11 oct 2018

La fuerza de la venganza (Avenging Force)

 
Cuando estás bajo de moral, pocas cosas pueden alegrarte el día como una saludable dosis de violencia gratuita ochentera como solo la Cannon podía perpretar. Un ejemplo perfecto es el brillante despropósito La fuerza de la venganza (Avenging Force, Sam Firstenberg, 1986).

El senador Larry Richards (Steve James) es amenazado por el grupo Pentángulo, que no acepta que pueda ser elegido un senador negro. El ex agente de la CIA y maestro de las artes marciales Matt Hunter (Michael Dudikoff) es amigo de Richards, así que se encargará de protegerlo, pero es traicionado y la misión de protección se convierte en una misión de venganza.

Avenging Force se planteó como una secuela de la genial Invasión USA (Invasion U.S.A., Joseph Zito, 1985). Sin embargo, Chuck Norris no estaba disponible, ya que estaba comprometido en otras producciones, así que se decidió pasarle el personaje Matt Hunter a Michael Dudikoff. En aquel entonces, Dudikoff estaba trabajando en El guerrero americano (American Ninja, Sam Firstenberg, 1985) con el director Sam Firstenberg y el actor Steve James. En cuanto terminó el rodaje de El guerrero americano, los tres empezaron a trabajar en La fuerza de la venganza.

Si habéis visto Invasión USA, sabéis ya que es una delirante fantasía de derechas. Sin embargo, en esta secuela se pasan al otro lado, siendo los villanos un grupo de extrema derecha comandados por el profesor Elliott Glastenbury, al que da vida John P. Ryan en una actuación que proporciona las mayores carcajadas de todo el film. La mejor escena en este sentido es cuando vemos la celebración de un acto del Pentángulo. Justo cuando su personaje está siendo introducido, Ryan pone ojos de loco y parece a punto de saltar y matar a alguien, lo que indica perfectamente la calidad de su interpretación. Empieza su discurso y da miedo ver lo mucho que se parece a los discursos que berrea Donald Trump en la actualidad. Por cierto, fijaros que cuando Ryan describe como Estados Unidos se encuentra en peligro de ser atacada por mejicanos y negros drogatas, hay un inserto de uno de los espectadores del discurso realmente acojonado, como un niño aterrado por un monstruo bajo su cama, que me pareció descojonante.

Otro aspecto que me llamó la atención de La fuerza de la venganza es que tiene una historia de cazadores de hombres mezclada con su historia de acción. Los mandameses del Pentángulo tienen un club con el que se dedican a cazar hombres que consideran dignos de ser exterminados por ellos. Obviamente, Matt Hunter es uno de estos hombres y la segunda mitad de la película se dedica a este aspecto de la trama.

En la parte final se dejan algunas puertas abiertas de cara a una posible continuación que nunca se produjo. Es una lástima que no se rodaran más aventuras de Matt Hunter, ya que, aunque Michael Dudikoff siempre me pareció algo soso comparado con otras estrellas de acción de la época, son muy entretenidas. Si bien es un film pasado de vueltas y ridículo en algunos momentos, las escenas de acción están muy bien rodadas y no aburre en ningún momento. Sam Firstenberg también dirigió La venganza del ninja (Revenge of the Ninja, 1983), ojo, así que es un experto en rodar películas con generosas dosis de acción y locura.

En definitiva, si ver en la misma frase Cannon y acción ochentera os hace brillar los ojos, ya tendréis claro si este desfase cinematográfico será de vuestro agrado o no. Imagino que muchos ya la conocéis, pero aquellos que empiecen ahora a descubrir el mundo Cannon lejos de los tiempos de videoclub, apuntadla en vuestra lista para ver.


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