21 abr 2023

Diabolik


 

Durante mucho tiempo, antes de la llegada del Universo Cinematográfico Marvel, si se preguntaba a los aficionados al cine cuál era la mejor película basada en un cómic, la respuesta estaría entre dos claras opciones: o Superman (Richard Donner, 1978) o Batman (Tim Burton, 1989). Pero entre los propios artistas dentro del mundo del cómic y entre los aficionados al cine de culto, solo había una respuesta: Diabolik (Mario Bava, 1968).

La serie Diabolik fue creada a principio de los años 60 del siglo XX por las hermanas Angela y Luciana Giussani como un cómic pensado para el público adulto. Proyectos para llevarlo al cine no tardaron en producirse, debido a la popularidad del personaje. El director Seth Holt empezó a rodar una adaptación con Jean Sorel como Diabolik, Elsa Martinelli como Eva y Gilbert Roland como el inspector Genko. Sin embargo, el rodaje no fue nada bien, muchos conflictos y poco trabajo hecho. Entonces, el productor Tonino Cervi le mostró el metraje rodado para ver si le interesaba a Dino De Laurentiis terminar la película, De Laurentiis consideró que el material rodado por Holt no se podía utilizar y decidió empezar de cero con Mario Bava al frente.

El film de Bava nos introduce al supercriminal Diabolik (John Phillip Law), el cual, con la ayuda de su amante Eva (Marisa Mell), lleva a cabo grandes golpes sin que la policía se vea capaz de detenerlo. Finalmente, se le dan poderes especiales al inspector Genko (Michel Piccoli) para atrapar a Diabolik. Una historia que no se basa en ninguna trama en concreto del cómic, pero en el desarrollo se utilizan varias escenas aparecidas en el mismo, que Bava reproduce fielmente. El reparto fue todo un acierto, John Phillip Law encarna a Diabolik mucho mejor de lo que podría haberlo hecho Jean Sorel, un actor no tan estatuesco. Law se esfuerza para que incluso sus cejas sean fiel reflejo del personaje original. Marisa Mell está fantástica como Eva, un papel que le permitió explotar toda la belleza y sensualidad que poseía. Originalmente se eligió para interpretar a Eva a la actriz Catherine Deneuve, que dio muchos problemas durante el rodaje, lo que llevó a que Bava pidiera a De Laurentiis que la sustituyera. Por otro lado, Deneuve, desde la perspectiva actual, era demasiado fría para interpretar a la tórrida Eva. Law y Mell trabajaron en pareja a la perfección, al parecer mantuvieron un romance mientras duró la filmación y se nota entre ambos mucha química.

Diabolik destaca hoy día como una gran muestra de lo que era el arte pop llevado al cine. Bava crea realmente un cómic en acción, aplicando su sabiduría con los trucos de efectos especiales en cámara. Una habilidad que hizo que produjera el film con un presupuesto mucho menor de lo que De Laurentiis se había planteado. De hecho, el productor le propuso a Bava filmar una secuela con el dinero que había sobrado del presupuesto originalmente considerado. Pero Bava lo rechazó. A pesar de que se considera una de las mejores películas de Mario Bava, este no tenía la película en mucha estima ya que no disfrutó nada del intervencionismo de Dino De Laurentiis; Bava estaba acostumbrado a rodar con un mayor control sobre el proyecto en el que trabajaba. Tampoco le gustó a Bava tener que suavizar la violencia del cómic original por órdenes de De Laurentiis, que pensaba en la taquilla internacional. Aún así, se cortaron algunas escenas cuando el film se estrenó en Estados Unidos para que no fuera calificada para adultos y en Inglaterra se llegaron a cortar 17 minutos de película.

Otra de las razones por la que esta película destaca es que es tremendamente subversiva. El protagonista es un genio criminal y no se disimula: roba para su propio placer y no tiene ningún escrúpulo para conseguir lo que quiere. Los "villanos" son las fuerzas del orden que se ven incapaces de detenerlo. Algo que encajaba con la mentalidad revolucionaria de la juventud de entonces y que hoy sería imposible. Cuando hoy día se hacen películas protagonizadas por criminales, estos personajes se suavizan mucho para hacerlos más aptos para el gran público. Solo hay que pensar en la diluida y castrada versión de Parker, el asesino creado por Donald Westlake, que aparece en la descafeinada Parker (Taylor Hackford, 2013) (esta versión es aún más triste si la comparamos con encarnaciones anteriores del personaje -con otros nombres- como las que aparecen en A quemarropa [Point Blank, John Boorman, 1967], El reparto [The Split, Gordon Flemyng, 1968] o Payback [Brian Helgeland, 1999]).

Además de ser una trepidante película de acción llena de los maravillosos trucajes por los que era famoso Mario Bava, este clásico es también muy divertido. Adopta un tono irónico y con toques de humor negro que la hacen aún más disfrutable. Diabolik es toda una maravilla pop subversiva y muy entretenida. Todo un clásico a reivindicar.

13 abr 2023

Más allá del terror

 


Unos criminales se ven envueltos en una trama terrorífica huyendo de la policía, tras un golpe que sale mal o en proceso de salir mal. ¿Os suena familiar? Es un planteamiento utilizado en muchas películas, sobre todo después de que se pusiera de moda tras el estreno de Abierto hasta el amanecer (From Dusk Till Dawn, Robert Rodriguez, 1996), aunque ya aparecía en películas como Zona restringida (Scarecrows, William Wesley, 1988) o Trapped Alive (Leszek Burzynski, 1988). Uno de los primeros ejemplos que he encontrado de este planteamiento en la mezcla de cine quinqui y terror Más allá del terror (Tomás Aznar, 1980).

Tras un atraco a un bar que sale mal, Chema (Francisco Sánchez Grajera), Lola (Raquel Ramírez) y Nico (Emilio Siegrist) se dan a la fuga con dos rehenes: Linda (Alexia Loreto) y Jorge (Antonio Jabalera). Durante la fuga, cometerán más crímenes que provocarán que caiga sobre ellos una venganza sobrenatural. Un argumento que deja claro los elementos de cada genero que se mezclan en esta película de Tomás Aznar. Una mezcla perfectamente natural en aquel momento en España, ya que tanto el cine quinqui como el terror eran bastante populares.

La primera mitad de la película es puro cine quinqui, presentando a los criminales protagonistas, drogadictos que utilizan el dinero ganado para pagarse los vicios. La pareja que toman como rehenes tampoco se salva, Linda es una mujer mantenida que, aburrida, deja a su marido rico tras robarle un millón de pesetas y Jorge es un vividor cobarde y ambicioso. Entre rehenes y criminales no tarda en crearse una relación simbiótica, especialmente después de que Chema deje clara su atracción por Linda. La segunda mitad del film es la terrorífica, con el grupo atrapado en una iglesia en ruinas en la que ocurren extraños fenómenos. En esta sección el director intenta crear una atmósfera inquietante, un esfuerzo limitado por el escaso presupuesto.

Como ya he indicado, esta mezcla de géneros era inevitable teniendo en cuenta su popularidad en España. El problema en el caso de Más allá del terror es que, al hacer que todos los personajes sean tan repugnantes y verlos cometer tremendas atrocidades, uno no hace más que esperar que mueran todos. No hay ningún personaje por el que se intente crear ningún tipo de simpatía y, por tanto, por el que sentir miedo. Ni los rehenes causan simpatía, no tardan mucho en seguir la corriente a los criminales, ni tampoco tenemos el típico personaje criminal pero menos criminal que los otros habitual en este tipo de películas. El film también es algo hipócrita; tiene un fondo moralista pero, al mismo tiempo, intenta satisfacer la morbosidad del espectador.

Más allá del terror tiene un planteamiento interesante, pero el resultado final no lo es. La parte terrorífica es bastante floja, el ritmo decae y el no tener ningún personaje por el que sentir ninguna afinidad le resta efectividad. De todos modos, tiene interés como una curiosidad de su época.

3 abr 2023

Shriek of the Mutilated

 

El matrimonio formado por Michael y Roberta Findlay es mítico dentro de la historia del cine exploitation y de serie B. Un lugar que se ganaron produciendo diversas películas que testaban los límites de lo que era aceptable mostrar en las pantallas de la época, explotando sin vergüenza cualquier tendencia popular; un trabajo que Roberta Findlay continuó tras la muerte de su marido en un accidente de helicóptero en 1977. Uno de los últimos títulos más destacados que produjo la pareja fue Shriek of the Mutilated (Robert Findlay, 1974).

Me llamó la atención este título cuando lo vi mencionado en los extras de La noche del demonio (Night of the Demon, James C. Wasson, 1980). Realizadas cuando el Bigfoot estaba de moda en Estados Unidos, ambas tienen un argumento parecido: un profesor universitario que se lleva a sus estudiantes en una expedición para encontrar pruebas de la existencia de esta legendaria criatura. La expedición tiene éxito, las pruebas las encuentran pero a fuerza de ser eliminados por un desatado Bigfoot con ganas de sangre y rock and roll. Ambas son también producciones de bajo presupuesto, pero a pesar de estos puntos en común no podrían ser más distintas en su resultado final. Si bien para aquellos que quieran ver una habitual película sobre Bigfoot, Shriek of the Mutilated puede que sea algo decepcionante, para los aficionados a la exploitation y el cine de serie B, este es un título que tiene mucho que ofrecer.

Lo que hace esta película especial es que uno tiene la sensación de que Michael Findlay se dijo: "vale, voy a hacer una peli sobre el yeti porque está de moda, pero le voy a meter la mierda que me gusta igualmente". Así, desde el primer momento, uno no tiene claro lo que está viendo, porque no se parece a ninguna otra película sobre el yeti o Bigfoot hecha jamás. Arranca con una ceremonia tribal en la que alguien es decapitado, aunque sucede tan rápido que es casi subliminal. Antes de que te des cuenta de lo que acabas de ver empiezan los títulos de crédito.

Tras los créditos conocemos a los que serán los protagonistas, un grupo de estudiantes y el profesor obsesionado con el Bigfoot que los llevará a la muerte. Aquí encontramos otro de los puntos de interés para mí, el hecho de que esta película es como una ventana al pasado. Siendo de bajo presupuesto, parece que los actores aparecen con la ropa que llevaban normalmente en lugar de ponerse algo diseñado para el film. Luego, otra sorpresa en la banda sonora: la canción Popcorn se oye durante una fiesta de despedida de los estudiantes. Siempre pensé que era un título muy de los 80, pero resulta que fue compuesta originalmente en 1969 y se hizo popular en 1972 por la versión que hizo el grupo Hot Butter (gracias Wikipedia). Así que ya tenía unos años cuando se rodó Shriek, imagino que por eso la pudieron obtener barata.

En esta fiesta conocemos a Spencer (Tom Grail), superviviente de la anterior expedición organizada por el profesor Ernst Prell (Alan Brock). Spencer regresó traumatizado y todo el mundo desecha sus comentarios como los desvaríos de un alcohólico. Sin embargo, lo que sucede a continuación es un ejemplo de lo que hace esta película especial: en lugar de seguir con los protagonistas, se desvía para seguir a Spencer y a su esposa April (Luci Brandt). Spencer finalmente ha tocado fondo y asesina a su mujer. Luego, se relaja en la bañera. Pero resulta que su mujer no estaba muerta del todo, vemos como se arrastra por el suelo de la cocina hacia el baño, arrastrando consigo una tostadora, buscando vengarse de su marido. Es difícil de transmitir con simples palabras, pero toda la secuencia me pareció genial tal y como está rodada. El momento en que aparece la mujer ensangrentada con el tostador deslizándose por el suelo empecé a reír de mala manera.

A partir de aquí, la película avanza deleitando al espectador con algún diálogo absurdo o momento deliciosamente ridículo, siendo entretenida en todo momento. Las súbitas apariciones del Bigfoot, un traje muy cutre que le añade encanto al film, son la guinda del pastel. Shriek of the Mutilated, todo se ha de decir, se saca de la manga un giro sorprendente que lleva a una delirante parte final. Este giro posiblemente haga que algunos queden decepcionados, pero, personalmente, yo estuve viendo los últimos veinte minutos con una sonrisa diciéndome a mi mismo "¿pero qué co*o?"

Fans de la exploitation, la serie B y el cine trash, esta es una película a no perderse. La suma de los efectos, el reparto y el guion delirante dan como resultado una delicia para el paladar distinguido que sabe apreciar este tipo de película.