27 jun 2025

Fatal Frames - Fotogrammi mortali

 


 

Me gustaría invitaros a un club muy selecto. Selecto en el sentido de que es muy, muy reducido pero aceptamos a cualquiera. El único requisito es saber apreciar los extraños placeres que ofrece Fatal Frames - Fotogrammi mortali (Al Festa, 1996). Un peculiar giallo realizado por un colaborador de Bruno Mattei y Claudio Fragasso, para que os vayáis haciendo a la idea de que no se trata de una obra maestra en el mismo sentido que una película de Dario Argento puede ser una obra maestra. Es única de manera única.

Alex Ritt (Rick Gianasi) es un director de videoclips que decide aceptar un trabajo en Italia para superar la depresión que arrastra desde que su novia fuera asesinada en su apartamento. Al llegar a Roma conoce a la estrella pop con la que va a trabajar, Stefania Stella (Stefania Stella) una diva italiana que aspira a entrar en el mercado americano. El rodaje arranca, pero al poco Alex es testigo de un asesinato, lo único que queda de la víctima es una cinta de video dejada por el asesino. Pronto, las cintas y los asesinatos se multiplican, lo que hace que Alex sienta que el asesino juega con él, mientras el inspector Bonelli (David Warbeck), al frente del caso, sospecha que Alex oculta demasiados secretos.

 Sobre el papel, Fatal Frames puede parecer el un giallo típico, pero ya el año en que se estrenó indica que de típico tenía poco. Para mediados de los 90 del siglo XX, la industria del cine de género en Italia había implosionado, los pocos supervivientes se habían pasado a la televisión o al mercado del directo a video. La excepción, claro, era Dario Argento, aunque también los recursos que había tenido a su disposición en el pasado ya no estaban disponibles y trabajaba con presupuestos más ajustados. Por eso Fatal Frames se planteó como un evento, un homenaje al giallo del pasado. De ahí que gran parte de su reparto estuviera constituido por estrellas internacionales del género haciendo cameos: Linnea Quigley, Alida Valli, Angus Scrimm, Donald Pleasence y David Warbeck hacen acto de presencia (Warbeck con un papel más extenso comparado con los cameos del resto), que incluía también nombres ya más conocidos dentro del cine italiano como Ciccio Ingrasia. Pero tanto cameo hincha la historia con personajes que aparecen sin consecuencia para la trama principal. Angus Scrimm tiene una única escena en la que hace un breve monólogo al estilo Hombre Alto, mientras que Donald Pleasence aparece en tres escenas interpretando a un experto criminalista, pero que tampoco aporta nada a la trama. Esto tiene su origen en que el film se empezó a rodar en 1993, se canceló debido a falta de fondos para luego reanudarse un par de años después cuando Pleasence ya había fallecido. Por eso mismo, el policía que interpreta Warbeck cubre el hueco de los personajes que no podían volver, lo que crea distintas inconsistencias pero le dan un toque extraño e innecesariamente complicado que forma parte del encanto del film.

Aparte del reparto de estrellas, los protagonistas del film son actores entonces desconocidos y que hoy día lo siguen siendo. Actores como Rick Gianasi y Leo Daniel, que junto a otros miembros del reparto hacen evidente que el pelo largo estaba de moda entonces: todos lo llevan de la misma manera. Pero el nombre más destacado es el de Stefania Stella, productora también del film y esposa del director. Es exagerada y exuberante como una típica diva pop italiana, resulta inexpresiva y exagerada al mismo tiempo, en ocasiones en la misma escena. Este peculiar estilo de interpretar es más obvio en una escena, que me hizo reír y me convenció de que esta era una película única, en la que a la actriz se filmó en otro momento y otro set que al resto de actores, utilizando una doble en los planos generales. Se nota mucho porque se utiliza el mismo fondo en el primer plano de Stella, mientras que las escenas transcurren en lugares distintos. Al Festa se encargó de componer también la banda sonora y las canciones de Stella, una especie de italo-dance noventero, un poco al estilo Locomia, que podríais escuchar en los chiringuitos de playa de la época. Stella es el personaje más destacado de la película, aunque solo sea por ser la cantante más egocéntrica de la historia: toda su casa esta decorada con fotos suyas promocionales, las sábanas también tienen su cara impresa e incluso en la escena de sexo con el protagonista, en el dormitorio se emiten videoclips suyos para que pueda contemplarse mientras lo hace.

Fatal Frames es uno de los títulos del género en los que es más fácil adivinar quién es el asesino y sus motivos, más que nada porque en las escenas en las que se supone que habla con la policía Festa no se molesta en disfrazar demasiado la voz del culpable. A pesar de ello, no deja de entretener. Festa rueda la película como si fuera uno de sus videoclips, sin diferencia entre las escenas oníricas y las "reales". El director nos presenta un mundo exagerado y falso, en el que nadie reacciona o habla como lo hacen los seres humanos. La cumbre es cuando llega uno de los momentos más absurdos de la historia del género: un excitado inspector Bonelli descubre que, debido a un error del asesino, lo podrán identificar por... ¡su sombra! Este momento absurdo nos hace entender porque todos los personajes no estrellas de serie B llevan el mismo peinado.

Al Festa nos regaló un homenaje al giallo que parece un sueño febril. Los momentos absurdos y demenciales se van acumulando hasta la conclusión. Puede que sepas quién es el asesino al poco de empezar, pero el director atrapa con mayores misterios: qué nuevo absurdo sucederá en pantalla, quién hará acto de presencia para desaparecer luego, qué sentido tiene la historia... Al Festa empezó en el cine de la mano de Bruno Mattei y Claudio Fragasso, este film hace obvio que aprendió de los maestros del cine trash italiano cómo hacer que una película sea entretenida sin necesidad de lógica o sentido común.

 

20 jun 2025

Specters: Espectros (Spettri)

 


 

Recuerdo que cuando inauguraron un Blockbuster en mi barrio fui con muchas ganas. Al entrar descubrí que, claro, lo que llenaba más las estanterías eran las novedades mainstream, lo que le quitaba interés para mí (un amigo también me señaló que, al contrario que los otros videoclubes de la zona, no tenían sección de cine X, lo que atribuimos a que se trataba de una cadena americana). Pero, al inspeccionarlo mejor, vi que en las estanterías interiores, más alejadas de las luces de las novedades, era donde estaba la mandanga de la buena. Las películas antiguas, viejas, hechas polvo, donde se podían encontrar ocultas maravillas, que además se podían tener en casa más días porque no eran estrenos. Fue en aquellas estanterías donde descubrí Specters: Espectros (Spettri aka Specters, Marcello Avallone, 1987). Era imposible que no la alquilara con semejante carátula:

 

 

Y en VHS se quedó. Aunque me había gustado, quedó relegada a los rincones oscuros del videoclub interior. No la recuperé luego en DVD, pero algo de Specters se me quedó porque, por ejemplo, cuando empecé a ver La madre del mal (La terza madre aka Mother of Tears, Dario Argento, 2007) el inicio se me hizo familiar, como que ya había esto antes. Y, en cierta forma, así era.

El profesor Lasky (Donald Pleasence) está al frente de un grupo de arqueólogos que trabaja en las catacumbas de Roma. El grupo hace un importante descubrimiento, una tumba desconocida que estaba oculta hasta entonces. Muy pronto, extraños fenómenos empiezan a ocurrir, como si el mal oculto en las catacumbas empezara a contaminar la superficie. Marcus (John Pepper), uno de los arqueólogos, empieza a unir los extraños sucesos con lo sucedido en las catacumbas, mientras la novia de Marcus, la actriz y cantante Alice (Trine Michelsen), empieza a tener terribles pesadillas y alucinaciones que parecen relacionadas con el descubrimiento del profesor Lasky. Un argumento clásico que Marcello Avallone desarrolla con gusto y estilo, notándose que él era un fan del género.

Mientras se encontraba rodando un documental en Estados Unidos, Avallone descubrió como el cine de terror estaba cambiando y evolucionando. Esto le dio la idea de hacer una película de terror con un monstruo al acecho y un toque un poco de serie B. Contactó con el productor Maurizio Tedesco y se pusieron a trabajar en un guion, en el que también trabajó Andrea Purgatori, que principalmente trabajó como periodista de investigación.  El proyecto se puso en marcha bastante rápido, sobre todo una vez se aseguró la participación de Donald Pleasence en el reparto y que Sergio Stivaletti se encargara de los efectos especiales. Pero en este caso lo que destaca es que Avallone y Tedesco lograron asegurar un holgado presupuesto y nueve semanas de rodaje, en un momento en que la industria cinematográfica italiana estaba en plena crisis, siendo el más afectado el cine de género producido en Italia.

Siempre es un pequeño shock ver una película que solo has conocido en VHS en gloriosa alta definición. Más en el que caso de esta película en la que el presupuesto y el calendario hicieron posible que Specters tuviera un gran acabado, buena fotografía y estupendos efectos especiales. Todo ello a pesar de que Avallone quisiera hacer, como hemos dicho, un film que tuviera un toque de serie B. En lo que se refiere a los efectos especiales, funcionan sobre todo porque el director sabe qué mostrar y cuánto tiempo mostrarlo. Esto es especialmente importante en lo que se refiere al monstruo que acecha a los protagonistas: se muestra lo bastante como para que se pueda admirar su diseño pero no tanto para que pierda realismo o resulte ridículo. En favor de los efectos especiales también juega la claustrofóbica atmósfera del film. La ambientación en las catacumbas funciona a la perfección con la historia, generando secuencias muy logradas como el descubrimiento de la cámara oculta y algunas escenas de muertes sangrientas. Habiendo visto todo esto, sorprende que la película fuera concebida originalmente como un telefilme y no una película para estrenar en cines. Por suerte, se decidió que era demasiado oscura y brutal para la televisión italiana y se estrenó en cines, lo que facilitó que llegara a nuestras pantallas.

Viendo la película ahora, hay un aspecto que me llamó la atención que imagino me pasaría desapercibido cuando la vi por primera vez en vídeo, ya que cuando era un chaval que todavía no tenía el conocimiento del género que tengo ahora. Esto es que Avallone hace diversos guiños y homenajes al cine de terror, antes de que lo "meta" estuviera de moda. Algunos de estos guiños están bastantes logrados, como el macabro uso que se hace del clásico león de la Metro. Otro detalle que me sorprendió es que, por alguna razón, se especifica que un periodista de El País llega para entrevistar a Alice, en lugar de un periodista italiano o americano. ¿Tenía amigos en El País Avallone o era una contribución de Purgatori?

 

 

Avallone mantiene un buen equilibrio entre el terror más atmosférico con impactantes momentos gore. Esto hace que, aunque no se trate del argumento más original del mundo, es contado de forma entretenida sin un momento para el aburrimiento, lo que explica que fuera un gran éxito de taquilla en Italia y tuviera una distribución internacional bastante óptima. A pesar de ello, la película pasó un tiempo en la oscuridad. Investigando, he visto que tuvo un par de ediciones en DVD, una italiana y otra inglesa, de calidad discutible. Lo que hace ideal que se haya editado en Blu-ray y pueda ser descubierta o redescubierta por los fans del género. Specters es un film que no tiene grandes nombres del género que lo respalden detrás de las cámaras, como Dario Argento o Lucio Fulci, pero es muy efectivo a pesar de todo. Es cierto que las interpretaciones, con alguna excepción como Donald Pleasence (obvio), son algo flojas pero esto no impide que el film cumpla con las expectativas sobre este tipo de películas. Es una lástima que la proyectada secuela nunca se acabara de materializar, habría sido interesante ver qué más hacía con la premisa Avallone.

En definitiva, no os esperéis una obra maestra pero sí una película de terror efectiva, con algo de sentido del humor, que cuenta una historia tal vez familiar pero con toques de originalidad.

 

13 jun 2025

Frío como el acero (Stone Cold)

 


Resulta increíble pensar que Frío como el acero (Stone Cold, Craig R. Baxley) se estrenó en 1991, porque vista parece más un estreno de 1986 que algo producido en la, algo más sosa. década de los 90. Naturalmente, fue un fracaso de taquilla ya que era algo de otra época, el tipo de acción desmesurada y el tono rozando la autoparodia que se creía era algo que ya formaba parte del pasado. Eso sí, parece que en España sí que fue un éxito porque hay dos películas con el mismo protagonista que no tienen nada que ver con esta pero fueron publicitadas como secuelas de Frío como el acero. La última película siguiendo el estilo excesivo de los 80, que fue vista así en el mismo momento de estrenarse y que tuvo cierta resonancia fue Tango y Cash (Tango & Cash, Andrey Konchalovskiy, Albert Mangoli, 1989), que ya anunciaba el fin de una era. Y entonces llegó Frío como el acero para marcar la muerte de una manera de hacer y entender el cine de acción. La película se ha convertido en una cinta de culto que nos ilumina la vida con la cálida luz de explosiones y  el regocijo de fantásticas frases de chulopiscinas, cada una más ridícula que la anterior. Para el que no la conozca, dejadme explicaros porque esta es un obra maestra del género.

Ya he dicho que esta película parece claramente un producto de los 80 más que de cuando fue realmente realizada. Esta sensación nace con la primera escena de Stone Cold, que parece una imitación de la escena que abre Cobra, el brazo fuerte de la ley (Cobra, George P. Cosmatos, 1986), aunque más excesiva y aún menos realista. Es la manera de introducir a nuestro protagonista, Joe Huff, el típico y tópico poli rebelde que no sigue las reglas, el tipo de poli que en estas pelis siempre dice "que no trabaja con compañeros" antes de que le impongan uno (en esta ocasión, un enlace con el FBI interpretado por Sam McMurray (actor que no conoceréis por el nombre pero seguro que os suena haberlo visto en diversas sitcoms). Joe Huff fue interpretado por Brian Bosworth, entonces famoso como jugador de rugby. Cuando tuvo que dejar el deporte debido a lesiones en los hombros decidió encaminarse hacia la interpretación. Con su aspecto, Bosworth estaba destinado a encasillarse en el cine de acción. Sin embargo, carecía del carisma o el talento que poseían otras estrellas del cine de acción. Es decir, Jean-Claude Van Damme puede que no sea Al Pacino precisamente, pero tiene suficiente presencia en pantalla y carisma como para sostener una película con cierta gracia, no es el caso de Bosworth. Huff es suspendido por sus acciones y así es posible que el FBI lo reclute para infiltrarse en una banda neonazi de motoristas que está expandiendo sus negocios con el tráfico de drogas. Con el nombre John Stone, Huff logra infiltrarse en la banda, justo a tiempo para descubrir no solo los negocios de esta con las mafias de la zona, también un complot para asesinar a un senador.

Los villanos Ice y Chains Cooper están interpretados, respectivamente, nada menos que por William Forsythe y Lance Henriksen. Y, claro, pones a dos talentos como Forsythe y Henriksen al lado de Bosworth y sus carencias como actor se hacen más evidentes, se lo comen con patatas. Pero, la verdad, es que la película ofrece suficiente violencia y entretenimiento como para que las carencias del protagonista no importen. El film intenta que su personaje sea un macho machote de verdad, lo que hace que haya momentos en que derive hacia la autoparodia en su obsesión por hacer del protagonista un súpermacho. Es un poco como las películas en las que Vin Diesel hace que el resto de personajes lo miren con adoración y admiración diciendo continuamente lo grande que es, pero en el caso de Stone Cold se ha de reconocer que está hecho con ciertas dosis de humor. Henriksen domina la película como un auténtico villano de corazón negro. Al parecer, el director original, Bruce Malmuth que dirigió títulos notables en el cine de acción como Halcones de la noche (Nighthawks, 1981) y Difícil de matar (Hard to Kill, 1990), tenía un enfoque más "realista". El personaje de Bosworth estaba relativamente tratado como un ser humano normal, con mujer y un hijo, pero todo esto fue eliminado del guion, a pesar de que ya habían rodado escenas con la familia, cuando llegó el nuevo director Craig R. Baxley, cuando Malmuth abandonó el rodaje debido a las consabidas diferencias artísticas.

Baxley llegaba al rodaje de Stone Cold tras haber dirigido dos clásicos de culto como son Acción Jackson (Action Jackson, Craig R. Baxley, 1988)Dark Angel: Ángel de la muerte (Dark Angel aka I Come in Peace, Craig R. Baxley, 1989), perfectos ejemplos del cine de acción ochentero de la escuela Joel Silver. Baxley puso rápidamente en práctica lo que había aprendido, dejando de lado el realismo y abrazando el exceso y absurdo del cine de acción más pasado de vueltas. Esto se tradujo en, como ya he dicho, convertir el personaje de Bosworth en casi una caricatura del héroe de acción más típico. Cualquier escena puede acabar en un tiroteo y basta con mirar fuerte a un coche para que explote. La banda sonora es un desfile de canciones de rock duro, una tras otra, y hay grandes dosis de desnudos gratuitos. ¿Cómo de gratuitos? En una escena se hace una panorámica del campamento de los motoristas, la cámara pasa de repente por delante de una ducha salida de la nada en la que hay mujeres que están posando más que duchándose, la cámara sigue luego rodando a la gente en su día a día. De nuevo, tan obvios y forzados que resultan hasta cómicos.

Lo que no es un chiste en esta película es la acción. Todas las secuencias están muy bien ejecutadas, los especialistas hacen un trabajo fantástico con algunos momentos muy notables, como una moto contra un helicóptero. Es la acción lo que hace que esta película brille. Si lo mezclamos con el tono de tebeo y el estilo puramente ochentero, el resultado es un film entretenido de principio a fin. El testamento de una manera única de entender el cine de acción. Ya no se hacen películas como esta, si esto es algo bueno o malo lo debéis decidir vosotros.

 

6 jun 2025

In the Dust of the Stars (Im Staub der Sterne)

 


 

Antes de que se estrenara La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas) en 1977 y su éxito implicara que la space opera dominase la ciencia ficción cinematográfica, el género se encontraba en un momento fértil, con estilos y tramas muy diversos. Esta diversidad tenía su punto de origen en los estrenos de 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, Stanley Kubrick, 1968)Solaris (Solyaris, Andrei Tarkovsky, 1972). Estos clásicos dieron origen a títulos muy distintos y diversos, desde Barbarella (Roger Vadim, 1968) La fuga de Logan (Logan's Run, Michael Anderson, 1976), de Naves misteriosas (Silent Running, Douglas Trumbull, 1972) El hombre que cayó a la Tierra (The Man Who Fell to Earth, Nicolas Roeg, 1976), pasando por Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, Richard Fleischer, 1973) y Westworld, almas de metal (Westworld, Michael Crichton, 1973). Entre toda esta variedad, llegó desde la antigua Alemania del Este, la República Democrática Alemana, In the Dust of the Stars (Im Staub der Sterne, Gottfried Kolditz, 1976), un fantástico delirio.

Tras un largo viaje, la nave espacial Cyrno aterriza en el planeta TEM 4, del cual recibieron una llamada de socorro. Pero cuando la capitana Akala (Jana Brejchová) contacta con los temeritas, estos niegan haber realizado dicha llamada. Sospechando que sucede algo extraño, la tripulación del Cyrno decide quedarse e investigar, realizando un terrible descubrimiento que les pondrá en peligro.

El estudio alemán DEFA estaba especializado en el cine de género, llenando las pantallas de comedias, musicales, westerns...  si bien siempre siguiendo las directrices artísticas del partido comunista. Poco a poco, los cineastas de la Alemania del Este pudieron lograr aumentar el espacio que tenían para maniobrar, logrando incluso colar algún mensaje contra el régimen que había pasado desapercibido a los "controladores". DEFA realizó cuatro películas de ciencia ficción que, sobre el papel, estaban diseñadas como herramientas de propaganda del régimen. Pero lo cierto es que, aprovechando la coartada del género, estas películas eran más críticas con el régimen de lo que podría parecer a primera vista. La parte positiva de estas películas utópicas (la definición "ciencia ficción" se consideraba propia del sistema capitalista) es que mostraban una sociedad en la que no hay diferencias de raza o sexo, presentando repartos muy diversos, teniendo en cuenta la época, años antes de que la serie Star Trek emitiera su primer episodio. La idea era propagar la idea de que en los países comunistas no habría prejuicios raciales ni de sexo, cuando en la práctica, lamentablemente, la URSS y sus países satélite eran tan racistas, imperialistas y misóginos como los países capitalistas. En lo que se refiere a la película, en In the Dust of the Stars el protagonismo se divide equitativamente entre personajes masculinos y femeninos, con la novedad de presentar a una mujer como capitana. Algo que, hasta llegados a finales de los 90, fue algo inédito en el cine americano y europeo.

La trama presentada no era muy distinta de otras producidas en Estados Unidos o Europa: un grupo de valientes llega para desarmar la tiranía impuesta sobre una población débil. En teoría, una crítica del imperialismo yanqui, lo que permitió que la película pasara la censura del partido comunista. Pero lo cierto es que la película ataca todos los regímenes que coartan la libertad, lo que incluía el régimen de Alemania del Este. La película estaba producida por un grupo llamado Futurum, que dentro de la DEFA había producido diversos cortometrajes. Era un grupo formado por artistas diversos críticos con el régimen, lo que se ve reflejado en la película. De este modo, In the Dust of the Stars es una poderosa alegoría, con giros de guion inesperados para los que vivimos en el decadente mundo capitalista, que hace que trascienda los límites impuestos y la convierta en una película destacada dentro del género.

También es rara de cojones.

Las alegorías, su lugar dentro del género, lo innovador que es su guion... todo eso está muy bien. Pero la razón por la que la película me pareció fascinante y una pequeña maravilla es su delirante mezcla entre la seriedad del clásico de Kubrick y el glamour de Barbarella. Tiene un diseño de producción psicodélico ultra-setentero, especialmente llamativo en los villanos. Además, tuvieron la brillante idea de que el argumento diera lugar a momentos musicales futuristas, destinados a seducir a los protagonistas y dejar al espectador turulato.

La película de Gottfried Kolditz presenta elementos propios del cine exploitation con una sensibilidad artística propia del cine "serio", es parte puro entretenimiento y parte cine de autor. Lo más increíble es que esta mezcla funciona, logrando que la película sea profunda y superficial al mismo tiempo, sin un momento aburrido o plano. Es psicodelia futurista, para llevarte a otro mundo sin dejar el salón de casa. 

 

30 may 2025

Trampa para un violador (La casa sperduta nel parco)

 


 

La década de los 70 del siglo XX en Italia fue especialmente conflictiva, parecido a lo que pasó en España tras la muerte del dictador y basura humana Francisco Franco. En Italia, esto se tradujo en un aumento en los secuestros y crímenes políticos, enfrentamientos entre bandas de extrema derecha e izquierda y diversos atentados terroristas. Teniendo en cuenta este ambiente, no es de extrañar que La última casa a la izquierda (The Last House on the Left, Wes Craven, 1972) causara un gran impacto cuando se estrenó en Italia en 1973. El éxito del clásico de Wes Craven llevó a muchos productores avispados a crear películas parecidas, en las que se mezclara el sexo y la violencia, pero, se ha de reconocer, sin caer en el plagio. Un perfecto ejemplo es la notable Violación en el último tren de la noche (L'ultimo treno della notte, Aldo Lado, 1975). Un título que me hizo pensar en repasar la película sobre la que trata este artículo. Trampa para un violador (La casa sperduta nel parco, Ruggero Deodato, 1980), en la que más obvia fue la influencia de La última casa a la izquierda ya que buscaron tener al actor protagonista del film de Craven: David A. Hess, pero la película de Deodato es una experiencia completamente distinta de la que ofrece la de Craven.

Tom (Christian Borromeo) y Lisa (Annie Belle), una pareja de clase alta, van a un taller mecánico, en un barrio alejado de los lugares que habitualmente transitan, para que les reparen el coche. Allí conocen a Alex (David Hess) y Ricky (Giovanni Lombardo Radice), que se autoinvitan a la fiesta a la que van Tom y Lisa, en la casa cerca del parque a la que alude el título original. Una vez allí, los miembros de clase alta que dan la fiesta empiezan a burlarse y abusar de Ricky. Alex, que al inicio del film vemos como viola a una mujer (Karoline Mardeck), no se toma a bien las burlas y, navaja en mano, convierte a los invitados en sus rehenes. Alex idea toda una serie de torturas y abusos sexuales para los habitantes de la casa, cada vez más violentos. Será una noche que nadie olvidará.

Los productores Franco Di Nunzio y Franco Palaggi quedaron muy impresionados con el film de Wes Craven, poniendo en marcha su película poco después de ver La última casa a la izquierda. Sin embargo, los guionistas Gianfranco Clerici y Vincenzo Mannino se inspiraron, para escribir su guion, en una película estrenada unos años antes de La última casa a la izquierda: El incidente (The Incident, Larry Pearce, 1967). En esta película, una pareja de maleantes acosa y toma como rehenes a los pasajeros de un vagón de metro, un reflejo de la parte más oscura de la Nueva York de la época. Cuando el proyecto llegó a manos del director Ruggero Deodato, que se puso a trabajar en él casi de inmediato tras terminar Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980), añadió otra inspiración para hacer el proyecto suyo.

En Italia, en 1975, tres jóvenes secuestraron, violaron y torturaron a dos jóvenes de 17 y 19 años. Mataron a la más joven, pero la otra sobrevivió al hacerse la muerta y lograr así escapar de sus captores. Este crimen causó una gran impresión no solo por lo monstruoso, también porque los culpables eran tres jóvenes de clase alta que acudían a una exclusiva academia privada católica, que colaboraban con grupos de extrema derecha (si bien el hecho de que eran fascistas se silenció durante el juicio), mientras que las dos chicas provenían de la clase trabajadora y acudían a una escuela pública. Unas implicaciones sociales que no pasaron desapercibidas, en especial durante una época tan politizada como la década de la que estamos hablando.  Deodato explica en una entrevista que sentía un enorme desprecio por estos jóvenes de clase alta, para mostrarlo se inspiró en este crimen, conocido como la masacre de San Felice Circeo que era donde estaba la villa en la tuvo lugar, procurando que su película fuera lo más realista posible.

El enfoque de Deodato hace que uno de los temas principales del film sea la lucha de clases, si bien tratado de manera que parece que el director nos dice que todos son igualmente terribles. Alex y Ricky, miembros de la clase baja, son presentados como criminales, aunque Ricky tenga algo de inocencia que Alex todavía no ha conseguido destruir. Por su parte, el resto de personajes, miembros de la clase alta, son presentados como víctimas, pero también como instigadores y, en algunos aspectos al llegar a la conclusión, incluso peores que Alex. Aparte de Ricky, que muestra ciertos escrúpulos y se niega a llevar a cabo algunas de las cosas que le pide Alex, y de Gloria (Lorraine De Selle), que también muestra ciertos escrúpulos y se planta ante el grupo, el único personaje completamente inocente es Cindy (Brigitte Petronio), que sufre uno de los momentos más brutales de la película a causa de esa misma inocencia. Esto hace que La casa sperduta nel parco sea un film cínico y nihilista, que nos sumerge en un mundo amoral en el que no hay héroes. No busca la satisfacción visceral de películas de venganza, es más incómoda y confrontativa.

Este era un enfoque habitual en el cine italiano de la época, al igual que era habitual usar canciones dulces en escenas brutales como contraste, en este caso Sweetly del compositor de la banda sonora Riz Ortolani. La misantrópica mirada que Deodato ya había empleado en Holocausto caníbal, que aparece también en películas de la época como Condenados a vivir (Joaquín Luis Romero Marchent, 1972), es más pronunciada en Trampa para un violador. Así, House on the Edge of the Park, como se conoce en el mercado anglosajón, es una película difícil de ver, pero poderosa, también gracias a un reparto que eleva algunos momentos de la película, como hacen David Hess y Annie Belle. No la recomiendo de forma indiscriminada, pero es toda una experiencia.

El tráiler de La casa sperduta nel parco es memorable también. Usaron el título en inglés y lo escribieron mal, algo que uno esperaría que sería uno de los puntos claves que querrían que le quedase claro al espectador.