16 abr 2020

Segunda oportunidad: Las secuelas de Poltergeist

 
La clásica Poltergeist (Fenómenos extraños) (Poltergeist, Tobe Hooper, 1982) es una película que desde el primer momento que la vi me encantó, me absorbe aún hoy. Tal vez por eso, ignoré las secuelas durante mucho tiempo. Al principio no me interesaron; cuando las vi por televisión no me parecieron que estuvieran a la altura del original, así que me olvidé de ellas.

Fue así hasta que Shout! Factory anunció que iba a editarlas en Blu-ray, momento en que pensé volver a verlas y ver qué tal era la experiencia. Me gustaron mucho más de lo que esperaba y aún más me sorprendió que la muy criticada tercera entrega me gustara más que la segunda entrega.

Poltergeist II: El otro lado (Poltergeist II: The Other Side, Brian Gibson, 1986) se puso en marcha de forma casi inmediata, tras el monumental éxito de la primera. Tanto Steven Spielberg como Tobe Hooper se desentendieron del proyecto, que acabaron encabezando Mark Victor y Michael Grais, guionistas de la primera entrega que aquí repetirían como guionistas además de ser productores. Que Victor y Grais fueran guionistas de la primera explica que en esta segunda entrega se aprovechen conceptos desechados en la primera entrega, como la secta enterrada bajo la casa. Además, para que Craig T. Nelson y JoBeth Williams regresaran, se les invitó a aportar conceptos al guion que estuvieran interesados en explorar. Nelson coincidió con los guionistas en introducir elementos de la mitología nativa americana, mientras que Williams, que había perdido hacía poco a su madre, quería que su personaje pasara por lo mismo. También regresaron, claro, Heather O'Rourke y Oliver Robins, interpretando a Carol Anne y a su hermano Robbie. Se decidió obviar las referencias a la hermana mayor Dana, que se supone está estudiando en la universidad, después de que Dominique Dunne, la actriz que la interpretaba, fuera asesinada por su pareja mientras rodaba la serie V (Kenneth Johnson, 1984). Zelda Rubinstein también repetía, aunque en un papel menor, acompañada de Will Sampson para ayudar a los Freeling a deshacerse de las entidades paranormales que les acosan.

Encabezando estas entidades se encuentra el reverendo Kane, interpretado por Julian Beck. Beck aceptó el papel sabiendo que sería su último papel en pantalla, ya que estaba enfermo de cáncer de estómago. Que estuviera enfermo hizo que el estudio se negara a asegurarlo por temor a que muriera antes de finalizar el rodaje, de modo que los productores lo aseguraron de su bolsillo. Fue un gran gesto, que permitió a Beck realizar un último papel con el que pasó a la historia, ya que su interpretación es uno de los elementos que más se recuerdan del film. La participación de Beck también atrajo al artista H. R. Giger, que era un gran seguidor del teatro experimental de la compañía que dirigía Julian Beck. Giger contribuyó al film diseñando las memorables criaturas que aparecen en él.

Poltergeist II intenta recuperar la atmósfera y el estilo del primer film, involucrando de nuevo a la familia en una nueva aventura sobrenatural. La novedad es el aumento en efectos visuales, mostrando el más allá que la primera entrega sabiamente no mostraba. Pero, también, son estos momentos, en los que se despliega lo más puntero en efectos visuales y especiales de la época, los que hacen esta película memorable. El otro aspecto destacable es que, mientras en la primera película JoBeth Williams era la indiscutible protagonista, aquí se centra más en Craig T. Nelson, que es menos inútil y más heroíco que en la anterior película.

La secuela intenta ofrecer las mismas sensaciones que la primera, mientras aporta algo nuevo. No es muy original, pero me pareció más entretenida que cuando la vi por primera vez.




Esta tercera entrega es recordada principalmente porque Heather O'Rourke, la única del reparto original que regresaba junto a Zelda Rubinstein, murió poco después de terminar el rodaje. Obviamente, afectó negativamente a la recepción de la película, que además tuvo la complicación de necesitar un nuevo final sin contar con una de las actrices principales.

El director Gary Sherman ideó una interesante premisa para Poltergeist III (1988): situar el film en un rascacielos y mezclar la historia de fantasmas con Alicia a través del espejo. En el film de Sherman, los espejos son puertas al mundo sobrenatural y sirven de punto de entrada al malvado Kane, ahora interpretado por Nathan Davis, personaje que regresaba por petición de los fans. Lamentablemente, el presupuesto inicial con el que contaba Sherman fue severamente recortado, con lo que tuvo que reescribir el guion para que fuera menos ambicioso, eliminando o reconsiderando muchas escenas.

Hay un aspecto por el que esta película resulta hoy memorable. Debido a que Poltergeist III se rodaba en pleno amanecer de los grandes efectos realizados por ordenador, y que las dos anteriores habían hecho gala de muchos efectos ópticos, Sherman decidió realizar todos los efectos de forma práctica en el set. Esto se tradujo en un rodaje tremendamente complicado y complejo, para poder hacer realidad los momentos sobrenaturales de forma práctica.

El rascacielos encantado y el mundo al otro lado del espejo me parecen ideas muy interesantes, prefiendo este enfoque al de intentar repetir lo mismo pero diferente de la segunda entrega. Es cierto que tiene sus defectos, como las repetidas veces que se repite el nombre Carol Anne, el final es algo flojo y es difícil ver a la pequeña de Heather O'Rourke, más hinchada debido a su enfermedad y a que tenía 13 años pero la querían pasar por una niña de 8, y no pensar en que le pasó. A pesar de todo, una vez se centra uno en la película, es un film lleno de ideas nuevas dentro de la franquicia y con secuencias tremendamente efectivas. Razones por las que creo que es la mejor de las dos secuelas.


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