31 ene 2012

La tutora (The Guardian)


Tras mucho tiempo sin ver La tutora (The Guardian, William Friedkin, 1990), al volverla a ver de nuevo me quedé pensando lo que habría hecho Sam Raimi con la parte final de la película. Para mi sorpresa, resultó que Raimi había estado implicado en la producción cuando... Un momento, empecemos por el principio, ya que la historia tras este fallido film resulta casi más interesante que la película en sí.

The Nanny es una novela de Dan Greenburg sobre una niñera-vampira que se alimenta de los bebés de las familias que cometen el error de contratarla. Universal rápidamente se hizo con los derechos cinematográficos del libro. Nada satisfechos con el primer borrador a cargo del propio autor de la novela, le encargan escribir el guion a Stephen Volk, el cual se pone manos a la obra.

Volk idea un guion que mezcla terror y comedia, la especialidad de Sam Raimi, director en aquel momento al frente del proyecto. Volk y Raimi trabajaron juntos para crear un film al estilo de La profecía (The Omen, Richard Donner, 1976), lleno de aparatosas y espectaculares muertes con el tono delirante de la saga infernal de Raimi. Sin embargo, la Universal le pone un ultimátum a Raimi: o dirige The Nanny o dirige Darkman, pero tiene que ponerse con uno de los dos proyectos de inmediato. Bueno, todos sabemos lo que decidió Raimi. Y The Nanny se quedó sin director.

Joel Wizan, uno de los productores, había sido agente de William Friedkin, así que le envió el guion y le dijo si le interesaba hacer la película. Friedkin, como favor a la persona que le había introducido en Hollywood, aceptó hacer la película, aunque no había leído la novela ni le gustó el guion (lo cual no es extraño teniendo en cuenta que había sido escrito para Sam Raimi).

Friedkin y Volk empezaron de cero con el guion. Una de las primeras cosas que hizo Friedkin fue cambiarle el título, así pasó a llamarse The Guardian. Y he aquí la principal razón por la que la película es el interesante fallo que acabó siendo: Friedkin y Volk no sabían qué era la niñera, ni sus motivaciones. No lograban otorgarle una entidad. Tanto la actriz que la encarnó, Jenny Seagrove, como Friedkin y Volk llegaron a la conclusión de que sería mejor eliminar el elemento sobrenatural y hacer un thriller psicológico: convertir la niñera en una psicópata "normal y corriente". Pero la Universal, los ejecutivos en aquel entonces al frente, estaban empeñados en que querían una película de terror sobrenatural y que si hacían la niñera humana la gente no iría a verla porque resultaría un concepto demasiado real y por tanto demasiado aterrador. Por supuesto, un par de años después se estrenó La mano que mece la cuna (The Hand That Rocks the Cradle, Curtis Hanson, 1992), que tampoco es que sea mucho mejor que La tutora pero sí fue un gran éxito de taquilla y demostró que los ejecutivos se equivocaban al pensar que un concepto aterrador con el cual la gente se pudiera identificar, en oposición a una pura fantasía, era algo que el público no querría ver. Por desgracia, ahora parece que están empeñados justo en lo contrario.

El guionista Volk acabó abandonando el proyecto, al darse cuenta de que ya no pintaba nada, y Friedkin se encargó en solitario del guion. Por lo menos ahora el concepto estaba claro: Friedkin quiso crear un cuento de hadas para adultos y le añadió todo el aspecto druídico. Aunque lo cierto es que los continuos cambios en el guion, que se sucedían mientras se rodaba la película, provocaron que la película intentase ser muchas cosas sin conseguir con éxito ser ninguna de ellas, además de estar llena de errores garrafales de guion.

Tanto el póster como los títulos de crédito se diseñaron en torno al regreso al terror de Friedkin, el director de la clásica El exorcista (The Exorcist, 1973) -la tipografía usada es la misma en el póster y en el inicio de La tutora que los usados originalmente en este clásico del terror-. Aunque al poco de empezar uno se da cuenta de que, desde luego, esto no es El exorcista.

Lo cierto es que la primera vez que la vi, por televisión hace veinte años, me gustó. Pero claro, tenía once años. Vista de nuevo hoy día, bueno, no ha envejecido muy bien. Eso no quiere decir que carezca de interés completamente, pero está claro que la fantasía no es el fuerte de Friedkin.

El inicio del film llama la atención porque hay varios enfoques y colocamientos de cámara llamativos que se alejan del estilo habitual de Friedkin, más anclado en la inmediatez y el aspecto semi-documental. Y la parte final resulta bastante entretenida, con momentos que rozan el absurdo. El principal problema es que lo que sucede entre el principio y el final no es muy interesante y resulta incluso predecible, dejando de lado un par de escenas de asesinatos destinadas a evitar que el espectador se duerma.

Estos momentos aislados hacen que el film resulte entretenido, y en ocasiones inintencionadamente divertido, pero en ningún momento nos hacen olvidar lo decepcionante que es la película teniendo en cuenta quién es su director. A pesar de ello, repito, tiene sus momentos.

30 ene 2012

Largo fin de semana (Long Weekend)


¿No te gusta el cine de terror? Permíteme que te haga una sugerencia...

Largo fin de semana (Long Weekend, Colin Eggleston) es una angustiante y atmosférica película australiana estrenada en 1978. Una mezcla entre el drama de Dos en la carretera (Two for the Road, Stanley Donen, 1967) y el terror de Los pájaros (The Birds, Alfred Hitchcock, 1963).

El matrimonio de Peter (John Hargreaves) y Marcia (Briony Behets) pasa por un momento especialmente tenso y de mal rollo (las razones las descubriremos a medida que avance la película). En un intento de arreglar un poco la situación, la pareja decide pasar un fin de semana largo fuera de casa. Si bien Marcia preferiría pasarlo en un hotel con amigos, Peter insiste en que lo pasen acampados cerca de la playa. Y así queda su destino sellado. Peter y Marcia no actúan con lo que llamaríamos conciencia ecológica y la Naturaleza, con mayúsculas, decide vengarse contra ellos.

Es remarcable cómo la película consigue desarrollar los dos aspectos fundamentales de la historia de forma brillante. El aspecto dramático funciona haciendo que el drama entre John y Marcia resulte interesante y no simple relleno "hasta que empieza lo bueno". Es decir, la forma en que la tensión entre ambos va escalando, especialmente cuando su fin de semana resulta menos agradable de lo que esperaban, hasta que finalmente descubramos el por qué de esta tensión, es una trama que habría bastado para hacer una interesante película, o mejor una obra de teatro, por si misma.

En todas las discusiones por pequeñas tonterías se puede notar que hay algo más grave detrás que ninguno de los dos menciona (al principio, claro). La manera que en se retrata este matrimonio en ruinas resulta muy realista por cómo nos muestra que en realidad todas estas discusiones tratan sobre lo mismo, aunque no se mencione, pero también, y creo que especialmente, por los momentos en que ambos intentan llevarse bien y arreglar las cosas entre ellos. Estos patéticos intentos de reconstruir la relación hacen más evidente que lo suyo no tiene arreglo.

Pero, por supuesto, son los aspectos terroríficos los que han convertido Largo fin de semana en un clásico. Eso sí, aquellos que gusten de la sangre y las tripas se llevarán una decepción, ya que la película se basa más en lo psicológico y en aumentar progresivamente la angustia que en el impacto puro y duro.

Si sois lectores habituales ya sabréis que no tengo ninguna inclinación particular o preferencia por un estilo u otro de película de terror. Pero es cierto que las películas que a mí me han dado miedo son las que se basan más en la imaginación que en lo visual. Hay excepciones, por supuesto, y al final todo depende del arte con que se presente la historia.

Lo aclaro porque cuando digo que Largo fin de semana me pareció angustiante, perturbadora y me dio miedo, es por la forma en que hizo trabajar mi imaginación. Por ejemplo, uno de los motivos que aparece en la película, y que me resultó especialmente perturbador, es el relacionado con una especie de león marino muerto que llega a la costa de la playa, tras ser matado por Peter con un rifle al creerse que se trata de un tiburón. A medida que avanza la película, este león marino parece avanzar por la arena, como si fuera tras Peter y Marcia, pero nunca lo vemos moverse. De modo que crea auténtica paranoia en los protagonistas y en los espectadores: ¿realmente el cadáver del león marino se mueve cuando nadie mira o son simples imaginaciones?

Cómo ése, la película está llena de detalles inquietantes cómo los extraños sonidos animales que parecen acosar perpetuamente a la infeliz pareja o un momento en el cual un pájaro dejar caer un zapato sobre Peter. A todo ello se ha de añadir el hecho de que Peter y Marcia se encuentran solos y aislados: no saben bien cómo han llegado al sitio o cómo salir, el camino parece aparecer y desaparecer. La suma de todos estos elementos da como resultado una atmósfera angustiante y paranoide en la cual los protagonistas (y los espectadores) se ven atrapados.

El film tiene un claro mensaje ecologista. Al principio vemos como Peter tira de forma despreocupada una colilla por la ventanilla del coche iniciando un pequeño fuego y también cómo atropella a un canguro con el coche, en un momento de distracción provocado por el cansancio de conducir por la noche. La manera en que ambos tratan el medio ambiente es la que lo provoca todo, pero la culpa no recae sólo en ellos: al principio del film, mientras Marcia prepara las cosas para irse, emiten por la televisión un reportaje sobre una serie de accidentes y ataques relacionados con animales, y así hay varios momentos a lo largo del film. Este mensaje ecologista me hizo pensar que estaría bien pasar esta película en los institutos y colegios y traumatizar a los críos para que se tomen en serio la protección del medio ambiente. Yo, desde luego, voy a tener más cuidado con el reciclaje.

Se hizo un remake en el 2008. No lo he visto pero por el argumento que he leído es exactamente igual que ésta, sólo que rodada en la actualidad con otros actores. Lo digo para que no os confundáis al buscarla.

27 ene 2012

Si se mueven, mátalos: La épica de Sam Peckinpah


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Como la mayoría de los auténticos clásicos del cine, Grupo salvaje (The Wild Bunch, 1969) de Sam Peckinpah trasciende el género en el que fue creada y va más allá de la historia de género que cuenta. Simbólica y personal, Grupo salvaje nos ofrece un retrato íntimo de su creador y del tiempo en el que fue realizada, al mismo tiempo que trata temas universales.

Antes de entrar en los diferentes significados que oculta la película, aclarar que son conclusiones sacadas a partir del montaje del director. Ahora, seguramente habréis oído hablar de cómo esta película fue masacrada por los productores. En parte, es cierto, sin embargo estos cortes fueron en su mayoría a causa de la censura y sólo en la versión estrenada en Estados Unidos se eliminaron algunas escenas, luego reinsertadas. En Europa, por suerte, desde el momento de su estreno en 1969, la única versión que se ha visto es la versión que Peckinpah consideró era la suya. Y, como siempre, quién no la haya visto en versión original que, por favor, lo haga, ya que una de sus características es la mezcla de castellano e inglés.

A mediados de los 60, Sergio Leone revolucionó el western. En un género que mostraba algunos signos de cansancio debido a la sobrexplotación al que fue sometido en cine y televisión, Leone ofrece una visión nueva, fresca y original. Esta visión se basaba esencialmente en coger el lejano Oeste idealizado que hasta entonces había ofrecido el cine americano y convertilo en hiperbólica leyenda. Pura fantasía. A la vez que se inyectaba esta saludable dosis de fantasía, se recreaba un Oeste sucio y gastado en pantalla que, paradójicamente, hacía que este mitológico Oeste resultase más real y auténtico que la versión higiénica americana.

Peckinpah cogió el camino opuesto que había tomado Leone. Es decir, le quitó al western toda la fantasía y la idealización, ofreciéndonos un Oeste real y auténtico. Pero, mientras que el mitológico Oeste de Leone se nos hace más real, este Oeste realista de Peckinpah se convierte a nuestros ojos en un Oeste de leyenda. De historia contada a viva voz durante generaciones, convirtiendo en el proceso un personaje real en un mito.

El ejemplo perfecto de ello son los protagonistas de Grupo salvaje, que empiezan la película como simples atracadores de tres al cuarto y para cuando acaba el film se han convertida en figuras de leyenda. Héroes, símbolos de un tiempo que ya nunca volverá.


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Cuando se habla de simbolismo en Grupo salvaje prácticamente siempre se alude a la escena al principio del film en la cual vemos a un grupo de niños observando con innegable placer unos escorpiones devorados por unas hormigas. Este momento resume a la perfección la historia que se va a desarrollar a partir de ese momento ante nuestros ojos: unos escorpiones -la banda de Pike- devorados por hormigas -los mejicanos-. Sin embargo, la película va más allá de esta alegoría inicial.

La implicación de Peckinpah en el guion hizo que éste fuese adoptando una temática más personal. El film nos presenta a un grupo de atracadores que se están quedando anticuados. El mundo evoluciona pero ellos no, ellos se mantienen fieles a si mismos. En cierto modo, Pike, fantástico William Holden, y los suyos son una representación de cómo se sentía el propio Peckinpah. Un rebelde que se mantenía fiel a si mismo, al cual los problemas con el alcohol todavía no lo habían doblegado, que parecía no encajar en el nuevo sistema, a pesar de que, en ciertos aspectos, se encontraba mucho más adelantado que ése sistema.

La segunda y más interesante parte de su carrera, que se inicia con este film, estuvo caracterizada pro continuos problemas con productores y con los estudios, que intentaban domesticar la visión sin compromisos de este director.

Pero si Pike representa el lado rebelde, inconformista, de Peckinpah, también hay un poco de Peckinpah en Deke Thornton, al que da vida un acertado Robert Ryan, un ex criminal que se ve obligado a ponerse a sueldo de la odiada compañía ferroviaria para cazar a sus antiguos compañeros, bajo la amenaza de volver a la cárcel. De la misma manera, Peckinpah se vio obligado a claudicar en diversas ocasiones, especialmente trabajando en la televisión. En ningún momento se retrata como a un traidor a Deke, sino como a un hombre atrapado por las circunstancias.

Aparte de representar la conflictiva personalidad de su director, Grupo salvaje también sirve como alegoría de un momento clave de la historia social de los Estados Unidos y del sistema de estudios de Hollywood. Continuamente se hacen referencias a los cambios históricos que están teniendo lugar y que indican que los hombres de Pike pertenecen a una casta destinada a la extinción. La escena más significativa en este sentido es la que nos muestra al grupo de atracadores sorprendido ante la aparición de un coche. De la misma manera se debían sentir muchos americanos ante los cambios impulsados por el movimiento de los derechos civiles y los nuevos grupos feministas. Por supuesto, en este aspecto los cambios eran positivos.

La sociedad estaba cambiando rápidamente. Demasiado rápidamente para que fuese digerida por Hollywood, siempre por detrás. Los prejuicios habituales en los estudios, que miraban con incomprensión y desprecio los avances dentro del cine que, por un lado, impulsaban los independientes y el cine alternativo y, por otro lado, el nuevo enfoque del lenguaje cinematográfico que llegaba de Europa. Esta incapacidad hollywoodiense de adaptarse rápidamente a los cambios provocó una severa crisis de la que lo sacaron las mismas películas, géneros y directores que en un principio eran despreciados por los estudios.

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Otro aspecto muy comentado en referencia a Grupo salvaje es la violencia. Especialmente el ultraviolento tiroteo que sirve de clímax a la película.

En 1963 Herschell Gordon Lewis había roto todos los tabúes imaginables respecto a la cantidad de sangre que se podía mostrar en pantalla con Blood Feast. Pero ésta no deja de ser una película de bajo presupuesto que, a pesar de ser un éxito de taquilla teniendo en cuenta el dinero gastado, no tuvo la distribución y el impacto que podía tener una película distribuida por todo el país como las salidas de la factoría hollywoodiense. Es realmente Bonnie y Clyde (Bonnie and Clyde, Arthur Penn, 1967) la que empieza a romper la frontera entre lo que se podía y no se podía ver entonces representado en una pantalla de cine.

Aunque el mayor impacto lo tuvo la guerra de Vietnam, ya que fue la primera guerra mediática. Es decir, cada noche se emitían por televisión las atroces imágenes que generaba el conflicto. Tras ser testigos de como un oficial era ejecutado con todo detalle en el informativo de la noche, los asesinatos que mostraba el cine resultaban para los espectadores infantiles, casi ridículos.

A pesar de todo, resulta difícil imaginarnos hoy día, tras décadas de ruido y furia en el cine, el impacto que debió causar en los casi vírgenes ojos de los espectadores la espectacular ópera violenta que orquestó Peckinpah. Más aún teniendo en cuenta que las películas de Peckinpah puede que fuesen muy violentas, pero no eran gratuitamente violentas ni ensalzaban la violencia que mostraban.

La violencia en el cine de Peckinpah impacta porque este gran director mostraba siempre las consecuencias de esa violencia. Se fija más que en el acto violento en sí, en el dolor que provoca. No hay más que ver los momentos en los que escoge usar la cámara lenta: nunca en el acto violento, siempre en el momento de la muerte, de la agonía, del dolor. Así, queda perfectamente justificado su uso.

Irónicamente, el hecho de que mostrara la violencia de forma realista nada festiva, hizo que fuera más atacado por ello que otros directores que usaban la violencia de forma lúdica.

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Todo lo anterior se puede resumir en cuatro palabras: es una obra maestra. No una obra maestra del western, sino una obra maestra del séptimo arte.

26 ene 2012

¿Por qué El Cinéfago nos castiga con estas películas?


Esta película no es tan mala. De verdad. Sale un gorila con dos cabezas.

1972 fue un año complicado para Ray Milland: primero se tuvo que enfrentar a unas ranas asesinas en la clásica Ranas (Frogs, George McCowan, 1972) y luego le cogen la cabeza y se la añaden al corpachón de Roosevelt "Rosey" Grier. Porque eso es lo que pasa en The Thing with Two Heads (Lee Frost, 1972).

The Thing... es la versión blaxpoitation de The Incredible 2-Headed Transplant (Anthony M. Lanza, 1971), ambas distribuidas por la AIP y con James Gordon White entre los guionistas. La máxima diferencia entre las dos es que The Thing... está más orientada hacia la acción.

Ray Milland es Maxwell Kirshner, un reputado cirujano especializado en transplantes. Por desgracia, no se encuentra en su mejor momento físicamente: la artritis ha provocado que deje de operar, va en silla de ruedas debido a su frágil estado de salud y un cáncer de pulmón lo matará en unas pocas semanas. De ahí que empiece a investigar de que modo se puede mantener con vida. La solución está clara: transplantar su cabeza a otro cuerpo. Su primer experimento es con un gorila al que le transplanta la cabeza de otro gorila. Lo que da como resultado una de las razones por las que vale la pena ver esta película:

El maestro Rick Baker se encargó del gorila, por dentro y fuera.

Mientras los experimentos tienen lugar, descubrimos que el doctor Kirshner es un racista (¡buuuu!) cuando contrata al doctor Williams (Don Marshall) sin hacerle una entrevista, basándose en su trabajo, y al llegar a su hospital descubre que es de color. Es decir, de color negro. O más bien marronáceo. Da igual, sea del color que sea, al doctor Kirshner no le gusta. El doctor Williams jugará un papel importante luego, como os podéis imaginar.

El tiempo se le acaba al doctor Kirshner, así que los ayudantes que tiene a su disposición se ven obligados a aceptar al único voluntario que consiguen: Jack Moss (Grier), un condenado a pena de muerte que acepta someterse al experimento para ganar tiempo y demostrar su inocencia. Como veis, puro Hitchcock. Aunque al maestro del suspense nunca se le ocurrió poner un cuerpo con dos cabezas en sus historias de inocentes perseguidos, ¿y no es eso justo lo que le falta a Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959)?

La cara que ponen los doctores al descubrir que su voluntario es un negro enorme sabiendo que Kirshner es un racista de m****a es realmente impagable, uno de los mejores momentos de la película que no tiene gorilas creando caos ni persecuciones en coche. A pesar de todo, el experimento sigue adelante y empieza entonces la lucha entre Moss y Kirshner: Moss quiere demostrar su inocencia, Kirshner deshacerse de la cabeza de Moss. Ambos se pelearán por controlar el cuerpo mientras huyen de la policía y tiene lugar una espectacular persecución.

¿Qué papel juega esta clásica foto de Burt Reynolds en la película? Tendréis que verla para averiguarlo.

The Thing... es bastante divertida. No se toma a si misma en serio y únicamente pretende ofrecer un rato entretenido. Desde mi punto de vista lo consigue, ya sea por las ridículas discusiones entre las dos cabezas, las escenas delirantes o las persecuciones. Sea por lo que sea, en el film hay varios momentos que me provocaron carcajadas y me dejaron estupefacto. Como el asunto Burt Reynolds, ¿de dónde salió eso, exactamente?

Este film es exploitation en su salsa, pura serie B en el mejor sentido del término. Posiblemente, la mejor película de cuerpo con dos cabezas que se ha hecho hasta ahora.

25 ene 2012

Tan incorrecta que no es ni normal


Hay tantas cosas que están moralmente mal en esta película...

El argumento de Querido profesor (Pretty Maids All in a Row, Roger Vadim, 1971) podría parecer el de una oscura exploitation de bajo presupuesto, una película erótica de usar y tirar, pero he aquí el primer hecho sorprendente relacionado con esta película: fue una producción de la Metro, dirigida por Roger Vadim, producida y escrita por Gene Roddenberry -el creador de Star Trek (!)- y protagonizada por actores de la talla de Rock Hudson, Angie Dickinson, Telly Savalas y Roddy McDowall.

Hudson encarna a Michael "Tiger" McDrew, un licenciado en psicología que trabaja como consejero escolar y entrenador en un instituto. Tiger se dedica a conquistar tantas estudiantes de 17 años como puede y cuando se cansa de alguna la mata y se busca una nueva. También se dedica a asesorar a Ponce (John David Carson), un inexperto estudiante, al que prepara para ser su sucesor. Savalas es el capitán Sam Surcher, el policía encargado de investigar los asesinatos de las jóvenes y bellas estudiantes.

Vista hoy día, Pretty Maids All in a Row resulta chocante. La abierta misogínia, la manera en como convierte a las chicas en simples objetos decorativos, el extraño tono que tiene la película mezclando la comedia picante -precursora de un género que haría furor en los 80- con una trama de asesinatos, el despliegue de bellas modelos y actrices desnudas... son todos ellos elementos que harían impensable que ningún estudio se atreviera a producir una película semejante. En ese sentido, no deja de tener un innegable interés sociológico, ya que es claramente un producto de su tiempo.


Cuando produjo esta película, la Metro no pasaba por su mejor momento. Según Roger Vadim, en su autobiografía, la suya era la única película en producción en aquel momento, dejando de lado algunas series televisivas, en un estudio que todavía se regía por el antiguo y poco económico sistema  de rodaje de la era dorada de los estudios. La Metro había contratado a Vadim en un desesperado intento de estrenar un éxito, una película que estuviese en sintonía con el nuevo cine que había empezado a adueñarse de las salas a finales de los 60 y primeros 70. Los estudios se habían quedado obsoletos y eran dirigidos por ejecutivos que no se habían dado cuenta de que la sociedad y el público estaban cambiando, provocando una severa crisis cinematográfica. El resultado de todo ello fue que esta película tenía más cosas en común con las producciones de bajo presupuesto de la época que con las propias de un gran estudio.

En la película no es que se adopte un tono de comedia negra, parece más bien una mezcla inconsciente de elementos que en un mundo racional no se deberían mezclar. Es decir, no es como en Escuela de jóvenes asesinos (Heathers, Michael Lehman, 1988) donde hay una clara intención de hacer una ácida y satírica comedia negra, es más bien como si les hubiera salido por accidente. Lo que la hace más interesante por su misma extraña naturaleza.

Por un lado, Vadim se dedica a lo que mejor sabe hacer: filmar bellezas, en cantidad suficiente para provocarle un coma a un diabético. Por el otro, el guion de Roddenberry a ratos parece una comedia picante, a ratos un thriller... Enlaza chistes sobre erecciones involuntarias con el descubrimiento del cadáver de una chica, de manera que a uno le gustaría que en el DVD hubiese un comentario en audio, algo que diese una pista de en qué demónios estaban pensando al hacer semejante film.

Como explica John Landis en el comentario que tenéis abajo, el material base es pura exploitation pero con los medios de un gran estudio. Así, la película cuenta con estupendas interpretaciones de todo el reparto, dejando de lado las bellas estudiantes interpretadas por modelos y aspirantes a actriz que no llegaron muy lejos. Hudson resulta divertido y perturbador al mismo tiempo -como la película- en su creación de Tiger, el mujeriego asesino cuya actitud resulta una metáfora de la conversión de la mujer en un objeto (le da igual matarlas o mantener relaciones sexuales con ellas) pero sin saber muy bien si la actitud se acepta o se condena en el film. Dickinson hace un buen trabajo con un papel que no es gran cosa, la típica fantasía de la mujer adulta iniciando al joven inexperto. Savalas hace lo que mejor sabe hacer y el joven John David Carson resulta aceptable y se mantiene al lado de los veteranos.

Una película que en su momento no era más que otra comedia, hoy día resulta sorprendente por lo increíblemente políticamente incorrecta que es. Tan delirante como divertida, es una interesante curiosidad. No he encontrado un simple tráiler, así que os dejo con el tráiler comentado por John Landis, hecho para la estupenda página Trailers From Hell.

24 ene 2012

Zorras (Foxes)


Antes de entrar en materia, aclarar unas diferencias entre el inglés y el castellano. El término inglés "bitch" literalmente significa "perra" y en ocasiones se traduce al castellano como "zorra" cuando se usa de forma despectiva, aunque el significado de "bitch" en ese sentido sería más bien "arpía". Por otro lado, "fox" en inglés significa literalmente "zorro/a" pero usado como adjetivo aplicado a una persona no significa lo mismo que "zorra" usado en castellano. "Fox", o "foxy", es usado para decir que una mujer es joven, bella y poseedora de un tremendo sex-appeal; al contrario que el término castellano, en inglés esta palabra tiene un sentido plenamente positivo y nada despectivo. Así que cuando la película califica a sus protagonistas de zorras, lo hace en el sentido positivo del inglés, no en el misógino doblemoralista sentido castellano.

Zorras (Foxes, 1980) no es una buena película, es una película de Adrian Lyne. Pretende ser una mirada seria a la adolescencia y a lo que viven los jóvenes de hoy (en 1980), pero la película parece ser tan madura como las adolescentes que representa: aunque apenas pasa nada todo es UN GRAN DRAMA, de modo que cuando realmente pasa algo dramático queda representado al mismo nivel que otros banales incidentes previos. Me es difícil de creer que nadie mayor de 15 años se pueda tomar esta película en serio.

Las protagonistas son cuatro tópicos personajes adolescentes: la-chica-responsable-e-inteligente-que-llegará-lejos Jeanie (Jodie Foster), la-chica-que-vive-al-límite-todo-son-drogas-y-sexo-pero-en-el-fondo-es-una-buena-chica-y-no-lo-haría-si-no-fuera-por-su-estricto-padre Annie (Cherie Curie), la-chica-que-hace-ver-que-es-muy-madura-pero-en-el-fondo-sólo-es-una-niña Deirdre (Kandice Stroh) y la-chica-tímida-que-todavía-es-virgen-pero-que-descubre-el-amor Madge (Marilyn Kagan). Estas cuatro chicas sufren en el instituto y su casa, deseando ser independientes y dejar un mundo que no les entiende. O mejor dicho: UN MUNDO QUE NO LES ENTIENDE.

Naturalmente, las protagonistas se portan como las típicas adolescentes, pero lo peor es que los adultos también se portan como unos adolescentes. Pero el principal problema es que la película se toma demasiado en serio a si misma, casi puedo ver al director Adrian Lyne y al guionista -es un decir- Gerald Ayres dándose palmadas en la espalda al conseguir hacer un DRAMA REAL sobre LA JUVENTUD DE HOY.

Lo que significa que antes de que puedas decir ¡Drew Barrymore! se representa a las jóvenes envueltas en un mundo de drogas, alcohol y sexo... O eso nos quiere hacer creer. Lo cierto es que su adolescencia es bastante normal, el desenfreno se reduce a ir de fiesta después de un concierto un sábado (¿quién no ha hecho eso?) y una fiesta en la que se empieza a colar gente y se sale de madre (un poco). Nada demasiado dramático. La única que realmente parece estar realmente metida en problemas de drogas es Annie, sobre la cual la película rápidamente aplica su lección moral. Porque, está claro, este es un film moralista que castiga o recompensa a sus personajes según su actitud más o menos "moral". Curiosamente, sobre el hecho de que el novio de Madge, Jay (Randy Quaid), tenga 30 años y doble en edad a la quinceañera no se dice nada, hasta parece que se premia al final.

La película sí tiene dos cosas a su favor: Jodie Foster y Cherie Currie. Ambas ofrecen unas buenas interpretaciones, especialmente destaca la cantante de las Runaways que no era actriz profesional, Foster había demostrado ya que le sobraba el talento antes de protagonizar esta película. El resto del reparto ofrece interpretaciones mediocres, en el mejor de los casos. De todos modos, dos buenas interpretaciones no salvan un dramón aburridísimo sin trama en el que las cosas van pasando hasta que se juzga que la película ya es lo suficientemente larga para ponerle punto y final.

En cierto modo, Zorras me hizo pensar en El valle de los placeres (Beyond the Valley of the Dolls, Russ Meyer, 1970): todo aquello de lo que se burló Meyer en su película, Lyne se lo toma en serio y crea un film que pretende ser dramático y profundo pero que tiene el mismo contenido artístico que un episodio de Física o Química.

23 ene 2012

Manson


Manson es un documental dirigido por Neil Rawles, emitido ayer domingo por el canal 33 -canal autonómico catalán- dentro del espacio Grans Documentals, que cuenta, de nuevo, la historia de la secta La Familia de Charles Manson, cuyos miembros fueron los responsables del famoso asesinato de masas conocido simplemente como el caso Tate/LaBianca, entre cuyas víctimas se encontraba la actriz Sharon Tate, entonces casada con Roman Polanski y embarazada de 8 meses.

Lo que hace destacar este documental de otros dedicados a la figura de Charles Manson y sus crímenes es que está narrado por Linda Kasabian. Kasabian estuvo viviendo con La Familia cuatro semanas y fue la testigo estrella de la acusación: su declaración y colaboración contribuyó a meter en prisión a los responsables directos de los asesinatos y al instigador Charles Manson. Además de entrevistar a Kasabian, se entrevistan otros implicados como el fiscal del caso Vincent Bugliosi y la hermana de Sharon Tate, Debra.

Este documental tiene puntos positivos y negativos. Entre los negativos se encuentra el hecho de que se reconstruyen dramáticamente los eventos tal y como son narrados por los entrevistados. Estas reconstrucciones tienen un tremendo aire de telefilme y las interpretaciones no son muy buenas. La parte positiva es que ofrece unas interesantes declaraciones de los entrevistados, así como material de archivo. Si bien no hay nueva información para aquellos familiarizados con el caso, resulta interesante escuchar los eventos por boca de las personas que las vivieron.

El documental da pie a interesantes reflexiones. Manson fue un producto del sistema, es decir: tenía 32 años cuando fundó La Familia y 17 años de esos 32 los había pasado en la cárcel e instituciones de tutelaje. ¿Habría terminado provocando el mismo dolor si las instituciones hubiesen funcionado mejor? ¿O tal vez lo que le llevó a incitar una serie de asesinatos en masa formaba parte de él desde que nació?

Uno de los detalles que me llamó la atención fue que Manson acompañó al productor Terry Melcher a su casa, tras ofrecerle una muestra de la música que componía, después de que Danny Wilson, de los Beach Boys, los pusiera en contacto. Melcher luego se mudó y fue entonces que Polanski y Tate fueron a vivir a esa casa en la Tate sería asesinada junto a varios de sus amigos. Es posible que si Melcher no hubiese pasado de Manson o éste no le hubiese acompañado a casa, Tate seguiría viva. A Manson no le importaba quién vivía allí, lo que para él era significativo es que aquella casa había pasado a representar un mundo que lo rechazaba.

Para los que no conozcan esta terrible historia puede ser un documental interesante y revelador. Para los que ya estén familiarizados con el tema puede resultar interesante no tanto por lo que se cuenta sino por cómo se cuenta.

20 ene 2012

Autopista al infierno (Highway to Hell)


Una de las historias más famosas protagonizadas por Orfeo narra cómo éste viaja al Hades para recuperar a su amada Eurídice, muerta envenenada por una mordedura de serpiente. Inspirándose en este mito y añadiéndole diversos elementos procedentes de la mitología, la literatura y la cultura pop; el guionista Brian Helgeland creó una divertida e infernal road movie que se ha convertido en un clásico de culto.

Charlie Sykes (Chad Lowe) y Rachel Clark (Kristy Swanson) son una pareja de adolescentes que se ha fugado cada uno de su respectiva casa para casarse en Las Vegas. Mientras circulan por una perdida carretera secundaria, la pareja se topa con un misterioso ser, el sargento Bedlam alias Hellcop (C. J. Graham), el cual secuestra a Rachel. Charlie descubre entonces gracias a Sam (Richard Farnsworth), propietario de una gasolinera cuya novia también fue secuestrada por el Hellcop, que su novia ha sido arrastrada al infierno y tiene 24 horas para encontrarla y traerla de vuelta antes de que se quede atrapada para siempre.

Autopista al infierno (Highway to Hell, Ate de Jong, 1991) puede que se estrenara a principios de los 90 pero tiene todo el regusto de películas de mediados de los 80 como Regreso al futuro (Back to the Future, Robert Zemeckis, 1985) o Mi proyecto científico (My Science Project, Jonathan R. Betuel, 1985). En otras palabras: pura diversión. La película no para un momento en su recorrido por el infierno, convertido aquí en una autopista por un desierto eterno, mientras seguimos al angustiado Charlie persiguiendo al Hellcop para rescatar a Rachel.

Durante su viaje por el infierno Charlie se topa con diversos y curiosos personajes. Esto propicia, por ejemplo, que la roquera Lita Ford interprete a una sexy autoestopista y la aparición de todo el clan Stiller: Jerry Stiller es un policía condenado a quedarse en una cafetería en la cual nunca le sirven café ni donuts por más que suplique, Anne Meare (su esposa) es Medea convertida en camarera, Amy Stiller es Cleopatra, jugando a las cartas con Atila el Huno interpretado por Ben Stiller en una divertida escena, a la cual hay que añadir a Gilbert Gottfried haciendo de Hitler.

La película esta llena de divertidos gags entre persecuciones. La mencionada partida de cartas entre Cleopatra, Atila el Huno y Hitler (que admito me hizo reír bastante gritando "¡yo no soy Hitler, esto es un error, me llamo Bob!") tiene lugar en un local llamado nada menos que Hoffa's, cuyas bailarinas en topless son mortales: cualquiera que las toque estalla en llamas. Uno de los que me hizo más gracia es un momento en el cual Charlie llega a una porción de carretera que se está reparando. Las reparaciones las lleva a cabo la Compañía de Pavimentación Buenas Intenciones, y el material con el que se hace la carretera es, obviamente, gente que tenía muy buenas intenciones y que se intenta justificar antes de que las desmembren y conviertan en pavimento: "claro que hice que se bebiera la lejía, ¿cómo si no iba a aprender la niña que eso era malo?", "yo creía que quería ser desenchufado", etc. Hacía alrededor de 15 años que no la veía y no recordaba que fuera tan divertida, la verdad.

El acierto es que todos estos detalles enriquecen la película en lugar de pararla y nunca se deja de lado la acción. En este aspecto, el Hellcop es realmente fantástico como antagonista no sólo por lo formidable e implacable que es, también el gran look creado para él con esposas que son manos, una pistola que sería la envidia del Juez Dredd y escrituras bíblicas grabadas en la piel. Eso sí, el reducido presupuesto hace que los efectos especiales no sean ninguna maravilla, aunque cumplen su función de sobras. Me gustó especialmente el Cancerbero (el perro de tres cabezas que vigila las puertas del Hades) hecho con stop-motion.

En definitiva, esta película es una pequeña y entretenida maravilla. Sin embargo, malas noticias, aunque es un film que pide a gritos una edición especial en DVD/Blu-ray no ha sido editada en ninguno de estos formatos. Las únicas versiones que se encuentran son DVD-R, grabaciones de la versión en VHS. Por suerte, yo todavía conservo mis cintas de vídeo y me funciona el reproductor VHS (por suerte también mi vídeo es estéreo y Autopista al infierno fue emitida por TV2 en dual, así que pude escuchar la VO y no el pésimo doblaje). Esto es así ya que la compañía que la financió y estrenó, Hemdale, cerró a mediados de los 90. Los derechos de sus películas pasaron a la Orion que también cerró. De ahí pasaron a la MGM, que ha pasado unos momentos duros pero parece haberlos superado (de ahí que vuelva a estar en marcha la nueva entrega de James Bond). Espero que en el futuro podamos disfrutar de una edición como Dios (o el Diablo, en este caso) manda.

19 ene 2012

Sabe que estás sola (He Knows You're Alone)


Sabe que estás sola (He Knows You're Alone, Armand Mastroianni, 1980) es un slasher producido en el momento álgido de la ola slasher de los 80. Actualmente es conocida por ser la película con la que debutó en el cine Tom Hanks y por una memorable secuencia inicial.

Esta secuencia inicial le resultará familiar a mucha gente que no ha visto esta película ya que fue descaradamente plagiada/homenajeada al principio de Scream 2 (Wes Craven, 1997). Se inicia con la típica pareja haciéndose carantoñas en el coche (el chico es Russell Todd, el cual luego aparecería en Viernes 13 2ª parte [Friday the 13th Part 2, Steve Miner, 1981]). Un ruido hace que el chico salga y la chica se queda esperando. Finalmente sale del coche para verse atacada por un asesino enmascarado. Momento en el cual se descubre que se trata de una película que están viendo dos amigas en el cine. Cine en el cual se encuentra el asesino de nuestro film que se carga a una de ellas.

En el indispensable documental Going to Pieces: The Rise and Fall of the Slasher Film (2006), el director Armand Mastroianni cuenta que todo empezó cuando se sentó a venderle la idea a los productores de lo que era sólo la escena del coche (inspirada en una clásica leyenda urbana), pero al ver que no se interesaban demasiado fue añadiendo detalles e inventando sobre la marcha hasta idear toda la secuencia inicial de la película. En este mismo documental, Mastroianni cuenta que cuando le dijeron el título final de la película se pensó que le estaban hablando del eslogan del póster: no es que le pareciera un título muy bueno, precisamente.

De todas formas, tampoco vamos a criticar en exceso Scream 2 por copiar el principio de esta película, ya que tras esta secuencia inicial Sabe que estás sola se convierte en una copia de La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978).

El policia Len Gamble (Lewis Arlt) busca desesperadamente a Ray Carlton (Tom Rolfing), un asesino de mujeres muy particular: mata mujeres prometidas a punto de casarse. Y lo busca con tanto ahínco ya que mató a su prometida el día que se iban a casar. Gamble espera atraparlo antes de que se cargue a la nueva prometida a la que planea asesinar: Amy Jensen (Caitlin O'Heany). Amy, ignorando lo que sucede, siente la amenaza de un hombre que la vigila constantemente, algo que sus amistades atribuyen a los nervios de la boda y al hecho de que se esté replanteando si casarse es o no una buena idea, sobretodo debido a la insistencia de su ex Marvin (Don Scardino) para que vuelva con él.

A pesar de que, como ya he dicho, la película no deja de ser una copia al carbón de La noche de Halloween, resulta entretenida y tiene momentos interesantes. El personaje de Tom Hanks estudia psicología y hace un comentario sobre por qué la gente va a ver películas de terror que es como un comentario sobre la propia película. Luego se menciona Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960) y la escena de la ducha, para luego hacer una escena de suspense en una ducha.

Son estos pequeños detalles y variaciones sobre la fórmula los que pueden hacer interesante Sabe que estás sola para el aficionado al slasher. Y sólo al aficionado al slasher, me cuesta imaginar que alguien que no sea un apasionado del tema pueda sentir ningús interés en ver este film, aunque cosas más raras han pasado.

18 ene 2012

La muerte en directo (La mort en direct)


Debido a la fiebre de los reality shows, pensé que sería un buen momento para recuperar el clásico de Bertrand Tavernier La muerte en directo (La mort en direct, 1980). Sin embargo, al repasar el film, he descubierto que ha sido profético en más de un sentido, y poco a poco ha dejado de ser ciencia ficción para convertirse en nuestro presente.

Basada en la novela de David G. Compton The Continuous Katherine Mortenhoe, Or The Unsleeping Eye, la película narra la historia de Roddy (Harvey Keitel), al cual le han implantado una cámara en el cerebro y todo lo que ven sus ojos es debidamente grabado. Se somete a esta operación para ser "la cámara" del nuevo programa Death Watch. El objetivo de este programa es grabar y documentar la muerte de Katherine Mortenhoe (Romy Schneider), enferma terminal, para que pueda ser seguida por millones de telespectadores. Algo con lo que Katherine no está del todo de acuerdo.

El tema principal es la muerte: la fascinación y el miedo que nos provoca. En el plano que abre la película vemos a una niña jugando despreocupada entre las tumbas de un cementerio, la cámara se eleva y vemos al fondo una ciudad; las tumbas y los edificios parecen confundirse. Desde el primer momento la muerte está presente en la película. Sin embargo, no es el único tema que trata.

El morbo y el placer de ver a una persona humillarse parecen ser los principales motivos por los que los reality y los talent shows permanecen en pantalla. Este morbo y esta fascinación son llevadas al extremo por Tavernier, donde nos presenta una sociedad futura (la nuestra) ansiosa por ver como Katherine se enfrenta a la muerte. Esto es así porque esta sociedad ha escondido la muerte, los viejos y viejas son llevados a unas residencias donde mueren discretamente, apartados de la sociedad. No muy diferente de nuestra sociedad obesionada por lo nuevo y brillante, como niños pequeños.

Es también una sociedad sin imaginación: Katherine trabaja creando libros escritos por una computadora. Ella introduce diferentes elementos y la sofisticada máquina se encarga de crear la ficción. Libros creados en masa, como coches en una fábrica, sin personalidad, inofensivos y fácilmente digeribles.

Katherine se ve convertida en el acto en una celebridad: la prensa la acosa, desconocidos le piden autógrafos y siempre hay mirones intentando ver el interior de su casa. Es famosa no porque se muere, sino porque se muere en televisión. Otro de los signos de los tiempos que vivimos: gente que se hace famosa por el simple hecho de salir en televisión. Lo que ha llevado a la creación de una nueva profesión: la persona que se dedica a ser famosa (o popular, más bien) y que se dedica a vender su vida para seguir siéndolo.

Roddy, con sus ojos convertidos en cámaras, es la perfecta representación de nuestra sociedad. La operación implica que no pueda estar nunca a oscuras ni cerrar los ojos. Ya no duerme ni mucho menos sueña, buscando continuamente estímulos para sus ojos. Es una adecuada descripción de nuestra sociedad de continua información y perpetuo estímulo. El silencio inquieta a la gente, lo obliga a pensar, así que es mejor vivir continuamente estimulado y no pensar demasiado. Lo que ha llevado también al síndrome del niño impaciente: queremos las cosas ahora, no tenemos tiempo para esperar.

Dejando de lado alegorías, metáforas y la profundidad de los temas que trata, La muerte en directo es una interesante combinación de drama y ciencia ficción, que se ve beneficiada de un estupendo reparto y una fantástica banda sonora de Antonie Duhamel. Por un lado resulta interesante ver como Katherine se enfrenta a la situación en que se ha visto metida y, por otro lado, resulta también interesante la evolución de Roddy, en un principio entusiasmado por ser usado en el experimento pero poco a poco vemos como le va afectando y se empieza a cuestionar todo el asunto.
 
La película fue rodada en inglés, así que ésa es la VO, ya que fue una coproducción entre Francia, Alemania (entonces Alemania del  Este) y Reino Unido.

17 ene 2012

Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres (The Girl with the Dragon Tattoo)


En el lejano 2006, la productora Kathy Kennedy se acercó a David Fincher y le propusó llevar al cine Los hombres que no amaban a las mujeres de Stieg Larsson, que acababa de salir traducida al inglés. En aquel momento, Fincher declinó la oferta ya que el proyecto Benjamin Button lo tenía absorbido. Mirando en retrospectiva, me hubiera encantado que hubiese aceptado, más que nada para evitar la interminable retahíla de comentarios y críticas del estilo "oh, cómo es posible que David Fincher se rebaje a hacer un remake", "ya están otra vez los americanos haciendo versiones innecesarias" o mi favorito: "considero un insulto personal que Fincher haya hecho esta nueva versión" (comentario real aparecido en El Periódico de Catalunya de ayer lunes).

Vamos a dejar las cosas claras, porque a mí estas consideraciones me importan tres pitos ya que juzgo siempre las películas por si mismas, pero hay un montón de gente que aplicará prejuicios injustos a la hora de valorar esta nueva maravilla de Fincher:

1 Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres (The Girl with the Dragon Tattoo, David Fincher, 2011) se basa exclusivamente en la novela de Larsson. Lo podéis comprobar no sólo por las declaraciones en las notas de prensa del guionista Steven Zaillian, también mirando los títulos de crédito en los que no se hace ninguna mención a la película de Niels Arden Oplev del 2009, cosa que haría si se hubiese utilizado el guion o tomado algo del film sueco.

2 Millenium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (Män som hatar kvinnor, Niels Arden Oplev, 2009) no dejaba de ser una miniserie televisiva recortada para ser estrenada en cines, una maniobra que habría enorgullecido al más avaricioso productor americano. Y se nota. Dejando de lado la interpretación de Noomi Rapace, la película me dejó muy frío por su tufo a telefilme y me decepcionó enormemente. El film de Fincher es una auténtica experiencia cinematográfica.

La película de Fincher es superior en todos los sentidos a la miniserie sueca. Así de claro. Personalmente, se parece más a la película que se proyectaba en mi cabeza mientras leía el libro que la versión sueca, incluído la utilización de la Immigrant Song de Led Zeppelin, cuya letra gira en torno a la mitología nórdica.

Fincher y Zaillian son perfectamente conscientes de que el interés de la historia se encuentra en la relación entre Mikael Blomkvist (Daniel Craig) y Lisbeth Salander (Rooney Mara) y en los aspectos sociales de la intriga, así que se enfatizan estos elementos. El resultado, irónicamente, es un film que tiene un aspecto más europeo que americano. Fincher vuelve a utilizar el estilo más contenido de la soberbia Zodiac (2007), dejando que sea la fuerza de la historia la que impacte al espectador, más que espectaculares movimientos de cámara. Esto contrasta con la rapidez con la que hablan los personajes, una técnica que utilizó en Zodiac y La red social (The Social Network, 2010) para que las películas no fuesen excesivamente largas debido a la gran cantidad de información que se ha de transmitir al espectador.

El hecho de haber sido rodada en Suecia le da ciertos toques esquizofrénicos al film. Se emplean actores tanto americanos, como ingleses, como suecos, así que los acentos varían bastante sin que haya uniformidad. Además, se traducen algunos artículos y letreros mientras otros se dejan en sueco, dependiendo de si el espectador los ha de leer o no, lo que también resulta algo extraño en conjunto. Pero son detalles menores sobrepasados por la cantidad de aciertos del film.

Rooney Mara está increíble como Lisbeth Salander. Al llegar a casa me puse de nuevo a ver el principio de La red social, ya que se me hacía difícil de creer que fuera la misma actriz. Mara consigue algo muy difícil: mezclar una gran fuerza con un punto de fragilidad. Se transforma por completo en Salander, redondeando la interpretación con detalles como la forma de hablar, seca y reluctante como una máquina a la que le han de arrancar las palabras, y la vestimenta, culminada con una implagable camiseta.

Dentro de la filmografía de Fincher puede que este film no esté a la altura de Zodiac, La red social o su favorita El club de la lucha (Fight Club, 1999), pero no deja de ser un fantástico thriller mejor que la mayoría de los que se estrenaron el año pasado. Y aunque no supiera nada de David Fincher ni hubiese leído los libros, tras ver el estupendo tráiler que os dejo, la habría ido a ver sin pensarlo (atención al estupendo y divertido eslogan).

16 ene 2012

Niños y niñas, no hagáis esto en casa


No fumo, ni bebo, ni siquiera tomo café y nunca he experimentado con las drogas recreacionales. Tras ver The Acid Eaters (B. Ron Elliott -alias de Byron Mabe-, 1968), ni falta que me hace.

A finales de los 60 aparece la llamada cultura de las drogas, que utiliza el LSD y otras drogas alucinógenas como manera de expandir los horizontes de la mente y llegar a otros planos de la realidad. Y así los viajes de ácido empiezan a hacerse populares dentro de los círculos alternativos. Si bien Hollywood no tocaría ni con un palo de 5 metros una temática de tan mal gusto; los cineastas independientes, alternativos y underground, así como los distribuidores y productores que se dedicaban a la exploitation no tenían los mismos prejuicios, por suerte para nosotros.

Dentro de este cine psicodélico nos encontramos con dos tipos de filmes. Primero tenemos películas como The Trip (Roger Corman, 1967), hecha "desde dentro". Es decir, Jack Nicholson, guionista, y Peter Fonda, protagonista, eran "consumidores" y, en aquella época, se movían en los ambientes que aparecen representados en la película. Fonda interpreta a Paul Groves, un ejecutivo televisivo que en medio de una crisis personal decide emprender un viaje y no a Benidorm, precisamente, sino un viaje de ácido. El resto del film se dedica a mostrar sus experiencias interiores y exteriores.


Mientras que The Trip es un intento sincero -si bien algo ingenuo- de representar un viaje de LSD y la cultura que había alrededor de esta droga, nos encontramos en segundo lugar con películas como The Acid Eaters echas por gente conocía sólo de oídas todo este mundo y cuyo único interés era ganar dinero "explotando" un tema polémico y popular entonces. Pero para lo que nos interesa, no son tan diferentes, ambas estan llenas de delirantes alucinaciones y resultan igualmente curiosas e interesantes como retrato de una época que ya ha pasado.

The Acid Eaters se cuenta desde el punto de vista de los comedores de ácido que la protagonizan: oficinistas, un pintor y trabajadores diversos que se reúnen al acabar la jornada laboral. Como se explica desde una perspectiva "dopada", la película roza el cine experimental, acumulando escenas absurdas y diálogos inconsecuentes y proporcionando ilimitada diversión al espectador. Bueno, "ilimitada" durante una hora y dos minutos, que es lo que dura la película.

Dejando de lado el realismo o naturalismo, la película es una larga alucinación llena de gags absurdos, chicas en topless y música non-stop. Entre la psicodelia y lo kitsch, la película avanza y el espectador se queda ojiplático, hasta que llega el momento álgido del film en el cual los protagonistas encuentran una pirámide enorme de LSD en mitad del campo y entran en ella. Aquí el surrealismo (tanto el intencionado como el que no) que impregna el film resulta a un mismo tiempo sorprendente y divertidísimo.

La bailarina y actriz Pat Barrington que participó en The Acid Eaters usando el nombre Camille Grant.

Prácticamente todos los que participaron en la película, delante y detrás de la cámara, usaron pseudónimos. No sé si los actores y actrices lo hicieron por miedo a que perjudicara su futura carrera, aunque teniendo en cuenta lo malas que son las interpretaciones no creo que hubiera pasado nada si hubieran usado sus nombres reales. De hecho, las interpretaciones son tan malas que sorprende descubrir aquí y allá algún momento de autenticidad en el que la cámara capta reacciones de los actores que no forman parte de ninguna interpretación sino que son reales. Vamos, que en algunas escenas se les escapa la risa a los actores.
El único rostro, por no decir otra cosa menos elegante, más o menos reconocible es el de Pat Barrington, que protagoniza uno de los momentos más delirantes del film: en un escenario y fondo negro, la vemos bailar en topless alrededor de un hombre tocando unos tambores, hasta que llega un momento en que uno de los tambores cae al suelo y el hombre sigue imperturbable tocando el tambor que queda con una sola mano mientras Pat sigue bailando ajena a todo. Al cabo de un momento el hombre recoge el tambor del suelo y sigue tocando como si aquí no hubiera pasado nada. Mientras, en la banda sonora suena un canción que, obviamente, no tiene nada que ver con lo que está tocando este hombre.

En definitiva, The Acid Eaters es una comedia surrealista y alucinógena, un descacharrante viaje psicodélico que no deja de sorprender y no aburre en ningún momento. Una joya de la exploitation más demente que hará disfrutar al espectador de este tipo de cine enormemente.

13 ene 2012

El Cinéfago de nuevo al rescate de otra película de calidad alternativa


Por un lado tenemos a Barbara Bach. Por el otro tenemos a extrañas criaturas mutantes anfíbias. Al frente de todo el director italiano Sergio Martino. ¿Molan los 70 o molan de verdad los 70?

La extraña isla de los hombres pez (L'isola degli uomini pesce, Sergio Martino, 1979) es un entretenido film de aventuras, con elementos de terror y ciencia ficción, que toma prestadas ideas de La isla del doctor Moreau de H. G. Wells y de los relatos de H. P. Lovecraft y las mezcla al estilo italiano.

Todo empieza con los supervivientes del naufragio de un barco prisión, a mediados de 1891. El teniente doctor Claude de Ross (Claudio Cassinelli) apenas puede mantener a raya con una pistola a los prisioneros que han sobrevivido con él en un pequeño bote. Unas extrañas criaturas arrastran el bote hasta unas rocas afiladas, despachan a unos prisioneros y hunden el bote. Los supervivientes de los supervivientes son el doctor De Ross y cuatro prisioneros más. Sin embargo, el número de supervivientes se verá aún más reducido hasta que los pocos que quedan se encuentren con la bella Amanda (Barbara Bach). A pesar de que Amanda les dice que se larguen, De Ross y sus compañeros la siguen (¿y quién no?). Es así como van a parar a la casa de Edmond Rackham (Richard Johnson), el cual comanda a un grupo de indígenas desde su mansión colonial. Por ahí también anda el profesor Ernest Marvin (Joseph Cotten), expulsado de la comunidad científica por sus experimentos contra natura (como todo científico que se precie en el cine).

Sergio Martino es el genio responsable de la soberbia Torso - Violencia carnal (I corpi presentano tracce di violenza carnale, 1973 -comentada aquí-) y de La montaña del dios caníbal (La montagna del dio cannibale, 1978), que causó cierta polémica (y diversión personal) cuando fue emitida por error por TVE1 al mediodía hace ya unos años, pensando que sería la típica película de aventuras y no el festival de sexo y gore que es, entre otros títulos antológicos. La extraña isla de los hombres pez, sin embargo, no causaría ningún problema al ser emitida en horario protegido, ya que no hay escenas sangrientas o desnudos. Lo que sí hay es toneladas de entretenimiento.

Parece que la intención de Martino era acumular todos los elementos típicos del pulp y el cine de aventuras en una sola película. Además del mad doctor y los hombres pez, tenemos: una inestable isla volcánica, la ciudad perdida de Atlantis, ritos vudú, una selva llena de trampas, una belleza en peligro acosada... Todo servido con la energía, el arte y la demencia propia de las películas italianas de entonces. Eso sin mencionar su contundencia sonora, porque si hay algo característico del cine italiano de entonces es como sonaban los golpes, guantazos y puñetazos, que te da la sensación de que duelen el doble que los puñetazos normales.

Esta especie de Julio Verne puesto de ácido es pura fantasía de bolsilibro, el tipo de película que solían echar los domingos por la tarde en TVE1, antes de que las cadenas privadas convirtieran "película de domingo por la tarde" en sinónimo de infumable telefilme. Una película sin pretensiones (ni mucho presupuesto) que hoy día resulta divertida y entretenida gracias a sus cualidades artesanales. Los efectos especiales son algo rudimentarios, y los hombres pez resultan más entrañables que aterradores. Eso sí, como su diseño recuerda al de la Criatura de la Laguna Negra, por la que, como podéis deducir por el nombre del blog, siento cierta debilidad -como ya comenté aquí-, les doy unos puntos extra.

Os invito a averiguar qué tremendo secreto custodian esos extraños seres un día que os apetezca algo de ligera diversión. Tened cuidado al buscarla y no cojáis la versión americana: distribuida por la New World de Roger Corman, tras no funcionar demasiado bien en taquilla decidieron cambiarle el título, recortar unos 15 minutos de película y añadieron escenas rodadas por ellos y que no tenían nada que ver con el film de Martino. Y hablando de Roger Corman, esta película es ideal para ver en doble sesión con la más "adulta" y también genial Humanoides del abismo (Humanoids from the Deep, Barbara Peeters [Jimmy T. Murakami filmó escenas adicionales], 1980), comentada aquí.

12 ene 2012

Sherlock Holmes: Juego de sombras (Sherlock Holmes: A Game of Shadows)


Sherlock Holmes: Juego de sombras (Sherlock Holmes: A Game of Shadows, Guy Ritchie, 2011) se enfrenta al mismo problema que tienen todas las secuelas y continuaciones (ya sean parte de una misma historia como la saga de La guerra de las galaxias o películas independientes entre sí como las de Indiana Jones) buenas o malas: es imposible recapturar la frescura y la sorpresa de conocer por primera vez a unos personajes y su mundo. De modo que es posible que lo que a muchos espectadores y espectadoras les pareció fresco y diferente en la primera entrega, ahora les parezca repetitivo y rancio. Los responsables de la franquicia (la próxima ya se está preparando) creen en el dicho "si no está roto, no lo arregles" y esta entrega repite el mismo tono y estilo que la anterior. Todo es lo mismo menos el caso, el adversario y los guionistas.

En los aspectos negativos de la película pesa una pareja de guionistas, Kieran y Michele Mulroney, sin mucha experiencia, que son incapaces de hacer que la trama resulte intrigante o absorbente. Y como son la única incorporación, diría que los máximos responsables de los fallos en el film. Por supuesto, también hay que tener en cuenta que este tipo de producciones se hacen "en comité", y no se puede responsabilizar de todo lo que no funciona a unos guionistas inexpertos: parte de la culpa recaerá en las sin duda diversas reescrituras y cambios que se irían sucediendo durante la producción del film.

Pero, como digo, el principal problema de esta continuación es que no tiene una trama que sea mínimamente interesante. Por otro lado, las escenas de acción están bien hechas, tiene acertados momentos cómicos y, sobretodo, un gran villano. El profesor Moriarty al que da vida Jared Harris (al cual algunos recordaréis de la serie Fringe) está a la altura del Holmes de Robert Downey Jr. y representa un auténtica amenaza. Y aunque la película no se basa en ninguna de las novelas o relatos de Arthur Conan Doyle, los que las hayan leído reconocerán un momento extraído de una de sus novelas que en su momento causó una gran polémica y repercusión. El resto del reparto hace un buen trabajo, destacando las incorporaciones de Stephen Fry y de la Lisbeth Salander original Noomi Rapace, que aquí hace poca cosa aparte de lanzar un par de cuchillos y poner cara de no entender qué pasa.

La película me resultó entretenida, pero una débil trama, a pesar de darle un aire internacional, hace que no tenga la misma calidad de su predecesora. Si la vais a ver, id antes al baño: es un pelín larga y de otro modo los últimos minutos pueden hacerse algo incómodos.

10 ene 2012

Ya están aquíiiii: Los fantasmas de Poltergeist


Hace poco leí, en la sección Schlock Corridor de la página web Badass Digest, un interesante análisis sobre Poltergeist (Tobe Hooper, 1982). Interesante porque me hizo darme cuenta de cosas que, al ver de nuevo la película, parecen evidentes pero en las que hasta entonces no había reparado. Te das cuenta al ponerte a analizar la película objetivamente, pero las emociones que me provoca el film hacía que no me fijara. La segunda parte de este artículo de Devin Faraci se adentra en el tumultuoso rodaje del film, las absurdas leyendas que ha generado y la discusión sobre quién dirigió en realidad la película. En lugar de repetir lo que dice el articulo, os sugiero que lo leáis (y si tenéis problemas con el inglés, estoy dispuesto a enviaros una traducción via e-mail si realmente os interesa el tema).

Como sabéis, desde el momento en que se estrenó Poltergeist han corrido rumores que dicen que Steven Spielberg fue en realidad el director, sustituyendo a Tobe Hooper. El artículo de Faraci no ofrece ninguna conclusión definitiva, tampoco los diversos artículos escritos al respecto, en los cuales actores y técnicos ofrecen sus opiniones, en algunos casos contradictorias, ni la página web no oficial dedicada al film aclara nada definitivamente. Personalmente creo (y esto es sólo mi opinión personal, basada en lo que sé) que es posible que Spielberg se implicara mucho, era el productor y se encargó de rodar algunos planos de la segunda unidad. Pero Hooper fue el director, ya que hay muchos elementos propios del director tejano en esta película a pesar de la presencia de Spielberg.

Lo extraño es que en la edición 25 aniversario en DVD y Blu-ray no hay ni un sólo extra dedicado a cómo se hizo la película. Hay un documental sobre los fenómenos poltergeist, pero ni un sólo documental o entrevista que pudiera poner fin a tantos rumores e historias sobre la concepción de la película. Resulta aún más extraño (o decepcionante) teniendo en cuenta que es una película muy popular que ha generado dos secuelas (de calidad relativa, aunque con estupendos efectos especiales) y una serie de televisión, así como un posible remake para el 2013 (actualmente lo raro sería que no se preparase un remake).

Es posible que los conflictos tras las cámaras expliquen algunos de los detalles del film que no tienen mucho sentido. De todos modos, lo que es indiscutible es que es un clásico que sigue en plena forma.

Cuando compré Poltergeist en Blu-ray hacía mucho, mucho tiempo que no veía este film. No compré ninguna de las anteriores ediciones en DVD ya que me parecían muy pobres, sin extras ni nada, y pensé que tarde o temprano saldría una edición especial (cosa sobre la que estuve, al menos, medio acertado). El caso es que tenía un recuerdo vago del film y, al volver a verla, me sorprendió lo mucho que me enganchó y lo intensa que es teniendo en cuenta que es una película apta.

Claro, que lo que era apto en 1982 hoy tal vez no lo fuera.

Uno de sus mayores aciertos es la manera en que se distribuyen los momentos de impacto. Entre secuencia y secuencia impactante se deja un espacio para que el espectador se recupere y se mantenga la capacidad emocional intacta. Al contrario que en otros filmes, donde se acumula escena tras escena hasta que el espectador básicamente queda anestesiado y ya no le impresionada nada y le aburre todo (hay excepciones, por supuesto, para todo hay excepciones). Así, cada momento diseñado para impactar al espectador, impacta al espectador.

El espacio entre la secuencia en que Carol Anne (Heather O'Rourke) es secuestrada y Robbie (Oliver Robbins) es casi devorado por un árbol de aspecto "maldito" y la visita de los espectros y la alucinación del lavabo es suficiente para que una no pese sobre la otra. Así, el tramo final también resulta efectivo.

Me pregunto hasta que punto la efectividad de los efectos visuales y prácticos y de la propia película en mí depende del factor nostálgico. Poltergeist me gustó mucho cuando la vi de pequeño en televisión. No es que me diera mucho miedo, pero sí me dejé llevar por la montaña rusa de emociones que ofrece. ¿Si la viera hoy por primera vez me causaría el mismo efecto? No lo sé ni creo que lo sepa nunca, pero mientras la siga disfrutando poco importa.

9 ene 2012

11/22/63


11/22/63 es la nueva novela de Stephen King, que aparecerá publicada en España en marzo como 22/11/63 (supongo), y que he estado leyendo estos días como si no hubiera un mañana. La trama del libro giro en torno a Jake Epping, un profesor de instituto normal y corriente, que viaja, a través de un portal en el tiempo, al pasado con la misión de impedir el asesinato del presidente John F. Kennedy.

Esta no es una novela de terror, como son la mayoría de las publicadas por King, sino que entra en el terreno de la ciencia-ficción, sin que eso signifique que no haya algunos momentos y secuencias en la novela que podrían estar dentro del género terrorífico. De hecho, hay una importante conexión con It, una de las mejores novelas de King (y mi favorita), ya que el portal a través del cual viaja Jake le lleva a 1958 y pasa un tiempo en Derry. Tiempo durante el cual volveremos a encontrarnos algunos personajes de It cuando son jóvenes. Hay también algunas otras referencias a otros trabajos de King, ya que el hombre a construido con sus libros una especie de Universo King, parecido al Universo Marvel o Universo DC, en el cual tienen lugar todas sus historias cortas y novelas.

King acierta en convertir el medio con el que viaja Jake en un portal, en lugar de algún avanzado método científico, ya que le permite tener un protagonista con el cual es fácil identificarse y nos ahorra largas explicaciones y justificaciones científicas para hacer el método creíble, como sucede en novelas contemporáneas que han tratado el tema. Al fin y al cabo, no es importante cómo el protagonista llega al pasado, sino qué le sucede ahí. De todos modos, el portal y sus vigilantes formarán parte de la trama. Aunque lo importante en la novela, aparte de impedir el asesinato de Kennedy, es la vida de su protagonista en el pasado, qué le sucede entre 1958 y 1963, presentando y desarrollando varios personajes que se acabarán convirtiendo en el corazón de la historia, mezclados con los personajes históricos.

Aunque el método con el que se viaja en el tiempo es más bien secundario, no lo son las consecuencias de viajar en el tiempo, el llamado efecto mariposa. Tema ya tratado en diversas ocasiones, siendo la más clásica y fundamental el relato de Ray Bradbury El sonido del trueno (al cual se hace referencia en 11/22/63), y que el propio King había tratado previamente en el relato Ur, en el cual el protagonista recibe un Kindle que puede acceder a libros de universos paralelos y de su propio futuro. Series de televisión como El salt (Quantum Leap, 1989-1993) -"el salto", desconozco si se emitió en otros canales estatales aparte del autonómico catalán- y Edición anterior (Early Edition, 1996-2000) se basaban en personajes cuya misión era, de hecho, cambiar el pasado y el futuro, respectivamente.

Otro aspecto interesante de la novela es el contraste entre el pasado y nuestro presente. En lugar de caer en la nostalgia fácil, se hace una comparativa donde vemos sus pros y contras. Aspectos positivos del pasado, como que se pueden obtener cosas de mayor calidad a un precio más bajo, se comparan con otros negativos como el lugar de la mujer en la sociedad y el racismo (que tampoco son cosas que sean totalmente del pasado pero que entonces eran aún peores).

También resulta interesante la relación que establece Jake con Lee Harvey Oswald y su familia mientras el primero los vigila. Nos es que se establezca ninguna relación próxima, pero las apreciaciones sobre la familia de Oswald van evolucionando a medida que Jake los espia. Y aunque no se trata de una novela histórica, por lo menos no en el sentido habitual, King y su investigador Russ Dorr llevaron a cabo un exhaustivo trabajo de investigación sobre el periodo y el asesinato de Kennedy. Al parecer, este trabajo de investigación fue una de las razones por las cuales King abandonó el proyecto cuando se le ocurrió por primera vez a principios de los 70, ya que en aquel entonces trabajaba como profesor de instituto y no podría haber hecho compatibles ambos trabajos. King comenta, en el postfacio de la novela, que se alegra de no haberla escrito entonces, ya que evento todavía era muy reciente y ahora tiene una mayor perspectiva del suceso.

Aparte de los elementos de ciencia-ficción, el suspense y alguna secuencia terrorífica, en el libro también hay lugar para el drama y el romanticismo, con lo que es posible que la novela llegue a un público más amplio o a aquel que no le guste el terror.

Para acabar, esta es la música que escuché mientras leía el libro (cuando podía), ya que me gusta "ambientarme" y crear una atmósfera adecuada a lo que esté leyendo:

Bernard Herrmann: The Twilight Zone, Bernard Herrmann (obviamente)
Twilight Zone: 40th Anniversary Collection, varios compositores (entre ellos Bernard Herrmann y Jerry Goldsmith)
Ennio Morricone: The Thriller Collection, Ennio Morricone (obviamente, otra vez)