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22 ago 2025

Houseboat Horror

 


 

Houseboat Horror (Ollie Martin, Kendal Flanagan, 1989) es una película que parecía destinada a la oscuridad, a desaparecer por el mismo camino que los videoclubes. Pero ha sobrevivido, contra todo pronóstico, mantenida viva en el recuerdo gracias a ser un fantástico ejemplo de cine trash. Amantes del mal gusto y del cine de calidad alternativa, he aquí una película para alegraros las noches de invierno (cuando lleguen).

Un grupo de rock decide filmar un videoclip en distintas localizaciones, usando casas flotantes como medio de transporte. El rodaje arranca en el lago Infinity, donde hace años un rodaje acabó en tragedia y desde entonces, todo aquel que ha intentado filmar en la zona ha terminado desapareciendo en misteriosas circunstancias. Pero nuestros protagonistas no lo saben, ni sospechan que nada vaya mal cuando uno a uno van siendo eliminados.

Sobre el papel, Houseboat Horror parece otro típico slasher de los muchos que se hacían entonces. Incluso el hecho de ser rodada directamente en video era ya algo común entonces (si bien no en Australia, donde esta película fue la primera). El argumento también es bastante tópico, pertenecer a una banda de rock en una película de terror trae bastante mala suerte; hay muchos ejemplos de películas cuyo argumento gira en torno a grupos que van a rodar un videoclip y la experiencia se convierte en una pesadilla como Estela de sangre (Blood Tracks, Mats Helge Olsson, Derek Ford, 1985)Al filo del infierno (Rock 'n' Roll Nightmare, John Fasano, 1987)Melodía de horror (Paganini Horror, Luigi Cozzi, 1988). Además, Houseboat Horror fue una producción de muy bajo presupuesto que, con la excepción de algunos miembros del reparto, era la primera película que hacían los cineastas delante y detrás de las cámaras.

Teniendo todo esto en cuenta, ¿qué es lo que hace de esta una película especial que ha sobrevivido durante décadas? La ejecución. Todo se basa en la ejecución, desde los diálogos inventados sobre la marcha hasta los torpes movimientos de cámara que continuamente tapan con su sombra al reparto. La inexperiencia del equipo de rodaje se ve también en que en la mayoría de escenas se ve el borde del objetivo de la cámara, como si se estuviera filmando a través de un agujero.

Houseboat Horror fue ideada por Ollie Martin, un productor y periodista que trabajaba en televisión. Martin, viendo cómo el mercado se llenaba de películas de terror llegadas de Estados Unidos decidió sumarse a la moda. Y lo hizo a través de un nuevo, llamativo y, lo más importante, barato sistema: el video. Martin escribió un guion inspirado en las hazañas de Jason Voorhees, con no pocas dosis de humor, sangre y desnudos gratuitos. Sin embargo, cuando empezó el rodaje, Martin se dio cuenta de que era demasiado lento y no podría de rodar el guion en el tiempo que tenían. Como también era el productor, decidió despedirse a si mismo y pasarle las riendas de director a Kendal Flanagan. Flanagan era un director curtido en televisión y aplicó la misma mentalidad al slasher. Por supuesto, lo que funciona en un culebrón diario no funciona en una película de terror, lo que no detuvo a Flanagan.

El cambio entre ambos directores se nota. Las dos secuencias que dirigió Martin, aún con la fea estética del video, están medianamente bien realizadas. El resto dirigido por Flanagan se convirtió en un festival de incompetencia, llevada a un extremo que la hace inolvidable. De este modo, Houseboat Horror pasó de ser lo que podría haber sido un correcto pero poco imaginativo slasher a convertirse en una cinta de culto.

La dirección puso la rapidez por encima de todo. El resultado es que, por ejemplo, aunque los maquillajes están bien hechos para el presupuesto que tenían, están filmados bajo una luz brillante, habitual en la televisión, y con ángulos poco favorecedores. Hasta el trabajo de Tom Savini tendría mal aspecto en esas condiciones. Personalmente, los mejores momentos son los de involuntario surrealismo. Por ejemplo, una de las actrices sale del agua (no se nombra a los personajes así que no se puede saber quién es quién) y es iluminada por una linterna. Ella se gira y suelta el habitual: "oh, eres tú" y algunas líneas de diálogo más. Parece la típica escena en que alguien es asesinado por alguien que conoce dando pistas al espectador sobre quién es el culpable, ¿verdad? Pues no, la siguiente escena es luego la actriz en la casa flotante preparándose para ir a dormir. ¿Con quién hablaba? ¿Por qué no responde ni aparece en cámara? ¿Qué objetivo tenía la escena si ya se sabe quién es el asesino? Creo que simplemente se olvidaron de rodar las respuestas de otro personaje para que el diálogo tuviera sentido pero incluyeron la escena igualmente porque la actriz aparece desnuda. No cambia que sea un momento absurdo y divertido, de los que la película está lleno.

Este el tipo de película que hará que muchos dejen de verla a los cinco minutos,  pero que los aficionados al cine trash y al cine involuntariamente hilarante disfruten de principio a fin. Houseboat Horror requiere un paladar entrenado en este tipo de cine para disfrutarla pero no os arrepentiréis de subir a bordo.

 

15 ago 2025

Desolation Angels

 


 

¿Qué les pasa a los australianos con los coches? ¿Qué obsesión les lleva a meter persecuciones y amenazas vehiculares en sus películas de género? Casi resulta extraño que en Picnic en Hanging Rock (Picnic at Hanging Rock, Peter Weir, 1975) no haya por lo menos una persecución. Un ejemplo de esta obsesión es Desolation Angels (Christopher Fitchett, 1982).

Jilly (Kim Trengove), Joanne (Kerry Mack) y Liz (Marie O'Loughlin) son tres amigas que deciden celebrar que han acabado los exámenes pasando un fin de semana de relax en la casa en la playa que tienen los padres de una de ellas. Pamela Wilkinson (Karen West) forma parte de una trama que busca enriquecerse con cheques falsos y desfalcos, pero ella quiere dejar la banda e irse por su cuenta. Normalmente, las tres amigas y Pamela no deberían cruzar sus destinos, pero sucede cuando tres psicópatas se encaprichan de ellas y empiezan a acosarlas.

La primera parte del film se centra en presentar a las futuras víctimas. Por un lado, las protagonistas adolescentes y las preocupaciones habituales de esa edad. Por otro lado, Pamela y su plan para quedarse ella con todo el dinero que ha conseguido con su cómplice. Ambas historias se mantienen separadas durante gran parte de la película. La acción arranca cuando las amigas se lanzan a la carretera y se cruzan con lo que parece un vehículo fúnebre negro, matrícula HEX777. Los conductores del vehículo intentan llamar la atención de las chicas, que los ignoran, pero el vehículo parece encontrarlas allá donde van. Esto es así porque ellas no se han dado cuenta de que se trata de dos vehículos, el otro con matrícula END666. Esta sección parece influenciada por El diablo sobre ruedas (Duel, Steven Spielberg, 1971), creando tensión con las persecuciones y la creciente obsesión de los psicópatas. Luego, la acción se traslada a la localidad de la playa y se dejan de lado las persecuciones, aún así los psicópatas hacen notar su presencia haciendo sonar los motores de sus vehículos en la noche. Es en esta parte que finalmente se cruzan las historias de las tres amigas con Pamela, en lo que se convierte en una lucha por la supervivencia con la tranquila localidad veraniega como fondo.

Desolation Angels mezcla elementos de suspense y terror, con toques de slasher, para construir una historia sencilla pero cargada de tensión. Karen West fue una modelo de Penthouse, lo que parece inspiró algunos momentos de desnudos gratuitos, el único elemento que chirría un poco en el conjunto. El reparto hace un trabajo correcto, nada especial pero no te sacan de la película. Tiene algunos momentos algo lentos, pero se compensa con los momentos de acción y las bien construidas secuencias de suspense. Además tiene algunos toque peculiares que hacen que no sea una simple imitación de las películas que llegaban de Estados Unidos. Por supuesto, como ya he comentado, el elemento más australiano es cómo hace que los coches se conviertan en una arma más de los psicópatas. El póster no parece tener ninguna relación con la película, una mala manera de vender una entretenida mezcla de thriller y terror como es Desolation Angels.

 

1 ago 2025

El vigilante nocturno (Nattevagten)

 


 

La década de mediados de los 90 del siglo XX fue una época muy interesante para el aficionado al cine de género. Primero, nuevos directores como Álex de la Iglesia y Quentin Tarantino, entre otros muchos, estaban renovando el panorama con una nueva energía irreverente y gamberra. Segundo, el cine de otros países empezaba a ser más accesible. Principalmente el cine de asiático, con sellos como Manga Films haciendo accesibles películas imposibles de ver antes, pero también de otros lugares tan exóticos como... Dinamarca.

El cine danés en nuestro país era bastante desconocido. Lars von Trier seguramente era el único ejemplo de director danés que era conocido entonces en nuestro país,  Nicolas Winding Refn no debutaría en el largo hasta 1996. Aunque El vigilante nocturno (Nattevagten, Ole Bornedal, 1994) no llegó a España, aproximadamente, hasta que se estrenó la nueva versión americana La sombra de la noche (Nightwatch, Ole Bornedal, 1997), por lo menos en salas comerciales, el hecho si quiera de que se estrenara indicaba que la película era de una gran calidad, a pesar del bajo presupuesto, y que debía haber cosechado un gran éxito internacionalmente para que se considerase distribuirla en nuestro país. Y su fama estaba justificada.

El vigilante nocturno a que alude el título es Martin (Nicolaj Coster-Waldau), un estudiante de derecho que decide coger un trabajo como vigilante nocturno en un instituto forense pensando que será una manera fácil de ganar dinero. Pronto se da cuenta que quedarse toda la noche sentado en una morgue no es el dinero fácil que imaginaba, el ambiente mortuorio empieza a afectarle.  Peor aún, un asesino en serie anda suelto en la ciudad, acumulando víctimas, y Martin se verá atrapado en la red de este psicópata.

Vi El vigilante nocturno y La sombra de la noche muy cerca la una de la otra, cuando era un joven adolescente. Y, en ese momento, me gustó más la versión americana, que discuto más abajo, que la original. Pero al reencontrarme de nuevo con la película como adulto, gracias a un pack en Blu-ray con la original y su secuela, El vigilante nocturno me ha gustado mucho más. Más allá de la calidad técnica, los movimientos de cámara, la banda sonora, ahora he visto elementos en la película que no supe apreciar en su momento. Martin y Jens (Kim Bodnia), los dos protagonistas, se desafían el uno al otro en un juego que tendrá graves consecuencias, como que es la razón por la que el asesino se fija en Martin. Este juego nace del miedo de ambos por entrar en la edad adulta, de convertirse en dos acomodados en una vida gris sin emoción. Esto se enlaza también con otro miedo: el miedo a la muerte. Un miedo que empieza a hacerse cada vez más presente debido al trabajo de Martin y que es la base de los momentos más atmosféricos e inquietantes del film.

Estos elementos enriquecen una historia de suspense, precedente de las truculentas series nórdicas y la fiebre del noir nórdico que tanto éxito han cosechado en nuestro país, que sigue funcionando hoy día. En esta época se pone de moda usar la expresión "thriller psicológico" para referirse al cine de terror, debido a los prejuicios contra el género. Esta es una de las pocas veces que he visto justificado el uso de esta expresión, ya que El vigilante nocturno no es una película de terror, pero desde luego utiliza elementos del cine de terror para añadirle sabor al suspense y la trama de asesino en serie propia del thriller.

Uniendo la riqueza visual y la riqueza textual, se entiende que el film se haya convertido en un clásico del género. Se mantiene tan fresca y efectiva ahora como hace 30 años.

 

 


 

Como ya he mencionado, cuando en su día se estrenó La sombra de la noche me gustó más que la original. Tiene un reparto que, entonces, resultaba más atractivo con Ewan McGregor, Patricia Arquette, Josh Brolin y Nick Nolte. Pero ahora me resulta obvio que los motivos por los que me gustó más son los mismos por los que ahora es una película bastante olvidada.

Producida por los Weinstein, la película sufrió la misma manía intervencionista que otras producciones de los merecidamente denostados hermanos. Temerosos de que el ritmo no funcionara con el público americano y algunos temas se consideraban demasiado morbosos, Harvey Weinstein reeditó la película eliminando prácticamente todo aquello que no tuviera que ver directamente con la trama de suspense. El resultado es un efectista thriller al estilo americano, pero que carece de aquello que hace que la original sea especial. Es solo un thriller que cuenta una historia muy conocida dentro del género, el inocente acusado injustamente que debe demostrar su inocencia y salvar la vida.

Sin embargo, hay algunas secuencias que siguen funcionando debido a la manera en que el director reinterpreta las escenas que ya había rodado previamente.  No es una mala película, pero tampoco es una gran película. Entiendo que a mi yo joven le gustara, pero no tiene lo que hace que la original se mantenga actual, aquello que va más allá del thriller.


 


 

Casi treinta años del estreno de El vigilante nocturno, Ole Bordenal regresó a este mundo con la secuela El vigilante nocturno. Demonios heredados (Nattevagten - Dæmoner går i arv, 2023). En esta ocasión la protagonista es Emma (Fanny Leander Bordenal), la hija de Martin, que intenta averiguar la raíz de que su padre sea un hombre acosado por demonios interiores y que su madre se suicidara. Entonces descubre que su padre trabajó de joven como vigilante nocturno y coge el mismo trabajo para ponerse en el espacio mental de Martin. Los problemas arrancan cuando descubre que sobrevivió al ataque de un asesino psicópata. Cuando decide encarar al asesino, encerrado en una institución psiquiátrica, buscando hacer que su padre supere el trauma, provoca que el asesino salga de su estupor y ponga en marcha una terrible venganza.

Uno de los avances del siglo XXI más positivos es que se trata de forma más abierta y natural la salud mental. Ir a terapia ya no se ve como un estigma, sino como algo positivo. Enfrentarse al trauma exponiéndolo y discutiendo los motivos de su existencia es algo más sano que simplemente enterrarlo todo en un sótano mental donde se puede pudrir y provocar más daño. Este cambio de mentalidad ha resultado muy productivo en el cine de terror, especialmente en las secuelas nostálgicas, en las que un personaje decide hacer frente al trauma que marcó su vida y luchar contra el terror de nuevo. Una tendencia popular ahora que trata también de forma efectiva el film de Bornedal. Martin parece que ha sido incapaz de ir más allá de aquella noche fatídica, ni tampoco sus amigos, algo que comparte con el asesino. Si en la primera película Martin y Jens temían lo que entrar en la edad adulta traía consigo, ahora el temor es verse en la madurez con un fuerte lastre psicológico.

Paralelamente, la trama que afecta a Emma ya no es los miedos de la edad adulta, sino entender el pasado para no repetirlo en el futuro. Teme que el suicidio de su madre la lleve a ella al mismo destino, así que decide desentrañar los misterios del pasado de su familia. Una perspectiva más propia de la mentalidad actual. De este modo, aunque hay muchos guiños y referencias al film original, esta secuela se crea su propia personalidad.

De nuevo, los aspectos propios del thriller y el suspense están muy bien tratados. La idea del asesino orquestando los asesinatos enviando a acólitos dementes es un gran hallazgo, evitando repetir una trama ya explorada. Es lo que hace de esta una digna y entretenida secuela, si bien solo el tiempo dirá si se acaba convirtiendo en un clásico como la primera.

 

25 jul 2025

Shakma

 


 

Las películas de primates asesinos han producido títulos interesantes como Atracción diabólica (Monkey Shines, George A. Romero, 1988)Link (Richard Franklin, 1986)Shakma (Hugh Parks, Tom Logan, 1990) es una entrada en el subgénero que ha ido ganando popularidad con los años, aunque no llega al nivel de las películas mencionadas al inicio.

Un grupo de estudiantes se queda por la noche en la facultad para jugar una partida de rol utilizando el edificio como escenario, bajo la dirección del doctor Sorenson (Roddy McDowall). Sin saberlo, un babuino sobre el que se ha experimentado no está tan muerto como debería y empieza a matar a los jugadores uno a uno.

Durante la década de los 70 del siglo XX, las películas de ecoterror y revueltas de animales tienen su base en el nacimiento de la conciencia ecologista y las reacciones a los desastres ambientales sucedidos entonces. Entrando en la década de los 80, se cambia el foco hacia otro gran motivo de preocupación de la época (y también de hoy día, como el cambio climático): la experimentación con animales. El miedo y la sospecha hacia unas prácticas que entonces se realizaban con menos conciencia que ahora son la base de una gran diversidad de films. Shakma es uno de ellos. El babuino asesino que acecha a los personajes ha sufrido diversos experimentos en el cerebro, centrados en erradicar la agresividad. Por supuesto, buscando suprimirla lo que se hace es exacerbarla. Tras encontrada la justificación para la presencia del babuino asesino, el resto es una rutinaria construcción de una típica película de terror de serie B de la época.

Shakma es una película más oscura de lo que era habitual entonces. También resulta novedosa la idea de reunir a los personajes para jugar una partida de rol a lo grande, como si fuera una especie de gincana o caza del tesoro actual. Por desgracia, los personajes son planos y tópicos, lo que significa que gran parte de la película consiste en ver a personajes sin interés deambulando de aquí para allá. Se ha de admitir que cuando arranca la acción, la película se hace más entretenida y divertida de ver. Una ligera compensación por una primera parte que se hace algo pesada.

En cierto modo es irónico que los aciertos de la película hagan más evidentes sus fallos. Los interesados en las películas de animales asesinos deberían chequear Shakma y decidir si lo negativo pesa más que lo positivo.

 

4 jul 2025

La fosa común (Graveyard Shift)

 


 

La primera vez que vi La fosa común (Graveyard Shift, Ralph S. Singleton, 1990), basada en el relato de Stephen King "El último turno" que aparecía en su antología El umbral de la noche, no me impresionó demasiado si he de ser sincero. Tampoco ayudó a su causa que se estrenara entre tremendas adaptaciones de novelas de King como fueron El cementerio viviente (Pet Sematary, Mary Lambert, 1989) y Misery (Rob Reiner, 1990). Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y la iba revisitando, La fosa común fue ganando interés, descubriendo cosas en ella de adulto que no había sido capaz de ver de niño.

Curiosamente, Graveyard Shift nació en el set de El cementerio viviente. En la película de Mary Lambert trabajaba Ralph S. Singleton como uno de los productores. Allí se le acercó William J. Dunn para proponerle trabajar en otra adaptación de un relato de King del que tenía los derechos. Singleton no se lo pensó demasiado y le presentó el proyecto a la Paramount con la intención de tenerla lista para la temporada de Halloween. El proyecto se produjo muy rápido, sobre todo gracias a que ya existía un guion escrito por John Esposito listo.

El guion de Esposito hace un buen trabajo expandiendo el relato original para que llene la hora y media que dura la película. El relato de King, que a opinión personal tiene algo de influencia de El testimonio de Randolph Carter, es bastante oscuro y pesimista, tal vez debido a la experiencia de King trabajando en una fábrica textil. El film no es tan nihilista y contiene algo más de humor, por ejemplo en una escena se ve a un personaje leyendo lo que parece una novelización de Ben (Phil Karlson, 1972) (una película de venganza con ratas), pero la trama central es la misma. En la fábrica textil Bachman tienen un serio problema de infestación de ratas. Tras un accidente que puede que provoque el cierre la fábrica, el capataz Warwick (Stephen Macht) decide crear una unidad que haga limpieza del sótano durante el fin de semana del cuatro de julio para evitar el cierre. Entre los escogidos se encuentra John Hall (David Andrews), recién llegado al pueblo y que no tarda en ganarse la enemistad de Warwick. Luchando contra las ratas se encuentra también un exterminador (Brad Dourif) que se toma muy a pecho su trabajo. Lo que ninguno sospecha es que lo que ha provocado los accidentes y las muertes en la fábrica no son las ratas, sino una criatura que se ha erigido en su líder.

El aspecto principal a destacar de la película es su homenaje a las películas de monstruos de serie B de los 50. La década de los 90 del siglo XX es una época en la que el cine de terror se veía con desprecio tras los excesos de los 80. Es el momento en que se empieza a utilizar la expresión "thriller psicológico" para evitar decir "película de terror", pero es de apreciar que esta película se muestra orgullosa de sus raíces de género. También ayuda el sólido reparto que da vida a los personajes, como Stephen Macht, David Andrews, Kelly Wolf y Andrew Divoff en uno de sus primeros papeles. Por supuesto, quién destaca es Brad Dourif como el exterminador, un personaje creado para la película y que es una adición brillante gracias al trabajo de Dourif. El actor lo da todo para un personaje que, en otras manos, podría haber resultado ridículo.

Entrelazado entre trama terrorífica el guion incluye alegorías sociales y sobre el mundo laboral, dando soporte a una muy buena caracterización de los personajes. Esta conjunción de sólido guion, reparto y dirección ha conseguido que, a pesar de no ser muy apreciada en su día, La fosa común se haya mantenido como una notable película de terror que tiene más que ofrecer de lo que parece a primera vista. Además, cuando arranca una película y su título empieza a derramarse como sangre es que vale la pena verla.

 

27 jun 2025

Fatal Frames - Fotogrammi mortali

 


 

Me gustaría invitaros a un club muy selecto. Selecto en el sentido de que es muy, muy reducido pero aceptamos a cualquiera. El único requisito es saber apreciar los extraños placeres que ofrece Fatal Frames - Fotogrammi mortali (Al Festa, 1996). Un peculiar giallo realizado por un colaborador de Bruno Mattei y Claudio Fragasso, para que os vayáis haciendo a la idea de que no se trata de una obra maestra en el mismo sentido que una película de Dario Argento puede ser una obra maestra. Es única de manera única.

Alex Ritt (Rick Gianasi) es un director de videoclips que decide aceptar un trabajo en Italia para superar la depresión que arrastra desde que su novia fuera asesinada en su apartamento. Al llegar a Roma conoce a la estrella pop con la que va a trabajar, Stefania Stella (Stefania Stella) una diva italiana que aspira a entrar en el mercado americano. El rodaje arranca, pero al poco Alex es testigo de un asesinato, lo único que queda de la víctima es una cinta de video dejada por el asesino. Pronto, las cintas y los asesinatos se multiplican, lo que hace que Alex sienta que el asesino juega con él, mientras el inspector Bonelli (David Warbeck), al frente del caso, sospecha que Alex oculta demasiados secretos.

 Sobre el papel, Fatal Frames puede parecer el un giallo típico, pero ya el año en que se estrenó indica que de típico tenía poco. Para mediados de los 90 del siglo XX, la industria del cine de género en Italia había implosionado, los pocos supervivientes se habían pasado a la televisión o al mercado del directo a video. La excepción, claro, era Dario Argento, aunque también los recursos que había tenido a su disposición en el pasado ya no estaban disponibles y trabajaba con presupuestos más ajustados. Por eso Fatal Frames se planteó como un evento, un homenaje al giallo del pasado. De ahí que gran parte de su reparto estuviera constituido por estrellas internacionales del género haciendo cameos: Linnea Quigley, Alida Valli, Angus Scrimm, Donald Pleasence y David Warbeck hacen acto de presencia (Warbeck con un papel más extenso comparado con los cameos del resto), que incluía también nombres ya más conocidos dentro del cine italiano como Ciccio Ingrasia. Pero tanto cameo hincha la historia con personajes que aparecen sin consecuencia para la trama principal. Angus Scrimm tiene una única escena en la que hace un breve monólogo al estilo Hombre Alto, mientras que Donald Pleasence aparece en tres escenas interpretando a un experto criminalista, pero que tampoco aporta nada a la trama. Esto tiene su origen en que el film se empezó a rodar en 1993, se canceló debido a falta de fondos para luego reanudarse un par de años después cuando Pleasence ya había fallecido. Por eso mismo, el policía que interpreta Warbeck cubre el hueco de los personajes que no podían volver, lo que crea distintas inconsistencias pero le dan un toque extraño e innecesariamente complicado que forma parte del encanto del film.

Aparte del reparto de estrellas, los protagonistas del film son actores entonces desconocidos y que hoy día lo siguen siendo. Actores como Rick Gianasi y Leo Daniel, que junto a otros miembros del reparto hacen evidente que el pelo largo estaba de moda entonces: todos lo llevan de la misma manera. Pero el nombre más destacado es el de Stefania Stella, productora también del film y esposa del director. Es exagerada y exuberante como una típica diva pop italiana, resulta inexpresiva y exagerada al mismo tiempo, en ocasiones en la misma escena. Este peculiar estilo de interpretar es más obvio en una escena, que me hizo reír y me convenció de que esta era una película única, en la que a la actriz se filmó en otro momento y otro set que al resto de actores, utilizando una doble en los planos generales. Se nota mucho porque se utiliza el mismo fondo en el primer plano de Stella, mientras que las escenas transcurren en lugares distintos. Al Festa se encargó de componer también la banda sonora y las canciones de Stella, una especie de italo-dance noventero, un poco al estilo Locomia, que podríais escuchar en los chiringuitos de playa de la época. Stella es el personaje más destacado de la película, aunque solo sea por ser la cantante más egocéntrica de la historia: toda su casa esta decorada con fotos suyas promocionales, las sábanas también tienen su cara impresa e incluso en la escena de sexo con el protagonista, en el dormitorio se emiten videoclips suyos para que pueda contemplarse mientras lo hace.

Fatal Frames es uno de los títulos del género en los que es más fácil adivinar quién es el asesino y sus motivos, más que nada porque en las escenas en las que se supone que habla con la policía Festa no se molesta en disfrazar demasiado la voz del culpable. A pesar de ello, no deja de entretener. Festa rueda la película como si fuera uno de sus videoclips, sin diferencia entre las escenas oníricas y las "reales". El director nos presenta un mundo exagerado y falso, en el que nadie reacciona o habla como lo hacen los seres humanos. La cumbre es cuando llega uno de los momentos más absurdos de la historia del género: un excitado inspector Bonelli descubre que, debido a un error del asesino, lo podrán identificar por... ¡su sombra! Este momento absurdo nos hace entender porque todos los personajes no estrellas de serie B llevan el mismo peinado.

Al Festa nos regaló un homenaje al giallo que parece un sueño febril. Los momentos absurdos y demenciales se van acumulando hasta la conclusión. Puede que sepas quién es el asesino al poco de empezar, pero el director atrapa con mayores misterios: qué nuevo absurdo sucederá en pantalla, quién hará acto de presencia para desaparecer luego, qué sentido tiene la historia... Al Festa empezó en el cine de la mano de Bruno Mattei y Claudio Fragasso, este film hace obvio que aprendió de los maestros del cine trash italiano cómo hacer que una película sea entretenida sin necesidad de lógica o sentido común.

 

20 jun 2025

Specters: Espectros (Spettri)

 


 

Recuerdo que cuando inauguraron un Blockbuster en mi barrio fui con muchas ganas. Al entrar descubrí que, claro, lo que llenaba más las estanterías eran las novedades mainstream, lo que le quitaba interés para mí (un amigo también me señaló que, al contrario que los otros videoclubes de la zona, no tenían sección de cine X, lo que atribuimos a que se trataba de una cadena americana). Pero, al inspeccionarlo mejor, vi que en las estanterías interiores, más alejadas de las luces de las novedades, era donde estaba la mandanga de la buena. Las películas antiguas, viejas, hechas polvo, donde se podían encontrar ocultas maravillas, que además se podían tener en casa más días porque no eran estrenos. Fue en aquellas estanterías donde descubrí Specters: Espectros (Spettri aka Specters, Marcello Avallone, 1987). Era imposible que no la alquilara con semejante carátula:

 

 

Y en VHS se quedó. Aunque me había gustado, quedó relegada a los rincones oscuros del videoclub interior. No la recuperé luego en DVD, pero algo de Specters se me quedó porque, por ejemplo, cuando empecé a ver La madre del mal (La terza madre aka Mother of Tears, Dario Argento, 2007) el inicio se me hizo familiar, como que ya había esto antes. Y, en cierta forma, así era.

El profesor Lasky (Donald Pleasence) está al frente de un grupo de arqueólogos que trabaja en las catacumbas de Roma. El grupo hace un importante descubrimiento, una tumba desconocida que estaba oculta hasta entonces. Muy pronto, extraños fenómenos empiezan a ocurrir, como si el mal oculto en las catacumbas empezara a contaminar la superficie. Marcus (John Pepper), uno de los arqueólogos, empieza a unir los extraños sucesos con lo sucedido en las catacumbas, mientras la novia de Marcus, la actriz y cantante Alice (Trine Michelsen), empieza a tener terribles pesadillas y alucinaciones que parecen relacionadas con el descubrimiento del profesor Lasky. Un argumento clásico que Marcello Avallone desarrolla con gusto y estilo, notándose que él era un fan del género.

Mientras se encontraba rodando un documental en Estados Unidos, Avallone descubrió como el cine de terror estaba cambiando y evolucionando. Esto le dio la idea de hacer una película de terror con un monstruo al acecho y un toque un poco de serie B. Contactó con el productor Maurizio Tedesco y se pusieron a trabajar en un guion, en el que también trabajó Andrea Purgatori, que principalmente trabajó como periodista de investigación.  El proyecto se puso en marcha bastante rápido, sobre todo una vez se aseguró la participación de Donald Pleasence en el reparto y que Sergio Stivaletti se encargara de los efectos especiales. Pero en este caso lo que destaca es que Avallone y Tedesco lograron asegurar un holgado presupuesto y nueve semanas de rodaje, en un momento en que la industria cinematográfica italiana estaba en plena crisis, siendo el más afectado el cine de género producido en Italia.

Siempre es un pequeño shock ver una película que solo has conocido en VHS en gloriosa alta definición. Más en el que caso de esta película en la que el presupuesto y el calendario hicieron posible que Specters tuviera un gran acabado, buena fotografía y estupendos efectos especiales. Todo ello a pesar de que Avallone quisiera hacer, como hemos dicho, un film que tuviera un toque de serie B. En lo que se refiere a los efectos especiales, funcionan sobre todo porque el director sabe qué mostrar y cuánto tiempo mostrarlo. Esto es especialmente importante en lo que se refiere al monstruo que acecha a los protagonistas: se muestra lo bastante como para que se pueda admirar su diseño pero no tanto para que pierda realismo o resulte ridículo. En favor de los efectos especiales también juega la claustrofóbica atmósfera del film. La ambientación en las catacumbas funciona a la perfección con la historia, generando secuencias muy logradas como el descubrimiento de la cámara oculta y algunas escenas de muertes sangrientas. Habiendo visto todo esto, sorprende que la película fuera concebida originalmente como un telefilme y no una película para estrenar en cines. Por suerte, se decidió que era demasiado oscura y brutal para la televisión italiana y se estrenó en cines, lo que facilitó que llegara a nuestras pantallas.

Viendo la película ahora, hay un aspecto que me llamó la atención que imagino me pasaría desapercibido cuando la vi por primera vez en vídeo, ya que cuando era un chaval que todavía no tenía el conocimiento del género que tengo ahora. Esto es que Avallone hace diversos guiños y homenajes al cine de terror, antes de que lo "meta" estuviera de moda. Algunos de estos guiños están bastantes logrados, como el macabro uso que se hace del clásico león de la Metro. Otro detalle que me sorprendió es que, por alguna razón, se especifica que un periodista de El País llega para entrevistar a Alice, en lugar de un periodista italiano o americano. ¿Tenía amigos en El País Avallone o era una contribución de Purgatori?

 

 

Avallone mantiene un buen equilibrio entre el terror más atmosférico con impactantes momentos gore. Esto hace que, aunque no se trate del argumento más original del mundo, es contado de forma entretenida sin un momento para el aburrimiento, lo que explica que fuera un gran éxito de taquilla en Italia y tuviera una distribución internacional bastante óptima. A pesar de ello, la película pasó un tiempo en la oscuridad. Investigando, he visto que tuvo un par de ediciones en DVD, una italiana y otra inglesa, de calidad discutible. Lo que hace ideal que se haya editado en Blu-ray y pueda ser descubierta o redescubierta por los fans del género. Specters es un film que no tiene grandes nombres del género que lo respalden detrás de las cámaras, como Dario Argento o Lucio Fulci, pero es muy efectivo a pesar de todo. Es cierto que las interpretaciones, con alguna excepción como Donald Pleasence (obvio), son algo flojas pero esto no impide que el film cumpla con las expectativas sobre este tipo de películas. Es una lástima que la proyectada secuela nunca se acabara de materializar, habría sido interesante ver qué más hacía con la premisa Avallone.

En definitiva, no os esperéis una obra maestra pero sí una película de terror efectiva, con algo de sentido del humor, que cuenta una historia tal vez familiar pero con toques de originalidad.

 

30 may 2025

Trampa para un violador (La casa sperduta nel parco)

 


 

La década de los 70 del siglo XX en Italia fue especialmente conflictiva, parecido a lo que pasó en España tras la muerte del dictador y basura humana Francisco Franco. En Italia, esto se tradujo en un aumento en los secuestros y crímenes políticos, enfrentamientos entre bandas de extrema derecha e izquierda y diversos atentados terroristas. Teniendo en cuenta este ambiente, no es de extrañar que La última casa a la izquierda (The Last House on the Left, Wes Craven, 1972) causara un gran impacto cuando se estrenó en Italia en 1973. El éxito del clásico de Wes Craven llevó a muchos productores avispados a crear películas parecidas, en las que se mezclara el sexo y la violencia, pero, se ha de reconocer, sin caer en el plagio. Un perfecto ejemplo es la notable Violación en el último tren de la noche (L'ultimo treno della notte, Aldo Lado, 1975). Un título que me hizo pensar en repasar la película sobre la que trata este artículo. Trampa para un violador (La casa sperduta nel parco, Ruggero Deodato, 1980), en la que más obvia fue la influencia de La última casa a la izquierda ya que buscaron tener al actor protagonista del film de Craven: David A. Hess, pero la película de Deodato es una experiencia completamente distinta de la que ofrece la de Craven.

Tom (Christian Borromeo) y Lisa (Annie Belle), una pareja de clase alta, van a un taller mecánico, en un barrio alejado de los lugares que habitualmente transitan, para que les reparen el coche. Allí conocen a Alex (David Hess) y Ricky (Giovanni Lombardo Radice), que se autoinvitan a la fiesta a la que van Tom y Lisa, en la casa cerca del parque a la que alude el título original. Una vez allí, los miembros de clase alta que dan la fiesta empiezan a burlarse y abusar de Ricky. Alex, que al inicio del film vemos como viola a una mujer (Karoline Mardeck), no se toma a bien las burlas y, navaja en mano, convierte a los invitados en sus rehenes. Alex idea toda una serie de torturas y abusos sexuales para los habitantes de la casa, cada vez más violentos. Será una noche que nadie olvidará.

Los productores Franco Di Nunzio y Franco Palaggi quedaron muy impresionados con el film de Wes Craven, poniendo en marcha su película poco después de ver La última casa a la izquierda. Sin embargo, los guionistas Gianfranco Clerici y Vincenzo Mannino se inspiraron, para escribir su guion, en una película estrenada unos años antes de La última casa a la izquierda: El incidente (The Incident, Larry Pearce, 1967). En esta película, una pareja de maleantes acosa y toma como rehenes a los pasajeros de un vagón de metro, un reflejo de la parte más oscura de la Nueva York de la época. Cuando el proyecto llegó a manos del director Ruggero Deodato, que se puso a trabajar en él casi de inmediato tras terminar Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980), añadió otra inspiración para hacer el proyecto suyo.

En Italia, en 1975, tres jóvenes secuestraron, violaron y torturaron a dos jóvenes de 17 y 19 años. Mataron a la más joven, pero la otra sobrevivió al hacerse la muerta y lograr así escapar de sus captores. Este crimen causó una gran impresión no solo por lo monstruoso, también porque los culpables eran tres jóvenes de clase alta que acudían a una exclusiva academia privada católica, que colaboraban con grupos de extrema derecha (si bien el hecho de que eran fascistas se silenció durante el juicio), mientras que las dos chicas provenían de la clase trabajadora y acudían a una escuela pública. Unas implicaciones sociales que no pasaron desapercibidas, en especial durante una época tan politizada como la década de la que estamos hablando.  Deodato explica en una entrevista que sentía un enorme desprecio por estos jóvenes de clase alta, para mostrarlo se inspiró en este crimen, conocido como la masacre de San Felice Circeo que era donde estaba la villa en la tuvo lugar, procurando que su película fuera lo más realista posible.

El enfoque de Deodato hace que uno de los temas principales del film sea la lucha de clases, si bien tratado de manera que parece que el director nos dice que todos son igualmente terribles. Alex y Ricky, miembros de la clase baja, son presentados como criminales, aunque Ricky tenga algo de inocencia que Alex todavía no ha conseguido destruir. Por su parte, el resto de personajes, miembros de la clase alta, son presentados como víctimas, pero también como instigadores y, en algunos aspectos al llegar a la conclusión, incluso peores que Alex. Aparte de Ricky, que muestra ciertos escrúpulos y se niega a llevar a cabo algunas de las cosas que le pide Alex, y de Gloria (Lorraine De Selle), que también muestra ciertos escrúpulos y se planta ante el grupo, el único personaje completamente inocente es Cindy (Brigitte Petronio), que sufre uno de los momentos más brutales de la película a causa de esa misma inocencia. Esto hace que La casa sperduta nel parco sea un film cínico y nihilista, que nos sumerge en un mundo amoral en el que no hay héroes. No busca la satisfacción visceral de películas de venganza, es más incómoda y confrontativa.

Este era un enfoque habitual en el cine italiano de la época, al igual que era habitual usar canciones dulces en escenas brutales como contraste, en este caso Sweetly del compositor de la banda sonora Riz Ortolani. La misantrópica mirada que Deodato ya había empleado en Holocausto caníbal, que aparece también en películas de la época como Condenados a vivir (Joaquín Luis Romero Marchent, 1972), es más pronunciada en Trampa para un violador. Así, House on the Edge of the Park, como se conoce en el mercado anglosajón, es una película difícil de ver, pero poderosa, también gracias a un reparto que eleva algunos momentos de la película, como hacen David Hess y Annie Belle. No la recomiendo de forma indiscriminada, pero es toda una experiencia.

El tráiler de La casa sperduta nel parco es memorable también. Usaron el título en inglés y lo escribieron mal, algo que uno esperaría que sería uno de los puntos claves que querrían que le quedase claro al espectador.

 

23 may 2025

Una cuestión de clase: Violación en el último tren de la noche

 


 

He llegado a la conclusión que Violación en el último tren de la noche (L'ultimo treno della notte, Aldo Lado, 1975) es a La última casa a la izquierda (Last House on the Left, Wes Craven, 1972) lo que La muerte tenía un precio (Per qualche dollaro in più, Sergio Leone, 1965) es a Yojimbo (Yôjinbô, Akira Kurosawa, 1961). Puede que una empezara como una copia de la otra, pero mediante el talento de sus respectivos cineastas se convirtieron en clásicos por méritos propios. Incluso me atrevería a afirmar que, y vayan preparando la hoguera los puristas para quemarme, el film de Aldo Lado es superior al de Wes Craven en varios aspectos. Esto es algo que no pensaba cuando comenté por primera vez esta película, pero al verla otra vez, en una reciente edición en 4K, mi opinión sobre ella ha cambiado completamente. Por eso este nuevo artículo.

El clásico de Craven se estrenó en Italia en 1973, país en el que, como en la mayoría de lugares en que se estrenó, fue un gran éxito, si bien cargado de polémica. Y, siguiendo la tradición, su éxito inspiró a diversos productores a poner en marcha películas que imitaran la de Craven para intentar atraer a los espectadores con su mezcla de sexo y violencia. Por su parte, Aldo Lado acaba de cosechar bastante éxito con una serie de películas dramáticas y cómicas, alejadas de los dos clásicos gialli con que empezó su carrera como director, La corta noche de las muñecas de cristal (La corta notte delle bambole di vetro, 1971) y ¿Quién la ha visto morir? (Chi l'ha vista morire?, 1972). Cansado de que le ofrecieran hacer solo películas parecidas a las que ya había hecho, Lado y el director Pupi Avati llevaban un tiempo trabajando en una adaptación de la infame obra del Marqués de Sade Los 120 días de Sodoma. El proyecto no se realizó y más tarde sería Pier Paolo Pasolini quién adaptara la obra de Sade en el polémico clásico Saló o los 120 días de Sodoma (Salò o le 120 giornate di Sodoma, 1975). Lado había trabajado en una adaptación que convirtiese Los 120 días de Sodoma en una alegoría política, de modo que cuando le propusieron hacer Violación en el último tren de la noche, es lógico que le atrajese el proyecto para explorar los temas que no pudo tratar en la abortada adaptación de Sade. Lado no había visto la película de Craven, pero seguramente sí que había visto El manantial de la doncella (Jungfrukällan, Ingmar Bergman, 1960), de modo que seguramente reconoció la estructura de la historia. Su adaptación, sin embargo, añade interesantes variaciones y personajes que hacen de ella una película compleja, cínica y perturbadora.

El argumento de Último tren arranca de forma más o menos familiar. Lisa (Laura D'Angelo), después de un tiempo estudiando en Alemania, vuelve a casa para pasar la Navidad. Acompañada de su prima Margaret (Irene Miracle), las dos viajan en tren de vuelta a Italia. Allí las esperan los padres de Lisa, el doctor Stradi (Enrico Maria Salerno) y Laura Stradi (Marina Berti). Hasta aquí todo bien, pero durante el viaje en tren, Lisa y Margaret se cruzan con Fausto (Flavio Bucci) y Grasso (Gianfranco de Grassi), dos criminales que se han colado en el tren. Junto a una misteriosa señora de bien (Macha Méril), los tres procederán a torturar y violar a las dos jóvenes, culminando el ataque en el asesinato de ambas. Sin sospechar lo que ha sucedido, los padres de Lisa esperan la llegada de las dos chicas, hasta que ellos también se cruzarán con el trío de asesinos violadores.

Lo que diferencia el film de Lado es la personal manera en que afronta los temas sociales presentes en el argumento. En este tipo de películas es habitual una escena en que personajes discuten sobre los males de la sociedad, la violencia, la criminalidad... Discusiones vacías cargadas de clichés pensadas para reflejar la hipocresía de los protagonistas, que normalmente al inicio del film mantienen una postura en la teoría para luego dar un giro de 180 grados cuando llega el momento de la venganza. El ejemplo más popular sería el de El justiciero de la ciudad, que presenta al personaje que interpreta Charles Bronson como un pacifista tolerante que luego se transforma en un violento justiciero.  Esta escena también la encontramos en el film de Lado, en la que un grupo de miembros de la alta sociedad discuten sobre los males de la sociedad y hasta que punto esta es responsable. Esta discusión se intercala con momentos del abuso que sufren Lisa y Margaret. A primera vista esto podría indicar que Lado está diciendo que la sociedad no es culpable de nada, estos maleantes de poca monta son los únicos responsables. Y sería así si no fuera por la presencia del personaje que interpreta Macha Méril.

Únicos en el film de Lado son dos personajes que le añaden complejidad al discurso de la película. Son dos personajes que no reciben nombre y apenas se sabe nada de ellos, más allá que son representantes de lo que se consideraría la alta sociedad. Gente de bien y respetable. Uno de ellos es conocido simplemente como el voyeur, interpretado por Franco Fabrizi. Se nos presenta como un personaje esnob, que mira por encima del hombro a aquellos que son de clase inferior. Cuando pasa por el departamento en el que Lisa y Margaret están siendo retenidas y atacadas, no hace nada más que quedarse observando. Luego, cuando es descubierto se ve forzado a participar. Y huye a la mínima oportunidad. Este personaje se revela como un respetado padre de familia que regresa con su familia por Navidad, que sea padre hace que aún sea peor su actitud hacia el trato que reciben las dos jóvenes. El otro personaje es la ya mencionada señora de bien de Macha Méril. Otra integrante de la alta sociedad que actúa con altivez, su auténtica naturaleza se revela cuando Fausto decide seducirla. A mitad de la primera escena entre ambos se produce un cambio y la señora pasa a ser la dominante. Es debido a ella que la situación llega lo lejos que llega, manipulando y animando a Fausto y Grasso para que vayan cada vez más lejos. Incluso los dos criminales tienen momentos de remordimiento, momentos en que parece obvio que quieren terminar con la situación antes de que se desmadre. Pero la señora los lleva al extremo, empoderada por su situación social de alto nivel, usando el dinero para controlar a Fausto y a Grasso cuando las palabras no bastan. Mientras que Fausto y Grasso son simples agentes del caos, que no siguen ninguna política y buscan la satisfacción inmediata, la señora es la gran villana de la película, usada por Lado como un arquetipo de la clase alta corrupta y dominante que ya atacaba en sus primeras películas.

Otro aspecto que destaca de Último tren es el estilo con que está filmada. El clásico de Craven tiene un estilo crudo, semidocumental, que viene motivado tanto por las intenciones como por la inexperiencia de los cineastas. Lado ya era un consumado cineasta con una larga experiencia cuando se puso a filmar esta película, lo que se demuestra en la manera en que crea una atmósfera inquietante y perturbadora sin necesidad de ser explícito. La manera en que Lado logra perturbar al espectador hace que sea una película difícil de ver en algunos momentos, pero demuestra también lo poderosa que es. Además, el director renuncia a ofrecer al espectador cualquier tipo de satisfacción visceral, dejándolo con un final oscuro y cínico, de acuerdo a la época en que fue filmado.

En definitiva, la película de Lado puede que partiese como un intento de explotar el éxito de otra película, pero su talento como cineasta hace de L'ultimo treno della notte un potente clásico de culto por derecho propio.

 

16 may 2025

Semilla negra (Seedpeople)

 


 

Charles Band le disputó el título de rey de la serie B a Roger Corman durante gran parte de la década de los 80 y de los 90 del siglo XX. Primero a través de su productora Empire y, cuando esta entró en bancarrota, con su productora Full Moon. Band llenó las estanterías de los videoclubes con películas de bajo presupuesto pero con altas dosis de diversión. Respaldó la primera Re-Animator (Stuart Gordon, 1985), creó la saga Puppet Master (1/2) además de crear otras diversas sagas y títulos clásicos para los amantes de la serie B. Semilla negra (Seepeople, Peter Manoogian, 1992) es un perfecto ejemplo del típico producto "Band", una película de serie B llena de guiños y efectos especiales viscosos para atraer a los exploradores de los videoclubes.

Tom Baines (Sam Hennings) está siendo tratado en un hospital de diversas heridas. Rozando el histerismo, Tom cuenta desesperado su historia al agente especial Weems (Michael Gregory), con la esperanza de que impida que el mal que ha surgido en el pequeño pueblo de Comet Valley se extienda al resto del mundo.

Tanto en su estructura como en su trama, Semilla negra es una descarada copia de La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956).  Es bastante obvio, sobre todo cuando un histérico Tom empieza a narrar la historia de cómo volvió al pueblo de su infancia, en el que algunos habitantes parece que empiezan a cambiar de personalidad de la noche a la mañana. Pero es una copia hecha con gracia a la que se le añade un toque original: tres modelos de monstruos espaciales distintos en que se transforman algunos de estos "ladrones de cuerpos". Así, además del habitual desarrollo que vemos en películas de este estilo, tenemos también sangrientos ataques monstruosos que animan la película. El director Peter Manoogian había trabajado anteriormente con Band dirigiendo un segmento de El amo del calabozo (The Dungeonmaster aka Ragewar, 1984) y la entretenida y desmelenada Los aniquiladores (Eliminators, Peter Manoogian, 1986), de modo que sabía bastante bien el tipo de película que buscaba Band. Manoogian concentra en los ajustados 80 minutos que dura la película los momentos claves de este tipo de historias, sin olvidar la acción "monstruosa".

Obviamente, el aficionado al género ya sabe cómo avanzará la trama y tiene una idea muy clara de cómo será la escena final. Pero el mérito de la película es que, a pesar de todo, resulta entretenida. No es un clásico ni mucho menos, pero los aficionados al cine de serie B seguramente se divertirán con esta imitación, que a pesar de sus limitaciones es mejor que títulos como Invasión (The Invasion, Oliver Hirschbiegel, 2007). Si el tráiler os hace gracia, seguramente la película será de vuestro gusto.

 

9 may 2025

Hércules en el centro de la Tierra (Ercole al centro della Terra)


 


 

Mario Bava fue un maestro del cine. Un genio que no fue apreciado en su momento, cuyo talento se hace más obvio al ver cómo sus películas aumentan su valor a lo largo de los años. Una de las mayores muestras de su genialidad es Hércules en el centro de la Tierra (Ercole al centro della Terra, 1961), en la que el director convierte lo que podría haber sido un típico peplum de la época en una épica película de terror.

El malvado Lico (Christopher Lee) ha hecho un pacto con el señor del Hades para convertirse en rey y sumir el mundo en la oscuridad. Lico, además, mantiene presa de su magia negra a la princesa Deianira (Leonora Ruffo) para poder mantenerse en el poder. Pero la princesa Deianira está prometida a Hércules (Reg Park), que está dispuesto a viajar al mundo infernal del Hades con tal de salvar a Deianira. Hércules emprende su viaje acompañado de Teseo (George Ardison) y Telemaco (Franco Giacobini).

Introducir en el peplum elementos fantásticos y sobrenaturales era algo natural, aunque sea solo por los orígenes mitológicos de algunos de los personajes protagonistas de estas películas. Pero Bava fue un paso más allá al transformar la aventura de Hércules en una película de terror bastante oscura para la época, a pesar de adaptar los elementos mitológicos para que fueran aptos para todos los públicos. De hecho, en algunos países se acentuaba el elemento sobrenatural en el título, cambiándolo por Hércules contra los vampiros, aprovechando también la fama de Christopher Lee como Drácula, a pesar de que no se trata de vampiros las criaturas contra las que se enfrenta Hércules. El inicio del film es parecido a los inicios típicos que podemos ver en este tipo de películas, con la excepción de que Bava no pierde el tiempo en introducir escenas de acción en la historia. Pero, a medida que avanza la historia, una atmósfera surrealista y fantástica se va apoderando del film. El resultado es un increíble espectáculo que incluye planos pioneros, como el rostro de Lee reflejado en un charco de sangre luego imitado centenares de veces, y secuencias bellamente terroríficas como la que muestra a los muertos surgiendo de la tumba.

Y el mayor mérito es que Bava logró crear este espectáculo terrorífico con un presupuesto bajo. Para crear los templos y decorados contaba con cuatro columnas, una puerta y una pared, literalmente. Empleó diversos trucos para añadir dimensión a los decorados y multiplicar el número de columnas, trucos que también usó para la creación de los paisajes infernales.

Se puede decir que la historia es bastante sencilla y algunos puntos dramáticos no tienen mucho sentido. Pero, en el caso de esta película, son cosas que no tienen la más mínima importancia, debido a que Bava se centra sumergir al espectador en una fantasía inquietante, intoxicándolo con un delicioso festín visual. Es un clásico que no puede estar más recomendado, que para disfrutar al máximo se ha de hacer viendo el montaje italiano (85 minutos), no las versiones recortadas como la americana o la inglesa.

4 abr 2025

Devil Fetus (Mo toi)

 


 

Nunca habría pensado que llegaría un momento en mi vida en que si alguien me preguntara si he visto alguna película con un feto asesino, podría contestar que, de hecho, he visto varias. Y, sí, el feto diabólico que se menciona en el título en inglés de Devil Fetus (Mo toi, Hung-Chuen Lau, 1983) solo aparece unos segundos en pantalla, pero cuenta lo mismo, creo yo. Además, está película tiene mucho más delirio, locura y terror que ofrecer al espectador además de la breve aparición de un feto diabólico.

Aquí es normalmente donde hago una sinopsis de la película sobre la que se centra el artículo. Pero para llegar al centro de la trama tendría que hacer muchos destripes, debido a la episódica manera en que se construye. Se puede decir que todo arranca cuando la abuela Cheng (Sha-Fei Ouyang) acompañada de una de sus nueras asiste a una subasta benéfica. Cuando se pone en subasta una extraña figura de jade, la nuera se ve forzada a comprarla después de que parezca que la figura se gira para mirarla directamente. A partir de aquí tiene lugar toda una serie de fenómenos extraños, muertes grotescas, violaciones demoníacas, posesiones y batallas místicas con demonios.

El director Hung-Chuen Lau ha ejercido principalmente como director de fotografía, trabajando con directores como Ringo Lam y Sammo Hung. El talento de Lau se demuestra en cómo consigue que esta película de bajo presupuesto tenga un aspecto fantástico, dando la impresión de que fue mucho más cara de hacer de lo que fue en realidad. El hecho de la lógica narrativa sea secundaria realmente no importa, cuando el director nos regala secuencia fantástica tras secuencia fantástica. Mete en una batidora influencias occidentales y orientales para crear un cóctel de momentos terroríficos, surrealistas y delirantes. Tenemos lo que es en realidad el prólogo, lo que sucede después de que se compra la figura de jade, que nos ofrece ya un par de escenas impactantes. Luego, el desarrollo de la historia, con las posesiones, es más tranquilo pero igualmente contiene momentos ojipláticos. Y llegamos a la última media hora de la película, una de las más increíbles y alucinantes que os podréis encontrar en esta y tres o cuatro realidades más. Para añadirle surrealismo, la banda sonora de la película está llena de temas cogidos de las bandas sonoras de otras películas, sin pagar derechos por supuesto, como, por ejemplo, Humanity -Pt. 1 que Ennio Morricone compuso para la obra maestra La cosa (The Thing, John Carpenter, 1982).

Aunque la historia que se cuenta en el fondo es una historia de posesiones, está contada de manera que te provoca esa deliciosa sensación de no saber qué pasará a continuación. ¿Qué nueva secuencia demencial tiene planeada el director? Y cuando alguien que ha visto cosas como Death Bed: The Bed That Eats (George Barry, 1972)The Seventh Curse (Yuen Chun Hap yu Wai See Lee, Ngai Choi Lam, 1986) o Seeding of a Ghost (Zhong gui, Kuen Yueng, 1983) os dice que Devil Fetus es imprevisible, no es algo que se dice a la ligera. Devil Fetus es más efectiva porque, como ya he dicho, Lau era un director con un gran talento para lo visual, lo que hace que sea doblemente efectiva. En definitiva, una joya del cine demente muy recomendada a los que no tengan miedo de adentrarse en el lado más salvaje del cine, que ahora se puede disfrutar sin censura.

 

17 mar 2025

Han cambiado de cara (...hanno cambiato faccia)

 


 

Vista cuando se estrenó en los 70 del siglo XX, Han cambiado de cara (...hanno cambiato faccia, Corrado Farina, 1971) debía parecer una sátira pasada de vueltas de una sociedad dominada por el capitalismo. Por desgracia para nosotros, vista hoy día Han cambiado de cara parece un documental.

Alberto Valle (Giulano Esperati) es un humilde ejecutivo al que se le comunica que Giovanni Nosferatu (Adolfo Celi), el propietario de la compañía para la que trabaja Alberto, quiere recibirlo en su mansión. Alberto ve en esta invitación una oportunidad para hacer realidad su ambición de subir puestos, pero cuando llega allí una serie de extraños sucesos y personajes le hacen sospechar que tras lo que parece un simple complejo industrial se oculta una terrible conspiración.

Esta película está incluida en el pack Danza Macabra: Volume Two editado por Severin y fue una de las razones por las que lo compré. Soy fan de Baba Yaga (1973) y siempre tuve curiosidad por ver más trabajos del director Corrado Farina. Pero Farina solo dirigió dos películas, siendo su debut en el largometraje el film sobre el que trata este artículo. Sin embargo, Han cambiado de cara era una película notoriamente difícil de ver fuera de Italia, su país de origen. Allí sí que fue editada en DVD a principios del siglo XXI pero en una edición solo con subtítulos en italiano.

La película ya presenta la sensibilidad pop que haría tan especial Baba Yaga, pero aquí este estilo está puesto al servicio de una una sátira del capitalismo, utilizando a los vampiros como alegoría. Más absurda que Thirst (Rod Hardy, 1979),  otra película que utiliza los vampiros como alegoría del capitalismo, Han cambiado de cara utiliza la historia clásica de Drácula de Bram Stoker como punto de partida. Como un Jonathan Harker contemporáneo, Alberto Valle parte en un viaje que espera le haga prosperar económicamente. Farina, aunque se trata de una comedia negra, sigue todos los clichés del género de la época, pero dándoles un giro moderno. Por ejemplo, los esbirros del vampiro utilizan coches para cumplir las órdenes de su amo en lugar de caballos. Unos coches que eran Fiats, una manera de aludir a Gianni Agnelli, entonces presidente de la Fiat y que era un ejemplo de empresarios poderosos con influencia sobre los políticos de los que Giovanni Nosferatu es una parodia (un equivalente actual y patrio sería Florentino Pérez).

Farina, antes de ser director de cine, estuvo trabajando dentro de una empresa publicitaria, así que gran parte de la sátira está dirigida a este mundo. El director presenta un mundo en el que la publicidad es omnipresente, continuamente forzando su mensaje en el individuo, incluso en la ducha. Este tipo de crítica era bastante habitual en la época, cuando la publicidad estaba evolucionando hacia el marketing de la actualidad. Ahora parece que ya nos hemos acostumbrado al bombardeo constante, porque ya no sorprende tener mensajes publicitarios en todas partes y estos ataques a la manipulación publicitaria ya no son tan habituales. Ni siquiera el cine de arte y ensayo se libra en la película de Farina, ya que en una de las escenas más memorables se ofrece una parodia del cine de Godard y Fellini, reconvertido en anuncios publicitarios.

En la película también se trata la política de género. En su viaje hacia la mansión de Nosferatu, Alberto conoce a Laura (Francesca Modigliani), una mujer que representa la libertad fuera del capitalismo. Es la oportunidad que se le presenta a Alberto para escapar del mundo de Nosferatu. Sin destripar nada, podríamos decir que el film tiene un mensaje bastante pesimista que, de nuevo, hace que resuene con bastante fuerza en nuestro presente.

Y ojalá no fuera así. Pero en la sociedad en que vivimos, con el fascismo en alza y los derechos sociales atacados constantemente, Han cambiado de cara es una representación bastante acertada de nuestro mundo, teniendo en cuenta la exageración propia de la sátira. También resulta inquietante por cómo te hace reflexionar por el futuro que nos espera.

 

28 feb 2025

Danza macabra


 

Barbara Steele se convirtió en una figura de culto como reina del terror gótico y Danza macabra (Antonio Margheriti, 1963) es uno de los títulos más notables que contribuyó a cimentar su popularidad. Y no es de extrañar, es un título que se ha convertido en un clásico del género, lo que es más meritorio si tenemos en cuenta las condiciones en que se filmó.

Cómo esta pequeña joya del terror gótico se puso en marcha no puede estar más alejada del terror. Para la típica comedia de Totò El monje de Monza (Il monaco de Monza, Sergio Corbucci, 1963), los productores financiaron la construcción de unos elaborados decorados para representar el interior de un castillo. Con la intención de aprovechar la inversión realizada, se le pidió al director Sergio Corbucci que aprovechase los decorados para filmar otra película, para lo que el director encargó un guion a Bruno Corbucci y Giovanni Grimaldi. Teniendo en cuenta la localización, Corbucci y Grimaldi escribieron una película de terror ya que entonces el gótico italiano empezaba a despuntar. Además, decidieron vender la idea de que se trataba de una adaptación de un inexistente cuento de Edgar Allan Poe, entonces popular debido al éxito de las películas dirigidas por Roger Corman.

Teniendo en cuenta las limitadas localizaciones, el bajo presupuesto y que tenía que ser rodada en una semana, no es de extrañar que su argumento sea bastante sencillo. El periodista Alan Foster (Georges Rivière) llega a una posada para entrevistar a Edgar Allan Poe (Silvano Tranquilli). A la conversación se une Lord Thomas Blackwood (Umberto Raho), que, viendo el escepticismo de Foster respecto a la existencia de lo sobrenatural, apuesta con el reportero que pase una noche en el castillo de Blackwood. Obviamente, Foster acepta pasar una noche en el castillo, esperando no encontrar nada... Hasta que aparece Elisabeth Blackwood (Barbara Steele), la cual Foster creía muerta. La aparición de Elisabeth solo es la primera de otras que seguirán, convirtiendo lo que Foster pensaba sería una noche aburrida en una terrorífica pesadilla.

Con el guion listo, Sergio Corbucci tuvo que retirarse del proyecto, debido a que tenía otra película ya apalabrada para filmar, por ello Corbucci sugirió a su amigo y colega Antonio Margheriti para que la dirigiera. El proyecto no era fácil, rodar una película en apenas una semana, pero el guion terminado le gustó mucho a Margheriti. Además, los decorados estaban ya a punto para rodar, el director tenía bastante experiencia con los efectos especiales y utilizó un sistema de tres cámaras para ahorrar tiempo a la hora de filmar las escenas. Con todo, luego Corbucci colaboró rodando una secuencia de manera no acreditada, de la misma manera que Margheriti había hecho para él en el pasado.

Aunque la historia no es particularmente original (si bien cuando se filmó no había sido tan repetida la premisa de un escéptico al que se desafía a pasar la noche en un sitio encantado), la ambientación y los toques góticos hacen que sea una experiencia deliciosa para los amantes del género. En particular, destaca la idea de los fantasmas que necesitan sangre humana. Otro aspecto que destaca para la época en que fue rodada es una trama lésbica, seguramente era la primera vez que se trataba de forma tan abierta en el cine italiano, que protagonizaban Barbara Steele y Margrete Robsahm, quien interpreta a una de las almas atrapadas en el castillo. Al parecer fue algo problemática de rodar ya que, incomprensiblemente, Robsham tenía problemas para besar a Steele, algo que desafía a la lógica. Por supuesto, la trama fue completamente eliminada de la versión americana de la película, titulada Castle of Blood. También fue eliminada de la versión americana una secuencia pensada para el mercado francés, en que aparece la actriz Sylvia Sorrente, que interpreta a otra víctima del castillo, en toples. Algo sin duda chocante en 1963 aunque hoy día sea algo bastante suave.

Pero lo que hace realmente atractiva la película es la atmósfera de terror gótico, muy lograda en secuencias como la que muestra uno de los fantasmas volviendo de la tumba y los toques de perversidad puramente gótica. Aunque posiblemente el mayor mérito del film sea que tenga el aspecto de una cuidada producción de buen presupuesto cuando se trataba de una producción barata puesta en marcha para aprovechar unos decorados. Eso es talento de verdad.

La película demostró ser tan popular que Margheriti dirigió una nueva versión de su película apenas unos años después titulada La horrible noche del baile de los muertos (Nella stretta morsa del ragno, 1971). La nueva versión sigue al pie de la letra el guion del original añadiendo solo algo nuevo al inicio, aprovechando que se contaba con Klaus Kinski en el papel de Edgar Allan Poe. Pero es Danza macabra la película que se ha mantenido como un clásico del género. Un título que no deben perderse los amantes del terror, siempre que sea la versión sin cortes.

 

21 feb 2025

El rostro de la muerte (Alice, Sweet Alice)

 


 

Seguramente os habréis encontrado El rostro de la muerte (Alice, Sweet Alice aka Communion aka Holy Terror, Alfred Sole, 1976) en incontables ediciones chungas en DVD e infinidad más de copias por Internet. El estudio que originalmente la financió se olvidó de ponerle el copyright, así que se puede encontrar editada de diversas formas, todas ellas de pésima calidad. Maltratada de un modo que es difícil ver la calidad y fantástica destreza cinematográfica con que fue realizada, así como su importante lugar dentro del cine de terror. Por suerte, una reciente edición en 4k y Blu-ray por fin hace justicia a esta pequeña obra maestra.

El año es 1961 y nos encontramos en una pequeña comunidad donde la iglesia tiene un papel importante. La joven Karen Spages (Brooke Shields) se prepara para celebrar su primera comunión, pero es asesinada durante la ceremonia. La policía y parte de la familia sospecha que la culpable es su hermana Alice (Paula E. Sheppard), que es una niña conflictiva y de mal carácter. Se repiten los ataques y asesinatos, de modo que Alice es puesta bajo custodia. Su madre Catherine (Linda Miller) y su padre Dominic (Niles McMaster), que llevan un tiempo separados, se reúnen con el objetivo de demostrar la inocencia de su hija.

Una de las primeras cosas que llaman la atención de esta película es que parece una prestigiosa producción de Hollywood, a pesar de ser una producción independiente que contaba con un presupuesto muy bajo. Ya el simple hecho de tratarse de una producción de época habla de la ambición de los cineastas, además de que ha ayudado a que la película se haya mantenido actual. Es también una de las películas americanas que más parecen notar la influencia del giallo italiano, si bien sea, como comentó el director Alfred Sole, a través de la influencia de Alfred Hitchcock y Amenaza en la sombra (Don't Look Now, Nicolas Roeg, 1973). Por supuesto, el principal comentario que se hace sobre ella es que es un notable proto-slasher.

Estrenada entre Navidades negras (Black Christmas, Bob Clark, 1974) y La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978), su papel dentro de la evolución del género es obvio cuando se ve al asesino enmascarado atacando con viciosa brutalidad cuchillo en mano. Por ello se reestrenó en los 80 en plena fiebre slasher y aprovechando también la popularidad de Brooke Shields entonces. Pero está claro que las intenciones de Sole van más allá de construir una efectiva película de suspense y terror (que lo consigue, lo cual tiene ya mucho mérito) sino que en el guion que escribió el director y Rosemary Ritvo le añade a la trama principal un diverso subtexto, en el que encontramos temas como la influencia de la iglesia. El tema principal parece ser el abuso. Alice se perdió muchas cosas porque sus padres se divorciaron cuando ella tenía la edad de su hermana Karen, cosas que ahora recibe Karen. Alice tiene doce años, aún es una niña, pero muchos de los adultos a su alrededor reaccionan hacia ella como si fuera ya una mujer. Míster Alphonso, el casero, interpretado por Alphonso DeNoble que parece que se haya escapado de una película de John Waters, tiene una relación odio/desprecio con Alice, parece que ambos disfrutan haciéndose la puñeta, hasta que hay un momento en que él intenta violarla. Cuando a Alice la están sometiendo a la prueba del polígrafo para ver si ha matado o no a su hermana, el técnico hace un casual comentario con otro policía sobre los pechos de Alice bastante sórdido y perturbador teniendo en cuenta que es referencia a una niña de doce años (aunque la actriz que la interpretaba tenía 19 años entonces). Teniendo en cuenta el panorama, parece comprensible que para Alice la llegada del periodo sea algo traumático, algo que la coloca más cerca de la colección de pervertidos que parecen estar atraídos por ella.

Sumada la calidad cinematográfica, la excelente edición y los movimientos de cámara, y la calidad dramática, cuesta creer que no fuera un gran éxito de taquilla, a pesar de que incluso tuvo buenas críticas algo difícil en este tipo de películas. Pero Sole tuvo bastante mala suerte. La película iba a ser adquirida por Columbia, pero uno de los abogados propietarios de los derechos pidió demasiado dinero, estropeando las posibilidades de que fuera estrenada a lo largo del país. El estudio que finalmente la adquirió decidió cambiar el título original, Communion, por el de Alice, Sweet Alice, título que a Sole no le gustaba nada. Más tarde recibió un título peor, Holy Terror, cuando volvió a reestrenarse para aprovechar la popularidad de Shields, creando un tráiler en el que parece que ella es la protagonista cuando solo aparece al inicio del film. Con sus siguientes dos películas como director, La isla virgen (Tanya's Island, 1980) y Desmadre en las aulas (Pandemonium, 1982), no tuvo mejor suerte, por eso se decidió pasar a ser diseñador de producción, lugar en el que tuvo una larga y provechosa carrera. Pero es una lástima que Alice, Sweet Alice no fuera el éxito que se merecía ser, tal vez habríamos tenido más películas como esta maravilla que puede que ahora sea apreciada como se merece.