A mediados de los 90, Crimewave (Ola de crímenes... ola de risas) (Crimewave, Sam Raimi, 1985) era el Santo Grial. Gracias a la trilogía Evil Dead y Darkman (1990) me había convertido en un fan del director y quería ver todo lo que había dirigido, pero por entonces no era más que un chaval, sin las posibilidades que hay hoy día, y me era imposible encontrar esta película. Y así fue hasta que, si no recuerdo mal, Manga Films la reeditó en vídeo. No era lo que me esperaba.
El film, escrito por Raimi junto a Joel y Ethan Coen, es un homenaje al slapstick, al humor de los populares en Estados Unidos Three Stooges y al cine de los años 40. Raimi quería demostrar que podía hacer algo más que sangrientas películas de terror, ampliar su repertorio. Sin embargo, fue la primera experiencia de Raimi, Bruce Campbell y Rob Tapert con un estudio y no fue muy positiva, empezando porque el estudio se negó a dejar que Campbell interpretara al protagonista Vic Ajax, papel que acabó interpretando Reed Birney. Las continuas tensiones con el estudio, la mala publicidad y el hecho de que tardó unos años en (apenas) estrenarse, provocaron que Raimi se lanzara con alegría a regresar al universo Evil Dead. Esta situación también contribuyó a que Crimewave se acabara convirtiendo en una cinta de culto.
Incidentalmente, repito que Joel y Ethan Coen trabajaron en el guion, añadiendo nombres que luego reaparecerían en sus películas. Pero me llama la atención especialmente cómo elementos de la trama de Crimewave aparecerían reciclados en el clásico de los hermanos Coen Fargo (1996).
La primera vez que vi el film de Raimi me dejó algo descolocado. La historia parece propia del cine negro: Ernest Trend (Edward R. Pressman) es un empresario que decide deshacerse de su socio y contrata a un par de asesinos: Faron Crush (Paul L. Smith) y Arthur Coddish (Brion James). La pareja son asesinos bastante dementes que acaban provocando una escalada de crímenes y asesinatos en los que se ven involucrados Vic Ajax y la chica a la que Ajax quiere conquistar Nancy (Sheree J. Wilson). Pero la ejecución es un delirio cómico repleto de toques absurdos, como una cinta de animación hecha con actores de carne y hueso. La primera vez, como digo, me dejó algo descolocado, pero con siguientes visionados le fui cogiendo el gusto, especialmente cuando Universal la editó en DVD.
Crimewave es una película deliberadamente tontorrona y absurda. Si uno va preparado para ver una película de este estilo, con una narrativa visual barroca y teatral, el placer está asegurado.
Seeding of a Ghost (Zhong gui, Kuen Yueng, 1983) fue una producción de Shaw Brothers dentro del cine de terror, un género que el estudio no tocó demasiado, más especializados en el cine de acción. El film nos presenta una delirante venganza sobrenatural difícil de olvidar.
Chou Tang (Phillip Ko) recurre a la magia negra para vengar la muerte de su esposa Irene (Maria Jo), asesinada y violada por un par de criminales. Además, Tang y el espíritu de Irene aprovechan para vengarse también sobre Anthony Fang (Norman Chu), el amante de Irene. Resumida así, la trama parece bastante sencilla y directa, pero esta película demanda del espectador algo muy importante: paciencia.
Paciencia porque la trama tarda lo suyo en arrancar, la primera mitad se dedica a desarrollar el romance entre Irene y Fang a espaldas de Tang, rodado como si fuera un videoclip de karaoke, si los videoclips de karaoke incluyeran desnudos. Y desnudos hay bastantes, así como escenas sangrientas y un par de peleas para darle sabor al conjunto, más otras cosas difíciles de creer. En otras palabras, la paciencia del espectador se ve recompensada cuando la venganza sobrenatural se pone en marcha.
La intención de los cineastas, obviamente, era crear un film de terror que dejara al espectador clavado en la butaca. Y el film te clava en la butaca, pero no porque la película provoque miedo o siquiera suspense en el espectador, más bien todo lo contrario. La manera exagerada y teatral en que están rodadas las escenas "de terror", eso sí, son tan delirantes que resultan tremendamente entretenidas, especialmente la parte final, unos psicotrónicos y demenciales diez minutos por los que vale la pena ver Seeding of a Ghost.
De este modo, el aburrido inicio conduce a un pozo de locura sin fondo que puede provoque algún aplauso y muchas bocas abiertas. No cabe duda que aquellos que vean Seeding of a Ghost no podrán borrar de su cerebro su final, ni aunque quieran.
Alguien me sugirió Bienvenido a Woop Woop (Welcome to Woop Woop, Stephan Elliott, 1997) en un comentario del blog. Por desgracia, la mayoría de peticiones que me han hecho así, o por correo electrónico, no las he podido satisfacer por el simple hecho de que no podía encontrar los títulos en cuestión, principalmente por ser películas que solo se editaron en VHS en su país de origen. Pero nunca las ignoro y procuro satisfacerlas, como en este caso.
El film fue dirigido por Stephan Elliott después de triunfar internacionalmente con Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (The Adventures of Priscilla, Queen of the Desert, 1994), aunque la recepción de Bienvenido a Woop Woop fue justo la opuesta. Fue un sonoro fracaso y estrenada directamente en vídeo en muchos territorios. El argumento sigue al timador Teddy (Jonathon Schaech), que, tras un trato que sale mal, se ve obligado a viajar de Nueva York a Australia. Allí conoce a Angie (Susie Porter), una peculiar muchacha con la que pasa ratos muy agradables, hasta que Teddy despierta en Woop Woop, un "pueblo" en mitad de la nada controlado por Daddy-O (Rod Taylor), del cual parece imposible escapar.
La mejor manera de describir esta película es como un cruce entre Despertar en el infierno (Wake in Fright, Ted Kotcheff, 1971) y Giro al infierno (U Turn, Oliver Stone, 1997). Si bien el tono de Welcome to Woop Woop es mucho más ligero, con toques de comedia mucho más exagerada. Al parecer, la novela en que se basa, The Dead Heart de Douglas Kennedy, es muy diferente, empezando por el protagonista: Nick, un periodista que busca la solitaria amplitud del territorio australiano, con un tono más oscuro que podría haber beneficiado al film. El humor exagerado le resta impacto a la historia y no siempre funciona, con estilo muy noventero de comedia ligera que llega hasta la secuencia poscréditos que cierra el film.
Es posible que la manera de plantear la comedia, junto al éxito del anterior film de Elliott, fuera lo que provocara la negativa reacción que en su momento recibió el film. Con los años, al película ha sido reivindicada, adquiriendo fans con el paso del tiempo. Incluso se ha escrito un libro detallando la creación de la película: Fahfangoolah!: The despised and indispensable Welcome to Woop Woop de Michael Winkler. Personalmente, aunque la historia me parecía interesante y tiene momentos que funcionan, la mayor parte de la película me dejó algo indiferente. Es lo que tiene la comedia, es muy particular. Decidid por vosotros mismos si os interesa visitar Woop Woop.
La clásica Poltergeist (Fenómenos extraños) (Poltergeist, Tobe Hooper, 1982) es una película que desde el primer momento que la vi me encantó, me absorbe aún hoy. Tal vez por eso, ignoré las secuelas durante mucho tiempo. Al principio no me interesaron; cuando las vi por televisión no me parecieron que estuvieran a la altura del original, así que me olvidé de ellas.
Fue así hasta que Shout! Factory anunció que iba a editarlas en Blu-ray, momento en que pensé volver a verlas y ver qué tal era la experiencia. Me gustaron mucho más de lo que esperaba y aún más me sorprendió que la muy criticada tercera entrega me gustara más que la segunda entrega.
Poltergeist II: El otro lado (Poltergeist II: The Other Side, Brian Gibson, 1986) se puso en marcha de forma casi inmediata, tras el monumental éxito de la primera. Tanto Steven Spielberg como Tobe Hooper se desentendieron del proyecto, que acabaron encabezando Mark Victor y Michael Grais, guionistas de la primera entrega que aquí repetirían como guionistas además de ser productores. Que Victor y Grais fueran guionistas de la primera explica que en esta segunda entrega se aprovechen conceptos desechados en la primera entrega, como la secta enterrada bajo la casa. Además, para que Craig T. Nelson y JoBeth Williams regresaran, se les invitó a aportar conceptos al guion que estuvieran interesados en explorar. Nelson coincidió con los guionistas en introducir elementos de la mitología nativa americana, mientras que Williams, que había perdido hacía poco a su madre, quería que su personaje pasara por lo mismo. También regresaron, claro, Heather O'Rourke y Oliver Robins, interpretando a Carol Anne y a su hermano Robbie. Se decidió obviar las referencias a la hermana mayor Dana, que se supone está estudiando en la universidad, después de que Dominique Dunne, la actriz que la interpretaba, fuera asesinada por su pareja mientras rodaba la serie V (Kenneth Johnson, 1984). Zelda Rubinstein también repetía, aunque en un papel menor, acompañada de Will Sampson para ayudar a los Freeling a deshacerse de las entidades paranormales que les acosan.
Encabezando estas entidades se encuentra el reverendo Kane, interpretado por Julian Beck. Beck aceptó el papel sabiendo que sería su último papel en pantalla, ya que estaba enfermo de cáncer de estómago. Que estuviera enfermo hizo que el estudio se negara a asegurarlo por temor a que muriera antes de finalizar el rodaje, de modo que los productores lo aseguraron de su bolsillo. Fue un gran gesto, que permitió a Beck realizar un último papel con el que pasó a la historia, ya que su interpretación es uno de los elementos que más se recuerdan del film. La participación de Beck también atrajo al artista H. R. Giger, que era un gran seguidor del teatro experimental de la compañía que dirigía Julian Beck. Giger contribuyó al film diseñando las memorables criaturas que aparecen en él.
Poltergeist II intenta recuperar la atmósfera y el estilo del primer film, involucrando de nuevo a la familia en una nueva aventura sobrenatural. La novedad es el aumento en efectos visuales, mostrando el más allá que la primera entrega sabiamente no mostraba. Pero, también, son estos momentos, en los que se despliega lo más puntero en efectos visuales y especiales de la época, los que hacen esta película memorable. El otro aspecto destacable es que, mientras en la primera película JoBeth Williams era la indiscutible protagonista, aquí se centra más en Craig T. Nelson, que es menos inútil y más heroíco que en la anterior película.
La secuela intenta ofrecer las mismas sensaciones que la primera, mientras aporta algo nuevo. No es muy original, pero me pareció más entretenida que cuando la vi por primera vez.
Esta tercera entrega es recordada principalmente porque Heather O'Rourke, la única del reparto original que regresaba junto a Zelda Rubinstein, murió poco después de terminar el rodaje. Obviamente, afectó negativamente a la recepción de la película, que además tuvo la complicación de necesitar un nuevo final sin contar con una de las actrices principales.
El director Gary Sherman ideó una interesante premisa para Poltergeist III (1988): situar el film en un rascacielos y mezclar la historia de fantasmas con Alicia a través del espejo. En el film de Sherman, los espejos son puertas al mundo sobrenatural y sirven de punto de entrada al malvado Kane, ahora interpretado por Nathan Davis, personaje que regresaba por petición de los fans. Lamentablemente, el presupuesto inicial con el que contaba Sherman fue severamente recortado, con lo que tuvo que reescribir el guion para que fuera menos ambicioso, eliminando o reconsiderando muchas escenas.
Hay un aspecto por el que esta película resulta hoy memorable. Debido a que Poltergeist III se rodaba en pleno amanecer de los grandes efectos realizados por ordenador, y que las dos anteriores habían hecho gala de muchos efectos ópticos, Sherman decidió realizar todos los efectos de forma práctica en el set. Esto se tradujo en un rodaje tremendamente complicado y complejo, para poder hacer realidad los momentos sobrenaturales de forma práctica.
El rascacielos encantado y el mundo al otro lado del espejo me parecen ideas muy interesantes, prefiendo este enfoque al de intentar repetir lo mismo pero diferente de la segunda entrega. Es cierto que tiene sus defectos, como las repetidas veces que se repite el nombre Carol Anne, el final es algo flojo y es difícil ver a la pequeña de Heather O'Rourke, más hinchada debido a su enfermedad y a que tenía 13 años pero la querían pasar por una niña de 8, y no pensar en que le pasó. A pesar de todo, una vez se centra uno en la película, es un film lleno de ideas nuevas dentro de la franquicia y con secuencias tremendamente efectivas. Razones por las que creo que es la mejor de las dos secuelas.
Navidades negras (Black Christmas, Bob Clark, 1974) es un gran clásico del género, que sigue siendo tremendamente efectivo y un film que, personalmente, me encanta. También he aprendido a apreciar el remake de 2006 Negra navidad (Black Christmas, Glen Morgan). Así que cuando se anunció el nuevo re-remakeNavidad sangrienta (Black Christmas, Sophia Takal, 2019), me interesó inmediatamente. Sin embargo, que fuera clasificada para mayores de 13 años y que no se estrenase ninguna copia en VOS, hizo que no fuera a verla al cine. "Ya la veré cuando salga en VOD", me dije. Bueno, ya ha salido en VOD.
El argumento es, en un principio, el mismo que el de las anteriores películas: un grupo de chicas que pertenecen a una sororidad son acosadas y asesinadas por una misteriosa figura. Sin embargo, el guion de Sophia Takal y April Wolfe introduce grandes cambios a la historia, de modo que ya no nos encontramos ante un slasher sino, más bien, ante un film de terror más centrado en el subgénero de los cultos y las sectas. Este cambio, sumado a que se recortara la película para que fuera para mayores de 13 años y el preminente mensaje feminista provocó una reacción en contra en Estados Unidos, donde la película fracasó en taquilla, sin recaudar lo esperado. A mí me gustan las películas de sectas y cultos, así que ese cambio no me molestó demasiado. Sí que lamenté que los cineastas optaran por no estrenar un film para mayores de 18 años, ya que provocó que al film, en su presente forma, le falte intensidad y, obviamente, sangre.
Pero, realmente, son los únicos defectos que le he encontrado al film, que podrían ser subsanados en un futuro unrated cut. El reparto, encabezado por Imogen Poots, hace un buen trabajo y creo que se ganan las simpatías del espectador (por lo menos de este), algo que siempre es importante en un film de terror. La trama que enlaza con el silencio con el que universidades americanas han tapado violaciones es muy actual y, desgraciadamente, vigente, pero el mensaje en general puede mantenerse en el futuro y enlaza con los avanzados toques feministas de la original Navidades negras. Además, es lo suficientemente diferente de las anteriores para que puedan ser disfrutadas seguidas, sin que se tenga la sensación de estar viendo la misma película una y otra vez.
Veredicto final: me gustó, pero deseo que aparezca un montaje extendido sin censurar en el futuro para poder disfrutarla aún más.
El prolífico y sorprendente Takeshi Miike nos presenta una peculiar historia de amor: First Love (Hatsukoi, 2019), un festival visual como solo Miike puede ofrecer.
Kase (Shôta Sometani) es un yakuza que decide traicionar a su banda robando un alijo de coca con la ayuda del policía corrupto Otomo (Nao Ohmori). Kase decide usar como chivo expiatorio a Monica, nombre profesional de Yuri (Sakurako Konishi), una chica obligada a prostituirse para pagar las deudas contraídas por su padre. Cuando Otomo planea llevarse a Yuri, se cruza en su camino Leo (Masataka Kubota), un boxeador al que le acaban de diagnosticar un tumor en el cerebro inoperable. Sin nada que perder, Leo decide ayudar a Yuri. La noche se va complicando, sin que Yuri ni Leo entiendan por qué les persiguen los yakuza, la mafia china y la policía.
Miike mezcla acción y violencia con romance y comedia, el resultado es un entretenido, divertido y salvaje film que hace vivir al espectador una noche en Tokio que es una auténtica montaña rusa de emociones. Los cambios de tono se realizan de forma muy eficaz, haciendo que todos los giros encajen perfectamente. Es un film lleno de color, tanto por sus personajes como por su fotografía, en el que Miike demuestra de nuevo que con su única mezcla de artesanía y autoría es capaz de ofrecer películas personales y originales, aunque sobre el papel las historias resulten familiares.
Miike ya no se dedica a dirigir cinco películas al año, rebajando su producción a dos o tres películas al año. Esto se traduce en que visualmente sus películas están más trabajadas, siendo productos con un final más acabado, aunque sin el gore y el salvajismo de sus inicios. Pero cuando el resultado es una película como First Love, desde luego, Miike ha ganado con el tiempo.
El slasher es un género con unas claras normas y una fórmula repetida hasta la saciedad. Si bien muchas de estas normas no surgieron de forma orgánica, fueron más bien impuestas, no ha impedido que sean adoptadas por muchos directores, guionistas y fans del género. Esta cualidad del slasher también ha abierto la puerta a muchas parodias y películas metalingüísticas que se dedican a comentar sobre el género. La sangrienta comedia Igual eres el asesino (You Might Be the Killer, Brett Simmons, 2018) es la nueva incorporación en esta serie de películas metalingüísticas.
Un desesperado y cubierto de sangre Sam (Fran Kranz) llama por el móvil a su amiga Chuck (Alyson Hannigan) para que le ayude en una situación desesperada: un maníaco enmascarado está asesinando a los monitores del campamento veraniego que Sam dirige. Chuck, como experta en el cine de terror, le servirá de guía para mantenerse vivo.
You Might Be the Killer, como he mencionado al principio, es un homenaje en tono de comedia del cine slasher de la década de los 80 del siglo XX. Como tal, sus comentarios y guiños no son muy distintos de los que ya hemos visto anteriormente en diversas películas como Las últimas supervivientes (The Final Girls, Todd Strauss-Schulson, 2015) o Detrás de la máscara: El encumbramiento de Leslie Vernon (Behind the Mask: The Rise of Leslie Vernon, Scott Glosserman, 2006). La única novedad es que la narración salta en el tiempo y se muestra de forma desordenada ya que se basa en lo que Sam le cuenta a Chuck. También aparecen diversos indicadores sobre los personajes cuando se presentan y un contador de monitores muertos, recursos visuales que no acaban de encajar con el hecho de que sea Sam el narrador y, aunque al principio resultan graciosos, se acaban haciendo algo repetitivos y pesados.
El film es entretenido y tiene momentos bastante graciosos, que resultan efectivos gracias a la interpretación de Fran Kranz y Alyson Hannigan. Pero nunca se alza más allá del OK, debido a que, como ya he dicho, se ha tratado ya muchas veces la fórmula del slasher como para resultar original. Por supuesto, siempre hay recién llegados que, si no han visto las muchas películas anteriores que hacen lo mismo, este film puede resultarles mucho más novedoso y puede que lo disfruten más.
La película se llama El mago asesino (The Mad Magician, John Brahm, 1954) y Vincent Price es el mago asesino. ¿Qué más hace falta para lanzarse a verla?
Don Gallico (Vincent Price) es un inventor de trucos que decide dar el paso para convertirse en un famoso mago. Sin embargo, Ross Ormond (Donald Randolph), su jefe en la empresa de creación de trucos de magia para la que trabaja, sabotea el debut de Gallico y le deja claro que no le librara de su contrato para construir más trucos de magia. Esto no le sienta bien a Callico y sumado a que Ormond también se quedó con la esposa de Gallico, Claire (Eva Gabor), es lo que necesita para justificar un brutal asesinato. Ahora, Callico utilizará los trucos de magia que ha creado para matar y deshacerse de los cuerpos.
El productor Bryan Foy esperaba que su film Los crímenes del museo de cera (House of Wax, André de Toth, 1953) fuera un gran éxito gracias al 3-D, así que casi inmediatamente puso en marcha El mago asesino. Efectivamente, Los crímenes del museo de cera fue un gran éxito, especialmente gracias a superar las dificultades técnicas del 3-D y convencer así a la audiencia, aunque para cuando se estrenó El mago asesino la moda del 3-D ya era cosa del pasado. Obviamente, El mago asesino guarda muchas similitudes con el clásico de André de Toth: Vincent Price como protagonista encarnando un asesino motivado por la venganza, ambientación gótica en plena era de la luz de gas y el 3-D. Sin embargo, El mago asesino no tiene el mismo aspecto de gran producción de estudio y es un film mucho más modesto.
De todos modos, la historia, que parecería repetirse muchas veces en la filmografía de Vincent Price, resulta bastante entretenida, con adecuados toques morbosos y de humor negro. El film no hace mucho énfasis en el terror y pesan más los elementos de suspense, con bastante toques de comedia para aligerar el drama. Su corta duración, 72 minutos, impide que se haga larga y la película pasa bastante rápida, así que sus defectos no pesan demasiado. Es un film que no es un gran clásico pero que cumple con su objetivo de divertir al espectador, que disfrutarán particularmente los fans de Vincent Price.
Hay veces en que no está justificado el hype o la súbita fama que precede a esta o aquella película, pero en el caso de Verotika (Glenn Danzig, 2019), su infame fama está completamente justificada. Es una de las mejores peores películas que he visto recientemente, una perfecta mezcla de surrealismo e incompetencia que no deja indiferente.
Glenn Danzig, más conocido por su faceta como músico al frente de bandas como Misfits y Danzig, se basa en la serie de cómics Verotika que él mismo creó, publicada dentro de su sello editorial Verotik. Por si no queda claro, Verotika es un proyecto personal de Danzig desde la concepción de llevar el cómic a la pantalla, pasando por la banda sonora, la edición, la fotografía, el guion y la dirección. Y está claro que Danzig está convencido de haber creado una obra maestra del terror. Desde luego, ha creado una película que será recordada, ya que la suma de despropósitos y escenas gore hacen que el visionado de este film esté cargado de carcajadas y momentos ojipláticos.
También esta claro que Danzig es un fan del género, con abundantes referencias a Mario Bava y a Los ojos sin rostro (Les yeux sans visage, Georges Franju, 1960), entre otros, y, mejor ejecutadas y escritas, las historias que conforman el film podrían haber sido memorables, de manera completamente distinta a la manera en que son memorables ahora. Posiblemente, el fragmento que provoca mayores carcajadas es el primero, por su colección de ridículos acentos franceses y por contener las peores interpretaciones de toda la película. Ashley Wisdom es realmente terrible, todas sus reacciones angustiadas no fallan en provocar, por lo menos, una o dos risas. El segundo hace gala del peor montaje, dejando muchos momentos muertos al acabar las escenas. Ambas historias también destacan por las reacciones de los personajes más extrañas y peculiares a las situaciones que se les presentan. El tercero, inspirado en la historia de la Condesa Sangrienta, podríamos decir que es el más "normal" en el sentido que parece más una película de verdad, aunque las elecciones de Danzig siguen proporcionando momentos que te dejan con el culo torcido.
Cuando leí una crítica en la página Bloody Disgusting que decía que "Verotika es el equivalente en cine de terror de The Room (Tommy Wiseau, 2003)" pensé que era una exageración, pero no. Danzig logra ponerse a la altura de Tommy Wiseau y nos ofrece un espectáculo difícil de igualar. Indispensable para los amantes del terror pasado de vueltas, el cine trash más asombroso o, simplemente, para aquellos que quieran ver un espectáculo torpemente demencial.