Cada vez que se estrenaba una nueva entrega de Star Wars, una nueva horneada de producciones dentro del género, imitaciones y derivados intentaba aprovechar algo del éxito de la saga creada por George Lucas. Algunas de estas producciones sabía identificar las bases sobre las que se asentaba la creación de Lucas y darle su propia personalidad, convirtiéndose ellas mismas en películas de culto, como fueron Star Crash, choque de galaxias (Starcrash, Luigi Cozzi, 1978) o la plagiada en la Rebel Moon (2023) de Zack Snyder Los 7 magníficos del espacio (Battle Beyond the Stars, Jimmy T. Murakami, 1980). Otras películas copiaban elementos de la saga Star Wars y los mezclaban con otros elementos del pulp y películas también populares entonces, para darle su propio giro, como Krull (Peter Yates, 1983) o Cazador del espacio: Aventuras en la zona prohibida (Spacehunter: Adventures in the Forbidden Zone, Lamont Johnson, 1983). Tampoco podemos dejar de lado las diversas parodias inspiradas por Star Wars como Galaxina (William Sachs, 1980) o La loca historia de las galaxias (Spaceballs, 1987). Y luego tenemos Guerreros del espacio (The Ice Pirates, Stewart Raffill, 1984), que intentó aglutinar todo lo mencionado anteriormente sin conseguirlo del todo.
La acción arranca en un lejano futuro. Resulta que dentro de 10000 años el agua se convertirá en un bien escaso, por tanto, extremadamente valioso. Los Templarios son la corporación que domina el comercio de agua, lo que ha provocado la aparición de los "piratas del hielo", que se dedican a robar el agua de las naves de los Templarios, amenazando su monopolio. Uno de estos piratas, Jason (Robert Urich), es capturado junto a sus compañeros y marcado para ser convertido en esclavo. Jason es rescatado por la princesa Karina (Mary Crosby), con la condición de que Jason y su tripulación le ayuden a encontrar a su padre, que fue en busca del legendario séptimo planeta. Un argumento que descubre que usó el director Stewart Raffill como base para su aventura espacial: si George Lucas utilizó las películas de samuráis de Akira Kurosawa y el western, Raffill mezcló la aventura espacial con las clásicas aventuras de piratas al estilo de El capitán Blood (Captain Blood, Michael Curtiz, 1939) o El temible burlón (The Crimson Pirate, Robert Siodmark, 1952). Aunque esa no era la intención original.
Originalmente, The Ice Pirates iba a ser una épica aventura de ciencia ficción titulada The Water Planet que mezclaría la ciencia ficción con el mito de Jasón y los Argonautas, escrita por Stanford Sherman, el guionista de Krull. Pero entonces, principios de la década de los 80, Metro Goldwyn Mayer, el estudio que financiaba el proyecto, entró en dificultades económicas. Por ello, se decidió reducir el presupuesto del film para hacerlo más factible. La reducción del presupuesto trajo consigo que se cambiara el tono del film: de aventura seria (con toques de humor) a aventura cómica (con toques serios). El director se encargó de rescribir el guion para convertirlo en una comedia espacial.
Esta apresurada rescritura no le sentó muy bien a la película. Hay muchos chistes que están fuera de lugar y no encajan con el estilo del film (añadiendo algunos que son directamente racistas como el chulo-robot), hay momentos que rozan la pura parodia, mientras que otros momentos son extrañamente serios. Sin embargo, la mayor parte del reparto, como Ron Perlman y Anjelica Huston, se adaptan bien a la comedia, excepto Robert Urich, que no tiene el carisma ni la gracia necesarias. Urich habría sido una mejor opción si el film hubiese mantenido el tono serio original.
Durante la mayor parte del metraje, la película funciona. Más o menos. Hay momentos que la comedia es efectiva y la acción también contribuye a que la película mantenga al espectador entretenido, aunque no muy enganchado. Tal vez por las limitaciones del presupuesto, Guerreros del espacio se desmonta en la última parte, con una serie de secuencias que se acaban haciendo aburridas por lo repetitivas y un final apresurado que deja muchas cosas en el aire.
Imagino que incluso The Ice Pirates tiene sus fans, supongo que personas que la vieron cuando eran pequeños y les provoca un cariño nostálgico. Pero, dentro de las muchas producciones del estilo que se rodaron entonces, no resulta especialmente memorable, ni siquiera como un título particularmente terrible o inepto. En algunos momentos te ríes, en otros te aburres, lo que se dice una película mediocre.
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