Uno se da cuenta realmente de que se ha hecho mayor cuando una película que recuerda haberla visto de adolescente con cariño va y, sin avisar, cumple veinte años. Parece mentira, pero es el caso de la comedia negra adolescente Caramelo asesino (Jawbreaker, Darren Stein, 1999).
Para aquellos que desconozcan esta película, ya sea porque no la vieron en su momento o son demasiado jóvenes para haberla visto (en cuyo caso procuraré no ponerme en plan Joey), su argumento se centra en Courtney (Rose McGowan), Julie (Rebecca Gayheart), Marcie (Julie Benz) y Liz (Charlotte Ayanna), las cuatro chicas más populares del instituto Reagan. Courtney, Julie y Marcie deciden darle una sorpresa a Liz fingiendo un secuestro, lo que provoca la accidental muerte de Liz, atragantada con un caramelo "rompemandíbulas" usado para acallarla. Julie quiere hacer lo correcto e ir a la policía, pero Courtney y Marcie prefieren hacer pasar la muerte de Liz como un asesinato/violación a manos de un desconocido. Su plan podría funcionar, pero Fern Mayo (Judy Greer), una indeseada testigo, lo pone en peligro, así que Courtney decide convertirla en la nueva Liz para acallarla. Mientras la inspectora Vera Cruz (Pam Grier) investiga el crimen, se inicia una batalla entre las antiguas amigas para sobrevivir a la graduación.
Me pregunto si habrá equivalentes millenials de películas como Jawbreaker o Escuela de jóvenes asesinos (Heathers, Michael Lehmann, 1988). O los casos de tiroreos en escuelas en Estados Unidos ha hecho que este tipo de comedia negra, con adolescentes y asesinatos, se considere tabú. La verdad es que hace mucho tiempo que no veo una película que siga el estilo de estas cintas adolescentes de culto, ambientadas en mundos hiperestilizados en la que los personajes van soltando diálogos imposibles, pero que, mediante esta hiperestilización, son mucho más veraces que otras cintas adolescentes más realistas y no tan interesantes.
He de admitir que, en su día, me interesó esta película por Rose McGowan y Rebecca Gayheart, dos actrices que me parecían (y parecen) tremendamente atractivas. Con el tiempo, a medida que sabía más sobre cine y me gobernaban menos las hormonas, descubrí el fantástico reparto de veteranos: Pam Grier, Jeff Conaway y Carol Kane tienen todos momentos brillantes. William Katt y P. J. Soles hacen pequeños cameos (pestañeas y te los pierdes), así como también hace un cameo Marilyn Manson, por entonces pareja de McGowan. Manson no contribuyó, pero la banda sonora es realmente fantástica, culminando con la participación en el baile de graduación de The Donnas, una banda que entonces me encantaba y que hoy no sabría si siguen en activo (las "gugleo": hace años que no sacan un álbum pero no se han separado).
El director Darren Stein utiliza continuos trucajes y efectos sonoros, para cimentar el tono del film cargado de humor negro y mala leche. Un tono oscuro y cómico que se mantiene gracias a los punzantes diálogos, muchos de los cuales suelta McGowan con brillantez. He de decir que muchos chistes se pierden en la traducción. Por ejemplo, en una escena, Courtney le dice a la recién maqueada Fern: "No comemos en público pero no somos anoréxicas. Para eso ya está la mesa Karen Carpenter", señalando una mesa en que tres tristes y muy delgadas chicas se reparten granos de arroz. En la versión doblada se elimina la referencia a Karen Carpenter y, por tanto, se elimina el chiste.
Creo que el film se mantiene estupendamente, me hace reír ahora tanto como entonces. Es más, con el tiempo se me ha ido haciendo más divertida, ya que han ido aumentando mis conocimientos de cultura pop, facilitando que vaya pillando más y más referencias (no sé si cuando se estrenó habría pillado el comentario sobre Karen Carpenter). Es posible que me ciegue la nostalgia, pero no tanto como para no reconocer que la película no es perfecta, el final es algo flojo. De todos modos, la recomiendo tanto a los que se acuerdan de las Shampoo como a los que no tienen ni idea de quiénes fueron las Shampoo.