31 may 2024

El terror final (The Final Terror)

 


 

Un grupo de jóvenes quiere pasar un fin de semana de diversión en la naturaleza y acaban siendo asesinados uno a uno por un loco maníaco. Es un argumento familiar, ¿verdad? Fue la base de incontables slashers durante la década de los 80 del siglo XX. También es el argumento de El terror final (The Final Terror, Andrew Davis, 1983), pero gracias a la pericia de su director Andrew Davis y a un fantástico reparto en el que destacan unas jóvenes Daryl Hannah y Rachel Ward y un Joe Pantoliano que ya apuntaba maneras, supera de largo sus aparentes carencias.

En el slasher lo importante, más que el argumento, es la ejecución. La composición de los asesinatos, las persecuciones de asesino y víctimas, el enfrentamiento final... Si todos estos elementos funcionan se puede personar un argumento predecible como el de The Final Terror. En esta película son un grupo de jóvenes voluntarios para un limpiar un bosque (un grupo americano que no conozco, la verdad), que aprovecha para invitar a unas chicas, entre las que están las mencionadas Hannah y Ward, para mezclar trabajo y diversión. Cuando arrancan los asesinatos y el fin de semana se convierte en una batalla por la supervivencia, es cuando la habilidad de Davis para la acción y crear tensión entra en juego. También resulta interesante las distintas formas en que cada personaje se enfrenta a los hechos: algunos solo quieren volver casa, pero Zorich (John Friedich) se lo toma como un desafío personal y se deja llevar por fantasías militares.

Davis se especializó en el cine de acción, con títulos como El fugitivo (The Fugitive, 1993) y Alerta máxima (Under Siege, 1992) en su filmografía, y no trabajó más el cine de terror. Es un género que a Davis no le gustaba y se nota viendo el film, en el que hay más énfasis en la acción que en la sangre. Esto no es un problema que impida pasarlo bien con El terror final, todo lo contrario. Hace más evidente la influencia de Defensa (Deliverance, John Boorman, 1972), pero también hace que se convierta en un precedente en algunas escenas de Depredador (Predator, John McTiernan, 1987). Sí que fue un problema cuando se quiso estrenar la película, ya que los distribuidores sentían que no había bastantes muertes para competir con el resto de títulos que inundaban entonces las salas de cine. Es decir, a principios de los 80 la saga Viernes 13 había cambiado la cantidad de muertes que se consideraban aceptables en una película de terror y se consideraba que no había bastantes en el film de Davis. Es por eso que se decidió añadir un prólogo para aumentar el número de bajas con un par de muertes extras, rodado por Allan Holzman, que también reeditó la película y le añadió la banda sonora, que corrió a cargo de Susan Justin. Pero aún así no se encontró distribuidor, ya que se seguía considerando demasiado suave. Finalmente, la película se estrenó en 1983, aproximadamente dos años después de rodarse, cuando Daryl Hannah saltó a la fama con 1, 2, 3... Splash (Splash, Ron Howard, 1983).

Hoy día la película funciona gracias, en parte, a lo que entonces se consideraba una carencia. Aunque es cierto que hay menos muertes de las típicas entonces, el énfasis en la acción y el suspense logra que sea constantemente entretenida. El sorprendentemente buen reparto también hace que sea más agradable seguir a los personajes aunque no sean particularmente originales. Joe Pantoliano ya entonces era un gran actor de reparto y le da algo de entidad a lo que es un típico personaje turbio como los hay a patadas en el género. De hecho, no solo el reparto, la fotografía, la edición, la música y la dirección son mejores de lo que eran en la media de las típicas películas de serie B hechas con cuatro duros en aquel entonces. Es por todo esto que El terror final se ha convertido en una película de culto.

27 may 2024

La obsesión (The Premature Burial)

 


 

Una de las aportaciones más importantes de Roger Corman al cine fue su ciclo Poe, una serie de ocho películas que adaptaban varios relatos de Edgar Allan Poe y una novela de H. P. Lovecraft. Estrenadas entre 1960 y 1964, son grandes ejercicios de terror gótico que fueron un inesperado éxito de taquilla en su momento. De entre estas, La obsesión (The Premature Burial, Roger Corman, 1962) es la más infravalorada.

Emily Gault (Hazel Court) acude al hogar ancestral de Guy Carrell (Ray Milland) para intentar convencerlo de que reconsidere su decisión de romper el enlace entre ambos. Guy le explica a Emily que está enfermo, apresado de un terrible miedo a ser enterrado vivo convencido de que ha heredado una enfermedad de su padre. A Emily eso no le importa, le ama y quiere ayudarle a superar su enfermedad. Se casan, pero la obsesión de Guy por ser enterrado vivo va empeorando... ¿O es que hay alguien que pretende matar a Guy atormentándolo psicológicamente?

Tras un desacuerdo financiero, Roger Corman decidió romper su relación con Samuel Z. Arkoff y James H. Nicholson, quienes dirigían American International Pictures, conocida como AIP, y producir la nueva adaptación de Poe de forma independiente. Para ello se asoció con Pathé, un laboratorio que se dedicaba también a la distribución. Este movimiento significó que no podía contar con Vincent Price, bajo contrato con la AIP, y por ello escogió a Ray Milland como protagonista. La ausencia de Price es uno de los motivos por lo que esta película no está tan bien valorada como el resto del ciclo Poe. Lo cierto es que tanto Price como Milland eran demasiado mayores para el personaje protagonista, pero Milland hace un excelente trabajo, dándole un toque de realismo dramático que casa muy bien con la historia. Y si se pierde a Price, por otro lado se incorporó la actriz de culto Hazel Court que luego participaría en varias películas de la serie. Por supuesto, lo irónico es que, decididos a no perder una serie de películas que estaban aportando grandes beneficios a su compañía, Arkoff y Nicholson adquirieron Pathé, con lo que sin saberlo Corman se encontró de nuevo trabajando para la pareja de productores. Solucionada su disputa económica, el trío siguió trabajando junto con gran éxito. Y, claro, eventualmente Corman se convirtió en un productor de gran éxito y jefe de su propio estudio.

El relato original de Poe es muy breve, pero además no tiene una gran historia en su centro. Se basa en la descripción de la angustia del protagonista por ser enterrado vivo y qué le sucede cuando cree vivir esa experiencia. Esto obligó a los guionistas Charles Beaumont y Ray Russell a expandir enormemente el relato construyendo una gótica historia con elementos ya tratados en la anterior El péndulo de la muerte (The Pit and the Pendulum, Roger Corman, 1961). Es decir, aquí se repite la trama de un inocente atormentado hasta que se vuelve loco y la oscuridad se apodera de él. Este argumento ya familiar es otra de las razones por las que esta es una de las entradas más infravaloradas de la serie.

Sin embargo, La obsesión, dejando de lado prejuicios, es una fantástica historia de terror gótico. El estilo más realista de Milland hace que la secuencia en la que, como es de esperar, es enterrado vivo su personaje sea muy efectiva y funcione a la perfección, con un guiño al gran clásico Vampyr (Carl Theodor Dreyer, 1932). La ambientación en una mansión perpetuamente rodeada de niebla, le aporta una atmósfera ideal a la macabra trama. Finalmente, el trepidante y dramático tramo final es una excelente conclusión para la tensión que se ha ido acumulando hasta ese momento.

Todas las entregas de este ciclo son memorables y se han convertido en clásicos. La obsesión, en contra de lo que se opinó durante muchos años, no pierde por la ausencia de Price y es una digna aportación al ciclo.

22 may 2024

El último late night (Late Night with the Devil)


 

Se acaba de publicar mi crítica de El último late night (Late Night with the Devil, Cameron Cairnes, Colin Cairnes, 2023) en Underbrain Mgz, disponible aquí:

https://underbrain.com/cine/el-ultimo-late-night/

Tiene una poseída pero no es una peli de exorcismos. Recrea un programa de los 70 acompañado de una intro de falso documental pero no es found footage. Lo que sí es es una entretenida, lograda y fantástica película de terror.

La noche de los diablos (La notte dei diavoli)


 

Uno de los segmentos más memorables de Las tres caras del miedo (I tre volti della paura, Mario Bava, 1963) es, sin duda, "El Vurdalak", adaptación de un relato de Alekséi Tolstói (no el de Guerra y paz). Este relato, cuyo título original es La familia del Vurdalak, ha sido adaptado en distintas ocasiones a la gran pantalla, siendo una de las mejores adaptaciones La noche de los diablos (La notte dei diavoli, Giorgio Ferroni, 1972).

Un hombre amnésico (Gianni Garko) es encontrado desmayado en una zona boscosa. Llevado a un hospital, el misterio de su identidad se resuelve cuando Sdenka (Agostina Belli) lo identifica como Nicola, un hombre que pasó un tiempo en la granja de su familia. Nicola reacciona violentamente cuando la ve y, aterrado en su habitación, empieza a recordar la terrorífica aventura que pasó en esa aislada granja.

 

La noche de los diablos encaja perfectamente con el concepto "joya escondida". Es una fantástica película de terror que ha pasado demasiado tiempo desapercibida y que ahora recibe el reconocimiento que se merece. Es una película puente entre el cine gótico popular en la década de los 60 y el cine de terror visceral y gráfico de los 70. Aunque esta cualidad puede que no fuera intencional. Tiene un look naturalista, está rodada en escenarios naturales, lo que contrasta con, por ejemplo, la versión de Mario Bava rodada en un estudio. Sin embargo, Giorgio Ferroni tenía toda la intención de rodar una película al más puro estilo gótico, si bien más sangrienta que las películas de la década anterior. Pero debió parecer que el primer montaje tardaba demasiado en llegar a "las partes buenas", porque más tarde se le añadió al inicio una serie de imágenes sangrientas y sexuales, cuya intención es reflejar el confuso estado emocional del protagonista, y que sirven también para que el espectador no se impaciente demasiado hasta que llega la acción.

Pero si una de sus cualidades puede que fuera accidental y no buscada, lo que está claro es que La noche de los diablos funciona como una modernización de la historia de vampiros gótica, muy atmosférica y efectiva. Los efectos especiales de Carlo Rambaldi le dan el toque gráfico que buscaba el público contemporáneo, pero la estructura base sigue siendo la tensión que va en aumento con el acoso de los vurdalak. También, para resultar más moderna, tiene una conclusión muy setentera a la que se le añade un toque de ambigüedad para que el espectador le de luego vueltas a la cabeza.

Si a todo esto se le suma una estupenda banda sonora de Giorgio Gaslini y un buen reparto encabezado por Garko y Belli, el resultado es una película de terror que mezcla lo mejor de lo clásico y lo moderno. Un estupendo título para ver una noche de tormenta.

17 may 2024

Las mujeres panteras

 

Es que claro, los padres le ponen de nombre a una niña Satanasa y es normal que de mayor sea líder de un culto de mujeres pantera que busca resucitar a un brujo malvado matando a los descendientes del hombre que mató al brujo. Es lo normal, como ilustra muy bien Las mujeres panteras (René Cardona, 1967).


Golden Rubí (Elizabeth Campbell) y Loreta Venus (Ariadne Welter) tras otra victoriosa pelea en el ring quedan para cenar con Ramón Pietra Santa (Genaro Romero), primo de Venus, y el profesor Rafael Pietra Santa (Jorge Mondragón). Durante la velada, aprovecha para presentarles a Tongo (Yolanda Montes "Tongolele"), su nueva novia. La hija de Ramón, Paquita Pietra Santa (Elena Saldívar) sospecha inmediatamente de la nueva novia de su padre, y bien que hace: forma parte del culto que dirige Satanasa (María Douglas) cuyo objetivo es resucitar a Eloím (Ángel Di Stefani), un malvado brujo que inició el culto, al que dio muerte un antepasado de los Pietra Santa. Además, Tongo y su compañera en el culto Eda (Eda Lorna) son mujeres pantera y se transforman para acabar con sus víctimas de forma salvaje. Ni siquiera la intervención del justiciero luchador enmascarado el Ángel (Gerardo Zepeda) puede impedir que se cometan los sacrificios necesarios para resucitar a Eloím, cuyo objetivo es matar a la pequeña Paquita y cumplir así con su venganza de ultratumba. Venus, Rubí y el Ángel deberán unir fuerzas para detener a las mujeres pantera.

Las mujeres panteras forma parte del ciclo de cinco películas de luchadoras, la mayoría protagonizadas por Elizabeth Campbell como Golden Rubí. Unas películas notables si tenemos en cuenta el machismo que imperaba entonces. Recordemos, como ya mencionamos en La Mujer Murciélago (René Cardona, 1968), que las mujeres no tenían permitido participar en la lucha libre en Ciudad de México, de modo que la importancia de estas películas en aquel momento para visualizar a las luchadores era enorme. Sin embargo, en esta ocasión las luchadoras le ceden protagonismo al luchador el Ángel, un personaje ficticio, claramente inspirado en Santo el enmascarado de plata, que no tenía contrapartida en el mundo real. El Ángel se dedica a luchar enmascarado el crimen, según dice en Las mujeres panteras, porque la justicia no tiene rostro. Para su batalla contra el crimen ha inventado unos radio-relojes a lo Dick Tracy para comunicarse con la policía y también una capa a prueba de fuego y balas que, casualidades de la vida, le será muy útil al enfrentarse a los criminales al servicio de Satanasa.

Esta película fue la única en la que apareció el Ángel, parece ser que no triunfó entre el público. Pero eso no quita que René Cardona dirigiera una entretenida muestra de terror gótico pasada por el filtro luchador justiciero. En particular las apariciones del monstruoso Eloím destacan gracias a un efectivo y logrado maquillaje, sobre todo si tenemos en cuenta la época en que fue hecha y los medios que tenían a su disposición. Es cierto que la película habría sido mejor si las protagonistas absolutas hubiesen sido Venus y Golden Rubí, a las que les sobra el carisma que le falta al Ángel, pero aún así Las mujeres panteras es un notable ejemplo dentro del género, con la mezcla de terror, acción y fantaciencia que caracteriza lo mejor que ofrecen estas películas.
 

13 may 2024

Adiós al rey de la serie B

 

La muerte de Roger Corman, hecha publica el fin de semana pasado, ha causado un gran impacto en el mundo de cine, especialmente en el mundo del cine de género e independiente, como no podía ser de otro modo teniendo en cuenta la marca que dejó en el séptimo arte. Para este blog, Roger Corman ha sido una inspiración, ya fuera como director o productor, estando detrás de un buen número de las películas aquí celebradas. Corman no era un santo, tenía también su lado oscuro y sus manías, que en ocasiones perjudicaron las películas que producía como su obsesión en que durasen menos de 90 minutos para que ocupasen menos latas o no mezclar comedia y terror. Pero eso no le quita valor a su legado. El ciclo Poe solo ya le garantiza un sitio entre los grandes del terror, con títulos como la genial La máscara de la muerte roja (The Masque of the Red Death, Roger Corman, 1964), incluso dirigiendo una de las primeras y mejores adaptaciones de una novela de H. P. Lovecraft como fue El palacio de los espíritus (The Haunted Palace, Roger Corman, 1963) y clásicos como El hombre con rayos X en los ojos ("X" The Man with X-Ray Eyes, Roger Corman, 1963).

Mucho se ha hablado de que Corman fue el primero en dar trabajo a directores y actores convertidos luego en grandes como Martin Scorsese y Jack Nicholson. Pero lo que se tendría también que destacar es que trabajaba contra grandes estudios, y que muchas veces les pasaba la mano por la cara, sin tener los medios ni los presupuestos que manejaban estos estudios. A lo largo de su carrera trabajó en multitud de géneros y experimentó toda la evolución de la serie B y la exploitation: empezando por ofrecer lo que los estudios no se atrevían a ofrecer, pasando luego a explotar las modas iniciadas por Hollywood para pasar a la etapa actual que mezcla las dos anteriores.

Roger Corman fue un grande, un nombre imprescindible dentro del género, que para este blog y los amantes de la serie B será siempre un referente.

10 may 2024

La Mujer Murciélago

 

Si alguno se quedó chafado, como yo, con la cancelación de la película Batwoman, les ofrezco aquí una alternativa sesentera y pop: La Mujer Murciélago (René Cardona, 1968). Una única mezcla de géneros a la mejicana que merecidamente se ha convertido en película de culto.

Una serie de asesinatos de luchadores tiene desconcertada a la policía, que decide recurrir a la ayuda de la Mujer Murciélago (Maura Monti), una justiciera que ha contribuido a resolver muchos casos difíciles. La Mujer Murciélago es en realidad Gloria, una millonaria que ha entrenado su cuerpo para dominar distintas modalidades deportivas, experta tiradora y luchadora sobresaliente. Esta heroína enmascarada deberá enfrentarse al malvado doctor Eric Williams (Roberto Cañedo), el cual, junto a su ayudante Igor (Carlos Suárez), quiere crear una raza de hombres anfibios con los que pretende dominar el mundo.

Nadie se sorprenderá si digo que La Mujer Murciélago surge con la intención de aprovechar el gran éxito que había tenido en México tanto la serie como Batman: La película (Batman, Leslie H. Martinson, 1966). Esto se hace obvio en que el personaje es una versión femenina de Batman/Bruce Wayne y que el traje que lleva es el mismo sin las mallas grises ni el símbolo del murciélago. Sin embargo, cuando aparece como luchadora sí que lleva las mallas grises pero no la capa ni el símbolo amarillo. En todo caso, es obvio lo que buscaban, aprovechar el éxito de la serie y sumarlo al género de películas de luchadores, entonces en su momento de mayor popularidad. Esto se hace a través de una trama con mad doctor típico de la ciencia ficción americana de serie B de la época. De hecho, el doctor Williams viaja en un yate que se llama Reptilicus, que es posible sea una referencia a Reptilicus (Poul Bang, Sidney W. Pink, 1961), una película con monstruo gigante, lo cual dejaría claro el tipo de historia que querían contar. En todo caso, el monstruo de La Mujer Murciélago no es una criatura gigante, sino Piscis, una criatura anfibia que se inspira en la criatura de La mujer y el monstruo (Creature from the Black Lagoon, Jack Arnold, 1954), pero con los suficientes toques originales como para no ser un plagio.

Esta mezcla de géneros puede resultar sorprendente a priori, pero era habitual en el género de películas de luchadores enmascarados. El Santo o Blue Demon eran siempre los protagonistas, pero en una película podían estar en un pueblo en el lejano Oeste enfrentándose a forajidos, en otra enfrentarse a vampiros y en otra a marcianos. Lo que resulta más llamativo es que esté protagonizada por una mujer, especialmente en un momento en que la sociedad mejicana (y el resto del mundo) era terriblemente machista. En México llegaba al extremo de que las mujeres tenían prohibida la entrada en algunos espacios sociales comunes y en Ciudad de México las mujeres tenían prohibido participar en la lucha libre, lo que obligaba a muchas luchadores a buscar luchas en otros estados o viajar a otros países. A lo largo de la película se muestra a la Mujer Murciélago como una empoderada mujer moderna, a pesar de que su traje es poco más que un bikini con una capa. Es por eso que, sin destripar nada, la escena final resulta insultante, aunque es reflejo del humor de la época. Maura Monti lo dio todo para dar vida al personaje, realizando también todas las escenas peligrosas, ya fuera buceando o lanzándose en parapente. La excepción son un par de escenas de lucha en un estadio, en las es evidente que la luchadora enmascarada no se trata de Monti debido a lo diferente que son sus cuerpos, seguramente porque debían tratarse de luchas reales rodadas por la época, que se aprovecharon para parecer que se tenía más presupuesto del que realmente tenían.

La primera vez que vi esta película fue en un DVD que usaba un transfer antiguo, que le daba a la película un tono apagado y deslucido. Al volverla a ver en alta definición y completamente restaurada, salta a la vista el colorido estilo del film. De este modo, la intención de René Cardona de crear un film pop se hace más evidente y se puede disfrutar mucho más con este cómic en imágenes.

La Mujer Murciélago es una deliciosa mezcla de géneros, vista cuando se estrenó como poco más que entretenimiento de segunda, hoy día ha sido revaluada y considerada una clásica película de culto. Pero lo más importante es que divierte de principio a fin.

3 may 2024

Nunca es pronto para morir (Never Too Young to Die)

 

La expresión "ya no las hacen como antes" puede tener su lado positivo, sobre todo si la aplicamos a Nunca es pronto para morir (Never Too Young to Die, Gil Bettman, 1986), un despropósito que buscaba iniciar una nueva franquicia y acabó cayendo en el olvido.

Lance Stargrove (John Stamos) está acabando el instituto, preparándose como gimnasta, cuando recibe la noticia de que su padre Drew Stargrove (George Lazenby) ha muerto. Tras el funeral descubre que su padre en realidad era un agente secreto que fue asesinado por un traidor durante una misión. Su asesino es Velvet Von Ragnar (Gene Simmons), el jefe de un grupo terrorista con estética Mad Max, y Lance planea capturarlo con la ayuda de Danja Deering (Vanity), la compañera de armas de su padre.

El inicio de la película parece una de esas Mad Max italianas tan populares a inicio de los 80 del siglo XX, debido a lo que parece una reunión de extras de alguna cinta de acción futurista. Pero no, nos encontramos en el presente: 1986. Un momento lleno de increíbles avances tecnológicos como los relojes de pulsera digitales. Pronto la película entra en un territorio familiar: el James Bond adolescente. Un subgénero que buscaba explotar los elementos de fantasía masculina presente en las películas de James Bond, hombre de acción rodeado de bellas mujeres que quieren su cuerpo, con un protagonista adolescente. Para cumplir su objetivo los protagonistas de estas películas eran jóvenes o adolescentes "normales" (se les suele dar alguna habilidad especial que justifique que no estén muertos al cabo de cinco minutos como ser gimnastas o buenos en juegos de estrategia) que, inadvertidamente y muchas veces por una mujer atractiva, se ven inmersos en una trama de espionaje cargada de acción. Fue un tipo de película particularmente popular durante mediados de los 80 con títulos como ¡Te pillé! Gotcha! (Gotcha!, Jeff Kanew, 1985), la genial Gymkata (Robert Clouse, 1985) o Agente juvenil (If Looks Could Kill, William Dear, 1991). Por supuesto, el mayor elemento de fantasía en estas películas es que chicos sin ningún entrenamiento sobrevivan a enfrentamientos con profesionales y situaciones peligrosas sin problema. Nunca es pronto para morir tiene el acierto de contar con el breve James Bond George Lazenby como padre del protagonista, lo que resulta un guiño divertido al personaje que inspiró esta película. La acción de peli de espías mezclada con la imitación Mad Max resulta muy divertida, otro acierto que podría haber hecho de esta película un clásico de culto.

Además de un cameo de Robert Englund, el reparto funciona bastante bien, con la excepción de John Stamos que no tiene ni el carisma ni la presencia para hacer el personaje atractivo (y era bastante mayor para interpretar al protagonista que se supone un adolescente de 17/18 años). Gene Simmons destaca especialmente como el villano de la función, con una presencia inconfundible que hace que el giro sorpresa sea bastante obvio. El problema de esta película, desde mi punto de vista, no es lo ridículo del argumento y la ejecución, eso en ocasiones puede jugar a su favor para mí, sino en la homofobia que impregna toda la película. Y no me refiero al uso de alguna palabra hoy día inaceptable pero habitual en la época, o actitudes que hace 40 años no habrían llamado la atención pero hoy resultan chocantes. No, quiero decir pura y simple homofobia.

Veréis, en algún momento de la producción se decidió que el personaje que interpreta Gene Simmons fuera hermafrodita. Lo que da pie a que Velvet actúe como una reina draga psicópata. Esto por si mismo podría haber resultado divertido, pero el problema es que tenemos escenas en las que los personajes de John Stamos y Vanity, durante una actuación de Velvet, hablan de lo repugnante que es, lo degenerada que es "esta gente". Y en el predecible clímax Lance Stargrove presume ante de Velvet de ser un hombre de verdad, un hombre entero, y por tanto superior al medio hombre medio mujer que es Velvet.

Son estos momentos homófobos los que hacen que la película se te atragante, ya que, repito, no se trata de que simplemente fuese algo aceptable entonces y hoy no, es que entonces ya era homófobo mostrar el tipo de actitud que se muestra hacia la naturaleza de Velvet. Por otro lado, su guion es bastante predecible y por ello acaba haciéndose aburrida. Es por eso que, a pesar de sus aciertos y alguna escena de acción pasable, esta película no funciona. Fue un fracaso entonces y el tiempo no ha jugado a su favor.