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8 nov 2024

Locura sangrienta (Silent Madness)

 


 

Hay películas que tienen muy mala suerte, Locura sangrienta (Silent Madness, Simon Nuchtern, 1984) es una de ellas. Un slasher con muchas aspiraciones que quedó enterrado durante años en las estanterías de los videoclubes, poco a poco ganando popularidad y aumentando reputación. Y hoy día se puede disfrutar en una estupenda edición en Blu-ray.

Tras el desafortunado título en castellano se esconde un film que empezó como una película de suspense. Pero hablamos de principios de los 80 del siglo XX, en plena fiebre slasher, lo que llevó a los cineastas a replantearse el proyecto y, con unos ligeros cambios, convertir el guion en un slasher. Además, a principios de los 80 también hubo un revival del cine en 3-D, con películas como El gran tiburón (Tiburón 3) (Jaws 3-D, Joe Alves, 1983) y Viernes 13: Parte 3 (Friday the 13th Part III, Steve Miner, 1982) cosechando un gran éxito gracias a este recurso. De modo que se decidió también que la película se rodaría en 3-D, a pesar de lo extremadamente complicado que era para una producción de bajo presupuesto. Este esfuerzo extra, sin embargo, fue en vano porque cuando se estrenó en salas en su día, los pocos cines que la llevaron la proyectaron "plana", sin el extra del 3-D. Por si eso fuera poco, se estrenó la misma semana que Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984), que la eclipsó completamente.

Y se entiende que quedara eclipsada. Sobre el papel, a pesar del toque 3-D, no parece un slasher demasiado original: el peligroso demente asesino Howard Johns (Solly Marx) es liberado del manicomio en el que está ingresado debido a un "error" informático. Una vez fuera, Johns regresa a la universidad en la que cometió una masacre hace años para seguir asesinando jóvenes universitarias. La doctora Joan Gilmore (Belinda Montgomery) es la encargada de capturar a Johns para volver a ingresarlo, pero no lo tiene fácil ya que el hospital pretende tapar lo sucedido y no se detendrá ante nada para hacerlo. Es decir, lo que parece otra copia de La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978) tenía poco que hacer comparado con un asesino que ataca a través de los sueños. Pero Silent Madness ofrece más de lo que parece a simple vista.

Para empezar, la película no está protagonizada por las típicas víctimas universitarias que habían servido de carne de cañón en incontables ejemplos del género. Las universitarias están como víctimas, sí, pero la protagonista es la doctora Gilmore, que se enfrenta al peligroso asesino y a la corrupción de las instituciones solo con la ayuda del periodista Mark McGowan (David Greenan). Los protagonistas maduros no eran habituales en el género (es decir, que los personajes no son jóvenes adolescentes o veinteañeros), lo que ya la hace destacar comparada con el resto de películas del género. Además, se le añade un subtexto feminista a la película, mostrando todas las dificultades a las que se enfrenta la doctora Gilmore, empezando porque se la tomen en serio como doctora en psiquiatría.

El uso del 3-D impidió que en las escenas de asesinatos se usaran chorros de sangre, porque afectaría a la efectividad del efecto tridimensional. Y aún teniendo eso en cuenta, las muertes están muy bien resueltas, ya que no usar chorros de sangre no impidió que hubiese toques gore para añadirle salsa a la película. Las persecuciones y escenas de suspense también están muy bien resueltas.

En definitiva, Silent Madness es una película que a los aficionados al género les ofrece generosas dosis de lo que hacía el slasher ochentero tan entretenido y único. Recomendada a los fans, si bien no recomiendo la versión que aparece en Prime Video: es una versión full screen de calidad pésima.


31 may 2024

El terror final (The Final Terror)

 


 

Un grupo de jóvenes quiere pasar un fin de semana de diversión en la naturaleza y acaban siendo asesinados uno a uno por un loco maníaco. Es un argumento familiar, ¿verdad? Fue la base de incontables slashers durante la década de los 80 del siglo XX. También es el argumento de El terror final (The Final Terror, Andrew Davis, 1983), pero gracias a la pericia de su director Andrew Davis y a un fantástico reparto en el que destacan unas jóvenes Daryl Hannah y Rachel Ward y un Joe Pantoliano que ya apuntaba maneras, supera de largo sus aparentes carencias.

En el slasher lo importante, más que el argumento, es la ejecución. La composición de los asesinatos, las persecuciones de asesino y víctimas, el enfrentamiento final... Si todos estos elementos funcionan se puede personar un argumento predecible como el de The Final Terror. En esta película son un grupo de jóvenes voluntarios para un limpiar un bosque (un grupo americano que no conozco, la verdad), que aprovecha para invitar a unas chicas, entre las que están las mencionadas Hannah y Ward, para mezclar trabajo y diversión. Cuando arrancan los asesinatos y el fin de semana se convierte en una batalla por la supervivencia, es cuando la habilidad de Davis para la acción y crear tensión entra en juego. También resulta interesante las distintas formas en que cada personaje se enfrenta a los hechos: algunos solo quieren volver casa, pero Zorich (John Friedich) se lo toma como un desafío personal y se deja llevar por fantasías militares.

Davis se especializó en el cine de acción, con títulos como El fugitivo (The Fugitive, 1993) y Alerta máxima (Under Siege, 1992) en su filmografía, y no trabajó más el cine de terror. Es un género que a Davis no le gustaba y se nota viendo el film, en el que hay más énfasis en la acción que en la sangre. Esto no es un problema que impida pasarlo bien con El terror final, todo lo contrario. Hace más evidente la influencia de Defensa (Deliverance, John Boorman, 1972), pero también hace que se convierta en un precedente en algunas escenas de Depredador (Predator, John McTiernan, 1987). Sí que fue un problema cuando se quiso estrenar la película, ya que los distribuidores sentían que no había bastantes muertes para competir con el resto de títulos que inundaban entonces las salas de cine. Es decir, a principios de los 80 la saga Viernes 13 había cambiado la cantidad de muertes que se consideraban aceptables en una película de terror y se consideraba que no había bastantes en el film de Davis. Es por eso que se decidió añadir un prólogo para aumentar el número de bajas con un par de muertes extras, rodado por Allan Holzman, que también reeditó la película y le añadió la banda sonora, que corrió a cargo de Susan Justin. Pero aún así no se encontró distribuidor, ya que se seguía considerando demasiado suave. Finalmente, la película se estrenó en 1983, aproximadamente dos años después de rodarse, cuando Daryl Hannah saltó a la fama con 1, 2, 3... Splash (Splash, Ron Howard, 1983).

Hoy día la película funciona gracias, en parte, a lo que entonces se consideraba una carencia. Aunque es cierto que hay menos muertes de las típicas entonces, el énfasis en la acción y el suspense logra que sea constantemente entretenida. El sorprendentemente buen reparto también hace que sea más agradable seguir a los personajes aunque no sean particularmente originales. Joe Pantoliano ya entonces era un gran actor de reparto y le da algo de entidad a lo que es un típico personaje turbio como los hay a patadas en el género. De hecho, no solo el reparto, la fotografía, la edición, la música y la dirección son mejores de lo que eran en la media de las típicas películas de serie B hechas con cuatro duros en aquel entonces. Es por todo esto que El terror final se ha convertido en una película de culto.

21 mar 2024

Olimpiada de muerte (Fatal Games)

 

Ahora que los grandes clásicos del slasher han tenido su edición coleccionista, que los títulos esenciales han tenido su edición coleccionista y que títulos más o menos populares han tenido su edición coleccionista, cada vez más títulos semidesconocidos empiezan a ser rescatados del olvido. El último ejemplo es Olimpiada de muerte (Fatal Games, Michael Elliot, 1984), que pasó desapercibida en su estreno en cines para luego labrarse una reputación en los videoclubes de todo el mundo. Sin embargo, luego volvió a desaparecer ya que no hizo la transición a formato DVD y quedó en el limbo hasta ahora que ha sido editada en Blu-ray por Vinegar Syndrome.

En la academia deportiva Falcon, los atletas finalistas para llegar a las olimpiadas empiezan a ser asesinados uno a uno por un misterioso asesino vestido de negro usando una jabalina. Una trama que buscaba aprovechar la previsible fiebre olímpica por la celebración de los juegos olímpicos de Los Ángeles 1984. Otro tema que buscaba explotar hacía referencia a las primeras noticias que llegaban de que en Rusia se estaban utilizando métodos artificiales para potenciar las habilidades de los atletas y cómo podían llegar a Estados Unidos las mismas técnicas, ya que las víctimas del asesino todas forman parte de un programa para aumentar sus capacidades mediante drogas especiales. Y otro de los temas que se tratan tangencialmente entraría ya en el territorio del destripe, así que no entraremos en ello pero da pie a un final memorable y ridículo.

Lynn Banashek, que interpreta a Annie la final girl, había sido gimnasta y se ve que es ella la que hace los ejercicios en las barras paralelas, lo que le da un toque de realismo al slasher, más de lo que es habitual en este género. Además, la excusa de que los personajes sean atletas da pie a diversas escenas en vestuarios y duchas, aumentando así la cuota de desnudos gratuitos, lo que trajo consigo la participación de dos actrices de culto: Linnea Quigley como doble de cuerpo de Lynn en una escena de masaje y Brinke Stevens como una de las atletas dándose una ducha.

Pero el punto fuerte de un slasher son los asesinatos, que en este caso están muy logrados y resultan originales por la jabalina que utiliza el asesino. Esta peculiar arma hace posible que, a pesar del bajo presupuesto, se orquesten unas logradas escenas de asesinatos. Ya os imaginaréis que el asesino demuestra una habilidad y puntería sobrehumana excepto a la hora de atacar a la final girl.

Comparado a menudo con el similarmente deportivo El día de la graduación (Graduation Day, Herb Freed, 1981), Olimpiada de muerte llegó algo tarde a la fiesta. Demasiado similar a los cientos que se habían estrenado ya y habían llevado al género al estancamiento y antes de que el género diera un giro hacia lo sobrenatural con el éxito de Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984). Hoy día, se puede considerar un slasher que disfrutarán los fanáticos del género, que sabrán apreciar cómo maneja la fórmula habitual y el exotismo ochentero, pero es posible que no seduzca a aquellos que busquen algo más moderno.

15 dic 2023

El lago del Terror (Terror at Tenkiller)


 
El lago del Terror (Terror at Tenkiller, Ken Meyer, 1986) no es un sofisticado slasher que le da la vuelta al género. No es tampoco un desenfrenado festival de sangre y gratuitos desnudos al puro estilo ochentero, ni mucho menos es una joya perdida a redescubrir. Sin embargo, ha sobrevivido la transición de formato en formato, de VHS a DVD a una reciente edición en 4K nada menos. ¿Cómo es posible cuando películas mucho mejores todavía no se han editado ni en DVD?

Leslie (Stacey Logan) y Jenna (Michele Merchant) son dos amigas que deciden pasar el verano en el lago Tenkiller, trabajando como camareras cuando no están relajándose en el lago. Leslie aprovecha también para huir de su tóxico novio Josh (Kevin Meyer), que está a un paso de convertirse en un maltratador. Su estancia coincide con la de Tor (Michael Shamus Wiles), un asesino en serie que se dedica a matar las mujeres de la zona.

Una historia simple, pocos personajes, Terror at Tenkiller no podría ser un slasher más básico. Al inicio del film se presenta al asesino, así que no hay misterio en cuanto a su identidad. Quiere crear suspense manteniendo su presencia alrededor de las dos protagonistas que no sospechan que hay un asesino en la zona. Al menos así es como actúan, más tarde se añadió una voz en off para tapar agujeros de guión y cubrir escenas que no se rodaron, que en ocasiones contradice lo que sucede en pantalla.

Esta manera de enfocar el argumento se traduce en que hay muchas escenas de relleno, con las dos protagonistas yendo de un sitio a otro, confiando que la amenaza que pesa sobre ellas sea bastante para mantener el interés del espectador. Aparte, la trama del novio abusivo se maneja con la delicadeza de un culebrón. La dirección no es que sea espectacular a la hora de vender la historia, es más bien rutinaria, en especial las secuencias de los asesinatos. Los efectos especiales no son nada del otro mundo, si bien están bien ejecutados. Las interpretaciones son igualmente mediocres, ni buenas ni terribles. Es decir, no es una de esas películas tan malas que se te quedan grabadas y te hacen disfrutar con su ineptitud épica.

Aún así, la película ha sobrevivido. De alguna manera, se ha mantenido presente. Y creo que la culpa es mía. Mía y de gente como yo, aquellos que nos aseguramos de ver cualquier slasher que se nos ponga en el punto de mira, especialmente si fue rodado durante la década de los 80. De aquellos a los que les encanta el género aunque sea criticado diciendo que todos los slashers son iguales. Es nuestra fe en el género la que nos lleva a buscar la próxima joya ensangrentada aunque la mayoría sean mediocres títulos como El lago del Terror.


6 sept 2023

El Viernes 13 indonesio

 
Si la imitación es la forma más sincera de elogio, desde luego a Sisworo Gautama Putra le entusiasmó Viernes 13 (Friday the 13th, Sean S. Cunningham, 1980). El director llevaba tiempo buscando inspiración para rodar una película de terror y el clásico de Sean S. Cunningham fue lo que necesitaba para poner en marcha Srigala (1981).

Caroko (S. Parya), Tommy (Barry Prima) y Johan (Rudy Salam) llegan a un lago para buscar un tesoro que se rumorea está hundido allí. Nina (Lydia Kandou), Hesty (Siska Widowati) y Pono (Dorman Borisman) van al mismo lago pero para disfrutar de un divertido fin de semana. Los dos grupos se unirán primero por la diversión, luego por el terror a medida que uno a uno sea asesinado por un intruso misterioso. Una trama que no es muy distinta de los slashers de la época, pero novedosa dentro del cine indonesio más aficionado al terror místico y sobrenatural.

La influencia de Viernes 13 se nota durante la parte final de la película, en el enfrentamiento entre la final girl y el asesino, con algunos momentos copiados casi plano a plano. Sin embargo, Srigala es lo bastante exótica y diferente como para que resulte entretenida sin tener en cuenta el plagio, un poco como pasa con las películas de Sergio Leone y sus deudas con el cine de Akira Kurosawa. Lo curioso es que por como cambia la trama el director Gautama Putra, Srigala resulta un curioso, y completamente inconsciente, enlace entre el slasher y el giallo. La película mezcla elementos argumentales propios del giallo con el estilo y los asesinatos del slasher, como lo hacen híbridos italianos como Aquarius aka Stage Fright (Deliria, Michele Soavi, 1987).

Por supuesto, para el espectador occidental, lo que más llama la atención son los toques exóticos, perfectamente normales para el espectador indonesio. El que se hizo más llamativo para mí fue la manera en que, a pesar de que no se trata de un film de terror sobrenatural, los personajes parecen envueltos en un mundo místico. Cuando Caroko intenta disuadir al trío juvenil de que se vayan para que no interfieran en su búsqueda del tesoro, les dice que la zona del lago ha sido declarada "embrujada" por el gobierno y que hay una gran presencia de demonios y fantasmas. Un comentario que parecería absurdo fuera de un episodio de Scooby-Doo, pero que es aceptado por los jóvenes que aseguran no estar preocupados porque respetan y aman a la Naturaleza y no darán motivo a los fantasmas para enfadarse. Más tarde, Pono comenta de forma casual que su abuelo es un chamán y que le ha acompañado en distintas cazas de fantasmas. Si esta aceptación del mundo místico como algo real y evidente me resultaba chocante, no lo fue menos la escena en la que una discusión entre Nina y Hesty, sobre como Hesty es demasiado lanzado con los muchachos, se convierte en una pelea de artes marciales propia de una cinta de acción. A esto hay que sumarle una súbita persecución con lanchas como si fuera una peli de James Bond.

Tener elementos reconocibles mezclados con otros muy exóticos convierte el visionado de Srigala en algo a un mismo tiempo extraño y familiar. Por tanto, aunque la copiada de Viernes 13 es bastante obvia y reconocible, esto no le quita valor al film, todo lo contrario. Es una experiencia tan peculiar y entretenida que no puedo más que recomendarla a los fans del género.

21 jun 2023

Deep Murder


 

¿Alguna vez os habéis preguntado qué pasaría si los personajes típicos de una película porno se viesen envueltos en una trama propia de una película de terror? Si es así, Deep Murder (Nick Corirossi, 2018) es la película para vosotros.

Las cosas avanzan con normalidad en casa de los Dangler. Babs Dangler (Katie Aselton) y su cuñado Doug Dangler (Jerry O'Connell) estás inmersos en una maratón sexual, mientras el marido y hermano de ambos, respectivamente, Richard Dangler (Christopher McDonald) está ocupado con sus negocios a través del teléfono. Hugh Dangler (Quinn Beswick) está preocupado porque sigue siendo virgen y su mejor amigo Jace Bigman (Chris Redd) le intenta convencer que se apunte a un trío con la canguro (Jessica Parker Kennedy). Es entonces que llega a la casa de los Dangler la doctora Bunny Van Clit (Stephanie Drake) para anunciar que se han perdido la evacuación por la llegada de un huracán y que todos deberán permanecer encerrados en la mansión. Esto coincide con que se descubre el cuerpo sin vida de Doug. La llegada del detective Cross (Josh Margolin) no parece que sea de mucha ayuda debido a su extremada incompetencia. Mientras los cadáveres se empiezan a acumular, los ocupantes de la casa intentarán descubrir quién es el asesino antes de convertirse en una de las víctimas.

Esta comedia absurda parte de un concepto interesante. Parodiar los clichés de los misterios a lo Agatha Christie, del giallo y del slasher pero, en lugar de hacerlo utilizando como base los personajes típicos de este tipo de películas, hacerlo utilizando los personajes típicos de una película porno. Esto provoca que los personajes empiecen a ir más allá del cliché y poco a poco romper el molde que los constriñe. El reparto es fundamental en este aspecto y se ha de reconocer que el de Deep Murder hace un buen trabajo. Los actores mantienen la realidad de los personajes para transmitir mejor el absurdo de la comedia, sin exagerar la parodia, dándoles entidad a personajes cliché que se supone no tienen personalidad más allá de su habilidad para convertir cualquier situación en un encuentro sexual.

Pero por muy bueno que sea el reparto, reconozco que la película es algo irregular. En ocasiones repite demasiado un mismo chiste y se puede hacer algo larga. Dicho esto, también he de admitir que tiene momentos muy divertidos. El personaje de la canguro en particular fue la que me hizo reír más con dos momentos en concreto. El primero es cuando empieza a cuestionarse su papel en la vida y se dice: "últimamente he empezado a preguntarme las grandes incógnitas de la vida, como ¿sueñan los osos?". El otro es cuando, tras varios asesinatos y peripecias se dice a si misma: "empiezo a sospechar que en esta casa no hay niños que cuidar, ni siquiera hay una guardería". El otro personaje que también me hizo reír bastante fue la doctora Van Clit y su peculiar manera de concebir la ciencia.

Las partes positivas pesan más que las negativas, así que aunque me pareció irregular también me divirtió. De modo que no es que la recomiende, pero la presento como una comedia interesante.

9 jun 2023

El retorno de Martin (Evil Laugh)

 
 
Dentro del cine de terror, el slasher es, sin duda, la rama más autorreflexiva y autoparódica. Su clara y sencilla fórmula invitó, desde prácticamente su inicio, no sólo a la parodia, también empezaron pronto los momentos metalingüísticos dentro de las nuevas entradas del género. Este fenómeno, que llegaría al mainstream con Scream: Vigila quién llama (Scream, Wes Craven, 1996), empieza a surgir durante la década de los 80 del siglo XX cuando su popularidad estaba al máximo. Un ejemplo de ello es el no muy conocido título El retorno de Martin (Evil Laugh, Dominick Brascia, 1986).

El argumento de Evil Laugh es bastante común: un grupo de amigos estudiantes de medicina se reúne para arreglar un antiguo orfanato y convertirlo en una casa de acogida para niños necesitados. Pero mientras se encuentran limpiando el lugar, uno a uno empezará a ser asesinado por una misteriosa figura que suelta una risita diabólica cada vez que mata. Pero este argumento común no impide que este sea un título tremendamente entretenido y sangriento.

Lo que hace que este título destaque es que los responsables, el director Dominick Brascia y el guionista Steven Baio (que también interpreta a uno de los protagonistas), inyecta un referencial sentido del humor, dotando a la película de un conseguido equilibrio entre la comedia y el terror. Es también una película que, no muy habitual para la época, hace explícitas referencias a películas hoy clásicas pero entonces bastante recientes como La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978) y la franquicia Viernes 13. No solo son referencias visuales y narrativas, también a través de uno de los personajes. Barney, interpretado por Jerold Pearson, es un aficionado al cine de terror que aparece por primera vez en pantalla leyendo la clásica revista dedicada al cine de terror Fangoria. Barney, cuando descubre la historia pasada del lugar, insiste en que todo el mundo se vaya inmediatamente, intenta evitar que sus amigos tengan relaciones sexuales... En definitiva, utiliza su conocimiento del género para sobrevivir una situación similar a las que se encuentra en las películas de terror que ve.

La inclusión de Barney y el sentido del humor hacen que la película sea más interesante de lo que podría parecer a primera vista por su vulgar argumento. Además, los cineastas concluyen con un final cargado de humor negro realmente brillante. En definitiva, un título que los aficionados al género harían bien en ver.

5 jun 2023

Gritos de miedo (Night Screams)


 

Gritos de miedo (Night Screams, Allen Plone, 1987) es un slasher de finales de los 80 del siglo XX, rescatado del olvido tras años acumulando polvo en estanterías de videoclubes y, más tarde, cajas de DVDs de saldo. Es el tipo de película que no se puede decir que sea "buena", pero contiene diversos elementos de interés para el aficionado al cine de calidad alternativa.

El argumento es de lo más básicos que se puede encontrar en el género. Para celebrar su más reciente victoria que trae consigo una beca para estudiar en la universidad, David (Joseph Paul Manno) decide dar una fiesta en su casa para sus amigos más cercanos. Esta fiesta coincide con la fuga de tres criminales, de los cuales dos, Runner (Tony Brown) y Snake (John Hines), se refugian en la casa donde se hace la fiesta. Pronto, los invitados empiezan a ser asesinados uno a uno, aunque parece que hay alguien más aparte de los criminales fugados haciendo limpieza de adolescentes.

El director Allen Plone tenía cero habilidad para crear escenas de suspense. Los asesinatos están rodados con poca imaginación y de forma rutinaria, con sangre pero sin efectos especiales a destacar. No, es la habilidad narrativa del director lo que hace destacar esta producción independiente de bajo presupuesto, más bien lo contrario. Para empezar, como a los productores les pareció que la película era demasiado corta, se tomó la decisión de añadir fragmentos de otras películas para rellenar. Esto se traduce en que la escena inicial, en la que una pareja se dedica a ver una película en televisión antes de ser asesinada, se hace más larga incluyendo escenas de El día de la graduación (Graduation Day, Herb Freed, 1981), casi un resumen de todo este clásico menor (es el único momento con efectos gore de toda la película que merezca ser mencionado), creando un inconsciente momento metalingüístico. Otro momento con relleno es cuando una pareja en la fiesta decide ver una cinta porno, mostrándose escenas de una película erótica (no he podido identificarla), creando un efecto extraño cuando la pareja ha dejado de ver la película y decide seguir su fiesta en una sauna y se siguen intercalando escenas de la película erótica de forma desconectada. Finalmente, para llegar a la duración mínima, se decidió alargar la secuencia de títulos finales añadiendo escenas entre créditos, incluso una escena eliminada, con lo que se tiene la sensación de ver dos veces seguidas la misma película. Actualmente, en la edición de la película que ha hecho Vinegar Syndrome hay la opción de ver Gritos de miedo sin los momentos de relleno, más cercana a la visión original de los cineastas, pero lo cierto es que pierde algo de lo que la hace diferente sin ese relleno absurdo.

Night Screams no es un slasher memorable por su suspense (inexistente) o sus personajes o sus asesinatos. No, lo que hace esta película memorable son los momentos extraños y únicos que el film nos regala. Como las interpretaciones, en las que no hay término medio: el reparto es inexpresivo o sobreactúa como si no hubiera un mañana, lo que ayuda a que tardes 2 segundos en saber quién es el asesino. Hay dos escenas en las que la película se detiene para que un grupo llamado The Sweetheart Dancers ejecuten una coreografía al más puro cheerleader. Los diálogos terribles de la mejor manera que pueden serlo. El final completamente ridículo...

Queda claro que este no es un título que pasará a los anales del género por su calidad, pero es innegable que resulta bastante divertido de ver, especialmente para los aficionados al cine trash. Es un título que más que a los aficionados al cine de terror, yo diría que es más adecuado para los que sepan apreciar la belleza y fascinación que puede despertar la torpeza especialmente creativa.

5 may 2023

El asesino de Lover Lane (Lover's Lane)


 

En la mayoría de críticas que hay disponibles de El asesino de Lover Lane (Lover's Lane, Jon Steven Ward, 1999) se observa, como algo negativo, que no hay rastro de la ironía autorreferencial que dominaba el género tras el estreno de Scream. Vigila quién llama (Scream, Wes Craven, 1996). Para mí, en cambio, esto es algo positivo, ya que hace de Lover's Lane un slasher más puro que remite a los orígenes del género.

Una pareja busca un poco de solitario romanticismo en el rincón de los enamorados de un típico pueblo americano. Hasta que un asesino con garfio por mano decide asesinar a todos los que se encuentran en esa zona. 13 años más tarde, Mandy (Erin J. Dean) se prepara para regresar al rincón de los enamorados en el que murió su madre, mientras estaba con otro hombre que no era su padre. Esto coincide con la fuga del manicomio en el que estaba ingresado el asesino del garfio Ry Hennessy (Ed Bailey) y que empiecen de nuevo los asesinatos.

Lover's Lane es posible que sea más conocida hoy día por ser el debut cinematográfico de Anna Faris, como la cheerleader Janelle Bay, pero eso no le quita mérito como un entretenido slasher. La película fue producida de forma independiente por unos meros 500.000 dólares. Este dinero procedía de un trato que hicieron los productores y guionistas Geof Miller y Rory Veal con la hoy extinta Blockbuster Video, de ahí que en Estados Unidos se estrenara directamente en vídeo y en el resto del mundo se pudiera ver en cines. Una distribución mundial no muy complicada ya que entonces el género volvía a estar de moda.

La película se inspira en la leyenda urbana del asesino del garfio. Una leyenda urbana que había inspirado y seguiría inspirando muchos ejemplos del género. En Lover's Lane se utiliza como punto de partida para poner a los personajes en situaciones familiares, pero realizadas con gracia. Es decir, aunque utiliza lugares comunes y personajes arquetípicos, con las habituales escenas de personajes investigando un ruido cuando deberían salir corriendo, la dirección, el guión y las interpretaciones hacen que el film funcione a pesar de todo. Es una pureza de forma que lo hace destacar comparado con las otras películas del género que se estrenaron en la misma época.

El film ha sido rescatado de la oscuridad por Arrow Video, una estupenda oportunidad para que los fans del género se arriesguen a que los enganche.

24 mar 2023

Psicosis II (Night School)


 

Por alguna razón, en España hay dos Psicosis II, igual que tenemos dos Phantasma II. La secuela Psicosis II: El regreso de Norman (Psycho II, Richard Franklin, 1983) y Psicosis II, el título con el que se estrenó en la Península el slasher Night School (Ken Hughes, 1981).

Es posible que la decisión de ponerle este peculiar titulo a Night School es que la traducción literal, Escuela nocturna, podría hacer que se confundiese con alguna de las muchas películas "S" que llenaban los cines españoles de la época. Al fin y al cabo, es un periodo en el que se decidió cambiar "flujo" por "fluzo" en Regreso al futuro (Back to the Future, Robert Zemeckis, 1985) porque al parecer a alguien le sonaba demasiado cercano a "flujo menstrual". No creo que fuera porque el que le puso el título castellano pensara en hacer un comentario sobre la influencia de Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960) en el moderno slasher americano.

Night School tiene un argumento algo novedoso dentro del género en la época, ya que está ambientada en un entorno urbano, la ciudad de Boston, y los protagonistas son adultos, o al menos no adolescentes. El inspector Judd Austin (Leornard Mann) investiga unos asesinatos en los que el asesino ha decapitado a sus víctimas. Algo que todas tienen en común, además de ser decapitadas, es que todas estudiaban en una escuela nocturna femenina, así que el inspector Austin decide centrar su investigación en las estudiantes y profesores del centro con la esperanza de detener al asesino antes de que decapite a una nueva víctima.

Esta fue la última película que dirigió Ken Hughes, un veterano director cuya carrera abarca toda clase de títulos. Desde películas infantiles como Chitty Chitty Bang Bang (1968) a dramas históricos como Los juicios de Oscar Wilde (The Trials of Oscar Wilde, 1960), pasando por ser uno de los directores que trabajó en Casino Royale (1967). Hughes es una de las razones por las que este es un film que ha perdurado, ya que el guion no es nada del otro mundo. Es bastante fácil adivinar quién es el asesino, pero la manera en que Hughes filma un guion mediocre hace que, a pesar de todo, resulte un film entretenido. También se ha de valorar un buen reparto, encabezado por la bella Rachel Ward.

Personalmente, lo que más me llamó la atención es que este slasher muestra una fuerte influencia del giallo, como los toques psicosexuales y de morbosa exploitation. Pero, especialmente, el asesino decapitador de Night School recuerda bastante al asesino motorista de Corrupción de menores (La polizia chiede aiuto, Massimo Dallamano, 1974).

Seguramente no será recordado entre los grandes títulos del género, pero Night School resulta muy efectiva y entretenida. Está repleta de pequeños toques que le dan personalidad y que hacen de este un título a tener en cuenta por los aficionados al género.

17 mar 2023

Juegos mortales (Deadly Games)


 

Cuando se han visto muchos, pero que muchos, slashers, se agradece la ocasional sorpresa. Aquella película que te sorprende por la manera en que presenta un argumento algo familiar de forma distinta a la media o por ser desconocida hasta el momento de empezar a verla. Juegos mortales (Deadly Games, Scott Mansfield, 1982) es este tipo de sorpresa. Un título desconocido que, además, presenta su familiar historia de manera original (es decir, original a principios de los 80).

El film es un slasher, pero también tiene elementos de cine de suspense clásico mezclado con drama. Linda (Alexandra Morgan) es asesinada por una misteriosa figura enmascarada. Su hermana Keegan (Jo Ann Harris) regresa al pueblo para el entierro, donde vuelve a conectar con sus amigas de instituto. Sin embargo, las cosas son distintas y Keegan descubre que las parejas del pueblo se ven envueltas en una red de infidelidades que todo el mundo conoce pero nadie comenta. Keegan empieza un romance con el policía que investiga la muerte de su hermana, Roger (Sam Groom), que está casado con Sooty (Jere Rae Mansfield). Roger es también amigo de Billy (Steve Railsback). Roger y Billy fueron juntos a Vietnam, pero Billy no regresó tan entero psicológicamente como se fue. Mientras, los asesinatos prosiguen, los cuales parecen ser decididos por el asesino lanzando los dados por el tablero de un juego de mesa.

Deadly Games fue filmada durante 1979, pero no se estrenó en cines hasta 1982. El retraso se originó debido a que la compañía que la había producido quería estrenarla directamente en el entonces emergente mercado del video doméstico. El director Scott Mansfield no estaba de acuerdo con esta estrategia, quería que su película se estrenara en cines. Así que compró la película a la productora y creó su propia empresa de distribución para que Juegos mortales se viera en cines. Con su compañía se dedicó también a distribuir otras películas de terror de bajo presupuesto para darles un trato justo.

El retraso en el estreno no fue favorable a la película. Cuando llegó a las pantallas, el mercado estaba dominado por los slashers adolescentes llenos de sangrientas muertes. Esto es algo que diferencia esta película: es un slasher adulto, con personajes que han dejado atrás la adolescencia y han entrado en el mundo adulto con no pocos desengaños. Otro indicativo de que la película fue rodada al acabar los 70 es la trama de infidelidades e intercambio de parejas que es la salsa del drama. La cultura swinger en los ambientes de clase media fue objeto de fascinación durante los 70 y base de distintas películas de la época, tanto dramas "serios" como filmes de terror/suspense. La manera en que se centra en la construcción de los personajes femeninos protagonistas le da una personalidad propia, un toque feminista, que no era habitual en la época. Por otro lado, los asesinatos no son nada sangrientos, pero, en cierto modo, son más inquietantes y perturbadores por ser más realistas.

Hay dos cambios interesantes entre el guion y la película final que vale la pena señalar. El primero tiene relación con el hecho de ser el primer slasher en utilizar un juego de mesa como elemento central para que el asesino escoja sus futuras víctimas. Originalmente, el juego en cuestión iba a ser el Monopoly, lo que permitía a la protagonista Keegan darse cuenta del patrón tras jugar una partida por casualidad. Por supuesto, la compañía que manufacturaba el juego no cedió los derechos y tuvieron que inventarse un juego, con lo que se pierde también la manera en que Keegan descubre los asesinatos y se hace algo más casual. El otro elemento significativo del guion que fue eliminado durante el rodaje, es una escena que no se llegó a filmar en la que Keegan asesina a Sooty con la idea de que pase como una víctima más del asesino misterioso y dejarle el camino libre con Roger. Le habría dado un toque retorcido al film, pero imagino que el director lo eliminó para que la protagonista no perdiera la simpatía de la audiencia, además de que no tendría sentido que el personaje lo hiciera tal y como es presentado en el film.

Perdida en la oscuridad de la era VHS, Deadly Games es una película interesante, que se aparta del típico slasher más adolescente. No es sangrienta, pero si tiene mucha atmósfera y toques inquietantes, con algunas muertes algo crueles, buenas interpretaciones y suspense bien construido.


8 mar 2023

Scream VI


 

Ya queda menos para que todo el mundo pueda disfrutar de la fantástica Scream VI (Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillet, 2023). De momento podéis leer mi crítica spoiler free publicada en Underbrain Mgz:

https://underbrain.com/cine/scream-vi/

Así es como se hace una secuela. Se enfatiza lo bueno, se rebaja lo malo. Es fresca pero respeta el formato de la saga. Una delicia para los fans.

18 ene 2023

Entrenamiento mortal (Killer Workout aka Aerobicide)

 

En los 80 del siglo XX se pusieron de moda el aerobic y los gimnasios, lo que se tradujo en series y películas en las que abundaban los calentadores y los bodys a punto de explotar. Esta moda no tardó en verse reflejada en el slasher y el cine de terror en películas como Perra bruja (Death Spa, Michael Fischa, 1987) y Danza mortal (Murderock - Uccide a passo di danza, 1984). Uno de los ejemplos más entretenidos y trash de esta era es Entrenamiento mortal (Killer Workout aka Aerobicide, David A. Prior, 1987).

En Rhonda's Workout los clientes empiezan a ser asesinados, lo cual no es nada bueno para el negocio. ¿Quién se encuentra tras estos asesinatos? ¿Puede ser el inquietante Jimmy Hallik (Fritz Matthews) obsesionado con la bella Rhonda (Marcia Karr)? ¿Tal vez el nuevo empleado Chuck Dawson (Ted Prior)? ¿O alguna de las friquis del aerobic que llenan el local? El teniente Morgan (David Campbell) está al frente del caso, pero no parece capaz de detener el rápido aumento de víctimas.

Hasta aquí todo parece normal. El argumento de un típico slasher ochentero, realizado con un bajo presupuesto y diseñado para ocupar espacio en las estanterías de los videoclubes. Pero lo que salva esta película es el desenfreno y absurdo que inyecta su director a la historia. David A. Prior es un director que siempre se ha movido dentro de la serie B, compensando los bajos presupuestos con grandes dosis de entretenimiento. Quiero decir, en una de sus películas el héroe le corta el brazo a uno de los villanos y procede a apalizar a dicho villano con dicho brazo cortado, este es el estilo sutil, con mucha clase, de Prior. En el caso que nos ocupa, la simple historia, el guion se escribió en seis días, es bastante típica pero tiene ese sentido de urgencia de ir inventándose sobre la marcha lo que sucede para mantener al espectador entretenido, una forma muy efectiva de esconder que el argumento no tiene ni pies ni cabeza.

Prior va alternando los asesinatos con los planos nada sutiles de mujeres haciendo ejercicio (hay más planos de canales que un documental sobre Venecia) todo al ritmo de una interminable serie de canciones pop ochenteras tan cutres como pegadizas, eliminando la necesidad de crear suspense o desarrollar los personajes. ¿Quién quiere elaboradas escenas de suspense cuando el asesino utiliza como arma un imperdible muy grande? Sí, habéis leído bien: el arma de elección del asesino es un imperdible muy grande que clava con muy mala leche en sus víctimas.

Más conocida como Killer Workout, aunque me gusta más el título de Aerobicide, esta película no estará en la lista de nadie de grandes slashers de los 80. Si nos fijamos en las interpretaciones o la dirección o el guion, no pasa la prueba del algodón. Pero su guion tan poco ortodoxo y las peculiares elecciones del director/guionista hacen que esta sea una película tremendamente entretenida y muy disfrutable.

30 dic 2022

El fantasma de la ópera (The Phantom of the Opera)

 

La clásica novela de Gaston Leroux ha sido adaptada en múltiples ocasiones, es posible que una de las más populares en su día fuera la versión musical de Andrew Lloyd Webber que tuvo su momento álgido a finales de los 80. Esta popularidad es seguro que inspiró a Menahem Golan a producir una nueva adaptación cinematográfica. Cuando la Cannon entró en bancarrota, Golan llevó el proyecto a su nueva productora, llamada 21 First Century Film Corporation (un nombre que solo a Golan podía ocurrírsele).

El fantasma de la ópera (The Phantom of the Opera, Dwight H. Little, 1989) no se basa directamente en la novela de Leroux, a pesar de que los títulos de crédito dicen Gaston Leroux's The Phantom of the Opera, sino en un guion que adaptaba la novela, a su vez readaptado para incorporar nuevos elementos. El Fantasma fue interpretado por Robert Englund, en aquel momento muy popular como Freddy Krueger. Esto fue utilizado de forma desvergonzada en la publicidad, llegando al extremo de usar una foto de Englund como Krueger en el póster en lugar de como aparece en la película.

En apenas 90 minutos el film pasa por los momentos más conocidos de la novela, añadiendo un inicio y una conclusión ambientados en el presente, dando a entender que la Christine Day a la que da vida la actriz de culto Jill Schoelen es una reencarnación de la Christine Day que vivió en el siglo XIX en Londres enfrentada al Fantasma. Pero lo que hace que esta adaptación destaque por encima de otras es que se decidió convertir la historia en un sangriento slasher, con el Fantasma soltando frases ingeniosas cuando se deshace de alguien, cuando la novela es una mezcla de drama y misterio folletinesco en el que el Fantasma es muy humano y nada sobrenatural. En cierto modo, este enfoque más terrorífico es lo que me imaginaba cuando se anunció que Dario Argento filmaría una adaptación de El fantasma de la opera, aunque sin los toques más típicamente americanos, pero la versión de Argento es otra cosa por completo.

El director Dwight H. Little acababa de dirigir con gran éxito Halloween 4: El regreso de Michael Myers (Halloween 4: The Return of Michael Myers, 1988), así que tenía bastante flexionados los músculos para crear suspense y asesinatos interesantes. De este modo, Little logra darle interés a una adaptación que no es nada ortodoxa, pero que le añade una historia pasada al Fantasma que es de las más interesantes que he visto en el cine, dejando de lado las habituales venganzas que suelen formar parte de las versiones cinematográficas en favor de un enfoque más de cine de terror.

No cabe duda de que esta versión no estará entre las mejores adaptaciones de la novela original, pero no se puede decir que no sea entretenida y que no tenga ideas originales.

15 dic 2022

El actor del terror (Frightmare)


 
Cuenta la leyenda que, al morir John Barrymore, un grupo de amigos de borrachera, encabezado por Errol Flynn, robó su cadáver de la funeraria para llevarlo a una última noche de parranda. Sea cierta o no la historia aquí no importa, sino que sirvió de inspiración para El actor del terror (Frightmare aka The Horror Star, Norman Thaddeus Vane, 1983), película que le da un giro sobrenatural a la anécdota.

Los miembros de una sociedad dedicada al cine de terror de una universidad quedan devastados cuando se anuncia la muerte de Conrad Radzoff (Ferdinand Mayne), una estrella del cine de terror que también, sin que nadie lo supiera, era un asesino. El grupo decide rendirle un particular homenaje al actor, sacando su cuerpo del mausoleo en que descansa y llevarlo a la casa de la sociedad. Durante la noche de este particular tributo, el cuerpo de Conrad vuelve a la vida con poderes sobrenaturales que utiliza para matar uno a uno a los miembros de esta sociedad del terror.

 
Frightmare, como es más conocida, no tiene una trama particularmente original. La idea de convertir a una estrella del cine de terror en un muy real asesino ya había sido interpretada anteriormente por Vincent Price en Madhouse (Jim Clark, 1974), aunque en su película Norman Thaddeeus Vane le da un giro sobrenatural. Además, sus protagonistas no son especialmente memorables ni mínimamente desarrollados para que sepamos quiénes son, aunque el reparto cuenta con un joven Jeffrey Combs. Sin embargo, no por ello deja de ser una película interesante. La fotografía de Joel King le da a a la película un look tremendamente atmosférico, muy notable teniendo en cuenta el bajo presupuesto. Y si los jóvenes que son eliminados uno a uno no están desarrollados no importa, porque la estrella es, desde luego, Conrad Radzoff, el personaje de Ferdinand Mayne, conocido como el vampiro de El baile de los vampiros (The Fearless Vampire Killers aka Dance of the Vampires, Roman Polanski, 1967), y las imaginativas maneras en que despacha a sus anodinas víctimas.

Este enfoque resultaba moderno cuando se rodó la película en 1981, pero por problemas de distribución no se estrenó hasta 1983, por la Troma que cambió el título de The Horror Star a Frightmare (aunque ya existía una película con ese título dirigida por Peter Walker en 1974), cuando ya había una montaña de películas parecidas y el slasher estaba plenamente establecido con asesinos de mayor o menor fortuna popular. Pero con el paso del tiempo Frightmare ha sobrevivido gracias, en parte, a que la manera en que se desarrolla la trama le da un toque metalingüístico adelantado a su tiempo. Hoy día puede verse como un tratado sobre el fandom tóxico, que trata a los artistas como sirvientes a sus órdenes, además de como un entretenido slasher. También ha ayudado a la reputación del film que las actuales ediciones en Blu-ray restauran la imagen en toda su gloria, ya que en anteriores ediciones era difícil ver lo que pasaba de lo maltratada que estaba la imagen.

Los toques meta encajan bien con el tono del film, que mezcla comedia y terror. Un cóctel que puede sentar particularmente bien a los fans del género.

13 oct 2022

Halloween: El final (Halloween Ends)

 

Todos los fans del cine de terror ya son conscientes de que se estrena Halloween: El final (Halloween Ends, David Gordon Green, 2022), pero ahora podéis leer la crítica que escribí para Underbrain Mgz:

https://underbrain.com/cine/halloween-ends/

No voy a entrar en detalles para no estropearle a nadie la película, pero creo que es obvio en la crítica que esta tercera entrega fue una decepción, en especial si la comparamos con las dos anteriores. Sigo sin entender qué les hizo pensar a los cineastas que este enfoque funcionaría. En fin, tampoco es la primera vez que Jamie Lee Curtis se despide de la saga de forma poco afortunada.

28 abr 2022

X

 

Se estrena con algo de retraso, pero la espera para ver X (2022) de Ti West ha valido la pena. Lo podéis comprobar leyendo la crítica que he publicado en Underbrain Mgz:

https://underbrain.com/cine/x-ti-west/

Aparentemente sencilla, pero más profunda de lo que parece a primera vista, el director Ti West regresa a lo grande al género.

25 mar 2022

13 Asesinatos y medio (Student Bodies)

 

El slasher dominó las pantallas americanas entre finales de los 70 y los primeros 80, produciéndose centenares de películas del género, muchas de ellas financiadas con la esperanza de obtener una máxima rentibilidad gracias a una mínima inversión. El slasher se basaba en una fórmula tan clara y sencilla, que no tardó en aparecer la primera parodia del género: 13 Asesinatos y medio (Student Bodies, Mickey Rose, Michael Ritchie, 1981).

Toby (Kristen Riter), la más empollona y educada estudiante en el instituto Lamab, ve con horror cómo sus compañeros son asesinados uno a uno, víctimas de un misterioso asesino. Toby quiere descubrir quién es el asesino y espera hacerlo antes de que la lleven a la cárcel cuando es acusada ella de ser la asesina.

Student Bodies fue producida por la Paramount mientras tenía lugar una huelga de escritores, de ahí que su director Michael Ritchie decidiera no aparecer acreditado y utilizó el pseudónimo Allan Smithee como productor. El resto del reparto y el equipo que se utilizó se buscó entre personas que no estuvieran afiliadas a ningún sindicato o también utilizaron un pseudónimo. El hecho de no ser producida en circunstancias normales explica que sea una película muy irregular, con momentos cómicos brillantes y otros que no funcionan en absoluto.

Aunque se basa en tópicos y críticas externas más que a un conocimiento profundo del género, la fórmula del slasher se parodia con acierto, a pesar de que el tramo final huele un poco a "tenemos que terminarla de alguna manera". Este es el principal problema de la película: el inicio es brillante, pero a medida que avanza va perdiendo fuerza y los últimos minutos son los más flojos. Eso sí, lanza tantos chistes y gags al espectador que, por pura estadística, consigue hacer reír de forma más o menos consistente.

Cuando la película se estrenó no funcionó en taquilla, pero con el tiempo, gracias al vídeo y a pases en televisión, Student Bodies se acabó convirtiendo en una película de culto, revalorizada cuando el género entró en su etapa "meta". Es una parodia que puede interesar a los fans del slasher, a los amantes de la chorrada y a los que sean ambas cosas como un servidor.

4 ene 2022

Pacto en la sombra (Phantom of the Mall: Eric's Revenge)

 

Hay películas que sobreviven problemas de producción, pósteres feos, malos títulos y peor distribución. Lo consiguen gracias a tener un concepto original en su centro o por su reparto o por la manera en que el director decidió presentar la historia. Por todas las razones anteriores y otras más, Pacto en la sombra (Phantom of the Mall: Eric's Revenge, Richard Friedman, 1989), contra todo pronóstico, ha sobrevivido y se ha convertido en un film de culto.

Si os habéis fijado en el título original os habréis dado cuenta de que esta película versiona El fantasma de la ópera de Gaston Leroux, trasladando la historia a un centro comercial. Obviamente, la película ignora la novela de Leroux y se inspira más bien en las versiones que crearon la Universal y la Hammer. Melody (Kari Whitman) empieza a trabajar en el recién inaugurado centro comercial, en el cual una misteriosa figura acecha en las sombras. Melody sospecha que su novio Eric (Derek Rydall) no murió en un incendio como le han hecho creer y tal vez sea esa figura misteriosa. El título ya deja claro que es así, por incompresibles razones, así que no hay mucho misterio al respecto: Eric sigue vivo y se quiere vengar de aquellos que incendiaron su casa y mataron a sus padres para poder construir el maldito centro comercial.

Phantom of the Mall aprovechó la popularidad de la versión musical de Andrew Lloyd Webber, estrenada en 1986, para interesar a los espectadores ya que el slasher estaba ya de capa caída. De modo que, mientras la película empieza como un slasher, a medida que avanza el film se inclina más hacia el thriller. Coge así lo mejor de ambos géneros: muertes creativas, persecuciones y acción. También es de apreciar que el director Richard Friedman inyecta saludables dosis de humor negro a la película.

Hoy día, el film resulta interesante por diversos motivos. Sorprende el reparto en el que encontramos a la entonces popular Morgan Fairchild y Pauly Shore, que estaba a punto de convertirse en un popular actor cómico en Estados Unidos. Otro nombre popular en la época era el de la protagonista Kari Whitman, elegida Playmate del mes en febrero de 1988. Sin embargo, cuando los productores quisieron aprovecharse de que tenían a una Playmate en el reparto e idearon un par de escenas en que debería desnudarse, la actriz lógicamente se negó y acabaron usando una doble de cuerpo. Pero lo que hace más interesante el film desde una perspectiva actual es que funciona como una cápsula temporal, capturando en celuloide el momento de gloria de los centros comerciales ochenteros.

En su día el film no tuvo una buena distribución, ganando popularidad cuando se editó en VHS, aunque fue editada en este formato con una pésima calidad de imagen. A pesar de todo, la película sobrevivió, ganando valor con el tiempo. Phantom of the Mall es auténtica diversión ochentera, explotando la idea de un "fantasma del centro comercial" de manera tremendamente entretenida.

29 oct 2021

Death Screams

 

En Estados Unidos se conocen como "regionales" aquellas películas rodadas de forma independiente fuera de Hollywood. A veces realizadas por estudios que trabajan de forma local, otras por individuos que se lían la manta a la cabeza y se ponen a rodar, supliendo medios con ilusión. En ocasiones, estas películas regionales acaban convirtiéndose en grandes éxitos de taquilla o en clásicos de culto. Un gran ejemplo de película de culto que nace como cinta de terror regional es Death Screams (David Nelson, 1982), un slasher de culto producido en el momento álgido del género.

Lo que hace especial Death Screams no es su argumento, que es bastante básico: una serie de misteriosos asesinatos empiezan a tener lugar en un tranquilo pueblo, amenazando las vidas de los jóvenes del lugar. No, no es un argumento original ni cautivador. Lo que hace especial la película de David Nelson es su peculiar desarrollo, sus efectos especiales y su frenética parte final. Es decir, las distintas maneras en que se aparta de las películas más "hollywoodienses", ofreciendo sorpresas en la manera de presentar la historia, que de forma no intencionada se aparta de la estructura más habitual de los guionistas y directores habituados a trabajar dentro del sistema.

Death Screams no tiene mucha historia que contar, así que se centra en desarrollar a las futuras víctimas, presentando personajes que no dejan de resultar familiares. Los hemos visto en otras películas: la zorra del pueblo, el sheriff gordo, la buena chica (aquí interpretada irónicamente por Susan Kiger, Playmate y actriz porno). Mientras vamos paseando por este pueblo, se sucede puntuales asesinatos, algunos con momentos algo absurdos: una de las víctimas, después de que le disparen una flecha sale corriendo no en busca de ayuda, sino hacia un tiovivo que no le queda precisamente cerca. Pero, como ya he dicho, son estos momentos extraños los que hacen que un film como este resulte tan entretenido y disfrutable.

Sin embargo, esta película es famosa por su tramo final, en el que se concentra la acción de forma frenética, con una serie de asesinatos encadenados que superan todo lo ofrecido hasta el momento. Una manera de presentar la historia que hace que, a pesar de no tener mucho argumento, hay detalles que le dan sentido a todo que a uno se le pasan por alto hasta que no la ve por segunda vez, logrando ver así el cuadro completo con más o menos sentido.

Ciertamente, Death Screams no es el mejor ni el más pulido slasher de la historia. Sí es efectivo, entretenido, sangriento y divertido. Sus gotas de absurdo son lo que acaban de hacer de este un memorable ejemplo del género.