26 sept 2025

La mansión de la niebla

 


 

La mansión de la niebla (Francisco Lara Polop, 1972) es café para los muy cafeteros. Una superviviente de la edad dorada del fantaterror español que mezcla distintos géneros para satisfacer a los aficionados a las historias con un toque gótico.

Elsa (Analía Gadé) es una empresaria que espera cerrar un importante negocio, acompañada de los Tremont (Yelena Samarina y Eduardo Fajardo), se dirige a reunirse con su marido Ernest (Alberto Dalbés). Porter (Franco Fantasia) está de viaje por la carretera y recoge a Laura (Lisa Leonardi), una atractiva autoestopista. Laura rechaza los avances de Porter y decide seguir viaje con el motorista Fred (Andrés Resino), que circula por la misma carretera. Todos estos personajes se pierden cuando la noche trae consigo una espesa niebla, de algún modo todos acaban llegando a una mansión en la que la misteriosa Martha Clinton (Ida Galli) les hace de anfitriona. Como os podéis imaginar, la noche estará llena de misteriosos sucesos y asesinatos.

La mansión de la niebla, conocida internacionalmente como Murder Mansion, es una coproducción italo-española que se produjo cuando el giallo italiano arrancaba con fuerza. Entonces, claro, no se era consciente de eso, solo que las películas de suspense producidas en Italia estaban cosechando mucho éxito internacionalmente. Por eso, la dirección de Francisco Lara Polop, un todoterreno del cine exploitation, y el guion de Luis G. de Blain y Antonio Troiso mezcla distintos elementos populares entonces. Es parte giallo, parte suspense clásico y parte terror gótico de ambientación contemporánea. Este cóctel tiene cosas positivas y negativas. Los aficionados disfrutarán con los elementos clásicos del suspense gótico, pero si están muy familiarizados con el género reconocerán enseguida las claves para desentrañar el misterio en el centro de la historia. Dicho esto, hay suficientes escenas y momentos propios del género como para mantener entretenido al fan: paseos por catacumbas, secretos familiares, cementerios sumergidos en la niebla y una dama en camisón explorando pasajes secretos iluminándose con una vela. También hay algo que para mí la hace interesante que es que mientras el espectador sabrá qué ha sucedido, para los personajes la historia permanecerá siendo un misterio.

Desde luego, este título no es ningún clásico, pero sirve para satisfacer el mono si ya se han visto los grandes títulos y uno se siente con ánimo de explorar los rincones más oscuros de la intersección entre el terror gótico y el giallo.

 

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