25 may 2022

Dos menos uno, tres (La morte ha fatto l'uovo)

 

Antes de que Dario Argento fijara la fórmula del giallo, a finales de los 60 se produjeron diversos títulos que, dentro del género, jugaban con el formato y la estructura de las historias que contaban. Pocos gialli, sin embargo, llegaron al nivel de experimentación de Dos menos uno, tres (La morte ha fatto l'uovo, Giulio Questi, 1968).

Desde el principio, el film de Giulio Questi busca desorientar al espectador en su objetivo de deconstruir el giallo. Questi quería usar el género para transmitir conceptos más propios del cine de autor, pero sin dejar de utilizar los personajes y recursos típicos del mismo. El film arranca con Marco, el personaje de Jean-Louis Trintignant, asesinando a una prostituta en un hotel de carretera, observado por un misterioso personaje interpretado por Jean Sobieski. Marco llega a casa donde le esperan su esposa Anna y Gabrielle. Personajes interpretados, respectivamente, por Gina Lollobrigida y Ewa Aulin, en un momento en que ambas gozaban de una glamourosa popularidad. La razón por la que Gabrielle vive con el matrimonio no está del todo clara, si bien no es difícil adivinar que es amante de Marco y realiza tareas de secretaria, pero hasta una línea de diálogo hacia la parte final no queda claro al espectador por qué Aulin vive con el matrimonio. En todo caso, cuando Marco regresa descubrimos que el matrimonio es propietario de una granja de gallinas completamente automatizada, lo que ha llevado al despido de los antiguos trabajadores. Estos, obviamente, no están muy contentos con el cambio y realizan protestas y lanzan amenazas al matrimonio. Luego, seguimos a Marco a la compañía para la que produce la granja de gallinas, donde el director introduce una fuerte sátira del capitalismo.  Se revela aquí que el misterioso personaje de Jean Sobieski ha sido escogido para trabajar a las órdenes de Marco como publicitario. Y mientras seguimos a Marco, además de su afición a asesinar prostitutas en habitaciones de hotel,  descubrimos sus fantasías asesinas respecto a Anna y que siente una extraña paranoia: nota una amenaza a su alrededor pero sin saber de dónde viene. Además, se encuentra con Luigi, personaje de Renato Romano que desapareció en la versión recortada del film, probablemente porque es de los elementos más extraños: un hombre que busca redescubrir su pasado deambulando por la ciudad después de que haya perdido la memoria debido a que se le aplicó un tratamiento de electroshock.

Con todos estos elementos, la mezcla de intriga, paranoia y sátira del capitalismo, Questi construye un film extraño y en ocasiones surrealista, en el que hay sitio incluso para el horror y la ciencia ficción con la aparición de unos pollos mutantes que son solo carne, sin cabeza ni alas. El espectador se encuentra atrapado por la trama de la misma manera que Marco se ve perseguido por su paranoia, intentando descubrir qué sucede. Lo más sorprendente es que todo acaba tomando sentido, con generosas dosis de ironía y humor negro.

Como hemos mencionado de pasada, el film perdió alrededor de veinte minutos de metraje, cortados por los distribuidores con la intención de que la película fuera un giallo "más típico". Un ejercicio de suspense sexy, al fin y al cabo contaba en su reparto con dos de las actrices más sexys de la época, pero los cortes no eliminaron el mensaje de Questi. Ahora, por fortuna, se puede disfrutar de los 105 minutos de la película como fue originalmente concebida con toda su extrañeza y surrealismo intacto.

Desde luego, no es un giallo para todo el mundo, tiene toques que predicen el estilo de David Lynch. Pero el atractivo La morte ha fatto l'uovo reside en que es una experiencia completamente distinta y única, en momentos casi experimental, disfrazado de sexy giallo utilizando a la bella Ewa Aulin, y al igualmente atractivo Trintignant, como cebo.

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