Es una lástima que la última película que hasta la fecha ha dirigido Jack Hill apareciera firmada como Brian Stuart, ya que el director no estaba contento con lo que se había hecho con su trabajo. Recortada y reeditada, Los bárbaros (Sorceress, 1982) es una de esas películas con tantos conflictos detrás de las cámaras como delante.
El malvado brujo Traigon (Roberto Ballesteros) debe sacrificar el primer niño o niña que engendre a sus dioses oscuros para aumentar sus poderes. Resulta que en lugar de un hijo, engendra una pareja de gemelas, que son salvadas de la muerte en el último momento por el guerrero y mago Krona (Martin LaSalle). Veinte años más tarde, en su búsqueda de las gemelas, los secuaces de Traigon asesinan a la familia que había adoptado a las niñas, convertidas ahora en las guerreras Mira (Leigh Harris) y Mara (Lynette Harris). Mira y Mara juran venganza y parten en busca de Traigon. En su viaje las acompañarán el guerrero vikingo Valdar (Bruno Rey), el viajero Erlick (Bob Nelson) y el fauno Pando (David Millbern).
La que durante mucho tiempo había sido una fructífera colaboración, se convirtió en fuente de conflictos con esta película. El productor Roger Corman y Jack Hill tuvieron un amargo enfrentamiento durante la posproducción de Sorceress, que acabó con Hill abandonando el proyecto. ¿Quién tenía la razón? Bueno, si hacemos caso de las (en ocasiones contradictorias) entrevistas que acompañan la edición en Blu-ray de la película, lo cierto es que las culpas se podían repartir por ambos lados.
Hill había filmado una película de dos horas que no quería recortar (Corman tenía la costumbre de que sus películas no pasaran de los 90 minutos porque así le salía más barato distribuirlas en latas) y muchos de los efectos especiales que se le habían prometido ilustrarían la historia no se le permitieron incluirlos ya que Corman consideró que no eran necesarios. Por su parte, Corman no estaba contento ya que había pedido una historia de acción de espada y brujería, pero Hill se la había llenado de lentos pasajes religiosos y ballets. Una vez Hill abandonó el proyecto, Corman eliminó las escenas de baile (menos una) y los aspectos New Age para centrarse en la acción. Luego, le pidió a John Carl Buechler (que se encargó de los efectos de especiales de maquillaje) que añadiera algunas criaturas para el clímax y Buechler acabó filmando gran parte del material que aparece en el clímax del film, después de que Corman reeditara varias veces la película.
Y aunque como fan de Hill me gustaría haber visto su versión, tampoco se puede negar que, tal y como existe ahora, Sorceress es una película de fantasía muy divertida, además de todo un placer para la vista gracias a las gemelas protagonistas, ya que Leigh y Lynette Harris fueron escogidas para protagonizar el film después de que aparecieran en la revista Playboy (gracias a lo cual sabemos que ambas son rubias naturales). Sorceress no se toma a si misma demasiado en serio, ofreciendo al espectador una película que si bien no es demasiado buena, por lo menos sí resulta muy entretenida.
Gran parte del humor del film corre a cargo de los protagonistas. A Mira y Mara las crían haciéndoles creer que son niños, así que cuando casualmente se desnudan para lavarse se sorprenden de las reacciones de sus compañeros y entonces queda claro que no saben la diferencia entre hombres y mujeres ni las nociones más básicas de reproducción humana. Esto las hace quedar como idiotas, pero sus compañeros no es que sean precisamente genios, ya que no se dan cuenta de que son mujeres hasta que estas se desnudan, a pesar de que ni cambian la voz ni esconden su pechonalidad con la ropa.
En fin, que es una tontería de película, pero una tontería que te hace reír y pasar un buen rato. Tiene un ritmo trepidante y antes de que te des cuenta ya se ha acabado.