Recuerdo que al salir del cine tras ver Mad Max: Furia en la carretera lo hice exaltado y lleno de energía. La película había sido toda una experiencia y me había sentido completamente transportado a otro mundo. No me sucedió lo mismo con Star Wars: El despertar de la Fuerza. Y esperaba que fuera así, no tanto por las habilidades como director de J. J. Abrams (que no es George Miller que digamos) pero por el regreso a lo grande del universo creado por George Lucas.
No me entendáis mal, la película me gustó y me lo pasé bien. Pero nada más. Los típicos vicios de Abrams como director, por ejemplo el abuso del deus ex machina, impidieron que la película se convirtiera en una gran experiencia. Algunos de esos vicios ya habían convertido Star Trek: En la oscuridad en una película horrible, pero por suerte en esta ocasión no eran tan exagerados. Aunque los saltos a la luz corrían el riesgo de convertirse en el recurso fácil para salir de cualquier situación como sucedía con el transportador en la mencionada película de Star Trek. Cosas como que RD-D2 despierte de repente sin motivo aparente (más allá que la película necesita que pase) o que Rey sea capaz de usar la Fuerza para liberarse tras apenas unas horas de saber que la posee quedan tapados por el ritmo rápido del film y el equilibrado tono de la película.
Pero el principal problema para mí, que hizo que simplemente me lo pasara bien en lugar de ser una gran experiencia, es que Star Wars: El despertar de la Fuerza es casi un remake de La guerra de las galaxias. Tan semejante que hace que en ocasiones resulte muy precedible. La manera de seguir paso a paso la primera película, más las continuas referencias y la manera en que intenta borrar las precuelas, deja claro que su objetivo principal es darle a los fans exactamente lo que quieren.
Y esto me hizo reflexionar sobre la figura de George Lucas y su papel en la saga galáctica. Un papel lleno de claroscuros. Vetar la presencia del actor David Prowse en las convenciones, su negativa a permitir que se editen las versiones originales de la primera trilogía en Blu-ray, más sus decisiones en las precuelas convirtieron a Lucas en alguien odiado por muchos fans de la saga que él mismo había creado.
Estas decisiones por parte de Lucas se deben al sentido de propiedad que tenía sobre el universo Star Wars. Es su creación y él era el único con derecho a decidir nada sobre la saga. De hecho, las precuelas y sus malas ideas (los midiclorianos, meter con calzador a C-3PO y RD-D2, las interpretaciones acartonadas) son el resultado de Lucas trabajando con total libertad y sin responder ante nadie. No había nadie que le dijera: "creo que eso no funciona" o "eso parece una mala idea".
Pero por todos sus pecados, las precuelas me siguen pareciendo películas entretenidas (y poco más) y por lo menos eran diferentes a la trilogía original. Ofrecían nuevas tramas, estilos, planetas, personajes... Eran una experiencia nueva y diferente, si bien no mejor. Pero al parecer lo que los fans quieren es más de lo mismo, es La guerra de las galaxias con otro título. Por supuesto, a pesar de todo, El despertar de la Fuerza es mejor que cualquiera de las precuelas.
Creo que a George Lucas se le ha tratado de forma algo injusta. A finales de los 70 revolucionó el cine estrenando tres películas que no se parecían a nada de lo que se hubiese hecho antes. THX 1138, American Graffiti y La guerra de las galaxias fueron películas innovadoras y, sobretodo, ORIGINALES.
La guerra de las galaxias cogía cosas del pasado e intereses personales de Lucas y los convertía en una película única y diferente, ferozmente original, que marcó un antes y un después. Y esto lo hizo George Lucas enfrentándose a la incomprensión de todo el mundo. Es cierto que el increíble éxito y su impronta en la cultura hizo que Lucas intentara después repetir la misma fórmula sin lograr nunca el mismo éxito (lo más cerca que estuvo fue con la creación de Indiana Jones), pero no debemos olvidar que el cine hoy día sería muy diferente si no hubiera existido La guerra de las galaxias.
En fin, he tratado de decir dos cosas en este artículo: Lucas tal vez no sea un santo, pero tampoco es el demonio y disfruté con El despertar de la Fuerza, pero desearía que la saga se dedicara a mirar al futuro en lugar de reciclar el pasado. No sé si ha quedado claro, porque lo cierto es que yo mismo todavía estoy pensando sobre las virtudes y los pecados de la nueva película y la dirección de la saga. Una cosa sí tengo clara: no más Estrellas de la Muerte, por favor, aunque sean tan grandes como un planeta.