Injustamente considerado el peor director de la historia del cine (Michael Bay está haciendo películas ahora mismo, mientras hablamos), Ed Wood jr. debutó en la dirección con esta surrealista obra maestra que se convertiría con el tiempo en pieza de culto y reverencia (es una de las favoritas de David Lynch). En teoría el proyecto surgió como intento de convertir la historia del primer(a) transexual conocid@: Christine Jorgensen. Sin embargo, cuando en 1953 Ed Wood jr. entró en la oficina del productor George Weiss y lo convenció para que le dejase dirigir la película, Wood convirtió algo destinado a la explotación morbosa en una confesión pública, en una exhibición de si mismo ya que Ed Wood era travestí. Además, Ed Wood jr. también interpreta cinco papeles distintos, con lo cual se borró la frontera entre realidad y ficción. Glen or Glenda es una excursión a la mente de Ed Wood.
"Glen or Glenda no se parece a ningún otro film, ni bueno ni malo" escribe Jordi Costa en su fundamental Mondo Bulldog (editorial Temas de hoy). Es cierto, ésta es una película tan asombrosamente marciana y delirante que cualquier intento de encasillarla acabará sin duda en fracaso absoluto. El continuo de imágenes inconexas sumado a los bizarros diálogos de Wood (aunque mi favorito aparece en otro clásico de Wood, Jail Bait: Ayer tarde hablé con él por la mañana temprano) provoca una continua estupefacción en el espectador difícil de superar.
Me pregunto que pensaba Ed Wood jr. mientras filmaba la película. ¿Qué le llevaría a escoger esos fragmentos en particular de archivo para alargar la película? ¿Qué locura le llevó a hacer la película de esa manera? Uno no puede más que admirar la suicida honestidad de Wood para hacer una película que muchos contemporáneos sólo habrían hecho una morbosa recreación de la historia de Jorgensen. Wood hizo una obra de arte personal e íntima y la lanzó al mundo sin miedo.
Confieso que veo esta película no para reírme y burlarme de ella sino porque realmente me parece una inigualable obra maestra. Bizarra y demente, pero obra maestra.
Hacia la época que se tenía que estrenar la nueva versión de Viernes 13 se produjo el documental His Name Was Jason: 30 Years of Friday the 13th (2009), dirigido por Daniel Farrands. En noventa minutos el documental hacia un repaso de la saga protagonizada por Jason Voorhees incluyendo todas las películas, la serie de televisión y terminando en el remake que estaba a punto de estrenarse. El documental, editado en DVD en una edición especial de dos discos, no sólo me gustó como fan de Jason y me resultó bastante divertido, también me ahorró tener que comprar la nueva edición en DVD del Viernes 13 original, ya que entre la edición en DVD europea, el pack americano y este documental ya sabía todo lo que podía saberse sobre la saga Viernes 13.
Con el estreno de la nueva versión de Pesadilla en Elm Street ha sucedido algo parecido. También salió en DVD una nueva edición de la primera película y se estrenó un documental sobre la saga que hizo innecesario comprar la nueva edición. Sin embargo hay una diferencia entre este documental y el que se hizo sobre Jason Voorhees y las masacres en Crystal Lake: gracias a su duración es muy exhaustivo en cada película (dedicando menos atención a la serie de televisión) y no se hace ninguna mención al remake.
Así, este último domingo de agosto me lo he pasado encerrado en casa viendo Never Sleep Again (Daniel Farrands -el mismo de His Name Was Jason- y Andrew Kasch, 2010), un documental de cuatro (4) horas sobre la serie de películas protagonizada por Freddy Krueger. Cuatro horas de entrevistas tremendamente honestas. Ya que el documental no está producido como herramienta publicitaria de cara al remake, todos los entrevistados son bastante honestos en relatar cómo fue la filmación y qué opinan del trabajo resultante. Cuando después de ver el documental me puse con los extras (total, aún quedaban unas horas de domingo por delante) descubrí por qué no hay ninguna mención al remake en el documental en la sección "entrevistas extendidas": aparentemente los responsables son partidarios del lema "si no tienes nada bueno que decir, no digas nada". En la sección dedicada al remake todos y cada uno de los entrevistados que aparecen se dedican a echar pestes del mismo y decir que mala idea les parece, con la excepción de Robert Englund que dice que por lo menos el dinero que haga será invertido en hacer más películas.
Lo último que veo antes de dormirme
Lezlie Deane tal y como aparece en el documental. Por desgracia, no se ve la mujer que se pasa la entrevista apoyada en su regazo.
Estoy escribiendo todo esto y de repente me doy cuenta de que seguramente nadie lo leerá nunca. ¿Qué otra persona que no sea fan de Freddy se pasará cuatro horas de su vida viendo un documental sobre el personaje y las películas? Bueno, qué más da. Yo disfruté mucho, especialmente cuando se dedican a analizar la segunda parte, donde me estuve riendo a carcajadas cuando iban comentando la "gayedad" y el homoerotismo presentes en la película. O cuando entrevistan a la actriz Lezlie Deane y ésta aparece maquillada de forma, digamos, curiosa con una mujer apoyando la cabeza en su regazo todo el tiempo mirando a cámara sin decir nada. También disfruté con las historias de peleas y rolletes en los sets o sobre cómo es filmar una película sin tener un guión. A todo esto añadirle los extras que hay en el segundo disco con documentales sobre la música de la saga o sobre el creador de los pósters de la película. Especialmente me interesó lo que dice sobre el de la primera película ya que lo tengo colgado en mi dormitorio.
Yo lo recomiendo a todo el mundo, especialmente a los fans del cine de terror y de Freddy Krueger en particular.
El jorobado de la Morgue fue una curiosa producción de 1973, protagonizada por Jacinto Molina, aka Paul Naschy, que también escribió el guión junto a Javier Aguirre y Alberto S. Insúa. Dirigida por Aguirre, la película muestra, como muchas otras con Jacinto Molina tras la historia, un exacerbado goticismo mezclado con brutales escenas sangrientas.
Lo más curioso de esta película es la decisión de convertir en personaje central al jorobado que los aficionados al cine de terror clásico hemos visto en centenares de películas. Normalmente subordinado al mad doctor de turno y víctima del experimento que se hiciese para la ocasión, al ser interpretado por Naschy se convierte en el protagonista. Lo curioso es que no deja de actuar como el ayudante visto en otras ocasiones pero las tramas y personajes de la película giran en torno a él. Incluso se acaba convirtiendo en el héroe de la función.
Sin embargo a mi me gusta especialmente la película por la mezcla que hace de diversas temáticas propias del cine de terror: tiene unas gotas de Frankenstein, unas dosis de ciencia-ficción monstruosa de los 50 e incluso hace referencia a los trabajos del maestro H. P. Lovecraft. Además de un poco de perverso erotismo. Toda esta mezcolanza hace que la trama de la película sea un poco bastante absurda por momentos pero para mí todo ello forma parte de la gracia de verla.
Y cómo no va a resultar deliciosamente absurda con esta trama: Gotho, Naschy por supuesto, es un jorobado que trabaja en un hospital y del que todo el mundo se burla. Una noche sigue a un estudiante borracho que muere de intoxicación etílica y que da la casualidad que conoce a una amiga de la infancia de Gotho. Después de que el estudiante muere y Gotho lo mutila, se va a ver a la amiga en cuestión: Ilse (María Elena Arpón). Ilse está gravemente enferma y la trata el doctor Tauchner (Víctor Alcázar). Da la casualidad que Tauchner trabaja con el doctor Orla (Alberto Dalbés) en unos extraños experimentos para crear vida artificial. Después de que Ilse muere, Gotho asesina a unos cuantos estudiantes y se esconde con el cadáver de Ilse en unas catacumbas que cavó la Inquisición y que dejaron llenas de aparatos de tortura medievales (!?). En las catacumbas Gotho es descubierto por el doctor Orla que promete resucitar a Ilse si le proporciona cuerpos con los que trabajar. Orla aprovechará para seguir sus experimentos prohibidos sobre creación de vida artificial.
¿He mencionado la tórrida historia de amor entre Gotho y Elke (Rosanna Yanni)?
Además de este demencial argumento, la película tiene toques como que una de las víctimas se llama "Hans Burguer", que no sé si es un toque de humor intencionado o les salió así. Y a todo ello le sumamos la ambientación en un desconocido pueblo alpino situado en un marco temporal desconocido como los curiosos pueblecitos que aparecen en los filmes clásicos de la Universal. Y con "marco temporal desconocido" me refiero a que mezcla elementos de diferentes épocas.
En definitiva, una divertida y bizarra película como podéis ver en este tráiler alemán:
Hace unos años daban en la 2 un programa llamado "Cine Club". Era un espacio en el cual daban cine en versión original a las tantas de la madrugada. Normalmente emitían tres tipos de películas: clásicos del cine, cine de autor del que aburre a las piedras y rarezas. Una noche me topé con THX 1138 y en el momento de verla no supe bien, bien dónde encajarla.
THX 1138 es conocida principalmente por ser el debut en el largometraje de George Lucas. Y también es una película extraña dentro de su carrera y bastante indicativa al mismo tiempo de sus elecciones como director y productor. La película está protagonizada por un joven Robert Duvall (la película es del año 1971) que encarna a THX, un ciudadano cualquiera en un futuro distópico donde se mantiene a la población a raya gracias al uso de drogas diversas. THX iniciará un viaje para liberarse física y mentalmente de la sociedad en la que vive.
Lucas convirtió en largo un corto que había rodado como estudiante, titulado Electronic Labyrinth THX 1138 4EB. La película se estructura en tres fases que muestran el avance de THX hacia la libertad. Bien, hasta ahora podéis pensar: ¿Qué tiene de extraño todo esto? Es un argumento muy común dentro de la ciencia ficción. Lo extraño está en la forma de contar la historia, que va oscilando entre el cine experimental y de autor y el cine más "convencional". Las dos primeras partes de la película son las más desconcertantes y vanguardistas y la tercera se acerca más al cine de ciencia ficción serio más habitual.
No acabé de entender la película la primera vez que la vi, con doce o trece años, pero con el tiempo he ido reconociendo matices y significados y he podido apreciar mejor lo que hizo George Lucas. Se nota también que la película fue hecha por una persona que acababa de salir de la universidad en un momento en que el cine de autor francés y el vanguardismo impactaron con fuerza en Estados Unidos. Todas estas influencias e ideas sobre lo qué es cine auténtico y qué no lo es y demás tonterías con las que te llenan la cabeza en la universidad, nociones que por fortuna con el tiempo te das cuenta de lo estúpidas que son. Así, la película parece hecha por alguien que trata desesperadamente parecer serio y profundo.
La película pasó desapercibida en su momento. Después de THX 1138, Lucas dirigió el gran éxito American Graffiti (1973) donde aparecía la clave del éxito de Lucas: la nostalgia. Seguido del ejercicio nostálgico American Graffiti dirigió otro que era una recreación de otro elemento de la infancia: los seriales. Esta actualización de los seriales de Flash Gordon (incluyendo las letras que al principio ponían al día al espectador) se tituló La Guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977), a lo mejor habéis oído hablar de ella.
Lucas no debe estar contento con la imagen que la gente tiene de él porque en un documental incluido en la edición de dos discos en DVD de THX 1138 habla de autores extranjeros y títulos esenciales del cine concluyendo con: "no todo lo que hago son espadas láser y aventuras". Parece muy empeñado en que se le reconozca también como cineasta serio. Sin embargo, aprovechó que tiene la Industrial Light and Magic a su disposición para incluir efectos especiales (explosiones y robots y cosas así) en el reestreno que hizo de la película en el 2004 con el consabido "montaje del director".
Puede que os guste o no, pero es una película interesante que se merece un vistazo aunque no seáis fans de la ciencia-ficción.
Estrenada en 1970, Las amantes del vampiro (The Vampire Lovers) fue dirigida por Roy Ward Baker. La película fue escrita por Tudor Gates siguiendo una adaptación de la novela Carmilla de J. Sheridan Le Fanu que escribieron Gates, Harry Fine y Michael Style. La inmortal novela protagonizada por la vampiresa Carmilla ha sido objeto de diversas adaptaciones que enfatizaban el elemento erótico y lésbico presentes en la historia de Le Fanu como por ejemplo: Et mourir de plaisir (1960) de Roger Vadim, La maldición de los Karnstein (La cripta e l'incubo, 1964) de Camillo Mastrocinque o la increíblemente misógina y chovinista La novia ensangrentada (1972) de Vicente Aranda. Si hay alguien que no ha leído este clásico de la literatura lo puede encontrar editado por Obelisco (existen otras ediciones pero esta es la que tengo y puedo recomendar con conocimiento) y también dentro de la antología de la editorial Valdemar Vampiras. Antología de relatos sobre mujeres vampiro, volumen muy recomendable que aparte de Carmilla incluye otros relatos clásicos.
La película de Ward Baker tiene el estilo clásico de las películas de vampiros de la Hammer, incluido el magnífico Peter Cushing, al que se le añade grandes dosis de erotismo proporcionado por las actrices que protagonizan la película; actrices entre las cuales destacan la bella y tremenda Ingrid Pitt como Carmilla y la guapísima Madeline Smith como la joven seducida Laura. El guionista Tudor Gates le añadió la breve aparición de un misterioso vampiro con el que planeaba hacer otra película, pero aparte de ese detalle no se aparta excesivamente del relato en lo que es el esquema de la historia original (una joven seducida por Carmilla que lentamente va siendo convertida en vampira), aparte del esquema la película inventa muchas cosas en cuanto a personajes y situaciones.
La película es especialmente recordada por su erotismo y su inolvidable grupo de actrices, claro. Pero no deja de ser una buena película de vampiros. Como era habitual en la mayoría de las producciones Hammer tanto el diseño de producción como todo el reparto es bastante bueno, así como el guión está muy bien construido y no resulta tedioso ni aburrido en ningún momento a pesar de tratar una historia muy conocida.
En cuanto al erotismo de la película es bastante ingenuo y no demasiado explícito, al fin y al cabo se trata de la Hammer. Es decir, no vayáis a ver la película con ánimos libidinosos esperando encontrar algo como Las hijas de Drácula (Vampyres, 1974) de José Ramón Larraz. De hecho, los desnudos son más un añadido que el objetivo en si de la película. Aunque su colección de bellas vampiras fue muy publicitada a la hora de promocionar el filme, la película no deja de ser una buena adaptación de un clásico de la literatura y si sólo fuera una película "de pit i cuixa" hace mucho que habría sido olvidada.
El guionista Tudor Gates realizó dos versiones más de la historia de Carmilla para la Hammer que siguieron a ésta película: Lust for a Vampire (1971) de Jimmy Sangster y Drácula y las mellizas (Twins of Evil, 1971) de John Hough. Películas que marcaron la tendencia de la Hammer en su etapa final a mezclar sexo y terror.
La película fue editada por Filmax en DVD pero la edición no incluye ningún extra. Por ello recomiendo la edición que sacó MGM en su serie Midnite Movies ya que además de incluir un audiocomentario con Ingrid Pitt, Roy Ward Baker y Tudor Gates, Ingrid Pitt leyendo fragmentos de Carmilla y el tráiler; se acompaña la película con otro clásico protagonizado por la fabulosa Ingrid Pitt: La condesa Drácula (Countess Dracula, 1970) de Peter Sasdy. Esta película se inspira en la historia real de "la condesa sangrienta" Erzebeth Bathory y el DVD también incluye un comentario con el director Peter Sasdy, Ingrid Pitt y el guionista Jeremy Paul.
Actualización, 23 de noviembre, 2010: Ha muerto Ingrid Pitt. Una gran pérdida para el cine de terror y fantástico. Para siempre nos quedarán sus interpretaciones, no sólo en este clásico, también en La Condesa Drácula o La mansión de los crímenes.
Después de epatar con el ya clásico moderno Sospechosos habituales (The Usual Suspects, 1995), había mucha anticipación por ver cual sería la tercera película del director Bryan Singer. El proyecto en el que se embarcó Singer fue la adaptación de la novela breve de Stephen King Alumno aventajado; novela incluida en la antología Las cuatro estaciones (Different Seasons), editada por Grijalbo, que incluye también Rita Hayworth y la redención de Shawshank que se convirtió en el filme Cadena perpetua (The Shawshank Redemption, Frank Darabont, 1994) y El cuerpo que fue adaptada como Cuenta conmigo (Stand by me, Rob Reiner, 1986).
Después de un par de fallidos intentos de llevarla al cine, uno en 1984 y otro en 1987, parecía que finalmente Alumno aventajado sería llevada al cine en 1998. Después de los fallidos intentos, Stephen King recuperó los derechos de filmación de la novela breve. Entonces Singer y Brandon Boyce le enviaron el guión en el que habían estando trabajando, King quedó tan impresionado por ese guión que le vendió los derechos a Singer por un dólar.
La película cuenta como el joven-rubio-perfecto-típicamente-americano Todd (Brad Renfro, muerto por sobredosis de heroína hace un par de años) descubre a un criminal de guerra nazi viviendo en su pueblo: Kurt Dussander (soberbio Ian McKellen). Todd chantajeará a Dussander para que le cuente como eran los campos de concentración y las torturas nazis. A partir de ahí empezará a crecer una enfermiza relación entre ambos.
La película es un absorbente thriller sobre la fascinación por el mal. El interés de Todd por los nazis y sus torturas es representativo de una (esperemos que pequeña) parte de la población atraída por las torturas y la muerte de los nazis, dejando de lado los aspectos políticos. De hecho, existen redes de intercambio de parafernalia nazi de gente a la que les fascinan estos monstruos aparte de los fascistas, fachas y demás escoria. También se relaciona esta obsesión por la parafernalia nazi con cierta sexualidad "anormal", mezclando homofobia y homoerotismo.
Es interesante ver como evoluciona la relación entre Todd y Dussander, como el primero va perdiendo el control de su vida a medida que su obsesión por los campos de concentración crece mientras que Dussander va adquiriendo cada vez más fuerza y poder.
El guión de Brandon Boyce se mantiene muy fiel a la novela corta de King habiendo sólo pequeñas diferencias. Una de las diferencias principales es el número de víctimas de Todd y Dussander, abundantes en la historia de King y muy escasas en la película. La otra gran diferencia es el final que no "espoilearé" pero simplemente decir que la historia de King fue escrita a principios de los años setenta con el caso Charles Whitman en mente y el final de la película es... bueno, no es el mismo y ahí lo dejamos.
Poco antes de que se estrenase la película, Singer pasó Verano de corrupción a los productores ejecutivos de la Twentieth Century Fox que querían contratarlo para dirigir la película X-Men. Después del pase le preguntó a uno: ¿Todavía quieres que dirija X-Men? A lo que el tipo contestó: Sí, esta película es buena, no hace falta que dé dinero (Singer cuenta esta anécdota en uno de los documentales que acompañan la edición especial de dos discos de X-Men). Y efectivamente, la película no hizo mucho dinero pero sí fue un gran éxito artístico. Aún hoy se mantiene perfectamente y resulta tremendamente inquietante.
La edición en DVD es de las primerizas, es decir, no tiene demasiada cosa y los subtítulos no son muy buenos pero la película vale el gasto.
Desde el estreno de la cuarta entrega de las desventuras del veterano de Vietnam John Rambo me harté un poco de oír chistes y comentarios despectivos sobre esta serie de películas protagonizadas por Sylvester Stallone. Me molestaban principalmente porque se notaba que estaban hechos por personas que no habían visto ninguna de las películas. Si ves una película y no te gusta estas en tu derecho de criticarla y decir lo que quieras pero odio la gente que critica películas sin verlas llevadas simplemente por prejuicios e ideas preconcebidas. Por tanto me propongo analizar las películas de la serie Rambo, de las que diré cosas buenas y cosas malas, especialmente para aquellas personas que no las hayan visto por tener ideas preconcebidas de ellas. También me gustaría echar un vistazo al contenido político que hay tras algunas de ellas.
El personaje John Rambo fue creado por David Morrell en su novela Primera sangre (First Blood). La novela ha tenido diversas ediciones en España desde que se publicó por primera vez en 1979 (la novela fue publicada en Estados Unidos en 1972) y la que yo tengo fue editada por Ediciones B en 1994, desconozco si hay ediciones posteriores. La novela trata sobre un veterano de Vietnam, Rambo, seriosamente afectado por sus experiencias en la guerra y que es incapaz de adaptarse a la sociedad en que se encuentra. Vive como un ermitaño en los bosques, cazando su comida y durmiendo en una tienda. Un día, mientras va de paso por un pueblo, es acosado por el sheriff local y sometido a abusos, cosa que hará que algo dentro suyo se rompa e inicie una guerra contra el sheriff. En la novela de Morrell, Rambo es una persona con serios problemas mentales provocados por lo que el gobierno le hizo hacer y en lo que le convirtió para ello. Sin embargo, su nemesis el sheriff Teasle tampoco está demasiado fino. El enfrentamiento entre ambos acabará degenerando en una batalla entre dos psicópatas. El Rambo de la novela es bastante diferente del de la película: está loco y no tiene problemas en matar a quien sea. El final de la novela también es bastante diferente del de la película: SPOILER La novela acaba con Rambo y el sheriff Teasle agonizando en una zanja donde han acabado los dos matándose el uno al otro, momento en el cual ambos alcanzan la felicidad. FIN SPOILER Queda claro que la novela condena la guerra de Vietnam y en lo que convirtió a muchos jóvenes. Para ello Morrell, cuyo padre murió en la Segunda Guerra Mundial, enfatiza la demente psicología de Rambo y como el gobierno ha conseguido que la violencia forme parte de su ser.
En 1982 se estrenó Acorralado (First Blood) dirigida por Ted Kotcheff y con guión de Michael Kozoll, William Sackheim y Sylvester Stallone. Como ya he dicho al hablar de la novela, el Rambo de esta película es un personaje suavizado para resultar más simpático a la audiencia, tarea llevada a cabo por Stallone. La historia es más o menos la misma, Rambo (Stallone) vagabundea por la carretera después de descubrir que uno de sus últimos compañeros de unidad ha muerto. Cuando llega a un pueblo, el sheriff Teasle (Brian Dennehy, fantástico como siempre) lo confunde con un hippie y decide echarlo del pueblo. Cuando Rambo se resista al arresto será detenido. En la cárcel será sometido a abusos que le recordaran las torturas que sufrió como prisionero en Vietnam y huirá. Empieza entonces la batalla entre Rambo y los buenos ciudadanos de Hope. A medida que la escaramuza va degenerando en batalla campal aparecerá el mayor Trautman (Richard Crenna) para intentar lidiar entre Rambo y el pelotón de ejecución.
En Acorralado se toca la guerra de Vietnam y sus heridas no cicatrizadas. La guerra de Vietnam, organizada con el objetivo de hacer dinero vendiendo armas con la lucha contra el comunismo como excusa, provocó el rechazo de un sector cada vez más amplio de los americanos. Rambo no tiene sitio en la sociedad porque la sociedad no quiere un continuo recordatorio de su vergüenza. Pero el foco temático de la película se centra en la figura del soldado, dejando de lado la política: como vivieron los veteranos de Vietnam el regreso a casa y porque muchos no se adaptaban a la sociedad. De ahí el discurso final que hace Rambo. El gobierno lo convirtió en una máquina de matar para, supuestamente, salvaguardar una sociedad y una forma de vida que ahora lo rechaza. Eso mezclado con las cicatrices psicológicas del combate y la tortura que sufrió.
Acorralado es una buena película de acción que sorprende por su elevado contenido dramático. Y si bien la primera vez que la vi de niño me fijé sólo en los tiroteos y las explosiones, con los años he ido descubriendo las otras capas que contiene esta notable película.
En 1985 llegó Acorralado, II parte (Rambo: First Blood Part II) dirigida por George P. Cosmatos. El guión original se basaba en una idea de Kevin Jarre y fue escrito por James Cameron. Más tarde este guión fue reescrito por Sylvester Stallone, cosa que no acabó de gustar a Cameron. Las razones principales por las que Stallone lo reescribió fue que le tomaba demasiado tiempo hasta la primera escena de acción, así que imagino que Stallone se dedicó a simplificar el guión. La película toca un tema que era polémico: los soldados desparecidos en Vietnam o hechos prisioneros que fueron "olvidados" por el gobierno americano.
La película empieza con Rambo sirviendo condena en la cárcel por los sucesos de la primera película (en un final alternativo de Acorralado Rambo se acababa suicidando pero se decidió mantenerlo vivo para futuras secuelas). Allí va el coronel Trautman a sacarlo de la trena para asignarle una misión: localizar prisioneros de guerra. La misión corre a cargo del agente de la CIA Marshall Murdock, que está interpretado por Charles Napier. Y cuando Napier interpreta a un agente del gobierno sabes que está podrido. Efectivamente, Rambo es traicionado y abandonado a su suerte. Pero siendo Rambo quien es, lo que hará será liar la de Dios es Cristo.
En esta segunda entrega nos encontramos con el Rambo musculoso metralleta en ristre que ha sido el objetivo de tantas parodias. El objetivo de Stallone en esta película era defender a los soldados que habían sido dados por desaparecidos y no se sabía si estaban muertos o eran prisioneros. Y es un objetivo muy loable, aunque la película resulte algo simplista y lo que le queda al espectador es Rambo masacrando vietnamitas en una especie de catarsis terapéutica para librarse de las secuelas de la guerra de Vietnam. En esta película los soldados vietnamitas son crueles y malvados, los rusos son malvados y crueles y el gobierno americano es corrupto, traicionero y un poco cruel. Nadie queda a salvo.
Como película de acción resulta entretenida a un nivel adrenalítico. Va directa a lo que le interesa: tiros y explosiones. Los personajes son dibujados con cuatro trazos, lo que le da el conjunto un aire de tebeo a lo Hazañas Bélicas. En pocas palabras, puede resultar divertida si te gusta el cine de acción pero, al contrario que con Acorralado, esta película no la recomiendo si no te gustan las pelis de tiros y explosiones.
En 1988 llegó Rambo III dirigida por Peter MacDonald y escrita por Sylvester Stallone y Sheldon Lettich. Vista en retrospectiva la película resulta en algunos puntos ridícula y en otros irónica desde un punto de vista histórico. La peor de toda la serie ya que aquí sí que se metieron en pantanosos terrenos políticos. Es aquí donde Rambo lucha contra los malvados rusos con la ayuda de los talibanes (!).
La ocupación soviética de Afganistán o Guerra Afgano-Soviética duró nueve años. En ella, el Ejército Rojo apoyaba al Partido Democrático Popular de Afganistán contra los fundamentalistas islámicos insurrectos que recibían el apoyo de diversas naciones incluidos los Estados Unidos. Fue así como Osama Bin Laden recibió entrenamiento y armas de la CIA para llevar a cabo su guerra de guerrillas. Todo el conflicto y sus antecedentes son demasiado complejos como para resumirlos aquí, pero se puede decir que este conflicto fue el Vietnam ruso ya que también tuvo un gran coste de vidas y material y no se obtuvo ningún resultado. Los rusos se empezaron a retirar en 1988, después de empezar el conflicto directo en 1979, y para 1989 se habían retirado completamente.
En Afganistán los rusos llevaron a cabo salvajadas y masacres no muy diferentes de las que llevaron a cabo los americanos en Vietnam, cosa que fue explotada como arma publicitaria por los americanos. Y aquí que llega Rambo III. Sin embargo, si mientras se filmaba la película seguía la ocupación rusa, para cuando se estrenó ya había terminado, con lo que Rambo masacrando rusos para salvar a los talibanes quedaba algo ridículo.
Pero los problemas de la tercera entrega de las aventuras de Rambo empezó ya en el guión. Según David Morrell, el guión original para Rambo III, en el que Rambo va a rescatar al coronel Trautman echo prisionero por el Ejército Rojo, era muy bueno y trazaba un buen paralelismo entre los americanos y Vietnam y los rusos y Afganistán además de contener personajes interesantes como una cooperadora voluntaria que trabajaba en un campamento ayudando a los campesinos afganos. Sin embargo, problemas de presupuesto obligaron a eliminar personajes e ir recortando y simplificando hasta que quedó lo que quedó.
La película resulta demasiado maniquea para resultar convincente. Rambo se alía con los talibanes representado como un pueblo campesino trabajador y pacífico que se ve obligado a luchar para recuperar su país. Cosa que hasta cierto punto era cierta en aquel momento, ya que tampoco podemos generalizar nosotros y pintar a todos los afganos como fundamentalistas y terroristas, porque cometeríamos el mismo error. Lo que quiero decir es que una historia tan complicada como la de Oriente Medio no se puede simplificar diciendo estos son los buenos y estos los malos porque todos han sido buenos y malos. Es decir, la realidad no es en blanco y negro sino gris. Cosa que el mismo Stallone ha reconocido en entrevistas posteriores.
Dejando de lado la política, la película como película de acción resulta exagerada y ridícula en algunos puntos. El argumento base (un pueblo muy bueno contra una gente muy mala) recuerda bastante al de algunos westerns, influencia mostrada en algunos pasajes de la película pero no destaca por nada en particular. Es el Rambo más caricaturesco y es realmente merecedor de pullas.
En 2008 llegó John Rambo - Regreso al infierno (Rambo) dirigida por el propio Stallone y escrita por Stallone y Art Monterastelli. Después de años en el ostracismo, Sylvester Stallone regresó a la gran pantalla y a lo grande dándoles un digno final a sus dos personajes más conocidos. A pesar de las críticas y voces que predecían el desastre ambas películas resultaron no sólo éxitos de taquilla sino también artísticos.
Recuerdo que cuando vi Rambo en el cine me dieron ganas de ponerme de pie sobre la butaca y gritar entusiasmado y lo habría hecho si yo fuese otra persona. Visceral, adrenalítica, brutal, salvaje, fantástica y muchas cosas más, esta película fue el retorno a un cine más auténtico, dejando de lado los efectismos generados por ordenador (que algunos también hay) para ofrecernos un espectáculo que nos coge del cuello y nos sumerge en esta historia de redención personal (real y ficticia) que devuelve al personaje la dignidad que había perdido en Rambo III.
En esta ocasión, Rambo es sacado de su retiro en Tailandia para guiar a un grupo de mercenarios que va a rescatar a unos misioneros que intentaban llevar ayuda humanitaria a Birmania, bajo dictadura militar desde 1962. Y he de confesar que en esta ocasión el trasfondo escogido por Stallone resulta acertado ya que, por ejemplo, yo no tenía ni idea de como estaban las cosas en Birmania hasta que después de ver la película lo consulté por Internet. Uno de los objetivos que tenía Stallone al hacerla era precisamente dar a conocer la situación de este país, así que en mi caso funcionó.
El argumento base de la película resulta familiar, pero Stallone logra que nos olvidemos de ello gracias a la hábil manera en que nos mete dentro de la historia y nos permite que la vivamos junto al protagonista. Una de las mejores películas de acción que se han estrenado hasta ahora en la primera década del siglo XXI. No está mal para una producción independiente de bajo presupuesto.
Vincent Price fue el principal responsable de hacer mi infancia terriblemente interesante y gótica. Muy pronto empecé a ver cualquier cosa en la que saliese este fabuloso actor ya que, aunque la película no fuese muy buena, él siempre lo era. Entre mis favoritas de las protagonizadas por el fabuloso Price está El abominable Dr. Phibes (The Abominable Dr. Phibes), dirigida por Robert Fuest en 1971.
El guión original fue escrito por James Whiton y William Goldstein, pero fue la reescritura que hizo Fuest la que convirtió la película en un clásico. Fuest cambió el personaje para que no fuera el malo de opereta originalmente concebido e hizo que fuera más interesante y simpático, cosa a la que también contribuyó la estupenda interpretación de Price, el cual no podía usar la cara o la boca para expresarse y lo hace todo con los ojos y el cuerpo. Otra de las cosas que hace destacar a la película por encima de la media es el fantástico humor negro del que hace gala.
El doctor Phibes embarcado en una misión de venganza sobre el equipo médico del que hace responsable de la muerte de su amada esposa Victoria usará las diez plagas con las que fue castigada Egipto para ejecutarla. Doctorado en teología y música, a la vez que experto en la creación de autómatas, idea toda una serie de fantásticos crímenes que deja al inspector Trout (Peter Jeffrey), encargado del caso, asombrado y confuso. Joseph Cotten interpreta al Doctor Vesalius, que intentará superar la prueba que le impondrá el doctor Phibes. Sin embargo el doctor Phibes no está solo y es ayudado por la misteriosa Vulnavia (interpretada por la modelo y actriz Virgina North, en el que fue su último papel en el cine).
Vulnavia, Virgina North en la primera entrega
El abominable Dr. Phibes destaca por su ingenioso y divertido guión pero también por su diseño art déco, la película se ambienta a mediados de los años veinte; un diseño muy colorido que le da a todo el conjunto un aire pop. La música también contribuye a darle su toque de macabro humor a la película, especialmente acertado es el uso que se hace de Over the Rainbow, que recordaréis por El mago de Oz (The Wizard of Oz, Victor Fleming, 1939).
Películas como Seven (Se7en, David Fincher, 1995) o Saw (James Wan, 2004) son claras muestras de la influencia de esta película a lo largo de los años en los que se ha mantenido tan fresca y popular como el primer día.
Aunque no aparece en los títulos de crédito, Caroline Munro dio cara a la esposa de Phibes, Victoria
El éxito de la película y del personaje motivó que se filmara una continuación: Retorno del doctor Phibes (Dr. Phibes Rises Again). Estrenada en 1972, tuvo de nuevo a Robert Fuest tras las cámaras y contó con guión del propio Fuest y Robert Blees.
Convertido ya en el héroe de la función, el loco Phibes vuelve tres años después de los eventos en la primera película para resucitar a su amada esposa Victoria tras haberla vengado. Para ello necesita unos hechizos egipcios que le han sido robados. En esta ocasión será ayudado de nuevo por la misteriosa Vulnavia que esta vez encarna Valli Kemp.
La Vulnavia de la segunda entrega, Valli Kemp
Ambientada en Egipto, todos los crímenes del doctor Phibes tienen esta vez aire egipcio, Retorno del doctor Phibes es más bizarra si cabe que la primera película, aunque no tan fresca. Robert Quarry interpreta a la némesis de Phibes Darrus Biederbeck, un hombre centenario que busca prolongar su ya de por si extensa vida. También vuelve Peter Jeffrey como el inspector Trout, aportando dosis de humor.
Si bien no es tan buena como la primera, esta continuación tiene también sus dosis de diversión y locura "camp". Las dos hacen una buena pareja para pasar tres horas entretenido. La primera película se puede encontrar en DVD en España, pero recomiendo la de importación americana ya que incluye los dos filmes y es muy económica. Para los fans de Vincent Price recomiendo Vincent Price: MGM Scream Legends Collection que incluye siete clásicos de Price (incluidas las dos películas del doctor Phibes) y un documental sobre Vincent Price.
¿Quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas? Mad Max 2, el guerrero de la carretera (Mad Max 2, George Miller, 1981) no sólo amplia el universo mostrado en la primera Mad Max: Salvajes de la autopista (Mad Max, 1979), sino que George Miller realizó una película que era mucho mejor que su primera incursión en las aventuras del ex policía de carretera "Mad" Max Rockatansky.
Mad Max era una cruda película en la que vemos como Max se venga de la pandilla de moteros salvajes que ha asesinado a su familia. Ambientada en un futuro de fecha incierta, la película mostraba como la criminalidad en las autopistas había aumentado de forma que era necesaria la creación de un cuerpo de policía especial dedicado exclusivamente a este tipo de delincuencia. Producción de bajo presupuesto, el tremendo éxito internacional que obtuvo (más importante aún teniendo en cuenta que la filmografía australiana es bastante desconocida) impulsó de forma inmediata que se hiciera una secuela.
Si bien al principio George Miller no estaba muy convencido de hacer la película debido a la cantidad de accidentes que habían tenido durante la realización de la primera, muy pronto se convenció y se puso en marcha Mad Max 2, conocida en Estados Unidos simplemente como The Road Warrior. Estrenada en 1981, fue una de las producciones más caras hechas en Australia y también de las más provechosas.
El guión de Miller, Terry Hayes y Brian Hannant convierte el mundo de Mad Max en un futuro postapocalíptico en el que un conflicto nuclear ha destruido la sociedad tal y como la conocíamos. Bandas de vagabundos y salvajes recorren las autopistas buscando el bien más preciado: la gasolina. Max (Mel Gibson) se ha convertido en un vagabundo, viajando por la carretera acompañado de su perro y sin otro objetivo que ir pasando los días. Es entonces cuando tropieza con un campamento que tiene una refinería y está siendo sitiado por un pequeño ejército de salvajes. Para conseguir la gasolina que necesita para su coche, el último de los V8 Interceptors, ofrecerá sus servicios a los sitiados.
Aunque ambientada en el futuro, las claves argumentales tanto de la primera como de la segunda entrega de Mad Max las encontramos en el western. Su estética bebe del punk y el cine de terror, pero se podrían sustituir fácilmente las motos y coches por caballos. Max, al igual que muchos héroes del western, no habla mucho, lo justo para hacer un trato. Es una de las razones por las que la película conserva su fuerza, la manera como Miller nos cuenta la historia usando las imágenes y no los diálogos. Además de dotar a la película de un ritmo frenético, especialmente en su tramo final.
Otra de las razones por las que la película se mantiene tan bien es la fabulosa banda sonora que compuso Brian May (nada que ver con el guitarrista de Queen). Una banda sonora que le da un aire épico y heroico a la película. La grandeza de la banda sonora resalta más cuando, como hemos dicho, gran parte de la película transcurre sin diálogo.
Esta gran película fue luego seguida por la tercera entrega de la serie: Mad Max, más allá de la cúpula del trueno (Mad Max Beyond Thunderdome, 1985). Una secuela más floja por la insistencia de los estudios americanos de que George Miller atenuara la violencia de las anteriores entregas e hiciera una película más apta para todos los públicos. Así, la película, codirigida por George Ogilvie, tiene cosas interesantes pero resulta demasiado "light". George Miller anunció hace poco que, tras años de retraso, se ponía en marcha la cuarta entrega de las aventuras de Mad Max: Mad Max: Fury Road que esperemos sea mejor que la tercera.
En resumen, The Road Warrior es una de las escasas ocasiones en las que la segunda parte es mejor que la primera. Imagino que muchos ya la habéis visto, pero para aquellos que tengan la suerte de verla por primera vez que se preparen para un viaje movidito.
Si bien carece de la melancolía mezclada con la nostalgia y la ultraviolencia de Grupo Salvaje (The Wild Bunch, 1969) y de la poesía fúnebre de Pat Garrett y Billy el Niño (Pat Garrett and Billy the Kid, 1973), Perros de paja (Straw Dogs) sigue siendo una de las películas más recordadas del maestro Sam Peckinpah.
Protagonizada por Dustin Hoffman y Susan George, Peckinpah rodó esta película en 1971, cuando su estado de salud mental y físico empezaba a decaer por el excesivo consumo de alcohol. Sin embargo, Peckinpah todavía tenía fuerzas para ofrecernos contundentes clásicos como éste (y aún tenía que rodar uno de sus mayores éxitos de taquilla: La huida (The Getaway, 1972) con el gran Steve McQueen y Ali MacGraw). En Perros de paja el director juega con la ambigüedad moral de los personajes, siendo el auténtico villano el protagonista y héroe. Aunque sólo te das cuenta de quién es el villano de la película, quién lo provoca todo una vez te pones a analizarla, mientras la ves la manipulación de Peckinpah es perfecta.
Dustin Hoffman es David Sumner, un profesor de matemáticas que sale de Estados Unidos y se va a vivir a Inglaterra porque es la tierra de su mujer... y también para huir de los conflictos y la agitación política que en ese momento agitan el país. Sumner es un pasivo-agresivo, no le gustan los conflictos y los evita siempre que puede, aunque eso signifique que abusen de él, pero al mismo tiempo no deja de provocarlos. Trata a su mujer Amy, que encarna a la perfección Susan George, como si fuera una niña pequeña y de forma condescendiente. Amy a pesar de todo quiere a su marido, sin embargo su actitud pondrá a prueba ese amor. Pero Amy tiene problemas más graves: su antiguo amor y sus amigotes no paran de rondarle y acosarla. Una de las escenas más polémicas de la película es la violación que sufre Amy a manos de su ex y un amigo suyo. Toda la tensión que se acumula en la película explota en el asedio que sufren David y Amy en su casa por parte de la mencionada tropa de pazguatos. Asedio que da título a la novela original en la cual se basa la película: The Siege of Trencher's Farm escrita por Gordon Williams y que fue convertida en guión por Peckinpah y David Zelag Goodman.
Peckinpah rueda la violencia de forma estilizada sin que pierda brutalidad. Pero aunque destaque visualmente la violencia física del asedio, es la violencia psicológica la que da fuerza a la película. Por ejemplo, después de que la violen, Amy asiste con David a una celebración en el pueblo en la que Amy empieza a tener flashbacks del ataque que ha sufrido lo que muestra el efecto que la brutal invasión física ha tenido en ella y haciéndola, de esta manera, más terrible aún. La violencia nunca es gratuita en una película de Peckinpah, siempre hay consecuencias y el sufrimiento acompaña a las víctimas y a los perpetradores.
David Sumner es un personaje que encajaría en ambas categorías. Como ya hemos dicho, David huye del conflicto al mismo tiempo que lo provoca ya sea de forma expresa o inadvertidamente. Al igual que en un mecanismo de Rube Goldberg, David va colocando las piezas que provocarán el asedio a su hogar, momento en el que él, por fin, dará rienda suelta a toda la brutalidad que (con)tiene dentro. Lo más extraño de todo es por qué decide dar rienda suelta a esa brutalidad y provocar una pequeña guerra, un motivo que si no habéis visto la película no mencionaré, pero que también da lugar al diálogo que cierra la película. Un diálogo existencial que resume no sólo la trayectoria de los personajes sino que también, en ocasiones, la nuestra.
Se está trabajando en una nueva versión de la película. Tal vez entonces aparecerá una edición mejor en DVD en España, ya que la existente no sólo no contiene extras si no que además es la versión censurada que se estrenó en nuestro país en los setenta. Personalmente me quedo con la edición que sacó Criterion de dos discos. Criterion es una compañía que siempre ofrece unas ediciones muy cuidadas y de lujo para los fans. La podéis encontrar de importación.
En el 94 llegó la opera prima de Kevin Smith: Clerks. Como muchos por aquella época la descubrí gracias al boca-oreja. Coincidía además que yo por aquel entonces no hacía mucho que trabajaba como dependiente en una librería, con lo cual no me costó mucho sentirme plenamente identificado con las actitudes y opiniones de los dependientes protagonistas de la película. Eso y La guerra de las galaxias.
Con el tiempo la carrera de Kevin Smith avanzó con sus altibajos, incluyendo una interesante etapa como guionista de Daredevil y una miniserie que tardó siglos en terminar protagonizada por Spiderman y la Gata Negra. En el 2004, celebrando su décimo aniversario, se editó una lujosa edición de tres discos de la película (no en España, por supuesto, sólo la podéis encontrar de importación como siempre) entre cuyos abundantes extras incluía un supuesto montaje del director de la película. Digo "supuesto" porque en realidad se trata de la primera versión de la película que hizo Smith y que luego retocó cuando empezó a mostrarla por los festivales y empezar su andadura hacia la eternidad.
Como muchos sabéis, Smith filmó su película durante los fines de semana y cuando tenía un momento libre en la tienda en la que trabajaba (sí, la que aparece en la película) por lo tanto no tenía la presión de ningún estudio ni de ningún productor que le exigiese un montaje más comercial. Los cambios hechos en la película fueron hechos por voluntad de Smith tras mostrar la película a algunos responsables de festivales. Por lo tanto se trata de un primer borrador, siendo la versión definitiva la que todos hemos visto.
Sin embargo, esta primera versión no carece de interés. La razón principal para verla es el final. Toda la película es igual que la versión definitiva cambiando sólo que algunas escenas que son más largas y tienen más diálogo, algo que hace que el ritmo de la película sea más lento. Pero el final fue un auténtico shock para mí. Smith hizo bien en cambiarlo porque incluso hizo que me cabrease con la película. Obviamente no lo contaré aquí para no arruinaros la sorpresa, pero lo menciono por si alguien desconocía esta versión alternativa y desea echarle un vistazo.
Cómo envidio a todos aquellos que tengan la suerte de ver Dark City por primera vez en esta versión. Ésta fue la segunda película de Alex Proyas después del gran éxito de taquilla de El Cuervo (The Crow, 1994). Se estrenó en 1998, protagonizada por Rufus Sewell, William Hurt, la absolutamente fantástica Jennifer Connelly, Kiefer Sutherland y Richard O'Brien (el autor de The Rocky Horror Show en el que se basó la película de culto por excelencia).
El guión fue obra del propio Proyas, Lem Dobbs y David S. Goyer (el guionista de las dos películas de Batman dirgidas por Christopher Nolan y de las películas de Blade). Juntos crearon una interesante e imaginativa historia que bebía tanto de la ciencia ficción como de los cómics. Una historia llena de suspense ambientada en una ciudad en la que siempre es de noche y todo el mundo cae dormido a las doce de la noche, momento en el cual una serie de extraños personajes se dedican a deambular por la ciudad haciendo y deshaciendo a su antojo. Esto es, claro, hasta que uno de los ciudadanos que se supone debería estar durmiendo se despierta. Este ciudadano es John Murdoch (Rufus Sewell), el cual intentará averiguar que está pasando.
Estilizada, cerebral y kafkiana, no es el tipo de película que uno espera que reviente taquillas (estamos hablando de hace más de diez años) y los primeros test de pantalla dieron resultados negativos. Presionado por el estudio, Proyas realizó toda una serie de cambios para hacer más accesible la película. Sin embargo estos cambios no ayudaron a la película, que no funcionó en taquilla y empezó la difícil andadura necesaria para convertirse en película de culto.
La película fue editada en DVD a finales de los noventa en una edición algo pobre (la versión española era en estéreo) sin extras destacables. Sin embargo, en el 2008 se editó una lujosa edición celebrando el décimo aniversario de la película. En su momento la compré sin pensar, ansioso por ver esta versión desconocida de una película que siempre me había gustado. Y, uau. Realmente, el "director's cut" es una película superior a la versión cinematográfica y no es sólo la misma película pero más larga, como suele ocurrir muchas veces con estos montajes del director. Por no mencionar los diversos documentales y los hasta tres (!) comentarios en audio que incluye el DVD y que cubren no sólo aspectos técnicos sino también se hace un análisis de la película en el comentario que hace el reputado crítico cinematográfico Roger Ebert.
Con una estética oscura pre-Matrix y con influencias del expresionismo alemán y el art déco, esta es la mejor Dark City en la que uno se puede perder. Me he esforzado en no comentar muchos aspectos sorprendentes de la película (tanto si la habéis visto como si no) para que sea una total sorpresa lo que os encontréis.
Ojos (Eyes of Laura Mars) se estrenó en 1978 y ha permanecido en el tiempo como un efectivo thriller. La película representó el primer guión que vendió el maestro John Carpenter a un gran estudio, aunque no quedó muy satisfecho con la reescritura del mismo que llevó a cabo David Zelag Goodman (que no fue el único que puso sus manos en el guión, Tommy Lee Jones que coprotagoniza el filme escribió él mismo el monólogo que tiene en la película). Carpenter se resarció estrenando aquel año La noche de Halloween (Halloween) que la eclipsó en taquilla.
La película fue dirigida por Irvin Kershner. Kershner fue un director efectivo que se curtió trabajando en diferentes géneros. Fue el director de la clásica El Imperio contraataca (The Empire Strikes Back, 1980), también fue el director de la divertida Robocop 2 (1990) y de Nunca digas nunca jamás (Never Say Never Again, 1983); esta película fue un intento de crear una franquicia paralela a la oficial de James Bond (que en aquel momento encarnaba Roger Moore) realizando una nueva versión de Operación Trueno (Thunderball, Terence Young, 1965); esta versión fue protagonizada por Sean Connery como James Bond, con lo cual seguramente debe ser el único actor en protagonizar una película y su remake interpretando el mismo papel.
Ojos iba a ser el primer gran proyecto del productor Jon Peters que quería que Barbra Streisand, su pareja en aquel entonces, la protagonizara, pero por suerte para todos la Streisand rechazó el papel por la violencia de la película y pasó a ser de Faye Dunaway, que no tenía muchos miramientos ni con el sexo ni con la violencia. Dunaway es Laura Mars, una fotógrafa de moda (del mundo de la moda quiero decir) que un día empieza a tener visiones en las que es testimonio de unos asesinatos a través de los ojos del asesino. Cuando estas visiones resultan ser reales entra en juego la policía: el detective John Neville (Tommy Lee Jones) se encargará del caso. Entre el estupendo reparto de la película también tenemos a Brad Dourif y a Raúl Julia interpretando papeles secundarios. Las fotos hechas por Laura Mars en la película fueron hechas en realidad por el renombrado fotógrafo Helmut Newton.
La película es un efectivo y entretenido thriller y poco más. Está bien realizada y el reparto es muy bueno con lo que pasaréis una buena hora y media. Está editada en DVD por Columbia y los extras están realizados por el experto Laurent Bouzereau, que siempre nos ofrece interesantes documentales llenos de información (hizo varios documentales sobre los clásicos filmes de Alfred Hitchcock para la Universal) y en este caso produjo un informativo comentario en audio con el director (que habla desde los cambios del guión a como muchas de las modelos que aparecen en la película eran mujeres normales que una vez maquilladas y vestidas se convertían en supermodelos aunque también aparecen varias bellezas naturales); también Bouzereau incluye un comentario en la galería de fotos que hay en el DVD, cosa de agradecer que por desgracia no es una costumbre muy extendida. En fin, si os apetece una buena película de suspense, echadle un vistazo.
Grace es un drama psicológico terrorífico o una película de terror dramática. El caso es que es un filme acojonante y acongojante. Escrita y dirigida por Paul Solet, es un absorbente descenso a un universo enfermizo, retorcido y demencial, un filme que os mantendrá pegados al sillón. Si os gustó Inseparables (Dead Ringers, 1988) de David Cronenberg os la recomiendo especialmente.
La película cuenta la historia de Madeline Matheson (Jordan Ladd), una mujer que tras dos intentos fallidos está determinada a tener una hija cueste lo que cueste. Cuando sufre un accidente de tráfico, en el que muere su marido, parece que todo está perdido. Pero la obsesión de Madeline por tener una hija hará que se obre un "milagro". El proverbio chino "ten cuidado con lo que deseas porque puede que lo consigas" se hace realidad a medida que Madeline cuida de Grace, su bebé.
Paul Solet trata una trama y unas escenas tremendamente grotescas con un estilo sobrio, estudiado y casi clínico sin buscar el impacto barato. Especialmente hábil en construir personajes con pequeños detalles, insertos y primeros planos que nos cuentan todo lo que necesitamos saber con una gran economía de medios. El matrimonio de Madeline y Michael Matheson (Stephen Park) nos es descrito de manera sucinta en la escena que abre la película: Madeline y Michael están haciendo el amor y vemos en la cara de Madeline que está completamente concentrada en fecundar, el acto sexual es simplemente el medio para conseguirlo. Del mismo modo que su marido es sólo un instrumento, y si bien Madeline quiere a Michael no está claro hasta que punto no se casó con él sólo para quedarse embarazada. Ambigüedad que se hace más fuerte al conocer parte del pasado de Madeline y su partera, la doctora Patrica Lang (Samantha Ferris).
La película transcurre dentro de un matriarcado. Los personajes masculinos son simplemente accesorios, concentrándose el peso de la película en Madeline, la doctora Lang y Vivian Matheson (Gabrielle Rose), la madre de Michael. Éste último personaje se enfrenta con Madeline al ser ambas mujeres con una única obsesión: cuidar de Grace. Es interesante como, tras la muerte de Michael, Vivian poco a poco se va deslizando hacia la locura por la tristeza tras la muerte de su hijo.
Ciertamente es una de las mejores películas que he visto últimamente y por ello me he decidido a comentarla aunque normalmente no comento películas tan recientes. Está se estrenó en el 2009. Y aunque el DVD editado por Anchor Bay (de importación) es un pelín caro, la película merece la pena.