franquicia estaba más que muerta. Sin embargo, Blatty deseaba crear una continuación que fuera más digna y eliminara el mal sabor de boca de la locura que dirigió Boorman. Así, en 1983, Blatty publicó Legión, una excelente novela que tenía algunas conexiones con su novela El exorcista pero que contaba su propia historia.
Tardó bastante Blatty en poder llevar la novela al cine, de nuevo, debido al fracaso de El exorcista II. Finalmente se puso en marcha el proyecto, con varios títulos: El exorcista 15 años después, El exorcista 1990, etc. Blatty decidió hacer lo obvio, titularla igual que la novela en que se basaba: Legion. La ventaja de este título es que hacía entender que era una historia independiente, sin introducir falsas concepciones en el espectador. Por supuesto, el estudio que la financiaba, Morgan Creek, insistió por razones comerciales que se titulara El exorcista III. Este cambio de título trajo consigo que no funcionara en taquilla y que ahora tengamos dos versiones distintas de una misma película.
Blatty hizo algo bastante radical para la época en lo que se refiere a continuaciones. Utilizando algunos de los personajes que aparecían en El exorcista, principalmente el teniente Kinderman, ofrecía algo completamente diferente. Una película (y una novela) que mezclaba el terror con una historia de misterio. En Legion no hay exorcismos ni curas enfrentándose a Satán, esta es la mayor diferencia entre ambas versiones. La otra, es que en Legion Brad Dourif interpreta el papel del padre Karras, ya que en un principio Jason Miller no estaba disponible.
Al cambiar el título de Legion a El exorcista III, el estudio exigió que hubiera un exorcismo porque eso es lo que el público esperaba. De modo que Blatty, que tenía "montaje final" por contrato, se vio obligado a rodar las escenas con Nicol Williamson como el padre Morning y añadir un aparatoso exorcismo al final de la película. Por eso, en una película que incide en crear una atmósfera inquietante, un terror sutil, de repente estalla una batalla épica que parece algo fuera de sitio.
El problema con este final es el mismo que han tenido todas las secuelas y películas con posesiones/exorcismos. La película de Friedkin es, dentro de lo que cabe, bastante "realista" en lo que se refiere a la presentación de una posesión diabólica. Para intentar superar el primer Exorcista, el resto de películas presentaba posesiones cada vez más y más aparatosas y pasadas de vueltas, entrando directamente en el terreno de la fantasía absurda.
A pesar de todo, El exorcista III es, sin duda, la mejor secuela (la única verdadera para muchos) que se ha hecho del clásico de Friedkin y, por si sola, una de las películas más inquietantes que se han hecho dentro del género. Ahora, tenemos la fortuna de poder disfrutar de dos versiones distintas de esta gran película, ambas igualmente válidas ya que los añadidos fueron escritos y dirigidos por el propio Blatty.
Como ya he mencionado, la principal diferencia entre Legion y El exorcista III es que en la primera no hay exorcismo, de modo que se nota más que es una historia que funciona perfectamente de modo independiente. El final de Legion, además, es bastante más contundente y brutal que los fuegos artificiales de El exorcista III.
Actualmente disponible solo en zona A, a todos aquellos que puedan les recomiendo que se hagan con esta edición de Scream Factory. Para todos aquellos fans de El exorcista III, es todo un privilegio contar con dos fantásticas versiones de este clásico de culto.
Una mujer y sus dos sobrinos están charlando en la playa. Mientras hablan, la mirada de la mujer se desvía hacia unos musculosos hombres haciendo ejercicios. Tras un rato observándolos, la mujer imagina muertes horribles y brutales para cada uno de ellos que vemos con gráfico detalle. Esta mujer es Molly, interpretada de forma soberbia por Millie Perkins, y sus fantasías tienen una inquietante manera de converirse en realidad. Ella es la protagonista de The Witch Who Came from the Sea (Matt Cimber, 1976).
Esta película es un antecedente de títulos como Henry, retrato de un asesinoen serie (Heny: Portrait of a Serial Killer, John McNaughton, 1986) o Maniac (William Lustig, 1980). Películas que son estudios de un personaje, pero debido a la naturaleza de esos personajes se convierten en películas de terror. En el caso de The Witch Who Came from the Sea, la película nos presenta a Molly, una asesina en serie que, a través de flashbacks, descubriremos los traumas de su infancia que la han hecho así, mientras observamos la consecuencia de esos traumas en el presente. Consecuencias muy sangrientas, como os podréis imaginar.
Aunque no es un film tan violento o sangriento como los mencionados Henry y Maniac, The Witch tiene su ración de momentos perturbadores. El más notorio para mí sucede en una escena en la que Molly tiene a dos hombres atados en una cama, coge una pequeña cuchilla de afeitar y dice: "mierda, esto va a tardar una eternidad", momento en que empieza a aplicar la cuchilla en la entrepierna de uno de los hombres. La castración transcurre fuera de plano, pero aunque no vemos lo que hace Molly, en su ejecución la escena resulta tan brutal como una castración en una película italiana de caníbales.
Pero no os hagáis una idea equivocada, The Witch se centra en el retrato psicológico de su protagonista, una psicótica que se ha creado su propio mundo de fantasía. Pero incluso ese mundo de fantasía va degenerando a medida que el film avanza y Molly se va sumergiendo más en su locura. Es esta exploración de la locura lo que hace de este un film memorable y perturbador. Un film que resulta también memorable por la fantástica interpretación de Perkins.
The Witch Who Came from the Sea mezcla drama y terror, momentos oníricos y locura realista. El resultado es un fantástico film que recomiendo ver y disfrutar.
Genial e inquietante película de terror, secuela directa de El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project, Daniel Myrick, Eduardo Sánchez, 1999), leyendo la crítica sabréis porqué la recomiendo a todos los aficionados al cine de terror.