Un grupo de jóvenes quiere pasar un fin de semana de diversión en la naturaleza y acaban siendo asesinados uno a uno por un loco maníaco. Es un argumento familiar, ¿verdad? Fue la base de incontables slashers durante la década de los 80 del siglo XX. También es el argumento de El terror final (The Final Terror, Andrew Davis, 1983), pero gracias a la pericia de su director Andrew Davis y a un fantástico reparto en el que destacan unas jóvenes Daryl Hannah y Rachel Ward y un Joe Pantoliano que ya apuntaba maneras, supera de largo sus aparentes carencias.
En el slasher lo importante, más que el argumento, es la ejecución. La composición de los asesinatos, las persecuciones de asesino y víctimas, el enfrentamiento final... Si todos estos elementos funcionan se puede personar un argumento predecible como el de The Final Terror. En esta película son un grupo de jóvenes voluntarios para un limpiar un bosque (un grupo americano que no conozco, la verdad), que aprovecha para invitar a unas chicas, entre las que están las mencionadas Hannah y Ward, para mezclar trabajo y diversión. Cuando arrancan los asesinatos y el fin de semana se convierte en una batalla por la supervivencia, es cuando la habilidad de Davis para la acción y crear tensión entra en juego. También resulta interesante las distintas formas en que cada personaje se enfrenta a los hechos: algunos solo quieren volver casa, pero Zorich (John Friedich) se lo toma como un desafío personal y se deja llevar por fantasías militares.
Davis se especializó en el cine de acción, con títulos como El fugitivo (The Fugitive, 1993) y Alerta máxima (Under Siege, 1992) en su filmografía, y no trabajó más el cine de terror. Es un género que a Davis no le gustaba y se nota viendo el film, en el que hay más énfasis en la acción que en la sangre. Esto no es un problema que impida pasarlo bien con El terror final, todo lo contrario. Hace más evidente la influencia de Defensa (Deliverance, John Boorman, 1972), pero también hace que se convierta en un precedente en algunas escenas de Depredador (Predator, John McTiernan, 1987). Sí que fue un problema cuando se quiso estrenar la película, ya que los distribuidores sentían que no había bastantes muertes para competir con el resto de títulos que inundaban entonces las salas de cine. Es decir, a principios de los 80 la saga Viernes 13 había cambiado la cantidad de muertes que se consideraban aceptables en una película de terror y se consideraba que no había bastantes en el film de Davis. Es por eso que se decidió añadir un prólogo para aumentar el número de bajas con un par de muertes extras, rodado por Allan Holzman, que también reeditó la película y le añadió la banda sonora, que corrió a cargo de Susan Justin. Pero aún así no se encontró distribuidor, ya que se seguía considerando demasiado suave. Finalmente, la película se estrenó en 1983, aproximadamente dos años después de rodarse, cuando Daryl Hannah saltó a la fama con 1, 2, 3... Splash (Splash, Ron Howard, 1983).
Hoy día la película funciona gracias, en parte, a lo que entonces se consideraba una carencia. Aunque es cierto que hay menos muertes de las típicas entonces, el énfasis en la acción y el suspense logra que sea constantemente entretenida. El sorprendentemente buen reparto también hace que sea más agradable seguir a los personajes aunque no sean particularmente originales. Joe Pantoliano ya entonces era un gran actor de reparto y le da algo de entidad a lo que es un típico personaje turbio como los hay a patadas en el género. De hecho, no solo el reparto, la fotografía, la edición, la música y la dirección son mejores de lo que eran en la media de las típicas películas de serie B hechas con cuatro duros en aquel entonces. Es por todo esto que El terror final se ha convertido en una película de culto.