28 feb 2025

Danza macabra


 

Barbara Steele se convirtió en una figura de culto como reina del terror gótico y Danza macabra (Antonio Margheriti, 1963) es uno de los títulos más notables que contribuyó a cimentar su popularidad. Y no es de extrañar, es un título que se ha convertido en un clásico del género, lo que es más meritorio si tenemos en cuenta las condiciones en que se filmó.

Cómo esta pequeña joya del terror gótico se puso en marcha no puede estar más alejada del terror. Para la típica comedia de Totò El monje de Monza (Il monaco de Monza, Sergio Corbucci, 1963), los productores financiaron la construcción de unos elaborados decorados para representar el interior de un castillo. Con la intención de aprovechar la inversión realizada, se le pidió al director Sergio Corbucci que aprovechase los decorados para filmar otra película, para lo que el director encargó un guion a Bruno Corbucci y Giovanni Grimaldi. Teniendo en cuenta la localización, Corbucci y Grimaldi escribieron una película de terror ya que entonces el gótico italiano empezaba a despuntar. Además, decidieron vender la idea de que se trataba de una adaptación de un inexistente cuento de Edgar Allan Poe, entonces popular debido al éxito de las películas dirigidas por Roger Corman.

Teniendo en cuenta las limitadas localizaciones, el bajo presupuesto y que tenía que ser rodada en una semana, no es de extrañar que su argumento sea bastante sencillo. El periodista Alan Foster (Georges Rivière) llega a una posada para entrevistar a Edgar Allan Poe (Silvano Tranquilli). A la conversación se une Lord Thomas Blackwood (Umberto Raho), que, viendo el escepticismo de Foster respecto a la existencia de lo sobrenatural, apuesta con el reportero que pase una noche en el castillo de Blackwood. Obviamente, Foster acepta pasar una noche en el castillo, esperando no encontrar nada... Hasta que aparece Elisabeth Blackwood (Barbara Steele), la cual Foster creía muerta. La aparición de Elisabeth solo es la primera de otras que seguirán, convirtiendo lo que Foster pensaba sería una noche aburrida en una terrorífica pesadilla.

Con el guion listo, Sergio Corbucci tuvo que retirarse del proyecto, debido a que tenía otra película ya apalabrada para filmar, por ello Corbucci sugirió a su amigo y colega Antonio Margheriti para que la dirigiera. El proyecto no era fácil, rodar una película en apenas una semana, pero el guion terminado le gustó mucho a Margheriti. Además, los decorados estaban ya a punto para rodar, el director tenía bastante experiencia con los efectos especiales y utilizó un sistema de tres cámaras para ahorrar tiempo a la hora de filmar las escenas. Con todo, luego Corbucci colaboró rodando una secuencia de manera no acreditada, de la misma manera que Margheriti había hecho para él en el pasado.

Aunque la historia no es particularmente original (si bien cuando se filmó no había sido tan repetida la premisa de un escéptico al que se desafía a pasar la noche en un sitio encantado), la ambientación y los toques góticos hacen que sea una experiencia deliciosa para los amantes del género. En particular, destaca la idea de los fantasmas que necesitan sangre humana. Otro aspecto que destaca para la época en que fue rodada es una trama lésbica, seguramente era la primera vez que se trataba de forma tan abierta en el cine italiano, que protagonizaban Barbara Steele y Margrete Robsahm, quien interpreta a una de las almas atrapadas en el castillo. Al parecer fue algo problemática de rodar ya que, incomprensiblemente, Robsham tenía problemas para besar a Steele, algo que desafía a la lógica. Por supuesto, la trama fue completamente eliminada de la versión americana de la película, titulada Castle of Blood. También fue eliminada de la versión americana una secuencia pensada para el mercado francés, en que aparece la actriz Sylvia Sorrente, que interpreta a otra víctima del castillo, en toples. Algo sin duda chocante en 1963 aunque hoy día sea algo bastante suave.

Pero lo que hace realmente atractiva la película es la atmósfera de terror gótico, muy lograda en secuencias como la que muestra uno de los fantasmas volviendo de la tumba y los toques de perversidad puramente gótica. Aunque posiblemente el mayor mérito del film sea que tenga el aspecto de una cuidada producción de buen presupuesto cuando se trataba de una producción barata puesta en marcha para aprovechar unos decorados. Eso es talento de verdad.

La película demostró ser tan popular que Margheriti dirigió una nueva versión de su película apenas unos años después titulada La horrible noche del baile de los muertos (Nella stretta morsa del ragno, 1971). La nueva versión sigue al pie de la letra el guion del original añadiendo solo algo nuevo al inicio, aprovechando que se contaba con Klaus Kinski en el papel de Edgar Allan Poe. Pero es Danza macabra la película que se ha mantenido como un clásico del género. Un título que no deben perderse los amantes del terror, siempre que sea la versión sin cortes.

 

0 comentarios: