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8 ago 2023

Cocodrilo (Crocodrile)

 

Cada vez tengo más claro que Tobe Hooper fue uno de los directores más menospreciados, incomprendidos e infravalorados dentro del cine de terror. La mayoría de sus películas, en el momento en que se estrenaron, fueron destrozadas por la crítica y por los aficionados, pero con el tiempo se ha demostrado que simplemente fueron malentendidas por la mayoría y se han revalorizado, aunque es una lástima que Hooper no llegara a verlo. Como Alianza macabra (The Mangler, Tobe Hooper, 1995), una película que con el tiempo cada vez me gusta más, en su día Cocodrilo (Crocodrile, Tobe Hooper, 2000) fue recibida como una muestra más de la decadencia de Hooper. Pero al volverla ver con un ojo más atento, se descubre que es mucho más de lo que parece a simple vista.

El argumento de Cocodrilo es bastante simple. Un grupo de típicos jóvenes de vacaciones provocan inadvertidamente la ira de un gran cocodrilo, que procede a perseguirlos y devorarlos uno a uno. Y si eso es todo lo que uno busca en una película, esta se lo ofrece de forma bastante entretenida teniendo en cuenta el presupuesto. Sin embargo, Hooper, con la colaboración de la pareja de guionistas Jace Anderson y Adam Gierasch, aprovechando la simple estructura de la película, introdujo toda una serie de detalles y elementos que, con no poco humor negro, reflejan elementos de sus películas pasadas.

El rodaje de Cocodrilo coincidió con el 25º aniversario del estreno de La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974), el clásico de Hooper que marcó toda su carrera. Esto no le pasó desapercibido al director, que le puso en un modo no nostálgico, pero sí reflexivo. En diversas escenas esconde elementos que remiten al clásico título. Tenemos, por ejemplo, la decoración de calaveras en la tienda de un cazador de caimanes o la escena en la que los protagonistas llegan a una tienda en busca de refugio y armas, encontrando una sierra mecánica... que no funciona. La referencia más clara, que me hizo darme cuenta de lo que Hooper estaba haciendo, es cuando quedan tres supervivientes, uno de ellos debe ser llevado en un carrito debido a una herida, quejándose y lloriqueando continuamente de modo parecido a como lo hacía Franklin en La matanza de Texas. Este fue el momento que me hizo abrir los ojos y empezar a ver todos los detalles a los que antes no les había dado la importancia que se merecían.

El tono oscila entre la seriedad y la comedia negra, los protagonistas se pelean entre ellos casi más que con el cocodrilo. Un gran número de sustos cortesía del gigantesco cocodrilo acaban de redondear esta película que, aunque no está entre los grandes títulos de Hooper, demuestra hasta que punto fue un incomprendido, incluso entre aquellos que deberían haber tenido un poco más de fe en el director.

 

Cocodrilo fue seguida de la secuela Cocodrilo. Aguas sangrientas (Crocodrile II: Death Roll aka Crocodrile 2: Death Swamp, Gary Jones, 2002), con guion, de nuevo, de Jace Anderson y Adam Gierasch. El planteamiento traslada la acción a México, con un grupo de atracadores que huye con un importante botín y quedan atrapados, junto a sus rehenes, en un pantano perseguidos por un cocodrilo enorme.

Se repite de nuevo el planteamiento simple y no muy original, que queda compensado con la energía que le imprime el director Gary Jones al film y la presencia en un papel secundario de Martin Kove. El film ronda los 90 minutos y se pasa bastante rápido, es poco más que un simple entretenimiento. Admito que no la habría visto si no fuera porque iba incluida con la película de Hooper, pero hizo que la inversión en el pack fuera más acertada.

28 dic 2020

Bolsa de cadáveres (Body Bags)


"Ey, es Wes Craven", pensé al volver a ver Bolsa de cadáveres (Body Bags, John Carpenter, Tobe Hooper, 1993). Hacía mucho que no la veía y había olvidado la cantidad de cameos que hay en esta película. Esta es otra de esas películas que pensaba que había comentado cuando compré la edición en Blu-ray de Shout, pero resulta que no. Así que aquí está.

Como muchos ya sabéis, Body Bags fue concebida como un piloto para una serie que, obviamente, no se hizo. Juzgando por la película, que reúne tres historias, dos dirigidas por John Carpenter y una por Tobe Hooper, habría tenido un estilo parecido al de Historias de la cripta (Tales from the Crypt, c. Steven Dodd, 1989-1996). El propio John Carpenter habría interpretado al presentador de las historias, con comentarios cargados de humor negro, pero las historias no siguen el modelo E. C. sino que son historias de terror sin giros irónicos. Al cancelarse la serie, la película/piloto se comercializó en formato doméstico tras su pase en la cadena Showtime.

Las historias son correctas pero nada del otro mundo. En la primera, Anne (Alex Datcher) trabaja durante el turno de noche de una gasolinera y es acosada por un asesino. En la segunda, Richard Coberts (Stacy Keach) está desesperado por la pérdida de cabello, así que decide probar un nuevo método experimental con funestas consecuencias. En la tercera, Brent Matthews (Mark Hamill) pierde un ojo en un accidente de coche y recibe otro ojo en un trasplante experimental; obviamente el trasplante tendrá consecuencias inesperadas. Queda claro que las historias no son particularmente originales o novedosas, pero el tono, la dirección y el reparto (cargado de cameos, como ya he dicho) contribuyen a que Body Bags resulte bastante entretenida y divertida.

Lo interesante de este proyecto es su posición en la filmografía de John Carpenter. Justo tras el difícil rodaje de Memorias de un hombre invisible (Memoirs of an Invisible Man, 1992), una película que no funcionó en taquilla protagonizada por Chevy Chase, un actor que funciona principamente dentro de Estados Unidos. Aunque Carpenter es uno de los pocos directores que el temperamental y difícil Chase no ha puesto a parir luego, la complejidad de los efectos hizo que fuera un rodaje complicado que luego no se vio recompensado con una buena taquilla. Parece claro que Carpenter necesitaba algo más ligero y sencillo como siguiente proyecto. Y eso exactamente es lo que fue Body Bags, algo que le permitió cargar las pilas para enfrentarse a la que sería su última obra maestra: la brillante En la boca del miedo (In the Mouth of Madness, 1995). En este sentido, es una suerte que la serie no fuera producida, así Carpenter estaba libre para seguir dirigiendo películas.

Body Bags es un simple divertimento, una película que hará sonreír a los fans del género pero que no revoluciona la antología cinematográfica de relatos de terror.

2 mar 2018

Mortuary


Mortuary (2005) fue una de las últimas películas que dirigió Tobe Hooper. La penúltima si no tenemos en cuenta los episodios que hizo para Masters of Horror. El proyecto surgió a raíz del merecido éxito del remake La masacre de Toolbox (Toolbox Murders, Tobe Hooper, 2004), de ahí que Mortuary cuente con los mismos guionistas (Jace Anderson, Adam Gierasch) y productor (Tony DiDio), además de Tobe Hooper como director.

La masacre de Toolbox fue una especie de renacer para Hooper. Tras varios años dirigiendo episodios de televisión e infumables telefilmes, Hooper demostraba con esa película que seguía en plena forma. Mortuary continuaba demostrando la eficacia de Hooper como director, a pesar de lo limitado del presupuesto con el que fue rodada.

El film cuenta como Leslie (Denise Crosby) llega a un pueblo de California, acompañada de sus dos hijos Jonathan (Dan Byrd) y Jamie (Stephanie Patton), para encargarse de la mortuaria. Allí, la familia descubre la leyenda del pueblo y un hongo de extrañas propiedades. A partir de aquí se desarrolla una historia con una gran influencia de H. P. Lovecraft, de hecho se cita explicitamente uno de sus textos en la lápida de una tumba, reminiscente de El color que cayó del cielo.

A pesar de sus toques de terror cósmico, el director tejano introduce también bastantes toques de comedia y de la excentricidad histérica que encontramos en sus películas más personales. El representante del pueblo que interpreta Greg Travis, continuamente sonriendo y riendo, y el peculiar sheriff que interpreta Michael Shamus Wiles son un perfecto ejemplo del toque Hooper. Teniendo en cuenta su implicación en la historia y que el guion fue escrito con él ya elegido como director, resulta normal que aparezcan estos toques personales.

No os llevéis a equivoco, Mortuary no está a la altura de los grandes clásicos de Hooper, pero sí que es una película de terror muy entretenida y disfrutable por los fans. La única pega que le encuentro a este título es que el bajo presupuesto hizo que se utilizaran en algunas escenas unos efectos por ordenador que quedan muy cutres. Incluso los títulos de crédito evidencian el bajo presupuesto de la película. El look vídeo digital también hace evidente los limitados medios con que contaron para hacerla.

A pesar de todo, debido a la historia y la dirección, es un título que disfruto sin tener en cuenta estas carencias. Es una lástima que Hooper no puediera contar con algo más de dinero para poder explotar a fondo el guion, pero sigue siendo una película que cumple su función.


25 oct 2017

Alianza macabra (The Mangler)


Tras el fallecimiento de Tobe Hooper, me puse a investigar sobre las películas dirigidas por él que todavía no había visto, principalmente las últimas que dirigió. Una que había evitado porque no me parecía interesante, y se produjo en un momento en el que el director no estaba en plena forma, era Alianza macabra (The Mangler, 1995), basada en un cuento de Stephen King.

¿Dirigida por Tobe Hooper y sobre un relato de Stephen King? Tendría que haberme lanzado sobre ella en el momento en que apareció en el videoclub. Pero conocía el relato muy bien y no veía cómo se podía hacer una película basado en esta historia, La trituradora, incluída en la primera antología de relatos que publicó King, El umbral de la noche. Este relato, ambientado en la ciudad de Nueva York, cuenta como un policía y un amigo suyo llegan a la conclusión que la gran máquina de doblar ropa de una lavandería industrial está poseída tras una serie de extraños accidentes. Leída, al principio la historia resulta divertida por la idea central y luego se va haciendo más inquietante, a medida que King te convence de lo que sucede. ¿Cómo trasladar el mismo efecto a la pantalla? Me parecía que quedaría ridículo de cualquier manera, en especial cuando parecía que Hooper no se encontraba en su mejor momento.

Para mi sorpresa, The Mangler es lo suficientemente bizarra y delirante como para resultar muy entretenida. Te deja la misma sensación que algo visto a altas horas de la madrugada, donde no sabes si lo que estas viendo forma parte de la película o es algo que estás medio soñando. Una comedia negra como el petróleo que tiene aires de sueño enfebrecido.

El relato transcurre en Nueva York, pero el guion traslada la acción a uno de los típicos pueblos de Maine a los que es tan aficionado King. Sin embargo, la película se rodó en Sudáfrica y Londres, así que el lugar donde transcurre la acción no se parece en nada al estilo de pueblo de Maine que hemos visto en películas, sino una especie de enfebrecida recreación de una ciudad del sur (de nuevo, según la imagen que tenemos de estos sitios por el cine). Al frente del reparto tenemos a dos grandes actores como Robert Englund y Ted Levine, que con gusto se lanzan al estilo hiperbólico y exagerado de actuación que Hooper creó en sus primeras películas. Todo el mundo actúa como si estuviera al borde de un ataque de nervios, encajando perfectamente con la atmósfera grotesca y exagerada en la que nos sumerge el director.

Como el relato no da para toda una película, la trama se expande añadiendo una especie de conspiración satánica (supongo que es la alianza macabra a la que alude el título en castellano). La manera en que se añade esta conspiración hace que el film no tenga sentido alguno, ya que conserva todos los elementos del relato. Es decir, por un lado se explica como la máquina de doblar se convierte en la trituradora poseída y, por otro lado, la conspiración satánica de sacrificios ocurre desde hace décadas. Así que, al mismo tiempo, la máquina acaba de convertirse en diabólica por una serie de accidentes y forma parte desde hace décadas de una conspiración satánica. Es decir, de nuevo, no tiene sentido alguno.

Y, la verdad, tampoco importa mucho que no tenga sentido, ya que resulta tremendamente divertida, gracias al toque Hooper que convierte lo que podría haber sido una olvidable cinta de serie B en un tour de force bizarro, con gente tosiendo sangre sobre la cámara y neveras diabólicas (sí, también se incluye una nevera diabólica por si acaso la máquina de doblar poseída no fuera bastante). Conociendo el sentido del humor de Hooper, estoy convencido de que el resultado final era el buscado: crear algo absurdo cargado de humor negro.

Buscando una edición barata en DVD de esta película descubrí algo mucho más absurdo que el film de Hooper: esta película fue seguida de dos secuelas, que parecen bastante terribles, rodadas directamente en vídeo. Virus del Mangler (Alianza macabra 2) (The Mangler 2, Michael Hamilton-Wright, 2002) trata sobre un virus informático con conciencia propia que se apodera de un instituto y se dedica a matar a los estudiantes. The Mangler Reborn (Matt Cunningham, Erik Gardner, 2005) trata sobre un hombre obsesionado con una máquina de doblar que comete diversos asesinatos y es poseído por la máquina. En mi búsqueda también descubrí que la edición inglesa en DVD contiene la versión de la película sin censurar, llena de cuerpos convertidos en sangrienta pulpa por la máquina. Es la edición por la que me inclino, aunque no trae subtítulos ni nada.

Por supuesto, solo recomiendo esta película a los amantes del cine pasado de vueltas. Los que busquen una película de terror "normal" que se abstengan.

 

6 sept 2017

Terror sin fin (Night Terrors)


Como ya mencioné en el artículo que escribí al hacerse pública la muerte de Tobe Hooper, quiso la casualidad que estuviera repasando una de sus menos conocidas películas antes de saber la terrible noticia. Mi interés por este título radica en el conocido hecho de que, a partir de los años 90 y, especialmente, durante el siglo XXI, la carrera de Hooper había entrado en decadencia, consiguiendo sobrevivir dirigiendo episodios de televisión y películas editadas directamente en el mercado doméstico. Tenía curiosidad por ver qué títulos de esta época podían ser reivindicables.

Supe originalmente de la existencia de Terror sin fin (Night Terrors aka Nightmare, 1993) por la revista Fangoria, que por aquel entonces editaba ediciones Zinco. Recuerdo leer una entrevista a Robert Englund a raíz de su papel en este film, adornada con fotografías que despertaron mi interés. Cuando finalmente la encontré en vídeo no me pareció gran cosa, más allá de disfrutar con la poderosa presencia de la actriz protagonista, Zoe Trilling. Viéndola de nuevo ahora, es fácil entender qué me atrajo de este film siendo un inmaduro adolescente y qué no, y qué me atrae ahora como inmaduro adulto y qué no.

El film transcurre en dos momentos temporales. Primero nos introduce a Robert Englund como el marqués de Sade, siendo torturado en una prisión, en algún momento a finales del XVIII y principios del XIX (Sade murió en 1814). Las secuencias de Sade en prisión sirven como contrapunto a la historia del presente, en la que la joven Genie (Zoe Trilling) llega al Cairo para visitar a su padre, el doctor Matteson (William Finley), mientras este lleva a cabo ciertos trabajos de arqueología. Genie se verá pronto involucrada en los aspectos menos sanos de la vida nocturna del Cairo, mezclándose con una secta sadomasoquista encabezada por Paul Chevaller (Englund), descendiente del marqués de Sade.

Queda claro que este no es un film perfecto y creo que los elementos que más me hicieron disfrutar del film puede que descoloquen/no sean apreciados por otros espectadores o personas normales. Se nos presenta a Genie como el producto de una estricta educación religiosa, el siempre genial Finley interpreta a su padre como un fanático religioso algo desequilibrado con afición por las cuerdas, así que la joven se ve más que predispuesta a romper todos los tabúes imaginables. Parte de esta rebelión contra el padre implica tomar drogas, lo que proporciona una serie de secuencias alucinógenas nada despreciables. Además de las alucinaciones, Genie también tiene memorables pesadillas y sueños, enlazados con el marqués de Sade.

Todo ello da como resultado un film que tal vez no es muy impresionante como cinta de terror o thriller erótico, pero desde luego resulta tremendamente entretenido gracias a sus momentos oníricos y asesinatos. Las interpretaciones de Englund y Finley, como siempre, no decepcionan, aunque Trilling no destaque precisamente como actriz. La misteriosa Trilling, también conocida como Geri Betzler, se ha ganado un seguimiento de culto gracias a las diversas películas de terror en las que intervino, aunque se retiró pronto del mundo de la interpretación. No muy hábil como actriz es innegable que, como ya he dicho antes, su poderosa presencia la hace siempre interesante.

Terror sin fin, desde luego, no se encuentra entre lo mejor del director tejano, pero no por ello resulta menos interesante. No lo recomiendo a todo el mundo, pero si la mezcla de alucinaciones, sueños y sadismo os parece atractiva, dadle una oportunidad.


28 ago 2017

Adiós a Tobe Hooper

Este domingo me puse a ver Terror sin fin (Night Terrors, 1993) de Tobe Hooper con la idea de hacer un artículo para el blog. Cuando acabé de verla, entré en Internet y me enteré de la noticia de la muerte del creador de Leatherface.

Con la muerte de Hooper, desaparece otro de los maestros del cine de terror que transformaron el género durante los años 70, junto a los también desaparecidos George A. Romero y Wes Craven. Con La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974), el director tejano ofreció al mundo un film visceral y aterrador que hoy día sigue sin ser igualado. Hooper, con pocos medios y en complicadas condiciones, logró crear una pesadilla intensa y malsana, seguramente gracias a las mismas complicadas condiciones en que fue rodada.

El éxito prematuro con La matanza de Texas marcaría de forma permanente la carrera de Hooper, que no pudo volver a realizar un film que estuviera a la misma altura. Sin embargo, su carrera a partir de entonces está llena de películas muy interesantes y apasionantes, incluso logrando otro gran éxito con Poltergeist (1982), a pesar de que, desde su estreno, han surgido diversos rumores asegurando que fue en realidad Steven Spielberg quien la dirigió o que fueron los dos los encargados de dirigirla o que Spielberg le quitó de las manos a Hooper la película. Estos rumores y teorías, negados repetidamente por ambos directores, se los tomaba Hooper, después de tanto tiempo oyéndolos, con bastante humor en su novela Midnight Movie.

Si Hooper nos dejó en los 80 cintas épicas y grandiosas a su manera como Lifeforce - Fuerza vital (Lifeforce, 1985) y Masacre en Texas 2 (The Texas Chainsaw Massacre 2, 1986), los 90 representan la decadencia del director, embarcado en filmes cada vez menos interesantes. Gran parte de esta década se la pasa dirigiendo episodios de televisión y telefilmes. En el siglo XXI, las cosas no le van mucho mejor, aunque aún dirige títulos interesantes como el remake La masacre de Toolbox (Toolbox Murders, 2004).

A pesar de lo irregular del tramo final de su carrera, Hooper contribuyó a cambiar el rostro del género en los 70, creó uno de los personajes más icónicos del cine de terror y durante los 80 nos ofreció una serie de imaginativas, diferentes y fantásticas películas.

19 feb 2014

La película de medianoche de Tobe Hooper

 
Se acaba de descubrir una película que Tobe Hooper dirigió cuando era adolescente: Destiny Express. La calidad del film no debe ser nada del otro mundo, pero su interés al ser uno de los primeros trabajos de un respetado director de cine de terror hace que se haya proyectado en el festival SXSW (South by Southwest) de Austin, Texas, Estados Unidos. La reacción ha sido increíble: todos aquellos que han visto la película sufren brotes psicóticos, extrañas enfermedades venéreas y mutaciones. Una plaga que se ha extendido por todo el país y amenaza con destruirlo.

Por lo menos es lo que sucede en Midnight Movie, una novela escrita por Tobe Hooper y Alan Goldsher que descubrí mientras me documentaba para el comentario del Eggshells (1969) de Hooper. Tenía mucha curiosidad por leer esta novela, para comprobar que hacía Hooper sin las constricciones de un presupuesto ni la interferencia de un estudio. Descubrir si el "periodo oscuro" de Hooper, las infumables películas que rodó durante los 90 y principios del siglo XXI, del cual empezó a salir en 2004 con el remake La masacre de Toolbox (Toolbox Muders), se debía a su dificultad para trabajar dentro del sistema de los estudios y que no encontraba financiación para sus proyectos personales o a que se le había terminado la chispa creativa.

A juzgar por la novela, Hooper tiene chispa creativa para rato.

Midnight Movie está escrita en forma de novela periodística y oral. Goldsher adopta el papel de un periodista que investiga la plaga que asoló Estados Unidos a partir de la proyección de Destiny Express, fenómeno en el que Hooper se ve involucrado e intenta combatir con la ayuda de algunos supervivientes.

Para crear este aspecto de "realidad", el equivalente literario del found footage, en la novela se alternan entrevistas a los implicados con recreaciones de páginas web, conversaciones de twitter, diarios escritos a mano y artículos de periódico. Este collage literario hace que la lectura del libro sea muy ágil y rápida, antes de que te des cuenta ya te lo has terminado de leer.

A la "leegibilidad" de la novela también contribuye el tono con el que está escrita. Al principio se narra usando un tono cercano a la comedia negra, siguiendo el estilo usado por Hooper en La matanza de Texas 2 (The Texas Chainsaw Massacre 2, 1986), pero a medida que la situación se va haciendo más grave, la novela se va oscureciendo.

Hay un detalle que me ha resultado particularmente interesante y es la parodia que hace Hooper de si mismo, se retrata como un antisocial que tiene una pistola cerca en caso de alguien llame a su puerta, y de los mitos que le rodean. He aquí un ejemplo sacado de la novela:

Algún idiota gritó: 
 
-A la mierda con La Matanza de Texas. ¿Qué pasó en Poltergeist?

Ah, Poltergeist. Hay muchos rumores en lo que se refiere a mi trabajo en esa película, y solo oirás rumores porque nadie hablará de ello, incluido yo mismo. Dije:
 
-Sin comentarios. Siguiente pregunta. 
 
En definitiva, Midnight Movie resultó ser una lectura entretenida e interesante, que ha contribuido a despertar mi curiosidad sobre los futuros proyectos de Hooper, cinematográficos y literarios. De momento solo está editada en inglés y francés, que yo sepa.

14 nov 2013

Trampa mortal (Eaten Alive aka Death Trap)


Comentamos hoy otra película de Tobe Hooper: Trampa mortal (Eaten Alive aka Death Trap, 1977). ¿La razón? Me entraron ganas de revisitarla tras ver un trailer reel de sus películas hace poco. Trampa mortal es una curiosa mezcla de gótico sureño y grand guignol que posiblemente no acabe de cuajar entre aquellos que busquen una simple película de terror, pero no por ello no deja de tener sus méritos.

El film retrata una típica noche en el Starlight Motel, en la cual el dueño del lugar, Judd (Neville Brand), lleva a cabo su habitual rutina: recibir clientes, asesinarlos y echarlos a las fauces del cocodrilo que tiene como mascota, secuestrar y encerrar las clientas atractivas... Ya sabéis, lo típico.

Eaten Alive es grotesca y bizarra, con una banda sonora que aumenta la tensión y la inquietud, pero también destaca por su ironía y humor negro. La película se abre con un joven Robert Englund, que da vida al paleto Buck, con una inmortal línea de diálogo (que pongo en inglés por decoro): My name's Buck and I'm here to fuck. A partir de aquí, la película no hace más que mejorar.

Una de las razones por las que este film me gusta es su sórdida atmósfera de pura exploitation. El motel tiene un aspecto sucio, decadente y a punto de desplomarse que encaja perfectamente con la desequilibrada psique de Judd. Judd es un demente asesino que tiene la costumbre de hablar solo, otro veterano de guerra sonado, que no está muy lejos de la familia caníbal que Hooper retratara en su film más conocido. De hecho, también repite Kim Henkel como guionista, lo cual explica la semejanza entre la atmósfera de este film y La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, Tobe Hooper, 1974), además de contar ambos con el mismo director.

Uno podría preguntarse cómo es posible que alguien tan loco como Judd se las arregle para cometer sus crímenes sin que nadie lo detenga. La respuesta es sencilla: todo el mundo en este film parece algo demente. Los únicos personajes que parecen cuerdos son los femeninos, y no tardan en sufrir por ello. Es otra de las razones por las que disfruto este film, la locura que lo impregna de principio a fin, lo que contribuye también al soterrado humor negro del que hace gala.

El reparto de esta humilde joya es realmente destacable. Brand parece realmente un loco que, de algún modo, se ha colado en la película. Nombre conocidos dentro del género como William Finley y Robert Englund hacen un buen trabajo con sus inestables personajes. Los veteranos Mel Ferrer y Carolyn Jones le dan un toque de "clase". Finalmente, en el reparto femenino destaca, además de la sufrida Marilyn Burns (que sufre y grita como nadie), la aparición de las veteranas de la serie B y Roger Corman Roberta Collins y Crystin Sinclaire (ambas coincidieron también en esa joya que es La cárcel caliente [Caged Heat, Jonathan Demme, 1974]).

Trampa mortal son 90 minutos de contagiosa locura y atmósfera malsana. No es de las películas más conocidas de Hooper, pero se merece un poco más de aprecio y reconocimiento, en mi humilde opinión. No sé si "disfrutar" es la palabra adecuada hablando de esta película, pero espero que lo hagáis.

13 nov 2013

La primera vez de Tobe Hooper


Muchos seguidores de Tobe Hooper daban por supuesto que La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974) fue su primera película. Pero lo cierto es que Hooper debutó en el largometraje con Eggshells (1969), una curiosa película que mezcla elementos fantásticos y cotidianos, enterrada durante décadas pero que ha sido restaurada recientemente.

Sabía de la existencia de este film por las veces que había consultado IMDB cada vez que había comentado una película de Hooper. Pero no la había visto hasta la semana pasada, cuando recibí la edición limitada de tres discos que Arrow ha editado de La matanza de Texas 2 (The Texas Chainsaw Massacre 2, 1986). Esta edición incluye, entre los muchos extras dedicados a La matanza de Texas 2 (incluidos todos los de la edición especial americana) y la obra de Hooper, se añade también el cortometraje The Heisters (1964) y Eggshells, que cuenta con su propio audiocomentario (esta edición incluye también un libro de 100 páginas).

La inclusión de este cortometraje y del film no es gratuita, porque predicen algunos de los detalles que convertirían La matanza de Texas en un clásico del cine, no solo del terror. The Heisters es un corto sin diálogos que mezcla referencias al ciclo Poe de Roger Corman con un sentido del humor propio de los Looney Tunes. No deja de ser una curiosidad divertida, pero Hooper incluye ya un canibalístico gag que nos revela el salvaje sentido del humor del que haría gala en La matanza de Texas 2. Pero es Eggshells la que resulta más interesante de ver conociendo La matanza de Texas, ya que nos muestra diversas conexiones entre ambos films, como las interpretaciones de Allen Danziger, Jerry en La matanza de Texas, y de Kim Henkel, que escribiría La matanza de Texas con Hooper.

Pero para mí lo más interesante es que demuestra que las interpretaciones alegóricas que yo y otros muchos hemos hecho de La matanza de Texas, no estaban del todo desencaminadas, ya que son temas que aparecen también aquí. No solo eso, Eggshells nos muestra un Hooper que mezcla técnicas del cinéma vérité con un estilo más experimental que no sigue una línea narrativa clásica; el estilo que haría de La matanza de Texas un film tan memorable y todavía efectivo.

Eggshells es también un film interesante por si mismo, no solo por como predice elementos más tarde presentes en una de las películas más importantes del terror. Ambientado en una casa que comparten una pareja y un artista/escritor (hippies todos ellos) con una tercera persona con la que no interactúan ya que parece vivir en un plano dimensional distinto, el film nos muestra el día a día de los habitantes de la casa intercalando extraños pasajes surrealistas.

Hooper comenta que esta película es un auténtico film hippie, en oposición a la versión más artificial que podríamos encontrar en películas como The Trip (Roger Corman, 1967). De hecho, los actores se nos muestran tal y como eran realmente, siguiendo un estilo documental. Por ejemplo, el film nos muestra al principio una auténtica protesta contra la guerra de Vietnam, así como la boda de dos de los personajes es la verdadera boda en que se casaron los actores.

Poco a poco, el film va perdiendo esta pátina de realidad y se va haciendo progresivamente más extraño y psicodélico (aunque desde el principio tiene algún toque surrealista). Hooper experimenta con la edición y la imagen, hasta que se abandona la realidad para concluir con una escena final completamente alegórica.

Teniendo en cuenta la bizarra naturaleza del film, su lectura política, los desnudos y el franco lenguaje, no es de extrañar que, en su momento, se viera solo en algún festival y cines de arte y ensayo, para luego desaparecer durante más de cuarenta años. Por suerte, ahora podéis disfrutarlo con una excelente calidad de imagen y audio. De momento, que yo sepa, solo en esta edición limitada de Arrow, pero imagino que no tardarán en hacerse otras ediciones del film por separado.




31 oct 2013

Especial Halloween: Celebrando el terror ochentero



Llega ese momento del año en que todo quisqui se monta su maratón particular de películas de terror. Aquí no podemos ser menos y nos tiramos por el puente con todo el mundo. Sin embargo, he querido darle mi toque personal con un maratón que celebra una de las mejores décadas del género: los 80. No es que crea que antes y después no se han hecho obras maestras, pero es la década que hizo de mi un fanático del género. Os presento unas cuantas perlas surgidas en la época dorada de los calentadores, que os harán disfrutar de lo lindo con todo aquello que hizo grandes a los 80: litros de sangre, violencia injustificada, desnudos gratuitos y mala leche. Como siempre, podéis clicar en los títulos para leer artículos más extensos sobre estas maravillas.


Empezamos con una película que, para mí, es la esencia misma de lo que decía en la introducción. Originalmente filmada con el título de La maldición de Hamilton High, alguna mente privilegiada decidió estrenarla como si fuera una secuela de Prom Night: Llamadas de terror (Prom Night, Paul Lynch, 1980), pensando que así daría más dinero. Fue una maniobra estúpida e injusta, ya que Hello Mary Lou es un film muy superior a Prom Night y podría haber iniciado su propia saga. En todo caso, esta película es una auténtica joya. Su mezcla de humor negro, terror y mala leche la hace única, además de los diversos homenajes que se hacen al género. Su historia no es que sea nada del otro mundo, pero su ejecución la hace especial.



No se puede hacer un maratón de pelis de terror sin poner un slasher, menos aún cuando se centra en los 80, la década del slasher. La quema es uno de los primeros ejemplos del género, surgido a raíz del éxito de la clásica Viernes 13 (Friday the 13th, Sean S. Cunningham, 1980), aunque los productores insistan en negarlo y asegurar que habían ideado la historia de la película muchísimo antes. En fin, este film nos ofrece generosas dosis de diversión, gracias especialmente a los fantásticos efectos especiales que hiciera Tom Savini. Adolescentes de campamento, asesino enmascarado con ganas de venganza, espectadores ávidos de emociones fuertes: la combinación perfecta. Aseguraos de que sea la versión sin censurar.



Payasos asesinos (Killer Klowns from Outer Space, Stephen Chiodo, 1988)
Recuerdo que cuando vi por primera vez esta película en vídeo me pareció aterradora. Claro, entonces solo tenía ocho años, pero los payasos me daban miedo y estos payasos espaciales con su hilera de colmillos amarillentos, sus pieles arrugadas y sus malas intenciones me daban mucho miedo. Más tarde, cuando revisité el film en DVD, me sorprendió descubrir lo divertida que era. Y esto es algo muy típico del cine ochentero: la mezcla de comedia y terror era muy habitual (aunque no siempre funcionara). Lo que me pareció igual de cuando la vi con ocho años a cuando la vi con algunos cuantos años más, es que es una película muy imaginativa e interesante. Y me sentiré muy feliz si descubro esta maravilla a alguien que no la conozca.




Ahora nos ponemos serios con un clasicazo de tomo y lomo. Hellraiser representó en su momento un soplo de aire fresco en el género, ya que era una película de terror adulta que no implicaba un grupo de adolescentes haciendo "adolescenterías". Cierto, tras la segunda y la tercera entrega la saga fue perdiendo calidad de forma progresiva desde el momento en que cayó en manos de los Weinstein, reduciendo a Pinhead y compañía a simples villanos de turno. Pero eso no quita que la primera siga siendo una maravilla, aunque sus últimos minutos sean algo flojos, está llena de poderosas imágenes y momentos. También hay que mencionar la fabulosa banda sonora que compusiera Christopher Young, que seguramente mis vecinos odian ya que tengo tendencia a escucharla a un volumen muy alto (junto a la de la 2ª parte) mientras leo alguna novela o cómic de terror. La novela de Clive Barker en que se basa es una de mis favoritas.



El  príncipe de las tinieblas (Prince of Darkness, John Carpenter, 1987)
La década de los 80 fue la mejor y más productiva de John Carpenter. El príncipe de las tinieblas es prueba de ello: con una localización y un presupuesto reducido, Carpenter se las arregla para crear una historia de terror cósmico de proporciones épicas. Esta es la segunda entrega de la trilogía del apocalipsis de Carpenter, como muchos ya sabéis, donde el maestro demuestra como puede mantener al espectador inquieto sin necesidad de grandes explosiones de sonido ni meter un susto cada cinco minutos. Es para darle un toque de clase al maratón.



Acabamos a lo grande, con una locura que solo podría haber tenido en lugar en los 80. Mezcla de ciencia ficción y terror, esta película es una montaña rusa de emociones, un viaje fantástico que nos tiene al borde del sillón de principio a fin. La poderosa presencia de Mathilda May la convirtió en una fantasía erótica recurrente para mí, que al igual que el resto de personajes me quedé hipnotizado por esta vampira espacial. La película definitiva sobre la fascinación masculina por la mujer, una épica de destrucción, terror y locura. Este homenaje al cine de la Hammer es para mí una obra maestra. Arrow ha editado la edición definitiva del film en una estupenda edición en dos discos y caja metálica (la de funda normal no trae segundo disco con la versión americana de la película), mejor que la de Scream Factory.


14 may 2013

Vampiros espaciales


Puede que a los que conocen la reputación de Menahem Golan y Yoram Globus y su compañía, la Cannon, les resulte increíble, pero la producción de Lifeforce - Fuerza vital (Lifeforce, Tobe Hooper, 1985) fue bastante conflictiva. Toda una sorpresa, ¿eh?

Pero vayamos al origen del film Lifeforce, la novela de Colin Wilson Los vampiros del espacio. Publicada en 1976, Wilson mezcla terror y ciencia ficción de forma bastante efectiva. Ambientada en el año 2080, los ambientes futuristas sirven de contraste con los elementos góticos de una historia de vampiros. La idea de mezclar espacio y vampiros no era original, en los fantásticos clásicos Terror en el espacio (Terrore nello spazio, Mario Bava, 1965) y Planeta sangriento (Queen of Blood, Curtis Harrington, 1966) ya se juega con esta mezcla de gótico y futurismo espacial, pero la forma en que se trata sí que era original de Wilson.

En la novela se exploran diversos temas que en la película no se mencionan más que de pasada, como el origen mitológico de los vampiros, pero también, como lo que hacen las criaturas en la novela y en la película es "chupar" la energía vital de los cuerpos de sus víctimas, se trata de lo que los psicólogos llaman "vampiros psíquicos" (esa gente que cuando la tienes cerca parece que te agota y te quita las ganas de todo). Otro tema que aparece en la novela ha sido explotado recientemente en cierta película de Ridley Scott, como podéis leer en este fragmento (la traducción es mía):

Steinberg expresó en voz alta lo que pensaba:
- ¿Estas criaturas podrían ser nuestros ancestros?
- No nuestros ancestros -dijo Craigie. Ellos son los que llegaron a la Tierra. Pero los hermanos y hermanas de nuestros ancestros.

Otro detalle interesante de Los vampiros del espacio es que, mientras que la película se va hacia lo obvio y se muestra que las criaturas tienen aspecto de murciélagos monstruosos gigantes, la novela tiene bastantes toques de terror cósmico a lo Lovecraft, donde se muestra unas criaturas de aspecto completamente extraterrestre con muchos tentáculos pulposos.


Estos detalles, junto a la ambientación futurista y el muy, muy diferente final, hacen que la lectura del libro, después de haber visto la película, esté llena de sorpresas.


Con todo esto no quiero decir que la novela sea mejor que la película ni nada del estilo. Simplemente resaltar lo extremadamente diferentes que son. Ambas tienen sus cualidades como obras pulp pasadas de vueltas. Aunque, ciertamente, Lifeforce está mucho más pasada de vueltas que Los vampiros del espacio.

Como he dicho al principio, la producción del film fue problemática, especialmente su estreno. La versión estrenada en cines había sido muy recortada por los productores, que además decidieron que la música de Henry Mancini no era lo bastante buena y le encargaron música adicional a Michael Kamen (!). Sin embargo de todo esto no tuve ni idea hasta mucho tiempo después, porque la versión que se ha visto desde que se estrenara es la del director.

Yo la vi por primera vez por televisión, de adolescente, cuando TV3 la programó dentro de su programa de cine fantástico Klaatu Barada Nikto. Cuando más tarde la compré en DVD de importación vi con ilusión que en la carátula indicaba que se incluían 15 minutos de escenas nunca vistas. Imaginaos mi decepción cuando resultó ser la misma película que había visto ya.

Lo mismo con la banda sonora. Encontré por Internet una edición pirata de la banda sonora de dos discos (que escuchaba mientras leía la novela) y me llamó la atención que en el segundo disco se incluía música compuesta por Michael Kamen. La diferencia de calidad entre las composiciones de Mancini y las de Kamen es abismal. El tema principal que compuso Mancini me parece absolutamente fantástico:



Todos estos problemas tal vez habrían significado algo si hubiera visto la película en el cine en 1985, pero no fue el caso, así que para mí solo ha existido una versión: la de casi dos horas.

Algo que me llama la atención de la película es que uno de los coguionistas fue Dan O'Bannon, conocido principalmente porque fue el escritor del guion original de Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979). Por tanto se podría considerar natural que la secuencia inicial de Lifeforce recuerde a la de Alien, como una especie de autohomenaje, pero lo cierto es que la secuencia inicial de Alien recuerda mucho a la de la novela de Wilson, que a su vez reconoce su deuda con otros escritores en una nota. La tentación de relacionarlo todo con Alien es fuerte, pero en este caso no creo que sea pertinente.

Por supuesto, un film muy influyente en la parte final de Lifeforce es el clásico ¿Qué sucedió entonces? (Quatermass and the Pit, Roy Ward Baker, 1967). Es esa parte final la que acaba de redondear el toque histérico y febril que posee el film.

Porque si algo caracteriza Lifeforce es que todos los protagonistas parecen a punto de sufrir un ataque de nervios. Excepto Mathilda May, que se pasa toda la película desnuda paseando su impresionante anatomía. Se cuenta que en aquella época Hooper tenía costumbre de merendar fuerte y si a eso lo juntamos con lo desproporcionada que era la producción nos da como resultado ese tono febril, en el que todos los personajes masculinos aparecen completamente desquiciados.

Por supuesto, tratándose de vampiros (aunque se dediquen a absorber la energía vital en lugar de sangre) el subtexto de adicción a las drogas es inevitable, así como el sexual. Lo que acaba de redondear un film que no es perfecto, ni mucho menos, pero es ridículamente fantástico y entretenido. Un clásico de culto irrepetible.


30 oct 2012

El Cinéfago presenta su Megatraumático Maratón de Halloween

Lectores y lectoras, os presento aquí con no poco orgullo mi personal maratón de películas de terror de Halloween. Se trata de una sugerencia, que podéis seguir o no, aunque, igual que cuando se graba (o grababa) un cinta de música para una persona o cosa que te gusta o atrae por sus suéteres ajustados, el orden en que están puestas las películas no es azaroso. También hay que considerar que soy una persona de contrastes y me gusta variar bastante, así que encontraréis tipos muy diferentes de películas. Como siempre, podéis clicar en los títulos para una mayor información. Calculo una hora de inicio hacia las 16:00 h.

El resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980): El descubrimiento de la versión original americana fue toda una revelación para mí, que nunca me gustó la versión europea. ¿Y qué mejor manera de iniciar un maratón de cine de terror que con un clásico del cine de terror? Tengo unas ganas terribles de ver el documental Room 237 (Rodney Ascher, 2012) sobre este film.



Return to Horror High (Bill Froehlich, 1987): Nada como algo un poco más ligero para despejarse tras el film de Kubrick. Y nada mejor para ello que esta mezcla de comedia y terror metalingüística sobre lo que le sucede a un equipo de rodaje que filma una película sobre los asesinatos que sucedieron en un instituto, usando como localización ese mismo instituto.



Viernes 13, parte V (Friday the 13th Part V: A New Beginning, Danny Steinman, 1985): Es posible que muchos se queden un poco extrañados ante esta elección. Es decir, si vas a poner una película de Viernes 13 ¿por qué no la original? Bueno, es cierto que esta película es bastante despreciada por los fans, al no contar con Jason Voorhees (tras matarlo en la cuarta, el plan era sustituirlo con un nuevo asesino enmascarado). También es cierto que mis favoritas de la saga son la 1, la 2 y la 6. Así que ¿por qué esta entrega en particular? Pues porque cuando te lo miras simplemente como un film slasher, lo cierto es que está bastante bien. Se aleja de la fórmula ya trillada empleada en las anteriores películas y aparecen personajes interesantes, además de ser bastante divertida. Y, por último, simplemente mencionar que ¡OhdiosmíoDebiSueVoorheesesunadiosahechacarne!



Vagina Dentata (Teeth, Mitchell Lichtenstein, 2007): A pesar del estúpidamente explícito título castellano, este es un film de terror bastante inteligente y bien realizado, que trata sobre la represión y el miedo al sexo pero también sobre su aceptación y descubrimiento.



Interludio: Es el momento de saborear unas cuantas castañas calientes y unos panellets (de chocolate y coco para mí) con una selección de episodios de Historias de la cripta (Tales from the Crypt, 1989-1996):

T1-EP2: And All Through the House, dirigido por Robert Zemeckis.
T3-EP3: Carrion Death, dirigido por Steven E. de Souza
T4-EP6: What's Cookin', dirigido por Gilbert Adler



Poltergeist (Fenómenos Extraños) (Poltergeist, Tobe Hooper, 1982): Otra de esas películas que te alucina que en su momento fueran calificadas para todos los públicos. Normalmente, cuando una película tiene una historia conflictiva tras las cámaras como esta, el resultado final no suele ser muy bueno, pero hay que admitir que esta película se ha convertido en un clásico. Tiene la brillante idea de convertir lo cotidiano en aterrador (algo que Stephen King y John Carpenter habían iniciado) y tiene un interesante subtexto feminista.



House (Hausu, Nobuhiko Ôbayashi, 1977): Tras un film racional de casa encantada como Poltergeist, nada mejor que esta delirante, poética y flipante película que, por increíble que parezca, se inspiró en Tiburón (Jaws, Steven Spielberg, 1975).



Slither: La plaga (Slither, James Gunn, 2006): Hace nada leí un artículo sobre este film que empezaba diciendo que los fans del cine de terror se quejan continuamente de que no se les ofrece nada nuevo, de que las películas actuales que se estrenan de terror son siempre más de lo mismo y nada originales pero que cuando se estrena una que sí lo es, nadie va a verla. Como le pasó a La cosa (The Thing, John Carpenter, 1982) y como le pasó a esta película. No es que Slither esté a la altura del clásico de Carpenter, pero es una película soberbia que en su momento pasó desapercibida.



Amer (Hélène Cattet, Bruno Forzani, 2009): ¿Cine casi experimental en un maratón de Halloween? ¡Claro que sí! Esta recreación de la estética giallo proporciona al espectador un tour de force visual y sensorial difícil de superar. Por su trama puede que resulte especialmente interesante a las lectoras.



Magia negra (Baba Yaga, Corrado Farina, 1973): Concluimos, como no podía ser de otra manera, con una de mis películas favoritas. Una adaptación del cómic de Guido Crepax adelantada a su tiempo, erótica, misteriosa y absorbente. Una obra maestra. Importante, la versión a la que me refiero es el montaje del director (editado por Shameless hace unos años) con el audio italiano, no la doblada al inglés.

10 ene 2012

Ya están aquíiiii: Los fantasmas de Poltergeist


Hace poco leí, en la sección Schlock Corridor de la página web Badass Digest, un interesante análisis sobre Poltergeist (Tobe Hooper, 1982). Interesante porque me hizo darme cuenta de cosas que, al ver de nuevo la película, parecen evidentes pero en las que hasta entonces no había reparado. Te das cuenta al ponerte a analizar la película objetivamente, pero las emociones que me provoca el film hacía que no me fijara. La segunda parte de este artículo de Devin Faraci se adentra en el tumultuoso rodaje del film, las absurdas leyendas que ha generado y la discusión sobre quién dirigió en realidad la película. En lugar de repetir lo que dice el articulo, os sugiero que lo leáis (y si tenéis problemas con el inglés, estoy dispuesto a enviaros una traducción via e-mail si realmente os interesa el tema).

Como sabéis, desde el momento en que se estrenó Poltergeist han corrido rumores que dicen que Steven Spielberg fue en realidad el director, sustituyendo a Tobe Hooper. El artículo de Faraci no ofrece ninguna conclusión definitiva, tampoco los diversos artículos escritos al respecto, en los cuales actores y técnicos ofrecen sus opiniones, en algunos casos contradictorias, ni la página web no oficial dedicada al film aclara nada definitivamente. Personalmente creo (y esto es sólo mi opinión personal, basada en lo que sé) que es posible que Spielberg se implicara mucho, era el productor y se encargó de rodar algunos planos de la segunda unidad. Pero Hooper fue el director, ya que hay muchos elementos propios del director tejano en esta película a pesar de la presencia de Spielberg.

Lo extraño es que en la edición 25 aniversario en DVD y Blu-ray no hay ni un sólo extra dedicado a cómo se hizo la película. Hay un documental sobre los fenómenos poltergeist, pero ni un sólo documental o entrevista que pudiera poner fin a tantos rumores e historias sobre la concepción de la película. Resulta aún más extraño (o decepcionante) teniendo en cuenta que es una película muy popular que ha generado dos secuelas (de calidad relativa, aunque con estupendos efectos especiales) y una serie de televisión, así como un posible remake para el 2013 (actualmente lo raro sería que no se preparase un remake).

Es posible que los conflictos tras las cámaras expliquen algunos de los detalles del film que no tienen mucho sentido. De todos modos, lo que es indiscutible es que es un clásico que sigue en plena forma.

Cuando compré Poltergeist en Blu-ray hacía mucho, mucho tiempo que no veía este film. No compré ninguna de las anteriores ediciones en DVD ya que me parecían muy pobres, sin extras ni nada, y pensé que tarde o temprano saldría una edición especial (cosa sobre la que estuve, al menos, medio acertado). El caso es que tenía un recuerdo vago del film y, al volver a verla, me sorprendió lo mucho que me enganchó y lo intensa que es teniendo en cuenta que es una película apta.

Claro, que lo que era apto en 1982 hoy tal vez no lo fuera.

Uno de sus mayores aciertos es la manera en que se distribuyen los momentos de impacto. Entre secuencia y secuencia impactante se deja un espacio para que el espectador se recupere y se mantenga la capacidad emocional intacta. Al contrario que en otros filmes, donde se acumula escena tras escena hasta que el espectador básicamente queda anestesiado y ya no le impresionada nada y le aburre todo (hay excepciones, por supuesto, para todo hay excepciones). Así, cada momento diseñado para impactar al espectador, impacta al espectador.

El espacio entre la secuencia en que Carol Anne (Heather O'Rourke) es secuestrada y Robbie (Oliver Robbins) es casi devorado por un árbol de aspecto "maldito" y la visita de los espectros y la alucinación del lavabo es suficiente para que una no pese sobre la otra. Así, el tramo final también resulta efectivo.

Me pregunto hasta que punto la efectividad de los efectos visuales y prácticos y de la propia película en mí depende del factor nostálgico. Poltergeist me gustó mucho cuando la vi de pequeño en televisión. No es que me diera mucho miedo, pero sí me dejé llevar por la montaña rusa de emociones que ofrece. ¿Si la viera hoy por primera vez me causaría el mismo efecto? No lo sé ni creo que lo sepa nunca, pero mientras la siga disfrutando poco importa.

21 jul 2011

La casa de los horrores (The Funhouse)


Después de dos días comentando películas de terror me apetecía cambiar de estilo y género y hacer algo completamente diferente. Pero, como dice el proverbio, si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes. Ayer, mientras consultaba la página web Horrorview, me tropecé con una crítica sobre La casa de los horrores (The Funhouse, 1981) de Tobe Hooper (no la leáis a no ser que hayáis visto la película porque la cuenta toda, destripando todos los giros argumentales y eventos que se suceden) con motivo de una reciente edición en Blu-ray de la compañía Arrow, que inmediatamente decidí comprar para sustituir la pobre edición en DVD que tengo actualmente. Por tanto, estuve reflexionando sobre esta curiosa película, lo que no me permitió concentrarme en lo que originalmente tenía pensado hacer. Así que me dije: ¡qué #%&*! Voy a comentar The Funhouse.

Ésta no es una película ni muy popular ni muy bien considerada, así que no espero que sea una entrada muy vista ni comentada. Pero mi objetivo con el blog no es buscar títulos populares que atraigan a mucha gente, sino comentar lo que me parece interesante aunque no lo lea nadie. De la misma manera que cuando escribí una entrada dedicada a Spider Baby no me esperaba ni visitas ni comentarios (como así ha sido), me dedicaré a comentar The Funhouse porque trata algunos temas que me interesan, a pesar de la pobre consideración que tiene la película.

La mayoría de los niños sienten una especie de atracción/repulsión por las ferias y el circo. Mientras que algunas atracciones pueden resultar divertidas, hay otros elementos que pueden resultar más bien perturbadores o inquietantes. Me refiero, obviamente, a los payasos. También hay otras cosas que pueden resultar inquietantes, como las grasientas paradas de churros y el preguntarte sobre sus condiciones higiénicas al morder un churro. Recuerdo de pequeño que el tiovivo me daba un poco de miedo, no dejaba de imaginarme que pasaría si no paraba nunca de dar vueltas. Que se quedase girando y girando ante la mirada de los padres, que se quedarían impasibles ante los gritos de horror de sus hijos. Unos gritos que enmudecerían al escuchar el crrrraaack que haría el cuello del caballito al girar y enseñar sus dientes. Vamos a cabalgar juntos, diría sonriendo enseñando los dientes el caballito, juntos para siempre.

Típicas cosas de niños.

Actualmente las ferias me resultan sólo molestas, ya que vivo cerca de una plaza y cada vez que hay fiesta en el barrio toca aguantar los ruidos de la feria y los horribles conciertos de música popular. Eso sí, a un circo no me acerco ni loco. Uno nunca sabe que puede pasar por la cabeza de un payaso.

El caso es que The Funhouse juega con estos elementos añadiéndole otro típico americano: la parada de freaks o fenómenos de la naturaleza. Animales bicéfalos y seres humanos deformes expuestos para el morboso placer de aquellos que quieran ver que pasa cuando la naturaleza se desmadra. También se utiliza el pasaje del terror y su mezcla de miedo y erotismo, ya que es en el tren de la bruja que muchos han aprovechado para intentar averiguar que misterios se han desarrollado entre este verano y el anterior durante la metamorfosis adolescente de la acompañante que tienen al lado. O eso me han dicho.

La ambientación de La casa de los horrores resulta muy efectiva, resonando en el espectador ha pesar de no ser un adolescente americano, ya que hay cosas que resultan universales. Pero mientras la ambientación resulta fantástica, no tanto la película. El cuarto proyecto cinematográfico de Tobe Hooper tiene momentos brillantes mezclados con otros decepcionantes en lo que resulta una película desigual. Es el tipo de título que recomiendo a los aficionados al género del terror pero no tanto a los espectadores casuales.


La raíz de todos los problemas se haya en el hecho de que se originó como proyecto en el estudio Universal en plena fiebre slasher. Los estudios estaban viendo como los independientes se estaban llenando los bolsillos con películas de terror de bajo presupuesto mientras ellos se gastaban millones en producciones que no generaban ni de lejos tantos beneficios. Así que los estudios se pusieron manos a la obra para producir slashers que les reportaran pingües beneficios. Pero los grandes estudios sentían cierta vergüenza en el hecho de tener que "rebajarse" a hacer películas de terror para ganar dinero, vergüenza a la cual se le añadía una autocensura para no provocar reacciones negativas ni tener problemas con el órgano censor americano: la MPAA. Como resultado, los slashers surgidos de los grandes estudios estaban cargados de clichés y eran muy poco sangrientos y muy suaves (algo así como si los de Operación Triunfo se pusieran a hacer versiones de los Sex Pistols) contribuyendo a que el género se quemara rápidamente.

Tobe Hooper se encontró con la dificultad de tener que trabajar con unos productores que continuamente le insistían en que no se pasase con la sangre y que no fuese muy gráfico. Aparte, Hooper tuvo otros problemas, de índole más personal, que hizo que perdiera en algunos momentos el control del rodaje, siendo el director de fotografía Andrew Laszlo el encargado de que se rodasen las secuencias. Lo cierto es que Hooper ha sido un director muy irregular, dejando de lado su gran clásico tejano, el grueso de su producción es bastante prescindible, salvo algún título de los 80, especialmente cuando en los 90 se acabó sumergiendo en el pantano de las películas directas a vídeo.

Otro problema lo tenemos en el guion de Larry Block que nos ofrece un cuarteto de personajes principales tremendamente tópico y aburrido. Por suerte, la película está llena de suficientes rarezas y toques perturbadores como para que quede compensado.

La película se inicia con un plano-secuencia que es un homenaje/parodia al plano-secuencia que abre La noche de Halloween (Halloween, 1978) de John Carpenter y cuyo clímax es un homenaje a Psicosis (Psycho, 1960) de Alfred Hithcock. La escena acaba revelando que se trata todo de una broma que el pequeño Joey (Shawn Carson) le gasta a su hermana mayor Amy (Elizabeth Berridge). Lo cual es uno de los momentos más bizarros de la película, ya que el objetivo de Joey es pegarle un susto a su hermana haciéndole creer que un asesino la va a matar mientras se ducha, momento en el cual Joey aprovecha para hacerle una foto desnuda con cara de susto.

No sé vosotros, pero a mi no me parece una relación muy sana entre hermanos, a no ser que lo de hacerle fotos desnuda a la hermana de uno sea normal y típico y yo no me haya enterado.

El cabreo de Amy es comprensiblemente monumental, lo que luego tendrá importancia más adelante en un momento clave de la película, uno de sus momentos brillantes. Es también importante señalar lo curioso que es este slasher en el cual vemos desnuda, en dos escenas, a la protagonista, cuando lo habitual en este género es que la Final Girl sea la única que no aparece desnuda para mantenerla "pura" hasta su enfrentamiento con el asesino enmascarado de turno.

El espectador ha de aguantar entonces un aburrido tramo en el cual acompañamos a los poco interesantes y aburridos protagonistas. Un tramo que se hace algo largo a pesar de que Hooper vaya salpicando con algún susto aquí y allá el desarrollo de los acontecimientos.

Sin embargo, la espera merece la pena cuando finalmente empieza a desarrollar Hooper un estilo cercano a los de su filmografía más brillante. Esto es cuando nuestros protagonistas son testigos del asesinato de una prostituta a manos del deforme hijo del encargado del tren de la bruja (el funhouse del título original). Entonces, con nuestros protagonistas atrapados dentro de la atracción comienza una lucha por la supervivencia en un entorno surrealista marcado de fuertes colores al estilo italiano.

En esta parte de la película domina el suspense y la angustia que culminan en una conclusión muy hooperiana. Supongo que si la primera parte de la película hubiera resultado más entretenida y si los personajes hubieran sido mejor construidos, estaríamos hablando de un clásico del terror en lugar de la película irregular que tenemos hoy. A pesar de todo, es un título que se ha mantenido bastante bien y, tras 30 años, sus buenos momentos siguen funcionando.

Como he dicho, no es una película que recomiende a todo el mundo, pero tiene varios detalles artísticamente válidos e interesantes. Yo, de hecho, la descubrí cuando en La noche temática, que emitía la 2 en conjunción con el canal Arte, dedicaron una noche al cine de terror, emitiendo cuatro interesantes documentales y éste filme. Un título que, en última instancia, vale la pena recuperar.

31 ene 2011

No has visto sangre, sólo te parece que la has visto: La matanza de Texas



F*ck me gently with a chainsaw. Do I look like Mother Theresa?
Kim Walker en Escuela de jóvenes asesinos (Heathers, Michael Lehmann, 1988).

Creo que hay algo sobre el "sueño americano", esa especie de sueño disneyano, si te parece, de jardín delantero bellamente recortado, vallas blancas de madera, mamá y papá y sus niños felices, temerosos de Dios y haciendo el bien siempre que pueden; ése tipo de expectativa, y la otra cara de eso, la ira y la indignación que viene de descubrir que ésa no es la realidad; creo que eso le da de alguna manera a las películas de terror americanas una especie de rabia adicional.
Wes Craven.

Cuando ves una película de Hitchcock y estás "en suspense", estás en suspense como resultado directo de estar en manos de un maestro, un maestro artesano que está manipulando las imágenes de una manera que te lleva hacia donde él quiere que vayas. Y creo que ése es un tipo de miedo confortable. Mientras que en algunas de las películas de las que estamos hablando, como La matanza de Texas o La última casa a la izquierda, ves la película y te das cuenta que la gente que la está haciendo no son de fiar. Las ves y te das cuenta de que no estás en las manos de un artesano, ¡estás en las manos de un maníaco!
John Landis. Ésta cita y la de Craven extraídas del documental The American Nightmare (Adam Simon, 2000).

Para entender la creación de la ya clásica La matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, Tobe Hooper, 1974) no se pueden ignorar las circunstancias sociales que provocaron su inspiración. Unos cambios sociales representados en la película no de forma consciente, sino que fueron canalizados a través del subconsciente de sus creadores.

A finales de los años sesenta y primeros años setenta las cosas estaban cambiando en Estados Unidos, como cantaba Bob Dylan. El desarrollo de los derechos civiles, el nacimiento del feminismo activo, la revolución sexual, el movimiento hippie, Vietnam... Demasiadas cosas para poder ser asimiladas fácilmente. Los sesenta habían visto además el asesinato de John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963, el de Robert Kennedy el 4 de junio de 1968 y el de Martin Luther King, Jr. el 4 de abril de 1968. Toda una cadena de eventos que llevó a la sociedad, especialmente a los jóvenes, a desconfiar del gobierno.

Esta desconfianza pasó a la indignación cuando el 4 de mayo de 1970 unos soldados abrieron fuego sobre unos estudiantes desarmados que se manifestaban contra la guerra de Vietnam en Kent State. Cuatro estudiantes murieron como resultado de los disparos. Además, el 30 de mayo de 1972 tres japoneses pertenecientes al Ejército Rojo Japonés abrieron fuego indiscriminadamente contra todos aquellos que se encontraban aquella tarde en el aeropuerto de Tel Aviv. Fue uno de los más sonados atentados terroristas de la década que marcó el inicio de una era de terrorismo violento. Paralelamente, en los Estados Unidos actuaban grupos violentos como los Panteras Negras. Parecía que la época de protestas y manifestaciones pacíficas había llegado a su fin.

De hecho, muchos marcan el 9 de agosto de 1969 como el fin del verano del amor y el movimiento hippie. Ésa es la fecha en la que se hicieron públicos los asesinatos de Sharon Tate y de los invitados que tenía en su casa. La relación de aquellos asesinatos con los del matrimonio LaBianca el 10 de agosto provocaría la detención de Charles Manson y parte de la secta de seguidores que tenía, los cuales se llamaban a si mismos La Familia. El aspecto de los detenidos, el del típico hippie, provocó que se produjese un cambio radical en la manera que la mayoría conservadora y tradicional veía este movimiento.

A toda esta turbulencia social a lo largo de los setenta se le tenía que añadir la crisis energética, provocada por una súbita escasez de petróleo orquestrada por las grandes compañías petrolíferas con el objetivo de subir el precio de la gasolina.

Esta turbulencia social queda reflejada en el cine de terror de la época que, sobretodo después de La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, George A. Romero, 1968) y El héroe anda suelto (Targets, Peter Bogdanovich, 1968), hace un giro radical y deja de lado las historias de terror góticas para concentrarse en el realismo. Como muy bien señaló el músico Roky Erickson, las películas de terror dejan de ser películas alimentadas por miedos exteriores (vampiros, monstruos gigantescos, marcianos) para alimentarse de miedos interiores, de los miedos del subconsciente, canalizando los sentimientos de miedo y furia de aquel momento. El valor de esto para nosotros es que se hacía de manera inconsciente. Por lo tanto, de manera más pura, algo que creo que ya señalaba en el post sobre la cult movie Perros rabiosos (I Drink Your Blood, David E. Durston, 1970).

Todo lo anterior flotaba en el subconsciente de Tobe Hooper y Kim Henkel cuando se pusieron a escribir el guion original de La matanza de Texas. Hooper se había inspirado en los crímenes de Ed Gein a la hora de crear a una familia de asesinos que se dedica a matar y comerse a los incautos que atraen a su casa.

Es de notar que los jóvenes protagonistas, o víctimas, son hippies. Y los asesinos, una familia rural. Con lo cual tenemos a una familia literalmente haciendo pedazos y devorando a un grupo de hippies; una perfecta alegoría de lo que estaba sucediendo en aquel momento, en el cual los autoproclamados protectores de los valores tradicionales habían intentado sofocar las protestas juveniles con la violencia, provocando sucesos como el anteriormente mencionado caso de Kent State, e intentado que volvieran a imponerse unos valores tradicionales que, como demostró El informe Kinsey, pertenecían más a un ideal falso que a la realidad.

Sin embargo, la película se ha mantenido desde 1974 hasta la actualidad con todo su poder, además de por su interesante subtexto, por la fuerza y la capacidad de perturbar al espectador que conserva intacta. Una de sus virtudes es que, aunque no es una película sangrienta ni hay escenas explícitamente gráficas, después de vista uno tiene la sensación de que sí lo es. Es decir, se señala como un título iniciador del gore y el terror más explícito pero es más por la sensación que transmite que porque realmente haya sangre en pantalla. Esto se debe a que originalmente Tobe Hooper tenía la intención de que la película fuese calificada PG (niños acompañados), ya que entonces en Estados Unidos existían solamente 3 calificaciones: ALL (todos los públicos), PG y R (menores de 17 años acompañados). Hooper pensó que si no mostraba sangre ni nada muy explícito la calificarían PG, pero está claro que pecó de ingenuo o no era consciente de lo que había hecho, ya que ni en un millón de años La matanza de Texas podía ser calificada PG.

Esta capacidad de inquietar, perturbar e incomodar al espectador radican en dos elementos aparentemente contradictorios: un cuidado diseño y una estética sucia pseudo-documental.

La estética pseudo-documental se consiguió primero usando película de 16 milímetros que luego, al hincharse a los 35 profesionales, adquiría una imagen granulada típica de los documentales. Por otro lado, el diseño de  producción del director de arte Robert A. Burns consigue dar la sensación de que estamos en lugares reales y no en un simple plató. Sobretodo en la escena en que Pam (Teri McMinn) cae por primera vez en el salón de la familia caníbal, donde la meticulosa creación de Burns y la dirección de Hooper se alían para crear un entorno inquietante.

Ejemplos de marketing. Tanto en este póster americano como en el italiano (abajo) se hace énfasis en la supuesta veracidad de los hechos contados en la película. Creencia que algunos mantienen hoy día y que también fue explotada en la campaña de marketing del remake del año 2003.

Dentro del diseño resaltaremos primero el sonido. La banda sonora, cacofónica y enervante, sirve de contrapunto al horror de la pantalla al no usar una tradicional banda sonora musical, sino que utiliza sonidos distorsionados que ejemplifican el estado mental de los perpetradores y las víctimas. Por otro lado, el sonido de producción resulta clave, desde su ausencia al énfasis del mismo, especialmente en la escena donde vemos por primera vez a Leatherface (Gunnar Hansen): tras aparecer de la nada, tumba de un martillazo al pobre Kirk (William Veil), que se queda en el suelo presa de espasmos. Leatherface arrastra su cuerpo y cierra la puerta por la que ha salido. El fuerte portazo seguido de un impresionante silencio deja al espectador clavado a la butaca. Especialmente la primera vez que se la película, cuando la aparición del villano termina mucho antes de que el espectador haya podido procesar lo que ve. El resultado es mucho más impresionante que cualquier espectáculo sanguinolento. Otra escena perfectamente diseñada es la que nos muestra a Pam (Teri McMinn) entrar en la casa después de estar sentada en un columpio: con un travelling la cámara la va siguiendo hasta que llega a la casa. En una entrevista, el director de fotografía Daniel Pearl cuenta cómo la escena fue diseñada de modo que a medida que Pam se acerca a la casa, ésta se va haciendo más grande y ella más pequeña, dando la sensación de que la casa la va a devorar.

Pero si hay un momento en el cual todos estos elementos encajan a la perfección es en la escena en la cual asistimos a la demencial cena presidida por una de las víctimas más recordadas del cine de terror: Sally Hardesty (Marilyn Burns). Es en esta memorable escena en la cual todos los elementos (sonido, diseño, trabajo de cámara) se conjuntan a la perfección creando unos momentos de tensión insoportables. Personalmente hablando, siempre se me hizo difícil de aguantar el momento en el cual el abuelo (John Dugan) intenta golpear a Sally con un martillo, pero como no tiene fuerza el martillo se le cae una y otra vez.

Con un título como La matanza de Texas uno podría esperar un festival sangriento y gore, especialmente por parte de aquellos que desconocen la historia del cine de terror, pero si resulta efectiva es por el efecto psicológico que consigue crear en el espectador. Como ya he comentado alguna vez, gran parte del impacto y la fuerza de la película se debe a que fue una producción independiente de bajo presupuesto en la cual los cineastas responsables no tenían a un estudio diciéndoles lo que se podía o no hacer en una película de terror.

Fijaos en el tráiler original de la película que juega a hacer creer a los espectadores que lo que cuenta la película sucedió realmente.



La carrera de Tobe Hooper había experimentado unos serios reveses, encadenando dos grandes fracasos de taquilla seguidos: Fuerza vital (Lifeforce, 1985) y el remake Invasores de Marte (Invaders from Mars, 1986). Así que era natural que volviese a un terreno conocido con Masacre en Texas 2 (The Texas Chainsaw Massacre 2, 1986).

En un movimiento que demostró ser bastante inteligente, en lugar de intentar hacer de nuevo una visceral película de terror, Hooper hizo una secuela que es puro grand guignol, un festival de humor negro que se vio beneficiada con el saber hacer de Tom Savini en los efectos de maquillaje. La película contó con un brillante y demencial guion cortesía de L.M. Kit Carson (guionista de Paris, Texas [Win Wenders, 1984]).

La inteligencia de Hooper, desde mi punto de vista, residía en hacer una película que era el opuesto de la primera entrega en cuanto a tono. Especialmente en lo que se refiere al gore, que podría haber hecho que la primera película fuera insoportable, y aquí, gracias al humor negro del que hace gala, contribuye al disfrute de unos 101 minutos (en mi edición especial en DVD sin censurar) llenos de un desmadre que no es ni normal, incluido un esperpéntico duelo de sierras mecánicas y una escena de amour fou antológica entre Leatherface (Bill Johnson) y Stretch Brock (Caroline Williams). Dennis Hopper está estupendo poniendo ojos de loco como el teniente Enright, tío de una de las víctimas de la primera entrega en busca de venganza.

La película no tiene la misma calidad que la original, claro, pero eso no quiere decir que no sea buena. Es también representativa de un momento del género, los 80, en los cuales las películas de terror disfrutaban de unas saludables dosis de gamberrismo, sangre y sexo que echo de menos en el cine actual.



Y los 80 dieron paso a los 90, una década muy floja para el cine de terror. De ahí los pobres resultados de Matanza de Texas III (Leatherface: Texas Chainsaw Massacre III, 1990) de Jeff Burr. La verdad es que el pobre Burr casi da pena en el documental Texas Chain Saw Massacre: The Shocking Truth (David Gregory, 2000), ya que va explicando como primero la productora y luego la censura fueron mutilando la película hasta el punto de hacerla incomprensible. También explica como intentó quitar su nombre de los títulos de crédito pero no pudo, porque ya se habían imprimido las copias.

La película prometía bastante inicialmente ya que contaba con un guion de David J. Schow, una de las nuevas voces literarias que surgió de la corriente splatterpunk de finales de los 80 y primeros 90. Pero la consabida intervención de la productora acabó convirtiendo la película en una aburrida sucesión de escenas que básicamente repiten todo aquello que ya habíamos visto antes.

La película no sólo carece de la fuerza de la original sino que tampoco cuenta con la sátira y el humor negro de la segunda. Sería interesante ver un director's cut de esta película y ver si realmente fue culpa de la productora el hecho de que sea un desastre o excusas del director.

Aunque lo peor estaba por llegar...



La matanza de Texas: La nueva generación (The Return of the Texas Chainsaw Massacre aka Texas Chainsaw Massacre: The Next Generation, 1994) es un desastre de principio a fin perpetrado por Kim Henkel, guionista de La matanza de Texas original. Aquí, aparte de escribir el guion, también se encargó de la dirección.

Los primeros rumores sobre la película parecían bastante prometedores: el guionista de la película original iba a hacer una nueva secuela que prometía volver a los niveles de terror de la primera entrega. Sin embargo, la película pareció desaparecer, hasta que la súbita fama de dos de sus actores hizo que saliera de la oscuridad y fuera distribuida directamente en vídeo. Me refiero a Matthew McConaughey y Renée Zellweger, que intervinieron en esta película cuando todavía no eran conocidos.

Pero, aparte de ver hacer el ridículo a dos actores bastante cargantes, la película no tiene ningún aliciente. De nuevo, una repetición aburrida de las anteriores películas: los típicos adolescentes insufribles víctimas de la familia de matarifes. Todas las promesas se quedaron en nada. De todas formas, Henkel sí estuvo a punto de conseguir algo: matar a los personajes para siempre.



Michael Bay es uno de los tipos más odiables que existen en el mundo del cine en la actualidad. No contento con dirigir execrables películas como Armageddon (1998) o Pearl Harbor (2001) (en algunos países el castigo por robar es ver esta película), además el hombre crea Platinum Dunes, una compañía cuyo único propósito es coger las películas más queridas y memorables del cine de terror y rehacerlas para el público adolescente actual. Una compañía creada por un hombre al cual no le gusta el cine de terror, lo que demuestra con cada producción. Además, Bay declaró que iba a producir un remake de La matanza de Texas que "no iba a ser tan sangrienta como la original". Cuando se le mencionó que la original no era sangrienta ni gore, reconoció que no la había visto nunca.

De todos modos, a pesar de la mano de Bay, el remake dirigido por Marcus Nispel con guion de Scott Kosar (guionista también de El maquinista [The Machinist, Brad Anderson, 2004]) no está del todo mal. Más que un remake, yo veo la película como una continuación más, ya que es muchísimo mejor que la tercera y la cuarta.

La película repite el argumento (jóvenes idiotas perseguidos por familia asesina loca) y contiene los giros habituales que uno espera en una película de este tipo, a no ser que no hayas visto la cantidad de películas de terror que ha visto un aficionado del género veterano. Pero resulta entretenida, gracias también a la presencia de Jessica Biel.



El sorprendente éxito de este remake hizo que fuera seguido de una precuela: La matanza de Texas - El origen (The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning, Jonathan Liebesman, 2006). Básicamente, esta película es una aburrida repetición del film de Marcus Nispel. El origen que muestran para justificar el film no aporta nada nuevo ni tiene ningún punto de interés. Es rellenar algo de metraje antes de ponerse otra vez a masacrar unos jóvenes hasta que finalmente llegan los títulos de crédito finales.

Un film aburrido, sin apenas historia, ni efectos destacables, ni interpretaciones interesantes, ni nada. Un desperdicio peor que la horrible La nueva generación.

Parecía que iba a ser el final, pero los derechos de La matanza de Texas volvieron a Tobe Hooper y Kim Henkel, poniendo en marcha de nuevo la franquicia.



La matanza de Texas 3D (Texas Chainsaw 3D, John Luessenhop, 2013) llegó a las pantallas presumiendo de ser una secuela directa del film de Hooper que ignoraba todas las demás secuelas. He de reconocer que el hecho de que despreciara la estupenda secuela de Hooper hizo que tuviera una actitud negativa hacia el film. Por eso me sorprendió tanto que me acabara gustando.

Creo que la principal razón por la que me acabó gustando esta entrega que ha tenido tantas malas críticas es que hace algo diferente de las anteriores. Después de la secuela de Hooper, y supongo que debido al hecho de que no funcionó en taquilla en su momento, hemos tenido cuatro versiones de la misma historia. Cuatro películas que, básicamente, repetían el esquema y las situaciones del film original sin aportar nada realmente destacable. Y, aunque dos de esas películas más o menos me gustaron, me pareció refrescante el acercamiento de esta nueva secuela, aunque tengamos de nuevo jóvenes atractivos siendo despedazados.

El film arranca en el mismo instante que termina La matanza de Texas original y sigue a partir de ahí, saltando luego al presente con la joven Heather (Alexandra Daddario) enfrentándose al pasado de su familia caníbal asesina. Con cameos de Bill Moseley y Gunnar Hansen, el film muestra mucho respeto por el clásico de Hooper, aunque eso no le impide jugar con la cronología. En orden de transcurrir en el presente, oculta el año en que transcurren los hechos de la original (algo que mucha gente no acabó de entender, a juzgar por los comentarios).

Ideada originalmente como una saga de seis películas, el hecho de que ahora se trabaje en una precuela, de nuevo, plantea dudas sobre si ese plan seguirá adelante o no. Personalmente creo que está bastante bien, aunque no esté a la altura de las dos películas de Hooper, y la pondría entre el remake y la tercera entrega en calidad.

A pesar de todo, de secuelas infumables y remakes, La matanza de Texas permanece como un clásico del cine terror. La llamada "película de terror definitiva" por Ridley Scott mantiene inalterable su fuerza cruda obtenida durante un periodo social especialmente turbulento de la historia del siglo XX. Una película que todavía hoy sorprende, como comprobaron los incautos que asistieron a un pase que organicé en la Universitat de Barcelona. La mayoría esperaba ver la típica película de terror, sangrienta pero "segura", y se encontraron con algo muy diferente y más peligroso.