Los fans del cine de terror seguramente ya sabrán la tortuosa historia tras esta película que ha tardado años en llegar a las pantallas. Para los que no la sepan y los que quieran saber qué les espera, se ha publicado mi crítica de Amityville: El despertar (Amityville: The Awakening, Franck Khalfoun, 2017) en Underbrain Mgz:
Como ya digo en el artículo, un reparto sorprendentemente bueno para una película que no es nada del otro mundo pero que ha despertado mi curiosidad por ver el montaje del director, sobretodo tras ver el metraje que aparece en el tráiler y no en la película.
Curioso slasher ochentero que fue producido con el inconfundible sello de calidad Golan-Globus. No es de los mejores de la época, pero tiene suficientes elementos bizarros para resultar entretenido, como era habitual con las producciones de Golan-Globus.
Fin de año maldito (New Year's Evil, Emmett Alston, 1980) es la historia de Diane Sullivan (Roz Kelly), una popular DJ que está haciendo un programa especial de radio celebrando la llegada del nuevo año. Durante el programa recibe una inquietante llamada en la que un hombre misterioso asegura que cometerá un asesinato cada vez que llegue el Año Nuevo en una distinta zona horaria (de Estados Unidos), asesinando a Diane en último lugar. Diane llama a la policía, pero esta parece impotente para detener al asesino. ¿Llegará Diane a ver el Año Nuevo?
Aquel que no conozca esta película ha de saber que Fin de año maldito no es uno de los mejores ejemplos del género. De hecho, es una película bastante mala. Pero, como decía en la intro, tiene suficientes toques propios delirantes para resultar en un visionado interesante. El primero de estos toques es la banda sonora post-punk New Wave, proporcionada por los grupos que participan en el programa de Diane. Gracias a la distancia temporal, le otorgan un sabor único a la película; especialmente disfrutable es el tema principal New Year's Evil.
Mención aparte merece el asesino, interpretado por Kip Niven, que aparece sin máscara al principio de la película. Luego, según la víctima, se va disfrazando cual Mortadelo psicópata. También resulta bastante torpe y algo gafe: uno de sus intentos de asesinato acaba con él perseguido por una banda de moteros.
Su asesino le aporta generosas dosis de comedia involuntaria a la película, muy necesaria ya que no ofrece mucho más. Es una lástima porque la idea es bastante buena, sería interesante verla mejor explotada en un remake. Tal y como es ahora, la recomiendo solo a los fans del género, ya que no tiene ni la calidad ni el interés de los clásicos de la época.
Entretenida y muy disfrutable si has visto las anteriores. No es de las mejores distopias que actualmente corren por ahí, pero es una serie de películas que siempre me ha hecho disfrutar.
Siempre es motivo de celebración cuando un director de la talla de Steven Spielberg estrena película, incluso cuando es uno de sus proyectos "pequeños" como es el caso de Los archivos del Pentágono (The Post, 2017). Leed mi crítica en Underbrain Mgz clicando aquí:
Se acaba de publicar mi crítica de la excelente Tres anuncios en las afueras (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, Martin McDonagh, 2017) en Underbrain Mgz, a un clic de distancia:
Hace mucho, mucho tiempo, por allá los años 90 del siglo XX, dos sucesos remarcables tuvieron lugar. Por un lado, se pusieron de moda los thrillers eróticos, gracias al éxito de Instinto básico (Basic Instinct, Paul Verhoeven, 1992). Por otro lado, Bruce Willis era una estrella del cine que se dedicaba a interpretar personajes en lugar de ser un trozo de carne que se paseaba sonámbulo por la pantalla, como sucede hoy día, aunque cueste de creer. La suma de una estrella del momento y un género de moda fue el motivo por el que se nos regaló la demencial El color de la noche (Color of Night, Richard Rush, 1994).
No voy a intentar convencer a nadie de que esta es una buena película. No lo es. Pero sí es una mezcla de giallo psicosexual setentero y Brian De Palma pasado de vueltas. Es un film tremendamente entretenido si se ve con el humor adecuado.
La historia gira en torno al psiquiatra Bill Capa (Bruce Willis), el cual deja de ver el color rojo tras ser testimonio directo del suicidio de una paciente. Para recuperarse va a ver a su colega psiquiatra y amigo el doctor Bob Moore (Scott Bakula). Moore presenta a Capa un grupo de pacientes bien particular ya que sospecha que uno de ellos le está amenazando de muerte. Cuando Moore es asesinado, Capa empezará a investigar la muerte de su amigo, mientras otros pacientes empiezan a ser asesinados.
Que el personaje que interpreta Willis sea daltónico no tiene ningún peso en la trama, pero le da un toque visual muy interesante al film, al que el director Richard Rush le otorga una narrativa tremendamente estilizada. Esta estilización visual sumado a la trama absurda le da el mencionado toque giallo a lo que podría haber sido otro thriller más. Curiosamente, lo menos interesante son las escenas de sexo, algunas algo ridículas, metidas con calzador y no particularmente estimulantes.
Lo que sí es muy estimulante es el reparto del film, que, además de Willis y Scott Bakula, incluye: Lance Henriksen, Brad Dourif, Leslie Ann Warren, Kevin J. O'Connor y Rubén Blades. La chica de la película fue Jane March, escogida por las tórridas escenas que protagonizó en El amante (L'amant, Jean-Jacques Annaud, 1992).
El color de la noche no tuvo una vida comercial fácil. Existen diversas versiones de la película, pero las más radicalmente distintas son la americana y la europea. Al parecer, tras una discusión entre los productores y el director, se estrenó una versión recortada y bastante censurada en Estados Unidos, mientras que internacionalmente se estrenó una versión más próxima a la del director, que en algunos paises también fue alterada, añadiendo o quitando alguna escena. En España se estrenó la versión internacional sin alteraciones. Con la llegada del video y, más tarde el DVD, el montaje del director se pudo ver en Estados Unidos, aunque con las escenas de sexo censuradas. Si bien en Estados Unidos la versión del director significó casi veinte minutos de nuevas escenas, no hay muchas diferencias entre esta versión y la que editó Lauren Films en DVD en España (la versión estrenada en cines).
Una sola escena aparece en el montaje del director que no aparece en la versión internacional: transcurre tras el asesinato de uno de los pacientes y es un breve diálogo entre el personaje de Willis y el policía interpretado por Rubén Blades. El resto de diferencias no son nuevas escenas sino planos o ángulos distintos en algunas escenas. Considerando que el montaje del director está censurado, la versión internacional es la versión que prefiero.
Como ya he dicho, no es que El color de la noche sea una buena película al nivel de Instinto básico, pero sus rarezas y peculiaridades hacen imposible aburrirse viéndola. Como, por ejemplo, cuando el personaje de Willis habla para sí mismo cuando aparece o se va Jane March, soltando ridículos intentos de literatura. Sumado a su estilizada narrativa, hace que sea un tipo de cine basura, de placer culpable, tremendamente jugoso.
Horror en Alcatraz (Slaughterhouse Rock, Dimitri Logothetis, 1988) es una película de terror de bajo presupuesto que debe mucho de su encanto a ser rodada a finales de los 80, resulta simpática si te gusta la manera ochentera de hacer películas de serie B.
Slaughterhouse Rock cuenta la historia de Alex Gardner (Nicholas Celozzi), un universitario que sufre unas horribles pesadillas protagonizadas por una especie de putrefacto ser que disfruta torturándolo. Las pesadillas van empeorando e, incluso, empiezan a afectar la realidad, así que la profesora Carolyn Harding (Donna Denton) convence a Alex de que estas manifestaciones oníricas son mensajes del más allá y que debería ir a Alcatraz para descubrir qué busca lo que sea que le manda los sueños. La profesora Harding, Alex y sus amigos van a la isla y es entonces que la pesadilla se hace realidad.
El film intentó atraer a su audiencia añadiendo dos playmates a su reparto, Donna Denton y Hope Marie Carlton, esta última la recordaréis por su participación en diversas películas de Andy Sidaris (yo, por lo menos, la recuerdo por eso), pero, aparte de un par de breves momentos, no hay mucho sexo en la película. La banda sonora fue obra de Devo y la cantante Toni Basil tiene un papel secundario, pero la música no tiene protagonismo. Tampoco es que sea excesivamente sangrienta, aunque tiene algunos momentos gore.
En otras palabras, el film de Dimitri Logothetis promete mucho más de lo que acaba ofreciendo. ¿Y qué es lo que ofrece? Pues una historia de fantasmas y monstruos no muy original. También es consciente del tipo de película que quiere ser, así que no se toma muy en serio a si misma. Es por ello que, a pesar de no ofrecer nada nuevo, acaba resultando entretenida, sobretodo cuando los protagonistas finalmente se dirigen hacia Alcatraz. Por supuesto, como decía al principio, también depende de si os hace gracia el estilo ochentero y no os sentís particularmente exigentes.
Y hablando de prometer más de lo que se ofrece, el tráiler del film cuenta un argumento que no tiene nada que ver con el que se cuenta en la película.
Hay pocas sagas, dentro del cine de terror, que partan de una historia muy sencilla para crear una complicada franquicia llena de diferentes continuidades, reboots y remakes como la iniciada con la obra maestra La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, Tobe Hooper, 1974). Para complicar un poquito más las cosas llega la precuela Leatherface (Alexandre Bustillo, Julien Maury, 2017), no confundir con el otro Leatherface de la franquicia La matanza de Texas III (Leatherface: Texas Chainsaw Massacre III, Jeff Burr, 1990).
La película pretende contar el origen de Jed Sawyer alias Leatherface, la montaña de carne asesina que gusta de llevar máscaras hechas con la piel de sus víctimas, convertido en un icono del cine de terror por Tobe Hooper. Por tanto, es una precuela de La matanza de Texas que también tiene en cuenta los personajes y hechos que vimos en La matanza de Texas 3D (Texas Chainsaw 3D, John Luessenhop, 2013)(a partir de ahora me referiré a este film como 3D), de modo que hay referencias a los personajes y situaciones de estas dos películas. Por ejemplo, el personaje que interpreta Stephen Dorf, el sheriff Hartman, es el padre de Burt Hartman (Paul Rae), uno de los villanos de 3D, las referencias a los Carson también son de 3D, por el lado del film original de Hooper hay apariciones juveniles de otros Sawyer famosos como Drayton, interpretado por Jim Siedow en los filmes de la saga dirigidos por Hooper y por Bill Moseley en un cameo en 3D.
Sin embargo, esto ya plantea el primer problema. Porque, para que la acción principal transcurriera en el presente, los productores de 3D decidieron trasladar los hechos de la original Matanza de Texas a los años 90. Pero Leatherface recupera la cronología del film de Hooper, así que la de 3D ya no tiene sentido. Un grave error porque los productores planeaban varias secuelas contando una historia de conflictos familiares caníbales cuyas bases se establecen en Leatherface y 3D.
Pero, en realidad, ya nada de eso importa porque los de Lionsgate tardaron tanto en estrenar Leatherface que la productora Campbell Grobman Films ha perdido los derechos de la saga, así que esta supuesta épica historia ya no verá la luz del día.
Diría que es una lástima si no fuera porque Leatherface es un film tópico, aburrido y predecible sin ningún interés. Y eso que he de admitir que, como ya comenté en su momento, 3D me gustó y me parecía que ofrecía posibilidades futuras que podían ser interesantes.
Debido a la complicada producción que ha tenido esta película, es difícil atribuirle toda la culpa a los directores Alexandre Bustillo y Julien Maury, o a su guionista Seth M. Sherwood, ya que hubo un gran periodo en el que porciones del film se volvieron a rodar y editar. Además de que todos ellos estaban al servicio de Campbell Grobman Films y su objetivo de crear una historia a través de diversas secuelas. Si comparamos las películas de Bustillo y Maury rodadas "en libertad" con esta vemos que no tienen nada que ver, así que no cargaré demasiado las tintas contra la pareja de directores.
Si bien no es la peor película que he visto de esta saga, ese honor corresponde a la infumable La matanza de Texas: El origen (The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning, Jonathan Liebesman, 2006), se empeña en explicar cosas que no necesitan explicación y lo hace en un film que parece una versión cutre de Malas tierras (Badlands, Terrence Malick, 1973). Además, intenta sorprender al espectador con un giro de guion que se ve venir a kilómetros de distancia.
Todo lo que se necesita saber sobre la familia Sawyer ya lo explicó Tobe Hooper en la primera: era una familia de carniceros que, cuando la fábrica que les empleaba se industrializó, acabó degenerando en locura a lo largo de los años. Ya está. Leatherface es producto de haber nacido en una familia degenerada. Nada que merezca un film contando su origen. Por supuesto, tal vez resultaría funcionaría si estuviese explicado de forma más interesante, pero el desarrollo es muy tópico, la violencia no está mostrada de forma impactante o visualmente efectiva. Las interpretaciones no son nada del otro mundo. En definitiva, una pérdida de tiempo. Una pérdida de tiempo aún mayor si tenemos en cuenta que quién presentan aquí como joven Leatherface no tiene absolutamente nada que ver con la versión de Leatherface que hemos conocido hasta ahora.
Pero siendo honestos, si que hay una cosa que me gustó de esta película. Solo una. La motivación emocional en la creación de su primera máscara. Es todo lo positivo que puedo decir de un film que se ha hecho más innecesario al perder Campbell Grobman Films los derechos y no continuar su historia.
En definitiva, solo para los completistas que necesitan ver todas las entregas de una franquicia que les guste.
Extraño que este film llegue tan tarde a nuestras pantallas, ya que habría sido más adecuado para la temporada navideña. De todos modos, un buen drama para todos los públicos.