Cuando en 1970 Dario Argento estrenó El pájaro de las plumas de cristal (L'uccello dalle piume di cristallo), es bien sabido que revolucionó todo un género y le dio forma al giallo durante la década de los 70. Pero Argento no podría haber llevado a cabo su revolución partiendo de la nada, y es indudable que el trabajo de Mario Bava fue vital en la creación del género tal y como lo entendemos. Fueron especialmente instrumentales las películas de Bava Seis mujeres para el asesino (Sei donne per l'assassino, 1964) y la película que nos ocupa hoy, rodada un año antes, La muchacha que sabía demasiado (La ragazza che sapeva troppo, 1963).
En estas dos películas nos encontramos todos los elementos que más tarde aplicaría Argento, y en La muchacha que sabía demasiado nos encontramos una protagonista muy "argentiana": una extranjera en Italia que es testigo de un asesinato y se convierte en detective amateur, mientras reinterpreta el crimen en su memoria, esperando hallar la clave del crimen. En el film de Bava, Nora Davis, interpretada por Letícia Román, es la muchacha que sabe demasiado al ser testigo de un asesinato después de sufrir un robo en las calles de Roma. El fantástico John Saxon da vida al doctor Marcello Bassi, interés romántico que ayudará a Nora a descubrir quién es el asesino del alfabeto.
He de admitir que prefiero la versión estrenada en Estados Unidos. Originalmente, el proyecto se concibió como una comedia, pero al ponerse Bava al frente la convirtió en una cinta de suspense, que aún conservaba cierto tono de comedia. Para su estreno en Italia, Bava eliminó la mayoría de los momentos cómicos, eso hace que se considere como esta versión más macabra y "seria". Pero la verdad es que no es así. Es cierto, se eliminan muchos momentos cómicos, pero la banda sonora y la narración, que infantiliza enormemente a la protagonista, le dan un toque más ligero y cómico que el que encontramos en The Evil Eye. Por otro lado, en la versión italiana se conserva una trama alrededor de unos cigarrillos de marihuana que, teniendo en cuenta lo que se sabe hoy día de la marihuana, resulta bastante ridícula.
En la versión americana se conservan las escenas cómicas, pero se cambia la narración por monólogos interiores de la protagonista que le dan más entidad al personaje (en este sentido, vale la pena leer el artículo de Kier-La Janisse incluido en la edición en Blu-ray de Arrow de esta película), se le añade una banda sonora de Les Baxter más acorde con el género y tiene un final que es mucho más redondo, al eliminar la absurda trama sobre la marihuana. De hecho, comparando la versión americana con Rojo oscuro (Profondo rosso, Dario Argento, 1975), vemos que tienen muchas más cosas en común que comparando la versión italiana con el clásico de Argento.
Con esto no quiero desmerecer la obra de Bava, ya que él fue el encargado de las dos versiones, simplemente mostrar mi preferencia personal. Pero, independientemente de la versión que veáis, ambas son clásicos del suspense.
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