Utilizando el pseudónimo Joe D'Amato (y algunos otros más), Aristide Massaccesi dirigió casi doscientas películas. Pero solo una la firmó con su nombre real: La muerte sonríe al asesino (La morte ha sorriso all'assassino, 1973). Una curiosa mezcla de terror y giallo protagonizada por la bella Ewa Aulin, en la que también hace una breve aparición el inclasificable Klaus Kinsky.
La muerte sonríe al asesino es un film peculiar y extraño, onírico incluso. Intentar resumir su argumento de forma coherente es complicado (para mí siempre buena señal), baste decir que la joven Greta (Ewa Aulin) sufre un accidente a la entrada de la propiedad de los Ravensbrück, Walter (Sergio Doria) y Eva (Angela Bo). El matrimonio acoge en su casa a la desconocida y, a partir de entonces, se empiezan a suceder toda una serie asesinatos misteriosos y también peculiares triángulos amorosos.
En los extras de la edición en Blu-ray a cargo de Arrow Films, hay una entrevista en la que Massaccesi explica que decidió utilizar su nombre en esta película debido a la calidad del reparto y del acabado final. Aunque contiene elementos temáticos que encontramos en otros títulos de Joe D'Amato, este título destaca en la filmografía de este director por su habilidad técnica, con planos innovadores, que evidencian que este fue un film especial para él.
Personalmente, es una película que encuentro fascinante por la forma en que mezcla distintos géneros y su atípico desarrollo. Como se indica al principio, nos encontramos con una mezcla de elementos del giallo y del cine de terror, con referencias a clásicos inmediatamente reconocibles de Edgar Allan Poe y Sheridan Le Fanu. Aunque se empezó a rodar con un guion terminado, durante el rodaje se fue improvisando y cambiando/añadiendo elementos, lo que contribuye a darle un aire imprevisible y onírico, ya que mezcla recuerdos, presente y pasado. Esta manera de rodar también sugiere que algunas de las referencias a clásicos de la literatura de terror son más inconscientes que algo buscado. Además, subtramas como la que protagoniza Klaus Kinsky solidifican la extrañeza general que domina el film. Y todo el conjunto salpicado de erotismo y sangrientos asesinatos, los más reconocibles elementos de la filmografía de Joe D'Amato.
En definitiva, este es un film que recomendaría a los amantes del género que estén cansados de ver lo de siempre y les apetezca algo diferente.
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