Los Mercenarios 2 (The Expendables 2, Simon West, 2012) empieza con una espectacular secuencia en la cual los protagonistas llevan a cabo una misión, siguiendo el estilo de la primera entrega. No voy a señalar la ironía y relevancia de un grupo de americanos y europeos rescatando a un millonario chino, esto no es una película de Christopher Nolan, así que podemos centrarnos en la diversión y la acción, objetivos principales de esta secuela. El tono del film queda rápidamente establecido en el inicio, un tono mucho más ligero y autorreferencial que el de la primera entrega.
Y esta es realmente mi única queja o por qué la primera me parece mejor: el tono (y la banda sonora). De la primera me gustaron los momentos de introspección y honestidad, como el brutal monólogo de Mickey Rourke (por supuesto, he visto las películas en VO, algo a tener en cuenta cuando hable de las interpretaciones y referencias), en lo que daba la sensación de ser una elegía por un tipo de cine que aparentemente estaba enterrado. El éxito de esta primera entrega hace que el tono de esta segunda esté llena de guiños y chistes dedicados a los seguidores, algo así como una screaminización de la franquicia, los seguidores que hicieron que una película independiente con un bajo presupuesto, según los cánones actuales del cine de acción, recaudara más que muchas producciones de Hollywood del momento. Si en la primera la sencilla historia permitía explorar a los personajes, aquí la sencilla historia de venganza por la muerte de un personaje que lleva "carne muerta" escrito en la frente sirve como excusa para llenar la pantalla de estrellas del cine de acción, el problema es que como son tantas muchas apariciones se reducen casi a cameos. Esto hace también que me pregunte a quién pondrán en la tercera entrega: ¿Clint Eastwood arrastrando el cadáver de John Wayne? ¿Cynthia Rothrock? De momento se ha confirmado que Nicolas Cage estará en la tercera (por favor, por favor, por favor, que sea el villano).
La parte positiva es que esto hace que ver la película sea una experiencia muy divertida y seguramente ha contribuido a que sea un gran éxito, a pesar de que se abuse de las autorreferencias: chistes sobre Terminator (The Termiantor, James Cameron, 1984) de Arnold Schwarzenegger, La jungla de cristal (Die Hard, John McTiernan, 1988) -irónicamente, una película que puso el primer clavo en el ataúd del cine de acción musculado de los 80 al plantear un héroe que es una persona normal- de Bruce Willis, McQuade, el lobo solitario (Lone Wolf McQuade, Steve Carver, 1983) y Los valientes visten de negro (Good Guys Wear Black, Ted Post, 1978) de Chuck Norris, el hecho que Dolph Lundgren realmente tenga un máster en ingeniería química, publicidad de una pluma diseñada por Stallone... Hasta hay un guiño al montaje del director de la primera entrega (que imagino no se habrá traducido demasiado bien). Este tono contribuye también a disimular los aspectos más cursis y flojos del guión (como el hecho de que el malo se llame Vilain [Jean-Claude Van Damme], que se parece bastante a como se pronuncia "villano" en inglés).
Todo esto podría hacer pensar que esta es una película que sólo puede ser disfrutada por fanáticos del cine de acción. Pero creo que el genio de este film se encuentra precisamente en que ha logrado llegar más allá de los fans del cine de acción, lo cual explica su éxito sostenido en EUA. Es algo en lo que pensé al fijarme en el público que había en la sala conmigo, ya que se esperaría (tal vez por prejuicios) un público mayoritariamente masculino y que pasase de los 25, debido a la naturaleza de sus protagonistas. Pero lo cierto es que estaba llena de un público muy heterogéneo, diferentes edades (de chavales a jubilados) y géneros. Especialmente me llamó la atención un grupo de cuatro amigas porque, además de chicas atractivas, eran muy jóvenes (legalmente jóvenes). Pero ellas, igual que todos, aplaudieron cuando aparece Chuck Norris y rieron con todas las referencias, además de soltar grititos asociados a actividades nocturnas cuando Van Damme se lía a dar patadas.
Si consideramos lo anterior y lo ponemos junto al estrepitoso fracaso del remake de Desafío total (Total Recall, Paul Verhoeven, 1990) y que gran parte de los estrenos de este verano tenían un tono muy serio y circunspecto, podemos llegar a la conclusión de que Los Mercenarios 2 ha sabido satisfacer una necesidad del público, tal vez cansado de espectáculos infográficos y necesitados de acción analógica, aunque en este film (igual que en el anterior) se utilicen también efectos CGI.
Eso y el indudable carisma del reparto. Otro acierto del guion es permitir que los actores interpreten sus propias nacionalidades, lo cual redunda en unas mejores interpretaciones. En este aspecto destaca Van Damme, el cual liberado de tener que disimular que es un personaje americano ofrece una interpretación más sólida al no tener que estar continuamente esforzándose en ocultar su acento. Comparad por ejemplo su trabajo en JCVD (Mabrouk El Mechri, 2008), en la cual puede actuar utilizando su lengua materna, con el de la mayoría de su trabajo en el mercado americano. En este film no tiene que preocuparse por disimular su acento, e incluso habla un poco de francés aquí y allá, y eso hace que su personaje sea lo mejor de la película. El resto del reparto está bastante bien y tras tres películas (cuatro contando esta) ya estoy bastante acostumbrado a la piel de pene venoso que tiene Stallone.
En resumidas cuentas, un film de entretenimiento veraniego cargado de acción y one-liners, que no decepciona y cumple sus promesas. Atención al vídeo debajo del tráiler oficial.