25 oct 2010

Batman: La película (Batman)



Batman es la única comedia de situación sin risas grabadas.
William Dozier, productor ejecutivo de Batman (1966-1968)

Como la mayoría, descubrí la serie televisiva protagonizada por Batman en los sesenta de pequeño a través de la televisión autonómica. Y también como la mayoría quede mesmerizado por los argumentos absurdos, los POW y KA-POOM que llenaban la pantalla y el colorido pop que dominaba la serie. Al crecer también sentí fascinación por Julie Newmar haciendo de Catwoman, pero eso es otra historia.
William Dozier y Lorenzo Semple, Jr. crearon una delirante y divertidísima parodia del género de superhéroes y del cómic que se hacía en aquellos momentos. Sátira despiadada de las infantiles historias que se publicaron durante un tiempo en los cómics de superhéroes, sorprende (o por lo menos a mí me sorprende) que haya gente que se la tome en serio y le parezca una cutrada ya que no entiende que se trata de una parodia, que piensa que realmente en los sesenta las series de acción eran así. Por otro lado, los fans de Batman la odian, ya que les parece que ofrece una imagen ridícula de su héroe. Bueno, yo mismo fui fan de Batman durante mucho tiempo (hasta que recientemente empezaron con todo este rollo de matar a Bruce Wayne y luego intentar resucitarlo, ahí dejé de seguir la serie regular) y la verdad es que hubo un periodo entre los cincuenta y sesenta que las historias de Batman no tenían el nivel de calidad que alcanzarían más adelante. Pero el problema no lo tenía sólo Batman, a mediados y finales de los cincuenta el cómic de superhéroes sufrió una terrible crisis.

Julie Newmar como Catwoman, un buen motivo para lanzarse al fetichismo
Para entender el origen de la serie televisiva y la decadencia del cómic es necesario retrotraernos a 1949. En aquel año William Gaines se hizo cargo de la compañía de publicaciones de su padre: Educational Comics. Gaines cambió el nombre de la empresa por el de Entertaining Comics, más adelante conocida simplemente como EC Comics (cada vez que menciono los EC Comics en el blog podéis tomaros un chupito). Gaines empezó a publicar entonces una serie de colecciones centradas en el terror que serían un gran éxito entonces y hoy son clásicas: Tales from the Crypt, The Vault of Horror y The Haunt of Fear. Si bien publicó unas también geniales series de suspense y ciencia-ficción y unas adelantadas a su tiempo series (anti)bélicas; fueron las series de terror las que le proporcionaron tremenda fama y éxito económico. Hacia 1954, los competidores e imitadores de los cómics de Gaines recibieron ayuda de Fredric Wertham (me niego a llamarlo doctor) que publicó un "libro" llamado La seducción del inocente, que aseguraba que los cómics eran responsables del aumento de la delincuencia juvenil en Estados Unidos. No sólo eso, personajes como Wonder Woman (una mujer fuerte, inteligente e independiente) lanzaban a los chicos y chicas hacia la... ¡homosexualidad! Sí, la moral de América tenía que preservarse a toda costa. Se organizaron unas sesiones en el Congreso de  los Estados Unidos para determinar hasta que punto los cómics eran responsables de la delincuencia y depravación homosexual que azotaba el país. Gaines defendió sus publicaciones e intentó que los editores de cómics se unieran para defenderse.

Sin embargo, los editores, más interesados en ganar dinero, decidieron crear un órgano censor que controlara la moralidad de las publicaciones. El llamado Comics Code Authority (CCA) diseñado específicamente para acabar con las exitosas publicaciones de Gaines. Éste en un principio intentó integrarse a pesar de todo, pero decidió tirar la toalla cuando una de sus historias de ciencia-ficción que trataba sobre el racismo fue rechazada ya que el personaje principal era negro. Pero, claro, la moral de los jóvenes tenía que protegerse.

Las consecuencias de todo esto fueron que Gaines dejó de publicar cómics y pasó a crear la revista humor MAD, así que tampoco le fue mal. Por desgracia, ahora los cómics sufrían con un restrictivo código censor que provocó que de mediados de los cincuenta a los sesenta se publicaran toda una serie de ridículas e infantiles aventuras, una decadencia que aún hoy día es usada a la hora de parodiar o criticar los cómics de superhéroes. Eso no quiere decir que no se publicaran buenas historias, algunos autores lo conseguían  a pesar de las fuertes restricciones, pero no eran las suficientes. Por fortuna todo cambió gracias al genio de Stan Lee que en noviembre de 1961 publicó el número uno de Los Cuatro Fantásticos, dando inicio a una serie de tebeos más maduros e inteligentes.

En cuanto al CCA, con el tiempo fue cambiando y hoy día ya no es tan restrictivo como hace tiempo. El momento decisivo sucedió de nuevo gracias a Stan Lee: cuando a mediados de los setenta el Departamento de Salud y Educación pidió a Lee que publicara una historia de Spider-Man en la que se advirtiera de lo perjudicial que eran las drogas a los niños. Lee (que es más listo que el hambre) integró el mensaje contra las drogas dentro de la trama de Spider-Man contra el Duende Verde, introduciendo el mensaje pero sin predicar. Sin embargo, cuando envió la historia al CCA estos dijeron que no se podía publicar ya que según el código no se podían hacer mención a las drogas en un cómic. Lee decidió ante lo absurdo de la situación que se publicaran los tres números con la historia sobre las drogas sin el sello del CCA. El resultado fue un tremendo éxito, no sólo de ventas pero también a nivel social, y el CCA se vio obligado a replantearse muchas cosas.

Volviendo al tema que nos ocupa, el Batman que se parodiaba en la serie televisiva de los sesenta era este Batman debilitado por el código. El éxito de la serie televisiva llevó en 1966 a estrenar una película: Batman: La película (Batman, Leslie H. Martinson).



La película es como un capítulo de hora y media de la serie, aunque tenemos a Lee Meriwether haciendo de Catwoman en lugar de a Julie Newmar. La película sigue las peripecias de Batman (Adam West) y Robin (Burt Ward) mientras se enfrentan a cuatro de los más peligrosos villanos a los que se han enfrentado nunca: el Joker (Cesar Romero), el Pingüino (Burguess Meredith), el Acertijo (Frank Gorshin) y la ya mencionada Catwoman.

Lee Meriwether como Catwoman: ¡Miau!

Una de las cosas que más destacan es la interpretación de Adam West. No sólo el aspecto que tiene con las mallas ajustadas sino la extraña manera que tiene de soltar las frases. Nicolas Cage, si os fijáis, le imita cuando hace de Big Daddy en Kick-Ass (Matthew Vaughn, 2010), en la versión original, claro. La colección de objetos absurdos parece no tener fin, siendo mi favorito el Bat-repelente de tiburones. La trama central resulta también adecuadamente absurda: los villanos inventan una máquina que deshidrata sobremanera a la gente provocando que lo único que quede sea un montoncito de polvo. Batman tendrá que encontrar la manera de devolver los montoncitos de polvo en que se han convertido diferentes miembros de la ONU a su forma humana original.

El humor de la película (que Adam West define como "teatro del absurdo") entiendo que seguramente no es para todo el mundo. Como mencionaba antes, todavía hay gente que se toma todo el asunto en serio y es incapaz de ver la comedia. Creo que es una de esas películas que se ha de disfrutar con la mente abierta y desenfadada que demanda la película, dejarse llevar por el espíritu camp que alimenta el film y disfrutar del estilo pop que impregna el conjunto. Mi objetivo principal al iniciar este blog era acercar a la gente toda clase de películas: desde el más trascendente cine de autor a la exploitation más sórdida. Ya que como cinéfago yo no tengo ningún tipo de prejuicio contra género, país, año o lo que sea. Por ello presento hoy esta película, ya que siempre he tenido la sensación de que pesan sobre ella demasiados prejuicios que son injustos sobre un film extravagante, divertido, absurdo y con un encanto inocente que la hace entrañable. Algo de lo que me parece que necesitamos más.


3 comentarios:

Antoine Doinel dijo...

Muy interesante, perfectamente explicado y completo su post.

Anónimo dijo...

Si, lo conseguiste, con este blog me has acercado a muchos tipos de cine de los que ni habia oido escuchar, sea onirico, giallo o lo que fuera.

Raúl Calvo dijo...

Me alegro, misión cumplida!