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20 jun 2016

That's Sexploitation!

 
Chicos y chicas, en este documental, Frank Henenlotter y David F. Friedman nos guían a través de 40 años de demencial cine erótico, exótico, lúbrico, ingenuo, perverso, surrealista, estúpido... Agarraos que vienen curvas: esto es That's Sexploitation (2013).

El documental se nutre principalmente de una extensa entrevista realizada a David F. Friedman poco antes de que muriese. Friedman, el monarca de la exploitation, tocó todos los palos de cada género en orden de hacer mucho dinero gastando muy poco y estaba lleno de increíbles anécdotas e historias. Su testimonio resulta interesante ya que estuvo allí, lo vivió en primera persona, y nos ofrece una visión única de aquel mundo hoy ya extinto.

Por otro lado, el director Frank Henenlotter, además de dirigir, nos sirve como narrador ofreciendo una perspectiva histórica y aclarando los distintos tipos de sexploitation que había. No solo eso, los comentarios que hace en algunos de los clips, con anotaciones en pantalla, resultan divertidísimos, añadiendo comicidad a unas escenas que ya de por sí resultan hilarantes desde una perspectiva moderna.

El principal atractivo del documental, obviamente, son los cientos de clips y fragmentos que ilustran la historia de este cine ignorado y despreciado. Fragmentos que hacen de este un documental capaz de provocar carcajadas y asombro a partes iguales cuando nos presenta los bizarros y surrealistas momentos que Henenlotter selecciona para el espectador. El documental se cierra con la llegada a mediados de los 70 de los espectáculos de sexo en vivo y del cine porno a las salas de cine. Un hecho que provocó la desaparición/transformación de la sexploitation.
 
Aunque eché en falta un mayor análisis social, lo cierto es que me lo pasé bastante bien con este documental, principalmente por la gran cantidad de momentos ojipláticos que provoca. Ved el tráiler y podréis saber rápidamente si a vosotros también os resultará tan divertido como a mí.


21 mar 2012

Reflexiones sobre arte, sexo y muerte ¿en un documental sobre Herschell Gordon Lewis?


He de admitir que soy el primer sorprendido en el tipo de reflexiones y consideraciones sobre arte, sexo, muerte y violencia que ha provocado en mí el visionado de Herschell Gordon Lewis: The Godfather of Gore (2010), documental dirigido por Frank Henenlotter y Jimmy Maslon, hace nada editado en DVD.

Para poner en situación a los neófitos, Herschell Gordon Lewis es un reputado publicista más conocido por su trabajo como director durante los 60 y 70 de películas de bajo presupuesto y creador del gore como género. Sus películas son pura y demencial exploitation, ni buenas ni malas: son de Herschell Gordon Lewis. El documental hace un recorrido por la carrera de este peculiar cineasta con entrevistas al propio Lewis, su compinche David F. Friedman, colaboradores de sus películas, así como de los expertos Joe Bob Briggs, Henenlotter y John Waters.

Para los que conocen la obra de este director es un documental esencial y, también, muy divertido ya que está plagado de geniales anécdotas y gente como Broggs, Henenlotter y Waters son siempre entretenidos. Para los que no la conozcan puede ser la oportunidad perfecta para introducirse en un mundo delirante, además de pasar un rato divertido disfrutando de una gran galería de personajes extravagantes.

Las reflexiones o consideraciones a las que he hecho mención fueron generadas por un comentario de Waters y por fragmento de las escenas eliminadas incluídas en el DVD dedicado a otro género al que contribuyó a crear Lewis: las roughies. Por cierto, hay un momento muy divertido en las escenas eliminadas en el que Henenlotter muestra una rarísima novelización de Blood Feast (Herschell Gordon Lewis, 1963), novelización que Waters en el documental se muestra ansioso por descubrir ya que es la única que le falta y pide que si alguien la encuentra se la mande.

Waters comenta como en estas películas, la sangre y las escenas de asesinatos están filmadas como si fueran escenas de sexo. Todo el sexo que en aquel momento no se podía mostrar en pantalla queda sustituido por escenas de sangrientos asesinatos. Esto se enlaza (yo lo enlacé, no en el documental), con la creación de las roughies.

Para aquellos que no hayan visto los documentales Schlock! The Secret History of American Cinema (2001) de Ray Greene o American Grindhouse (2010) de Elijah Drenner, les explicaré brevemente que eran las roughies. Desde finales de los 50 y durante la primera mitad de los 60 se popularizaron unas películas llamadas nudie cuties que mostraban a gente desnuda -principalmente mujeres, claro- en campos nudistas o posando. Sólo se mostraban pechos y traseros, nada de genitales, y no había sexo. Gente paseando desnuda por el bosque, jugando al tenis o tomando el sol. Muy pronto se quemó el género (se hicieron unas 300 películas de este tipo, sin contar los cortometrajes que se mostraban en los locales de burlesque). Cuando el género estaba condenado a desaparecer debido a su candidez e inocencia (repito que no había sexo, ni siquiera erotismo), fue entonces que Lewis y Friedman rodaron Scum of the Earth (Herschell Gordon Lewis, 1963), película con unas gotas de erotismo en la que se añadió un nuevo elemento: violencia.

Así, las roughies son películas en las cuales se muestran desnudos y escenas de violencia. La aparición de este género se explica por la frustración provocada en unos espectadores ansiosos de emociones más fuertes de las que proporcionaban las nudies. El sexo no se podía mostrar en pantalla, así que era sustituido por violencia. Lo cual no deja de ser perturbador. Los roughies, significativamente, desaparecieron en los 70 con la llegada del cine porno a las pantallas de los cines.

Vemos, entonces, que el excesivo puritanismo y la censura llevó a la creación de algo peor que lo que en un principio se quería prohibir. Y cuando digo "peor" me refiero a que la candidez de las nudies fue sustituida por la sordidez de films como Olga`s House of Shame (Joseph P. Mawra, 1964) en la cual se simulan escenas de torturas y abusos de jóvenes chicas. Son películas que no me gustan ni las encuentro mínimamente entretenidas (no tienen nada que ver con Scum of the Earth o otros títulos previos, son básicamente tortura y violencia), igual que las nudies, son increíblemente aburridas, es una cuestión de gusto personal, no que vaya yo ahora a condenar y juzgar películas.

El sexo y la muerte son partes esenciales de nuestra existencia, y como tales deben estar presentes en el arte, ya sea filmado, escrito, pintado o cantado. También resulta interesante el uso del sexo, la muerte y, en este caso, la violencia, como sustitutos o metáforas. En las roughies, la violencia era el sustituto del sexo que no se podía mostrar en pantalla, en Saló o los 120 días de Sodoma (Salò o le 120 giornate di Sodoma, 1975) el director Pier Paolo Pasolini utiliza las humillaciones y los abusos como alegorías de las injusticias sociales y los abusos del poder. La diferencia entre las roughies y, por ejemplo, el film de Pasolini está en que las primeras lo hacen de forma inconsciente y el maestro italiano lo hacía de forma consciente.

Esto me llevó al reciente fenómeno de las mal llamadas torture porn. Estas películas son como las roughies del siglo XXI, siendo mucho más explícitas en cuanto a efectos especiales. Por un lado, este genero se creó a raíz del éxito de Hostel (Eli Roth, 2005) y Saw (James Wan, 2004), la mayoría (con notables excepciones) son muy inferiores a las películas que las originaron y también parece que es un género que ha ido de capa caída rápidamente. Por otro lado, ¿es posible que represente de forma inconsciente aspectos de nuestra sociedad? En un principio se habló de la sociedad post ataque a las Torres Gemelas y el clima de inseguridad y miedo en que se sumergió el mundo como origen de estos films. O, tal vez, se debe al insaciable apetito por las emociones fuertes en un espectador cada vez más insensibilizado. ¿Hay alguna relación entre estos films extremadamente violentos y el furioso puritanismo que parece resurgir atacando de manera casi histérica películas como A Serbian Film (Srpski film, Srdjan Spasojevic, 2010) o The Human Centipede II (Full Sequence) (Tom Six, 2011)?

¿Qué opináis? ¿Alguna idea? De momento, os vuelvo a recomendar el fantástico documental Herschell Gordon Lewis: The Godfather of Gore.

6 feb 2012

Frankenhooker


Frank Henenlotter es un genio. Un genio y un auténtico autor criminalmente infravalorado y a menudo malinterpretado. No sólo por aquellas personas que prejuzgan las películas y desprecían cualquier cosa que no entre dentro de lo que ellos/as creen es cine "de verdad" -no hay peor ciego que el que no quiere ver-; también por muchas personas a quienes sí les gusta lo que han visto, pero se toma por una simple comedieta con sangre que no merece mucha más consideración. Parece un cliché pero es cierto, la gente tiene tendencia a infravalorar y no apreciar artísticamente una película que les hace reír, como si fuera algo fácil. ¿Por qué la gente se toma más en serio una película dramática que una cómica? ¿Es que sólo dentro del drama se puede hacer arte serio? No lo creo. Para mí, una comedia como El Apartamento (The Apartment, Billy Wilder, 1960) es arte serio, aunque me haga reír bastante.

Las películas de Henenlotter son tan rabiosamente originales, únicas, personales, inteligentes, grotescas y divertidas que se merece un lugar en lo más del panteón del cine fantástico. El caso de Henenlotter me recuerda a Guido Crepax, el creador y autor del cómic Valentina, que temía que si su obra era calificada de erótica la gente no tendría en consideración lo onírica, poética y, a riesgo de sonar pretencioso, intelectual que es con todas sus referencias literarias y cinematográficas. En otras palabras, no lo tomarían por un autor serio (podéis leer el comentario de la adaptación cinematográfica de las aventuras de Valentina aquí). Por suerte, a Henenlotter no le preocupa mucho ser considerado un autor serio o no, simplemente hacer películas tal y como él las concibe, sin suavizarlas ni "normalizarlas" (esta integridad provocó que pasaran 16 años hasta que Henenlotter se puso de nuevo a dirigir tras rodar su última película en 1992. Si no podía hacer las películas que él quería hacer sin comprometerse, prefería no hacer películas).

La filmografía de este gran director está comentada en este blog, (aquí, aquí y aquí), y para completarla sólo faltaba Frankenhooker (1990) y aquí la tenéis (en el próximo futuro espero poder comentar el documental que acaba de hacer sobre Herschell Gordon Lewis).

Frankenhooker nace de forma más o menos improvisada en una reunión entre Henenlotter y el productor Edgar Ievins. Éste había rechazado financiar una idea de Henenlotter y le preguntó si tenía algo más. Henenlotter, no queriendo perder la oportunidad que le financiaran una película, empezó a inventar el argumento del film, añadiendo detalles mientras hacía reír a Ievins. Para asegurar el tiro, el director le propuso también hacer una secuela de Basket Case. Ievins decidió financiar el film que acabaría siendo Frankenhooker y la secuela de Basket Case, rodadas ambas seguidas (de ahí que ambas películas tengan parte del mismo equipo de rodaje).

Ésta película puede que sea muy, muy divertida de ver, pero no fue tan divertida de rodar. El rodaje tuvo lugar en una atmósfera tensa y cargada debido a la guerra política entre Henenlotter y el director de fotografía Robert M. Baldwin. Todo empezó cuando el primer director de fotografía contratado para la película, Peter Clark, tuvo que dejar el rodaje ya que tenía otro trabajo y entraba en conflicto con su horario. Durante un tiempo, Henenlotter se encargó de la fotografía hasta que el productor James Glickenhaus le insistió en que contratara a un director de fotografía. Baldwin llegó al set y casi de forma inmediata entró en conflicto con Henenlotter, ya que Baldwin tenía sus propias ideas de cómo se habían de rodar las tomas. Este continuo tira y afloja entre el director y el cinematógrafo hizo que no fuera un rodaje para ser recordado. Además, se ha de añadir que Henenlotter se sintió bastante incomprendido por parte del equipo en cuanto al tipo de película y el tipo de humor que quería hacer.

A pesar de todo, Frankenhooker se completó. Por supuesto, tras completar la película llegó el momento de pasarla por el comité calificador, la MPAA. Este también fue un conflicto sonado. El primer calificativo que recibió fue, literalmente, M de Mierda. Esto, obviamente, hizo que el productor se cabreara bastante e hizo público en la prensa el abuso. Hacer público el abuso no ayudó a que la película fuera calificada de forma justa. A pesar de que no había sangre y el número de desnudos no era mayor que el que se podía encontrar en un centenar de comedias picantes calificadas R (mayores de 17 años acompañados), la película fue calificada X. Lo cual, si habéis visto Frankenhooker, es completamente absurdo. Más aún si la comparáis con otras películas de aquel mismo año que sí fueron calificadas R, como Desafío Total (Total Recall, Paul Verhoeven), estupenda película que tiene el triple de sangre y violencia, lo que hace evidente el doble rasero que aplica (todavía) la MPAA en Estados Unidos según la película sea una gran producción o un film independiente. Decidieron entonces estrenar Frankenhooker sin calificar. Para la edición en vídeo sí que se hizo una versión censurada, que por desgracia era la que apareció también en DVD.

El film cuenta la historia de Jeffrey Franken (James Lorinz), el cual es horrorizado testigo de cómo su novia, Elizabeth Shelley (Patty Mullen), muere en un trágico accidente con una cortadora de césped. Desesperado, Jeffrey idea la manera de resucitar a su novia, usando los miembros obtenidos de prostitutas a las que mata usando un supercrack que literalmente hace que exploten. Por supuesto, el resultado final, la Frankenhooker (Mullen), no es cómo Jeffrey esperaba que fuera.

Frankenhooker es tremendamente divertida y delirante de principio a fin. De hecho, casi me había olvidado de lo carcajeante que es. Ya desde el plano inicial, con Jeffrey experimentando con una cosa que es básicamente un cerebro con un ojo gigante flotando en un líquido púrpura en lo que creemos es un laboratorio pero resulta ser la cocina de una casa. Otra escena memorable es la de las prostitutas que explotan, que Henenlotter especificó que fuera sin sangre para que fuera semejante al estilo de los dibujos animados. Y todas las escenas con Frankenhooker son descacharrantes.

A la efectividad de la película contribuyen las interpretaciones de la pareja protagonista. James Lorinz maneja muy bien la progresiva demencia del personaje y consigue que resulte simpático al espectador. Pero particularmente destaca Patty Mullen, que hace un trabajo muy bueno como Frankenhooker. Tan bueno que me sorprendió que sólo hubiera hecho otra película más y un par de teleseries. Luego descubrí que había sido modelo de la revista Penthouse, lo cual tuviese algo que ver, ya que en Hollywood tienen bastantes prejuicios contra posar desnuda (a no ser que sea en Playboy) o hacer porno. Mullen nunca hizo porno, pero una de las actrices que aparece en Frankenhooker sí, y es casi imposible para un actor o una actiz que ha hecho porno que le dejen participar en películas "normales".

Tras años y años esperando para que apareciera una edición buena de Frankenhooker en DVD, con la película sin censurar y con unos buenos extras, aparecen nada menos que dos ediciones distintas en Blu-ray. Una americana y otra inglesa (yo me he decidido por la edición inglesa, creo que tiene mejores extras). Una gran oportunidad para conocer una estupenda película de un gran autor. Para mí, Frank Henenlotter es como David Cronenberg en clave comedia surrealista.

5 ago 2010

Bad Biology



El retorno tras las cámaras de Frank Henenlotter no pudo ser más gloriosamente sangriento y ofensivo. Tras Frankenhooker (1990) y Basket Case 3: The Progeny, Henenlotter había decidido dejar de dirigir películas. Pasan los años y Henenlotter coincide con R.A. The Ragged Man, un rapero que le pide dirigir un videoclip. R.A entonces le pregunta si volvería a dirigir una película si le conseguía financiación. Henenlotter le contestó que sí, siempre y cuando fuera algo por lo que valiese la pena volver a dirigir tras 16 años alejado del sillón del director, que fuera demencial y no fuera "mainstream". El resultado: Bad Biology (2008).

Esta producción de bajo presupuesto nos cuenta la historia de Jennifer (Charlee Danielson) y Batz (Anthony Sneed). Jennifer nació con siete clítoris (que se sepa) y da a luz unos bebés mutantes al cabo de un par de horas de mantener relaciones sexuales pero mata a los bebés igual que a los infortunados padres. Jennifer se siente algo frustrada ya que no ha conocido a ningún hombre que la satisfaga realmente. Por otro lado tenemos a Batz, poseedor de un gigantesco pene con mente propia con el cual mantiene una constante lucha por el dominio, los efectos de este pene monstruoso son tan perjudiciales sobre las mujeres como los orgasmos de Jennifer sobre los hombres. Batz y Jennifer viven sin conocer uno la existencia del otro, pero cuando ambos se encuentren, bueno, se va a liar la de Dios es Cristo.

Henenlotter adereza su historia con saludables dosis de sexo, gore y humor irreverente. Es este humor el que ayuda a digerir los diferentes elementos de la historia y dejarte llevar por las diferentes atrocidades que se nos muestran en pantalla. De entre todo el reparto destaca Charlee Danielson como Jennifer, muy divertida y convincente, es la mejor interpretación de la película. Más si la comparamos con el resto del reparto formado por desconocidos, raperos y modelos de Penthouse.

Los efectos especiales a cargo de Gabe Bartalos, un veterano del cine de Henenlotter, son muy buenos teniendo en cuenta el poco dinero del que disponían para hacerlos. Poseen el encanto de ser hechos físicamente y no con una mala infografía. Aunque para los títulos de crédito se usó animación por ordenador.

Esta película se la recomiendo a todos aquellos que como yo sean fans de la exploitation y de Frank Henenlotter, a los amantes del cine bizarro y a todos aquellos aburridos del cine convencional (ya sea de autor o comercial).

9 feb 2010

¿Dónde te escondes, hermano? (Basket Case)


La carta de presentación de Frank Henenlotter fue este clásico de culto que inmediatamente se convirtió en un favorito de los fans y expertos del género desde su estreno en 1982. ¿Dónde te escondes, hermano? sentaba las bases del cine de Henenlotter: presupuestos bajos, mezcla de comedia y terror y la presencia de mutantes y monstruos como héroes.

Basket Case, título original de la película, nos cuenta la historia de Duane y Belial, dos hermanos siameses separados al nacer. Duane tiene un aspecto normal. Belial tiene el aspecto de una goma de borrar mezclada con una hamburguesa. Ambos comparten una conexión telepática que Belial utilizará para planear y ejecutar una terrible venganza sobre los médicos que los separaron al nacer.

La relación entre Duane y Belial es donde se muestra el genio de Henenlotter. Mientras que Duane está desesperado por tener una vida normal y corriente, Belial sólo se preocupa de satisfacer todos sus deseos de forma inmediata. Esta dicotomía llevó a muchos críticos a considerar la película como una alegoría freudiana. Duane sería el ego sufridor que intenta hacer lo correcto y Belial el superego hedonista entregado al puro egoismo. Otro punto interesante de la relación entre estos dos hermanos se ve a lo largo de las continuaciones que hizo Henenlotter de su película: Basket Case 2 (1990) y Basket Case 3: The Progeny (1992). En ellas vemos como, a pesar de todo, es Belial el que consigue mantener una vida "normal" con una familia, mientras Duane se va encaminando más y más hacia la locura.

El bajo presupuesto de la película llevó al equipo a filmar en localización en la ciudad de Nueva York, antes de que le hiciesen un lavado de cara, y usar no profesionales como extras. Esto le confiere un aura de naturalismo y surrealismo al mismo tiempo. En una entrevista Henenlotter comenta que muchas noches podían oir el ruido de las pipas de crack romperse mientras iban por la calle filmando.

Las escenas gore contienen no pocos toques de humor, hechas con poco dinero pero efectivas. Sin embargo en la película también se pueden ver algunas escenas de stop-motion no demasiado logradas. Cosa que no parece preocupar mucho a su director y la verdad que quedan compensadas por todo el delirio que envuelve la película.

Si sois fans del género supongo que la conocéis y la habéis visto. Todos aquellos que tengan la suerte de verla por primera vez espero que también se conviertan en fans de Henenlotter. Podéis encontrar la película en DVD editada por Manga Films pero sin extras. A los fans les recomiendo la edición que sacó Something Weird Video cargadita de extras.


Las estupendas secuelas:



17 ene 2010

Brain Damage


Frank Henenlotter estrenó esta pequeña maravilla en 1988 después de debutar con el clásico de culto ¿Dónde te escondes, hermano? (Basket Case, 1982). Brain Damage es posiblemente la mejor película de este director especializado en hacer grandes películas con cuatro duros, principalmente por el gran equilibrio que consigue entre la comedia y los elementos terroríficos. En esta película despliega una curiosa imaginería visual que la separa de sus otras obras, que también contienen impresionantes imágenes pero más ancladas en la carne y las mutaciones.

La historia arranca cuando Aylmer, una extraña criatura  que recuerda al mojón de Southpark, escapa de sus cuidadores y va en busca de alguien más manejable. Ese alguien resultará ser Brian, un sanote muchacho que se levanta una mañana y descubre que no se encuentra del todo bien. Aunque en un buen sentido. Brian experiementa toda una serie de fabulosas sensaciones y alucinaciones. Todas esas maravillas han sido proporcionadas por Aylmer. A cambio de volver a experimentarlo todo, Aylmer le pide a Brian solo que lo alimente. Lo cual es fácil porque Aylmer come solo una cosa: cerebros humanos. Brian se mostrará reticente al principio, sin embargo la lucha contra Aylmer se hará más y más difícil a medida que crezca la adicción de Brian por las sensaciones que le proporciona el bicho.

En Brain Damge, Henenlotter construye una nada sutil alegoría sobre las drogas: la degradación física que sufre Brian, como cambia su relación con su novia y con su hermano, el líquido azul que le inyecta Aylmer es una referencia a Blue Ice (una forma de crack). Pero en ningún momento la película cae en el sermón o intenta adoctrinar. La película resulta también muy divertida gracias al bichejo, Aylmer, que tormenta a Brian de forma continua con una alegre vocecilla, e incluso le canta una horrible canción, que muy posiblemente también se os quede grabada en el cerebro.

Como todas las películas de Henenlotter, ésta no se vio libre de la polémica y la censura. En este caso, los problemas se centraron en una escena en la que a Brian le van a hacer una felación, siendo otra cabeza la que recibe la chica en su boca. Y como todas las películas de Henenlotter, en un principio no fue muy bien recibida para luego convertirse en película de culto. De hecho, al terminar la década de los ochenta fue incluida en las habituales listas que los críticos y expertos hacen sobre las mejores películas cuando termina una década, un año o un mes.