Siempre es un placer cuando ves una película sin tener ni idea de lo que pasará a continuación. Y en este caso, ni siquiera los cineastas lo sabían ya que la iban haciendo sobre la marcha. Es parte del encanto de la locura total que es la fantástica Los invasores del abismo (I predatori di Atlantide aka The Riders of Atlantis, Ruggero Deodato, 1983).
Nos encontramos en el futuro: 1994. El mercenario y aventurero Mike Ross (Christopher Connelly) y su compañero Mohammed Washington (Tony King) se ven envueltos en una extraña aventura que arranca cuando se descubre una reliquia en el fondo del mar. Una ola destruye la plataforma marina en que se guardaba la reliquia, Mike y Mohammed recogen a los supervivientes, entre los que se encuentra la doctora Cathy Rollins (Gioia Scola) además de James (futuro director de cine Michele Soavi), el profesor Peter Saunders y el piloto Bill Cook interpretados, respectivamente, por los veteranos del cine de género George Hilton e Ivan Rassimov. El grupo se enfrentará a unos misteriosos atacantes procedentes de la mítica Atlantis, que buscan secuestrar a a la doctor Rollins por razones desconocidas.
La creación de esta película es casi tan rocambolesca como la historia que cuenta. Ruggero Deodato se encontraba en Canes cuando fue invitado por la entonces primera dama de Las Filipinas Imelda Marcos para visitar el estudio que había creado Marcos para impulsar la industria cinematográfica filipina. Deodato viajó a Las Filipinas y allí se encontró un estudio enorme, con diferentes departamentos de maquillaje, efectos especiales y especialistas preparándose para realizar cualquier escena peligrosa que fuese necesaria. Y todo sin usar, porque no se estaba filmando nada, además de algunas deficiencias en el estudio. En un principio declinó usar el estudio, pero tras discutirlo con Marcos, Deodato se lo volvió a pensar y empezó a pensar qué podía filmar allí para aprovechar las instalaciones y la jungla filipina. Así, Deodato, junto a los guionistas Tito Carpi y Vincenzo Mannino, diseñó una historia de acción bastante inspirada por Mad Max 2, el guerrero de la carretera (Mad Max 2, George Miller, 1981). Solo tenéis que ver el tráiler para ver hasta que punto la saga posapocalíptica creada por George Miller sirvió de punto de partida junto al clásico de John Carpenter Asalto a la comisaría del distrito 13 (Assault on Precinct 13, 1976). De vuelta a Italia, Deodato rodó algunas escenas más para que la película llegara a la hora y media.
Aunque los creadores tras las cámaras de Los invasores del abismo buscaban qué coger de los éxitos del momento para crear un producto que dejara satisfechos a distribuidores y espectadores, también se nota cierto gusto por el pulp y el cine de acción de folletín. Una impresión reforzada por el reparto lleno de rostros familiares dentro del cine de serie B y exploitation. Este gusto por la aventura de bolsilibro, la acción sin freno y los giros inesperados, sumado al carismático reparto, hacen de este título una joya del cine de serie B constantemente entretenida y llena de momentos tan fantásticos como delirantes.