7 ene 2020

Asesinatos en la Calle Morgue (Murders in the Rue Morgue)

 
Asesinatos en la Calle Morgue (Murders in the Rue Morgue, Gordon Hessler, 1971) fue la tercera adaptación en formato de largometraje cinematográfico del relato clásico de Edgar Allan Poe. Gordon Hessler ofreció a los espectadores una versión cargada de guiños cinematográficos y literarios que, por desgracia, no pudo disfrutarse en su montaje original hasta inicios del 2000.

Roger Corman, como muchos ya sabéis, inició su ciclo Poe con La caída de la casa Usher (House of Usher, 1960). Debido al éxito de este film, Corman dirigió seis adaptaciones más de relatos de Edgar Allan Poe, hasta que finalmente se cansó del gótico y pasó a otras cosas. Samuel Z. Arkoff y James H. Nicholson, que dirigían la American International Pictures que había producido las películas de Corman, no querían que el ciclo terminara ya que les estaba dando muchos beneficios. Por ello, estrenaron películas que no tenían nada que ver con Poe como si fueran adaptaciones de relatos suyos, como ya habían hecho con El palacio de los espíritus (The Haunted Palace, Roger Corman, 1963), adaptación de El caso de Charles Dexter Ward de H. P. Lovecraft. Además, buscaron directores que rodaran otras adaptaciones. Pero el público había perdido el gusto por el terror gótico y Asesinatos de la Calle Morgue fue la última del ciclo Poe estrenada por la AIP.

Fue la última porque fue un fracaso de taquilla. Y fue un fracaso de taquilla porque Arkoff y Nicholson estrenaron una versión editada por ellos que eliminaba 11 minutos de metraje, contaba con un final que no tenía sentido y decidieron añadir un tinte rojo a las escenas oníricas rodadas por Hessler. Esta fue la versión más conocida hasta que se descubrió una versión superviviente del montaje del director, que fue la versión editada en DVD en 2003 en Estados Unidos y, actualmente, es la única versión disponible.

Hessler decidió que, teniendo en cuenta que todo el mundo ya conocía la historia y que ya había sido filmada anteriormente, lo más lógico era reinventarla. En el proceso, como ya he dicho al principio, se añadieron diversos guiños cinematográficos y literarios. Para empezar, el film arranca con una adaptación del relato de Poe que se está representando en el teatro de Grand Guignol, antecesor del cine de terror y gore, caracterizado por sus obras extremadamente violentas y sangrientas. Además, la versión que se hace del relato de Poe se inspira en la adaptación de 1954 El fantasma de la calle Morgue (Phantom of the Rue Morgue, Roy Del Ruth). Al empezar el film se revela a Herbert Lom como un asesino enmascarado, como ya hiciera Lom en 1962 en la versión Hammer de El fantasma de la ópera (The Phantom of the Opera, Terence Fisher). Hessler también sustituye al detective Dupin creado por Poe por el inspector Vidocq, interpretado por Adolfo Celi. Este inspector Vidocq se inspira en el personaje histórico Eugène François Vidocq, que inspiró a Poe la creación de Dupin.

Los asesinatos de la calle Morgue en esta película tiene como motivación la venganza. Venganza por algo que Cesar Charron, el director del teatro que interpreta Jason Robards, hizo en el pasado. Los asesinatos también afectan a su joven esposa, interpretada por Christine Kaufmann, la cual tiene pesadillas y visiones que enlazan lo que sucede en el presente con el pasado. Hessler desarrolla la trama de forma interesante, manteniendo el suspense y, aunque revela la identidad del asesino al inicio de la película, las sorpresas y los giros de guion son bastante efectivos.

Es una de las mejores adaptaciones que se han hecho de este relato, si bien no sé si se puede considerar realmente una adaptación ya que la historia principal poco tiene que ver con el cuento que escribiera Poe. De todos modos, un film interesante.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé qué tan buena o mala sea la película, pero la portada está tremenda.

Raúl Calvo dijo...

Ése es su trabajo, :D Atraer al espectador incauto con su arte.

Julio Ramirez C. dijo...

Entretenida pelìcula que se inicia de modo espectacular, lo cual, obviamente, engancha al espectador. Sin embargo, hay que estar atento al desarrollo de la cinta, ya que es un tanto complicada de seguir debido a la reiteraciòn de mùltiples sueños que se mezclan con la realidad, lo que cansa y a veces confunde.
En cuanto a la actuaciòn hay que destacar el magistral cometido del reconocido Herbert Lom, bien secundado por Jason Robards.
Y, por cierto, hay que destacar el suntuoso decorado del film, que constituye un disfrute para la vista.
Recomendable para pasar un rato agradable.

Raúl Calvo dijo...

No tuve problemas con las escenas oníricas personalmente pero coincido con mucho de tu comentario.