Hacia finales de los 90 del siglo XX, entre 1998 y 1999 imagino, leí en la revista Fangoria una interesante entrevista al director Walter Hill. En ella hablaba de la que iba a ser su próxima película, una mezcla de terror y ciencia ficción que se titulaba Supernova. La entrevista estaba ilustrada con fotografías del rodaje, sugiriendo que iba a ser sangrienta y "monstruosa". Me apunté el título para cuando se estrenara en España, pero pasaba el tiempo y no llegaba. Finalmente, se estrenó a finales del año 2000 Supernova (El fin del universo) (Supernova, Thomas Lee, 2000). Un momento, ¿quién era el tal Thomas Lee? ¿Y cómo era recomendada para mayores de 13 años si por las fotos debería haber bastante sangre? ¿Qué había pasado aquí?
Todo empezó con una estrella muerta. William Malone y el productor Daniel Chuba comenzaron a desarrollar a finales de los 80 lo que tendría que haber sido una sencilla y entretenida película de serie B que combinaría elementos de terror y ciencia ficción. Malone ya había demostrado habilidad mezclando estos géneros en Creature (Creature aka The Titan Find, William Malone, 1985) y Scared to Death (William Malone, 1980). Por su parte, Chuba planeaba llenar la película de efectos visuales creados por su compañía, de modo que les saldría más barato y parecería que la película habría costado mucho más de lo que hubiese costado en realidad. Por aquel entonces, el proyecto llevaba por nombre Dead Star y explicaba como un equipo de rescate acude a la luna Titán, tras recibir una llamada de socorro. Una vez allí recogen a un tripulante y se descubre que en esa luna se encontró algo que no había sido creado por humanos. La idea era hacer énfasis en las relaciones entre los personajes, explotando la tensión creada cuando un grupo de personas pasa mucho tiempo encerrada en un mismo lugar, añadiéndole luego el peligro de una criatura mutante, siendo el objetivo final convertirla, según Malone, en algo así como "Hellraiser en el espacio". O sea, Horizonte final (Event Horizon, Paul W. S. Anderson, 1997). Además, si habéis visto la mencionada Creature, en seguida veréis las similitudes entre los argumentos de ambas películas.
Las cosas se pusieron en marcha para Dead Star cuando MGM/UA se interesó por el proyecto, ahora titulado Supernova, pasando de ser la humilde producción de serie B imaginada para pasar a ser una producción de gran presupuesto, con la intención de convertirla en un blockbuster veraniego. Malone se desentendió del proyecto, el estudio decidió poner como director a Walter Hill. Lo primero que hizo Hill fue rescribir el guion, que entonces estaba atribuido a David C. Wilson, lo que hizo posible atraer a un atractivo reparto entre los que se encontraban James Spader, Robert Forster, Angela Basset, Lou Diamond Phillips y Robin Tunney.
Una de las primeras cosas que hizo Hill con el guion era alejarlo lo máximo posible de Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979), de la que él había sido uno de los productores y se había mantenido como productor en el resto de secuelas. Unas semejanzas que, teniendo en cuenta los trabajos previos de William Malone, no deberían ser pocas. Pero la dirección hacia la que trabajaba Hill no debería ser del gusto de los ejecutivos de MGM, ya que se vio obligado a rescribir las páginas del guion continuamente, en presencia de los ejecutivos en el set, provocando que los actores se vieran obligados a memorizar escenas en el momento de rodarlas.
A pesar de todo, el rodaje transcurrió sin incidentes. Los problemas de verdad empezaron en la posproducción, cuando Hill editó la película y hizo una lista de escenas que se tendrían que rodar de nuevo. Los ejecutivos estaban de acuerdo en que se deberían rodar escenas de nuevo, pero no compartían la visión de Hill, de modo que lo despidieron. Entraba así en escena el director Jack Sholder, encargado del rodaje de las nuevas escenas y de editar la película más al gusto de los ejecutivos. Mientras Sholder trabajaba en darle a la película un tono menos oscuro y añadirle acción, a sus espaldas los ejecutivos llevaron la película a Francis Ford Coppola. Coppola se decidió a salvar la película mediante la edición, añadiendo escenas como una escena de sexo entre el personaje de Angela Basset y el de James Spader. Como esta escena no existía, se decidió utilizar material descartado de una escena de sexo entre los personajes de Robin Tunney y Lou Diamond Phillips, oscureciendo la piel de Tunney para hacerla pasar por la de Basset.
Por si todo esto fuera poco, se decidió hacer una versión para mayores de 13 años para ser estrenada en el cine, cambiando diversas escenas violentas y sexuales. Esta versión fue acompañada por uno de los peores tráileres de la historia del cine. El tráiler resulta interesante por ver fragmentos de escenas eliminadas, pero vende Supernova como una especie de comedia de acción y ciencia ficción que no se parece en nada a la película. Es verdaderamente terrible.
Teniendo en cuenta que ya se sabía los problemas por los que había pasado la película y el terrible tráiler, no es de extrañar que la película fuera un fracaso. Cuando se editó en formato doméstico, se decidió estrenar la versión para mayores de 18 años, versión en la que se notan más las raíces de serie B de la película, como por ejemplo que al personaje de Robin Tunney no se le pide nada más que poner cara de pasmo y quitarse la ropa. Un elemento de pura exploitation que nos encontramos en muchas producciones ochenteras de Roger Corman, cuando se dedicaba a hacer imitaciones de Alien.
Fue esta versión "R" la que vi en su día. La película me llamó la atención, primero, debido a la edad que tenía entonces, por la presencia de Tunney, claro. También me pareció una efectiva cinta de serie B, no muy distinta de las muchas que consumía por entonces (y ahora también). Sin embargo, me ha sorprendido ver como Supernova ha sobrevivido, recibiendo completas ediciones en Blu-ray. La más reciente edición hizo que volviera a visitar la película y, para mi sorpresa, fue una experiencia muy grata.
El film tiene sus problemas, es obvio. Las relaciones entre los personajes apenas se desarrollan, hay cosas que se explican en exceso y otras que no se explican lo suficiente para tener impacto. Pero, como ya he dicho, es una entretenida serie B que, en lugar de ser rodada en un almacén con unos decorados de saldo, cuenta con todo el lujo de producción hollywoodiense, una fantástica fotografía, buenos efectos especiales (para la época) y un gran reparto. Los conceptos más interesantes (e inquietantes) que plantea no se desarrollan y el final original es mucho más oscuro y memorable (el título castellano os da una pista). Pero eso no la hace muy distinta de otras producciones del mismo calibre, producciones de serie B con un presupuesto de serie A como Life (Vida) (Life, Daniel Espinosa, 2017). Que la película sea mínimamente coherente ya es un milagro teniendo en cuenta su complicada historia tras las cámaras, de modo que celebro que sea lo entretenida que es.
El tráiler es realmente malo, eso sí.
0 comentarios:
Publicar un comentario