No sabía si escribir esta crítica o no, por el simple hecho de que es una película bastante conocida y no me gustó demasiado. Pero puede servir como moraleja sobre los peligros dela nostalgia.
Mark Fisher (Josh Ethier) desaparece una noche abducido por un haz de luz. El último en ver a Mark es su amigo Seth Hampton (Graham Skipper), el cual es considerado sospechoso de su asesinato. Dos años después de desaparecer, Mark ha vuelto y parece que alberga algo diabólico dentro.
Básicamente, Casi humanos (Almost Human, Joe Begos, 2013) es Xtro (Harry Bromley Davenport, 1982) pero sin la locura y la diversión. A lo mundano, tópico y predecible del argumento se le añade una fallida ambientación a finales de los 80, que fracasa porque, para empezar, la atmósfera no está muy conseguida y los actores tienen todos un aspecto muy hipster. La ambientación no tiene ningún impacto en la historia más allá del hecho de querer darle un toque nostálgico, pero con nostalgia solo no se sostiene una película. Si tu película es un truño, no importa cuántos guiños hagas, eso no la salvará. Los efectos especiales están bastante bien, pero no es nada que no se haya visto antes. La película tiene una cosa a su favor: dura solo 80 minutos (y de esos 80, 8 son de títulos de crédito).
Lo que sí me sorprende es que llamara tanto la atención cuando estaba a punto de estrenarse y por su paso por festivales. ¿Realmente estamos tan fascinados por todo lo retro que por el hecho de que una película esté "ambientada" en los 80 se convierte ya en película imprescindible? ¿Damos prioridad a las referencias antes que a la historia? Normalmente este sería el momento de quejarse de lo mal que está el género y de que lo malas que son las películas de ahora comparadas con las de antes, pero es algo que yo no creo, he visto películas actuales y recientes de terror muy buenas, por eso me sorprende que este bodrio obtuviera tanta atención. En fin, juzgad vosotros mismos si realmente esta película vale la pena.
Mercenaries (Christopher Douglas Olen Ray -hijo de Fred Olen Ray-, 2014) es la respuesta de The Asylum a la serie The Expendables de Sylvester Stallone. Lo cierto es que desde que se estrenara la primera Los mercenarios (The Expendables, Sylvester Stallone, 2010) ha habido varios intentos de hacer un equivalente femenino. Y los que al final lo han hecho en primer lugar son los plagiadores oficiales de Hollywood.
Rodada con el título Prison Raid y conocida también como Expendabelles 3.0 (adivinad con el estreno de qué película coincidió el estreno de Mercenaries), la película narra como la hija del presidente de los Estados Unidos es secuestrada por la malvada Ulrika (Brigitte Nielsen). La jefa de un departamento falso de seguridad creado para la peli, que interpreta la clásica Cynthia Rothrock, se ve obligada a crear un equipo especial de agentes femeninos para rescatar a la niña, ya que Ulrika odia y desconfía de los hombres y considera a las mujeres débiles, pero como no hay disponibles, se decide reclutar a un equipo de convictas. Este equipo lo forman: Cassandra Clay (Zoë Bell), Kat Morgan (Kristanna Loken), Raven (Vivica A. Fox) y Mei-Lin Fong (Nicole Bilderback).
Esta película es una producción The Asylum. Es decir: una mala película. Tiene un aspecto feo y cutre, la supuesta ciudad de Oriente Medio a la que van está hecha a partir de decorados abandonados de una película del oeste y la dirección es bastante mediocre. De hecho hay una supuesta escena muy tensa que queda desmontada cuando se ve el cuchillo que se usa contra el cuello de una de las actrices se dobla porque, obviamente, es de plástico pero no lo disimulan bien. Dicho esto, al contrario que otras malas películas como El llanero solitario (The Lone Ranger, Gore Verbinski, 2013) o The Spirit (Frank Miller, 2008) que simplemente son bodrios aburridos que se hacen interminables, lo cierto es que Mercenaries se pasa bastante rápido y te ríes bastante con (y de) ella. Lo cual es bastante importante si tenemos en cuenta que el guion es todo lo predecible y tópico que os podéis imaginar.
He visto ya unas cuantas películas de The Asylum, en el canal SyFy principalmente, siempre con la ilusa esperanza de que a lo mejor hagan una peli medio potable, y diría que esta es una de las menos malas que han producido. Eso no quiere decir que la recomiende ni mucho menos, pero si os topáis con ella por la tele (imagino que en Axn o algún canal así), a lo mejor os distrae un rato.
No sabía si empezar diciendo que Capa Caída (Santiago Alvarado, 2013) es una de las mejores películas del año o una de las mejores comedias del año o una de las mejores películas de superhéroes del año. Porque se le podrían aplicar cualquiera de estos calificativos a esta fantástica comedia que lleva un par de años circulando por los festivales pero que no ha podido estrenarse hasta ahora (más o menos).
Jordi (Rafa Delacroix) y Jordi (Santiago Alvarado) -Uno y Dos para diferenciarlos- han dado con el superhéroe caído en desgracia Magno (Juanjo Pardo) y hacen un documental sobre él para saber cómo el que fuera el mayor héroe de la Tierra sobrevive ahora como frutero. Durante el rodaje, conspiraciones, planes malvados de supervillanos y hecatombes mundiales empezarán a surgir, convirtiendo un simple documental en algo mucho más importante.
Hay diferentes factores que hacen de este un film muy disfrutable. Por un lado, Magno es un trasunto de Supermán y se le aplica, de forma disfrazada, la misma mitología (también aparece una parodia de Batman, Glorioso, que interpreta Francesc Pagès). De este modo, el director explora la deconstrucción del superhéroe y la idea del superhéroe como dios tirano que otros autores ya han explorado anteriormente como Mark Gruenwald en Escuadrón Supremo, Alan Moore en Watchmen y Miracleman, Warren Ellis en The Authority y Garth Ennis en The Boys. Por otro lado, tenemos la historia en sí de Magno, ambientada en un mundo alternativo en el que gracias a él la Guerra Civil termina
de forma inmediata, al igual que la II Guerra Mundial, en unas escenas
que rememoran los cómics propagandísticos que protagonizaron los
superhéroes durante el conflicto. Una historia que pasa de los momentos más absurdamente divertidos (como cuando somos testigos de la forma en que un superhéroe es capaz de esnifar coca) a los momentos de desesperación que provoca, entre otras cosas, no poder morir ni suicidarte al ser invulnerable.
Y no podemos olvidar un detalle bastante importante: te partes la caja de risa con la peli. Todo este subtexto y deconstrucción está muy bien, pero si la película aburre de bien poco te sirve. Por suerte, Capa Caída es muy divertida y está llena de momentos y personajes antológicos como el malvado Doctor Subterráneo (Josep Seguí) (y cómo me gustaría ver un spin-off de El Oso y El Madroño). Además, no me imaginaba el divertido morbo que despierta ver la ciudad de uno destrozada por una pelea entre dos superhéroes. Esas calles tan familiares verlas destruidas por un robot gigante o la propia Sagrada Familia víctima de los ataques de un demente supervillano (algo que no pocas veces he fantaseado con hacer, particularmente durante la temporada veraniega, cuando el lugar se llena de turistas).
Por supuesto, esta película original y muy divertida no tiene el apoyo de ninguna gran distribuidora ni importante canal de televisión. Es auténtico cine independiente. De momento, se puede ver en Barcelona en los Cinemes Girona. Al terminar el pase, el director anunció que se estaba llegando a un acuerdo para que la película se estrenase en otra sala independiente de Madrid. Podéis mostrar vuestro apoyo al film en su página de Facebook (https://es-es.facebook.com/capacaidamovie) y de este modo hacer posible que la película llegue a vuestro pueblo o ciudad, con algo de suerte. Eso sí, os pido por favor que aunque tengáis la posibilidad, no la veáis de forma pirata. Como ya he dicho, es una cinta independiente y la piratería para estos proyectos puede ser la muerte y a mí me gustaría ver más películas como esta. De momento, como los cines Girona son bastante baratos, recomiendo a toda Barcelona que vaya a verla. Y, espero que muy pronto, pueda hacer lo mismo el resto del mundo.
Adaptación de la novela de Robert Marasco, Pesadilla diabólica (Burnt Offerings, Dan Curtis, 1976) es una película de terror atmosférica y psicológica con un final que dejará clavado en el asiento al espectador.
Los Rolf, Ben (Oliver Reed), Marian (Karen Black) y el hijo de ambos David (Lee Montgomery), deciden alquilar una fantástica casa para pasar el verano, acompañados de su tía Elizabeth (Bette Davis). Los propietarios, los hermanos Arnold y Roz Allardyce (Burgess Meredith y Eileen Heckart, respectivamente), les dejan el alquiler muy barato. Casi demasiado barato. Cuando Ben les pregunta si hay alguna pega para que sea tan barato, los hermanos les dicen que en realidad, no... Solo un par de pequeñas peticiones: que arreglen y cuiden la casa mientras pasan el verano allí y que cuiden de su madre. Tiene 85 años y no sale apenas de su habitación, simplemente han de dejar una bandeja con comida tres veces al día. Con cierta reticencia los Rolf aceptan. Poco a poco, la casa empezará a afectar a la familia Rolf, mientras el misterio alrededor de la madre de los Allardyce aumenta.
Curtis, conocido por ser el creador de la serie Sombras en la oscuridad (Dark Shadows, 1966-71) y dirigir las películas derivadas de la serie, junto al coguionista William F. Nolan, coautor de La fuga de Nolan, nos ofrecen una historia de terror que, debo aclarar, no trata sobre una casa encantada, sino que nos mete dentro de un lugar malvado. No es lo mismo. Aquí no hay fantasmas atormentados, ni extraños fenómenos provocados por el más allá, más bien se trata de una "casa vampira".
En todo caso, el film no basa su efectividad en los sustos impactantes, opta por una ruta más sutil (no digo que eso sea ni mejor ni peor) para afectar al espectador. Somos testigos como progresivamente la casa va afectando a sus habitantes de distintas maneras hasta llegar a la explosión de horror final. Este estilo puede que haga que para algunos la película resulte aburrida, pero a mí este film en particular me gustó bastante, especialmente cuando se apoya en las estupendas interpretaciones de los protagonistas. También puede ser una buena película para introducir en el género a alguien que no esté familiarizado con el terror.
La verdad es que Ferrara no es un director que me guste demasiado, así que me sorprendió lo mucho que disfruté con esta película sobre el mítico director italiano Pier Paolo Pasolini. No es una biografía al uso.
No sé si a vosotros os pasó lo mismo, pero recuerdo que la primera vez que vi Zardoz (John Boorman, 1974) me quedé no poco estupefacto. Ya debería haber sospechado cuando el presentador que normalmente introducía las películas en el programa Cine Club (cuando La 2 era TVE2) no apareció, como si hasta ellos se hubieran dado por vencidos.
Al principio, la película ya anuncia que lo que vamos a ver tiene elementos satíricos. Nos lo anuncia la cabeza flotante de Arthur Frayn (Niall Buggy), que más tarde jugará un papel en la trama. Zardoz está ambientada en un lejano futuro, en el que la sociedad está divida entre unos bárbaros que se dedican a cazar, matar y controlar a hombres y mujeres en nombre del dios Zardoz; y una sociedad de privilegiados inmortales que se benefician del trabajo de los esclavos y bárbaros. Zed (Sean Connery) se cuela dentro de la cabeza flotante de Zardoz y se introduce en la sociedad de estos privilegiados humanos.
Hasta aquí, más o menos la película se entiende sin problemas. A medida que seguimos las peripecias de Zed en esta sociedad futura, los elementos satíricos y de crítica social son evidentes. Pero poco a poco, a medida que avanza la trama, la película se va haciendo cada vez más delirante. Elementos que hacen de ella una película inolvidable, aparte del hecho de que Connery se pasa toda la película medio desnudo (muchas gracias, señor Boorman. No podía ser Charlotte Rampling la que se pasara la peli así, no).
Por supuesto, el hecho de que sea inolvidable de tan peculiar forma puede hacer que para muchos Zardoz sea un truñaco de proporciones épicas. Pero para mí hace que sea una divertida experiencia, lo que algunos calificarán de puro masoquismo, sin duda. Es también una película de ciencia ficción que no tenía miedo de ser una auténtica película de ciencia ficción y no una cinta de aventuras y acción disfrazada con elementos futuristas. Una película que no ofrece respuestas al espectador, lo cual también hace que sea una película que se queda contigo aunque hace mucho que no se ve.
Creo que esta vez me he superado a mí mismo y este es sin duda el artículo más tontuno de este blog, pero espero que por lo menos haya una o dos personas a las que les interese. Resulta que estaba viendo Creepshow (George A. Romero, 1982) en Blu-ray y aproveché la alta calidad de imagen para, cuando terminé de verla, ver que pone en el cómic que aparece en la película, ya que no da tiempo de leerlo realmente en sus breves apariciones en pantalla, y me encontré algunas curiosidades (Disculpad la calidad de imagen, pero las capturas son de la edición en DVD).
Empezamos con el texto que introduce la primera historia, El día del padre. Es un ejemplo de cómo George A. Romero y Stephen King recrearon el estilo EC (estos textos aparecen reproducidos en la adaptación en cómic que hizo Berni Wrighston y que publicó en España Toutain [¿Qué? Por supuesto que lo tengo, la duda ofende]), llenos de intraducibles juegos de palabras: ¡Je, je! Saludos chicos, y bienvenidos al primer número de Creepshow, la revista que se atreve a responder la pregunta "¿quién anda ahí?".
Al terminar El día del padre nos encontramos con este anuncio que busca vendedores de periódicos que parece bastante normal hasta que lees: Vende Bolt, el periódico familiar que nadie conoce, y gana grandes premios como: arcos y flechas, pistolas, rifles, equipo de vigilancia, cañones, tanques, cabezas nucleares.
Tras el anuncio, aparece brevemente una sección de correo. Echad un vistazo a las cartas:
Además de referencias a los cómics EC, una carta de un lector asegurando que Creepshow horrorizó tanto a su madre que se quedó encerrada en su habitación (ocasión que el lector aprovechó para meter su hámster en el triturador de alimentos) y una carta asegurando la condenación eterna de los responsables de la revista; encontramos esta carta de un tal Walter Hill, que dice: ¡Más casas encantadas! ¡Más muertos vivientes! ¡Menos King y Romero! ¡Más Carpenter y Cronenberg! ¿Qué te parece? Hill, por supuesto, es fan de los cómics EC y fue uno de los productores (y dirigió algunos episodios) de la serie Historias de la Cripta (Tales from the Crypt, 1989-96).
El texto de La solitaria muerte de Jordy Verrill cuesta algo de leer, porque solo aparece entero un momento, pero el texto parece decir: ¡Je, je! Hola de nuevo, chicos... Mi última historia fue tan macabra que ¡hasta me asustó a mí! Así que he decidido dirigirme a las colinas... Ya sabéis, el otro lado de la montaña donde la hierba es siempre más verde... Je, je... Lo que me recuerda otro cuento.
Justo antes de que empiece Algo para cubrirte, podemos ver brevemente una página de anuncios, que son los típicos para comprar tinta invisible, un periscopio portátil, una auténtica momia egipcia, gafas de rayos X...
Pero hay uno que me llamó la atención:
Se trata de un anuncio para comprar una planta carnívora, que destaco porque tendría luego una papel relevante en Creepshow 2 (Michael Gornick, 1987). El texto de Algo para cubrirte dice: ¡Je, je! ¡Hola de nuevo, chavales! Mi última historia fue tan terrible que he decidido tomarme unas vacaciones... Un pequeño viaje a la costa.Por supuesto, esto me recuerda otra horrible anécdota. Pero la marea está subiendo, así que mejor que empiece ya. A esta la llamo...
Se pasa directamentea La caja, sin anuncios curiosos ni nada. Para los interesados, el texto dice (aproximadamente, los juegos de palabras son la mayoría intraducibles, como ya he mencionado): ¡Je, je! Bienvenidos, chavales... No sé vosotros pero yo me siento un poco ¡al límite! Tal vez todavía noto los efectos de nuestra última historia, o tal vez es porque no he salido en mucho tiempo. ¡Eso es! Me siento un poco encajonado. ¡Je, je! Lo que me recuerda otro cuento de mi lúgubre lexicón. Una pequeña fábula aterradora llamada...
Al terminar La caja se pasa a uno de esos clásicos anuncios para convertirte en un musculoso hombretón, y de ahí a la última historia, cuyo título es uno de esos consabidos juegos de palabras y la traducción como Se te acercan o Se arrastran sobre tí es bastante sosa: ¡Je, je! Bueno, chavales... Parece que me habéis pillado pluriempleado. Dejadme que os diga que este trabajo te basta para ¡volverte tarumba! ¡Los pequeños malditos se esconden en todas partes! Hacedme caso, chavales, tenéis que estar alerta, porque...
Y hasta aquí mi paseo por el cómic de Creepshow. Realmente es un artículo bastante absurdo, pero espero que le haya hecho gracia a alguien más que a mí.
Dos cosas: el título en castellano es absurdo y esta es la película de espías que te podrías esperar del director de Species (Especie Mortal) (Species, 1995).
Negociador (2014) es una muy interesante película de Borja Cobeaga de la que acaba de publicarse la crítica que he hecho de ella en Underbrain Mgz. Podéis leerla clicando aquí:
Esto es canela fina, gente. Un ex combatiente de Vietnam que se lía a partir por la mitad mafiosos con su catana. Es El samurái negro (Death Force, Cirio H. Santiago, 1978) y no está para bromas.
Doug (James Iglehart), Morelli (Carmen Argenziano) y McGee (Leon Isaac) son tres amigos que se preparan para volver a casa al terminar la guerra de Vietnam. Un negocio de drogas planeado por Morelli les permite volver con los bolsillos llenos. Doug planea regresar con su esposa, conocer a su recién nacido hijo y llevar una tranquila y agradable vida lejos del combate. Los planes de Morelli, sin embargo, van en la dirección opuesta: aprovechar al máximo los contactos hechos para iniciar su propia banda mafiosa. McGee no sabe qué hacer con su vida, así que Morelli le convence para matar a Doug, que podría denunciarlos a la policía en casa si Morelli lleva adelante sus planes de crear una banda mafiosa. En el barco de regreso, Morelli y McGee intentan matar a Doug cortándole la garganta y lanzándolo por la borda. Los dos lo dan por muerto y siguen el viaje tranquilamente. Pero Doug ha sobrevivido y acaba en una isla donde viven dos combatientes japoneses que creen que la II Guerra Mundial todavía no ha terminado. Los soldados japoneses le enseñan a Doug el código del samurái y el arte de la lucha con la espada, además de artes marciales. Paralelamente, Morelli y McGee se van haciendo con el control de las bandas de Los Ángeles y muy pronto se convierten en la mafia más poderosa de la ciudad. Además, McGee intenta por todos los medios hacerse a la esposa de Doug. Cuando éste por fin consiga salir de la isla, llegará la hora de la venganza.
Conocida también como Fighting Mad y distribuida también con diversos metrajes, la versión que yo he visto de esta película llevaba por título Vengeance Is Mine y dura nada menos que 110 minutos (cuarenta más que la versión más conocida: Death Force), aunque en la carátula del DVD aparece como Death Force. Intuyo que la versión que yo vi era la original de Cirio H. Santiago que luego fue recortada y retitulada por la distribuidora en Estados Unidos. Durante los 70, distintas distribuidoras financiaron películas en Filipinas, aprovechando que con poco dinero se podían hacer películas con mucho valor de producción, y El samurái negro es una de ellas.
Disfruté enormemente con esta película. El contraste entre Doug en la isla con los japoneses y Morelli y McGee haciéndose con el control de la ciudad resulta interesante, ya que esto hace que la batalla entre Doug y los hombres que le traicionaron resulte más épica. Por supuesto, la razón principal para ver la película es la venganza de Doug, que se va deshaciendo de enemigos a catanazo limpio, lo que provoca la extrañeza y asombro entre los mafiosos. Al respecto me hizo gracia un momento en el que, al principio, Morelli y McGee creen que se trata de una banda japonesa la que los ataca y cuando van al jefe de los yakuzas a pedirle explicaciones les dice: "¿Estáis locos? Si yo fuera por la calle con una espada me pegarían un tiro al cabo de cinco minutos". Lo cual llama la atención sobre lo deliciosamente absurda que es la película, haciéndola aún más entretenida.
Desde luego, si no os gustan las cintas que mezclan artes marciales, blaxpoitation y la clásica historia de venganza al más puro estilo setentero, El samurái negro no es para vosotros. Pero, ¿a quién no le va a gustar una peli que mezcla artes marciales, blaxpoitation y la clásica historia de venganza al más puro estilo setentero? Si solo leyendo el argumento ya dan ganas de verla. Eso sí, el presupuesto era bastante pequeño, así que las cabezas cortadas y otras soluciones son poco creíbles, pero le añaden un bouquet especial al conjunto.
Recomendada a los que busquen alguna delicatessen que sea pura exploitation.
Cuando Young Adult se estrenó en el 2011, lo hacía al final del efecto
rebote adverso que generó Juno en
2007. Jason Reitman, director de Juno,
tuvo las cosas más fáciles, y pudo seguir con su trabajo tranquilamente, pero
Diablo Cody, la guionista de Juno, no
lo tuvo tan fácil ya que el foco mediático se centró más en ella. Como
consecuencia, la excelente Jennifer’s
Body (Karyn Kusama, 2009) fue atacada por la reacción adversa hacia Cody
(sin olvidarnos de Megan Fox, que traía consigo su propia reacción adversa
después de ser explotada como portada de infinidad de revistas). Así que cuando
los responsables de Juno, su director
y su guionista, volvieron a trabajar juntos de nuevo en Young Adult, mucha gente se predispuso contra la película. Y,
efectivamente, cuando Young Adult se
estrenó no tuvo mucha suerte en taquilla.
Pero creo que la razón por la que
Young Adult no funcionó en su momento
va más allá de la simple irritación que provoca en muchas personas la
popularidad y un entusiasmo exagerado, algo de lo que mucha gente que iba al
cine no era consciente en realidad, sino que se debe al hecho de que es una
película que nos muestra lo peor de nosotros mismos y lo hace sin miedo, sin
redención, sin ninguna valiosa lección al final. Y eso es algo que puede
resultar incómodo.
Los primeros minutos de la
película nos presentan a nuestra protagonista, Mavis Gary, una excelente
Charlize Theron, en su apartamento. Aparte de programas basura en la
televisión, lo único que se oye en el apartamento de Mavis es el desolador
aullido del viento, aumentando la sensación de vacío y desesperación que emana
de Mavis. A medida que avance la película conoceremos las razones por las que
nuestra protagonista se siente deprimida, desorientada y vacía, además de su
propio egoísmo narcisista. También veremos que es una persona inmadura, egoísta
y, posiblemente, alcohólica (como confiesa a sus padres en un momento de
inédita honestidad). Como única salida del pozo emocional en el que se
encuentra metida, Mavis decide volver a su ciudad natal y reconquistar a su
antiguo amor de instituto, Buddy Slade, al cual da vida Patrick Wilson. Un
argumento que recuerda a comedias románticas como La boda de mi mejor amigo (MyBest Friend’s Wedding, P.J. Hogan, 1997), pero la ejecución de Young Adult no podría estar más lejos de
la comedia romántica. No solo por su mezcla de comedia y drama, también por
como subvierte los momentos clásicos de este tipo de comedia, como sería el
típico enfrentamiento final entre las rivales en el amor, para desesperación de
la propia Mavis. Además, cuando empiezan a salir los títulos de crédito, queda
claro que Mavis no ha aprendido nada y seguirá su camino de autodestrucción.
Por lo tanto, nos encontramos con
una película que en lugar de seguir el camino típico, en la cual el
protagonista que va por el mal camino acabaría redimido a los ojos del
espectador (como sucede en la mencionada La
boda de mi mejor amigo), deja al espectador sin esa sensación de confort,
de esperanza. Porque Mavis somos nosotros en un mal día. Mavis somos nosotros
después de una mala ruptura sentimental. Mavis somos nosotros cuando nos
sentimos deprimidos (no clínicamente deprimidos) y pensamos que todo el mundo
es idiota menos nosotros y qué injusta es la vida. Y hay mucha gente que no le
gusta que le recuerden que tiene una Mavis dentro, porque Mavis es un personaje
desagradable (aunque por eso nos hace reír).
Pero si uno es capaz de aceptar esa parte de sí mismo y abrazarla (sin
dejar que le domine, ya hay bastante gente que es así suelta por ahí), es
posible que disfrute con Young Adult
y su humor ácido y negro. Una película que es a la comedia, lo que los Ramones
a la música. Por eso, desde aquí reivindico esta película. Porque yo también he
tenido algún momento Mavis (por fortuna, no demasiados).
Este artículo tiene como objetivo mostrar cuáles son los principales elementos que hacen de Maps to the Stars (2014) una auténtica película de David Cronenberg para que os sirva de guía cuando la veáis. Si queréis leer una crítica sobre la película, donde se trate solamente su valor cinematográfico, podéis leer la crítica que he escrito para Underbrain Mgz clicando aquí:
Cronenberg tiene la virtud de que incluso cuando rueda proyectos basados en novelas, obras de teatro o filma guiones ajenos, estos encajan siempre a la perfección con sus propios intereses. De modo que todo su corpus cinematográfico es muy sólido aunque no siempre partiera de él la génesis del proyecto. Hay dos temas clave en su obra que nos encontramos repetidos constantemente, aunque de diferente forma, y que nos encontramos también en Maps to the Stars. Uno es la fascinación del director por las subculturas y los grupos sociales con sus propias normas; el otro, más importante, es la noción que dentro de nosotros (de nuestro cuerpo) albergamos "las semillas de nuestra propia destrucción y en cualquier momento pueden germinar". Algo que, según el director, da miedo porque "no hay defensa contra ello, ni escapatoria" (según conta en una entrevista durante la promoción de La mosca [The Fly, 1986]).
Esta fascinación sobre como el cuerpo puede provocar nuestra propia destrucción fue evolucionando en la obra de Cronenberg, yendo, en cierto modo, de fuera a dentro. Es decir, en un principio esta noción se presentaba como una revolución del cuerpo que se manifiesta de forma destructiva. Es la parte de su obra que se centra más en el body horror, las películas con las que empezó a tener notoriedad. Pero a partir de Inseparables (Dead Ringers, 1988), se empieza a mostrar esta noción de forma más psicológica, como en la reciente Cosmopolis (2012).
En el caso de Maps to the Stars, la mayoria de los personajes llevan consigo las semillas de su propia destrucción. Es el caso de la joven Agatha, a la que da vida Mia Wasikowska, que al principio de la película aparece ocultando las cicatrices de su primer brote autodestructivo y cuyo viaje a Hollywood servirá como catalizador para la destrucción del resto de personajes. Es también el caso de la egoísta, tiránica y retorcida Havana Segrand, una fantástica Julianne Moore, cuya obsesión con su madre hará que se vea acosada de forma explícita por los fantasmas de su pasado. Y es el caso de la familia Weiss, cuya manera de tapar y reprimir el pasado será la clave de su destrucción.
Dentro de la familia Weiss, resulta interesante destacar el cabeza de familia, el doctor Stafford Weiss, interpretado por John Cusack. El doctor Weiss es una especia de gurú que se dedica a escribir libros de autoayuda y ejerce una curiosa terapia física con sus pacientes. Salvando las distancias entre ambos filmes, lo cierto es que recuerda bastante a personajes cronenbergianos como el doctor Raglan (Oliver Reed) que aparecía en Cromosoma 3 (The Brood, 1979).
El tono de Maps to the Stars es bastante parecido al de Cosmopolis, en ambas películas se utiliza el humor negro y la sátira para reflejar un grupo social cerrado que actúa según sus propias reglas. Como ya he indicado, este tipo de observación es típica de Cronenberg, que ya mostraba su fascinación por las subculturas en Fast Company (1979), y en el caso de Maps to the Stars esta mirada se dirige a la selva hollywoodiense. Por supuesto, esta observación se hace a través de personajes profundamente disfuncionales, de modo que se hace un retrato que no está muy alejado del Bret Easton Ellis de sus buenos tiempos.
Espero que este artículo os haya ayudado a entender un poco mejor Maps to the Stars y os haya aclarado que es lo que hace de ella una película puramente cronenbergiana.