30 dic 2022

El fantasma de la ópera (The Phantom of the Opera)

 

La clásica novela de Gaston Leroux ha sido adaptada en múltiples ocasiones, es posible que una de las más populares en su día fuera la versión musical de Andrew Lloyd Webber que tuvo su momento álgido a finales de los 80. Esta popularidad es seguro que inspiró a Menahem Golan a producir una nueva adaptación cinematográfica. Cuando la Cannon entró en bancarrota, Golan llevó el proyecto a su nueva productora, llamada 21 First Century Film Corporation (un nombre que solo a Golan podía ocurrírsele).

El fantasma de la ópera (The Phantom of the Opera, Dwight H. Little, 1989) no se basa directamente en la novela de Leroux, a pesar de que los títulos de crédito dicen Gaston Leroux's The Phantom of the Opera, sino en un guion que adaptaba la novela, a su vez readaptado para incorporar nuevos elementos. El Fantasma fue interpretado por Robert Englund, en aquel momento muy popular como Freddy Krueger. Esto fue utilizado de forma desvergonzada en la publicidad, llegando al extremo de usar una foto de Englund como Krueger en el póster en lugar de como aparece en la película.

En apenas 90 minutos el film pasa por los momentos más conocidos de la novela, añadiendo un inicio y una conclusión ambientados en el presente, dando a entender que la Christine Day a la que da vida la actriz de culto Jill Schoelen es una reencarnación de la Christine Day que vivió en el siglo XIX en Londres enfrentada al Fantasma. Pero lo que hace que esta adaptación destaque por encima de otras es que se decidió convertir la historia en un sangriento slasher, con el Fantasma soltando frases ingeniosas cuando se deshace de alguien, cuando la novela es una mezcla de drama y misterio folletinesco en el que el Fantasma es muy humano y nada sobrenatural. En cierto modo, este enfoque más terrorífico es lo que me imaginaba cuando se anunció que Dario Argento filmaría una adaptación de El fantasma de la opera, aunque sin los toques más típicamente americanos, pero la versión de Argento es otra cosa por completo.

El director Dwight H. Little acababa de dirigir con gran éxito Halloween 4: El regreso de Michael Myers (Halloween 4: The Return of Michael Myers, 1988), así que tenía bastante flexionados los músculos para crear suspense y asesinatos interesantes. De este modo, Little logra darle interés a una adaptación que no es nada ortodoxa, pero que le añade una historia pasada al Fantasma que es de las más interesantes que he visto en el cine, dejando de lado las habituales venganzas que suelen formar parte de las versiones cinematográficas en favor de un enfoque más de cine de terror.

No cabe duda de que esta versión no estará entre las mejores adaptaciones de la novela original, pero no se puede decir que no sea entretenida y que no tenga ideas originales.

23 dic 2022

El diablo metió la mano (Idle Hands)

 

Estoy seguro que no soy al único que le pasa, pero a veces, cuando se es aficionado al cine de culto, de género, trash, serie B y demás, te pasas gran parte del tiempo explorando (hace un tiempo por videoclubes, hoy por la web) buscando rarezas, buscando esa joya desconocida de la que nadie ha oído hablar. Una consecuencia de eso es que muchas veces las películas más populares que se estrenan en el cine se te pasan, pensando que ya tendrás tiempo de verla más adelante mientras te felicitas por haber encontrado a punto de desintegrarse una copia de una peli de terror italiana de los 80. Es lo que me pasó con El diablo metió la mano (Idle Hands, Rodman Flender, 1999), bastante popular en su día, aunque en Estados Unidos fue un fracaso de taquilla ya que se estrenó tras el tiroteo de Columbine y fue víctima de la histeria censora posterior. La película me fue mencionada muchas veces cuando se estrenó por compañeros de clase pero han tenido que pasar algo más de veinte años hasta que por fin la he visto.

Hay otras razones por las que no me interesó verla en su día. El argumento me parecía que simplemente alargaba a hora y media la batalla con la mano poseída que Bruce Campbell mantenía en Terroríficamente muertos (Evil Dead II, Sam Raimi, 1987) y dudaba que la pudiera superar. El protagonista Devon Sawa tampoco me decía nada, ya que solo lo conocía de haberlo visto en la portada de las revistas adolescentes que leían compañeras de clase, aún faltaba un tiempo para que se estrenara Destino final (Final Destination, James Wong, 2000) (sí que iba al cine a ver religiosamente cualquier cosa que atufara a slasher).

El argumento gira en torno al joven Anton (Sawa), un vago que hace poco más que existir, como diría el sabio Fry. Hasta que su monótona existencia es destruída cuando descubre que los recientes asesinatos que han tenido lugar en la ciudad son responsabilidad de su mano, al parecer poseída por una entidad diabólica. La mano también asesina a los amigos de Anton Mick (Seth Green) y Pnub (Elden Henson), aunque la muerte no impide que sus reanimados cadáveres intenten ayudar a su amigo. La única que parece saber cómo acabar con la mano asesina es Debi LeCure (Vivica A. Fox), una especie de Van Helsing que sigue el rastro de muerte y destrucción que deja la mano a su paso saltando de humano en humano.

Tras la marcha del director que fue contratado en primer lugar, el proyecto cayó en manos de Rodman Flender, que había trabajado bastante en televisión dirigiendo episodios, pero la única película que había dirigido era Leprechaun 2 (1994), una secuela algo sosa comparada con la original. Sin embargo, Flender resultó ideal para la película, enfatizando los elementos terroríficos, sin dejar de lado la comedia, e introduciendo un estilo visual cercano al terror italiano de Mario Bava y Dario Argento. Una decisión muy acertada ya que la década de los 90 del siglo XX no destaca por ser visualmente muy interesante, pero eso no significa que, obviamente, no esté llena de elementos muy propios de la época como la banda sonora y el vestuario, algo de esperar teniendo en cuenta que estaba dirigido a un público joven. De todos modos, hay elementos habituales entonces que no aparecen, como el racismo casual y la homofobia, lo que ha ayudado a que la película se haya conservado bastante bien.

En fin, más vale tarde que nunca. He de reconocer que, a pesar de mis dudas, Idle Hands me pareció una entretenida comedia de terror. Los personajes no son muy originales, pero son bastante divertidos y mantienen el interés de la historia. Entiendo que se haya convertido en una cinta de culto, manteniéndose popular a pesar de que, como he mencionado al principio, el film fue un fracaso de taquilla. Una nueva evidencia de que no se ha de juzgar una película por lo que hace en taquilla sino por cómo se mantiene viva con el paso del tiempo.

15 dic 2022

El actor del terror (Frightmare)


 
Cuenta la leyenda que, al morir John Barrymore, un grupo de amigos de borrachera, encabezado por Errol Flynn, robó su cadáver de la funeraria para llevarlo a una última noche de parranda. Sea cierta o no la historia aquí no importa, sino que sirvió de inspiración para El actor del terror (Frightmare aka The Horror Star, Norman Thaddeus Vane, 1983), película que le da un giro sobrenatural a la anécdota.

Los miembros de una sociedad dedicada al cine de terror de una universidad quedan devastados cuando se anuncia la muerte de Conrad Radzoff (Ferdinand Mayne), una estrella del cine de terror que también, sin que nadie lo supiera, era un asesino. El grupo decide rendirle un particular homenaje al actor, sacando su cuerpo del mausoleo en que descansa y llevarlo a la casa de la sociedad. Durante la noche de este particular tributo, el cuerpo de Conrad vuelve a la vida con poderes sobrenaturales que utiliza para matar uno a uno a los miembros de esta sociedad del terror.

 
Frightmare, como es más conocida, no tiene una trama particularmente original. La idea de convertir a una estrella del cine de terror en un muy real asesino ya había sido interpretada anteriormente por Vincent Price en Madhouse (Jim Clark, 1974), aunque en su película Norman Thaddeeus Vane le da un giro sobrenatural. Además, sus protagonistas no son especialmente memorables ni mínimamente desarrollados para que sepamos quiénes son, aunque el reparto cuenta con un joven Jeffrey Combs. Sin embargo, no por ello deja de ser una película interesante. La fotografía de Joel King le da a a la película un look tremendamente atmosférico, muy notable teniendo en cuenta el bajo presupuesto. Y si los jóvenes que son eliminados uno a uno no están desarrollados no importa, porque la estrella es, desde luego, Conrad Radzoff, el personaje de Ferdinand Mayne, conocido como el vampiro de El baile de los vampiros (The Fearless Vampire Killers aka Dance of the Vampires, Roman Polanski, 1967), y las imaginativas maneras en que despacha a sus anodinas víctimas.

Este enfoque resultaba moderno cuando se rodó la película en 1981, pero por problemas de distribución no se estrenó hasta 1983, por la Troma que cambió el título de The Horror Star a Frightmare (aunque ya existía una película con ese título dirigida por Peter Walker en 1974), cuando ya había una montaña de películas parecidas y el slasher estaba plenamente establecido con asesinos de mayor o menor fortuna popular. Pero con el paso del tiempo Frightmare ha sobrevivido gracias, en parte, a que la manera en que se desarrolla la trama le da un toque metalingüístico adelantado a su tiempo. Hoy día puede verse como un tratado sobre el fandom tóxico, que trata a los artistas como sirvientes a sus órdenes, además de como un entretenido slasher. También ha ayudado a la reputación del film que las actuales ediciones en Blu-ray restauran la imagen en toda su gloria, ya que en anteriores ediciones era difícil ver lo que pasaba de lo maltratada que estaba la imagen.

Los toques meta encajan bien con el tono del film, que mezcla comedia y terror. Un cóctel que puede sentar particularmente bien a los fans del género.

2 dic 2022

Jóvenes muertos (Dead Kids)


 

Desde que Ira Levin publicó en 1972 Las poseídas de Stepford y se estrenó su adaptación cinematográfica en 1975, se han estrenado suficientes películas en las que un mad doctor busca maneras de modificar/controlar la personalidad de mujeres y adolescentes para adecuarlas a los ideales de un tóxico patriarcado, que casi se puede considerar todo un subgénero, un híbrido en el que se mezclan ciencia ficción, terror y, en ocasiones, la sátira social. Uno de los más notables e interesantes ejemplos es Jóvenes muertos (Dead Kids, Michael Laughlin, 1981).

Extraños asesinatos empiezan a tener lugar en el típico pueblo en el que nunca pasa nada. El sheriff John Brady (Michael Murphy) sospecha que estos nuevos crímenes puedan estar relacionados con unos experimentos que llevó a cabo el doctor Le Sange (Arthur Dignam) hace unos años. Mientras, Pete Brady (Dan Shor), hijo del sheriff, se presenta como voluntario en la universidad para participar en unos experimentos que lleva a cabo la doctora Gwen Parkinson (Fiona Lewis), antigua socia del doctor Le Sange. Inevitablemente, ambas tramas se relacionarán de la forma más terrible.

Este fue el primer guion producido que escribió Bill Condon, futuro director y guionista de prestigiosas grandes producciones de Hollywood pero que aquí nos interesa más como director de Candyman 2 (Candyman: Farewell to the Flesh, 1995). Condon impregna el guion de pequeños guiños al género que el director Michael Laughlin plasmó sin perder el paso. Laughlin mostró una gran habilidad para crear una atmósfera inquietante, sugestiva, al tiempo que también introducía momentos de terror bastante gráficos, como la infame aguja en el ojo. Está claro que la extraña atmósfera hace que una escena propia de un musical en una fiesta adolescente no esté fuera de sitio con su historia de experimentos en busca de controlar mentes.

La película fue algo polémica en su Australia natal por el hecho de que el productor Antony I. Ginnane quiso hacer pasar la película por americana, contratando actores americanos y británicos para protagonizar el film. Aparte de eso, el film pasó bastante desapercibido en su día en las taquillas del mundo. No fue un fracaso pero tampoco un gran éxito. Con el tiempo su reputación ha ido creciendo, merecidamente. Aunque su historia no es muy original (y aún así fue prácticamente plagiada en Comportamiento perturbado [Disturbing Behavior, David Nutter, 1998]), su atmósfera y el buen reparto, con actrices de culto como Fiona Lewis, logran que el film siga siendo efectivo, interesante y entretenido.

17 nov 2022

Occhiali neri de Dario Argento


 

Como fan de Dario Argento, ya hace tiempo que tengo claro que seguramente el maestro no vuelva a dirigir una película que esté a la altura de sus títulos más recordados, no digamos ya a la altura de alguna de sus obras maestras. Peor aún, bodrios como Drácula 3D (Dracula 3D, 2012) y Amarillo (Giallo, 2009) hacían pensar que no volvería a presentar una película que fuese como mínimo potable. Sin embargo, el estreno de Occhiali neri (2022) nos prueba que el talento de Argento no está completamente agotado.

Diana (Ilenia Pastorelli) es una prostituta que se convierte en el objetivo de un misterioso asesino que lleva un tiempo actuando en Roma. Diana logra escapar del asesino pero en la huida sufre un accidente de coche que la deja ciega. Contando con la ayuda de Chin (Andrea Zhang), un niño que ha quedado huérfano en el mismo accidente que ha dejado ciega  a Diana, ambos se enfrentarán al asesino que se ha obsesionado con la víctima que se le ha escapado.

El problema con las películas de la última etapa como director de Dario Argento, que arranca hacia finales de los 90, es que el director seguía intentando hacer las películas barrocas y visualmente arrebatadoras que habían sido su firma pero sin contar ya con los medios para hacerlas. El colapso de la industria cinematográfica italiana junto a la pérdida de poder de Argento al no contar ya con una productora que lo apoyaba y arropaba, son los principales factores responsables de la gradual pérdida de calidad de las películas del maestro. Es decir, puede que Giallo hubiera sido una sólida película de suspense si no se la hubiesen arrebatado al director una vez concluido el rodaje. En el caso de Occhiali neri, esta se ve beneficiada por el hecho de que Argento ha trabajado con una productora que iba a su favor y que el director es consciente de las limitaciones del presupuesto, así que no se usa una terrible animación por ordenador para hacer realidad los planos imposibles que tanta fama le dieron. Así, Occhiali neri no está a la altura del mejor Argento pero sí que supera títulos como El jugador (Il cartaio, 2003) o Insomnio (Non ho sonno, 2001).

Con una duración de 85 minutos, la película prescinde de todo lo superfluo, la trama se desarrolla rápidamente para dar cabida a las secuencias de suspense. Unas secuencias ejecutadas con un estilo efectivo y directo reminiscente de los 70, arropadas por una banda sonora electrónica retro de Arnaud Rebotini.

Es posible que si esta película la hubiese presentado un director desconocido hubiese sido reconocida como un fantástico thriller, pero al venir de un director legendario es más difícil apreciarla solo por lo que es: un entretenido film de suspense. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta las últimas películas que había presentado Argento, es de lo mejor que ha producido en los últimos años.

10 nov 2022

La venganza sangrienta de Aki (Shiryô no wana 2: Hideki)

 


Tokyo Snuff (Shiryô no wana, Toshiharu Ikeda, 1988) se ha convertido en un clásico del cine de terror y en uno de los títulos más memorables del cine de terror japonés, una filmografía ya de por si llena de títulos memorables. Es una película que desde el primer momento que la vi se me quedó grabada y una de las que más me alegró por fin tener una edición en alta definición de gran calidad, editada el año pasado. Por supuesto, fue una de las películas que no tardé en incorporar al blog, aunque como todavía estaba en mis inicios, no es de los mejores artículos que he escrito y la única mención a las secuelas es que existen y que no entendí mucho de la segunda entrega: La venganza sangrienta de Aki (Shiryô no wana 2: Hideki, Izô Hashimoto, 1992). Aprovechando que la segunda entrega también ha sido editada en Blu-ray recientemente, ha llegado la hora de hacerle justicia.

Aki (Shoko Nakajima) lleva, en apariencia, una vida rutinaria. Trabaja como proyeccionista en un cine y, insegura por su sobrepeso, lleva su vida amorosa es bastante triste. Su única alegría son las ocasiones en que queda con su amiga Emi (Rie Kondoh), que trabaja como reportera de televisión. Como ya he dicho, todo es apariencia. Aki es también una asesina en serie que ronda las calles de Tokyo buscando víctimas, unos crímenes que, irónicamente, son la principal historia en la que trabaja Emi. Aki empieza a ser acosada por una presencia extraña: Hideki (Shôta Enomoto), un niño más que peculiar que puede tratarse de una criatura sobrenatural.

Resulta extraño que cuando se editó esta película en España se eliminara toda referencia a Tokyo Snuff, apareciendo en VHS con un título que tampoco describe bien la película. Es más, la película de Toshiharu Ikeda Chigireta ai no satsujin (1993) fue editada como Tokyo Snuff 3: Broken Love Killer, aunque no tenía ninguna relación con el clásico de Ikeda, más allá de que había dirigido ambas, lo que haría que muchos se preguntaran "¿y dónde demonios está Tokyo Snuff 2?". Sin embargo, fue una maniobra más o menos lógica teniendo en cuenta que esta secuela oficial no tiene mucha relación con la primera, más allá de la presencia de Hideki, aunque no acaba de quedar claro si se supone que el Hideki de Shiryô no wana 2 es el mismo que el de Shiryô no wana.

Pero la ausencia de conexiones directas no quiere decir que La venganza sangrienta de Aki carezca de interés, todo lo contrario. Como ya he mencionado, cuando la vi por primera vez no la acabé de entender, lo cual no resulta extraño ya que no debía de tener más de trece años. Pero revisitada como adulto, la película me ha sorprendido por lo adelantada a su tiempo que es en algunos temas, así como por lo poco convencional de su historia a pesar de tener un punto de partida más o menos convencional.

Uno de los temas que posiblemente resuene más en el espectador actual es como representa los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en una sociedad tan machista como la japonesa, que, la verdad, tampoco es tan distinta de la nuestra, desgraciadamente, en este aspecto. Aki no es la habitual atractiva protagonista que nos encontramos en este tipo de películas, llenas de hermosas asesinas, pero eso no impide que sufra abusos. La ira soterrada provocada por estas situaciones es lo que parece alimentar sus brutales asesinatos. Pero antes de convertirse en una versión femenina de Maniac (William Lustig, 1980), la película se encamina por derroteros más fantásticos, por sobrenaturales, con el tema del aborto de fondo, enlazado con la trama principal.

Otro de los temas interesantes es el sensacionalismo y la atracción por los temas morbosos. En una de las escenas, Emi reúne a un grupo de amigos para ver juntos la grabación de una escena del crimen que ha hecho para el informativo en el que trabajaba, pero sin la censura obligada por la cadena ya que se trata de la grabación original. Así, todos observan fascinados el cadáver mutilado de una víctima inocente, sin saber que la propia asesina se encuentra entre ellos.

Aki se acaba conviertiendo en la inesperada heroína de una historia en la que nadie es lo que parece en una sociedad que parece al borde del colapso. De este modo, La venganza sangrienta de Aki se convierte en una película con una personalidad y una temática propias, lo que le da más valor que si simplemente hubiera intentado repetir lo que hacía la predecesora y se evita comparaciones en las que habría salido perdiendo. Es una película de terror muy recomendable, se conozca o no Tokyo Snuff.

2 nov 2022

La pandilla basura (The Garbage Pail Kids Movie)

 
 
A mediados de los 80 del siglo XX se pusieron de moda en Estados Unidos una serie de cromos llamada The Garbage Pail Kids. Cada cromo mostraba un niño mutante con un motivo escatológico: vomiteras, exploración mucosa, incontinencia descontrolada... Una colección pensada para horrorizar a los padres y estusiasmar a los críos. Estos cromos llegaron aquí algo más tarde, al menos yo recuerdo comprarlos a principios de los 90, con el nombre de La pandilla basura. En Estados Unidos fueron lo bastante populares como para que se produjera una película, aunque de bajo presupuesto. La pandilla basura (The Garbage Pail Kids Movie, Rod Amateau, 1987) se estrenó en cines pegándose un importante batacazo, generando los consabidos chistes fáciles por parte de los críticos con una película que tiene la palabra "basura" en el título. Pero, ¿es realmente tan mala como sugiere su reputación?

Sí, lo es.

El protagonista es Dodger (Mackenzie Astin), un chaval de 15 años que trabaja para el capitán Manzini (Anthony Newley), un anticuario/mago que mantiene a la pandilla basura del título atrapada en un cubo de basura. Obviamente, se escapan y se supone que tienen muchas aventuras, pero el presupuesto y el guion hacen que principalmente estén en el sótano de la tienda trabajando o paseando por los alrededores de la tienda. Dodger tiene también un gran problema, se la tiene jurada Juice (Ron MacLachlan), un criminal de poca monta.

La pandilla basura comete el crimen de ser tremendamente aburrida. Puedo perdonar muchas cosas: malas interpretaciones, guiones ridículos, diseño de producción hortera, dirección torpe... Pero siempre y cuando el resultado final de todos estos despropósitos sea una película entretenida aunque no lo sea por las razones que querían los cineastas en un primer momento. Empezamos con un guion que es bastante mediocre, que comete el error de repetirse demasiado pensando que es más divertido de lo que es en realidad. Lo peor seguramente es el cutre villano y su panda. Para empezar, el nombre, Juice - zumo, no es que suene muy amenazador. La primera vez que aparece imaginé que era otro chaval del mismo instituto al que va el protagonista, el típico capullo abusananos. Pero resulta que no, te has de creer que es un criminal que ha puesto gente en el hospital, un contrabandista que, por algún motivo, se dedica a robarle el dinero de la comida a los niños. Bastante patético. Esto, claro, hace que el conflicto carezca de interés, así como la historia que gira en torno a la creación de ropa que Dodger hace que la pandilla basura cosa para impresionar a Tangerine (Katie Barbieri), novia de Juice e interés romántico del protagonista. La película tiene una buena idea, la pandilla basura es encerrada en una "prisión para feos", pero la ejecuta mal. Habría funcionado si hubiera presentado la sociedad en que transcurre la acción como obsesionada por la belleza y el ejercicio físico, un mundo distópico en que cualquiera que no encajara fuera apartado. Así se presentaría a la pandilla basura como héroes, elementos disruptivos en una sociedad cuasifascista. Pero no, el film transcurre en un reflejo del nuestro, solo que algo más cutre con lo que la presencia de esta prisión, introducida de forma apresurada en la última parte del film, es solo un desperdicio de un concepto que podría haber salvado el film. Eso sí, le añade un toque oscuro cuando se insinúa en el diálogo que muchos niños, también miembros de la pandilla basura, han muerto aplastados en un camión de la ídem.

Esta es una película que representa lo peor de la mentalidad capitalista ochentera americana, con menores trabajando y mostrando la pandilla basura contenta de forma parte de un taller clandestino, esclavizados por el héroe de la función. Lo único bueno que se puede decir es que el trabajo de John Carl Buechler creando los efectos que dan vida a la pandilla basura están muy conseguidos, teniendo en cuenta el presupuesto. Pero los efectos no salvan un film que, como ya he dicho, es terriblemente mediocre y aburrido.

26 oct 2022

[REC] Terror sin pausa


 

Se estrena el documental [REC] Terror sin pausa (Diego López, 2022), que se centra en el inédito fenómeno en el cine de género español que fue [REC] (Jaume Balagueró, Paco Plaza, 2007). Podéis leer mi comentario al respecto en:

https://underbrain.com/cine/rec-terror-sin-pausa/

Interesante para los fans y los aficionados al género, mucho de lo que comentan Balagueró y Plaza ya lo cuentan en los extras que aparecen en las distintas ediciones en Blu-ray/DVD de la franquicia, pero es interesante escuchar a otros protagonistas y descubrir la historia tras la historia.

20 oct 2022

¡Corten! (Coupez!)


 

Acaba de publicarse mi crítica de ¡Corten! (Coupez!, Michel Hazanavicius, 2022) en Underbrain Mgz, que podéis leer clicando en:

https://underbrain.com/cine/corten/

Se trata de un remake francés de la genial One cut of the dead (Kamera o tomeru na!, Shin’ichirô Ueda, 2017). No supera al original ni de lejos, pero por lo menos es mejor que la típica "comedia francesa del año" con la que nos castiga el país vecino.

13 oct 2022

Halloween: El final (Halloween Ends)

 

Todos los fans del cine de terror ya son conscientes de que se estrena Halloween: El final (Halloween Ends, David Gordon Green, 2022), pero ahora podéis leer la crítica que escribí para Underbrain Mgz:

https://underbrain.com/cine/halloween-ends/

No voy a entrar en detalles para no estropearle a nadie la película, pero creo que es obvio en la crítica que esta tercera entrega fue una decepción, en especial si la comparamos con las dos anteriores. Sigo sin entender qué les hizo pensar a los cineastas que este enfoque funcionaría. En fin, tampoco es la primera vez que Jamie Lee Curtis se despide de la saga de forma poco afortunada.

The Amusement Park: La película "perdida" de George A. Romero


 

Poco después de que se anunciara la muerte de George A. Romero en 2017, se anunció que se había encontrado una película "perdida" dentro de su filmografía y que se había puesto en marcha su restauración, para la que también se pidió la ayuda de contribuidores. Lo único que se sabía es que se trataba de un mediometraje (dura unos 54 minutos) que trataba sobre la discriminación por edad. Tras su restauración, se proyectó en distintos cines de Estados Unidos, después pasó a Shudder, un servicio de streaming americano, y ahora la podéis encontrar editada en Blu-ray.

The Amusement Park (1975) cuenta la historia de un anciano, interpretado por Lincoln Mazeel, que, emocionado, decide adentrarse en un parque de atracciones. Pero lo que tendría que ser una experiencia divertida y emocionante se convierte en una terrible pesadilla de la que nuestro protagonista no puede escapar. Una historia inquietante que puede verse como un episodio más largo de lo normal de La dimensión desconocida. Un parecido que se da, además de por ser introducida por un anfitrión (el propio Mazeel), por el contenido alegórico del film. El parque de atracciones es una metáfora sobre la sociedad y sus instituciones, muy al estilo Rod Serling, un enfoque que viene dado por el tipo de encargo que era esta película, rodada en pocos días y con muchos voluntarios.

Para entender el valor de esta película se debe entender el contexto en que fue creada. A finales de los sesenta y primeros setenta, George A. Romero era uno de los propietarios de The Latent Image, una agencia de publicidad. El objetivo era invertir los beneficios obtenidos con la publicidad para financiar películas. Este plan, sin embargo, no empezó con buen pie: por un error La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, 1968) se había estrenado sin copyright, de modo que Romero y sus colaboradores no vieron ni un céntimo de beneficio del film, y sus siguientes películas, There's Always Vanilla (1971), La estación de la bruja (Season of the Witch aka Jack's Wife, 1972) y Los Crazies (The Carzies, 1973), pasaron bastante desapercibidas por taquilla. Además, las empresas empezaban a centrarse en las agencias de publicidad en Nueva York y Los Ángeles, lo que hacía más complicado encontrar clientes para The Latent Image.

Es por esta época que Romero filma una serie de documentales deportivos para televisión y acepta otros trabajos para mantener la agencia en marcha y poder hacer más películas. Es entonces que recibe el encargo de una organización benéfica luterana para rodar una película que sirva para mostrar los prejuicios contra la gente mayor y ayudar a obtener donaciones y voluntarios. Así que, básicamente, The Amusement Park era un encargo que Romero realiza para mantener la agencia funcionando. Pero es este hecho el que muestra lo genial que era Romero como director, ya que, a pesar de que solo lo hacía por motivos "mercenarios", se esforzó por hacer el mejor trabajo posible con los medios a su disposición, lo que se traduce en un efectivo e inquietante film. Sorprende que no fuera él el guionista, corrió el guion a cargo de Walton Cook, ya que la crítica a las instituciones y la sociedad que aparece encaja perfectamente con su trabajo "más serio" y con el estilo de sus primeras películas, más europeo y experimental.

Una vez completada la película, se utilizó para lo que fue financiada: la organización luterana se la llevó para hacer proyectarla en actos para recaudar fondos. Una vez cumplido su propósito, el film se "perdió", apareciendo de forma esporádica en algún festival. Por suerte, ahora ha sido recuperado y podemos disfrutar de esta película menor pero no por ello menos interesante. Resulta muy efectiva, como ya he dicho, por como va escalando la intensidad de la pesadilla en que se ve sumergido el protagonista. Empezando con pequeños detalles que son poco más que una molestia que luego van creciendo hasta el extremo de poner en peligro su propia vida. Es un film alegórico que nos permite ver otra faceta de un director que no pudo expresarse artísticamente de la variada y diversa forma que le hubiera gustado.

7 oct 2022

Fairy Tales



No soy una persona particularmente nostálgica. No creo que cualquier época pasada fue mejor (bueno, mejor que la actual tal vez sí, tal y como están las cosas) pero sí que siento una sana fascinación por las modas cinematográficas del pasado. Una de las más absurdas y desconcertantes tuvo lugar a finales de los 70 del siglo XX, cuando se produjeron diversas películas eróticas o pornográficas protagonizadas por personajes de cuentos de hadas.

Uno de los más notables ejemplos del género ya lo hemos tratado con anterioridad: Alicia en el país de las pornomaravillas (Alice in Wonderland: An X-Rated Musical Fantasy, Bud Townsend, 1976). Fairy Tales (Harry Hurtwitz, 1978) tiene un tono y estilo parecido a Alicia en el país de las pornomaravillas, con la diferencia de que Fairy Tales es una película erótica (o debería decir "erótica") softcore sin sexo explícito ni penetración en pantalla. Fue producida por Charles Band después del éxito que su compañía había obtenido con La otra Cenicienta (Cinderella, Michael Pataki, 1977), por eso Fairy Tales sigue el mismo modelo de comedia musical con grandes dosis de desnudos, si bien cuando fue originalmente estrenada en cine se tuvieron que cortar un par de escenas para que fuera calificada R y no X, escenas reincorporadas a la edición en Blu-ray del film. Con estas escenas reincorporadas, vista hoy día sigue siendo más suave que algo del estilo de Instinto básico (Basic Instinct, Paul Verhoeven, 1992) a pesar del gran número actrices desnudas que pueblan la pantalla, entre las que se encuentra la Scream Queen Linnea Quigley en el que fue su debut en pantalla. Entre el reparto también destaca la abrumadora belleza de Angela Aames.

Fairy Tales resulta bastante inocente y divertida. La trama gira en torno a un príncipe (Don Sparks) que ha de demostrar que es capaz de producir un heredero para el reino si quiere seguir siendo príncipe, el problema es que solo consigue que su principito funcione cuando piensa en una princesa que se le aparece en sueños. Inicia así una odisea para encontrar a la princesa de sus sueños mientras se cruza con diversos personajes de cuentos de hadas que tarde o temprano acaban sin ropa. Los números musicales no son Broadway precisamente, pero las letras son bastante ingeniosas. Los continuos chistes son bastante fáciles y malos, pero la comedia funciona debido a que lanza tantas chanzas al espectador que, inevitablemente, alguna funciona. Como ya he dicho antes, no se trata de una película porno, y sus escenas de desnudo resultan casi entrañables debido a la distancia temporal y el alegre cachondeo que impregna la cinta.

Fairy Tales no es una película que recomiende a todo el mundo, pero si todavía sigues leyendo esto y tienes ciertos gustos, seguramente ya te hayas hecho una idea de si esta película se adapta a tus gustos.

6 oct 2022

La "Posesión infernal" japonesa

 

Su título original es Bloody Muscle Body Builder in Hell, pero entre los fans del terror y el cine bizarro es más conocida simplemente como la Posesión infernal japonesa (o The Japanese Evil Dead). Un delirio escrito, producido, editado, dirigido y protagonizado por Shinichi Fukazawa, también a cargo de los efectos especiales, que rezuma sangre, fluidos y pasión por el cine de Sam Raimi.

La película dura una hora y un par de minutos, así que la historia que cuenta no es muy complicada: Shinji (Fukazawa) recibe la llamada de Mika (Asako Nosaka), una antigua novia. Mika es una periodista que realiza reportajes sobre lugares encantados y resulta que Shinji es propietario de uno de esos lugares. En el prólogo se explica la raíz de que sea un lugar maldito, pero Shinji y Mika, acompañados del psíquico Mizuguchi (Masahiro Kai), no tienen ni idea de la presencia maldita que les espera en la casa. Mizuguchi es poseído y empieza así una noche de terror y locura (y mucha sangre) para Shinji y Mika.

Este es un proyecto por el que Fukazawa estaba realmente apasionado. Rodada sin apenas dinero en varios fines de semana de 1994, la película tardaría diez años en ser editada y finalizada. Siendo luego comercializada en DVDes que grababa el propio Fukazawa, lo que le permitió suficiente notoriedad como para que fuera estrenada en cines en Japón a principios de la primera década del siglo XXI. Pero no es hasta el 2019 que la película se distribuye en occidente, precedida por su merecida reputación.

La película no oculta su amor y pasión por la, entonces, trilogía Evil Dead (1, 2). Es este amor y pasión, que se traduce en una serie de escenas y momentos cargados de energía raiminiana, los que hacen que esta película se haya ganado un lugar en el coranzoncito infernal de los fans de la saga. Sí, el guion es simple. Sí, los efectos especiales no son muy sofisticados y, en ocasiones, bastante falsos. Y, sí, al ser rodada en 8mm y luego ser transferida a video, la calidad de imagen/audio deja bastante que desear. Pero eso no la hace muy distinta de la primera Posesión Infernal (The Evil Dead, Sam Raimi, 1981), todo lo contrario. Fukazawa ofrece al espectador un gran tour de force de efectos, sumergiendo al espectador en la misma espiral de locura en la que están atrapados Shinji y Mika. A título personal, los toques visuales originales, la mencionada pasión y amor por el género, y saber que todo fue hecho sin apenas medios, hacen que Bloody Muscle Body Builder in Hell se haya ganado mi respeto y admiración. Es como una canción de los Ramones: corta, sencilla y casi genial.

Es también una película muy divertida, en diversos momentos me hizo reír a carcajadas con su mezcla de humor japonés y splatter slapstick.

En definitiva, es una demencial, demente y delirante película gore que está muy recomendada a los fans de las películas de Sam Raimi y a los amantes del terror de serie B.

29 sept 2022

Moonage Daydream


 

Publicada mi crítica del documental Moonage Daydream (Brett Morgen, 2022) sobre la obra de David Bowie en Underbrain Mgz:

https://underbrain.com/cine/moonage-daydream/

Bueno, "documental" no sé si es el término correcto. Es toda una experiencia visual y auditiva, eso sí. Tremenda en Imax.

16 sept 2022

La orgía de la sangre (Un bianco vestito per Marialé)

 

El giallo fue instrumental en la creación del slasher. Existe una innegable conexión entre ambos géneros que se hace evidente en películas como La orgía de la sangre (Un bianco vestito per Marialé, Romano Scavolini, 1972), cuya estructura sería luego repetida en incontables títulos del slasher: un prólogo en el pasado, un grupo de personajes que se reúnen en un lugar aislado y que luego son eliminados uno a uno.

Por supuesto, el giallo tiene sus propias influencias, como el género gótico y la novela de Agatha Christie Los diez negritos, que en La orgía de la sangre son bastante evidentes. El prólogo arranca cuando una pequeña Marialé es testigo de cómo su padre asesina a su madre y al amante de esta, tras lo cual el padre se suicida. Veinte años más tarde nos encontramos ante una adulta Marialé, interpretada por Evelyn Stewart (conocida también por su nombre real Ida Galli), que no tiene una muy feliz existencia. Su trauma infantil la ha llevado a casarse con Paolo (Luigi Pistilli), quien con la ayuda de un inquietante mayordomo (Gengher Gatti), intenta mantenerla sedada y encerrada en casa. A pesar de ello, Marialé se las arregla para enviar varios telegramas invitando a varios de sus amigos a una cena en el castillo del matrimonio. Entre los amigos se encuentra Massimo (Ivan Rassimov), antiguo amante de Marialé que la sigue queriendo.

El inicio del film es donde se muestra una mayor influencia gótica, culminando con los invitados deambulando por un tétrico sótano iluminado por relámpagos. En este sótano encontrarán distintos disfraces y Marialé encontrará el vestido blanco que llevaba su madre cuando fue asesinada, poniendo en marcha toda una serie de violentos asesinatos. A partir de aquí el film cambia, en una larga escena en la que los personajes dan rienda suelta a su hedonismo y salen a la luz deseos y odios reprimidos, con una cena que parodia la Última Cena, algo bastante habitual entonces entre los cineastas que buscaban provocar al espectador. Entre toda esta decadencia desatada el único personaje que se mantiene al margen es el Massimo de Rassimov, al que los demás personajes se refieren de forma despectiva como "el poeta". Massimo es el único honesto: está allí porque quiere a Marialé, no lo oculta y lo hace explícito. Es posible que al ser un artista, lo que deduzco por el apelativo que le colocan, es el único personaje que se mantiene "puro", el único que merece ser salvado.

Pero no hay salvación en una historia que reflexiona sobre cómo estamos condenados a repetir la historia, en particular unos personajes atrapados en un ciclo de violencia. Un tema interesante que no se explota a fondo en una película que se centra en contar su historia de suspense, posiblemente ya que el director no tuvo mucho tiempo para reescribir un guion que le fue dado y que Scavolini ha comentado en entrevistas que era terrible.

Un bianco vestito per Marialé queda así como un giallo atípico, muy interesante, que podría haber sido un clásico si se hubiera trabajado un poco más en el guion. La fotografía de la que también se ocupó Scavolini le da a la película un aspecto fantástico y el reparto también hace un gran trabajo, si bien los aficionados al cine de culto ya saben que Stewart, Massimov y Pistilli suelen siempre cumplir y dar memorable vida a sus personajes.

30 ago 2022

Man Thing (La naturaleza del miedo) (Man-Thing)

 

Hoy día, el Universo Cinematográfico Marvel ha revolucionado la manera que tenía Hollywood de crear franquicias, trasladando el universo interconectado de los cómics a la gran pantalla. Pero antes de que Marvel se liara la manta a la cabeza y empezara a producir ella misma las adaptaciones de sus cómics, sus inicios fueron complicados e irregulares, mezclando grandes triunfos, como la franquicia mutante de la Fox, con películas como la que hoy nos ocupa: la olvidada Man Thing (La naturaleza del miedo) (Man-Thing, Brett Leonard, 2005).

Man-Thing nació como personaje de cómic a principios de los 70 del siglo XX. Inicialmente era poco más que un personaje de segunda sin mucho interés, hasta que Steve Gerber se hizo cargo de la colección a partir del número 11 de Adventure into Fear. Gerber hizo por Man-Thing lo que Alan Moore hizo por la Cosa del Pantano, elevando la calidad de la serie y llevándola por terrenos inexplorados e inéditos, lo que llevaría a la creación de Howard, el Pato. Sin embargo, toda la imaginación, terror y fantasía que uno podía encontrar leyendo Man-Thing se encontraban ausentes de la versión cinematográfica que se estrenó en 2005. Bien, digo "cinematográfica" pero se acabó estrenando directamente en DVD.

El film arranca con la llegada del sheriff Kyle Williams (Matthew Le Nevez) a la pantanosa localidad de Bywater. Coincidiendo con las obras de una petrolera en una zona que era sagrada para los nativos de la zona, han estado ocurriendo diversas muertes y desapariciones. La investigación de Williams le llevará a la conclusión que el responsable es una extraña criatura que habita en el pantano.

He visto muchas, muchas películas mejores que Man Thing, pero también he visto películas mucho, mucho peores. Y ese es el problema del film de Brett Leonard, que es demasiado mediocre y típica como para resultar memorable, pero tampoco es lo suficientemente "mala", loca o cutre para causar una impresión en el espectador. Los primeros minutos son pura serie B, culminando con una chica gritando en top-less cubierta de sangre cuando su amante es despachado, pero es solo esos primeros minutos, a partir de ahí la película transita por lugares trillados y, lo peor, aburridos. Tampoco ayuda el look verdoso que acaba de redondear el aspecto barato de vídeo, si bien ni fue barata de hacer ni se rodó en vídeo. Es posible que se utilizaran las todavía entonces nuevas cámaras digitales, la cuestión es que parece el piloto de una serie que nunca se hizo. También han envejecido bastante mal los efectos digitales utilizados, aunque por suerte su uso es breve. Aunque lo que peor efecto hace hoy día es la manera en que representa al pueblo nativo americano, con una representante/salvadora rubia y blanca.

Man Thing es como un cruce entre Profecía maldita (Prophecy, John Frankenheimer, 1979) y La cosa del pantano (Swamp Thing, Wes Craven, 1982) que se queda con lo peor de cada una y deja de lado sus respectivas virtudes. Una rutinaria monster movie que provoca bostezos y desperdicia completamente el material en que se basa. Es un personaje que pide a gritos un remake, especialmente ahora que Marvel se adentra en el multiverso podría darle una nueva oportunidad a Man-Thing, teniendo en cuenta que es el vigilante del Nexo de las Realidades en la Tierra. Man Thing (La naturaleza del miedo) es una película que se merece el olvido, si bien nos recuerda la suerte que tenemos de contar con el UCM.

26 ago 2022

El juego de la sospecha (Cluedo) (Clue)

 

No es fácil ser el primero. El juego de la sospecha (Cluedo) (Clue, Jonathan Lynn, 1985) fue la primera película basada en un juego de mesa y su estreno fue bastante accidentado. Desde entonces, ha sido reevaluada y está considerada una comedia de culto.

Originalmente creado en Inglaterra en 1948, Cluedo es un juego que se inspira en las intrigas de salón y en la obra de Agatha Christie. Simple y funcional, pero es un juego con una narrativa: hay un asesinato y se debe averiguar quién ha sido, dónde y con qué, de modo que convertirlo en película no es tan descabellado como la película sobre Monopoly que lleva años en desarrollo. Además, las películas que parodiaban las historias de suspense y misterio en grandes mansiones, como Un cadáver a los postres (Murder by Death, Robert Moore, 1976) o Terrorífica luna de miel (Haunted Honeymoon, Gene Wilder, 1986), eran bastante populares entonces. John Landis se encargó de crear el argumento,  interesado en crear una historia al estilo Agatha Christie, aunque se quedó encallado en la conclusión. La dificultad en encontrar un final satisfactorio y tener que ponerse a trabajar en Espías como nosotros (Spies Like Us, John Landis, 1985), hizo que pasara las tareas de director y guionista a Jonathan Lynn.

Preparando el film, se decidió que se harían tres finales distintos, como un guiño a las distintas conclusiones a las que se podía llegar en el juego. La idea era que los espectadores fueran de cine en cine para ver los tres finales distintos. No era un concepto que estuviese muy bien pensado como forma de llamar la atención, pero sumado al hecho de que estuviese basada en un juego de mesa hizo que El juego de la sospecha fuera masacrada por la crítica en su día, inevitablemente usando referencias a los juegos de mesa. Realmente, los prejuicios contra una película basada en un juego de mesa pesaron enormemente, solo hay que comparar las críticas de la época con las críticas más recientes, que son mucho más positivas. Cuando la película se pasó por televisión, y luego DVD y Blu-ray, lo hizo con los tres finales seguidos, separados por carteles ("pero esto es lo que podría haber pasado" y "esto es lo que realmente pasó") (el Blu-ray, además, ofrece la posibilidad de ver la película con solo uno de los finales seleccionados al azar).

El argumento es clásico murder mystery, ambientado a mediados de los años 50 del siglo XX (lo cual es importante teniendo en cuenta la temática de los chantajes): un grupo de personas que, aparentemente, no tienen nada en común, es invitado por un misterioso personaje a cenar a una aislada mansión. Este misterioso personaje, Mr. Boddy (Lee Ving), revela que es el que ha estado chantajeándolos a todos y que planea seguir haciéndolo, revelación seguida de su asesinato. Ahora, los invitados deben averiguar quién es el asesino antes de que la policía haga acto de presencia en 45 minutos, mientras los cadáveres se acumulan. La necesidad de resolver el misterio antes de que llegue la película le da un sentido de urgencia que casa muy bien con el estilo de comedia alocada, al estilo screwball comedy de los clásicos de Howard Hawks y Billy Wilder. Porque Clue no es una parodia al estilo de Un cadáver a los postres, que satirizaba las novelas de misterio y sus diferentes subgéneros, sino una comedia de misterio. Enfásis en comedia, ya que como misterio, teniendo en cuenta los tres finales, no es su punto fuerte, ya que no hay manera de averiguar quién es el culpable siguiendo las pistas ofrecidas.

Y llegamos así al punto fuerte del film, el elemento crucial que ha contribuido a convertir esta película en una cinta de culto: su reparto. Un elenco cinco estrellas de comediantes que incluye al genial Tim Curry, la igualmente genial Madeline Kahn, Michael McKean, Christopher Lloyd, Martin Mull, Eileen Brennan, Lesley Ann Warren y Collen Camp como una curvilínea criada francesa, uniforme incluido.

Tim Curry y Madeline Kahn están brillantes. Curry exprime cada momento como el mayordomo/investigador y Kahn protagoniza la única improvisación de la película, un pequeño monólogo con el que es imposible no reírse, que es el punto álgido de una interpretación que le hace acumular un momento divertido tras otro. Pero todo el reparto está brillante, incluso cuando hay algún chiste o línea de diálogo que no funciona el talento de los actores hace que la comedia brille.

La idea de los tres finales realmente perjudicó la película. Viéndola con los tres seguidos es la manera en que la película funciona mejor, uno solo hace que la conclusión resulte algo floja tras toda la locura anterior, lo que explica que se convirtiera en un film de culto cuando pasó a emitirse por televisión con los tres finales.

En 2011 se hizo un intento de serie de televisión enfocada al público adolescente de efímera vida y actualmente se habla de una nueva versión cinematográfica protagonizada por Ryan Reynolds. Esto puede que ayude a que más gente descubra esta fantástica comedia de culto. Una joya que hoy día es valorada como se merece.


15 ago 2022

El asesino ha reservado nueve butacas (L'assassino ha riservato nove poltrone)

 

Un grupo de personas atrapadas en un antiguo teatro son eliminadas una a una por un misterioso asesino enmascarado. No, esto no es el clásico de culto de Michele Soavi Aquarius aka Stage Fright (Deliria, 1987), sino que nos encontramos en la interesante encrucijada de géneros El asesino ha reservado nueve butacas (L'assassino ha riservato nove poltrone, Giusseppe Bennati, 1974).

Patrick Davenant (Chris Avram) lleva a su hermana Rebecca Davenant (Eva Czemerys) y a su hija Lynn (Paola Senatore), acompañadas de sus respectivas parejas y amigos, a un antiguo teatro, guiados por un misterioso personaje (Luigi Antonio Guerra). Una vez dentro, las puertas se cierran y descubrirán que no pueden salir. Cuando los asesinatos empiezan a tener lugar, los nueve se enfrentarán entre ellos para averiguar quién es el misterioso asesino.

Por el argumento, esta película de Giuseppe Bennati parece el clásico giallo, ciertamente fue producido cuando el género empezaba a decaer, produciéndose menos títulos. Sin embargo, El asesino ha reservado nueve butacas es un film que resulta interesante por su mezcla de géneros, lo que lo convierte en un atípico giallo, utilizando, al mismo tiempo, elementos habituales del género. El punto de partida es, obviamente, Los diez negritos de Agatha Christie, siguiendo el mismo esquema: reunir un grupo de personajes en un lugar aislado para ir eliminándolos uno a uno. Pero en su desarrollo del argumento, Bennati y los guionistas Paolo Levi y Biagio Proietti utilizan temas del terror gótico, incorporando un toque sobrenatural a la trama. Esta mezcla de terror gótico y clásico misterio hace que esta película pueda ser considerada un proto-slasher, haciendo evidente la conexión entre estos dos géneros, especialmente en las escenas en la que el asesino enmascarado acecha a sus víctimas.

Este cóctel hace que la película tenga personalidad propia, ofreciendo los elementos habituales que son de esperar en el género y, al mismo tiempo, haciendo algo diferente de lo que se estaba haciendo entonces, algo indispensable para sobrevivir en taquilla. Tenemos los personajes de clase alta corruptos y decadentes, que aparentan más que tienen, desnudos para atraer distribuidores, la explotación de tabúes y los indispensables asesinatos. Pero esto también lo ofrecían el resto de títulos que inundaron los cines italianos a principios de los 70, a medida que el público fue perdiendo interés por la gran cantidad de títulos que se estrenaron en poco tiempo, los cineastas empezaron a explorar que incorporar al género para seguir siendo viable económicamente. Básicamente, esto se tradujo en hacer el sexo y la violencia más gráficos. Esto también lo encontramos en este film, pero, como ya he dicho, lo que hace que esta película sea memorable es la mezcla de una trama clásica de misterio con el terror gótico.

Durante mucho tiempo, este film era bastante difícil de encontrar, pero hoy se puede encontrar editado en blu-ray, como otros títulos más oscuros de la época que empiezan a ver la luz.

5 ago 2022

Un, dos, tres... al escondite inglés


 

Iván Zulueta se ganó un lugar destacado en las páginas de la historia del cine de culto y maldito con Arrebato (1980). Pero el director ya apuntaba maneras en su primer largometraje, la iconoclasta y subversiva Un, dos, tres... al escondite inglés (1969), en la que se vio obligado a compartir crédito con José Luis Borau en pantalla para que el film se pusiera en producción, aunque se nota que el producto final es puro Zulueta.

Cuando se hace público el tema que representará a España en el festival musical de Mundocanal, el grupo de fanáticos del pop de calidad que forman Justa (Mercedes Juste), Judy (Judy Stephen), Patty (Patty Shepard), Gasset (Ramón Pons), Rosco (José Maria Iñigo) y Antonio (Antonio Drove) deciden boicotear la representación española al festival. Así planean eliminar por cualquier medio al grupo eligido para tocarla en el concurso, elimando también los siguientes sustitutos.

Haciendo gala de un humor absurdo y delirante, desde el inicio Un, dos, tres... al escondite inglés hace gala de una gran estética pop, es casi agresivamente pop, con lo cual también se tapaba lo limitado del presupuesto. Cada plano parece diseñado para ser más pop que el anterior. Pero hoy día lo más llamativo del film es su argumento, que implica la eliminación de distintos grupos de música populares entonces. No sorprende que el régimen franquista enterrara la película en su día, no solo denuncia la manipulación informativa de la dictadura, también hace una sangrante sátira del festival de Eurovisión que había sido una de las maneras en que la dictadura buscaba mejorar su imagen de cara a Europa.

Si bien el terrorismo utilizado por los protagonistas es un terrorismo de tebeo, se ha de reconocer el sentido del humor de los artistas implicados, aceptando ser eliminados de las más delirantes maneras. Esta trama de terrorismo naïf es la manera en que el film satiriza la música comercial, ya que los amigos protagonistas solo toleran "el pop de calidad". Pero la película también satiriza a los esnobs del pop que representan los protagonistas, que hoy día serían hipsters modernillos, algunos incluso reconocen que la canción que los pone en marcha les gusta aunque no quieran admitirlo.

La película es también parodia de las películas musicales que se construían como vehículo de lucimiento para el cantante/grupo popular del momento. Estas películas, normalmente de calidad dudosa, se producían para aprovechar el éxito del momento y no cuidaban demasiado los aspectos cinematográficos. Un ejemplo perfecto sería Los chicos con las chicas (Javier Aguirre, 1967) que aprovechaba el éxito del single de Los Bravos (que también aparecen en la película de Zulueta). Un, dos, tres... al escondite inglés tiene la misma estructura que estas películas, en el sentido que no es un musical tradicional sino que la trama crea excusas para que aparezca el grupo de turno cantando una canción, pero aquí luego no se celebra al grupo sino que es eliminado en la cruzada contra el festival de Mundocanal.

Es una lástima que Zulueta no se prodigara más como director de largometrajes, centrándose en su trabajo como diseñador y dirigiendo memorables episodios de televisión (disponibles en el archivo de RTVE) y cortometrajes. Pero sus dos películas son personales, únicas y fantásticas, una es oscura, Arrebato, y la que centra este artículo puede que sea más luminosa pero no por ello deja de ser corrosiva y popera. Y cuando haces "pop" ya no hay stop.

30 jul 2022

El sexo de la bruja (Il sesso della strega)

 

A veces, la línea que separa la genialidad de la torpeza es muy fina. Por ejemplo, el film de Elo Pannacciò El sexo de la bruja (Il sesso della strega, 1973). Sobre el papel, debería tratarse de un giallo con un argumento bastante común, pero la manera en que se desarrolla este argumento no es nada ortodoxa, por decirlo suavemente, lo que hace de su visionado una experiencia única.

El patriarca de la familia Hilton muere en su gran mansión, rodeado de la familia que le queda. La lectura del testamento implica que la mayor parte de la riqueza va a parar al hijo mayor, pero en caso de muerte se iría repartiendo con el resto de hijos. Por supuesto, esto da a pie a que un misterioso asesino empiece a podar las ramas del árbol familiar. Hasta aquí, todo normal, una trama giallo o de intriga bastante habitual. Pero el desarrollo es de todo menos habitual. En una entrevista, la actriz Camille Keaton, una de las protagonistas, lo único que recordaba del rodaje de esta película es hablar con el resto del reparto para ver si alguien sabía de qué iba la historia. Al parecer, ningún miembro del reparto tenía ni idea de qué trataba la película, simplemente rodaban las escenas que les indicaban y seguían adelante con el rodaje, que teniendo en cuenta el presupuesto no debió ser muy largo.

Uno de los detalles que añade mayor confusión al desarrollo, además de contar con uno de los inspectores más inútiles que recuerdo ver en una cinta del género, es el añadido de escenas supuestamente eróticas, muy atrevidas para la época. Si bien unas gotas de erotismo eran habituales en el giallo, en el caso de El sexo de la bruja, el grueso de estas escenas, protagonizadas por Franco Garofalo, al que muchos recordaréis por su memorable papel en Apocalipsis caníbal (1980) de Bruno Mattei, y Marzia Damon, los criados de los Hilton, parecen añadidas a posteriori para alargar el metraje y hacerla más atractiva a los distribuidores. A diferencia de las otras escenas, las de Garofalo y Damon no tienen ningún impacto en la trama ni se trata de personajes principales, las escenas son encajadas entre otras sin que haya relación aparente. Esto hace que el ya confuso desarrollo lo sea aún más, por eso, el hecho de que en muchas versiones estas escenas fueran cortadas casi parece más un intento de "normalizar" el film que de censura, que también claro.

Pero lo que hace esta película realmente especial son los elementos própios del género gótico y terrorífico que la llevan hacia una conclusión psicotrónica y delirante de la que no quiero revelar nada para que sea una sorpresa como lo fue para mí. El ojiplático tramo final es el que hace que esta película sea realmente memorable y que quede grabada en la memoria de aquellos que la han visto. Este tramo final, sumado a los sangrientos asesinatos y las inconexas escenas softcore, convierten El sexo de la bruja en un título a buscar no solo por los amantes del giallo, sino también por aquellos amantes del cine bizarro.

22 jul 2022

Twixt

 

A principios del siglo XXI, el cineasta Francis Ford Coppola decidió dar un giro a su carrera para revitalizarla. Se propuso dirigir tres películas con poco dinero, pocos medios y un equipo de filmación reducido. El objetivo era recargar las "pilas artísticas" volviendo a sus orígenes en el cine de bajo presupuesto bajo las órdenes de Roger Corman. Las dos primeras películas que dirigió en esta etapa fueron Tetro (2009) y El hombre sin edad (Youth Without Youth, 2007), que fueron, más o menos, bien recibidas aunque sin resonar demasiado. No pasó lo mismo con la tercera, Twixt (2011), que fue recibida con un sorprendente odio y atacada sin piedad.

Protagonizada por Val Kilmer, Bruce Dern y Elle Fanning, Twixt cuenta la historia de Hall Baltimore (Kilmer), un escritor de segunda alcohólico que, durante la triste promoción de su última novela publicada, decide quedarse en un peculiar pueblo para investigar una misteriosa muerte que puede estar relacionada o no con vampiros. Baltimore recibirá la ayuda en la investigación del fantasma de Edgar Allan Poe (Ben Chaplin).

El estreno de esta película fue más anticipado que las otras ya que se trataba del regreso de Coppola al cine de terror tras la espectacular y fantástica Drácula de Bram Stoker (Bram Stoker's Dracula, 1992). Pero Twixt no podía estar más alejada de la exuberancia estética de Drácula. Filmada en formato digital, los pocos medios a disposición de Coppola hacen que Twixt sea visualmente más pobre, a pesar de algunas secuencias oníricas que le dan un toque surrealista al film. Durante el paso del film por salas en Estados Unidos, Coppola experimentó con un sistema de edición en línea para editar la película al mismo tiempo que la mostraba al público, haciendo así partícipe a la audiencia del proceso creativo. Pero el rechazo al film cortó por lo sano con estas proyecciones especiales.

El visceral rechazo al film en Estados Unidos siempre me dejó algo perplejo. Es posible que la raíz de este rechazo se encuentre en que el film no era exactamente lo anunciado. Fue promocionado como una película de terror vampírica, cosa que Twixt no es. Tiene elementos propios del género, toques góticos, el fantasma de Poe, criaturas de la noche diversas... Pero, aún con escenas propias del género fantástico y de terror, el tono que domina es el de comedia extraña a lo David Lynch.

En el centro de la trama hay un misterio, pero lo que interesa más al film es explorar la angustia de un artista en decadencia que intenta renacer y crear algo nuevo. Coppola se centra más en este aspecto autobiográfico que en el de crear miedo en el espectador.

Twixt es, ciertamente, una película extraña con un sentido del humor más extraño. Son estos elementos, más los toques góticos y oníricos, los que hicieron que el film funcionara para mí. Otra película más odiada por la mayoría que a mí me gustó, algo que, con el paso del tiempo, cada vez me siento más cómodo.

15 jul 2022

Battle for the Lost Planet aka Galaxy Destroyer aka Galaxy

 

Editada a lo largo de los años bajo títulos distintos, Battle for the Lost Planet aka Galaxy Destroyer aka Galaxy (Brett Piper, 1986) es una artesanal película de ciencia ficción realizada con un presupuesto mínimo pero que ofrece entretenimiento máximo.

Harry Trent (Matt Mitler) es un espía industrial al que le encargan robar un nuevo prototipo de nave espacial. Lo consigue, pero luego queda a la deriva por el sistema solar. Cuando logra regresar a la Tierra, descubre que esta ha sido invadida por una aguerrida raza extraterrestre que ha vencido a todos los ejércitos del planeta y usa a los humanos como esclavos. Trent lo único que quiere es recuperar el tiempo perdido flotando en el espacio con la mayor cantidad de mujeres posible, pero se ha convertido en la última esperanza para derrotar a los Scow y devolver el planeta a los humanos.

Brett Piper mezcla distintas tendencias populares por aquel entonces: la nostalgia retro de la saga galáctica de George Lucas, las fantasías posapolípticas que imitaban la saga Mad Max y toques de space opera a lo Buck Rogers. Todo ello con lenguaje, violencia y alusiones sexuales dirigidas al público adulto en lugar de los espectáculos para todos los públicos de la mayoría de aventuras espaciales de la época. El film cuenta con un tono irónico que indica que no se toma demasiado en serio a sí mismo. Algo pensado para hacer más fácil aceptar los efectos especiales artesanales con los que se dan vida a las escenas más "espectaculares". En particular destacan las maquetas de las naves espaciales que parecen juguetes desfilando ante un espacio creado a partir de cientos de pequeñas luces brillando a través de una tela negra.

Lo artesanal de los efectos es debido, obviamente, al mencionado bajo presupuesto. Poder aceptar o no estos efectos influirá bastante en el disfrute de la película. Para mí, Battle for the Lost Planet ofrece suficiente diversión e interés como para que los efectos no impidan que me meta de lleno en ella. Al contrario, le añaden cierto encanto de serie B. Brett Piper, además de dirigir y escribir, también se encargó de los efectos con los humildes recursos que tenía a su disposición. Sin embargo, los problemas en el rodaje se produjeron a partir de la actitud de algunos miembros del reparto que causaron retrasos y que, a consecuencia de ello, empeoraron los problemas de presupuesto.

Battle for the Lost Planet es algo así como la versión punk de las aventuras de ciencia ficción producidas por Hollywood en aquel entonces. Su falta de complejos y su humor hace que el film supere los humildes medios con que fue creada.


 

 

El film fue un éxito aceptable en vídeo, algo no muy difícil teniendo en cuenta el presupuesto, así que la distribuidora le pidió a Bret Piper una secuela. Así nació Mutantes en guerra (Mutant War, Brett Piper, 1988).

En esta ocasión, Harry Trent (Matt Mitler) rescata a una joven llamada Terri (Jennifer Cates) que está siendo atacada por un mutante. Terri le pide entonces a Harry que la ayude a rescatar a sus hermanas, secuestradas por una tribu de mutantes. Esta tribu está liderada por Reinhart Rex (Cameron Mitchell), un mad doctor que quiere crear el guerrero mutante definitivo que le ayude a dominar el mundo.

La secuela contó con un poco más de dinero que la anterior entrega, lo que hizo posible contratar a Cameron Mitchell por un par de días. Esta vez no hubo problemas con el reparto, todo el mundo se portó de forma profesional. Los problemas fueron generados por un entrometido productor que continuamente le hacía las cosas complicadas a Brett Piper. Esto hizo que terminar la película fuera bastante complicado para el director, que otra vez se encargaba él mismo del guion, la dirección y los efectos especiales.

Tal vez por el poco interés que tenía Piper de hacer una secuela de Battle for the Lost Planet, tal vez por los problemas con el productor entrometido, pero la cuestión es que esta secuela no funciona tan bien como la primera. Tiene un acabado más profesional y no tan punk como la anterior, pero también es menos arriesgada y más mainstream, con una historia no muy interesante. Sin embargo, puede resultar entretenida gracias a las generosas dosis de acción y, al ser bastante corta, se pasa rápido.

8 jul 2022

Beware! Children at Play

 

La polémica Beware! Children at Play (Mik Cribben, 1989), distribuida en su dia por Troma, se ha convertido, merecidamente, en una película de culto. Es una especie de versión punk y destripada de ¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibáñez Serrador, 1976) pero con suficientes toques originales para darle personalidad propia.

El escritor John DeWolf (Michael Robertson) va, acompañado de su familia, a visitar a su amigo Ross Carr (Rich Hamilton), sheriff de un pequeño pueblo de oscuro pasado en el que están desapareciendo los niños del lugar, presuntamente secuestrados. La situación irá empeorando hasta culminar en una de las masacres más demenciales del cine de terror.

Mik Cribben escribió el argumento de Beware! sin entrar en detalles, centrándose principalmente en la memorable parte final. Fred Scharkey, amigo de Cribben, escribió el guion completo a partir de lo escrito por el director. Scharkey era un hombre culto, profesor de literatura, de ahí que decidiera añadir referencias literarias a lo que fue ideado como una película de terror gore de bajo (bajísimo) presupuesto. Añadir referencias a Beovulfo a la trama, más otros detalles propios del folk horror, es lo que hace que esta película destaque como algo más que un festival de mutilación y asesinatos.

Otro punto a favor de la película es la mezcla de comedia y terror, que hace que las limitaciones propias del bajo presupuesto se puedan ignorar y no impidan que se disfrute de esta sangrienta joya. Porque se disfruta enormente con la locura desatada de esta película, como ¿Quién puede matar a un niño? pero sin alegorías sociales ni nada. No es de extrañar que Troma no se lo pensara dos veces para distribuirla cuando Cribben les llevó la película a Lloyd Kaufman y Michael Herz.

Actualmente editada en Blu-ray por Vinegar Syndrome, la película estuvo mucho tiempo perdida en la tierra de los VHS. Pero su historia, con canibalismo y asesinatos indiscriminados, fue ejecutada de forma lo bastante punk y psicotrónica como para asegurar su supervivencia. Cribben siguió trabajando en el mundo del cine, principalmente como cámara y técnico de sonido, pero esta es la única película que dirigió. Una lástima, ya que habría sido interesante ver que otros demenciales ataques al buen gusto podría haber lanzado sobre los exploradores del cine de culto.