El mundo está loco, loco, loco (It's a Mad, Mad, Mad, Mad World, Stanley Kramer, 1963) es una monumental y épica comedia. Un clásico del cine que cuenta una historia que sigue siendo actual hoy día: un grupo de personajes se lanzan en una desesperada carrera para encontrar 350.000 dólares (aproximadamente 1.600.000 euros actuales) enterrados en un parque, dejando tras de sí un rastro de caos y destrucción.
Kramer hasta entonces era conocido por producir y dirigir filmes serios con un tema social o reflexión seria de fondo. Justo antes de Mad World había completado otro clásico: Vencedores o vencidos (Judgment at Nuremberg, 1961). Fue justo tras el estreno de este film que Kramer tuvo la idea para hacer una épica comedia que fuera considerada como la comedia definitiva (querer hacer la película definitiva de cualquier género se conoce hoy día como "hacerse un Stanley Kubrick"), después de que durante una comida un crítico de cine le dijera que hacía dramas muy buenos pero que no creía que pudiese hacer una buena comedia.
Aunque Kramer se propuso hacer una gigantesca comedia, no dejó de lado los temas humanos que eran marca de la casa. Así, el tema central del film es la avaricia. La comedia surge a partir de las desesperadas acciones que llevan a cabo los personajes, capaces de todo por conseguir el dinero. Esta temática universal, junto al hecho de que no se hacen referencias contemporáneas del momento en que fue filmada, hacen que Mad World no haya envejecido. Hacía reír en 1963 y sigue haciendo reír en el 2014.
El reparto lo forman prácticamente todos los actores y las actrices cómicos de la época, algunos haciendo cameos como Jerry Lewis o Buster Keaton, otros en papeles protagonistas como Sid Caesar, Mickey Rooney o Jonathan Winters. Los que no aparecen se quedaron fuera por diversos motivos: o pedían demasiado dinero para hacer el papel, caso de Peter Sellers, o les coincidía con otro trabajo, caso de Lucille Ball. Encabezando el reparto nos encontramos al gran Spencer Tracy, en el que fue uno de sus últimos papeles en el cine.
La variedad de cómicos coincide con la variedad de tipos de humor y comedia que se muestran en el film. Desde juegos de palabras, pasando por diálogos ingeniosos hasta los homenajes al slapstick, Mad World no desperdicia ninguna oportunidad para hacer reír al espectador, muchas veces a carcajadas. A veces lo logra con detalles simplemente bizarros, como uno que a mí me hace reír mucho: la mujer en bikini (Barrie Chase) que baila con el rostro completamente serio y la cabeza inmóvil mientras se contonea todo su cuerpo al lado del demente Sylvester (Dick Shawn).
Los distintos estilos de comedia acompañan al reparto coral en un viaje que convierte este film en una pionera y genial road movie. El holgado presupuesto permitió a Kramer utilizar los mejores efectos especiales de entonces, algo que brilla particularmente durante la secuencia final, para hacer creíble este anárquico viaje por las carreteras americanas. Pero el mejor efecto especial es el mencionado reparto coral. El espectador puede ponerse a favor de quien le haga más gracia, ya que todas las historias tienen la misma importancia y no se señala a nadie como protagonista.
La nueva edición de Criterion (2 Blu-ray [zona A], 3 DVD [zona 1]) de esta película incluye un gran hallazgo para los fans: la versión road-show de la película. ¿Qué es la versión road-show? Veréis, durante finales de los 50 hasta los primeros años 70 fue la época en que se produjeron las grandes épicas hollywodienses: prestigiosas adaptaciones literarias, películas bíblicas o ambientadas en el Imperio Romano, algún western... Películas como Ben-Hur (William Wyler, 1959), Doctor Zhivago (David Lean, 1965) o La conquista del Oeste (How the West Was Won, John Ford, Henry Hathaway, George Marshall, Richard Thorpe, 1962). Estas producciones, que podían llegar a pasar las tres horas de duración, se mostraban en proyecciones especiales para las que había que comprar la entrada de forma anticipada y en un formato más grande que el cine normal de entonces (una especie de primitivo Imax). Luego, estas películas se editaban y se proyectaban en los cines normales en un formato más pequeño, de 2.76:1 pasaban al más habitual 2.35:1.
La versión road-show de Mad World duraba 202 minutos (incluida la música de apertura, el descanso y el cierre). Luego, para el pase cinematográfico, Kramer editó el film hasta dejarlo en 163 minutos. Parte del material editado se ha perdido para siempre, pero ha sobrevivido bastante como para que se creara una versión extendida que dura 197 minutos. Esta versión extendida está pensada para los fans de la película; algunas escenas añadidas son redundantes y se entiende que Kramer las cortara, pero otras me hicieron reír a carcajadas. Pero si no habéis visto nunca Mad World, es mejor que veáis primero la versión cinematográfica antes que la versión road-show (no la califico de "montaje del director" porque ambas fueron editadas por Kramer, que alternaba en su opinión sobre cuál era la mejor versión). Yo creo que la versión cinematográfica es mejor, pero esta versión extendida es toda una maravilla si te gusta la película.
Escribiendo este artículo me han entrado ganas de ver de nuevo la película, a pesar de que ya he visto ambas versiones de forma seguida no hace mucho. Es una de las mejores comedias jamás filmadas, muchas veces imitada pero nunca superada. Un reparto genial, un guion divertidísimo y un gran director al frente son los elementos que hacen que sea tan soberbia. Si todavía no la habéis visto, os invito a que le pongáis remedio lo antes posible: os merecéis disfrutar con El mundo está loco, loco, loco.