8 ago 2025

Cobra en el siglo XXI

 


 

No dudé ni un momento en hacerme con la nueva edición en 4K que se ha editado de Cobra, el brazo fuerte de la ley (Cobra, George P. Cosmatos, 1986). Una película esencialmente ochentera, que no se podría haber hecho en ningún otro momento en el tiempo, el tipo de película que Frío como el acero (Stone Cold, Craig R. Baxley, 1991) intentaba emular, que siempre había disfrutado de principio a fin. Sin embargo, al volver a verla ahora, en el actual clima político, he de admitir que me ha preocupado cómo la podrían interpretar las nuevas generaciones.

Cobra nace cuando se estaba poniendo en marcha la producción de Superdetective en Hollywood (Beverly Hills Cop, Martin Brest, 1984). Los productores, teniendo en cuenta que era una superestrella en ese momento, le ofrecieron el proyecto a Sylvester Stallone para que lo protagonizara. Stallone, como es habitual en él, cogió el guion y lo reescribió a su gusto. Los productores vieron que Stallone se apartaba demasiado de la comedia de acción que tenían en mente así que decidieron retirar la oferta. Pero no fue una pérdida de tiempo, ya que es durante la rescritura del guion que Stallone crea a Marion "Cobra" Cobretti.

"Marion" era el nombre real de John Wayne, un homenaje que indica el tipo de héroe que quería crear Stallone. Decidido a no desperdiciar el trabajo que había hecho, Stallone se hizo con los derechos de la novela Fair Game, escrita por Paula Gosling, para aprovechar lo que había hecho para Beverly Hills Cop en una nueva película (la misma novela sería luego la base de Caza legal [Fair Game, Andrew Sipes, 1995], el debut en el cine de Cindy Crawford). Así crea una historia sobre un policía rebelde que sigue sus propias normas, Cobra es el policía que llaman para solucionar los trabajos que nadie quiere. Cobra es asignado para proteger a Ingrid Knudsen (Brigitte Nielsen), la única testigo que puede reconocer al líder de un culto de asesinos que se dedica a cometer asesinatos y crímenes por toda la ciudad. Cobra debe enfrentarse a un ejército de asesinos para protegerla.

La mayor influencia sobre Cobra es la saga de Harry, el sucio, que por entonces iba por la cuarta entrega. El film arranca con un monólogo similar al que hay al inicio de Harry, el fuerte (Magnum Force, Ted Post, 1973) y en el reparto de Cobra nos encontramos a Reni Santoni y a Andrew Robinson, ambos con papeles importantes en Harry, el sucio (Dirty Harry, Don Siegel, 1971). Harry, el sucio nace en un momento social muy específico: por un lado, se tenía la sensación de que el crimen estaba fuera de control, especialmente alto en Nueva York, entonces una ciudad al borde de la bancarrota, y, por otro lado, hacía unos pocos años que se habían empezado a usar los derechos Miranda durante los arrestos. Aquí nace la idea de que los jueces dejaban libres a los criminales para hacer lo que quisieran y los ciudadanos sufrían las consecuencias con las calles llenas de malechores.

Las cosas habían cambiado bastante para cuando Cobra llegó a las salas de cine a mediados de los 80 del siglo XX. Pero era un momento en Estados Unidos en que imperaba la mentalidad conservadora, que gustaba mucho de propagar la idea de que los criminales tenían excesivos derechos. De hecho, se menciona en la película que los jueces dejan libres a los criminales que los policías detienen. Cobra es el medio por el cual Stallone lanzaba estas ideas, creando un policía invencible que, además de contra los criminales, debe luchar contra las normas que intentan atarle de manos. Por supuesto, esto funciona dentro del universo de la película ya que nos presenta una ciudad bajo el dominio del terror de los criminales, en el que la policía está liderada por incompetentes y chupatintas que se preocupan más por los derechos de los criminales que por los ciudadanos. Es una fantasía que hace aceptable la existencia de un policía como Cobra y que sea el héroe de la historia.

"Fantasía" es, precisamente, una palabra que define muy bien esta película. El primer montaje duraba aproximadamente 130 minutos, que luego se recortaron a 120 minutos. Para competir en taquilla, el estudio y Stallone reeditaron la película, que, sumado a los cortes para apaciguar a la censura, dejó el film en los 87 minutos que dura en la actualidad. Esto exigió muchas de las escenas que explicaban la trama y desarrollaban a los personajes quedaran fuera. Algo que en otras películas podría haber sido un detrimento, aquí funciona a su favor. El film fue concebido como una película de acción, pero se añadieron elementos propios del cine de terror y comedia, creando una extraña mezcla de géneros que va muy bien con el frenético montaje.

Estas son las razones por las que fui siempre un fan de Cobra. Lo que me ha hecho verla de distinta manera es que ahora mismo la ultraderecha está al alza, especialmente entre los jóvenes que se tragan sin cuestionar la basura misógina y racista que sueltan "bros" fachas por internet. Es un contexto en el que es más difícil de disfrutar con la película, cuando hay gente que realmente piensa como los personajes que aparecen en ella, tanto el protagonista como los villanos que buscan crear un "mundo nuevo". ¿Deberíamos castigar a la película porque hay espectadores hoy día que serían incapaces de verla como la fantasía que es?

Es algo a lo que le daba vueltas tras ver la película de nuevo, en delicioso 4K. Reflexionando también mientras le daba forma a este artículo he llegado a la conclusión de que la existencia de la ultraderecha, por muy deleznable y vomitiva que me parezca, no debería robarme de poder disfrutar con este clásico. Al fin y al cabo, siempre ha existido esta escoria, solo que ahora es más vocal y ruidosa. Pero no será eterna como lo es Cobra.

 

1 ago 2025

El vigilante nocturno (Nattevagten)

 


 

La década de mediados de los 90 del siglo XX fue una época muy interesante para el aficionado al cine de género. Primero, nuevos directores como Álex de la Iglesia y Quentin Tarantino, entre otros muchos, estaban renovando el panorama con una nueva energía irreverente y gamberra. Segundo, el cine de otros países empezaba a ser más accesible. Principalmente el cine de asiático, con sellos como Manga Films haciendo accesibles películas imposibles de ver antes, pero también de otros lugares tan exóticos como... Dinamarca.

El cine danés en nuestro país era bastante desconocido. Lars von Trier seguramente era el único ejemplo de director danés que era conocido entonces en nuestro país,  Nicolas Winding Refn no debutaría en el largo hasta 1996. Aunque El vigilante nocturno (Nattevagten, Ole Bornedal, 1994) no llegó a España, aproximadamente, hasta que se estrenó la nueva versión americana La sombra de la noche (Nightwatch, Ole Bornedal, 1997), por lo menos en salas comerciales, el hecho si quiera de que se estrenara indicaba que la película era de una gran calidad, a pesar del bajo presupuesto, y que debía haber cosechado un gran éxito internacionalmente para que se considerase distribuirla en nuestro país. Y su fama estaba justificada.

El vigilante nocturno a que alude el título es Martin (Nicolaj Coster-Waldau), un estudiante de derecho que decide coger un trabajo como vigilante nocturno en un instituto forense pensando que será una manera fácil de ganar dinero. Pronto se da cuenta que quedarse toda la noche sentado en una morgue no es el dinero fácil que imaginaba, el ambiente mortuorio empieza a afectarle.  Peor aún, un asesino en serie anda suelto en la ciudad, acumulando víctimas, y Martin se verá atrapado en la red de este psicópata.

Vi El vigilante nocturno y La sombra de la noche muy cerca la una de la otra, cuando era un joven adolescente. Y, en ese momento, me gustó más la versión americana, que discuto más abajo, que la original. Pero al reencontrarme de nuevo con la película como adulto, gracias a un pack en Blu-ray con la original y su secuela, El vigilante nocturno me ha gustado mucho más. Más allá de la calidad técnica, los movimientos de cámara, la banda sonora, ahora he visto elementos en la película que no supe apreciar en su momento. Martin y Jens (Kim Bodnia), los dos protagonistas, se desafían el uno al otro en un juego que tendrá graves consecuencias, como que es la razón por la que el asesino se fija en Martin. Este juego nace del miedo de ambos por entrar en la edad adulta, de convertirse en dos acomodados en una vida gris sin emoción. Esto se enlaza también con otro miedo: el miedo a la muerte. Un miedo que empieza a hacerse cada vez más presente debido al trabajo de Martin y que es la base de los momentos más atmosféricos e inquietantes del film.

Estos elementos enriquecen una historia de suspense, precedente de las truculentas series nórdicas y la fiebre del noir nórdico que tanto éxito han cosechado en nuestro país, que sigue funcionando hoy día. En esta época se pone de moda usar la expresión "thriller psicológico" para referirse al cine de terror, debido a los prejuicios contra el género. Esta es una de las pocas veces que he visto justificado el uso de esta expresión, ya que El vigilante nocturno no es una película de terror, pero desde luego utiliza elementos del cine de terror para añadirle sabor al suspense y la trama de asesino en serie propia del thriller.

Uniendo la riqueza visual y la riqueza textual, se entiende que el film se haya convertido en un clásico del género. Se mantiene tan fresca y efectiva ahora como hace 30 años.

 

 


 

Como ya he mencionado, cuando en su día se estrenó La sombra de la noche me gustó más que la original. Tiene un reparto que, entonces, resultaba más atractivo con Ewan McGregor, Patricia Arquette, Josh Brolin y Nick Nolte. Pero ahora me resulta obvio que los motivos por los que me gustó más son los mismos por los que ahora es una película bastante olvidada.

Producida por los Weinstein, la película sufrió la misma manía intervencionista que otras producciones de los merecidamente denostados hermanos. Temerosos de que el ritmo no funcionara con el público americano y algunos temas se consideraban demasiado morbosos, Harvey Weinstein reeditó la película eliminando prácticamente todo aquello que no tuviera que ver directamente con la trama de suspense. El resultado es un efectista thriller al estilo americano, pero que carece de aquello que hace que la original sea especial. Es solo un thriller que cuenta una historia muy conocida dentro del género, el inocente acusado injustamente que debe demostrar su inocencia y salvar la vida.

Sin embargo, hay algunas secuencias que siguen funcionando debido a la manera en que el director reinterpreta las escenas que ya había rodado previamente.  No es una mala película, pero tampoco es una gran película. Entiendo que a mi yo joven le gustara, pero no tiene lo que hace que la original se mantenga actual, aquello que va más allá del thriller.


 


 

Casi treinta años del estreno de El vigilante nocturno, Ole Bordenal regresó a este mundo con la secuela El vigilante nocturno. Demonios heredados (Nattevagten - Dæmoner går i arv, 2023). En esta ocasión la protagonista es Emma (Fanny Leander Bordenal), la hija de Martin, que intenta averiguar la raíz de que su padre sea un hombre acosado por demonios interiores y que su madre se suicidara. Entonces descubre que su padre trabajó de joven como vigilante nocturno y coge el mismo trabajo para ponerse en el espacio mental de Martin. Los problemas arrancan cuando descubre que sobrevivió al ataque de un asesino psicópata. Cuando decide encarar al asesino, encerrado en una institución psiquiátrica, buscando hacer que su padre supere el trauma, provoca que el asesino salga de su estupor y ponga en marcha una terrible venganza.

Uno de los avances del siglo XXI más positivos es que se trata de forma más abierta y natural la salud mental. Ir a terapia ya no se ve como un estigma, sino como algo positivo. Enfrentarse al trauma exponiéndolo y discutiendo los motivos de su existencia es algo más sano que simplemente enterrarlo todo en un sótano mental donde se puede pudrir y provocar más daño. Este cambio de mentalidad ha resultado muy productivo en el cine de terror, especialmente en las secuelas nostálgicas, en las que un personaje decide hacer frente al trauma que marcó su vida y luchar contra el terror de nuevo. Una tendencia popular ahora que trata también de forma efectiva el film de Bornedal. Martin parece que ha sido incapaz de ir más allá de aquella noche fatídica, ni tampoco sus amigos, algo que comparte con el asesino. Si en la primera película Martin y Jens temían lo que entrar en la edad adulta traía consigo, ahora el temor es verse en la madurez con un fuerte lastre psicológico.

Paralelamente, la trama que afecta a Emma ya no es los miedos de la edad adulta, sino entender el pasado para no repetirlo en el futuro. Teme que el suicidio de su madre la lleve a ella al mismo destino, así que decide desentrañar los misterios del pasado de su familia. Una perspectiva más propia de la mentalidad actual. De este modo, aunque hay muchos guiños y referencias al film original, esta secuela se crea su propia personalidad.

De nuevo, los aspectos propios del thriller y el suspense están muy bien tratados. La idea del asesino orquestando los asesinatos enviando a acólitos dementes es un gran hallazgo, evitando repetir una trama ya explorada. Es lo que hace de esta una digna y entretenida secuela, si bien solo el tiempo dirá si se acaba convirtiendo en un clásico como la primera.

 

25 jul 2025

Shakma

 


 

Las películas de primates asesinos han producido títulos interesantes como Atracción diabólica (Monkey Shines, George A. Romero, 1988)Link (Richard Franklin, 1986)Shakma (Hugh Parks, Tom Logan, 1990) es una entrada en el subgénero que ha ido ganando popularidad con los años, aunque no llega al nivel de las películas mencionadas al inicio.

Un grupo de estudiantes se queda por la noche en la facultad para jugar una partida de rol utilizando el edificio como escenario, bajo la dirección del doctor Sorenson (Roddy McDowall). Sin saberlo, un babuino sobre el que se ha experimentado no está tan muerto como debería y empieza a matar a los jugadores uno a uno.

Durante la década de los 70 del siglo XX, las películas de ecoterror y revueltas de animales tienen su base en el nacimiento de la conciencia ecologista y las reacciones a los desastres ambientales sucedidos entonces. Entrando en la década de los 80, se cambia el foco hacia otro gran motivo de preocupación de la época (y también de hoy día, como el cambio climático): la experimentación con animales. El miedo y la sospecha hacia unas prácticas que entonces se realizaban con menos conciencia que ahora son la base de una gran diversidad de films. Shakma es uno de ellos. El babuino asesino que acecha a los personajes ha sufrido diversos experimentos en el cerebro, centrados en erradicar la agresividad. Por supuesto, buscando suprimirla lo que se hace es exacerbarla. Tras encontrada la justificación para la presencia del babuino asesino, el resto es una rutinaria construcción de una típica película de terror de serie B de la época.

Shakma es una película más oscura de lo que era habitual entonces. También resulta novedosa la idea de reunir a los personajes para jugar una partida de rol a lo grande, como si fuera una especie de gincana o caza del tesoro actual. Por desgracia, los personajes son planos y tópicos, lo que significa que gran parte de la película consiste en ver a personajes sin interés deambulando de aquí para allá. Se ha de admitir que cuando arranca la acción, la película se hace más entretenida y divertida de ver. Una ligera compensación por una primera parte que se hace algo pesada.

En cierto modo es irónico que los aciertos de la película hagan más evidentes sus fallos. Los interesados en las películas de animales asesinos deberían chequear Shakma y decidir si lo negativo pesa más que lo positivo.

 

18 jul 2025

La muerte acecha en la pantalla

 


 

Leyendo críticos anglosajones que escriben sobre el giallo, te puedes encontrar una noción bastante extendida según la cual solo se consideran auténticos gialli las producciones italianas. Es una opinión que siempre me ha parecido tremendamente absurda, principalmente porque los géneros y los estilos no tienen nacionalidad. Tienen lugar de origen, pero no nacionalidad. Es como decir que las películas del oeste de Sergio Leone no son auténticos westerns porque no son americanos. Otro argumento en contra es que gran parte de los gialli fueron coproducciones entre diversos países, para asegurar así una distribución internacional. Muchas de estas coproducciones eran entre España e Italia, países cercanos y que en aquel momento pasaban por momentos sociales parecidos. Lo que nos lleva al ejemplo que para mí hace más obvia que la idea de que solo se puede considerar un auténtico giallo una película enteramente italiana: los que fueron dirigidos por Luciano Ercoli. Ercoli estaba casado con Nieves Navarro, una actriz española que entonces usaba el nombre Susan Scott al aparecer en producciones internacionales. Debido a su matrimonio con Navarro, Ercoli estableció su pequeña productora en España, para luego trabajar en Italia, Inglaterra o donde fuera necesario. ¿Eran sus películas italianas o españolas? Realmente no importa, eran de Luciano Ercoli, eso es lo que importa. En su carrera como director dirigió tres gialli, siendo su díptico La muerte camina con tacón alto (La morte cammina con i tacchi alti, 1971) y La muerte acaricia a medianoche (La morte accarezza a mezzanotte, 1972) grandes títulos dentro del género.

La muerte camina con tacón alto fue la segunda película que dirigió Luciano Ercoli, tras debutar en el largo con Días de angustia (Le foto proibite di una signora per bene, 1970). Las dos son gialli pero concebidas antes de que la fiebre por el género explotara tras el estreno de El pájaro de las plumas de cristal (L'uccello dalle piume di cristallo, Dario Argento, 1970). El éxito del clásico de Argento transformó completamente el género, como si lo hubiera inventado para un nuevo público, lo que provocó que surgieran muchos imitadores. La muerte camina con tacón alto, sin embargo, no es una pálida imitación. Todo lo contrario, tiene una personalidad propia moviéndose dentro del género con un estilo clásico e innovador a un tiempo.

Nicole Rochard (Nieves Navarro) trabaja como bailarina de striptease en París y su padre es un notorio ladrón que ha robado una fortuna en diamantes. Un misterioso encapuchado va tras esta fortuna y, tras haber asesinado a Rochard, acosa a Nicole para que confiese dónde se ocultan los diamantes. Nicole pide ayuda a su amante Michel Aumont (Simón Andreu), pero, tras una discusión, queda claro que Michel no será de mucha ayuda. Desesperada, Nicole decide irse a Londres con el doctor Robert Matthews (Frank Wolff), un hombre atrapado en un matrimonio infeliz que se ha enamorado de Nicole. Pero el peligro sigue a Nicole por más lejos que se vaya.

El film de Ercoli presenta una trama propia del género policíaco, pero estructurado de forma peculiar. El asesinato central sucede a mitad de película, momento en que entra en escena el inspector Baxter (Carlo Gentili). Este es un personaje clásico, un poco al estilo de los investigadores peculiares que muy pronto se harían famosos en televisión como Colombo o Kojak. Esto hace que La muerte camina con tacón alto sea un título de transición entre el thriller habitual que seguía las directrices del estilo americano, francés y alemán, y el giallo de estilo puramente italiano. Con una dirección elegante sin demasiadas florituras, pero sin dejar de lado las innovaciones visuales de la época.

Ercoli ofrece un film de corte clásico, con secuencias que anuncian los excesos que estaban por llegar. Esto hace que algunos que busquen algo al estilo "argentiano" puede que se queden algo desorientados ante una película que sigue más el estilo de las novelas de intriga de la época. Pero hay mucho que apreciar en esta película aunque no tenga un bodycount al estilo de otros títulos de la época.

 

 


 

Tras el éxito de La muerte camina con tacón alto, no tardó en llegar La muerte acaricia a medianoche. Ercoli trajo de vuelta en el reparto, además de a Navarro/Susan Scott y a Simón Andreu como protagonistas, a Carlo Gentili, interpretando a otro inspector, a Claudie Lange y al experto en personajes pervertidos Luciano Rossi.

La película muestra la influencia de los cambios en el género con unas escenas más violentas y sangrientas, pero resulta refrescante que Ercoli no renuncia a construir un giallo siguiendo su propio estilo, sin caer en la simple imitación. Y lo hace con un argumento que presenta un desafío interesante para los cineastas, mostrar al asesino al inicio y mantener el suspense intacto. La modelo Valentina (Navarro) se deja convencer por su amigo periodista Gio Baldi (Andreu) para protagonizar un reportaje en el que probará una nueva droga, con la promesa de que ni su nombre ni su rostro aparecerá en el artículo. Mientras se encuentra bajo los efectos de la droga, Valentina es testigo de un asesinato en el edificio de enfrente. Por supuesto nadie la cree y, además, nadie se la toma en serio porque Gio la engañó y tanto su rostro como su nombre se utilizan en el artículo. Cuando el asesino empieza a seguirla, Valentina tendrá que desentrañar el misterio tras el asesinato antes de que el asesino la calle para siempre.

Navarro impregna a su personaje de una gran energía y personalidad, ayudada por Ercoli, su marido, que al igual que en la anterior película no le hace un plano malo. Andreu encarna a la perfección a este periodista sórdido y encantador, un tipo de personaje que le iba muy bien al actor. Navarro y Andreu tienen una gran química juntos, lo que hacen de este un giallo tan divertido como cargado de suspense. Y violento, como ya he dicho, con momentos en que Ercoli cubre la pantalla de sangre, literalmente.

La muerte acaricia a medianoche tiene un ritmo más rápido y ligero que el de Camina con tacón alto, pero su historia es también bastante intrincada. La manera en que se desarrolla hace que este sea un film más entretenido que el anterior, con un Ercoli que parece cada vez más en dominio de la cámara. De los dos, este es, para mi gusto, el título superior. Coge los elementos más atractivos del género y los sirve de manera única y personal, lo que es de agradecer sobre todo si has visto muchas películas de este estilo.

  

 


 

Pasos de danza sobre el filo de una navaja (Passi di danza su una lama di rasoio, Maurizio Pradeux, 1973) no tiene absolutamente nada que ver con las películas de Luciano Ercoli aquí comentadas. Pero da una idea del éxito de sus películas el hecho de que en países de habla inglesa Pasos de danza sobre el filo de una navaja se estrenó como Death Carries a Cane, traducido: La muerte lleva bastón, en un intento de atraer al espectador despistado y hacerle pensar que era otra película de la serie. La maniobra tenía sentido ya que una de las protagonistas del film de Maurizio Pradeux es Navarro alias Susan Scott, y también aparece Simón Andreu en un rol secundario. La reunión de veteranos de Ercoli se completa con Luciano Rossi en uno de sus habituales roles como personaje sórdido y sospechoso . Así, aunque no tiene nada que ver el díptico de La muerte... de Ercoli pensé que sería divertido añadirla como bonus track.

Mientras espera que llegue su novio Alberto (Robert Hoffman), Kitty mira por un telescopio a monedas el paisaje urbano, siendo testigo de un brutal asesinato. Cuando va a la policía, el inspector Merughi (Jorge Martín con el nombre George Martin) no se acaba de creer su testimonio, pero luego descubre que el crimen puede que esté relacionado con otros asesinatos que investiga. El inspector empieza a sospechar de Alberto, así que este debe demostrar su inocencia con su propia investigación, mientras los cadáveres se empiezan a acumular a su alrededor.

El contraste entre el film de Maurizio Pradeux y los de Ercoli es bastante pronunciado. Mientras Ercoli rodó sus guiones con estilo, clase y personalidad propia, Pradeux se regocija en los elementos más explotables del giallo: crímenes sangrientos y generosas dosis de erotismo. Un enfoque que hace que el film de Pradeux funcione a otro nivel del de los de Ercoli o de otros grandes del género como Dario Argento, Mario Bava o Lucio Fulci. El desarrollo de la trama pasa a segundo plano mientras se acumulan las escenas de suspense salpicadas de desnudos gratuitos, lo que trabajado con savoir faire hace que el film sea constantemente entretenido. La resolución es satisfactoriamente absurda, de modo que aunque se sigue la fórmula sin mucha imaginación el resultado es muy notable.

 

11 jul 2025

Metalstorm (Metalstorm: The Destruction of Jared-Syn)

 


 

Charles Band, como Roger Corman, se convirtió en una figura de culto a través de su productora Empire, donde desarrollaron sus carreras talentos como el de Stuart Gordon y Brian Yuzna. Luego, durante la década de los 90 del siglo XX, siguió siendo un nombre relevante dentro de la serie B y el cine de culto con su productora Full Moon, fundada después de que Empire entrara en bancarrota. Pero si sus contribuciones son principalmente como productor y creador de conceptos, también ha sido de director de diversos títulos en su día destinados a llenar las estanterías de los videoclubes. Metalstorm (Metalstorm: The Destruction of Jared-Syn, 1983) es uno de sus títulos más populares (y quiero decir literalmente título) dentro de su carrera como director, si bien no es una de sus películas más brillantes.

Dogen (Jeffrey Byron) es un agente de la ley que atraviesa el desierto en busca del criminal Jared-Syn (Michael Preston). Jared-Syn se ha erigido en líder de los clanes nómadas, agitándolos para crear violencia y caos. Unos secuaces de Jared-Syn matan al padre de Dhyana (Kelly Preston), quien jura venganza y por ello se une a Dogen en su caza de Jared-Syn. Ambos se enfrentarán a diversos peligros para lograr llegar a su objetivo.

Metalstorm tenía todos los ingredientes para convertirse en una cinta de culto. Es un film que mezcla las tendencias populares en el cine de género a principios de los 80 del siglo XX: space opera al estilo La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977), la fantasía al estilo Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, John Milius, 1982) y la acción posapocalíptica al estilo Mad Max 2, el guerrero de la carretera (Mad Max 2, George Miller, 1981). Esta mezcla implica también que el film tiene un toque spaghetti western, presente en las películas mencionadas. Por si fuera poco, también se estrenó en 3D, formato que entonces estaba experimentando un revival con diversas terceras entregas que lo usaron.

Y, a pesar de todo, la suma de estos elementos no da como resultado un memorable film de culto, sino más bien una anodina película de acción que no deja impronta. Tiene un título memorable, un reparto notable y algún breve momento que queda bien en un tráiler o en un clip en Youtube. Pero Metalstorm tiene demasiados elementos derivativos y muy poca personalidad propia. Claro, es mejor que cualquiera de los remakes en imagen real de películas de animación que manufactura Disney, pero carece de ese toque personal, peculiar, que tienen las cintas de culto. Ese je ne sais quoi mágico que hace que una película genere un culto de fans a su alrededor. Por otro lado, tampoco posee atractivo mainstream ya que no tiene nada que no tengan ya las películas a las que copia.

En cierto modo, Metalstorm es la esencia de lo que era el cine de bajo presupuesto en sus inicios: grandes pósters y tramas épicas que nunca cumplían con sus promesas.