Ayer, en el número de este mes de la revista Qué leer, encontré un interesante artículo sobre Robert A. Heinlein y sus casi esquizofrénicas ideas políticas. En el artículo se hacía énfasis en las contradictorias tendencias que mostraba Heinlein en público, muy conservadoras, especialmente hacia los años 60, y las que aparecían en sus libros, que eran muy progresistas. Para ello usaba como ejemplo dos novelas que, por fortuna, había leído.
Forastero en tierra extraña de Robert A. Heinlein es una divertida, satírica e iconoclasta novela de ciencia-ficción que en el momento de su publicación, en 1961, fue tremendamente polémica por las situaciones que aparecen en él, donde se daba rienda suelta al amor libre y la apertura mental trascendente. Fue un gran éxito dentro de la contracultura y se acabaría convirtiendo en el libro de cabecera del movimiento hippie que surgió al cabo de unos años, que haría realidad algunos de los conceptos inventados por Heinlein en la novela. A pesar de su extensión en la versión íntegra (879 páginas en mi edición de Plaza y Janés, que incluye un prefacio de Virginia Heinlein y un posfacio sobre la edición española a cargo de Domingo Santos), la novela se lee bastante rápido gracias a lo divertida y surrealista que resulta esta historia sobre un ser humano criado por marcianos que regresa a la Tierra cual Jesucristo psicodélico.
Forastero me gustó tanto que inmediatamente rebusqué en una colección de libros de ciencia-ficción que tenían mis padres otra novela de Heinlein que me sonaba haber visto entre una novela de Arthur C. Clarke y otra de Isaac Asimov. La novela en cuestión era Tropas del espacio. Me puse a leerla con ganas, pero al cabo de poco tiempo la abandoné. Me costaba creer que la misma persona había escrito ambas novelas, ya que Tropas del espacio era un panfleto militarista que exaltaba las virtudes de la vida castrense y abogaba por una sociedad espartana militarizada.
Cuando se estrenó Staship Troopers (1997) de Paul Verhoeven y fui al cine a verla me llevé la agradable sorpresa de descubrir que Paul Verhoeven y Ed Neumeier habían convertido la película en una sátira salvaje. Habían hecho en el cine lo que me esperaba encontrar cuando intenté leer la novela original.
En 1987, Verhoeven y Neumeier ya habían trabajado juntos dando a luz a Robocop. Lo interesante de esta película, y que cogió por sorpresa a la crítica seria que empezó a alabar la película, fue que más allá de la historia de un cyborg policía, que Vehoeven había visionado como la historia de un Jesucristo del futuro que muere y renace para salvarnos, la película era un sátira cargada de humor negro sobre la América de Reagan.
Es este aspecto satírico y de crítica social lo que eleva Robocop por encima de otras películas del estilo que suele estrenar Hollywood. A la gente le sorprendió la profundidad de un film titulado Robocop -robopolicía o policía robot- ya que, por los típicos prejuicios en contra de la ciencia-ficción y las historias de bajo presupuesto, se esperaban otra cosa.
El hecho que el estudio propietario de los derechos de Robocop lo acabase convirtiendo en esa "otra cosa" a base de secuelas y series de televisión ya es otro asunto bien diferente.
El caso es que diez años más tarde los mismos (ir)responsables nos ofrecieron Starship Troopers. Verhoeven explica, en el audiocomentario que incluye la edición especial, que uno de los objetivos a la hora de hacer la película era tratar como, dadas las circunstancias adecuadas, todo el mundo se podía acabar convirtiendo en un fascista. Para ello escogió a una serie de jóvenes y sanotes actores y actrices que, al principio de la película, actúan como los típicos adolescentes de una película de instituto y los acaba convirtiendo en unos alegres matainsectos y devotos militares.
Gran parte del contenido satírico nos lo ofrece Verhoeven a través de unos fantásticos anuncios televisivos, que remiten a los que ya aparecían en Robocop, en los cuales se parodia la propaganda militar. Es de notar que, por ejemplo, el uso del término bug -bicho- referido en la película a las arañas espaciales es una alusión a la propaganda militar americana de los años 50, que utilizaba el mismo término para referirse a los coreanos durante la guerra de Corea.
Verhoeven escoge también el camino difícil a la hora de presentar su crítica social ya que, en su representación de la sociedad fascista del futuro, no incluye voces disidentes dentro de la película. Es decir, es muy fácil crear una sociedad distópica y poner dentro personajes que digan: "¡esto está mal!". Sin embargo, resulta más interesante crear una sociedad fascista en la cual todo el mundo es feliz y en la cual es el espectador, por contraste con su propia realidad, el que determina lo que está mal en ese mundo sin tener a nadie que señale con el dedo los puntos oscuros.
Por supuesto, al no tener ningún personaje diciendo en voz alta el mensaje de la película, muchos fueron demasiado miopes para darse cuenta de lo que hacía Verhoeven e interpretaron el film de manera literal. Es decir, no supieron ver que se trataba de una sátira y pensaron que Verhoeven hacía en serio la película.
Los que no supieron interpretar que todo era una sátira forman el grueso de los detractores de la película, todos aquellos que no supieron captar el chiste y acusaron a Verhoeven de fascista.
Hace un tiempo, cada vez que veía la película, se me hacía difícil de creer que hubiera personas que no supieran ver el humor negro y la sátira y pensaran que todo era en serio. ¿Cómo no se habían dado cuenta, si todo el tono de la película es tremendamente exagerado y paródico?
Y entonces el destino quiso que me encontrara en una situación parecida a la que se encontró Verhoeven con Starship Troopers. Cuando empecé a estudiar en la Universidad de Barcelona, una de las asignaturas que tenía que hacer era Llengua Catalana I. Una de las pruebas para aprobar el examen de la asignatura consistía en escribir una argumentación sobre un tema propuesto por el profesor en el momento que nos examináramos. El profesor propuso como tema el racismo y la inmigración. Muy bien, fácil. Escribí la argumentación, terminé el examen y me olvidé de todo el tema.
Un año más tarde, una amiga se matriculó en Llengua Catalana I y, mientras comentaba la asignatura que yo ya había hecho, me pasó la guía para los estudiantes que habían preparado. Y cual fue mi sorpresa al descubrir la argumentación que yo había escrito el año anterior como ejemplo. Muy contento, le pedí a mi amiga que me avisara cuando fueran a comentarla ya que tenía curiosidad por ver que explicaba la profesora y que comentaban los alumnos.
Je. Al principio todo parece una buena idea.
El día del comentario llegó y me senté junto a mi amiga, con una mezcla de curiosidad y anticipación. Sin embargo, cuando la profesora preguntó que pensaban los alumnos que decía la argumentación, me entraron ganas de salir discretamente de la clase.
Volviendo a un año antes, cuando me estaba examinando, pensé que la mayoría de la gente haría la típica "el racismo es malo/inmigración otras culturas bueno", de la cual el profesor leería cuarenta variaciones diferentes. Así que pensé que estaría bien, para destacar y que me pusiese mejor nota, hacer algo diferente. Y lo que hice fue una parodia del típico empresario burgués racista, un texto en clave irónica con el cual me burlaba de la hipocresía del típico "yo no soy racista pero..." que suena justo antes de algo tremendamente racista.
Un año más tarde empecé a oír como varios alumnos calificaban al autor de esa argumentación, es decir: a mí, de racista, facha y muchas cosas más. La profesora aclaró que se trataba de un texto irónico, y empezó a explicar cosas de la estructura del texto y como estaba construido -sobre las cuales yo no había reflexionado, ya que soy un escritor más bien interno y las estructuras y demás cosas me salen innatas- y, siendo justo, varios alumnos sí captaron que se trataba de un texto irónico. Pero, vaya, me quedé algo preocupado de la cantidad que había sido incapaz de reconocer un tono de exagerada ironía. Creo que se podría deber a los propios prejuicios de esas personas hacia los personajes que yo parodiaba.
El caso es que, Verhoeven, te entiendo, macho. Que yo también he pasado por eso. Y que yo sepa, mi argumentación sigue en la guía del estudiante como ejemplo de buena redacción (y que nadie me corrija, por favor).
Volviendo a la película, es de destacar, no sólo el ingenio y el estupendo despliegue de humor negro del que hace gala, también que los estupendos efectos especiales se mantienen muy bien y resultan muy creíbles. Lo digo porque vistos actualmente, muchos efectos infográficos de los 90 cantan bastante en la actualidad debido a los avances que se han hecho en ese campo. No Starship Troopers, que se mantiene, como digo, en perfecto estado de revista.
Nada más. He dado por supuesto que la habíais visto, en caso contrario, ya sabéis que hacer este fin de semana.
Y las secuelas no las comento porque no las he visto.
Y leer un poquito también, maldita sea. Que mi madre dice que ver demasiadas películas te pudre el cerebro.
Volviendo a un año antes, cuando me estaba examinando, pensé que la mayoría de la gente haría la típica "el racismo es malo/inmigración otras culturas bueno", de la cual el profesor leería cuarenta variaciones diferentes. Así que pensé que estaría bien, para destacar y que me pusiese mejor nota, hacer algo diferente. Y lo que hice fue una parodia del típico empresario burgués racista, un texto en clave irónica con el cual me burlaba de la hipocresía del típico "yo no soy racista pero..." que suena justo antes de algo tremendamente racista.
Un año más tarde empecé a oír como varios alumnos calificaban al autor de esa argumentación, es decir: a mí, de racista, facha y muchas cosas más. La profesora aclaró que se trataba de un texto irónico, y empezó a explicar cosas de la estructura del texto y como estaba construido -sobre las cuales yo no había reflexionado, ya que soy un escritor más bien interno y las estructuras y demás cosas me salen innatas- y, siendo justo, varios alumnos sí captaron que se trataba de un texto irónico. Pero, vaya, me quedé algo preocupado de la cantidad que había sido incapaz de reconocer un tono de exagerada ironía. Creo que se podría deber a los propios prejuicios de esas personas hacia los personajes que yo parodiaba.
El caso es que, Verhoeven, te entiendo, macho. Que yo también he pasado por eso. Y que yo sepa, mi argumentación sigue en la guía del estudiante como ejemplo de buena redacción (y que nadie me corrija, por favor).
Volviendo a la película, es de destacar, no sólo el ingenio y el estupendo despliegue de humor negro del que hace gala, también que los estupendos efectos especiales se mantienen muy bien y resultan muy creíbles. Lo digo porque vistos actualmente, muchos efectos infográficos de los 90 cantan bastante en la actualidad debido a los avances que se han hecho en ese campo. No Starship Troopers, que se mantiene, como digo, en perfecto estado de revista.
Nada más. He dado por supuesto que la habíais visto, en caso contrario, ya sabéis que hacer este fin de semana.
Y las secuelas no las comento porque no las he visto.
Y leer un poquito también, maldita sea. Que mi madre dice que ver demasiadas películas te pudre el cerebro.
9 comentarios:
Yo siempre he pensado que después de Showgirls ha habido cierto interés en EEUU en hacer caer a Verhoeven. Muchas veces he leído críticas que me han parecido absolutamente injustificadas y no pensé que en Starship Trooper no hubieran entendido el mensaje sino que no quisieron entenderlo, pero igual llevas tú razón y directamente no lo entendieron.
Cuando has hablado del audiocomentario me he acordado de los extras de Desafío total en los que El Chuache imita a Verhoeven en un momento verdaderamente tronchante. El audiocomentario debe estar cachondo repitiendo cada palabra tres veces. XD
Creo, también, que hubiera sido más sincero Verhoeven reconociendo que contrató a actores más bien malos, para leer unos diálogos más bien vacios y así poder reírse bien a gusto de ellos criticando este tipo de pelis y nosotros con él.
Un saludo.
Por supuesto, parte del chiste estaba en hacer creer a los actores principales de que lo que estaban haciendo iba en serio. Me refiero a Denise Richards y Casper Van Dien. El resto (Neal Patrick Harris, Clancy Brown, Michael Ironside) sabían muy bien lo que estaban haciendo. Pero sería poco educado hacérselo ver a los susodichos. Creo que Van Dien todavía no se ha enterado ha juzgar por el interés que le pone en las secuelas.
De Showgirls, film increíblemente malo, yo culparía sobretodo al guionista, Joe Eszterhas, uno de los peores que hay en Hollywood. Aunque es cierto que después de El hombre sin sombra, película algo descafeinada, Verhoeven ha vuelto a su Holanda natal donde tiene más libertad y hay menos politiqueo hollywoodiense.
No soy mucho de verhoeven, pero Starship Troopers y Robocop figuran entre mis favoritas.
Totalmente de acuerdo en lo que dices de los efectos especiales. Siendo una película de los 90, su CGI se caga en el de películas de hace uno o dos años.
La primera vez que vi esta pelicula, o Robocop, incluso, las vi como las típicas peliculas de tiros y explosiones. Nada más.
Con posteriores visionados he sabido apreciar el tono crítico (para algunos, como tu dices, fascista) e irónico de ambas películas que, a mi parecer, tienen muchísimo en común.
Esa ausencia de la mano acusadora que dice lo que está bien y lo que está mal me recuerda mucho a la obra de Miguel Angel Martin, donde sus personajes suelen ser pederastas, psicópatas, enfermos sexuales, y cosas peores, pero nadie, absolutamente nadie, suelta el discursillo moralista de lo que es politicamente correcto ni nadie intenca encauzar a los demas personajes por el buen camino.
Sí, Robocop y Starship Troopers podrían transcurrir en el mismo universo, por eso las pongo juntas.
En cuanto a la crítica, Brian Azzarello hizo también algo parecido en su etapa en Hellblazer, donde aparece un grupo fascista muy convincente (por ello los editores se vieron obligados a poner un mensaje aclaratorio, no sea que alguien les demandara). De Miguel Ángel Martín sólo he leído lo que salía en El Víbora, pero entiendo a que te refieres. Creo que esta manera de hacer las cosas, de plantear un crítica de nuestra sociedad, resulta más interesante por lo que tiene de arriesgado y valiente. Como decía, es muy fácil interpretar cuando tienes a alguien que te señala con el dedo lo que está mal.
Me gustó bastante Starship troopers. Tiene un estilo muy parecido a Robocop, un cine muy dinámico, de un montaje cuidadísimo y con buenos efectos. Verhoeven tiene su estilo, y eso es bueno.
La peli es pura y dura acción y aventura, entretenida y sin historias estúpidas o lo contrario:-profundas- que distraigan de lo importante: el desarrollo de la acción; aunque también es cierto que tiene un punto militarista que me recuerda algo los fascismos, aunque aquí difuminado todo por una sociedad muy desarrollada tecnológica y socialmente. Un saludo, Raül
Javi, precisamente la película es una crítica al fascismo y el militarismo, de ahí el tema del post.
No leí el post porque no tenía tiempo; por eso no puse nada, sólo mi parecer. Si lo hubiera leído te habría dicho que me había parecido, o sea, te hubiera dicho muy buen post, como casi siempre...
En cuanto pueda lo leo.
Joder... y yo que lo único que recuerdo de la peli es a Denise Richards... creo que mi cerebro ya está podrido :(
Pero mucho! :D
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