3 ene 2025
Gorgo
18 sept 2020
Gamera: Trilogía Heisei
Durante mediados de los 90 del siglo XX, se produjo un hecho sin precedentes: el eterno secundón Gamera superó al rey de los monstruos Godzilla con una trilogía de películas que, no solo fue más allá de las expectativas de los fans, además acabaron siendo consideradas la cima del género. Vamos a repasar esta trilogía, en un artículo que está más pensado para los neófitos o aquellos que desconozcan las kaiju eiga, o películas de monstruos gigantes, que para los fans, porque mi intención es crear nuevos fans de estas obras maestras.
Un poco de contexto antes. En 1965, la compañía Daiei estrenaba El mundo bajo el terror (Daikaijû Gamera, Noriaki Yuasa). Film en el que nacía Gamera, una tortuga gigante voladora que escupía fuego por la boca, con el objetivo de competir con las películas de Godzilla de la Toho. Daiei experimentaba diversos problemas económicos, que acabarían llevando la compañía a la bancarrota, así que las películas de Gamera se fueron produciendo con presupuestos cada vez más reducidos. El director Noriaki Yuasa fue el principal director de la franquicia Gamera en esta época, convirtiendo a la tortuga gigante en el amigo de los niños, en una serie de películas con decidido tono infantil. En total se estrenaron ocho películas, estrenada la última en 1980, Supermonstruo (Uchu kaijû Gamera), que Yuasa dirigió contando con el más bajo presupuesto de la saga, lo que obligó a que fuera un film nutrido principalmente con clips de las películas estrenadas entre 1965 y 1971.
Y así llegamos a 1995, con Gamera convertido en un chiste. Por eso, cuando al director Shûsuke Kaneko se le presentó la oportunidad de dirigir una nueva película de Gamera para la nueva Daiei coincidiendo con el 30º aniversario del personaje, al principio pensó en rechazar el proyecto. Pero entonces, debido a que Gamera no era reverenciado como Godzilla, vio que podía transformarlo y crear algo que atrajera al fan adulto de las películas de monstruos gigantes japonesas, con la complicidad del guionista Kanzunori Itô.
Así nació Gamera: El guardián del universo (Gamera daikaijû kuchu kessen, 1995). Aunque en un principio vio algunas de sus ideas frenadas por unos ejecutivos que todavía tenían en la cabeza al antiguo Gamera, Kaneko creo un film trepidante, adulto y tremendamente emocionante. Se reinterpreta el origen de Gamera, que aquí es un arma biológica creada por una avanzada civilización atlante con la misión de defender la Tierra de amenazas externas.
Y atención: su misión es defender la Tierra, no a los humanos. Una distinción que será desarrollada en las siguientes películas, introduciendo en todas ellas también un mensaje ecologista de fondo.
En esta primera entrega Gamera se enfrenta a Gyaos, rival que aparecía en la franquicia clásica, un monstruo gigante con gusto por la sangre humana. Entre los personajes humanos hay dos que tendrán un papel destacado en la trilogía: la ornitóloga Mayumi Nagamine (Shinobu Nakayama) y la joven Asagi Kusanagi (Ayako Fujitani). Asagi crea un vínculo con Gamera que será determinante en las siguientes entregas.
Este primer film arranca de forma habitual en el género, con el descubrimiento de los monstruos, sin estar seguros de las intenciones de cada uno, para luego pasar a la acción y la destrucción entre la que se desarrolla también el drama de los personajes humanos. Pero esta ejecución de la tradicional película kaiju se hace de forma que parece nueva, desechando los clichés habituales.
La película se estrenó con un tremendo éxito de crítica y público, llegando las alabanzas incluso de fuera de Japón. La calidad del film hizo que se decidiera hacer una trilogía con el mismo equipo en las siguientes entregas.
Hemos mencionado al director Shûsuke Kaneko y al guionista Kazunori Itô como instrumentales en resucitar a Gamera con una película de gran calidad. Otro responsable del éxito de la primera película y fundamental en cada una de estas tres películas es el director de efectos especiales Shinji Iguchi. El trabajo de Iguchi integrando distintas técnicas para desarrollar las monstruosas batallas es realmente impresionante, llevando al límite lo que era posible hacer entonces, incluso el disperso uso de CGI casa perfectamente con las maquetas y trajes. En Gamera 2: El ataque de Legión (Gamera 2: Region shurai, 1996) Iguchi logra crear planos con maquetas que dejan la boca abierta, debido precisamente a que no parecen realizados con maquetas.
En esta segunda entrega, Kaneko e Itô le dan al film una atmósfera más cercana al cine de terror con Legión, un monstruo que procede del espacio y trae consigo una legión de insectos gigantes. El ataque de los insectos sirve para crear escenas que recuerdan a otras de marines matando xenomorfos, aunque aquí los esfuerzos de las fuerzas de autodefensa japonesas tienen poco que hacer ante esta amenaza. Es posible que, personalmente, esta segunda entrega sea la que más me gusta por esos toques de cine de terror al inicio, que se encadenan con escenas de destrucción masiva, trayendo de vuelta los traumas de ataques nucleares japoneses.
Con esta segunda entrega, Kaneko, Itô e Iguchi logran lo que parecía un imposible: una secuela que supera al original, con un tono más épico, a pesar de que los esfuerzos para que la calidad de los efectos especiales no se resintiera por el ajustado presupuesto significara que se redujo el número de secuencias con efectos. Aunque no lo parece, porque repito que es un film que es mucho más épico que la primera entrega. Y mucho más épica aún es la tercera entrega que cierra esta trilogía.
Tras dos películas que habían llevado el género a nuevas cimas, las expectativas generadas por esta tercera entrega eran muy altas. Unas expectativas que se vieron cumplidas de largo con Gamera 3: La venganza de Iris (Gamera 3: Jashin kakusei, 1999).
Una película que además de cerrar la trilogía a la perfección, le pasa la mano por la cara a los americanos que habían intentado enseñar a los japoneses cómo se hacía una película de monstruos con Godzilla (Roland Emmerich, 1998). Shûsuke Kaneko y Kazunori Itô crean una historia que se centra en un tema entonces original, que actualmente ha sido tratado en diversas películas Marvel: los daños colaterales. En esta ocasión, el monstruoso villano Iris se origina gracias a la joven Ayana Hirasaka (Ai Maeda), una chica huérfana cuyos padres murieron cuando, en una de sus peleas, Gamera derribó el edificio en el que se encontraban. Las consecuencias de las acciones de Gamera y si tiene alguna conexión con los seres humanos son el centro de la trama.
Shingi Iguchi se luce con un tramo final que, como decía antes, es realmente épico. También era la última oportunidad de hacer una película que todavía usara hombres con trajes, ya que el desarrollo de la animación por ordenador con resultados cada vez más realistas marcaría el fin de este estilo de crear batallas monstruosas. Pero por lo menos se cierra por todo lo alto.
Esta trilogía marcó un antes y un después en el género, impulsando la carrera de los cineastas responsables. Hoy día son respetadas como hitos del género. Son películas que, creo, pueden fascinar incluso a aquellos que desconozcan el género o no sean aficionados al mismo. Las recomiendo mucho especialmente a aquellos que no se les ocurriría nunca ver una película con monstruos gigantes.
2 ene 2019
The X from Outer Space (Uchû daikaijû Girara)
17 ene 2017
Shin Godzilla (Shin Gojira)
28 abr 2014
La humanidad en peligro (Them!)
11 abr 2013
¡Moluscos gigantes van a por ti!
Hoy me complazco en presentaros The Monster That Challenged the World (Arnold Laven, 1957), una estupenda monster movie que nos presenta una comunidad que sufre los ataques de unos gigantescos moluscos prehistóricos, liberados tras un terremoto.
Y no es que The Monster... sea tan buena como Tiburón, ni mucho menos, pero la habilidad a la hora de crear escenas de suspense, el desarrollo de los personajes y las buenas interpretaciones hacen que uno se meta de lleno en la historia. Además de que ciertos recursos para crear suspense utilizados en este film luego aparecen en otros como el mencionado clásico de Spielberg e incluso en Amor a quemarropa (True Romance, Tony Scott, 1993). La escena del principio, en la que mueren los tres marineros, es un perfecto ejemplo de la habilidad del film para crear tensión. Y especialmente brillante me parece la conclusión de la escena en que la enorme sombra del monstruo cubre a un marinero que, literalmente, se muere de miedo.
El film también tiene sus momentos de repelús. O, por lo menos, a mí me provocaron cierto repelús. En particular una escena en que vemos como uno de estos moluscos ataca a un submarinista: vemos la masa de la criatura, casi lovecraftiana, que agarra al pobre desgraciado por la espalda y le clava dos enormes colmillos para luego proceder a chuparle la sangre. Se ve de forma breve, pero no por ello impresiona menos (creo que por lo breve impresiona, de hecho).
El ritmo del film también está muy conseguido. En poco más de hora y veinte se nos muestra la batalla contra los moluscos gigantes y ataques diversos, además de añadir un romance entre el comandante Twillinger y la secretaria Gail MacKenzie (Audrey Dalton), así como la evolución de Twillinger de tipo estricto y duro a ser humano.
Un título muy entretenido y sólido procedente de la era dorada de los monstruos radioactivos. Los aficionados al género seguramente la disfrutaran bastante y los que no lo sean podrán descubrir hasta que punto son "originales" las películas de monstruos actuales.
4 mar 2013
El alimento de los dioses (The Food of the Gods)
Si disfrutasteis como yo de La larga noche de la furia (Night of the Lepus, William F. Claxton, 1972) es posible que también disfrutéis de El alimento de los dioses (The Food of the Gods, 1976), una producción de Samuel Z. Arkoff escrita y dirigida por Mr. B.I.G. en persona: Bert I. Gordon, dos nombres familiares para los amantes de la serie B.
Gordon adapta una porción de una novela de H. G. Wells, otras porciones de esa novela (El alimento de los dioses [The Food of the Gods and How It Came to Earth]) ya las había aprovechado Gordon en su film El pueblo de los gigantes (Village of the Giants, 1965), para crear una entretenida película protagonizada por un grupo de personas atrapadas en una isla en la cual los animales han adquirido un tamaño gigantesco por culpa de una extraña substancia salida de las entrañas de la tierra.
El director le añade al film una pátina ecológica para justificar los desmanes de gallinas, avispas y, sobretodo, ratas gigantescas. Gordon se encargó de los efectos especiales, algo que era habitual en él, y utilizó toda una serie de técnicas distintas para crear sus ilusiones, combinando maquetas y trucos de cámara con muñecos y animales reales. Todo ello visto hoy día resulta primitivo, pero también le añade encanto y hace que resulte un film bastante divertido (como si una película en la cual un personaje es atacado por un gallo gigante no resultase ya suficientemente divertida).
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Divertido póster lleno de "hechos científicos" pensado para darle seriedad a la película. |
El guion avanza bastante rápido, el film dura poco más de 80 minutos, con lo cual pasa algo divertido en pantalla continuamente, ya sea algún ataque de animal gigantesco o alguna línea de diálogo ridícula. Los personajes parecen sacados de una película de los 50 y dejados caer en los 70. Marjoe Gotner es Morgan, el protagonista, intrépido y valiente hombre de acción, actúa demasiado rápido como para que te des cuenta de si es bueno o malo como actor. Pamela Franklin es Lorna, una científica destinada a caer rendida ante los viriles encantos de Morgan, hace poco más que señalar algún monstruo. Ralph Meeker es el señor Bensington, el avaricioso empresario que quiere explotar económicamente "el alimento de los dioses", según dice en la película "es un bastardo y lo sabe". El resto del reparto lo completan la veterana Ida Lupino y rostros familiares de la serie B como el de Belinda Balaski.
Sorprendentemente sangrienta para ser una película apta para todos los públicos, es un film que resulta imposible tomarse en serio pero no por ello deja de ser entretenido. Nos presenta un mundo de serie B en el cual los personajes aceptan las cosas sin pararse a pensar que toda la situación es una locura. En una de las escenas al principio del film cuando los protagonistas todavía no saben que pasa, Morgan entra en un establo y es atacado por un gallo gigante, mientras dos gallinas gigantes pasan el rato. Cuando el personaje de Ida Lupino le dice que le quiere enseñar algo, justo después del ataque del gallo, Morgan le responde "señora, ya he visto sus gallinas", como si cada día se encontrase con animales gigantes. Es como una escena de la genial Humanoides del abismo (Humanoids from the Deep, Barbara Peeters, 1980) en que uno de los personajes anuncia que las muertes son provocadas por monstruos mutantes marinos y todos le creen de inmediato sin cuestionarlo.
El alimento de los dioses es una de esas películas tan malas que son buenas. A mí me resulta muy entrañable y divertida y si también os hacen gracia este tipo de cosas, disfrutareis bastante con este título.
12 jul 2012
Arac Attack (Eight Legged Freaks)
Esta no es una desconocida joya a descubrir. Esta no es una pequeña maravilla a reivindicar. Esta es una peli tonta que me hace gracia.
La estructura del film es la habitual: al principio conocemos a los personajes y sus historias y dramas, con una trama muy predecible sobre la mina del pueblo, ataques aislados primero y luego la gran invasión arácnida. Es en esta segunda mitad de la película que realmente se perdona cualquier fallo anterior ya que es pura diversión. Cierto que el empleo de arañas CGI canta en algunos momentos, pero también se utilizan arañas "prácticas", con lo cual se equilibra un poco.
Arañas gigantes destruyendo un pueblo, una
Esto no tiene nada que ver con Arac Attack, pero me parece que está bastante bien, estéticamente hablando. Descarga gratuita en http://jjamzmusic.com/
4 jun 2012
La larga noche de la furia (Night of the Lepus)
28 feb 2012
Deep Rising. El misterio de las profundidades (Deep Rising)
7 nov 2011
La serpiente voladora (Q aka Q: The Winged Serpent)
Por ejemplo, hay una escena que Cohen improvisó tras saber que Moriarty sabía tocar el piano, en la que muestra al personaje de Moriarty, el perdedor Jimmy Quinn, intentando conseguir un trabajo. La escena no queda como un simple añadido, nos proporciona información sobre el personaje y además Cohen luego reescribió otra escena de la parte final de la película que hace referencia a la del piano. Así, a pesar de la forma apresurada y algo caótica en que fue rodada, Q tiene un guion perfectamente cohesionado y estructurado en el que no queda ningún cabo suelto ni se deja nada al azar.
Pero es posible que muchos halláis llegado hasta aquí y os estéis preguntando: ¿qué demonios es Q?
Q es la abreviatura de Quetzatcoatl, un dios en forma de monstruosa serpiente voladora que ha sido despertado gracias a los sacrificios humanos que un fanático seguidor suyo hace en su honor. Estos sacrificios humanos están siendo investigados por la pareja de policías Shepard y Powell (Carradine y Roundtree, respectivamente), que también investigan una serie de misteriosas muertes y desapariciones que tienen lugar en los rascacielos de la ciudad. Paralelamente, Jimmy Quinn (Moriarty) intenta obtener un trabajo honrado, pero cuando no le contratan en el bar en el cual trabaja su novia Joan (Clark), no le queda más remedio que aceptar un trabajo como conductor en un atraco. Huyendo de la policía descubrirá, en lo alto del edificio Chrysler, un extraño y enorme nido, en el cual descansa un gigantesco huevo.
Cohen mezcla de manera soberbia tres tramas que darían para tres películas en una única y fantástica maravilla: la trama de los sacrificios humanos daría para un thriller, la trama principal sola daría (y da) para una monster movie y la historia de Quinn daría para un estupendo drama criminal. Cohen maneja todos estos elementos y los integra sin que nada sobre o falte.
Como resultado final, el notable desarrollo y caracterización de los personajes, así como la atípica manera en que se construye lo que podría ser un rutinario film del estilo "matemos al monstruo gigante", hacen resaltar a Q por encima del películas parecidas del género.
Entretenida, emocionante, divertida y con una estupenda animación stop motion, Q es un clásico tremendamente recomendable, especialmente en la mencionada edición especial de Anchor Bay Uk, que tiene una gran calidad de imagen y sonido (pista DTS incluída). Por lo menos, hasta que salga el Blu-ray.
19 oct 2011
El planeta de los dinosaurios (Planet of Dinosaurs)
2 jun 2011
¡MUERTE A LOS HUMANOS!
Con una duración aproximada de 69 minutos, la película no te da tiempo a que te aburras. El ritmo acelerado intensifica la tensión de los astronautas perseguidos por un monstruo más feo que el pecado. No sólo eso, además tienen tiempo de crear triángulos amorosos, rivalidades y desarrollar personajes, todo un logro. Es curioso ver como imaginan el futuro partiendo de lo que conocían del presente: la expedición a Marte carga con un montón de armas y todos van armados como si se fueran a una jungla y no a otro planeta. Tenemos la típica escena, un clásico desde los años 40, en la cual se informa en una sala a un montón de periodistas que salen corriendo a informar a sus periódicos. También destaca el hecho de incluir a dos mujeres en la tripulación en una época en la cual el papel de la mujer en el cine era como recurso sentimental y poco más. Aquí se muestra a mujeres con carrera, científicas, en igualdad de condiciones que los hombres, algo que en los 50 sólo ocurría en las películas de ciencia ficción.
Como podéis ver, su argumento ha sido infinidad de veces copiado, imitado y reproducido, pese a todo la película sigue siendo entretenida de ver, gracias también al trabajo de los actores que se enfrentan a un memorable marciano con total seriedad.
Planeta sangriento (Queen of Blood, Curtis Harrington, 1966): Memorable producción de Roger Corman, protagonizada por un gran reparto que incluye a John Saxon, Dennis Hopper y Basil Rathbone. La película se beneficia de unos memorables y fantásticos efectos especiales... "cortesía" de un par de películas rusas.
Al parecer, con el objetivo de rodar películas de ciencia ficción lo más baratas posibles, algunas compañías tenían la costumbre de comprar películas de ciencia ficción rusas y usar sus imágenes mezcladas con metraje filmado en Estados Unidos. Con la Guerra Fría de por medio, no es que nadie se fuese a quejar. Sí que resulta curioso ver letras cirílicas en lo que se supone es una nave de rescate americana.
La historia nos sitúa de nuevo en el futuro: 1990. Una especie alienígena desconocida contacta con la Tierra anunciando su visita de buena voluntad. Sin embargo se estrellan en Marte e inmediatamente se envía una misión de rescate desde la Tierra. Esta misión encontrará una única superviviente que muy pronto descubrirán que se alimenta de sangre humana.
Hipnótica e inquietante, resulta un claro antecedente del desmelenado clásico de Tobe Hooper Fuerza vital (Lifeforce, 1985). Resulta increíble como Harrington logra que una película hecha con un mínimo presupuesto y utilizando efectos y escenarios de otros filmes resulte tan efectiva. La atmósfera extraña y la manera en que los astronautas se ofrecen a la extraterrestre hacen que la película acabe atrapando.
La guerra de los mundos (War of the Worlds, Byron Haskin, 1953): Primera adaptación cinematográfica de la novela de H. G. Wells, superior al remake de Steven Spielberg, y modelo de invasión marciana copiado hasta la saciedad. La historia ya la conocéis: una serie de misteriosos meteoritos resultan ser naves espaciales provenientes de Marte con la intención de doblegar el planeta.
Algo a destacar de esta película es que consigue transmitir la sensación de una invasión global y no algo que sucede sólo en Estados Unidos. La cámara nos lleva alrededor del mundo, observando los estragos que causan los marcianos y como todas las naciones se ven impotentes ante la ola de destrucción. Una destrucción llevada a cabo gracias a unos tremendos efectos especiales, como era habitual en las producciones de George Pal.
Esta película está ligada íntimamente con mi infancia: recuerdo ver fascinado las naves flotando por ciudades arrasadas disparando unos terribles rayos que hacían un característico y único sonido. Es cierto que las naves y los marcianos no se parecen a los que Wells describió en su novela, pero creo que los creados para esta película son mucho más bellos y visualmente estimulantes que las máquinas industriales ideadas por Wells.
La edición especial en DVD incluye la infame adaptación radiofónica que hizo Orson Welles, también muy interesante.
El monstruo de otro planeta (20 Millions Miles to Earth, Nathan Juran, 1957): Otra fantástica producción con el sello de Ray Harryhausen que se lució a la hora de crear el Ymir, un visitante de Venus. En esta ocasión, el Ymir no viene por voluntad propia: la primera nave en explorar Venus se lo trae de recuerdo, pero cuando la nave se estrella en la costa italiana, el Ymir escapa.
Esta película destaca por su ambientación europea, en lugar de destrozar San Francisco o Nueva York, Ymir se dedica a destrozar y pasearse por Roma, como un turista más. También es curioso como el director parece querer que la criatura nos resulte simpática al hacerla en la primera parte de la película bastante entrañable, cuando es una criatura diminuta. De modo que cuando crece y se convierte en una fuente de destrucción no podemos evitar pensar que, al fin y al cabo, todos hemos tenido adolescencias más o menos conflictivas.
El argumento y desarrollo del film no es muy diferente del de otras películas del estilo y son los fantásticos efectos especiales del maestro Harryhausen los que consiguen que el espectador mantenga el interés y que no se aburra. El Ymir tiene un gran diseño y es bastante diferente de las anteriores criaturas gigantescas decididas ha aplanar las ciudades de la Tierra.
Regreso a la Tierra (This Island Earth, Joseph M. Newman, 1955): Todavía discuto conmigo mismo si esta película me gusta porque es muy buena o muy mala. El doctor Carl Meacham (Rex Reason), uno de esos aventureros que es científico nuclear y piloto, recibe un extraño paquete. Al abrirlo descubre las piezas de una extraña máquina que, una vez montada, resulta ser un comunicador. A través de esta máquina, el interocitador, el doctor Meacham se pone en contacto con Exeter (Jeff Morrow), un sujeto de frente extraordinaria el cual le comunica que ha pasado con éxito una prueba (construir el interocitador) y que se le invita a unirse a una comunidad científica secreta. El doctor Meacham no duda en unirse a esta comunidad en la cual están reunidos los mejores científicos del mundo y descubrirá que todo forma parte de un complot metalunado.
Por un lado, la película desarrolla su argumento llenándolo de detalles absurdos. Por otro, las escenas finales en Metaluna con los mutantes son realmente fantásticas. Esta mezcla de aciertos y fallos hacen de ella un título memorable tanto en serio como desde una perspectiva irónica. Fue de hecho el título utilizado en la película que se hizo de la serie Mystery Science Theater 3000 en la cual se burlan despiadadamente de ella.
Sea o no una buena o mala película, lo dejo a vuestro criterio. Yo disfruto viéndola y me resulta terriblemente entrañable. Cierto que cae en incongruencias pero para mí no hacen más que añadirle encanto y diversión. Además de que los actores están estupendos. También es otro título de ciencia ficción de los 50 bastante progresivo en el sentido que muestra una comunidad científica compuesta por hombres y mujeres provenientes de todo el mundo.
28 abr 2011
¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No! ¡Es la masa devoradora!
Tuvo que llegar 1988 para ver The Blob en toda su gloria devoradora. Chuck Russell y Frank Darabont, el mismo equipo de la excelente Pesadilla en Elm Street 3 (A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors, 1987), nos ofrecieron la estupenda El terror no tiene forma (The Blob) (por cierto, el título castellano era el eslógan que usaron para promocionar la película en Estados Unidos).
El guion de Russell y Darabont (el cual introduce algunas referencias a Stephen King, curioso teniendo en cuenta la película que comentábamos ayer) es el ejemplo del remake perfecto: es respetuoso con el original, incluyendo personajes y situaciones significativos, pero supera con creces la original desarrollándola y ampliándola haciendo que la nueva versión tenga sentido y valga la pena. La dirección de Russell traduce las ideas del guion en imágenes de manera acertada, montándonos en una tremenda montaña rusa. La película original es entrañable y divertida pero esta versión es, simplemente, mejor.
Otro detalle significativo que detectamos al comparar las dos versiones es que podemos ver los cambios políticos y sociales que se produjeron en Estados Unidos en el intervalo entre las dos películas. La primera de 1958 fue rodada en plena Guerra Fría de ahí que la amenaza provenga del exterior con la intención de acabar con la inocente y sana población americana. La versión de 1988 fue rodada durante la era Reagan, por lo que la amenaza en esta ocasión proviene del propio gobierno de los Estados Unidos que no tiene ningún tipo de escrúpulos a la hora de sacrificar todo un pueblo en nombre de la seguridad nacional.
Esta película es también un ejemplo de la excelente salud de la que gozaba el género durante los ochenta: mezcla comedia con terror de manera efectiva, está llena de referencias y homenajes y los efectos especiales son fantásticos, brillando especialmente a la hora de representar a las pobres víctimas devoradas por la masa. Resumiendo, esta película es divertida y tensa, tiene grandes momentos de suspense y grandes momentos sangrientos.
27 abr 2011
Un interesante comentario social. Con tentáculos.
La elección de este estilo vino motivada por la participación de Darabont en la serie The Shield, de la cual dirigió un episodio, experiencia de la cual salió entusiasmado por el estilo "de guerrilla" que usaba la serie. Además, para abaratar costes y mantenerse en el calendario de producción, Darabont cogió el mismo equipo de cámaras que trabajaba en The Shield para rodar La niebla. Un estilo que casa muy bien con el espíritu de la serie B a la cual se hace un homenaje. Este homenaje lo notamos no sólo en el estilo a la hora de rodar las escenas, también en el espartano uso que se hace de la música. El director juega mucho con el silencio para crear suspense, mientras que la música es muy sutil y minimalista, se emplea sólo en algunos momentos puntuales, y no es hasta el final que realmente se hace presente.
La película además de ser un homenaje al cine de serie B de los 60, es también, como decía al principio, una alegoría social de la sociedad americana y el estado de miedo y paranoia en el cual había caído tras los ataques del once de septiembre. Igual que en los 60 y 70, la película refleja el malestar social que provocó los intentos de la administración Bush de manipular a la población mediante el miedo.
La niebla se convierte así en un estudio sobre como afecta el miedo a lo desconocido a las personas. Cómo reaccionan ante eventos que les superan y no entienden. De ahí que, a medida que avanza la película, el foco de preocupación de los protagonistas deriva de las criaturas de otra dimensión que les atacan hacia la locura que está extendiendo la señora Carmody (una estupenda Marcia Gay Harden), definida por David Drayton (Thomas Jane, estupendo también) como "nuestra Jim Jones particular." Los protagonistas quieren huir del supermercado antes de que la locura se acabe desatando definitivamente entre los supervivientes atrapados dentro. Esta visión pesimista de la especie humana es resumida por Ollie (Toby Jones, otro estupendo) en el siguiente diálogo: "Como especie somos principalmente dementes. Pon a más de dos de nosotros en una habitación, cogemos bandos y empezamos a pensar razones para matarnos unos a otros. ¿Por qué te crees que inventamos la política y la religión?"
Como es evidente, gran parte de la efectividad de la película, no sólo en transmitir el suspense, se haya, aparte del experto manejo de Darabont y su equipo de cámaras, en el gran reparto de actores que hacen creíble el drama que atraviesan sus personajes. Los ya mencionados Thomas Jane, Marcia Gay Harden y Toby Jones son grandes actores de solvencia contrastada. Además de a éstos profesionales se ha de añadir la gran elección de actores de carácter, todos de un aspecto realista y muy poco hollywoodiense. Algunas caras familiares para los aficionados al género como William Sadler y Jeffrey DeMunn, además de Laurie Holden (vista en Expediente X y The Walking Dead) y Alexa Davalos (a la cual es posible que recordéis por Las crónicas de Riddick (The Chronicles of Riddick, David Twohy, 2004) y la nueva Furia de Titanes (Clash of the Titans, Louis Letterier, 2010)). La gran calidad del trabajo frente a las cámaras se extiende a los secundarios, como Brian Libby que realmente parece un motorista al cual hubiesen puesto directamente frente a la cámara, y extras.
Otro motivo por el cual La niebla resulta tremendamente disfrutable para los aficionados, dejando de lado monstruos y análisis social, es la variada naturaleza de homenajes presentes en la cinta. El que más llama la atención es el que se hace al trabajo de Drew Struzan, un artista dedicado al arte de los pósteres cinematográficos, como los de la saga Indiana Jones. En la escena que abre la película tenemos un doble homenaje a Struzan y a Stephen King: el cuadro que pinta David Drayton, pintado en la realidad por Struzan, es una referencia a la saga de la Torre Oscura de Stephen King. En las paredes del estudio podemos ver otras obras de Struzan como el póster que hizo para el clásico de John Carpenter La cosa (The Thing, 1982). Struzan también pintó los pósteres de La niebla y es el máximo representante de un arte que parece casi perdido. He aquí algunas de sus obras míticas:
A pesar de que el bajo presupuesto empleado le otorgó a Darabont cierta libertad artística a la hora de realizar La niebla, los Weinstein (cuya compañía produjo la película) no le permitieron llevar a cabo otro detalle destinado ha enfatizar el homenaje al cine de serie B. El propio Darabont lo explica:
La referencia que hace al postfacio de Stephen King es a las notas incluidas en la antología de relatos del autor Skeleton Crew. Antología que por alguna razón fue dividida y editada en diferentes libros en España. Aquí tenéis lo que comenta Stephen King al respecto, traducido de mi edición de Skeleton Crew: (...) Estaba hacia la mitad de la cola del medio (del supermercado), buscando panecillos para perritos calientes, cuando me imaginé una gran ave prehistórica volando hacia el mostrador de la carne de la parte de atrás, tirando latas de piña en conserva y botellas de salsa de tomate. Para cuando mi hijo Joe y yo estábamos en la salida, me estaba entreteniendo a mi mismo con una historia sobre toda esa gente atrapada en un supermercado rodeado de animales prehistóricos. Pensé que era tremendamente divertido: como si El Álamo la hubiera dirigido Bert I. Gordon. (...) Debo decirte que me gusta la metáfora implícita en el descubrimiento que hace David Drayton de sus propias limitaciones, y me gustó la jovial cutrez de la historia: ésta se supone que la has de ver en blanco y negro, con el brazo alrededor de los hombros de tu chica (o chico), y un gran altavoz encajado en la ventana (en un autocine). Tú te inventas la segunda película.
El Bert I. Gordon al que hacen referencia Stephen King y Frank Darabont es el director de clásicos de la serie B como Earth vs. the Spider (1958), El alimento de los dioses (The Food of the Gods, 1976) y L'imperi de les formigues (Empire of the Ants, 1977). Seguramente las dos películas más populares de este director son las protagonizadas por un gigantesco hombre dedicado a destruir y sembrar el caos: El gigante ataca (The Amazing Colossal Man, 1957) y La guerra de la bestia gigante (War of the Colossal Beast, 1958).
En cuanto a la versión en blanco y negro, es cierto lo que dice Darabont de que tiene un innegable aire sesentero. El blanco y negro hace que los efectos de las criaturas sean más creíbles y consigue crear un atmósfera de pesadilla más onírica que la versión en color, aunque tal vez es porque yo soy de ésos friquis que menciona Darabont que disfruta del cine en blanco y negro. Lo ideal es ir alternando entre las dos versiones, ya que realmente parecen películas diferentes. La versión en blanco y negro fue incluida en la edición de tres discos que sacó Manga Films (que no incluye la introducción que habéis visto arriba) en España. La edición en Blu-ray de Manga sólo tiene la película en Blu, siendo los otros dos discos los mismos DVD que habían salido antes, de ahí que recomiende la edición americana en Blu-ray de dos discos, que contiene las dos versiones en HD.
Para mí La niebla es una de las mejores adaptaciones que he visto de Stephen King, lo digo como fanático absoluto del escritor: es difícil que me guste alguna, y una estupenda película de terror con sus toques de ciencia ficción. Contiene grandes secuencias y momentos, como cuando los supervivientes ven pasar el monstruo diseñado por el grandioso y mítico Berni Wrightson. Es también una película inteligente sin resultar pretenciosa, sus reflexiones no impiden que uno disfrute con el monstruoso espectáculo que nos ofrece.