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4 oct 2024

Trilogía de La Mujer




De momento, el siglo XXI no ha dado iconos del terror tan populares e icónicos como los surgidos durante la década de los 80 del siglo XX. Uno de los más innovadores e interesantes de los iconos surgidos durante el siglo XXI es La Mujer, interpretada por Pollyanna McIntosh en tres películas de terror muy distintas entre sí en ejecución pero similares en temática. Una trilogía, hasta ahora, que surge del cine de terror más independiente y salvaje, que desafía al espectador tanto psicológicamente como visualmente. Una trilogía que debería ser más conocida de lo que es, creo yo, de ahí este artículo en el que espero queden claras las grandes virtudes de estas películas.

La Mujer tiene un origen literario de pedigrí. Durante la década de los 80 del siglo XX empezaron a surgir nuevas corrientes dentro de la literatura de terror, que en diversas ocasiones se entrecruzaban. Me refiero al splatterpunk y al terror extremo que, aprovechando el boom de novelas de terror producido por la popularidad de Stephen King, iban mucho más lejos en cuanto a lo explícito de su violencia y a la hora de romper tabúes. Uno de los pioneros de esta vertiente más extrema fue Jack Ketchum, que despertó una gran polémica con su primera novela Off Season, publicada en 1981. La novela cuenta la historia de un grupo de amigos que, mientras pasan un fin de semana en una apartada cabaña en la montaña, son atacados por una tribu de caníbales. Un argumento que hoy día no parece muy original, pero el propio Stephen King la recomendó por la efectiva manera en que la novela metía el horror en el lector. Incluso teniendo en cuenta que entonces se publicó una versión censurada, su impacto fue innegable y abrió el camino para otros autores como Richard Laymon.



Casi veinte más tarde de que se publicara Off Season, Ketchum publicó una versión restaurada sin censurar de la novela (la que está ahora disponible en inglés). Esta novela llamó la atención del cineasta Andrew van den Houten, que ya había producido la adaptación de otra obra de Ketchum, la perturbadora y escalofriante novela La chica de al lado en una película dirigida por Gregory Wilson en 2007. Pero los derechos de Off Season habían sido vendidos y no estaba disponible para ser filmada. Por suerte, en 1991 Ketchum había escrito la secuela Offspring, en la que se desarrolla el personaje de La Mujer, así que Van den Houten se decidió a producir y dirigir una adaptación de esta novela.

Offspring (2009) contó con guion del propio Ketchum, así que sobra decir que es muy fiel a la novela. Tan fiel que es casi tan brutal y salvaje como su versión literaria. Los Halbard, David (Andrew Elvis Miller) y Amy (Amy Hargreaves), son los orgullosos padres de una recién nacida, viven en una gran casa en el campo y su trabajo no podría ir mejor. Todo va a la perfección. Hasta que reciben la visita de Claire Carey (Ahna Tessler), acompañada de su hijo Luke (Tommy Nelson), que llega huyendo de su ex marido Stephen (Erick Kastel). Pero el terror llega cuando son atacados por un clan de caníbales en busca de la poderosa sangre de un bebé.

La película de Van den Houten canaliza los aspectos más brutales y salvajes de películas como Caníbal feroz (Cannibal Ferox, Umberto Lenzi, 1981) y Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, Wes Craven, 1977), sin ninguna contención, aprovechando que fue una película producida de forma independiente. Como el film clásico de Wes Craven, lo que hace interesante Offspring es que la película tiene más profundidad de lo que parece a primera vista. Se plantea la cuestión de quién es realmente malvado entre lo que hacen los caníbales y el personaje que interpreta Erick Kastel. Pero, claro, el principal impacto en el espectador lo provocan las sangrientas escenas de los ataques del clan caníbal en el que destaca La Mujer, gracias a la interpretación de Pollyanna McIntosh. La actriz la convierte en un personaje temible e inquietante. De hecho, su interpretación es tan poderosa que Van den Houten decidió cambiar su destino original, tras consultarlo con Jack Ketchum. Ketchum no puso inconveniente, porque él mismo ya había hecho algo parecido entre Off Season y Offspring.

Fue rodada originalmente en 16 mm, lo que le da un aspecto que recuerda al de las películas de finales de los 70 que homenajea. Si bien es algo que se puede apreciar en la edición 4K/Blu-ray más reciente, porque originalmente se editó en DVD con un aspecto que parecía rodada en video sin mucha gracia. Pero el film sobrevivió, dejando su sangrienta marca en los aficionados al terror.




Andrew van den Houten le mostró una primera versión de la película al director Lucky McKee, que mostró su interés por el personaje de La Mujer. Sugirió entonces hacer una secuela, con Jack Ketchum escribiendo una novela y él un guion cinematográfico. Ketchum le dijo entonces que por qué no escribir juntos novela y guion, que es lo que finalmente hicieron. Primero escribieron la novela y luego la adaptaron, así nació The Woman (Lucky McKee, 2011).

Chris Cleek (Sean Bridgers) se encuentra de caza cuando descubre la presencia de La Mujer (McIntosh) en el bosque. Chris decide secuestrarla y tenerla prisionera en su casa, con la intención de "civilizarla" y convertirla en una mujer "de verdad". Su familia reacciona de distinta manera a la nueva presencia. Belle Cleek (Angela Bettis) siente cierta aprensión pero ha aprendido por las malas a obedecer a su marido. El hijo Brian (Zach Rand) se siente muy excitado con la recién llegada. Darlin' (Shyla Molhusen), la hija pequeña, no acaba de entender la situación, solo que se supone que tienen que ayudar a La Mujer a curarse. La única que parece ver lo equivocado y perverso de la situación es la hija mayor del clan, Peggy (Lauren Ashley Carter).

La reacción del clan Cleek no es la más normal ante la situación, la razón de ello se revelará a medida que vamos conociendo más a los Cleek. Una familia que, en apariencia, parece muy típica y normal, pero está llena de oscuros secretos. La Mujer, por otro lado, es más honesta y no pretende ser otra cosa que lo que es: una mujer salvaje que come carne humana. El tema de la auténtica naturaleza del mal y la hipocresía de la civilización ya aparece en Offspring, pero The Woman es una película muy distinta a su predecesora. No es solo que el estilo sea distinto, lo que es de esperar al ser dirigidas por distintos directores, sino que la película de Lucky McKee cuenta un tipo de historia distinto que se aparta de la secuela habitual. Arranca poco después de lo sucedido en la anterior, pero no continua con la venganza de La Mujer sobre los supervivientes de Offspring o muestra un nuevo ataque del clan caníbal con la subsiguiente batalla por la supervivencia, enfoques más típicos y habituales. The Woman opta por una trama más psicológica, aunque sin abandonar el terror sangriento y gráfico, donde el terror radica en ver cómo Chris Cleek va perdiendo la máscara "civilizada" a medida que intenta dominar a La Mujer.

Desde el momento de su estreno, The Woman fue una película rodeada de polémica. Calificada de  misógina por sus detractores y de feminista por sus defensores, creo que estas reacciones opuestas tienen su origen en la manera que presenta la violencia, cruda y brutal, sin intentar darle un toque recreativo. Eso no quiere decir que no haya humor en la película, está cargada de humor negro, en especial en los momentos más grotescos. Además, las personas que acusan a la película de ser misógina deberían fijarse en cómo se presentan los personajes y cuáles son vistos de forma positiva y cuáles de forma negativa.

The Woman es una potente película de terror cuyo principal monstruo es el patriarcado que representa Chris Cleek, pero no suaviza el personaje de La Mujer, que sigue siendo despiadada y salvaje. De las tres, es posible que esta sea la entrega más redonda en cuanto a ejecución y temática.




Tras el éxito de The Woman, James van den Houten le planteó la posibilidad de hacer una tercera entrega a Pollyanna McIntosh. McIntosh tenía una premisa en la cabeza inspirada por el personaje de Darlin', que le planteó a Van den Houten. Entusiasmado, este le ofreció la posibilidad de también dirigir la película a McIntosh, además de escribirla. Este es el origen de Darlin' (Pollyanna McIntosh, 2019).

Darlin' (Lauryn Canny) es dejada a la puerta de un hospital que pertenece a la Iglesia. Un obispo (Bryan Batt) ve la oportunidad de crear mucha publicidad con la salvación de la misteriosa chica feral y poder así salvar la escuela para chicas que dirige. Mientras Darlin' se encuentra en la escuela, La Mujer empieza a buscarla para reconstruir su clan.

De nuevo, esta tercera entrega se parece poco a las anteriores a pesar de tratar temas parecidos. El film ataca las esferas de poder de la Iglesia que protegen a los abusadores con el personaje que interpreta Bryan Batt. Además, la película es una historia de paso de niñez a la adolescencia, aunque sangrienta y brutal, debido al protagonismo que se le da a Darlin'. Luego tenemos la búsqueda que realiza La Mujer de Darlin', en la que va dejando un reguero de cadáveres. Todos estos elementos los va balanceando McIntosh en su notable debut como directora. Las limitaciones del bajo presupuesto no impiden que la directora desarrolle una película de terror que también contiene emotivos momentos dramáticos, consiguiendo despertar las simpatías del espectador hacía Darlin', a pesar de las cosas terribles que descubrimos ha hecho en el pasado. Por supuesto, hasta que punto es culpable por hacer lo que parece normal en el entorno en el que ha crecido es uno de los temas de la película. Lo que diferencia esta entrega de las dos anteriores: sin dejar el terror, los aspectos dramáticos están más desarrollados con un interesante grupo de personajes. La interpretación de Lauryn Canny es realmente fantástica, algo esencial teniendo en cuenta que la película descansa sobre sus hombros, McIntosh mantiene a La Mujer como personaje secundario. Una decisión inteligente, no solo le da frescura a la historia, también evita que el personaje se normalice y se convierta en demasiado familiar, como le ha sucedido a tantos iconos del cine de terror.

No hay otra franquicia dentro del cine de terror tan diversa como esta. Tres películas similares y distintas. Tres maneras únicas de adentrarse en el terror más perturbador, en ocasiones sangriento, en ocasiones psicológico, en el que también hay sitio para la poesía y el drama. Unas cualidades posibles al ser películas independientes de bajo presupuesto, que no son éxitos masivos de multicine y por eso no pierden su esencia buscando ampliar su público. Muy recomendadas.


19 sept 2019

The Burning Moon

 
Prohibida, perseguida y censurada durante décadas, The Burning Moon (Olaf Ittenbach, 1992) es un film de culto precedido por su reputación de película extrema, brutal y salvaje. Olaf Ittenbach era uno de los principales directores englobados en el movimiento ultra-gore alemán de los años 90 del siglo XX y The Burning Moon fue el film que le otorgó su posición de honor.

Supe de la existencia de este film gracias a Pantalla de sangre. Las 50 películas más salvajes de la historia del cine gore de Mike Hostench y Jesús Martí. Libro que compré el verano de 1996, lo que me dio la oportunidad de dedicar el verano a buscar las películas mencionadas en el libro que todavía no hubiese visto. Una de ellas era, obviamente, The Burning Moon, que despertó mi interés por estas palabras de Hostench y Martí: "Burning Moon es una película excepcionalmente original, más incluso que su notable opera prima Black Past (1992). También es una película hiper-violenta que encaja en los esquemas del ultra-gore, aunque la historia y su desarrollo son formidablemente únicos en los años 90". ¿Una película ultra-gore que encima tenía una historia que contar? Realmente era algo único, ya que empezaba a estar bastante aburrida de películas que eran muy gore y muy extremas pero que eso eran lo único que eran, no tenían ni historia ni argumento que contar.

Por desgracia, era una película difícil de encontrar en aquellos años. De hecho, encontré antes en un videoclub la siguiente película de Ittenbach Premutos, el ángel caído (Premutos - Der gefallene Engel, 1997) mientras Burning Moon seguía eludiéndome. No es hasta la llegada del DVD y el progreso de internet que por fin pude ver esta película que había aumentado su reputación con los años.

El propio Ittenbach interpreta el papel de un yonki que le cuenta a su hermana pequeña dos depravadas historias para dormirla. La primera historia trata sobre una mujer perseguida por un psicópata que se acaba de escapar de un manicomio y la segunda sobre una venganza de ultratumba llevaba a cabo por un hombre culpado injustamente por los crímenes de otro. Historias simples y directas que daban pie a las escenas gore que eran la máxima atracción.

Y lo cierto es que en aquel momento me pareció un film impresionante. Sin embargo, al volverlo a repasar no pude más que sentir que Burning Moon, si bien interesante como muestra de un momento en el tiempo, había perdido bastante con los años. Las terribles interpretaciones, el guion simplón y forzado y el look VHS se sumaban para que, lo que en otro tiempo me pareció aceptable, hoy día se me hiciera algo pesado y aburrido.

Tal vez es porque ahora soy un espectador más sofisticado que cuando era un adolescente y soy más exigente. Tal vez un recién llegado al género o un aficionado al gore puede que puedan "disfrutar" con The Burning Moon como lo hice yo al tener la sensación de ver una película prohibida. Por eso decidí comentarla aquí, porque hubo un tiempo en que esta era una película prohibida y peligrosa. Decidid vosotros mismos si The Burning Moon conserva su poder o ha envejecido de mala manera.


9 may 2012

Calígula (No, no la película)

Oh. Cthulhu. Mío.

En toda mi corta y relativamente joven existencia pocas veces he contemplado tamaño cúmulo de perversiones, muerte y horror como el que contiene Calígula, tomo que recopila una miniserie escrita por David Lapham e ilustrada por German Nobile editado por Editores de Tebeos (antigua Glénat) dentro de su colección Avatar.

Cuando vi el cómic anunciado entre las diversas novedades del mes pensé que se trataría de un cómic histórico, una recreación de la historia del emperador loco Calígula, tal vez tomándose alguna licencia artística. Algo que normalmente no me atraería, pero al recordar el film de Tinto Brass pensé que puede que fuera una lectura interesante. Al fin y al cabo, Calígula (Caligula, Tinto Brass, 1979) puede que no sea una buena película pero es tremendamente entretenida y divertida gracias a sus irrefrenables excesos.

No se trata de un cómic histórico, en eso me equivoqué. Pero que sería una lectura interesante, en eso acerté pleno.

La historia se nos narra desde el punto de vista de Junio, un joven que va a vender aceite a Roma y cuando vuelve se encuentra su familia vejada, violada, asesinada y masacrada (y no necesariamente en ese orden) por Calígula y unos amigos suyos. Junio planea entonces vengarse y decide ir a Roma en busca de Calígula para asesinarlo.



Muy bien, hasta aquí pensaba que sería una historia de venganza al estilo Charles Bronson, muy sangrienta y perversa, pero una habitual historia de venganza ambientada en la decadente Roma del 37 a.C. en la cual Calígula llevó a cabo sus desmanes.

Y entonces, cuando creía que ya sabía como avanzaría la trama, sucede algo al final del primer capítulo que me hizo caer de culo (figurativamente). Fue así como descubrí que este Calígula de David Lapham y German Nobile no se trata de un cómic histórico o una historia de venganza, es una historia de Terror (así, en mayúsculas).

Lo extraño es que en el tomo no se hace ninguna mención de ello, la contraportada lo trata como si fuera un cómic histórico, lo que me hace preguntarme si los editores de este cómic lo han leído o creen que esto es lo que realmente sucedió.

Este Calígula es una historia de terror en la cual seguimos la terrible historia de Junio y vemos como se hunde en un pozo de perversiones y horrores que no lo dejarán indemne. Imaginad el infierno de los cenobitas de Clive Barker trasladado a la antigua Roma con un toque de H. P. Lovecraft y os podréis hacer una idea de lo que os aguarda entre las páginas de esta increíble historia.

Lo que la hace tan absorbente es el implacable estilo de Lapham, que a través de la narración nos sumerge en una terrible historia de manera que, acumulando brutalidad tras brutalidad y horror tras horror, consigue impactar al lector de una forma que otros cómics brutales como Crossed de Garth Ennis y Jacen Burrows no consigue. Y con esto no quiero criticar Crossed, pero lo cierto es que no consiguió impresionarme como sí lo ha hecho este Calígula, ya que este último cuenta una historia que consiguió sorprenderme e interesarme, por lo tanto me impliqué mucho más, mientras que Crossed contaba una historia demasiado familiar para que sus brutalidades me afectaran aunque resultara una lectura entretenida.

Sólo apto para los estómagos más fuertes, Calígula es sangrienta y brutal y cruel, pero además cuenta una historia que seguiría siendo igualmente interesante y absorbente sin los gráficos horrores que la acompañan.

18 oct 2011

Y la carretera lleva a ninguna parte



La primera semana de octubre murieron Charles Napier (el día 6) y David A. Hess (el día 7). Sobre Napier ya comenté algo cuando hablé sobre las películas de Russ Meyer, ya que era uno de sus actores habituales, así que me gustaría hablar un poco de David A. Hess, o simplemente David Hess, como era más conocido.

Durante finales de los 50 y primeros 60, con el pseudónimo David Hill, Hess disfrutó de un rápido éxito musical. Su primera grabación, All Shook Up, fue más tarde grabada por Elvis Presley y Hess escribió varias canciones para el Rey del Rock, así como otros éxitos para artistas como Pat Boone. Personalmente, creo que su mayor logro fue la banda sonora de La última casa a la izquierda (The Last House on the Left, Wes Craven, 1972).

Es con esta película que Hess dio un giro a su carrera, sin abandonar la música, ya que empezó a trabajar como actor, normalmente en papeles de villano.

Hess no podía ser más diferente que Krug, el villano al que dio vida en La última casa a la izquierda, pero hizo una interpretación tan memorable y realista que quedó encasillado en el papel de sádico malvado. Un papel que repetiría en películas como The House on the Edge of the Park (La casa sperduta nel parco, Ruggero Deodato, 1980) o La cosa del pantano (Swamp Thing, Wes Craven, 1982). En uno de sus últimos papeles, el director de cine asesino Able Whitman en Smash Cut (Lee Demarbre, 2009), tenía la oportunidad de inyectar algo de comedia en su carrera de villano cinematográfico.

Ya que su primera película es también la más popular, vamos a comentar La última casa a la izquierda con un poco de detalle, tras hacerlo de pasada en el artículo que hice sobre Wes Craven.


La película con la que debutaron Craven y Hess es reconocida hoy como un clásico del cine de terror, visceral y angustiante. Vista hoy día como un reflejo de la sociedad americana en pleno Vietnam, una alegoría sobre el fin de la cultura hippie y el desencanto social que predominaban en la sociedad; en su momento no era más que un inconfeso y polémico remake de El manantial de la doncella (Jungfrukällan, Ingmar Bergman, 1960).

En cierta manera, los defectos de la película contribuyen a su efectividad. La torpeza y la dirección algo estándar de Craven, al fin y al cabo era su primera película, ayudan a crear una incómoda sensación de realismo en las escenas más violentas. Esta sensación de que el espectador es poco más que un voyeur, un testigo de los terribles eventos que tienen lugar en la pantalla como si se tratase de algo real,  viene reforzada por la buena interpretación que hizo el trío de malvados y que contrasta con las interpretaciones ligeramente amateur del resto del reparto.

La parte en la cual Mari (Sandra Peabody) y Phillis (Lucy Grantham) son violadas y torturadas resulta bastante incómoda y desagradable de ver, y ésa era la intención. Sin embargo, el hecho de que sea efectivamente desagradable provocó muchos comentarios negativos y que la película fuera acusada de explotar la violencia en su momento (y diría que aún hoy día), en lugar de criticarla. La segunda parte en la cual los padres se dedican a vengarse podría caer en esa trampa, pero a medida que las capas de civilización de los acomodados Collingwood van cayendo, no se ofrece ninguna exaltación y queda más bien una sensación de desesperanza.

La película en un principio pasó bastante desapercibida. Primero fue conocida como Sex Crime of the Century y más adelante fue distribuida como Krug & Company, en una versión ligeramente diferente en cuanto a montaje (esta versión alternativa de la película, que incluye algún momento eliminado posteriormente, está incluida en la edición en DVD de 3 discos inglesa). Pero estas versiones quedaron enterradas entre un montón de películas exploitation y serie B. Finalmente, Craven reedita la película y se le cambia el título por el que hoy conocemos, y es entonces que el film despega ayudado por una efectiva campaña de marketing copiada del maestro Herschell Gordon Lewis. Y con el éxito llegó la polémica, ya que fue entonces cuando empezó a ser atacada y ser presa de la censura.

Hoy día, como si se tratase de una banda punk de los 70, es reconocida como un clásico del género y presa de diversas lecturas sociales. Este reconocimiento hizo que se hicieran dos remakes. Chaos (2005) fue escrita y dirigida por David DeFalco como una nueva versión no oficial e inconfesa de La última casa a la izquierda de la misma manera que ésta era una nueva versión inconfesa de El manantial de la doncella. En 2009 se estrenó el remake oficial dirigida por el griego Dennis Iliadis, con Craven y Sean S. Cunningham (productor de la original) como productores y valedores del proyecto. Este remake me gustó bastante, especialmente la versión sin censurar incluida en el Blu-ray, ya que consigue ser bastante angustiante y efectiva en diversos momentos, así como cuenta la historia visualmente de una manera más profesional y conseguida. No creo que llegue a ser una experiencia visceral como la original, pero desde luego es una buena película de terror y la recomiendo sin prejuicios.

8 mar 2011

Y hablando de películas polémicas...



Por desgracia, sucesos como el que comentábamos ayer en referencia a Ángel Sala y la denuncia de la Fiscalía de Barcelona no es la primera vez que pasan ni tampoco la última. Pier Paolo Pasolini pasó por algo parecido cuando estrenó el clásico Saló o los 120 días de Sodoma (Salò o le 120 giornate di Sodoma, 1975). Sin embargo, si hay una película que se lleva la palma en cuanto a polémica y censura es Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, Ruggero Deodato, 1980).

La más conocida de las llamadas películas "mondo" e iniciadora del subgénero caníbal, Holocausto caníbal se precia de ser la película más prohibida de la historia. Os puedo resumir Holocausto caníbal en una palabra: aburrimiento. Es tremendamente aburrida. Está muy bien hecha y los efectos de maquillaje son muy convincentes, pero es aburrida.

Como muchos aficionados al cine de terror en los días previos a Internet, la había visto mencionada en diversos libros sobre el género y había oído hablar de ella precedida por su (mala) fama. Cuando finalmente la vi, en un pase de madrugada por televisión (!), me quedé algo decepcionado. No acababa de entender a que venía tanta polémica.

En una sala de reuniones un grupo de ejecutivos van a ver el material filmado por un equipo que estaba filmando un documental sobre una tribu del Amazonas, después de que una misión de rescate sólo encuentre la película que filmaron. Lo que ven en la película son las crueles actividades llevadas a cabo por los documentalistas y la venganza de los indígenas.

Actualmente la película sigue sin gustarme, pero ahora soy capaz de ver cosas y detalles de los que cuando la vi por primera vez con 13 o 14 años no supe darme cuenta. La intención original de Deodato era hacer una película criticando a los periodistas que se inventaban noticias para darle morbo a la actualidad y los directores de documentales que falseaban la realidad. Algo que se sigue dando hoy día. De ahí las escenas en la película en las cuales el equipo de filmación se dedica a escenificar violaciones y cometer diversas atrocidades que luego atribuyen a los indígenas o las caras de morboso placer ante algunas de las crueles escenas que se encuentran. La película también fue pionera en la manera como utiliza la forma de un falso documental para añadir realismo a la historia.

Los protagonistas resultan insufribles y no despiertan ninguna simpatía en el espectador, casi te alegras de que se los carguen al final (no es spoiler, la película empieza con el descubrimiento de sus cadáveres). Obviamente, ése era el efecto buscado por Deodato, evitar que se simpatizara con los protagonistas para que las mutilaciones y posteriores asesinatos no impresionaran en exceso al espectador. Esto hace que para mí la película resulte aburrida, ya que como no me implico emocionalmente la película no me afecta; es difícil que me impresione una película por la sangre o el gore del que hagan gala, si bien como aficionado a los efectos especiales puedo apreciar e interesarme en cómo los han hecho. Para que una película me impresione ha de tener algo más que escenas desagradables, he de conectar con ella a un nivel emocional o intelectual.

Lo que sí resulta interesante es la reacción posterior que hubo sobre la película. Deodato ideó una campaña publicitaria que jugaba a hacer pasar por reales los eventos descritos en la película, y dio instrucciones a los actores para que se mantuvieran ocultos o de vuelta a sus países mientras se estrenaba la película en Italia. Y funcionó, provocando que la gente fuera en manada a verla al cine. E incluso en un Interviú de la época se publicaron fotos de la película como si fueran de un reportaje real con el titular: ¡Periodistas devorados por caníbales! (esto lo sé de primera mano).

El problema fue que la campaña publicitaria funcionó demasiado bien. Las autoridades italianas se creyeron que efectivamente lo que sucedía en la película era real y llegaron a la conclusión de que Deodato había provocado la muerte de los actores. Retiraron la película de los cines y acusaron formalmente a Deodato, que entonces tuvo que explicarles que se lo había inventado todo. Localizó a los actores y los  presentó al tribunal, demostrando que estaban vivos y que todo era ficción.

Desde entonces, Holocausto caníbal ha sido precedida por la leyenda de que todo lo que sucede es real. Incluso hoy día me he encontrado aficionados convencidos de que los sucesos que se ven en la película son reales. Claro que si la leyenda se mantiene y es una película tan censurada y prohibida es porque los efectos están muy bien conseguidos y resultan muy convincentes. Lo irónico es que Holocausto caníbal es una película con un fuerte mensaje moralizador y ataca la hipocresía de los "salvajes del primer mundo".

Bueno, si que hay unas muertes reales en la película: la de los animales. Todos los animales que mueren en la película fueron realmente matados y luego comidos. Al parecer esto fue así cuando, para filmar una escena en la que se comen unos sesos de mono (como en Indiana Jones y el templo maldito (Indiana Jones and the Temple of Doom, Steven Spielberg, 1984)) se prepararon unos muñecos simulando a los monos y los sesos. Pero como los sesos de mono son un manjar exquisito para la tribu con la que estaban filmando la película, los indígenas pidieron que se hiciera la escena con monos de verdad y así comérselos. E hicieron lo mismo con los demás animales que se matan en la película. En la actualidad, Deodato se arrepiente de  que lo hicieran así y preferiría haber seguido adelante con los muñecos.

En resumen, la fama de Holocausto caníbal es mucho más impresionante que la película en sí. No me parece una película especialmente remarcable y, a no ser que tengáis mucha curiosidad por verla, existen títulos mucho más impresionantes y efectivos en cuanto a gore ya que incorporan cosas como argumento y personajes interesantes. Pero tampoco puedo negar que tiene cierta importancia histórica.

9 nov 2010

A Serbian Film (Srpski film)



Hacía ya unos meses que se comentaba esta película dentro del mundillo del cine de terror, más que nada por las increíbles atrocidades que se decía que contenía. Todo ello cosas que ya había oído con anterioridad referido a películas que luego resultaron ser un bluf, pero en ocasiones el runrún trae películas notables como Martyrs. Sin embargo es a raíz de la reciente polémica que se ha desatado en nuestro país que me decidí a ver la película porque tampoco quería caer en el error de muchos polemistas y discutir del tema sin haberla visto.

Por si no os habéis enterado de lo sucedido, os lo resumo brevemente: Después de su pase por el Festival de Sitges, radios y periódicos se hacen eco de las brutales escenas de la película, dando énfasis a la violación de un feto y la violación de un hijo por parte de su padre. Que dicho así suena realmente monstruoso pero son escenas sacadas de contexto. De todas maneras esta indeseada publicidad hace que en el programa Las Mañanas de Cuatro se organice una crucifixión pública, comparando la película a la pederastia que se propaga como un cáncer por Internet. Fue en el blog de Nacho Vigalondo donde vi este momento de "gloria" televisiva y podéis visitarlo para verlo vosotros mismos. Lo que más me llamó la atención fue que muchos empezaban diciendo "yo no estoy a favor de la censura pero..." pero parece que obviamente lo están. Están a favor de censurar lo que no les gusta.

Pero lo más absurdo estaba por llegar. La Concapa (Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos y Padres de Familia) ha denunciado a la película por su contenido. Que es como denunciar a Julia Roberts por incitar a la prostitución en Pretty Woman. Pero lo más sorprendente aún es que hay un juez que ha aceptado investigar si existe delito en la película. O sea, que se está investigando como delito la representación ficticia de un hecho.

Si a esto le sumamos los problemas de Saw VI, uno se ve obligado a preguntarse qué está pasando en nuestro país.

Es algo que también me cuesta de entender teniendo en cuenta que se han estrenado y hemos visto películas mucho más salvajes que A Serbian Film. Vigalondo cita en su artículo Salò de Pasolini, película que a mi me resultó mucho más difícil de soportar debido a las continuas humillaciones y torturas a las que se ven sometidos los protagonistas.

Creo que una de las razones por las que se ha desatado la polémica, en parte y no única, es de clase. Como decía se han estrenado películas tremendamente salvajes, auténticos desafíos al buen gusto y a la moral del espectador desde que se estrenara Este perro mundo (Mondo cane, Paolo Cavara, Gualtiero Jacopetti y Franco Prosperi) en 1962, ejemplos de cine auténticamente extremo como la serie Faces of Death o la serie de películas japonesas Entrails of a Virgin. Esta corriente de cine extremo y salvaje, que la revista Zineshock promocionaba hace unos años, se mueve normalmente en círculos independientes y cerrados. Lo que se llama auténtico cine underground. Pero ¿qué sucede cuando una de estas películas llega a lugares "prestigiosos" como festivales de cine? Indignación, protesta y una llamada a proteger la moralidad.

Es por ello que Salò causó tanta polémica cuando se estrenó ya que mucho de los intelectuales y cinéfilos que la vieron no estaban acostumbrados a ver algo así. Algo parecido pasó cuando se publicó American Psycho de Bret Easton Ellis en su país. Gran parte de la indignación de la crítica se originaba en que la editorial que publicaba el libro era una editorial muy prestigiosa dedicada a la literatura "seria"; la crítica respetable no supo ver el contenido satírico de la novela ya que estaba demasiado ocupada sintiéndose ofendida por el contenido de la novela. Aunque de echo, American Psycho tiene más de 500 páginas y realmente violentas unas 40 o 50.

Pero claro está, gran parte de esta reacción histérica y absurda contra A Serbian Film se basa en la indignación moral contra una película que prácticamente ninguno de sus detractores ha visto. Me recuerda aquellas manifestaciones de fanáticas religiosas en los cines donde se proyectaba La última tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ, 1988) de Martin Scorsese. Aunque por su nivel de ridiculez me recuerda también al caso sucedido en Estados Unidos en el que un grupo de madres indignadas exigió que se retirase la película Noche de paz, noche de muerte (Silent Night, Deadly Night, 1984) de Charles E. Sellier jr. tras considerar que el anuncio que pasaban de la misma por televisión podía traumatizar a sus hijos. Es decir, exigían que se retirase una película dirigida al público adulto ya que temían que sus hijos quedasen traumatizados al ver un anuncio de 30 segundos en televisión en el que aparecía un hombre vestido de Santa Claus que era un asesino. Supongo que eso era más fácil que explicarles a sus hijos la diferencia entre realidad y ficción.

Dios mío, toda esta parrafada y ni siquiera he empezado a hablar de la película.

A Serbian Film de Srdjan Spasojevic, escrita por Spasojevic y Aleksandar Radivojevic, es según los autores, una metáfora sobre la guerra de los Balcanes y las atrocidades que se cometieron en nombre de la patria. Y ciertamente uno puede ver como el protagonista Milos (Srdjan Todorovic) y su hermano (Slodoban Bestic) son una alegoría del pueblo serbio y los criminales que filman la película snuff el gobierno serbio. Hay alguna referencia a la guerra y la forma en la que es manipulado Milos se podría equiparar a la sufrida por un soldado. La película resulta bastante interesante al principio, en el que vemos como se teje la amenaza sobre Milos, pero luego pierde algo de gas a medida que avanza. Los momentos más infames son tremendamente impactantes, pero entiendo la intención del director y no es una explotación morbosa de una serie de perversidades, no busca excitar el morbo del espectador mostrando perturbadoras conductas sino más bien crear repulsa y asco. De todas maneras, si no hubiese sido por esta polémica seguramente no la habría comentado aquí, ya que creo que a las personas que les interesan estas películas cuentan con páginas web y blogs de sobra mucho más informadas y que son más expertas en la materia que yo.

Pero creo en la libertad de expresión, en que el artista ha de tener libertad absoluta para crear y el público libertad para juzgar el resultado. Es posible que no recomiende la película porque no me acabó de convencer artísticamente pero no creo que sea lícito imponer mis gustos personales en los demás. Me parece que todo aquel que la quiera ver en un cine tiene derecho a hacerlo y que no se puede criminalizar ni ficción ni artista.


A SERBIAN FILM (SRPSKI FILM) (Horror, Thriller) trailer
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22 sept 2010

Neighbor



En 2006 se estrenaba Ellos (Ils, David Moreau y Xavier Palud), una escalofriante, aterradora y angustiante película francesa que cuenta como una pareja es acosada en su casa por unos desconocidos. La película, descaradamente plagiada por Bryan Bertino en la mediocre Los extraños (The Strangers, 2008), es tan efectiva porque representa como una amenaza acecha a sus protagonistas no en un desierto perdido o en una estación espacial sino en su propio hogar. Fue ésta una de las característica más importantes introducidas en el género de terror en los setenta. Recordad, por ejemplo, en La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978) cuando Jamie Lee Curtis grita pidiendo ayuda en la calle para ver como el vecino apaga la luz fingiendo que no oye nada y dejando a la pobre Jamie Lee que se las arregle como pueda. La razón por la que resulta tan efectiva esa escena, y también la película Ellos, es que nos sentimos seguros en nuestro hogar y nuestro entorno.

Es posible que nunca viajemos en una nave espacial y aterricemos en un planeta extraño, que nunca nos veamos atrapados en un castillo gótico sobre el que pesa una extraña maldición pero sí es posible que una noche oigamos a alguien intentar abrir la puerta de nuestra casa. Es posible que te despiertes en mitad de la noche preguntándote si has oído un ruido extraño o sólo lo has imaginado y entonces empieces a oír una respiración pesada que no es la tuya, porque estás solo. O lo estabas.

Neighbor (2009) es una tremendamente sangrienta y brutal película de terror que resulta muy efectiva, no sólo por la sangre que salpica la pantalla sino por la inteligente manera en que está escrita y realizada. Roberto Angelo Masciantonio escribe y dirige este film que cuenta como el destino hace que se crucen los caminos de Don Carpenter (Christan Campbell) y La Chica (America Olivo). La Chica es una peligrosa psicópata que se dedica a ir matando gente indiscriminadamente yendo de casa en casa.

Hay varias cosas que esta película hace bien. Primero, consigue crear unos personajes con los que sentirse identificado. Son personajes de carne y hueso con preocupaciones cotidianas. Segundo, mantiene a La Chica rodeada de misterio. No sabemos su nombre ni por qué hace lo que hace ni de dónde viene ni adónde va. Y ese misterio hace que resulte aterradora como amenaza, al igual que hicieron John Carpenter con Michael Myers en Halloween y Robert Harmon en Carretera al infierno (The Hitcher, 1986), ya que no hay nada que de tanto miedo como lo desconocido. Eso sin mencionar que America Olivo parece muchas cosas pero no un monstruo precisamente.

Neighbor, además, está repleta de homenajes al cine de terror, sólo hay que ver los nombres de los personajes, al mismo tiempo que hace un comentario sobre el género en si mismo. La inversión de roles que hace, convirtiendo al personaje masculino en la víctima y al personaje femenino en el perpetrador del mal, funciona también como comentario sobre los clichés que afectan en ocasiones al género.  Asi, La Chica domina a Don y lo que era su espacio vital, ejemplificado esto en la manera como La Chica coge las ropas de Don y las feminiza. El director Masciantonio introduce también un elemento interesante cuando representa como afecta psicológicamente a Don la situación y que hace su mente para intentar soportarlo todo.

En pocas palabras, Neighbor es una interesante y angustiante película de terror salvaje, especialmente recomendable si os gustó Martyrs (Pascal Laugier, 2008).

12 mar 2010

Tokyo Snuff (Shiryô no wana aka Evil Dead Trap)



¿Alguna vez os habéis preguntado que hubiera pasado si David Cronenberg fuera italiano? La respuesta se encuentra en Tokyo Snuff (Shiryô no wana, 1988), una película de Toshiharu Ikeda.

La historia arranca cuando la presentadora de un programa nocturno de vídeos (Miyuki Ono) recibe una misteriosa cinta. Cuando la pone en el reproductor ve que se trata de la filmación de un brutal y sangriento asesinato. Con el objetivo de aumentar la audiencia de su programa decide llevarse a su equipo a investigar si el vídeo es real o no. Cuando lleguen a la fábrica donde se filmó, la muerte empezará a perseguirlos uno a uno.

El mérito de que esta película se convirtiese en un clásico de culto es de Toshiharu Ikeda. Cuando él se incorporó al proyecto, el guión de Takashi Ishii consistía en un típico slasher en la que un estudiante loco se dedica a cargarse gente. La protagonista iba a ser Hitomi Kobayashi, ésta era por aquel entonces una estrella del porno (softcore, las escenas de sexo eran simuladas). Ikeda vio que no tenía suficiente talento para interpretar el rol principal, que fue a parar a Ono, y Kobayashi interpreta un papel secundario. Los siguientes cambios que introdujo Ikeda fue en el guión. De la típica película de terror pasó a ser algo bastante diferente, por decirlo suavemente.

Ikeda mezcla en la película un estilo que recuerda mucho a los giallos y películas de terror italianas, por el uso que hace de los colores y una banda sonora que se parece mucho a las que hacía Goblin para Dario Argento; con una manera energética de mover la cámara y con un guión que tiene toques del Cronenberg de la primera época. Todo esto además de un gran sentido del suspense que provoca angustia en el espectador y unos asesinatos gore muy espectaculares.

En su momento la película fue editada en videocassette por Manga Films dentro de su sello Gorgon Video. Sin embargo todavía no ha sido editada en DVD aquí. La podéis encontrar editada en DVD de importación (japonés con subtítulos en inglés) por Synapse Films con el título Evil Dead Trap. Manga Films también editó en vídeo la segunda parte con el título de La venganza sangrienta de Aki. No pude entender mucho de la película pero sí que no guarda ninguna relación con Tokyo Snuff. Sé que existe una tercera parte, pero no he podido verla aunque sé que tampoco guarda ninguna relación con la primera. 

Cuando descubrí esta película gracias a un pase nocturno por la BTV, Mike Hostench hizo una pequeña introducción presentando el film en la que destacaba que era una de las películas favoritas de Oliver Stone. De hecho, en la cubierta del DVD también aparece una cita de Oliver Stone alabando el film. No acabo de entender esta manía con Oliver Stone, pero si sois fans de él, ya lo sabéis.


1 mar 2010

Martyrs


Escrita y dirigida por Pascal Laugier, Martyrs sigue la estela de un reciente cine francés de terror salvaje como Frontière(s) de Xavier Gens y À l'intérieur de Alexandre Bustillo y Julien Maury. Son todas historias relativamente sencillas y que se apoyan en un terror visceral y muy sangriento. Lo que separa Martyrs del resto es que se hace más difícil de ver, se pasa realmente mal. La razón principal recae seguramente en que no sabemos hacía dónde se dirige la historia. Mientras que en Frontière(s) y À l'intérieur nos encontramos con argumentos que hasta cierto punto resultan familiares y eso proporciona cierta seguridad a nivel psicológico, en Martyrs su director nos presenta una historia que al principio nos resulta familiar para luego cambiar la dirección y llevarnos por otro lado. Después de hacer eso un par de veces, nos encontramos desorientados sin saber hacia dónde vamos o que objetivo tiene la historia, dicho esto como algo positivo en el caso de esta película. Esto produce cierta inseguridad psicológica que hace que nos afecte más lo que vemos en pantalla.

En la australiana Wolf Creek, su director y guionista Greg Mclean se pasa casi media película desarrollando a sus protagonistas de manera que los conocemos de forma íntima cuando les empiezan a pasar cosas malas aumentando nuestra angustia ya que sentimos simpatía por ellos. En À l'intérieur su protagonista actúa de forma lógica e inteligente como haríamos nosotros, lo que hace que la psicópata antagonista sea más terrible. Como vemos, la base para hacer una buena película de terror que afecte al espectador es siempre crear buenos personajes. Personajes realistas con los que sentirnos identificados.

En Martyrs también nos encontramos dos personajes principales que despiertan nuestra simpatía: Anna y Lucie, interpretadas respectivamente por Morjana Alaoui y Mylène Jampanoï. Es en nuestra simpatía por ellas que la película funciona o no en su intención de horrorizarnos. Sin entrar en detalles sobre la trama, nuestra simpatía está con ellas desde el principio a pesar de que también lleven a cabo actos de cuestionable moralidad. Teniendo todo esto en cuenta, el por qué la mayoría de películas de terror americanas insisten en que los personajes que la pueblan se hagan insoportables se me escapa.

Sin tampoco entrar en detalles, otro aspecto que llama la atención de este film es su final. Un final que por un lado contrasta con el contenido realista de gran parte de la película y por otro le da algo que discutir al espectador una vez finalizada la película. Igual que me pasó con Old Boy, no sabría decir si es un final feliz o desgraciado. Tendréis que ver la película para juzgarlo.


El Cinéfago de la Laguna Negra también recomienda muy mucho: