4 sept 2018

Salón Kitty (Salon Kitty)

 
Polémica y controvertida, Salón Kitty (Salon Kitty, Tinto Brass, 1976) dramatiza un suceso histórico acontecido durante la Alemania nazi que parece inventado por un guionista de serie B, pero sucedió realmente. Hoy día, este film se puede ver tal y como el director lo concibió en su día, sin censura ni cortes, manteniendo todo su poder intacto.

En 1939, la policía secreta alemana se hizo con el burdel Salón Kitty y lo convirtió en un centro de espionaje. Preparó mujeres especialmente para esa misión, provenientes de la clase alta en muchos casos, e instaló micrófonos en las habitaciones sin que nadie lo supiera. El objetivo era obtener información que diera ventajas políticas y saber qué se pensaba del régimen nazi. La operación duró hasta 1942, año en que el burdel fue destruido durante un bombardeo (no afecta a la película, por eso lo explico). Desde su inicio como simple burdel de alto standing y su conversión a centro de espionaje y su cierre, Katharina Zammit alias Madam Kitty Schmidt dirigió el local.

Peter Norden, a principios de los 70, escribió una crónica de la historia de este peculiar centro de espionaje, usando las grabaciones que habían sobrevivido, lo que popularizó este suceso lo suficiente como para llamar la atención de Tinto Brass para llevarlo al cine. Brass y los guionistas, Ennio De Concini, Antonio Colantuoni y Maria Pia Fusco, utilizaron el libro como punto de partida, aprovechando algunas de las historias que quedaron grabadas, pero la historia principal y gran parte del film es ficción.

La trama se centra en Helmut Wallenberg (Helmut Berger), encargado de la operación de espionaje y obsesionado con una de las chicas: Margherita (Teresa Ann Savoy). A su vez, Margherita está enamorada del piloto Hans Reiter (Bekim Fehmiu), uno de los clientes del salón. Cuando Margherita descubra que Hans ha sido asesinado por las SS, planeará una terrible venganza. Además de esta trama, el espectador se ve sumergido en distintas viñetas dedicadas a retratar la perversión del poder.

Este era el tema que interesaba a Tinto Brass. Usando el régimen nazi como máxima expresión del poder corrupto, monstruoso, el director  no se detuvo ante nada a la hora de llenar la pantalla de la mayor decadencia y perversidad posible. Llegando a crear escenas que hoy día siguen siendo tan chocantes como lo fueron en el momento del estreno. A pesar de la cantidad de desnudos y escenas de sexo, hay relativamente poco erotismo en el film, no está pensado para que el espectador disfrute en ese sentido.

Los 133 minutos del montaje del director (mi elección: la edición en Blu-ray de Blue Underground) puede que resulten demasiado para el espectador medio, como lo fue en su momento para los espectadores de 1976 (de ahí tantas versiones recortadas). Pero teniendo en cuenta que a mí Tinto Brass no es un director que me guste demasiado, salvo las tres excepciones que se encuentran en el blog, este film siempre me ha parecido fascinante. La dedicación de Brass a mostrar toda perversidad imaginable tiene mérito, así como el subtexto del film hace que se eleve por encima de la media en lo que a nazisplotation se refiere.


5 comentarios:

Mistress Roxy dijo...

Que interesante tu posteo...

Estoy preparando para mi blog un racconto de las películas de nazisploitation, las carceleras nazis y como han influido en la cultura visual del BDSM y el sadismo femenino.

Raúl Calvo dijo...

Pues no te olvides de Ilsa, la loba de las SS, que también tengo comentada por el blog. Saló de Pasolini (tamb en el blog) es otro titulo que te puede servir. Me falta comentar Portero de noche, pero a lo mejor te resulta interesante.

Victor dijo...

Buena película,,,inferior a Ilsa, pero disfrutable.
Un saludo

Raúl Calvo dijo...

Es que Ilsa es una locura pasada de vueltas. A su lado, este film parece sobrio y contenido!
Un saludo

Mistress Roxy dijo...

Gracias. A Ilsa ya la conozco y la tengo leida de tus posteos. Sigo tu blog fielmente, lo que pasa es que como la mayoria de las peliculas no las conozco, me abstengo de hacer comentarios