7 nov 2025

Entrando en la boca del miedo

 


 

Antes de empezar a leer, una pequeña advertencia: este artículo contiene destripes de En la boca del miedo (In the Mouth of Madness, John Carpenter, 1994), aunque si no has visto esta obra maestra no sé qué haces leyendo este artículo en lugar de verla.

Cuando se estrenó en cines En la boca del miedo, la película fue un gran éxito en Europa y Asia, pero no triunfó en Estados Unidos. Su país de origen no supo entender o apreciar el film, considerado uno de los más flojos en la obra de Carpenter. Pero esta visión ha ido cambiando con el tiempo, considerada ahora una película de culto y resituada dentro de la filmografía del director. Esto ha dado pie a que se edite una novelización que en su día nunca existió.

Las novelizaciones, para los más jóvenes que desconozcan el concepto, eran adaptaciones de los guiones que daban base a una película, editadas al mismo tiempo que se estrenaba el film como una pieza más de promoción. Eran también populares en un momento en que, una vez las películas desaparecían de las pantallas de cine, ya no se volvían a ver. Luego, con la aparición de la televisión y los distintos formatos de cine en casa (VHS, DVD, Blu-ray), las novelizaciones fueron desapareciendo. A finales de los 90 del siglo XX ya solo los grandes estudios editaban ocasionalmente alguna y habían prácticamente desaparecido a principios del siglo XXI. Sin embargo, desde hace unos diez años aproximadamente, pequeñas editoriales independientes han empezado a editar novelizaciones de películas de culto, dentro del terror y la ciencia ficción, que imitan las novelizaciones que se editaban a mediados de los 80 del siglo XX. Es decir, imitan el mismo formato y algunas incluso incluyen insertos con fotografías a color.

Las novelizaciones son apreciadas por los fans porque normalmente se escribían usando como base primeras versiones del guion, así que uno se podía encontrar escenas eliminadas, tramas desechadas o finales alternativos. Algunos escritores decidían inventar tramas y personajes por completo, como la fantástica novelización que Dean R. Koontz escribió de La casa de los horrores (The Funhouse, Tobe Hooper, 1981), editada en España con el título La feria del terror. Otros escritores, sin embargo, se limitaban a transcribir fielmente el guion sin añadir nada, el peor tipo de novelización. Y este es el problema de muchas de estas novelizaciones modernas, que se mantienen extremadamente fieles a la película sin añadir nada de interés. Por supuesto, hay excepciones. Por ejemplo, la novelización moderna Vamp escrita por Christian Francis incluye toda una sección final distinta desechada en la original Vamp (Richard Wenk, 1986) por falta de presupuesto. Christian Francis es también el autor de la novelización de En la boca del miedo, aunque está atribuida al inquietante Sutter Cane.

Este es uno de los detalles que hacen de esta una gran adición para los fans de la película. La portada del libro es exactamente la misma que la que aparece en la película, está acreditada a Sutter Cane y la editorial que aparece es Arcane. Es decir, entra de lleno en el juego de la película haciendo real la novela que trae consigo el apocalipsis. El libro, como las buenas novelizaciones, expande escenas y personajes, así como añade otros detalles que inciden en el humor negro del film. Como muestra, en la confrontación entre Sutter Cane y John Trent, Cane le dice a Trent que fuma porque él ha decidido que sea así. Trent decide dejar de fumar en desafío a Cane, pero luego se ve incapaz de dejar de fumar, insultando a Cane cada vez que enciende un cigarrillo. Pero la adición que la hace más interesante, y distinta a otros libros del estilo, es la inclusión de Sutter Cane. Leyendo, Cane aparece entre párrafos comentando lo que sucede e interpelando al lector, difuminando así la frontera entre realidad y ficción como sucede en el film.

Resulta adecuado que la novela me llegara al mismo tiempo que me llegó la nueva edición en 4K editada por Arrow Films. Durante unos días me sumergí por completo en esta maravilla del terror. Para los fans (que no tengan problemas en leer en inglés) es una gran lectura de principio a fin, una nueva manera de disfrutar de los oscuros y lovecraftianos placeres de En la boca del miedo.

 

31 oct 2025

Terror antológico asíático

 


 

Para aquellos aficionados y/o interesados en el cine asiático fue un gran momento cuando, a partir de finales del siglo XX y principios del XXI, se hizo relativamente más fácil que llegaran títulos de esa filmografía. En particular si hablamos del cine de terror, que es un género que siempre lo tiene más fácil para viajar. Y más aún si hablamos de títulos como Three... Extremes (Sam gang 2, Fruit Chan, Park Chan-wook, Takashi Miike, 2004), una película antológica que reunía a tres directores de renombre, dos de ellos entonces muy populares en occidente como eran Takashi Miike y Park Chan-wook. Y poco después llegaría la secuela Three Extremes 2 (Sam gang, Peter Ho-Sun Chan, Kim Jee-woon, Nonzee Nimibutr, 2002). Que claro, en realidad se trataba de la primera parte, titulada Three, pero que llegó a occidente más tarde gracias al éxito de Three... Extremes.

Three fue concebida por el productor y director Peter Ho-Sun Chan con la idea de expandir el mercado asiático, que se generara curiosidad en cada país por el cine que hacían sus vecinos. El objetivo era superar la barrera lingüística y hacer énfasis en las cosas en común que tenían a través del terror, que es el género más universal y que mejor viaja.

El film se abre con Memories, dirigida por Kim Jee-woon. Jee-woon era entonces el director más desconocido, pero pronto llamaría la atención a escala internacional con películas como 2 hermanas (Janghwa, Hongryeon, 2003), El bueno, el malo y el raro (Joeun nom, napun nom, esanghan nom, 2008) y Encontré al diablo (Angmareul boatda, 2010). El segmento se centra en dos personajes, un hombre que no recuerda qué le ha sucedido a su esposa y una mujer que se despierta amnésica e intenta reunir pistas para volver a casa. Para el aficionado al género no será demasiado difícil determinar qué es lo que ha sucedido, pero saber al cabo de dos segundos qué ha pasado no importa tanto como la atmósfera que crea el director. Jee-woon logra generar inquietud en el espectador gracias a su habilidad a la hora de crear imágenes y momentos, de ahí que la simplicidad de la historia juega más a su favor que en contra.

El segundo segmento es The Wheel de Nonzee Nimibutr. Aunque se basa en elementos propios de la cultura tailandesa, en el fondo tiene una moral bastante cercana al estilo EC de historias de terror, con un personaje castigado por sus transgresiones de forma truculenta y aterradora. En Tailandia existen dos disciplinas artísticas que interpretan leyendas e historias mitológicas, pero son consideradas de forma distinta: "Hun lakhon lek", en la que los intérpretes utilizan marionetas tienen mucho prestigio y gozan de fama y dinero, y "Khon", en la que los intérpretes utilizan máscaras y no tienen ni el prestigio ni la fama ni el dinero de la primera. De ahí que cuando un maestro de Hun Lakhon lek muere, sus codiciadas marionetas son robadas por un maestro de rival de Khon. Y, como es de esperar, este robo trae consigo una serie de desgracias, muertes y posesiones que destruye el pueblo y a sus habitantes, provocados por la maldición de las marionetas sobre el ladrón. Es el segmento más truculento, pero, a pesar del exotismo, el tipo de historia resulta bastante familiar demostrando lo universal que puede ser el terror.

El tercer segmento es Going Home de Peter Ho-Sun Chan, que, aunque originalmente no iba a dirigir este segmento, ofrece una historia que arranca como la clásica historia de fantasmas asiática, pero da un giro bastante interesante. Todo arranca cuando un policía y su hijo se mudan a un complejo de apartamentos de capa caída. El hijo pronto empieza a ver el fantasma de un niña y desaparece. Su padre empieza a buscarlo y así descubre que un vecino que parecía cuidar de su esposa paralizada en realidad está cuidando del cadáver de su esposa. Lo hace con la creencia de que siguiendo un proceso propio de la medicina china hará que la esposa resucite. Hay un clásico conflicto entre aceptar las influencias exteriores y mantener las tradiciones culturales. Este segmento también tiene un toque de romanticismo gótico que le da un aire distinto al de los dos segmentos anteriores.

Three ofrece estilos muy distintos a la hora de contar una historia de terror, demostrando que el reduccionismo con el que se trata el género fantástico al estilo asiático desde Occidente es un enfoque equivocado que deja fuera mucha de la riqueza del género.

 


 

Three... Extremes (Sam gang 2, 2004), como ya he explicado, es la secuela que llegó en primer lugar a nuestras pantallas. Aunque Fruit Chan no era conocido, Park Chan-wook y Takashi Miike sí lo eran gracias a Old Boy (Oldeuboi, 2003) y Audition (1999), respectivamente.

Dumplings de Fruit Chan abre el film con un trama sobre dumplings hechos con la carne de fetos que da a entender porqué al título del film se le añadió el "extremes". El argumento tiene como tema la obsesión por la eterna juventud y los extremos a los que la gente está dispuesta a llegar para mantener la belleza física eterna. Un tema que, por desgracia, se ha mantenido actual, con las redes sociales alimentando la obsesión por la juventud eterna y los filtros para crear una belleza aparente. La protagonista, interpretada por Miriam Yeung, se convierte en un monstruo mientras por fuera va ganando belleza, en una especie de eco caníbal del retrato de Dorian Gray.

Cut de Park Chan-wook tiene una historia más simple para que el director pueda dar rienda suelta a su estilo visual. Eso sí, aunque la historia sea simple no deja de ser bastante retorcida, partiendo de la clásica premisa en la que un psicópata toma a una pareja prisionera en su casa. El director utiliza la lucha de clases como fondo del argumento, que sirve también para crear algunos momentos brutales, salpicados siempre de humor negro. Chan-wook exprime al máximo sus habilidades estéticas en los 40 minutos (aproximadamente) que dura su segmento, ofreciendo al espectador un experiencia realmente visceral.

Y llegamos a Box, el segmento dirigido por Takashi Miike. Sin duda, este es mi fragmento favorito, teniendo en cuenta las dos películas. Miike se había labrado una reputación como director violento, creador de películas extremas y brutales en Occidente. Pero aquí el director sorprende con una historia onírica y críptica, adelantando algo de lo que Miike podría desarrollar en el futuro. Sin dejar nunca claro qué es realidad y qué es fantasía, la historia mezcla sueños y recuerdos dejando vía libre al espectador para que interprete lo que ha visto.  Kyôko (Kyôko Hasegawa) es una escritora que tiene visiones de su hermana gemela, que al parecer murió cuando tenía diez años. Explicar más sería destripar la historia, pero sí puedo decir que, mientras la vamos descubriendo, la interpretación más obvia puede no ser la más acertada. Pero esta es la belleza de este segmento, que es más como una poesía visual que una clásica historia de terror.

Box es mi segmento favorito, pero puede que el vuestro sea Going Home o Cut. Sea como sea, entre estas dos fantásticas antologías encontraréis suficiente diversidad y exotismo para satisfacer todos los paladares, del más exigente al que solo quiere pasar un buen rato con un par de pelis de miedo.

 

24 oct 2025

The Island (Sang sei sin)

 


 

El argumento de The Island (Sang sei sin, Po-Chih Leong, 1985) no parece, a primera vista, muy distinto de los slashers americanos de la época: el profesor/tutor Cheung (John Sham) acompaña a un grupo de estudiantes durante una excursión a una de las islas de Hong Kong que se supone deshabitada, pero una vez allí descubren a una familia formada por tres hermanos que no están demasiado cuerdos. Lo que pasa a continuación no os sorprenderá: entre los urbanitas y los tres hermanos se desata una sangrienta batalla por la supervivencia. Sí, es una trama bastante parecida a la de otros slashers de la época como Escóndete y tiembla (American Gothic, John Hough, 1987) o Pánico antes del amanecer (Just Before Dawn, Jeff Lieberman, 1981). Pero esta incursión del cine de Hong Kong en el terror de supervivencia ofrece mucho más de lo que parece a primera vista.

El terror de supervivencia empezó a andar con el estreno de Defensa (Deliverance, John Boorman, 1972) y se desarrolló al máximo durante la década de los 70 en Estados Unidos con clásicos como Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, Wes Craven, 1977) y La presa (Southern Comfort, Walter Hill, 1981). Con la llegada de la explosión slasher, se crearon híbridos como El terror final (The Final Terror, Andrew Davis, 1983). Pero más o menos todas tienen la misma estructura y comparten temáticas: un grupo de civilizados urbanitas se adentra en un paraje natural, allí se convierten en víctimas de un grupo de personas que ha abandonado las formas civilizadas y vive según su propio código y normas. Esto trae consigo que los urbanitas inevitablemente se hayan de asalvajar para sobrevivir. Y mientras algunos de estos temas se mantienen en The Island, aquí la raíz del conflicto es que uno de los hermanos quiere que una de las estudiantes excursionistas se case con él para mantener el nombre familiar. Ella se niega, claro, y arranca así el conflicto que degenera en una sangrienta batalla. La estructura del film también es distinta de sus contrapartidas americanas, así como la mezcla de géneros. El inicio mezcla suspense y comedia, hasta que el conflicto se exacerba y se convierte en una frenética película de terror.

Como he mencionado, hay una temática común entre esta película y las entradas americanas en el género. Al inicio del film, vemos al personaje que interpreta John Sham, el señor Cheung, que se siente horrorizado viendo como un pez devora a otro en una pecera. Se presenta así como un personaje pacífico, con un punto infantil. De hecho, la razón por la que va a la isla es porque la visitó de niño y quiere revivir su pasado. Sin embargo, en un arco parecido al personaje de Dustin Hoffman en Perros de paja (Straw Dogs, Sam Peckinpah, 1971), la naturaleza bondadosa del señor Cheung se ve radicalmente alterada. Se hace más efectivo este arco por el hecho de que John Sham normalmente interpretaba personajes cómicos y algo cobardes, así que su transformación resulta más inesperada. Le vemos intentar, de manera respetuosa y civilizada, que haya una desescalada, pero enfrentado a la locura homicida de los hermanos no le quedará más remedio que recurrir a los mismos métodos para proteger a sus estudiantes.

Por lo mencionado, The Island es una estupenda película de terror que se puede disfrutar tal cual. Pero hay más bajo la superficie. Hay algunas cosas que no vi debido a mi desconocimiento de la idiosincrasia de Hong Kong y supe luego gracias a los extras que acompañaban la edición en Blu-ray. Por ejemplo, la isla está deshabitada por leyes que aplicaba entonces el gobierno de Hong Kong, responsables de que muchos pueblos situados en la cadena de islas quedaran casi vacíos y esto es algo que el film critica. Así como el conflicto entre los tres hermanos y los estudiantes puede verse como un enfrentamiento entre el Hong Kong tradicional y el moderno, algo parecido a lo que sucede en La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, Tobe Hooper, 1974). También supe que un mismo tutor se mantiene con un mismo grupo de estudiantes durante toda la época del instituto, así que es normal que el señor Cheung se llevara a los estudiantes de viaje mientras estos esperan saber el resultado del equivalente allí de la selectividad.

Estos son detalles que enriquecen el film, pero se puede disfrutar sin verlo todo a la primera, como me pasó a mí. The Island no deja de ser una fantástica entrada dentro del género de terror de supervivencia y, si os gusta el género, es tremendamente satisfactoria como tal.

 

17 oct 2025

Susurros en la oscuridad (Whispers in the Dark)

 


 

En el inagotable pozo del thriller erótico noventero nos encontramos Susurros en la oscuridad (Whispers in the Dark, Christopher Crowe, 1992). Annabella Sciorra es la doctora Ann Hecker, una psicóloga que se siente cada vez más atraída y fascinada por las actividades de interior que le cuenta Eve, una de sus pacientes a la que da vida Deborah Kara Unger, cada vez más retorcidas y más cerca del sado. Las confidencias de su paciente le hacen evidente a Ann lo estancada que está su vida, por lo menos hasta que conoce a Doug, interpretado por Jamey Sheridan, un hombre atractivo que hace que Ann vuelva a sentirse viva. Pero todo se complica cuando Ann descubre que Doug es el mismo amante perverso sobre el que le ha hablado Eve. Es entonces que la doctora se ve envuelta en una trama mortífera.

Esta es la única entrada del director Christopher Crowe en el género, sin contar su trabajo como guionista en Pasión obsesiva (Fear, James Foley, 1996) que era una especie de versión adolescente de Atracción fatal (Fatal Atraction, Adrian Lyne, 1987), pero es una contribución de notable interés. La idea de la que parte el argumento es interesante, la progresiva fascinación de la psicóloga por las experiencias eróticas de la paciente y convertirse sin saberlo en la amante de la pareja de esa misma paciente resulta atractiva por el morbo con el que se puede jugar y el dilema ético de la psicóloga. El reparto está bien escogido, completado por John Leguizamo, como otro paciente que puede ser un posible sospechoso, Anthony LaPaglia, como un policía que siente gran desprecio por la psicología, y Alan Alda como el mentor de Ann. Y la trama de intriga ofrece suficientes giros como para mantener el interés.

Sin embargo, el trabajo de Crowe como director solo sirve para cumplir el cupo. Es funcional sin elevar nunca el material con el que está trabajando. Es la razón por la que este thriller cumple con su función de resultar entretenido pero nunca se convirtió en un clásico memorable del género, hoy día solo se interesarán en Susurros en la oscuridad aquellos que de forma activa busquen títulos del género que tengan un pulido acabado hollywoodiense y quieran darse un descanso de Shannon Tweed.

 

10 oct 2025

La locura de los Joker

 


 

Ahora que ha pasado el tiempo y se pueden ver las cosas con algo más de perspectiva, me gustaría detenerme un momento a analizar las distintas reacciones a Joker (Todd Phillips, 2019) y Joker: Folie à Deux (Todd Phillips, 2024). La extremada disparidad de críticas que ambas recibieron me pareció fascinante, especialmente la quema en la hoguera de la secuela. Huelga decir, destripada general de ambas películas, si no se han visto es mejor no leerlo. Y a lo mejor si se han visto también.

Supongo que debería empezar diciendo que no me gustó Joker. Animado por el talento detrás y delante de las cámaras que había dado forma a la película fui a verla con grandes expectativas, pero la decepción fue muy grande. Lo que vi, para mí, no era más que un refrito de El rey de la comedia (The King of Comedy, Martin Scorsese, 1982) y Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976). Además, el origen que presenta del Joker (o lo que entonces se creía que era un origen cinematográfico del Joker) era bastante mediocre y tópico. El Joker es un personaje anárquico y demente, que no tiene un origen fijo como otros personajes de cómic tienen. Personalmente, el origen que creía más interesante fue el creado por Alan Moore en el clásico La broma asesina, tal vez por eso la pedestre historia que presentaba Phillips me pareció demasiado normal y tópica para hacerle justicia al personaje. Eso sin mencionar que parecía una de esas películas en la que los responsables parecen avergonzados de estar haciendo un película basada en un personaje de cómic.

A mí no me dijo nada, pero la película desde luego conectó con la audiencia, que la convirtió en un gran éxito y declaró a Joaquin Phoenix como el mejor Joker cinematográfico de la historia. Esta recepción me pareció excesiva, pero quién soy yo para juzgar lo que gusta a los demás cuando me lo paso bien viendo una película sobre un feto diabólico asesino. En todo caso, cuando se anunció la inevitable secuela nacida a partir de los miles de millones que Joker recaudó en cines, la noticia me dejó indiferente. El anuncio de que Lady Gaga iba a interpretar el papel de Harley Quinn y que la película iba a ser un musical sí que me despertó algo de curiosidad, pero tampoco un gran interés en verla. Pero para el resto del mundo, la expectativa de una secuela pareció realmente excitante. El hype era desmesurado, Folie à Deux copaba la portada de todas las revistas de cine y todo el mundo esperaba que fuera poco menos que una obra maestra. Y entonces se estrenó.

El odio y el rechazo hacia la secuela fue tan pasado de vueltas como el éxito de la primera. Si antes Joaquin Phoenix era el mejor Joker de la historia, ahora había pasado a ser el peor, aunque la interpretación era más o menos la misma. Esta visceral reacción me sorprendió y me hizo tener ganas de ver la película en el cine, pero otras películas se interpusieron que me interesaban mucho más y no la vi hasta que se estrenó en streaming.

Al contrario que Joker, posiblemente porque no me gustó, esta película sí que me pareció interesante y me gustó bastante. Pero lo que más, me pareció fascinante cómo Todd Phillips dedicaba 138 minutos de película a abroncar a los fans por haberles gustado Joker por las razones equivocadas, que no la habían entendido y que estaban equivocados. Al contrario que otros directores, Phillips buscó enfrentarse y arengar a la audiencia, representada en la película por la Lee Quinzel de Lady Gaga.  Claro, entre el estreno de la primera y la segunda, el Joker se había convertido en un héroe, especialmente entre el público más de derechas, y, según el director, había malinterpretado completamente sus intenciones. Y viendo el arco de Lee Quinzel en la secuela, había interpretado bastante bien cuál iba a ser la reacción del público.

Esta cuasi suicida y prepotente actitud del director no pasó desapercibida, incluso aunque fuera de forma inconsciente, y la audiencia respondió de forma acorde. Esto era algo que no había visto nunca, al menos de esta forma. Claro que ha habido muchos casos de directores que se dejan llevar por su ego y se convierten en su peor enemigo, pero no había visto nunca un director que creara una película con el expreso deseo de trolear al público. Pero, de nuevo posiblemente porque no me gustó la primera, esto me permitió al menos disfrutar con esta película que, para darle el gran toque final, ni siquiera trataba del "verdadero" Joker enemigo de Batman, este aparece al llegar al clímax de Folie à Deux, una peineta final del director a la audiencia. Las cuatro horas y 18 minutos que habían visto al final resultan que ni siquiera eran sobre el auténtico Joker sino sobre un desgraciado que lo inspiró. Es por esto que Folie à Deux posiblemente sea la películas más punk que se ha estrenado en décadas. Y eso creo que merece algo de respeto.

 Oh, antes de acabar, para que conste, este es el mejor y más auténtico Joker que he visto fuera de los cómics: