La década de mediados de los 90 del siglo XX fue una época muy interesante para el aficionado al cine de género. Primero, nuevos directores como Álex de la Iglesia y Quentin Tarantino, entre otros muchos, estaban renovando el panorama con una nueva energía irreverente y gamberra. Segundo, el cine de otros países empezaba a ser más accesible. Principalmente el cine de asiático, con sellos como Manga Films haciendo accesibles películas imposibles de ver antes, pero también de otros lugares tan exóticos como... Dinamarca.
El cine danés en nuestro país era bastante desconocido. Lars von Trier seguramente era el único ejemplo de director danés que era conocido entonces en nuestro país, Nicolas Winding Refn no debutaría en el largo hasta 1996. Aunque El vigilante nocturno (Nattevagten, Ole Bornedal, 1994) no llegó a España, aproximadamente, hasta que se estrenó la nueva versión americana La sombra de la noche (Nightwatch, Ole Bornedal, 1997), por lo menos en salas comerciales, el hecho si quiera de que se estrenara indicaba que la película era de una gran calidad, a pesar del bajo presupuesto, y que debía haber cosechado un gran éxito internacionalmente para que se considerase distribuirla en nuestro país. Y su fama estaba justificada.
El vigilante nocturno a que alude el título es Martin (Nicolaj Coster-Waldau), un estudiante de derecho que decide coger un trabajo como vigilante nocturno en un instituto forense pensando que será una manera fácil de ganar dinero. Pronto se da cuenta que quedarse toda la noche sentado en una morgue no es el dinero fácil que imaginaba, el ambiente mortuorio empieza a afectarle. Peor aún, un asesino en serie anda suelto en la ciudad, acumulando víctimas, y Martin se verá atrapado en la red de este psicópata.
Vi El vigilante nocturno y La sombra de la noche muy cerca la una de la otra, cuando era un joven adolescente. Y, en ese momento, me gustó más la versión americana, que discuto más abajo, que la original. Pero al reencontrarme de nuevo con la película como adulto, gracias a un pack en Blu-ray con la original y su secuela, El vigilante nocturno me ha gustado mucho más. Más allá de la calidad técnica, los movimientos de cámara, la banda sonora, ahora he visto elementos en la película que no supe apreciar en su momento. Martin y Jens (Kim Bodnia), los dos protagonistas, se desafían el uno al otro en un juego que tendrá graves consecuencias, como que es la razón por la que el asesino se fija en Martin. Este juego nace del miedo de ambos por entrar en la edad adulta, de convertirse en dos acomodados en una vida gris sin emoción. Esto se enlaza también con otro miedo: el miedo a la muerte. Un miedo que empieza a hacerse cada vez más presente debido al trabajo de Martin y que es la base de los momentos más atmosféricos e inquietantes del film.
Estos elementos enriquecen una historia de suspense, precedente de las truculentas series nórdicas y la fiebre del noir nórdico que tanto éxito han cosechado en nuestro país, que sigue funcionando hoy día. En esta época se pone de moda usar la expresión "thriller psicológico" para referirse al cine de terror, debido a los prejuicios contra el género. Esta es una de las pocas veces que he visto justificado el uso de esta expresión, ya que El vigilante nocturno no es una película de terror, pero desde luego utiliza elementos del cine de terror para añadirle sabor al suspense y la trama de asesino en serie propia del thriller.
Uniendo la riqueza visual y la riqueza textual, se entiende que el film se haya convertido en un clásico del género. Se mantiene tan fresca y efectiva ahora como hace 30 años.
Como ya he mencionado, cuando en su día se estrenó La sombra de la noche me gustó más que la original. Tiene un reparto que, entonces, resultaba más atractivo con Ewan McGregor, Patricia Arquette, Josh Brolin y Nick Nolte. Pero ahora me resulta obvio que los motivos por los que me gustó más son los mismos por los que ahora es una película bastante olvidada.
Producida por los Weinstein, la película sufrió la misma manía intervencionista que otras producciones de los merecidamente denostados hermanos. Temerosos de que el ritmo no funcionara con el público americano y algunos temas se consideraban demasiado morbosos, Harvey Weinstein reeditó la película eliminando prácticamente todo aquello que no tuviera que ver directamente con la trama de suspense. El resultado es un efectista thriller al estilo americano, pero que carece de aquello que hace que la original sea especial. Es solo un thriller que cuenta una historia muy conocida dentro del género, el inocente acusado injustamente que debe demostrar su inocencia y salvar la vida.
Sin embargo, hay algunas secuencias que siguen funcionando debido a la manera en que el director reinterpreta las escenas que ya había rodado previamente. No es una mala película, pero tampoco es una gran película. Entiendo que a mi yo joven le gustara, pero no tiene lo que hace que la original se mantenga actual, aquello que va más allá del thriller.
Casi treinta años del estreno de El vigilante nocturno, Ole Bordenal regresó a este mundo con la secuela El vigilante nocturno. Demonios heredados (Nattevagten - Dæmoner går i arv, 2023). En esta ocasión la protagonista es Emma (Fanny Leander Bordenal), la hija de Martin, que intenta averiguar la raíz de que su padre sea un hombre acosado por demonios interiores y que su madre se suicidara. Entonces descubre que su padre trabajó de joven como vigilante nocturno y coge el mismo trabajo para ponerse en el espacio mental de Martin. Los problemas arrancan cuando descubre que sobrevivió al ataque de un asesino psicópata. Cuando decide encarar al asesino, encerrado en una institución psiquiátrica, buscando hacer que su padre supere el trauma, provoca que el asesino salga de su estupor y ponga en marcha una terrible venganza.
Uno de los avances del siglo XXI más positivos es que se trata de forma más abierta y natural la salud mental. Ir a terapia ya no se ve como un estigma, sino como algo positivo. Enfrentarse al trauma exponiéndolo y discutiendo los motivos de su existencia es algo más sano que simplemente enterrarlo todo en un sótano mental donde se puede pudrir y provocar más daño. Este cambio de mentalidad ha resultado muy productivo en el cine de terror, especialmente en las secuelas nostálgicas, en las que un personaje decide hacer frente al trauma que marcó su vida y luchar contra el terror de nuevo. Una tendencia popular ahora que trata también de forma efectiva el film de Bornedal. Martin parece que ha sido incapaz de ir más allá de aquella noche fatídica, ni tampoco sus amigos, algo que comparte con el asesino. Si en la primera película Martin y Jens temían lo que entrar en la edad adulta traía consigo, ahora el temor es verse en la madurez con un fuerte lastre psicológico.
Paralelamente, la trama que afecta a Emma ya no es los miedos de la edad adulta, sino entender el pasado para no repetirlo en el futuro. Teme que el suicidio de su madre la lleve a ella al mismo destino, así que decide desentrañar los misterios del pasado de su familia. Una perspectiva más propia de la mentalidad actual. De este modo, aunque hay muchos guiños y referencias al film original, esta secuela se crea su propia personalidad.
De nuevo, los aspectos propios del thriller y el suspense están muy bien tratados. La idea del asesino orquestando los asesinatos enviando a acólitos dementes es un gran hallazgo, evitando repetir una trama ya explorada. Es lo que hace de esta una digna y entretenida secuela, si bien solo el tiempo dirá si se acaba convirtiendo en un clásico como la primera.
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