29 nov 2021

Guerreros del sol (Solarbabies)

 

Solamente en los 80. Guerreros del sol (Solarbabies, Alan Johnson, 1986) es una película que solo podría haber sido creado en la década de los 80 del siglo XX. Para bien o para mal, pero principalmente bien, es un producto de la década en que fue creada. Es lo que la distingue de otras distopías juveniles y también lo que, irónicamente, hizo que fuera un fracaso de taquilla en su momento.

El Solarbabies del título original hace referencia al nombre del equipo formado por Terra (Jami Gertz), Jason (Jason Patric), Daniel (Lukas Haas), Metron (James Le Gros), Rabbitt (Claude Brooks) y Tug (Peter DeLouise). Un nombre que les trae problemas dentro y fuera de la película, ya que se consideró una de las razones por las que no funcionó en taquilla en Estados Unidos, de ahí que cuando llegó a Europa el título se cambió por Solarwarriors o Solarfighters, Guerreros del sol en España, sin mencionar el muy soso póster americano comparado con la versión internacional. Los Solarbabies son un equipo de "skateball", el juego futurístico en el que compiten en el orfanato en el que viven, también futurístico. El "skateball" es igual que el rollerball pero con unos palos de hockey con luces de neón para darle un toque más futurista. El futuro es de neón, todo el mundo lo sabe. En el orfanato, además de jugar a "skateball", se preparan para trabajar dentro del sistema que domina el mundo (se introduce así una sutil alegoría), hasta que Daniel descubre una esfera brillante con poderes. Los Solarbabies huyen del orfanato y se embarcan en una aventura para proteger a esta esfera que les llevará a enfrentarse al sistema totalitario en el que viven.

Como podéis ver, el argumento base de esta película es la típica aventura distópica juvenil. Lo que la hace diferente es la manera en que mezcla diversos detalles propios de películas más exitosas y modas del momento. Una mezcla pensada para asegurar el éxito que, obviamente, la llevó al fracaso. Entre estos dispares elementos tenemos una ciudad sospechosamente parecida a la ciudad posapocalíptica que aparece en Mad Max, más allá de la cúpula del trueno (Mad Max Beyond Thunderdome, George Miller, 1985), pero según el estilo de las aventuras juveniles que Steven Spielberg había puesto de moda. Pero lo que más llama la atención es que sus protagonistas se desplazan a todos lados en patines, muy de moda entonces pero no el calzado más práctico para usar en el desierto. Por suerte, el desierto que atraviesan los Solarbabies tiene convenientes caminos planos de los que se ha limpiado las rocas y piedras que podrían hacer que los protas se matasen.

La película tuvo bastantes problemas durante el rodaje, principalmente debido a un director inexperto que había trabajado antes como coreógrafo, trabajo al que volvió tras esta película. Como ya he dicho, fue un fracaso de taquilla, pero su ochenticidad le ha otorgado un merecido estatus de culto. Sinceramente, aunque muchos la encuentren cutre y delirante, a mí me parece tan deliciosa como los canalones que hace mi madre. En su reparto, además de futuras estrellas juveniles, encontramos veteranos como Robert Jordan y Charles Durning, así como una favorita del género como es Sarah Douglas. Su historia mezcla diversas mitologías y religiones, lo que le da personalidad, y se explica en poco más de hora y media, sin necesitar trilogías de seis horas.

Solarbabies no es un gran clásico del género, pero a aquellos que se dejen llevar por su magia ochentera les proporcionará unas generosas dosis de diversión y entretenimiento.

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