Hace diez años, en este mismo blog, escribí una reseña de Obsession: A Taste for Fear (Pathos - Segreta inquietudine, Piccio Raffanini, 1987). La reseña leída hoy día me parece bastante mala, así como entonces tenía una opinión bastante pobre de esta película. Pero mi opinión se basaba en haber visto Pathos en una terrible copia en VHS, el audio era malo pero la imagen era peor: no solo era un máster que oscurecía bastante la imagen, estaba recortada para adaptarla a las antiguas televisiones cuadradas. Ahora, gracias a Vinegar Syndrome, he podido ver esta película lo más cerca posible de cómo se estrenó en cines ya que el este sello la ha incluido en su pack Forgotten Gialli vol. 7.
El argumento de Obsession: A Taste for Fear recuerda bastante al de Ojos (Eyes of Laura Mars, Irvin Kershner, 1978): Diane (Virginia Hay) es una famosa fotógrafa especializada en obras polémicas con un fuerte componente erótico. Cuando desaparece Teagan (Teagan Clive), una de las modelos con las que ha trabajado, Diane descubre que se ha convertido en la obsesión de un asesino que se dedica a asesinar a las personas de su entorno y enviarle vídeos de los crímenes. ¿Podrá descubrir quién es el asesino antes de que ella se convierta en su última víctima?
El argumento es bastante estándar, pero lo que no es estándar es su ambientación, ya que la película transcurre en una ciudad sin especificar en algún momento del futuro. Por supuesto, vista hoy día no resulta futurista, sino más bien como una versión desmadrada de la imagen que se tiene de los años 80 del siglo XX. Pero eso no le quita interés a la película, todo lo contrario. Ahora se puede apreciar los esfuerzos de Piccio Raffanini en darle una estética única al film. Raffanini fue un pionero en Italia en la dirección de videoclips y aplica lo aprendido en su experiencia en cada plano. También se cuida mucho la banda sonora, con canciones que sorprende consiguieran los derechos para utilizar.
Ver esta película cómo se había hecho en el pasado era como no verla. Aquello que la hace peculiar e interesante no se podía apreciar. Sigue siendo una película con problemas, hubo tensión entre el director y el estudio que quería hacer algo más convencional. Y ya he mencionado que el guion no es nada del otro mundo. Pero el mundo que presenta es fascinante y consigue de este modo mantener el interés.
Durante mucho tiempo Pathos estuvo desaparecida. No fue un éxito de taquilla ni cuenta con grandes estrellas en papeles destacados. Era bastante extraña para la época en que se realizó, por eso hoy día resulta interesante. El reparto es también hoy día bastante interesante, aparte de Virginia Hay, nos encontramos nombres con atractivo para el espectador aficionado al cine de culto como Gioia Scola.
Esta es una película divisiva. Es decir, hay gente que la apreciará y otros que la odiarán, pero por lo menos serán opiniones basadas en la película vista como se merece. El tráiler parece de otra película porque no cuenta nada de lo que trata realmente Obsession.
La historia de cómo Las sádicas (Death Game, Peter S. Traynor, 1977) llegó a las pantallas es casi tan rocambolesca como la película misma. El argumento parte de una premisa sencilla que se convirtió al rodarse en una pesadilla delante y detrás de las cámaras. El resultado final, una película fascinante que sigue atrapando hoy día.
El punto de partida es sencillo. George Manning (Seymour Cassel) se queda solo en casa después de que su mujer Karen (Beth Brickell) haya debido marchar debido a una emergencia médica con uno de sus hijos, que se encuentran de visita en casa de sus abuelos. Esa misma noche, tormentosa y desagradable, llaman a la puerta. George abre y se encuentra a dos atractivas mujeres, Jackson (Sondra Locke) y Donna (Colleen Camp), que al parecer se han perdido y le piden usar su teléfono. George no duda en ofrecerle su ayuda a ambas. Poco a poco, George empieza a notar cosas raras, pero no les da importancia distraído por la belleza de ambas. Jackson y Donna seducen a George haciendo un trío lo que queda de noche. A la mañana siguiente, George espera que llegue el momento de la despedida, pero ninguna de las dos da señales de querer irse. Y no se van. George se da cuenta entonces que ha invitado a dos peligrosas psicópatas a su casa que van a convertir su vida en una pesadilla.
Es una premisa sencilla, pero que se explota de forma increíble, gracias sobre todo a la interpretación de Sondra Locke y Colleen Camp. Ambas actrices con sus respectivas interpretaciones hacen real y aterradora la locura que impregna sus personajes. Gracias a ellas, la pesadilla se convierte en real para el espectador, que tiene la sensación de que está en manos de gente peligrosa. A medida que la casa va siendo destruida, la demencia de ambas se va exponiendo más, mientras que el personaje de Seymour Cassel sucumbe impotente a la locura de las dos intrusas. Al principio intenta dominarlas, pero queda claro que Jackson y Donna tienen un objetivo en mente y nada las apartará de conseguirlo. El ataque empieza con cosas pequeñas, como repetir de forma constante en los diálogos el nombre de George cada vez de forma más burlona, hasta llegar al uso de la violencia más brutal.
Algo que hace que resulte más inquietante es que no hay motivo para el ataque hacia George, podría ser él como cualquier otro. Sin embargo, las motivaciones de ambas para sus crímenes se van revelando poco a poco, a través del diálogo. Cómo es de esperar, el abuso y el maltrato son parte importante de estas motivaciones.
Esto le añade al argumento un subtexto que hace de Death Game una película de terror feminista, nutriéndose de los miedos y las ansiedades masculinas que surgen a partir del movimiento feminista y del aspecto sexy y angelical de las acólitas asesinas del clan Manson. Lo cual no es extraño teniendo en cuenta que la película fue originalmente concebida a finales de los 60 del siglo XX. En concreto, un día de lluvia que el guionista Michael Ronald Ross decidió recoger a una autoestopista que parecía bastante desamparada (y que se llamaba Donna). Esta invitada inesperada, que Ross esperaba que se marchara al día siguiente, se quedó días gorroneando todo lo que pudo. Pasado un tiempo, finalmente se marchó. Ross pensó entonces que habría pasado si, en lugar de una chica más o menos pacífica, Donna hubiese resultado ser una psicópata. Así nació la premisa de Death Game (entonces titulada Freak) que se convertiría en guion cuando Ross se pusiese a trabajar con Anthony Overman.
Fue entonces que el guion empezó a circular por las productoras. Así llegó a Malpaso, la productora de Clint Eastwood, donde la guionista Jo Heims, que acababa de escribir el debut de Eastwood Escalofrío en la noche (Play Misty for Me, 1971), se apropió del guion y lo pasó como propio tras unos pocos cambios. Eastwood consideró entonces dirigirlo, pero se decidió por otro proyecto. El guion, todavía atribuido a Heims, fue comprado por la productora de Peter S. Traynor. Traynor quería usarlo para debutar como director, al considerar que una historia con solo tres personajes principales y una localización no debería ser excesivamente complicada de filmar.
Pero antes de que se pudiera empezar a rodar, los guionistas originales supieron lo que estaba pasando y exigieron que se restaurase su crédito como guionistas. Para lograrlo, llevaron el guion al sindicato de guionistas para que dirimiese sobre quién debía caer la autoría, pero cuando se llevó al sindicato, Heims rápidamente retiró su crédito como autora del guion. Ross y Overman habían registrado en el sindicato los distintos borradores de su guion, así que Heims no tenía nada que hacer, de ahí su pronta retirada.
Lo que Ross y Overman no sabían, es que en los años que el guion estuvo dando vueltas, E.E. Patchen o Chris Warfield, posiblemente Warfield, tuvo la oportunidad de leer el guion original y plagiarlo descaradamente. El resultado fue Little Miss Innocence aka Teenage Innocence (Chris Warfield, 1973), película incluida como extra en la edición en Blu-ray que Grindhouse Releasing hizo de Death Game. El inicio, el final y las motivaciones son casi exactos a los del primer guion de Ross y Overman, pero el desarrollo es distinto y no tiene la misma calidad. El nivel interpretativo tampoco es el mismo, las dos actrices protagonistas estaban especializadas en películas más bien eróticas. Un aspecto que se potencia en esta película, ya que el objetivo de ambas es matar a su víctima Rick (John Alderman) a polvos, literalmente. No es esta la única versión que se ha hecho de la película, si bien las otras dos son versiones oficiales. Por un lado, Viciosas al desnudo (Manuel Esteba, 1980) fue realizada en la época del destape y su director le dio un giro de derechas conservador a la historia. Por otro lado, el remake oficial dirigido por Eli Roth, Toc Toc (Knock Knock, 2015), no llega nunca al nivel de locura de la original.
El rodaje de Death Game empezó de forma accidentada, con Traynor discutiendo continuamente con el director de fotografía. Este primer director de fotografía fue despedido y se contrató entonces a David Worth. Worth, más que el director, fue el que salvó la película. No solo en el aspecto visual con toques góticos y momentos casi expresionistas. También en el montaje, ya que el primer editor quiso aprovecharse de que trataba con un director primerizo haciendo un trabajo de calidad mínima. Worth se percató de esto al ver el primer montaje junto a Sondra Locke y se lo comunicaron a Traynor. Worth le dio forma a la película y también acabó participando en el doblaje de la misma, poniendo voz al personaje de George, cuando Seymour Cassel se negó a poner él la voz.
El conflicto con Cassel se origina cuando se estaba llegando al tramo final del rodaje. La película se rodó más o menos en orden, para mantener continuidad con la destrucción de la casa, así que el ambiente de locura del clímax se fue contagiando detrás de las cámaras. La relación entre Locke, Cassel y Traynor era cada vez más tensa. En una entrevista, Locke aseguró que llegó un punto en que ella y Cassel dirigían la película en lo que a las interpretaciones se refiere. Finalmente, la tensión fue subiendo hasta que Cassel se negó a trabajar. Se presentaba y hacía las escenas, pero de forma funcional, algo que Worth pudo disimular mediante el montaje y el doblaje, aprovechando también que hay escenas en las que George se supone que está en shock.
Todo este conflicto y drama parece que benefició la película, ya que la tensión y la demencia saltan de la pantalla para atrapar al espectador. La distribución fue un fracaso y la película apenas se vio, sobreviviendo en vídeo con devotos que iban introduciendo a otros esta extraña joya. Es una película única que ofrece una experiencia única, gracias en gran parte, repito, a las interpretaciones de las dos protagonistas. El trabajo de Worth le dio el toque final a esta mezcla de thriller y terror que sigue siendo vigente y relevante. Recomendada a los que tengan paladar para lo extraño.
Hay películas que tienen muy mala suerte, Locura sangrienta (Silent Madness, Simon Nuchtern, 1984) es una de ellas. Un slasher con muchas aspiraciones que quedó enterrado durante años en las estanterías de los videoclubes, poco a poco ganando popularidad y aumentando reputación. Y hoy día se puede disfrutar en una estupenda edición en Blu-ray.
Tras el desafortunado título en castellano se esconde un film que empezó como una película de suspense. Pero hablamos de principios de los 80 del siglo XX, en plena fiebre slasher, lo que llevó a los cineastas a replantearse el proyecto y, con unos ligeros cambios, convertir el guion en un slasher. Además, a principios de los 80 también hubo un revival del cine en 3-D, con películas como El gran tiburón (Tiburón 3) (Jaws 3-D, Joe Alves, 1983) y Viernes 13: Parte 3 (Friday the 13th Part III, Steve Miner, 1982) cosechando un gran éxito gracias a este recurso. De modo que se decidió también que la película se rodaría en 3-D, a pesar de lo extremadamente complicado que era para una producción de bajo presupuesto. Este esfuerzo extra, sin embargo, fue en vano porque cuando se estrenó en salas en su día, los pocos cines que la llevaron la proyectaron "plana", sin el extra del 3-D. Por si eso fuera poco, se estrenó la misma semana que Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984), que la eclipsó completamente.
Y se entiende que quedara eclipsada. Sobre el papel, a pesar del toque 3-D, no parece un slasher demasiado original: el peligroso demente asesino Howard Johns (Solly Marx) es liberado del manicomio en el que está ingresado debido a un "error" informático. Una vez fuera, Johns regresa a la universidad en la que cometió una masacre hace años para seguir asesinando jóvenes universitarias. La doctora Joan Gilmore (Belinda Montgomery) es la encargada de capturar a Johns para volver a ingresarlo, pero no lo tiene fácil ya que el hospital pretende tapar lo sucedido y no se detendrá ante nada para hacerlo. Es decir, lo que parece otra copia de La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978) tenía poco que hacer comparado con un asesino que ataca a través de los sueños. Pero Silent Madness ofrece más de lo que parece a simple vista.
Para empezar, la película no está protagonizada por las típicas víctimas universitarias que habían servido de carne de cañón en incontables ejemplos del género. Las universitarias están como víctimas, sí, pero la protagonista es la doctora Gilmore, que se enfrenta al peligroso asesino y a la corrupción de las instituciones solo con la ayuda del periodista Mark McGowan (David Greenan). Los protagonistas maduros no eran habituales en el género (es decir, que los personajes no son jóvenes adolescentes o veinteañeros), lo que ya la hace destacar comparada con el resto de películas del género. Además, se le añade un subtexto feminista a la película, mostrando todas las dificultades a las que se enfrenta la doctora Gilmore, empezando porque se la tomen en serio como doctora en psiquiatría.
El uso del 3-D impidió que en las escenas de asesinatos se usaran chorros de sangre, porque afectaría a la efectividad del efecto tridimensional. Y aún teniendo eso en cuenta, las muertes están muy bien resueltas, ya que no usar chorros de sangre no impidió que hubiese toques gore para añadirle salsa a la película. Las persecuciones y escenas de suspense también están muy bien resueltas.
En definitiva, Silent Madness es una película que a los aficionados al género les ofrece generosas dosis de lo que hacía el slasher ochentero tan entretenido y único. Recomendada a los fans, si bien no recomiendo la versión que aparece en Prime Video: es una versión full screen de calidad pésima.
Esta es una de esas películas que gusta a todo el mundo menos a mí. Ha entusiasmado a la crítica pero yo no acabo de entender qué tiene para entusiasmar tanto, aunque le veo algo de valor. Juzgad por vosotros mismos, pero no me fio de directores cuyo nombre aparece en el tráiler al mismo tamaño que el título.
Cada vez que me topo con alguna pobre alma desgraciada a la que no le gustan los slashers, se justifican de la misma manera: son todas iguales, se repite siempre lo mismo. Aunque están completamente equivocados, puedo entender de dónde vienen estos comentarios, ya que yo mismo los he hecho sobre películas deportivas o sobre las películas de cárceles de mujeres. Por eso me recuerdo a mí mismo que no debo caer en prejuicios y darle una oportunidad a todos los géneros. Y si bien las películas deportivas me siguen aburriendo mortalmente, sí que he encontrado algunas películas de cárceles de mujeres que me han parecido interesantes y lo bastante diferentes como para seguir dándole oportunidades al género. Una de estas películas es Motín en el reformatorio de mujeres (Reform School Girls, Tom DeSimone, 1986), una parodia del género.
El director Tom DeSimone también compartía la opinión de que este género, las WIP (Women in prison), era todo bastante igual desde que se iniciara a principios de la década de los 40 del siglo XX. La opinión de DeSimone estaba justificada en el hecho de que había trabajado en el género dirigiendo La jungla de cemento (The Concrete Jungle, 1982). Esto le dio la idea de hacer una parodia del género, pero sin llegar a los extremos de Aterriza como puedas (Airplane!, Jim Abrahams, David Zucker, Jerry Zucker, 1980), más bien haciendo una versión exagerada de una WIP, estilo camp (lo que probablemente contribuyó que fuera la comunidad LGTBI+ americana la que convirtió esta película en una cinta de culto).
El reparto incluye una larga lista de atractivas actrices, pero destacan en especial Pat Ast como la malvada Edna, la reina Stirba en persona Sybil Danning y la líder de los Plasmatics Wendy O. Williams. Williams interpreta a la líder de las banda de chicas malas, a pesar de que se supone que las prisioneras del reformatorio juvenil tienen como máximo 17 años y Williams tenía 35 años cuando interpretó el papel, que básicamente consiste en interpretarse a sí misma, incluso el vestuario que utiliza es el que habitualmente llevaba en los conciertos. La presencia de Wendy O. Williams sirvió para que contribuyera a la banda sonora que está formada principalmente por grupos femeninos. Estos son los ejemplos principales:
Y si os gusta lo que habéis escuchado, la edición en Blu-ray de Wicked Vision tiene un contenido de Pascua que os puede interesar y molestar a los vecinos.
Volviendo a Reform School Girls, DeSimone utilizó como modelo para su parodia películas como Women's Prison (Lewis Sadler, 1955), Reformatorio femenino (Reform School Girl, Edward Berns, 1957) y otros ejemplos del género de la década de los 50, lo que informa también el look de la película. Un estilo que el genial tráiler capta a la perfección. El argumento es el habitual en el género, para parodiar el máximo de tópicos: la chica buena/mala Jenny (Linda Carol) es enviada al reformatorio tras ser detenida como cómplice de un atraco que sale mal. Allí, Jenny hará amistad con algunas de las compañeras de internamiento, se enfrentará a la banda de Charlie (Williams) y tratará de exponer al público las torturas y muertes provocadas por la terrible Edna y la malvada directora del reformatorio Sutter (Danning), con la ayuda de la trabajadora social la doctora Norton (Charlotte McGinnis).
La historia se desarrolla de manera constantemente entretenida y divertida. Las actrices manejan bien interpretar de manera extremadamente seria las situaciones extremadamente ridículas para que resulten más divertidas, con algunos diálogos igualmente memorables (se me quedó grabado: "os recomiendo dormir con los dedos sobre las sábanas, señoritas, solo cambiamos las sábanas una vez a la semana"). Por supuesto, el disfrute de la película varía según el sentido del humor, pero también incluye la acción y los diálogos en las duchas habituales del género para satisfacer a los fans de las WIP. Para mí, sin embargo, es la comedia lo que la hace destacar, el camp, y la diferencia de otras películas semejantes. Además de hacerla accesible a personas a las que jamás se les ocurriría ver una película del género.
No sé hasta que punto Reform School Girls es una película para recomendar indiscriminadamente, pero si has llegado hasta aquí es posible que sea tu tipo de perversión.
Durante el siglo XXI, el género de los "rabiosos asesinos", al estilo Rabia (Rabid, David Cronenberg, 1977), y el de zombis se han mezclado hasta ser casi sinónimos, sobre todo a partir del éxito de 28 días después (28 Days Later, Danny Boyle, 2002). Pero, como otras tantas supuestas innovaciones modernas, era algo que ya se había hecho en el pasado, como en La invasión de los zombis atómicos [Incubo sulla città contaminata, Umberto Lenzi, 1980]). La obra maestra de culto Demons (Dèmoni, Lamberto Bava, 1985) es el perfecto ejemplo de esta mezcla de géneros, en la que se añade la posesión demoníaca. Inspirada por el éxito de Demons, se estrenó Rabia salvaje (Primal Rage aka Rage - Furia primitiva, Vittorio Rambaldi, 1988), otra curiosa mezcla de géneros que ha sobrevivido desde la oscuridad del VHS al lujo del 4K.
Frank Duffy (Mitch Watson) es un periodista universitario que trabaja en destapar los crueles experimentos sobre animales que lleva a cabo el doctor Ethridge (Bo Svenson). Frank intenta reclutar a su amigo Sam Nash (Patrick Lowe) para que le ayude a colarse en el laboratorio pero Sam opta por no involucrarse en actividades ilegales. Lo cual resulta ser un acierto por su parte, ya que el mono que libera Frank no es un animal cualquiera, sino el sujeto de un experimento por parte del doctor Ethridge que buscaba una cura para el Alzheimer pero lo que ha conseguido es que los sujetos se conviertan en rabiosos mutantes. Frank resulta infectado, alterando su personalidad y también su cuerpo. A medida que los infectados aumenten, Sam y el interés amoroso Lauren (Cheryl Autt) intentarán detener la infección y sobrevivir a los mutantes rabiosos que les persiguen.
Como ya he mencionado, es posible que el éxito de Demons inspirara la producción de esta película, ya que el maquillaje de los infectados a medida que van mutando recuerda al de los endemoniados del clásico de Bava. Pero no es un demérito, los efectos especiales y de maquillaje son sobresalientes teniendo en cuenta el presupuesto. Lo cual no es extraño, pues corrieron a cargo del maestro Carlo Rambaldi, que se encargó de los efectos a pesar del bajo presupuesto ya que el director era su hijo, una suerte para la película en especial durante la masacre del clímax.
Pero los efectos no son lo único a destacar de esta película. Resulta muy entretenida y divertida gracias a la manera en que trata la historia. Los infectados van degenerando, mental y físicamente, pero su personalidad no desaparece del todo, añadiendo dosis de interesante drama. Por supuesto, los que eran despreciables antes de infectarse, luego son mucho peores. Las interpretaciones son competentes y efectivas, ayudando a que funcione la historia en los momentos importantes.
Primal Rage es una producción de serie B que consigue ser un perfecto ejemplo de lo mejor de la serie B. Un film entretenido con toques extravagantes, escenas gore y logrados momentos cómicos, regado todo con una infecciosa banda sonora ochentera a más no poder a cargo de Claudio Simonetti. Una delicia para los aficionados al género.
Recomendada hasta por Stephen King, esta es una mezcla de terror y thriller impactante y efectiva que dará muchas alegrías a los aficionados. No digo más por no estropearle la película a nadie.
De momento, el siglo XXI no ha dado iconos del terror tan populares e icónicos como los surgidos durante la década de los 80 del siglo XX. Uno de los más innovadores e interesantes de los iconos surgidos durante el siglo XXI es La Mujer, interpretada por Pollyanna McIntosh en tres películas de terror muy distintas entre sí en ejecución pero similares en temática. Una trilogía, hasta ahora, que surge del cine de terror más independiente y salvaje, que desafía al espectador tanto psicológicamente como visualmente. Una trilogía que debería ser más conocida de lo que es, creo yo, de ahí este artículo en el que espero queden claras las grandes virtudes de estas películas.
La Mujer tiene un origen literario de pedigrí. Durante la década de los 80 del siglo XX empezaron a surgir nuevas corrientes dentro de la literatura de terror, que en diversas ocasiones se entrecruzaban. Me refiero al splatterpunk y al terror extremo que, aprovechando el boom de novelas de terror producido por la popularidad de Stephen King, iban mucho más lejos en cuanto a lo explícito de su violencia y a la hora de romper tabúes. Uno de los pioneros de esta vertiente más extrema fue Jack Ketchum, que despertó una gran polémica con su primera novela Off Season, publicada en 1981. La novela cuenta la historia de un grupo de amigos que, mientras pasan un fin de semana en una apartada cabaña en la montaña, son atacados por una tribu de caníbales. Un argumento que hoy día no parece muy original, pero el propio Stephen King la recomendó por la efectiva manera en que la novela metía el horror en el lector. Incluso teniendo en cuenta que entonces se publicó una versión censurada, su impacto fue innegable y abrió el camino para otros autores como Richard Laymon.
Casi veinte más tarde de que se publicara Off Season, Ketchum publicó una versión restaurada sin censurar de la novela (la que está ahora disponible en inglés). Esta novela llamó la atención del cineasta Andrew van den Houten, que ya había producido la adaptación de otra obra de Ketchum, la perturbadora y escalofriante novela La chica de al lado en una película dirigida por Gregory Wilson en 2007. Pero los derechos de Off Season habían sido vendidos y no estaba disponible para ser filmada. Por suerte, en 1991 Ketchum había escrito la secuela Offspring, en la que se desarrolla el personaje de La Mujer, así que Van den Houten se decidió a producir y dirigir una adaptación de esta novela.
Offspring (2009) contó con guion del propio Ketchum, así que sobra decir que es muy fiel a la novela. Tan fiel que es casi tan brutal y salvaje como su versión literaria. Los Halbard, David (Andrew Elvis Miller) y Amy (Amy Hargreaves), son los orgullosos padres de una recién nacida, viven en una gran casa en el campo y su trabajo no podría ir mejor. Todo va a la perfección. Hasta que reciben la visita de Claire Carey (Ahna Tessler), acompañada de su hijo Luke (Tommy Nelson), que llega huyendo de su ex marido Stephen (Erick Kastel). Pero el terror llega cuando son atacados por un clan de caníbales en busca de la poderosa sangre de un bebé.
La película de Van den Houten canaliza los aspectos más brutales y salvajes de películas como Caníbal feroz (Cannibal Ferox, Umberto Lenzi, 1981) y Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, Wes Craven, 1977), sin ninguna contención, aprovechando que fue una película producida de forma independiente. Como el film clásico de Wes Craven, lo que hace interesante Offspring es que la película tiene más profundidad de lo que parece a primera vista. Se plantea la cuestión de quién es realmente malvado entre lo que hacen los caníbales y el personaje que interpreta Erick Kastel. Pero, claro, el principal impacto en el espectador lo provocan las sangrientas escenas de los ataques del clan caníbal en el que destaca La Mujer, gracias a la interpretación de Pollyanna McIntosh. La actriz la convierte en un personaje temible e inquietante. De hecho, su interpretación es tan poderosa que Van den Houten decidió cambiar su destino original, tras consultarlo con Jack Ketchum. Ketchum no puso inconveniente, porque él mismo ya había hecho algo parecido entre Off Season y Offspring.
Fue rodada originalmente en 16 mm, lo que le da un aspecto que recuerda al de las películas de finales de los 70 que homenajea. Si bien es algo que se puede apreciar en la edición 4K/Blu-ray más reciente, porque originalmente se editó en DVD con un aspecto que parecía rodada en video sin mucha gracia. Pero el film sobrevivió, dejando su sangrienta marca en los aficionados al terror.
Andrew van den Houten le mostró una primera versión de la película al director Lucky McKee, que mostró su interés por el personaje de La Mujer. Sugirió entonces hacer una secuela, con Jack Ketchum escribiendo una novela y él un guion cinematográfico. Ketchum le dijo entonces que por qué no escribir juntos novela y guion, que es lo que finalmente hicieron. Primero escribieron la novela y luego la adaptaron, así nació The Woman (Lucky McKee, 2011).
Chris Cleek (Sean Bridgers) se encuentra de caza cuando descubre la presencia de La Mujer (McIntosh) en el bosque. Chris decide secuestrarla y tenerla prisionera en su casa, con la intención de "civilizarla" y convertirla en una mujer "de verdad". Su familia reacciona de distinta manera a la nueva presencia. Belle Cleek (Angela Bettis) siente cierta aprensión pero ha aprendido por las malas a obedecer a su marido. El hijo Brian (Zach Rand) se siente muy excitado con la recién llegada. Darlin' (Shyla Molhusen), la hija pequeña, no acaba de entender la situación, solo que se supone que tienen que ayudar a La Mujer a curarse. La única que parece ver lo equivocado y perverso de la situación es la hija mayor del clan, Peggy (Lauren Ashley Carter).
La reacción del clan Cleek no es la más normal ante la situación, la razón de ello se revelará a medida que vamos conociendo más a los Cleek. Una familia que, en apariencia, parece muy típica y normal, pero está llena de oscuros secretos. La Mujer, por otro lado, es más honesta y no pretende ser otra cosa que lo que es: una mujer salvaje que come carne humana. El tema de la auténtica naturaleza del mal y la hipocresía de la civilización ya aparece en Offspring, pero The Woman es una película muy distinta a su predecesora. No es solo que el estilo sea distinto, lo que es de esperar al ser dirigidas por distintos directores, sino que la película de Lucky McKee cuenta un tipo de historia distinto que se aparta de la secuela habitual. Arranca poco después de lo sucedido en la anterior, pero no continua con la venganza de La Mujer sobre los supervivientes de Offspring o muestra un nuevo ataque del clan caníbal con la subsiguiente batalla por la supervivencia, enfoques más típicos y habituales. The Woman opta por una trama más psicológica, aunque sin abandonar el terror sangriento y gráfico, donde el terror radica en ver cómo Chris Cleek va perdiendo la máscara "civilizada" a medida que intenta dominar a La Mujer.
Desde el momento de su estreno, The Woman fue una película rodeada de polémica. Calificada de misógina por sus detractores y de feminista por sus defensores, creo que estas reacciones opuestas tienen su origen en la manera que presenta la violencia, cruda y brutal, sin intentar darle un toque recreativo. Eso no quiere decir que no haya humor en la película, está cargada de humor negro, en especial en los momentos más grotescos. Además, las personas que acusan a la película de ser misógina deberían fijarse en cómo se presentan los personajes y cuáles son vistos de forma positiva y cuáles de forma negativa.
The Woman es una potente película de terror cuyo principal monstruo es el patriarcado que representa Chris Cleek, pero no suaviza el personaje de La Mujer, que sigue siendo despiadada y salvaje. De las tres, es posible que esta sea la entrega más redonda en cuanto a ejecución y temática.
Tras el éxito de The Woman, James van den Houten le planteó la posibilidad de hacer una tercera entrega a Pollyanna McIntosh. McIntosh tenía una premisa en la cabeza inspirada por el personaje de Darlin', que le planteó a Van den Houten. Entusiasmado, este le ofreció la posibilidad de también dirigir la película a McIntosh, además de escribirla. Este es el origen de Darlin' (Pollyanna McIntosh, 2019).
Darlin' (Lauryn Canny) es dejada a la puerta de un hospital que pertenece a la Iglesia. Un obispo (Bryan Batt) ve la oportunidad de crear mucha publicidad con la salvación de la misteriosa chica feral y poder así salvar la escuela para chicas que dirige. Mientras Darlin' se encuentra en la escuela, La Mujer empieza a buscarla para reconstruir su clan.
De nuevo, esta tercera entrega se parece poco a las anteriores a pesar de tratar temas parecidos. El film ataca las esferas de poder de la Iglesia que protegen a los abusadores con el personaje que interpreta Bryan Batt. Además, la película es una historia de paso de niñez a la adolescencia, aunque sangrienta y brutal, debido al protagonismo que se le da a Darlin'. Luego tenemos la búsqueda que realiza La Mujer de Darlin', en la que va dejando un reguero de cadáveres. Todos estos elementos los va balanceando McIntosh en su notable debut como directora. Las limitaciones del bajo presupuesto no impiden que la directora desarrolle una película de terror que también contiene emotivos momentos dramáticos, consiguiendo despertar las simpatías del espectador hacía Darlin', a pesar de las cosas terribles que descubrimos ha hecho en el pasado. Por supuesto, hasta que punto es culpable por hacer lo que parece normal en el entorno en el que ha crecido es uno de los temas de la película. Lo que diferencia esta entrega de las dos anteriores: sin dejar el terror, los aspectos dramáticos están más desarrollados con un interesante grupo de personajes. La interpretación de Lauryn Canny es realmente fantástica, algo esencial teniendo en cuenta que la película descansa sobre sus hombros, McIntosh mantiene a La Mujer como personaje secundario. Una decisión inteligente, no solo le da frescura a la historia, también evita que el personaje se normalice y se convierta en demasiado familiar, como le ha sucedido a tantos iconos del cine de terror.
No hay otra franquicia dentro del cine de terror tan diversa como esta. Tres películas similares y distintas. Tres maneras únicas de adentrarse en el terror más perturbador, en ocasiones sangriento, en ocasiones psicológico, en el que también hay sitio para la poesía y el drama. Unas cualidades posibles al ser películas independientes de bajo presupuesto, que no son éxitos masivos de multicine y por eso no pierden su esencia buscando ampliar su público. Muy recomendadas.
Bajo su engañoso título en inglés se esconde un loco cóctel de géneros como solo hacían en Hong Kong en los 80 y 90 del siglo XX. Holy Virgin vs the Evil Dead (Moh soen gip, Chun-Ku Lee, 1991) mezcla acción, terror y fantasía (con algunas gotas de erotismo en su versión "no vestida"), siendo la única película protagonizada por Donnie Yen que fue calificada Category III.
El profesor Shiang (Yen) está celebrando un pícnic con un grupo de sus estudiantes femeninas una noche cualquiera. De repente, la luna se vuelve roja y un extraño maníaco mata a todas las estudiantes. Shiang es acusado del crimen por la policía, así que debe encontrar al auténtico culpable para demostrar su inocencia. Cuando se descubra que el culpable es el Demonio Lunar (Wai-Kwong Lo), Shiang formará equipo con el sargento Chen Yu (Ben Lam), el amigo de Shiang Chow Yuan-Fat (Robert Mak) y la ex mujer de Shiang Shamen (Hei Man Chui) (que da la casualidad mantiene un romance con el sargento Yu) para acabar con el Demonio Lunar. Juntos viajarán a Camboya persiguiendo al malvado sobrenatural. Pero les falta un elemento: la princesa White (Pauline Yeung), la elegida para acabar con el Demonio Lunar y salvar a su tribu.
El enfoque que adoptaron Chun-Ku Lee y el guionista y ayudante de dirección Ho-Kwan Lee no era muy distinto del de otras producciones de la época. Ver lo que era popular y tratar de meterlo todo en una sola película. Por ejemplo, Sibelle Hu era popular por las películas de acción que había protagonizado, así que, debido a que había trabajado con Ho-Kwan Lee, aceptó hacer un pequeño papel como la inspectora Hu, parecido a los que interpretaba en las películas de acción. El terror era popular, así que se meten elementos del cine de terror. La acción, como siempre, era popular, así que hay grandes dosis de acción. La Categoría III era popular, así que se pensó en hacer que la película fuera Cat III. El que entonces no era popular era Donnie Yen, pero empezaba a serlo. El film lo incluye en el reparto en el inicio de su carrera, cuando estaba en camino de convertirse en una estrella del cine de acción.
Por el guion, la película no entraba dentro de la Cat III, por eso se decidió que en las escenas de Sibelle Hu esta diría muchas palabrotas y se decidió añadir diversos desnudos gratuitos. Por eso se contrató a una actriz coreana para interpretar el papel de Shamen (habría sido complicado encontrar una actriz hongkonesa que aceptase hacerlo), quien protagoniza varias escenas desnuda, así como diversas extras que aparecen desnudas o en topless. De estas escenas con desnudos se hizo una versión igual pero con las actrices vestidas para el mercado internacional. La violencia y las escenas de acción son iguales en las distintas versiones.
Que haya desnudos no quiere decir que haya sexo. En la película no hay escenas de sexo como era habitual en la Cat III, solo un breve momento entre el inspector Yu y Shamen, así que para aquellos que buscasen los excesos eróticos típicos del género resultaría insatisfactoria. Tal vez también para los que buscasen una película de acción pura y dura, ya que no hay muchas peleas comparada con la cantidad habitual en una película más típica de Donnie Yen.
Pero para los amantes del cine bizarro pasado de vueltas esta película es una pequeña maravilla. Sin dejar un momento para que el espectador reflexione sobre lo absurdo que es el argumento, ofrece entretenimiento continuo. Las partes que entran dentro del cine de terror y fantasía están inmersas en el misticismo oriental, como es de esperar, lo que le da un toque original y exótico para el espectador occidental. Y puede que el fan de Donnie Yen espere más acción, pero para el simple aficionado ofrece logradas escenas de acción con cables, culminando en el enfrentamiento final en el que chocan los distintos géneros.
Personalmente, la aprecio por las continuas escenas sorprendentes y absurdas, por las que es imposible saber qué pasará a continuación. También disfruto con la curiosa mezcla de géneros, a lo que se ha de añadir los momentos de comedia entre la sangre y las peleas. Acaba de ser editada en Blu-ray por 88 Films en una edición que incluye las dos versiones de la película.
Durante mucho tiempo, La quinta jornada (Le cinque giornate, Dario Argento, 1973) fue el título más desconocido de la filmografía de Dario Argento. En su día fue un fracaso de taquilla y, al no tratarse de un giallo sino de una comedia histórica, fue ignorado tanto por la crítica como por los fans de Argento. Hasta hace poco, además, no era una película fácil de ver. De modo que, siendo sincero, me compré la reciente edición en 4K principalmente para completar la filmografía de mi admirado Dario Argento en la estantería y me puse a verla por cumplir el expediente. Para mi sorpresa, me encontré disfrutando enormemente de esta película y disfrutando con ella hasta el final.
Nos encontramos en 1848, cuando se produce la primera revolución italiana para expulsar a los austríacos de Italia, el primer paso para que el país se acabara convirtiendo en una república en 1861. Pero nada de esto le interesa a Cainazzo (Adriano Celentano), un ladrón que aprovecha un atentado para liberar a revolucionarios para escapar de la cárcel. Una vez fuera, tiene como objetivo reclamar su parte del botín obtenido en el golpe por el que fue preso. Cainazzo descubre que su cómplice, Zampino (Glauco Onorato), es ahora un líder de la revolución que se hace llamar Libertad. Cainazzo empieza entonces su odisea para dar con Zampino, viéndose involucrado de forma involuntario en diversos eventos históricos acompañado de Romolo (Enzo Cerusico), un panadero cuya panadería desaparece debido a los bombardeos austríacos.
A finales de los 60 y principios de los 70 del siglo XX en Italia se pusieron de moda las comedias históricas, en particular tras el éxito de El decamerón (Il Decameron, Pier Paolo Pasolini, 1971). Una de las comedias que más éxito tuvo fue una producida por Salvatore Argento protagonizada por Adriano Celentano: El guapo (Er più: storia d'amore e di coltello, Sergio Corbucci, 1971). De modo que Argento padre le pidió a su hijo Dario que le escribiera otra comedia histórica que sería de nuevo protagonizada por Celentano. Dario recuperó entonces un guión que puso en marcha tras el exitoso estreno de Los cuatro días de Nápoles (Le quattro giornate di Napoli, Nanni Loy, 1962). Originalmente, Nanni Loy iba a ser el director de La quinta jornada, con un guion en el que trabajaron Dario Argento y Luigi Cozzi. Este guion era una comedia sin toques políticos y homenajes a artistas de la comedia del cine mudo como Buster Keaton y Charles Chaplin. Luego, se pusieron a trabajar en el guion Argento y Nanni Balestrini. Balestrini sí que fue un escritor más político y animó a Argento a añadirle alegoría política a la comedia. Argento lo vio como una oportunidad de dar rienda suelta a sus tendencias comunistas, que no explotaba en sus gialli.
Era un momento también en el que Argento no estaba seguro de hacia que dirección tomar con su carrera. La serie que había creado para la televisión, La puerta en la oscuridad (La porta sul buio, 1973), le había dado una tremenda popularidad y su "trilogía animal" había sido un tremendo éxito de taquilla, pero ese mismo éxito había provocado que se estrenaran en los cines muchas imitaciones y que el mercado se llenara de gialli. Este momento de duda sobre el futuro se juntó con que el director original de La quinta jornada abandonara el proyecto y el reparto pidiera que Argento se pusiera al frente. Y así acabó Argento dirigiendo una comedia histórica que, a primera vista, no podía ser más distinta de las películas que había dirigido entonces.
La película, que tuvo un rodaje complicado, estaba pensada para el mercado italiano, pero fue un fracaso de taquilla. Fuera de Italia tampoco funcionó demasiado. Argento había ideado la película como una alegoría de lo sucedido tras el Mayo del 68, con una gran carga crítica entre la comedia, que no funcionó y no se entendió en su momento. Su reputación no mejoró con el tiempo, pasando décadas desaparecido y solo accesible mediante ediciones piratas o italianas de pobre calidad. Sin embargo, gran parte de las críticas negativas que he visto sobre la película eran de críticos y expertos ingleses y americanos, que creo no podían conectar con el mensaje de Argento, procedentes de un bagaje cultural muy distinto, al contrario de lo que sucede entre españoles e italianos, más próximos. Por mi parte, creo que a varios momentos históricos de la historia de España pueden ser perfectamente representados por la alegoría de Argento. También comparto bastante de las ideas que expone Argento. Y, sobre todo, me pareció una película muy divertida. Exceptuando alguna escena de homenaje al cine cómico mudo, las situaciones en que se ven envueltos los personajes me hicieron reír mucho con su mezcla de humor negro y cinismo. Lo que, al fin y al cabo, es lo más importante cuando hablamos de una comedia.
El fracaso de esta película hizo que Argento decidiera, de forma definitiva, volver al giallo, lo que hizo con la obra maestra Rojo oscuro (Profondo rosso, 1975). Estar alejado del género temporalmente contribuyó a un regreso verdaderamente genial, pero no se ha de desmerecer La quinta jornada, que nos ofrece una parte desconocida de Argento. La apreciación hacia ella parece que por fin cambia y es el momento de celebrar este redescubrimiento por parte de los fans no italianos de Argento.
Se acaba de publicar mi crítica de Estación Rocafort (Luis Prieto, 2024) en Underbrain Mgz, que es más una advertencia que una crítica y podéis leer clicando en:
Nada peor que una película que desperdicia un buen punto de partida. Además, tengo la sensación que es una de esas películas en la que los cineastas creen estar haciendo algo muy original, debido a la ignorancia del género, pero no hacen más que repetir tópicos y clichés (y una duda sobre el tráiler, ¿no son todas las leyendas "reales" independientemente de que se basen en hechos ciertos o no?).
Estaba familiarizado con el nombre de Gabe Bartalos, pero desconocía que también había dirigido un par de películas y varios cortos. Aprovechando las rebajas de Severin, decidí probar con su primera película como director: Skinned Deep (2004). Y lo que me encontré fue una auténtica locura que sobrepasó mis expectativas.
La película arranca con una trama bastante tópica: la típica familia americana de vacaciones por una carretera apartada. Un pinchazo de misterioso origen y la familia va en busca de ayuda topando con un clan de asesinos que los elimina uno a uno. Hasta aquí nada del otro mundo. Sin embargo, tras este comienzo, la película empieza a desarrollar su historia, sumergiendo al espectador en un viaje hacia la locura en la que vive este peculiar clan, con grandes dosis de humor negro y toques de surrealismo. Por supuesto, el primer detalle que llama la atención es el peculiar clan formado por las mutantes creaciones de un misterioso mad doctor. Surgeon General (Aaron Sims/Kurt Carley) es una mole asesina con una mandíbula de acero que es un cruce entre Terminator y Jason Voorhees, Plates (Warwick Davis) es un nervioso psicópata obsesionado con su arma homicida favorita: los platos, Brain (Jason Dugre) es un bienintencionado caníbal con un sobredesarrollado cerebro y, finalmente, Granny (Liz Little) tiene la apariencia de una encantadora abuelita pero es tan asesina como el resto de estos mutantes. La historia de Skinned Deep se aparta de lo típico cuando Brain se enamora de Tina (Karoline Brandt), la superviviente de la familia Rockwell. Brain convence al resto de asesinos que la dejen vivir, que él se encargará de convertir a Tina en uno de los suyos. En este punto la pesadilla de Tina entra en el terreno demencial, especialmente en la parte final cuando conoce al creador responsable de estos mutantes, intentando encontrar la manera de escapar y mantener a Brain a una prudente distancia sin que este decida que está mejor muerta. Además, otras atípicas víctimas entrarán en conflicto con los asesinos, como un grupo de carpinteros y una banda de motoristas de la tercera edad (lo que permite un cameo de Forrest J. Ackerman).
Gabe Bartalos ha trabajado en muchas ocasiones con Frank Henenlotter, así que se nota la influencia del director de Brain Damage (1988) en la manera en que Bartalos mezcla terror con humor grotesco. Una mezcla que ayuda a aceptar los momentos más surrealistas, así como hace que encaje el gore pasado de vueltas. Esto también depende del sentido del humor de cada uno, claro, la cuestión es que a mí me hizo reír con momentos extraños y absurdos. No hay sitio para el realismo o el sentido común en esta película que Bartalos realizó de forma completamente independiente, con total libertad.
Mientras veía Skinned Deep no pude evitar pensar que esta película era lo que podría haber sido La casa de los 1000 cadáveres (House of 1000 Corpses, Rob Zombie, 2003) si Rob Zombie hubiese sido un cineasta más original y con más talento del que ha acabado demostrando tener. La película de Bartalos coge una trama familiar y la convierte en algo con personalidad, en toda una experiencia que resulta tan divertida como distinta a lo habitual. El tráiler hace que parezca una película de terror típica, pero que no os engañe. Es una película para aquellos que disfruten con las películas como las del mencionado Frank Henenlotter, una mezcla de demente serie B, gore, surrealismo y diversión.
Con motivo del estreno de MaXXXine (Ti West, 2024) escribí otro artículo para Underbrain Mgz sobre la segunda entrega de la trilogía Pearl (Ti West, 2022). Es un artículo más o menos nuevo escrito sobre la base del que escribí para mi blog y que podéis leer aquí:
Por fin se estrena en cines MaXXXine (Ti West, 2024), la conclusión de una sorprendente trilogía que ha logrado mantener un gran nivel de calidad en cada entrega. Podéis leer mi crítica de esta excelente película en Underbrain Mgz:
Esta trilogía se convertirá en un clásico del género, además de romper las barreras del cine de terror. Una soberbia conclusión que es también una gran película por sí misma.
¿Qué le ha pasado a Zack Snyder? Hubo un tiempo en que el anuncio de una nueva película suya era motivo de alegría y excitación, pero desde hace un tiempo parece haber perdido aquella chispa que le hacía distinto. Poder terminar y presentar La liga de la justicia de Zack Snyder (Zack Snyder's Justice League, Zack Snyder, 2021) debería haber hecho que se sintiera reivindicado y renovar sus jugos creativos. Sin embargo, su siguiente película fue una tremenda decepción. Ejército de los muertos (Army of the Dead, 2021) era un título muy esperado, era el retorno de Snyder al género que le había dado fama he iniciado su carrera como director. Ejército de los muertos resultó ser una rutinaria cinta de zombis cuya segunda mitad era un plagio plano a plano de Aliens, el regreso (Aliens, James Cameron, 1986). Su intención de crear todo un universo a partir de tan pobre película parecía poco realista, la cancelación de las secuelas y series de animación relacionadas Ejército de los muertos por parte de Netflix tiene bastante sentido.
Pero todo el mundo tiene derecho a algún traspiés de vez en cuando. Los directores son humanos, alguna vez fallan y la cagan como el resto. A pesar de tener esto en cuenta, mis alarmas se encendieron cuando Snyder anunció su siguiente proyecto, un proyecto que originalmente presentó a Lucasfilms como una potencial entrega de la saga Star Wars y que fue rechazado. Rebel Moon era su título y Snyder anunció que la idea era mezclar Los siete magníficos (The Magnificent Seven, John Sturges, 1960) con el universo Star Wars. Y lo dijo como si fuera la idea más original del mundo. Y no es que ya hay un episodio de The Mandalorian que es exactamente eso (el cuarto de la primera temporada), es que ya existe una película que iba al origen de la obra de George Lucas y usaba Los siete samuráis (Shichinin no samurai, Akira Kurosawa, 1954) como base para su aventura espacial. Estoy hablando, obviamente, de la genial Los 7 magníficos del espacio (Battle Beyond the Stars, Jimmy T. Murakami, 1980).
Roger Corman puso en marcha esta película ante el gran éxito de La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977). Para ser una producción de Roger Corman, el presupuesto era algo más alto de lo que normalmente establecía el veterano productor, de modo que los efectos especiales y visuales eran algo mejores de lo normal (tal vez por eso Corman reutilizó secuencias de Battle Beyond the Stars en varias películas que produjo más tarde). El guion de John Sayles y Anne Dyer es muy inteligente, en el sentido que no copió la película de George Lucas sino que copió la maniobra de George Lucas. Es decir, mezclar el cine de Akira Kurosawa y las películas de samuráis japonesas con el western y los seriales de ciencia ficción. El resultado es una película que concentra su historia en 100 minutos de pura aventura y diversión, con personajes imaginativos a los que dan vida un reparto carismático, que incluye grandes nombres del cine de culto como Sybil Danning y John Saxon. Es pura delicia.
El original de Akira Kurosawa Los siete samuráis tiene una duración de 207 minutos. Hasta ahora, era la versión más larga de esta historia. Esto es así ya que te cuenta la historia de cada samurái y cómo cada uno se va "enamorando" de la vida en el pueblo que han de defender de unos bandidos, de modo que cuando se enfrentan a los villanos lo hacen no solo por dinero, sino por honor y por lealtad hacia las personas con las que han convivido. Para contar exactamente la misma historia, con toques del film de John Sturges, Zack Snyder necesita seis horas y media, dividiendo la película en dos partes.
¿Por qué las dos partes de Rebel Moon son tan largas? No cuenta una historia compleja ni que abarque muchas décadas y personajes. Es la típica historia de rebeldes contra imperio malvado que hemos visto un millón de veces. Pero lo más preocupante es que cuenta la historia de un modo muy tópico, sin una pizca de originalidad. Los personajes son los mismos que ya hemos visto miles de veces. Da la impresión que hoy día se tiene la idea equivocada de que una historia épica es una historia larga. Si no dura más de dos horas no puede ser épica. Es una concepción equivocada porque, por ejemplo, El padrino parte II (The Godfather Part II, Francis Ford Coppola, 1974) no es una película épica porque dura 202 minutos, es una historia épica porque abarca dos tramas paralelas en distintas líneas temporales con muchos personajes lo que resulta en una película compleja y profunda.
Otro aspecto que hizo que me preocupara por el futuro de Snyder como cineasta es que es visualmente muy plana. En realidad, algo preocupado ya estaba cuando vi la impráctica manera en que había abordado su construcción del Universo DC cinematográfico, pero en el caso de estas películas me llamó la atención un diseño de producción muy poco imaginativo y tan derivativo como el guion. Le sumamos un estilo narrativo muy plano y repetitivo y el resultado es una película mediocre. El abuso de la cámara lenta resulta casi un chiste, cuando se utiliza incluso para mostrar como uno de los personajes llena la petaca de la que bebe de agua. Cuando se intenta hacer cada plano épico, ninguno acaba siéndolo.
La recepción poco entusiasta que ha recibido el proyecto de Snyder puede que haga que se cancele el desarrollo de las múltiples secuelas que había planeado el director. Sería algo positivo, el mundo no necesita una pálida copia del universo Star Wars, lo que necesita es algo un poco más original. Espero que el futuro de Snyder sea algo más interesante, era un director que me encantaba y ahora se ha convertido en una parodia de sí mismo. Ojalá la próxima película de Zack Snyder sea un espectáculo auténticamente emocionante y visualmente absorbente.
Condenados a vivir (Joaquín Luis Romero Marchent, 1972) es una notable película que, siendo sincero, descubrí a raíz de ser destacada como una de las "influencias" de Quentin Tarantino en Los odiosos ocho (The Hateful Eight, 2015) bajo su título inglés Cut-throats Nine. La película de Tarantino no es una de mis favoritas, precisamente, y eso hizo que tardara en ver Condenados a vivir. Eso, y que actualmente solo existen dos ediciones legales con un mínimo de calidad audiovisual, una americana y otra alemana, así que esperaba que algún sello como Divisa o El setanta-nou se animara a editarla. De momento, no ha sido así. Una lástima, ya que es una película cínica y violenta que desafía las constricciones del género, es un híbrido de thriller, terror y venganza que ha sido etiquetado de western simplemente por su ambientación, perosi pertenece al género lo hace de forma tangencial como la comedia de terror Ravenous (Antonia Bird, 1999).
El sargento Brown (Robert Hundar) tiene la misión de trasladar a siete prisioneros que han estado trabajando en una mina de oro para el ejército. Al sargento también lo acompaña en el viaje, además de varios soldados, su hija Sarah (Emma Cohen) ya que irán a vivir al fuerte que es su destino. La expedición es asaltado por un grupo de criminales que espera hacerse con el oro procedente de la mina. Pero el asalto no produce los resultados esperados y, tras matar a los soldados, los asaltadores de caminos provocan que la diligencia en que viajan Brown, su hija y los prisioneros salga desbocada hasta que acaba por salirse del camino quedando destruida. Con dos caballos supervivientes, el sargento Brown está determinado a cumplir su misión, a pesar de las protestas de los prisioneros. Pero su determinación tiene un motivo oculto: está convencido que uno de los siete fue el asesino de su esposa y quiere averiguarlo a cualquier precio. Si a eso le sumamos que Brown lleva el oro escondido, el viaje se convierte en una pesadilla de asesinatos y traiciones.
Tras el estreno de Grupo salvaje (The Wild Bunch, Sam Peckinpah, 1969) y Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, Sergio Leone, 1964), estaba claro que el western estaba evolucionando. En su vertiente europea la violencia y el cinismo fueron dominando las historias, lejos del ideal romántico creado por el cine americano. Condenados a vivir se encuadra dentro de esta tendencia, aunque su historia tiene poco del western clásico. Es una historia que nos muestra lo peor del ser humano, con un grupo de personajes egoístas dominados por la avaricia y el ansía de venganza, lo que será su perdición. Lo hace a través de tres líneas argumentales: por un lado, la trama de descubrir quién mató a la esposa de Brown, por otro lado, la terrible odisea que atraviesa Sarah, más propia de una película de terror, y, finalmente, el deseo de poseer el oro que trae consigo la mayoría de las muertes. Oro maldito (E se sei vivo spara, Giulio Questi, 1967) es la única película dentro del género con la que tiene algún punto en común Condenados a vivir, más que nada por como convierte parte de la trama en una alegoría para mostrar las consecuencias de la avaricia sin freno.
La película es famosa por su sangrienta violencia. Momentos gore que salpican la película y enfatizan la crueldad de sus protagonistas. Al parecer, estas escenas de violencia fueron añadidas a posteriori, volviendo a rodar algunas escenas, por petición del distribuidor americano (tal vez por eso el tráiler americano se centra en las violentas muertes que aparecen en el film). Son momentos impactantes, que no estarían fuera de lugar en una película de terror italiana de la época, que hacen que la película destaque y sea más memorable, pero no es el motivo principal por el que esta es una gran película. El argumento y los personajes funcionarían a la perfección aunque se eliminaran estos momentos. Es más que un simple desfile de escenas violentas. Es más interesante y profunda que eso, un viaje por el lado más oscuro del ser humano del que Tarantino podría haber copiado más cosas, como su eficiente narración, ya que solo dura alrededor de 90 minutos.
Repitiendo mi deseo de que sea editada en Blu-ray en una edición coleccionista por algún sello que le de el trato que se merece, recomiendo esta joya sangrienta, cruel y violenta.
La filmografía de Kinji Fukasaku combina el realismo y fantasía desatada sin perder coherencia. Conocido inicialmente por las películas sobre la yakuza, además de estas películas violentas, basadas en historias reales eliminando el romanticismo con que se retrataban a estos criminales en el cine, Fukasaku también sentía debilidad por la ciencia ficción y la fantasía. De ahí que fuera elegido para dirigir Los invasores del espacio (Uchu kara no messeji aka Message from Space, 1978).
El pacífico planeta Jillucia ha sido invadido por el belicoso Imperio Gavanas. Kido (Junkichi Orimoto) envía ocho semillas mágicas al espacio para que localicen unos héroes que logren el milagro de derrotar a los Gavanas. Kido manda a su nieta, la princesa Emerilda (Etsuko Shihomi), a que traiga a los héroes escogidos por las semillas. La princesa parte acompañada del guerrero Urocco (Makoto Satô) como protector y su viaje la lleva hasta la Tierra. Allí descubren que los héroes escogidos por las semillas tienen poco de heroicos. Además, el viaje de la princesa ha hecho que los Gavanas decidan que la Tierra será su próximo objetivo a conquistar.
El tremendo éxito de La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977) en Estados Unidos no pasó desapercibido a los jefes del estudio Toei, que decidió llevar una delegación a Estados Unidos para ver la película, entre los que estaba el director escogido para llevar a cabo la versión Toei del clásico de Lucas Kinji Fukasaku. Obviamente, no les debieron pasar desapercibidas las referencias al cine japonés, de modo que el único impedimento era lograr un nivel parecido de efectos especiales/visuales. Star Wars no se estrenaría hasta el verano de 1978 en Japón, así que no perdieron el tiempo para ponerse a trabajar en lo que acabaría siendo Los invasores del espacio, con un presupuesto que era la mitad del de Star Wars y aún así una gran producción para el nivel del cine japonés entonces, que lograron estrenar antes de que se estrenara el film de Lucas en Japón.
Fukasaku hizo la mismo que hicieron Star Crash, choque de galaxias (Starcrash, Luigi Cozzi, 1978) y Los 7 magníficos del espacio (Battle Beyond the Stars, Jimmy T. Murakami, 1980). Es decir, no tanto copiar la película de George Lucas como copiar la maniobra de Lucas: coger elementos clásicos y darles una ambientación espacial. En el caso de Fukasaku, una novela clásica japonesa, Nansō Satomi Hakkenden de Kyokutei Bakin publicada a principios del siglo XX, y darle un toque espacial. Más tarde, cuando la fantasía se puso de moda en la década de los 80, Fukasaku haría una versión más próxima al original en La leyenda de los 8 samurái (Satomi hakken-den, 1983). En la novela, la princesa de una provincia japonesa lanza unas semillas mágicas que serán recogidas por ocho samuráis que trabajarán juntos para salvar a la princesa. Fukasaku también aprovecha el argumento para introducir sus temas y preocupaciones, con lo que el resultado es más redondo que el de Batalla más allá de las estrellas (The Green Slime, Kinji Fukasaku, 1968). Para darle un toque más internacional, tres actores americanos se añadieron al reparto: el veterano Vic Morrow y los debutantes Philip Casnoff y Peggy Lee Brennan.
El resultado es una fantasía espacial que intenta imitar el estilo americano pero acaba siendo muy japonesa. Mezcla elementos de pura fantasía, como una nave espacial que es un barco del siglo XIX al que se le ha añadido un motor espacial, con una representación de una Tierra del futuro en ocasiones bastante sórdida. Colorida y entretenida de principio a fin, los toques bizarros y las imágenes que crea para el espectador explican porque se ha convertido en una película de culto. Los efectos especiales son bastante efectivos, aunque algo vintage a los ojos actuales.
Tras mucho tiempo siendo vista en copias de mala calidad, ahora se puede disfrutar de Los invasores del espacio en toda su gloria. Diversión garantizada para el espectador aventurero.