5 jun 2023

Gritos de miedo (Night Screams)


 

Gritos de miedo (Night Screams, Allen Plone, 1987) es un slasher de finales de los 80 del siglo XX, rescatado del olvido tras años acumulando polvo en estanterías de videoclubes y, más tarde, cajas de DVDs de saldo. Es el tipo de película que no se puede decir que sea "buena", pero contiene diversos elementos de interés para el aficionado al cine de calidad alternativa.

El argumento es de lo más básicos que se puede encontrar en el género. Para celebrar su más reciente victoria que trae consigo una beca para estudiar en la universidad, David (Joseph Paul Manno) decide dar una fiesta en su casa para sus amigos más cercanos. Esta fiesta coincide con la fuga de tres criminales, de los cuales dos, Runner (Tony Brown) y Snake (John Hines), se refugian en la casa donde se hace la fiesta. Pronto, los invitados empiezan a ser asesinados uno a uno, aunque parece que hay alguien más aparte de los criminales fugados haciendo limpieza de adolescentes.

El director Allen Plone tenía cero habilidad para crear escenas de suspense. Los asesinatos están rodados con poca imaginación y de forma rutinaria, con sangre pero sin efectos especiales a destacar. No, es la habilidad narrativa del director lo que hace destacar esta producción independiente de bajo presupuesto, más bien lo contrario. Para empezar, como a los productores les pareció que la película era demasiado corta, se tomó la decisión de añadir fragmentos de otras películas para rellenar. Esto se traduce en que la escena inicial, en la que una pareja se dedica a ver una película en televisión antes de ser asesinada, se hace más larga incluyendo escenas de El día de la graduación (Graduation Day, Herb Freed, 1981), casi un resumen de todo este clásico menor (es el único momento con efectos gore de toda la película que merezca ser mencionado), creando un inconsciente momento metalingüístico. Otro momento con relleno es cuando una pareja en la fiesta decide ver una cinta porno, mostrándose escenas de una película erótica (no he podido identificarla), creando un efecto extraño cuando la pareja ha dejado de ver la película y decide seguir su fiesta en una sauna y se siguen intercalando escenas de la película erótica de forma desconectada. Finalmente, para llegar a la duración mínima, se decidió alargar la secuencia de títulos finales añadiendo escenas entre créditos, incluso una escena eliminada, con lo que se tiene la sensación de ver dos veces seguidas la misma película. Actualmente, en la edición de la película que ha hecho Vinegar Syndrome hay la opción de ver Gritos de miedo sin los momentos de relleno, más cercana a la visión original de los cineastas, pero lo cierto es que pierde algo de lo que la hace diferente sin ese relleno absurdo.

Night Screams no es un slasher memorable por su suspense (inexistente) o sus personajes o sus asesinatos. No, lo que hace esta película memorable son los momentos extraños y únicos que el film nos regala. Como las interpretaciones, en las que no hay término medio: el reparto es inexpresivo o sobreactúa como si no hubiera un mañana, lo que ayuda a que tardes 2 segundos en saber quién es el asesino. Hay dos escenas en las que la película se detiene para que un grupo llamado The Sweetheart Dancers ejecuten una coreografía al más puro cheerleader. Los diálogos terribles de la mejor manera que pueden serlo. El final completamente ridículo...

Queda claro que este no es un título que pasará a los anales del género por su calidad, pero es innegable que resulta bastante divertido de ver, especialmente para los aficionados al cine trash. Es un título que más que a los aficionados al cine de terror, yo diría que es más adecuado para los que sepan apreciar la belleza y fascinación que puede despertar la torpeza especialmente creativa.

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